El amor no tiene edad 10

¿recuerdas que esta mañana me dijiste que sería un gran día?, te equivocaste –riendo irónicamente- ha sido el peor de mi vida

Les pido disculpas por tanta ausencia, he estado bastante ocupada, entre tanto trabajo y las actividades que implica ser ama de casa... un saludo, espero que el relato siga siendo de su agrado.

CAPITULO 10

Nos dirigimos a un restaurante, platicábamos de muchas cosas, y para mi mala costumbre no dejaba de mencionarle a Carolina, la verdad es que soy un poco intensa cuando estoy celosa jejeje.

Cuando terminamos, nos dirigimos hacia su consultorio, que se encontraba justo en frente del hospital en donde trabajaba también.

Mónica: bueno linda, te veo en la noche ¿va?

Adriana: está bien.. ¿Iras al hospital?

Mónica: jajaja si linda, tengo que ir a checar la entrada

Adriana: ¿te puedo acompañar? Así hago tiempo para que se de mi hora de entrada a la oficina –riendo-

Mónica: jajajaja aja, ¿segura que es por eso? Está bien vamos

Entramos al hospital y ella muy atenta saludo a todos de manera cortés, correspondían a su saludo con mucho gusto y respeto.

Adriana: es increíble la vibra con la que te reciben, estoy muy orgullosa de ti –abrazándola-

En eso aparece una chica morena y alta, con el cabello rizado, extremadamente femenina y guapa. Por la manera tan efusiva con la que la saludó deduje que ella era la famosa Carolina. Mi cara de desagrado se hizo presente inmediatamente,  Mónica se percató de eso, con una gran sonrisa dibujada en su rostro me abrazo y me presentó con la chica.

Mónica: buenos días Caro, mira ella es Adriana

Su cara cambió completamente, al parecer el escuchar mi nombre no le hizo mucha gracia.

Adriana: mucho gusto señorita.

Carolina: con que ella es la famosa Adriana –escaneándome de pies a cabeza- me la imaginaba un poco más alta.

Mónica: tiene la estatura perfecta –mirándola seria-

Adriana: es hora de irme hermosa –dirigiéndome a  Mónica- solo quería acompañarte, -dándole un beso muy sonoro- te veo en la noche.

Salí del hospital con la satisfacción y la seguridad de que Mónica estaba enamorada de mí.  Tengo la fortuna de conocerla muy bien, y sé que es muy entregada en sus relaciones, ella no es infiel y eso me daba muchísima tranquilidad, aunque la presencia de esa tipa no me hacía feliz.

Al llegar a la oficina, le envié un mensaje de texto diciéndole que le quería mucho, y que ya deseaba verla. Y así fue como empecé mi jornada laboral.

La tarde paso muy rápido, entre bromas con André se hizo muy amena la jornada.

Mi hora de salida se hacía cada vez más próxima, así que pensé en la manera de sorprender a Mónica. Salí de la oficina, y me dirigí a un sex shop… compre un par de atuendos sexis, me fui a casa inmediatamente a arreglarla un poco para la ocasión. Estaba nerviosa pero a la vez emocionada por lo que ocurriría.

Llamada telefónica:

Mónica: hola hermosa

Adriana: hola señorita preciosa ¿ya saliste?

Mónica: en 15 minutos salgo

Adriana: ok bonita, en 15 estoy afuera del hospital entonces

Mónica: jeje muy bien linda. Chao

Todo estaba perfectamente ordenado, así que solo tenía que esperar a que saliera. Los minutos avanzaban muy lento, me considero una persona a la que no le gusta esperar, es un gran defecto con el que he venido cargando a lo largo de mi vida. Tomé mi coche y me dirigí al encuentro con Mónica.

Cuando llegué, ella estaba saliendo junto con Carolina, saque mi mano por la ventanilla para anunciarle que estaba allí, cuando me vio, me permitió apreciar esa sonrisa tan bella y pura que la caracterizaba. Se acercaron ambas al coche, Carolina me saludo de mala manera pero mi niña, ella me hizo bajar del coche para que la abrazara.

