El amor no tiene edad 11

Es conveniente a estas personas retirarles sus cédulas profesionales, su licencia, y la pérdida del cargo.

un saludo a todos, espero les guste.

CAPITULO 11

Pasaron 3 larguísimos días en los que en colaboración con el chico llamado Ángel, preparamos la defensa para el caso, en esos días no había dormido casi nada, pues si no estaba pensando en la manera de sacar a Mónica de ese problemón, pasaba a verla,  se miraba destrozada moralmente, no se daba cuenta la magnitud del problema, simplemente estaba esperando a que la pasaran al penal de mujeres del estado.

Adriana: te juro por mi vida que te voy a sacar de aquí bonita –tomando su mano a través de las rejas-

Mónica: no quiero que me saques de aquí, ¿no lo entiendes? Aquí merezco estar después de lo que hice –llorando-

Adriana: tu no hiciste nada mi amor –levantándole la barbilla- no había querido decirte pero soy yo la que está tomando el caso

Mónica: no es verdad, lo tiene un chico, ha venido a interrogarme un par de veces

Adriana: si, yo lo estoy asesorando, con la defensa que tenemos seguro sales de aquí bonita, este no es un sitio para una princesa como tú –besándole la mano-

Mónica: deberías buscar a Kassandra y hacer una vida con ella –mirándome- los padres del niño que murió vinieron a verme, y dijeron que no pararían hasta verme refundida aquí, aunque seas la mejor abogada del estado no lograrás ganarlo.

Adriana: ¿Qué? No, yo deseo estar contigo… vas a ver que lo ganaremos, solo ten fe –volteando a todos lados- no debería decirte esto pero el doctor Peraza, estaba ebrio el día que opero al niño, eso seguramente ayudara a nuestro favor.

Policía: -interrumpiendo- se acabaron las visitas –golpeando con el marro las rejas-

Me despedí de ella no sin antes asegurarle que la sacaría de allí, en su mirada podía ver mucho cansancio, seguramente no había podido dormir.

De camino a casa recordé una de nuestras conversaciones en la facultad.

FLASHBACK

Sentadas bajo un árbol en horas libres…

Adriana: ¿Qué es a lo que más le temes?

Mónica: estar en la cárcel, supongo… he escuchado que la comida es malísima, además de que no soportaría estar encerrada

Adriana: cierto, debe ser horrible.

FIN DEL FLASHBACK

Recostada en el sillón de mi casa, estaba a punto de quedarme dormida, cuando escucho mi celular y atiendo sin si quiera ver quien llamaba

Ángel: Adriana, -agitado- mañana es el juicio, ahí se determinará si trasladan a Mónica al reclusorio femenil.

Adriana: tranquilo Ángel, debes aprender a tranquilizar los nervios, debes mostrar seguridad, ¿estás seguro de poder defender el caso mañana?

Ángel: estoy segurísimo, te veo mañana  a primera hora solo quería avisarte

Adriana: muchas gracias, lo has hecho muy bien hasta ahora, nos vemos mañana

Toda la tarde me eche a llorar, pues no creía lo que nos estaba pasando, justo cuando las cosas entre nosotras marchaban bien, deseaba gritar fuerte para ver si así descargaba un poco la tensión de mi cuerpo, tire un par de objetos al piso y otros más los estrellaba contra la pared pero aun así, la frustración seguía ahí.

A la mañana siguiente desperté sobre la cama, había sido poco lo que había dormido, me levante justo antes de que la alarma sonara. Me duche, me cambié y me dirigí a donde se llevaría a cabo el juicio.

Al llegar, ya se encontraba Ángel esperándome, con un gran traje puesto y una corbata que le resaltaba.

Adriana: te ves muy bien –acercándome a el-

Ángel: tú también… eres muy guapa.

Adriana: espero que hayas dormido bien, seguramente pasaremos el resto del día aquí… -desganada- quiero felicitarte, estas muy preparado, la manera en la que me ayudaste a armar las piezas fue sensacional, pero eso no es nada comparado con lo que vendrá ahora, el abogado contrario hará lo posible por ponerte nervioso, te verá muy joven y pensara que eres presa fácil. Al ponerte en desventaja podrá dejarte sin argumentos para defender a Mónica.

Ángel: tú estarás allí para ayudarme, ¿cierto? –nervioso-

Adriana: si, pero entraré hasta que tú ya no puedas continuar más o completare tus argumentos de ser necesario.