Mónica: te extrañe mucho mucho

Adriana: yo también bonita

Carolina: -interrumpiendo nuestro momento- oye Adriana, ¿Dónde dejaste a Kassandra?

Adriana: hace tiempo que no estoy con ella –con cara de molesta-

Carolina: ah disculpa, entonces es por eso que ahora estas con Móni ¿verdad? La usas como premio de consolación

Adriana: Mónica para mí no es ningún premio de consolación –interrumpiendo-

Carolina: deberías de tener un poco de dignidad Mónica, cuando regrese Kassandra te va dejar botada, lo mejor que podrías hacer es aceptar mi propuesta, recuerda lo bien que la pasamos en aquellas noches.

Adriana: ¿Qué propuesta Mónica?

Mónica: nada Adriana, y tu Caro por favor deja de decir tonterías…

Carolina: yo si te quiero de verdad, estuve contigo cuando ella te hacía todo tipo de desplantes, mientras ella disque aclaraba sus sentimientos yo estaba para ti… -casi llorando-

Mónica: nos vemos mañana Carolina. –Subiéndose al coche-

Al igual que ella me subí a la camioneta y nos fuimos en total silencio, no podía llevarla a casa pues la tensión era demasiada como para llevar a cabo mi plan.

Tomé un camino diferente, y Mónica me dijo:

Mónica: ¿A dónde vamos?

Adriana: ya lo verás…

Llegamos a un sitio muy tranquilo, estábamos justo arriba de un cerro, donde se podían divisar las luces de la ciudad, otros coches estaban estacionados cerca de nosotros pero todos estaban en completo silencio.

Mónica: ¿Por qué no fuimos a tu casa?

Adriana: sé que cuando estás molesta te gusta estar en un lugar despejado, para que puedas pensar y respirar aire fresco, pero si te quieres ir a casa nos vamos en este instante

Mónica : no, estoy bien –abrazándome-  cuando estoy contigo no necesito ningún lugar despejado, porque con tan solo verte puedo estar tranquila. Disculpa lo que pasó con Carolina, suele ser muy imprudente pero en esta ocasión rebasó el límite.

Adriana: no te preocupes, ella tiene derecho de ponerse así. En parte tiene razón, estuvo a tu lado cuando yo no lo hacía. Se nota que le gustas mucho –triste-

Mónica: nosotras dejamos claro que no sería nada enserio, en ella encontraba mucho apoyo, porque a nadie más me animaba a contarle esto que me pasaba contigo, con ella me desahogaba y se lo agradezco mucho, pero no puedo corresponderle.

Adriana: yo lo sé…

El silencio se hizo presente por un momento, ella estaba recargada cobre la puerta delantera del coche, y yo me posicioné justo enfrente de ella de tal manera en la que pudiese abrazarme por la espalda, entrelazamos nuestras manos, era un momento muy especial, que si bien no decíamos nada, con tan solo contemplar las estrellas y la luna estábamos satisfechas.

Pasaron alrededor de dos horas en las que estábamos abrazadas y hablábamos muy poco. Estaba segura que ese era el día perfecto para llevar a cabo mi plan. Cuando las cosas estaban un poco más llevaderas la invite a casa, pues la esperaba una gran sorpresa. De esa manera nos subimos al coche y nos marchamos.

Al llegar a casa, le pedí que abriera la puerta ella, mientras yo bajaba algunas cosas del coche. Entré justo después de ella, y al ver que la casa estaba adornada con muy poca luz, globos con corazones y unas cuantas notas esperando ser leídas por ella. Se giró hacia donde yo estaba y me pregunto:

Mónica: ¿Qué significa esto Adriana? Jejeje

Adriana: sorpresa!! –sonriendo-

En lo que ella leía las cartas y notas que le había escrito me fui a mi habitación a cambiarme y continuar con el plan…

La última nota que debió leer Moni decía específicamente que la esperaba en mi habitación, así que se adentró a mi cuarto muy sigilosamente, había una luz muy escaza, pero suficiente como para poder desplazarse. La esperaba una nota final: la cual decía “quieres ser mi chica”, yo estaba escondida en el closet (convenientemente), podía observar su carita que no daba crédito a lo que estaba leyendo, de pronto salgo y la abrazo por la espalda, esperando su respuesta, que por alguna razón no escuchaba.

Adriana: creo que debes contestar a la pregunta.

Mónica: pues claro que acepto, -se giró para abrazarme- woooow

Adriana: ¿Qué pasa? –sabía a lo que se refería-

Mónica: wooow jaja ¿y ese conjunto?

Tenía nada más y nada menos que un traje sexi de policía, incluía la gorra y el bastón. Mónica no dejaba de verme, y no es que sea vanidosa pero el conjunto se me veía súper bien.

Mónica: sea lo que sea, de lo que se me acuse me declaro culpable –levantando sus manos-

Adriana: ¿ah sí? –Acercándome a su boca sin besarla, simplemente para provocarla-

Mónica: si –con los ojos cerrados, esperando el beso-

Adriana: -volteándola- está usted arrestada…

Mónica: ¿de qué se me acusa? –un poco agitada-

Adriana: de haberte robado mi corazón –colocándole las esposas-

Recordé inmediatamente los procedimientos de arresto, pues donde yo trabajo se ve mucho eso, así que traté de imitarlo.

Adriana: en este momento –separando sus piernas- voy a revisarte, para asegurarme de que no tengas algo ilícito entre tus ropas.

Mónica: de acuerdo

Baje hacia sus pies, y con mis manos rodeé sus piernas una por una, condiciendo mis manos hacia arriba. Cuando llegue a sus glúteos los masajee, me detuve un tiempo en su cintura, pues me encantaba sentirla, levante un poco su blusa para poder sentir mejor el contacto con su piel, de ella solo se escapaban suaves gemidos, aparte su cabello de uno de sus hombros y lo besé.

La gire para tenerla enfrente de mí, la mire a los ojos un par de segundos, nuestras miradas decían mucho, Mónica es muy expresiva con su mirada, cada gesto que hace lo dice todo, y en ese momento pude percibir que estaba feliz.

Con una de mis manos tome su rostro, deseaba acariciarlo y hacerle sentir lo bien que me hacia su presencia. La bese como hace mucho tiempo deseaba hacerlo, en pocos minutos era ya un beso intenso, desesperado y lleno de pasión.

Tocaba a mi antojo todo su cuerpo hasta que ella se separa bruscamente:

Mónica: creo que no es justo bonita, yo no puedo tocarte.

Adriana: es la idea, jjeje

Nuevamente me lance hacia ella, besándola ahora muy suave, permitiéndome saborear sus labios y su saliva. Me detuve un poco para llevarla hacia una silla, la segunda parte del plan estaba a punto de ser realizada.

Cuando la senté me aparte un poco, saque una pequeña bocina, conecte mi ipod y reproduje una canción. Me acerque a ella con una paso en extremo lento, caminé lo más sensual que pude, toque con una mano su rostro, y rodeando la silla en la que ella estaba sentada.

Me coloque en frente de ella para que pudiera observar mis delicados y excitantes movimientos, mis caderas se movían al ritmo de la música, ocasionalmente jugaba con mi cabello. Me acerque a ella, me subí arriba de sus piernas y nuevamente hice movimientos con mis caderas. Se le notaba en la cara cierta desesperación por querer soltarse y poder tocarme, el juego se había vuelto muy caliente.

Me levante y me di la media vuelta para que pudiese apreciar mi trasero, desconocía completamente esos dotes que yo poseía al bailar. Disfrutaba mucho verla con esa cara, de no poder más.

Mónica: suéltame por favor –agitada-

Adriana: se buena chica, y observa

Muy despacio me quite la primera prenda: el top, estaba de espaldas a ella, así que no podía verme del todo. Me di media vuelta para que pudiese apreciar la vista, mis movimientos no cesaban como tampoco lo hacía la caída de cada una de mis prendas, hasta que quedé totalmente desnuda.