Ángel: bien –un poco más tranquilo- ¿Qué tal te fue en tu primer juicio?

Adriana: bastante bien, lo gané muy fácilmente, pero no era nada comparado a esto, tienes suerte, seguramente serás la envidia de los chicos de tu facultad. –Sonriendo con dificultad-

En ese momento llego una camioneta la cual trasladaba a los presos, buscaba con la mirada a mi niña pero aún no bajaba. Pasaron frente a mí las dos enfermeras, enseguida llego otro sujeto con su abogado al lado, y se acercó a saludarme.

Señor: hola, -extendiéndome la mano- tú debes ser Adriana, verdad

Adriana: así es señor, ¿y usted es? –Correspondiendo el saludo-

Señor: soy el anestesiólogo, me llamaron para declarar… disculpa por saludarte así sin presentarme, soy amigo de Mónica, es una pena que una niña tan linda como ella este encerrada por un cretino alcohólico –molesto-

Adriana: así es, pero estoy segura que hoy mismo saldrá de este lugar

Anestesiólogo: eso espero, me gustaría seguir trabajando con ella, ¿sabes? No hace más que hablar de ti, te conozco por que a cada rato me muestra fotos de ustedes o tuyas, preguntándome: “¿acaso no es la chica más linda que has visto en tu vida?” Es realmente irritante –riendo-

Una sonrisa sincera por fin se me había escapado de los labios, pues Mónica era realmente adorable, y eso aumentaba más mis ganas por sacarla de ese infierno.

Nos adentramos a la sala puesto que el juez nos llamaba para empezar el caso, no tuve oportunidad de ver a mi chica, supuse que primero les darían sentencia a las enfermeras.

Juez: bien, pues es la segunda ocasión en lo que va del año, que en la que la clínica Santa Lucía liberan ordenes de aprehensión en contra de los médicos –mirando a los presuntos culpables- veamos, se les detuvo por su probable responsabilidad en la comisión de delito culposo derivado de una negligencia médica en contra de un menor el pasado día 24 del presente mes.

Las enfermeras ya estaban en un mar de lágrimas, se podía escuchar a una de ellas rezando, pidiendo por tu inmediata liberación. El tiempo pasó muy rápido en lo que ellas dieron su testimonio nuevamente, esta vez ante el juez… el equipo de abogados que protegían a la familia del menor, eran muy conocidos por el número de casos ganados a lo largo de su carrera profesional, eran más que nada adultos mayores, con muchísima experiencia. Pese a ello mis esperanzas seguían intactas.

Abogado: para evidenciar la negligencia médica de la Unidad Médica de Alta Especialidad en el área de Pediatría, quiero hacer pasar a la Doctora Mónica Gallardo y el Doctor Carlos Peraza.

Juez: de acuerdo, háganlos pasar

Mi niña entro con paso temeroso, recordé aquella vez en la que yo misma pasé por ese sitio, entendía perfectamente lo que ella estaba sintiendo en ese momento, y me partía el alma ver que ella estaba en esa situación.

Se sentó a un lado del Juez, hizo el juramento y espero al abogado contrario a que comenzara a hablar.

Abogado: Juez, ¿será posible que el señor Germán (padre de la criatura) venga a mi lado?

Esa definitivamente era una táctica sucia, ya que de esa manera pondría en desventaja a mi niña. Ver la cara del tipo acusándola con la mirada seguramente la pondría más nerviosa de lo que ya estaba.

Adriana: objeción, no es necesario que el señor este situado justamente allí. Puede hacerlo desde su lugar.

Juez: tiene razón, permanezca en su sitio Germán

Abogado: bien, -molesto- señorita Gallardo, podría describir los hechos de aquel día en el que por su irresponsabilidad murió un niño, que se sometería a una simple cirugía. –interrumpiendo-

Ángel: objeción –gritó un poco más fuerte de lo que debía- (por los nervios quizá) está dando por hecho algo que aún no se ha determinado, lo sucedido no fue causal de una irresponsabilidad de la Doctora Gallardo y se va demostrar. –Muy seguro de sí-

Juez: concedido, limítese Abogado. Proceda

Abogado: bien –aún más molesto- comience doctora…

Mónica: -nerviosa- llegué a la clínica retrasada por media hora, sin embargo estaba dentro de los rangos permitidos, recientemente había hablado con mi residente informándole que fuese preparando al paciente, el protocolo de preparación dura más o menos 30 o 40min así que llegaría justo a tiempo para comenzar.