Mónica: suéltame por favor –completamente agitada- me vas a matar, quiero tocarte!

Me subí en sus piernas sin parar de bailar y ella con dificultad intentaba zafarse, pero no lo conseguía. Esa acción a mí me producía mucho placer.

A los pocos minutos, su carita denotaba mucha desesperación, por lo que decidí soltarla, en cuanto lo hice, como fiera se abalanzó sobre mí, me echó a la cama y me hizo el amor como jamás en mi vida pensé hacerlo. Todo en ella desbordaba pasión, su mirada había cambiado totalmente, definitivamente ya no era aquella chica linda.

Pasamos gran parte de la noche haciendo el amor una y otra vez. Desconocía a la chica con la que había compartido la cama había sido mucho más ruda que la primera vez. Al finalizar, ya exhaustas nos acostamos boca arriba sin articular una sola palabra mientras recuperábamos el aire, ocasionalmente cruzábamos miradas y una que otra sonrisa se hacía presente, me sentía un tanto extraña porque, al decir verdad, no sabía que mi Mónica podría llegar  a ser tan intensa, era una nueva faceta que conocía de ella, claro que me gustaba, pero era una sensación extraña.

No hablamos más aquella noche, puesto que nuestras acciones ya lo habían hecho, sin notar en que momento nos quedamos profundamente dormidas.

A la mañana siguiente, un rayo de luz entraba por la ventana, posicionándose directamente en mis ojos… con dificultado los abrí, me sobresalté un poco al ver ese destello de luz pues, solamente indicaba una cosa.

Adriana: mierda! Es muy tarde –sentándome en la cama-

Mónica: ¿Qué? Que pasa. –sobresaltándose también-

Adriana: es muy tarde –mirando el reloj- debía estar en el despacho hace una hora, mierda mierda! –levantándome-

Aún no había esperado el tiempo suficiente para levantarme de la cama, sentí que poco a poco se me nublaba la vista, me incline hacia un lado y caí nuevamente en la cama.

Mónica: hey tranquila, no debes levantarte así de una, igual ya vas tarde… tomate las cosas con calma.

Adriana: ya que me sentí un poco mejor, lo intenté de nuevo, esta vez y sin nada que me detuviera me duché.

Lo más rápido que pude salí y me puse frente al espejo para colocar un poco de crema, miré en mis hombros descubiertos un chupete, con una sonrisilla traviesa recordé la noche anterior.

Ese día opte por llevar un traje negro muy elegante, puesto que a las diez tendría una reunión en un tribunal. Mi chica entró al baño seguido de mí y salió lo más rápido que pudo pues también estaba muy retrasada.

En lo que ella se duchaba yo prepare el desayuno, como demoró mucho en salir, fui a la habitación, y allí estaba ella únicamente con el bra y el panti puesto…

Adriana: espero que no quieras ir así a la clínica –riendo-

Mónica: sería bueno jeje, no encuentro el pantalón blanco, creo que lo olvide en casa –molesta-

Adriana: ¿deseas que vaya por él?

Mónica: no hermosa, me pondré este otro –sacándolo de su maleta-

En su intento por ponerlo, me permitía admirar el panorama, me posicione justo detrás de ella, tomándola de la cintura.

Adriana: no había tenido oportunidad de agradecerte lo de ayer, estuviste increíble

Mónica: uff ni me recuerdes, la chica con la que estuviste ayer, juro que no fui yo –apenada-

Adriana: sentí lo mismo jeje, me encantó lo de ayer, pero sin duda me quedo con la chica dulce –apartando su mechón mojado de la cara-

Mónica: tu baile sin duda fue la mejor parte de la noche –besándome- me encantó

Adriana: me alegro, ahora vamos a desayunar –dándole una nalgada-

Después de desayunar, salimos de la casa muy rápido, la deje en la clínica no sin antes recordarle que sería un gran día.

En poco tiempo, supo ganarse mi cariño, pero no ese cariño de amigas que siempre había existido, este era más intenso, nunca imaginé que me enamoraría de ella.

Eran aproximadamente las 6pm, casi se acababa mi jornada, y recibo una llamada.

Secretaria: licenciada tiene una llamada de la Clínica Santa Lucía, dicen que es urgente.

Adriana: comunícame –tono preocupado-

Secretaria: enseguida licenciada.

Voz: Adriana, tienes que venir rápido al hospital.

Adriana: ¿Quién habla perdón?

Voz: soy Carolina, de prisa niña

A mi mente solamente se vinieron pensamientos negativos, me preguntaba si se trataba de Mónica, de inmediato me levante de la silla y conduje hasta la clínica lo más veloz que pude. Al llegar todo parecía de lo más normal, pacientes y enfermeros por doquier, con la mirada buscaba a Carolina para que me diera razón de Mónica.

Me acerque a las secretarias del hospital preguntando por Carolina o Mónica, pero ninguna de ellas sabían el paradero.

Adriana: ¿Qué clase de secretarias son? Que no sabes donde se encuentra la doctora Mónica, mierda –gritando-

Carolina: Adriana que bueno que llegaste –corriendo a mí-

Adriana: ¿Dónde está Mónica? ¿Qué le ha pasado? –preocupada-

Carolina: ella está bien físicamente no te preocupes –tratando de tranquilizarme-

Adriana: entonces por que la urgencia de venir –incrédula-

Carolina: es complicado de explicar, ven sígueme –llevándome a otro sitio- resulta que esta mañana teníamos programada una operación a un niño con leucemia, y Mónica llego 30min atrasada, así que el doctor Peraza tomó la cirugía, pues esta no se podía posponer más tiempo.

Cuando llegó Mónica quiso entrar al quirófano pero éste no la dejó, discutieron por un rato dentro, pero no hubo poder humano que sacara al doctor Peraza.

Adriana: bueno y cuál es el problema…

Carolina: el chico murió, los padres demandaron al equipo que operó, por negligencia médica. –Voz triste- aparentemente los más involucrados son Mónica y el Dr. Peraza.

Adriana: -llevando mis manos a la cabeza- Dios mío, debe estar deshecha. ¿Dónde está ella?, quiero verla

Carolina: lleva todo el día en el cuarto para médicos, ven te llevaré ahí –caminando-

Al llegar, Carolina intentó abrir la puerta pero no pudo abrirla debido a que tenía seguro.

Adriana: linda ábreme, soy yo –golpeando suavemente la puerta-

Carolina: tú no puedes estar aquí, trata de llevártela a otro sitio, por favor no la dejes sola –evidentemente preocupada-

Adriana: descuida –nuevamente golpeando la puerta- Mónica ábreme por favor

La puerta se abrió, y Carolina me lanzó una mirada y se marchó. Entré muy sigilosa, y la vi acostadita en posición fetal, volteando hacia la puerta, rápidamente me abalancé sobre ella para abrazarla.

Adriana: ¿Por qué no me llamaste antes?

Mónica no articulaba palabra, ni siquiera me miraba… estaba totalmente en shock. Le llame un par de veces pero no respondía, conocía perfectamente a mi niña, ella ama su profesión y de alguna manera estoy segura que se siente responsable por lo ocurrido.

Mónica : le falle a esa familia

Adriana: no digas eso –quitándole el cabello de la cara-

Mónica: si, por mi irresponsabilidad el niño está muerto, no debí haber llegado tarde.

Adriana: no es tu responsabilidad, el doctor Peraza fue el que estaba a cargo

Mónica: no –gritando- yo estaba a cargo Adriana, yo era la responsable de él, y le falle –llorando desconsoladamente-

Me limité a abrazarla lo más fuerte que pude, a ver si con eso lograba tranquilizarla aunque sea un poco. Estuvimos en silencio pero abrazadas por más de dos horas, le insistí un par de veces en marcharnos de ahí pero ella no quería.