Cuando llegué miré al doctor Peraza en mi quirófano y con mi paciente, me preparé, me hice el lavado y entré, discutimos por un par de minutos, le pedí atentamente que saliera, pero no hizo caso. Estuvimos más o menos 5min hablando.

Abogado: esos 5min pudieron haber sido prescindibles para la vida del paciente ¿es así?

Mónica: pues… si, pero

Abogado: limítese a contestar la pregunta señorita Gallardo.

Mónica: si –seria-

Abogado: entonces eso la hace responsable, cierto

Mónica: no del todo, se pudo prevenir de no ser por la actitud del Dr. Peraza.

Abogado: bien, es todo por el momento.

Era el turno de Ángel, de pasar y hacer sus preguntas al incompetente del doctor Peraza. Yo estaba muchísimo más nerviosa que él, temía que le ganaran los nervios y no pudiera continuar.

Ángel: doctor Peraza, dígame… ¿Por qué tomó la cirugía, sin el consentimiento de la doctora Mónica?

Dr. Peraza: pues porque estaba demorando mucho, hay reglas en cada quirófano yo tengo laborando allí más de 20 años y esa chiquilla es un bebé relativamente en el área de la medicina.

Ángel: -interrumpiendo- se está saliendo de contexto Dr. Simplemente conteste lo que se le pregunta. La señorita Gallardo, estaba dentro de su límite, llegó justo a tiempo como para comenzar bien con la cirugía sin atrasos. ¿Cuándo ella llegó, porque usted no se retiró?

Dr. Peraza: porque ya tenía 15 minutos en la operación, no podía simplemente apartarme, pues ya había complicaciones, su frecuencia cardiaca era muy escasa.

Ángel: correcto, entonces si usted llevaba 15 min en la operación quiere decir que entro antes de que transcurriera la media hora de atraso de la doctora. Además de que por estar discutiendo con mi cliente descuidó al paciente, sabiendo su condición.

Su cara se transformó rápidamente, empezó a titubear un par de veces y las siguientes palabras que pronunció no concordaban con su antigua versión, eso ya era un punto a nuestro favor.

Ángel: señorita Gallardo, ¿sintió en algún momento comportamientos extraños por parte del doctor Peraza?

Mónica: si, su voz era diferente… se comportó un poco violento a la hora de hablarme.

Ángel: puede usted asegurar con certeza que el Dr. Estaba ebrio

Mónica: no, ambos teníamos  el cubre bocas puesto, por mi parte no pude percibir algún olor extraño, sin embargo, por el color de sus ojos rojos deduje que lo estaba.

Ángel: ¿ reportó usted el hecho?

Mónica: para cuando lo hice el paciente ya estaba en estado crítico, no había más que hacer.

Posteriormente entró un médico forense a testificar:

Forense: declaro que en mi punto de vista,  hay responsabilidad por ambas partes en el caso del señor por negligencia y presentarse en estado de ebriedad, y de la señorita y las enfermeras por omisión, puesto que no reportó las condiciones del Dr. Peraza a tiempo. Es conveniente a estas personas retirarles sus cédulas profesionales, su licencia, y la pérdida del cargo. Hasta esclarecer los hechos y que no vuelva a suceder algo así nuevamente.

Dieron un receso de una hora, todos estábamos muy nerviosos. Regresamos al juzgado, estaba sumamente desesperada pues veía a Mónica cada vez más nerviosa. Trataba de consolarla pero no era posible.

Mónica: no quiero estar en la cárcel, olvida lo que te mencioné anteriormente, no soporto estar en ese lugar –llorando-

Adriana: -abrazándola- tranquila hermosa, lo vamos a lograr ya verás… ¿quieres que le llame a tus padres?

Mónica: si, por lo que pueda pasar… desearía verlos… al menos por última vez

Adriana: vas a ver que estarás afuera esta misma noche. Animo hermosa.

Llamé inmediatamente a los padres de mi novia, no les di muchos detalles, para que en el transcurso de la carretera se vinieran lo más tranquilos que pudiesen, ya que ellos viven en otra ciudad.