Adriana: vamos nena, vamos a casa… te duchas y tratas de dormir un poco ya es tarde

Mónica: ¿estás loca? Como crees que voy a dormir, no tardan en venir por mí

Adriana: ¿Quién? –Incrédula-

Mónica: la policía –seria- la señora Martínez dijo que llegaría a las últimas consecuencias, que nos metería a la cárcel a todos. No me importaría ir presa los siguientes 50 años de mi vida.

Adriana: tú no vas a pisar la cárcel, ¿me escuchaste?

Mónica: -silencio- ¿recuerdas que esta mañana me dijiste que sería un gran día?

Adriana: si –seria-

Mónica: te equivocaste –riendo irónicamente- ha sido el peor de mi vida

Adriana: lo siento –derramando un par de lagrimas-

Las dos estábamos agotadas y después de varias horas nos quedamos dormidas. Eran las 4am y escuchamos un par de gritos allá afuera, me levanté y me asomé por la puerta, de pronto vi que la secretaria estaba indicando hacia donde yo estaba, y se acercaban elementos de la policía, observé del otro lado y llevaban esposado a un hombre con bata y dos enfermeras, inmediatamente quise despertar a Mónica para advertirle pero los policías ya habían llegado a la habitación.

Policía: tenemos una orden de aprehensión en contra de la Doctora Mónica Gallardo.

Mónica: -levantándose de la cama- soy yo –extendiendo sus manos

Adriana: espere, ¿una orden de aprehensión? Muéstreme el documento

Policía: ¿Quién es usted?

Adriana: su abogada

Mónica: no Adriana, no quiero que me representes… arrebatándome el documento, haga su trabajo señor policía.

Mientras el ministerial le informaba de sus derechos yo la miraba y ella hacía lo mismo conmigo, con la mirada le suplicaba que me permitiera ayudarle de alguna manera, la esposaron al igual que a sus compañeros y se la llevaron.

Inmediatamente me dispuse a hacer mis investigaciones sobre lo que había pasado, para ayudar a mi chica. Carolina fue de las personas que más información aportó, a las 8am fui al ministerio público pues quería estar presente en la interrogación, aunque ella no estuviese de acuerdo yo la representaría legalmente.

Abogado: el caso es bastante complicado, hay varias personas implicadas, el caso del anestesiólogo que estaba allí ya se resolvió, ahora están declarando las enfermeras.

Adriana: y que sabes de la doctora Mónica Gallardo

Abogado: ella y el doctor Peraza son los que aparentemente llevarán más años en prisión, ni un milagro puede salvarlos. Además de que el abogado que le asignaron a la chica es un recién egresado.

Adriana: donde esta ese chico, necesito hablar con el

Abogado: es ese que está justo allí –señalando el lugar-

Me acerque a el de manera imponente y le dije.

Adriana: ¿eres el que está a cargo del caso de la doctora Mónica, cierto?

Joven: así es, ¿Quién es usted?

Adriana: no prescindiremos de tus servicios muchas gracias, -marchándome-

Joven: espera, ¿Quién es usted? Que le hace pensar que abandonaré el caso

Adriana: Mónica es mi novia, así que yo la representaré

Joven: vamos, este es mi primer caso, lo he estado esperando por años

Adriana: esto es un caso muy serio niño, no tienes la experiencia necesaria para llevarlo, te van a hacer trizas allá adentro –mirándolo desafiante-

Joven: -silencio- asesórame

Adriana: estás loco –molesta- no tengo tiempo de estar jugando a las maestras contigo, de verdad debo resolver este caso a como dé lugar –frustrada-

Joven: vamos, seguramente tu pasaste por lo mismo. Deseabas que te llegara la oportunidad de mostrar tus capacidades, es el sueño de cualquiera, defender algo en lo que de verdad crees, dame la oportunidad de demostrarte que puedo. Es más en el primer error simplemente me marcho.

Adriana: (el chico tenía razón, a su edad yo anhelaba que alguien me diese la oportunidad de demostrar que podía hacerlo, pero no fue hasta varios años después de que acabe la universidad que alguien me tomo enserio) está bien, vamos rápido, tenemos muchas cosas que hacer…

GRACIAS POR LEERME (K) Y SUS CORREOS.