Continuamos con el caso, nuevamente era el turno de Ángel:

Ángel : doctor Peraza, no sé si usted está enterado pero, se abrió un expediente administrativo y fiscal, durante la estadía del niño en el hospital, este indica que usted solicito medicamentos a la familia, sin que le fueran administrados. Explíquese…

Dr. Peraza: desconozco ese hecho, el paciente siempre ha sido de la doctora Mónica Gallardo.

Ángel: está usted equivocado, existe evidencia que usted fue el que los solicitaba, está su firma en varios documentos.

Dr. Peraza: como le dije desconozco el hecho –despreocupado-

La madre del niño, levanto la voz para decir que era verdad, contó la ocasión en la que el doctor le indico la compra de medicamento que supuestamente requería el niño, pero desconocía si se le había suministrado o no.

Después de casi tres horas de escuchar testimonios y defender la posición de Mónica el juez determino el veredicto.

Juez: es para mí suficiente los argumentos que han mencionado tanto los abogados como los acusados por lo tanto decreto que el doctor Carlos Peraza sea sentenciado a 75 años por homicidio culposo hacia el menor, se le retirará su licencia y su cédula, incapacitándolo para ejercer la medicina nuevamente. A las enfermeras, les daré un año a cada una por omisión, por estar más estrechamente relacionadas con el caso y permitir que el doctor llevara a cabo la cirugía a pesar de su condición.

En cuanto a la doctora Mónica considero que es a menos implicada, a ella se le imputará una sentencia de 7 meses con derecho a fianza de 500 mil pesos y libertad condicional. Se cierra el caso.

En ese momento la cantidad de la fianza pasaba a segundo término, lo importante era que ya no pasaría más tiempo en ese lugar. Corrí a abrazarla.

Adriana: tranquila hermosa, se acabó… esta pesadilla acabo por fin, nos iremos a casa

Mónica: ¿de dónde sacare el dinero? –nerviosa-

Adriana: no te preocupes por eso mi princesa, vamos a fuera, me ha llegado un mensaje de tus padres, están aquí afuera.

Salimos del Tribunal y nos dirigíamos a la salida, cuando veo a los padres de mi chica, se acercaban preocupados a ver a su hija, si bien es cierto que ya los conocía y había convivido un poco con ellos, no me sentía en total confianza. Además de que desconocían que su hija tuviera una relación conmigo. No creo que les agrade mucho.

Mientras que se solucionaba el papeleo de la liberación, la madre de Mónica y yo fuimos al banco, a sacar la cantidad necesaria para pagar la fianza. De camino al tribunal:

Suegra: mi niña ¿cuánto es de tus honorarios?

Adriana: ¿Honorarios?

Suegra: si, por representar a mi hija –seria- eres su mejor amiga lo sé, pero no quiero abusar de eso…

Adriana: señora no es nada, de verdad, Mónica para mí significa mucho y no pienso cobrarle un solo peso.

Suegra: muchas gracias mi niña, ahora entiendo porque te quiere tanto mi hija.

Cuando llegamos ellos ya nos estaban esperando a fuera.

Suegra: vamos hija, sube al coche de tu papá…

Mónica : ¿Por qué? –nerviosa-

Suegra: después de esta experiencia debes tomarte un tiempo antes de volver al trabajo, además no quiero que estés sola en tu departamento.

Adriana: no estará sola señora, se quedará en mi departamento, claro si ella lo desea.

Mónica: si mamá…

Suegra: no mi niña, -refiriéndose a mí- que va decir tu marido o tu novio, Mónica sube al coche de tu padre. –en tono dominante-

Adriana: no tengo novio, mucho menos estoy casada… por mí no hay problema (impidiendo que se la llevara)

Mónica: si madre, preferiría quedarme aquí, la compañía de Adriana, seguramente me va ayudar muchísimo.

Suegra: no seas encajosa hija, -abrazando a Mónica- le hemos causado muchas molestias a Adriana, pero que linda que es esta niña cierto amor –refiriéndose a su esposo- Mónica deberías conseguirte un chico igual a Adriana, me refiero a que tenga esos valores.

Mónica: claro madre, más adelante quizá, será mejor que ya se vayan a casa, antes de que se haga más noche ¿no creen?

Suegra: no, nos quedaremos en tu departamento a cuidarte, no podemos irnos así, no estaríamos tranquilos… vamos.

Así fue que se llevó a mi chica como si fuese una cría. Le di algo de dinero a Ángel y agradeciéndole y felicitándole por el trabajo que había hecho.

Adriana: muy bueno para ser tu primera vez, felicidades.

Ángel: muchas gracias por la oportunidad, -contento- ha sido un placer aprender de ti, de verdad eres grandiosa.

Nos abrazamos y nos despedimos no sin antes planear una salida, cuando Mónica se recuperara un poco de esta experiencia.

Llegue a casa, nunca la había visto tan grande, me había acostumbrado tanto a la presencia de Mónica que había olvidado el peso del silencio. Con tal de escuchar algún ruido encendí el televisor y me acosté en la cama.

Vaya que fue un día pesado –pensé- me quedé dormida, pues ya habían sido algunos días en los que no dormía las 8 horas correspondientes. Al día siguiente me preparaba para ir al trabajo, ya que salga me daré por una vuelta a la casa de Mónica, deseo verla.

André: ya me he enterado de lo que sucedió con Mónica, gracias por tenerme informado, si no fuese por la señora de limpieza no me entero de nada –haciéndose el indignado-

Adriana: lo siento, estos días han sido de locos no tuve cabeza para informarte

André: pero bien que representaste a un chiquillo ¿no? –Enojado- no se para que me tienes aquí, si nunca me tomas en cuenta

Adriana: por favor André, no seas dramático, el caso de Mónica se resolvió si ese es tu pendiente, aunque no creo que lo sea, estas más ocupado en reclamar y reclamar. Y si te aumenta el ego, te tengo aquí porque eres el mejor abogado del estado, claro, después de mí.

André: jajajaja te odio perra…

Al finalizar la jornada, conduje a la casa de mi chica, estaba ansiosa por verla, le había comprado una caja de chocolates y un ramo de rosas (sus favoritas).

Toque la puerta y me abrió su madre.

Adriana: buenas noches señora ¿Cómo está? –sonriendo-

Suegra: ¿Qué haces aquí?

Adriana: -un poco inquieta- vine a ver a Mónica

Suegra: pues no la verás, esas eran tus intensiones desde el principio ¿cierto? Representarla legalmente y hacerte pasar por su amiga, para después cobrarte el favorito de otra manera –enojada-

Adriana: -nerviosa- ehh… no señora, nunca ha sido esa mi intención, déjeme exp…..

Suegra: calla niña, no hay justificación…

En eso sale mi niña con una sonrisa dibujada en su rostro, y yo simplemente no comprendía la razón

Mónica: ya déjala mamá, la vas a asustar

Adriana: ¿eh? –confundida-

Suegra: jajajajajajaja si tan solo vieras tu cara Adri, ven pasa

Adriana: ¿Qué pasa?

Mónica: pues nada que ya les he dicho a mis padres sobre nuestra relación, y mi madre te quiso jugar una broma –entrando a la casa-

Adriana: ¿una broma? Dios mío, casi se me sale el corazón –gritando-

Cerramos la puerta y nos sentamos en la sala, pues sus padres querían hablar con ambas.

Suegro: ¿desde hace cuánto están juntas? –muy serio-

Mónica: pues tenemos relativamente poco, unos días de hecho.

Suegro: y ¿desde cuándo te gustan las mujeres Mónica? ¿Por qué nunca nos lo habías dicho?

Mónica: porque no lo sabía papá, escucha, sé que para ti no es fácil que de un día para otro te diga que estoy interesada en las mujeres, no es algo que tengamos que entender, simplemente me pasa… cuando estoy con ella me siento realmente feliz –tomando mi mano-

Suegro: pero estas segura que es amor de pareja, hasta donde yo sé ustedes se han visto siempre como hermanas, ¿no estarán confundidas? No es por ofender Adriana pero creo que esto es una locura, respeto tus inclinaciones sexuales pero no es normal que así de la nada le nazca el amor por las chicas.

Suegra: por favor cariño, aquí el único que no se daba cuenta eras tú, desde que Mónica estaba estudiando la facultad yo le notaba que tenía estas inclinaciones. Yo no tengo problemas con su relación chicas, y disculpa el susto que te ocasioné Adriana jeje

Mónica: mi madre se dio cuenta antes que yo de que me gustaban las chicas jeje

Su padre continuaba muy serio, era totalmente valido pues me imagino que no es fácil, enterarte de que tu princesa (tu hija) está enamorada de una chica y que posiblemente no te dará nietos (No de la forma tradicional).

Mónica se levantó del sofá y se sentó sobre las piernas de su padre, lo abrazó y lo besó. Esa escena era súper tierna.

Mónica: te amo papito, esto no tiene nada que ver con la formación y la educación que ustedes me han dado, de verdad que estando al lado de esa mujer –señalándome- soy inmensamente feliz, ella me da toda la paz que necesito.

Suegro: -derramando unas cuantas lagrimas- si mija, yo te amo más eres mi niña, y si eso es lo que te hace realmente feliz lo voy a aceptar, le daremos una oportunidad a Adriana.

Adriana: gracias señor –sonriendo-

Suegro: nada más te encargo que no me la hagas sufrir, ella es mi única hija, mi princesita y no me gustaría verla sufrir… aún más con esto que paso recientemente.

Adriana: no tenga cuidado, sé que su hija es una chica excepcional y merece toda la felicidad del mundo.

Pasamos el resto de la noche conviviendo, su padre ocasionalmente me miraba fijamente como diciéndome “si haces sufrir a mi hija, te mato”. Cenamos y la pasamos agradable, salvo ciertos comentarios que hacían sus padres, he de confesar que fue un poco incómodo porque su madre ya había tocado el tema de los hijos que tendríamos, sencillamente era un tema que nunca en mi vida me había planteado. Si bien es cierto que ya casi cumplo 26 años y Mónica tiene 28, no estoy en edad de dejar pasar más tiempo en caso de que quiera formar una familia.

Cerca de las 11pm su padre dijo que se marcharía a dormir, esa fue una clara señal para decirme que ya era muy tarde y me marchara, me despedí de ellos y le dije a Mónica que me acompañara a la puerta.

Adriana: -abrazándola por la cintura- te voy a extrañar esta noche.

Mónica: yo también, -abrazándome por el cuello- y ¿si te quedas a dormir?

Adriana: no jejeje tu papá me mataría literalmente

Mónica: no seas dramática, no te va hacer nada… debemos comprenderlo es señor de antes, le costará un poco adaptarse.

Adriana: pues sí, lo tomó súper bien… -dándole un tierno beso en los labios-

Mónica: me encantas –correspondiendo a mi beso-

La tome del rostro mientras introducía mi lengua en su boca, era un beso tan esperado por ambas, pues no habíamos tenido oportunidad de hacerlo. Succionaba delicadamente cada uno de sus labios y ella dibujaba con su lengua el contorno de los míos.

Mónica: ahora es más difícil que te deje ir

Adriana: sii jejeje… ya –beso- te veo –beso- mañana –beso-

Mónica: pasaras –beso- después –beso- del trabajo? –Beso-

Adriana: si –beso- te quiero –mirándola a los ojos-

Mónica: yo te quiero más preciosa, nos vemos mañana… pórtate bien ¿ok? No hagas travesuras sin mí –riendo-

Adriana: jajajajajajaja –apenada- hoy toca, y no estarás para ayudarme jejejeje

Mónica: no bebé, sin mi nooo –haciendo puchero-

Adriana: claro que no bonita jajajaja era broma, ya me voy –beso-

Con dificultad logramos despedirnos, 1000 veces como mínimo. Los siguientes días después del trabajo pasaba por la casa de Mónica, me sentía una adolescente pues las visitas eran únicamente en la sala y su padre o su madre siempre estaban presentes, no nos dejaban ni un segundo a solas.

No veía la hora en la que se marcharan a su ciudad jeje, podría sonar un poco egoísta tal vez, pero ya necesitaba tiempo con mi niña, acariciarla y besarla cuando se me antojara.

Mi chica no se encontraba del todo bien emocionalmente, puesto que me comentaba su madre que a veces despertaba a media noche sobresaltada y llorando debido a una pesadilla. O cuando yo estaba junto a ella, de repente se quedaba en silencio y comenzaba a llorar por los recuerdos de ese amargo suceso.

Un mes aproximadamente estuvieron sus padres en casa, un par de días pudimos zafarnos de allí con el pretexto de que iríamos a firmar algunos documentos que quedaron pendientes, pero en realidad me la llevaba a casa y hacíamos el amor una y otra vez.