El amor no se busca, te encuentra (5)

Los chicos se van de fiesta. ¿Qué les deparara el destino?

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Jacob:

Esperando con mi mejor camisa, aliñado con un ligero perfume qué siempre me había puesto en las ocasiones qué yo consideraba especiales y unos vaqueros nuevos que contrastaban con mi vestimenta medio-formal esperaba a los chicos sentado en la parada del autobús, estaba distraído mirando la pantalla del móvil. Estaba chateando mirando distraído a la pantalla, no era así mi interlocutor qué se expresaba con entusiasmo.

La persona con la qué hablaba era mi amigo de la anterior ciudad Víctor. Víctor era genial, una de esas personas que le cuentas todos tus problemas y te escucha atentamente, era cómo Héctor pero más hiperactivo. Víctor era abiertamente gay, por lo qué le podía hablar de mis parejas, rollos y demás. Además, él no se ahorraba cuándo tenía los suyos. Lo raro es qué nunca habíamos intentado tener una relación, quizás tenerla sólo podría haber estropeado todo.

Chat:

- Jacob, me has dicho qué todo bien, el instituto genial y todo eso. Pero, lo más importante ¿Cómo vas en chicos? ;)

- Esperando el momento justo para sacar el tema, no?

- jeje, venga contesta.

- Hay un chico pero no sé… Y si no es gay?

- Díselo, prueba. No te va a morder por eso, supongo.

- Veré a ver, hay una fiesta y vamos a estar y lo intentaré.

- Verás cómo lo consigues, qué suerte tienes cabrón. Yo estoy con Javi y ya sabes cómo es él.

Claro qué lo sabía, lo propio de Javi tras tomarse un par de cubatas era ponerse en pelotas y dar un morreo qué succionaba el alma de quién besaba. Claro qué delante de tu novio ya es pasarse.

- Dile de mi parte a Javi qué se ponga la correa.

- Lo intentaré… y tú consigue a tu chico, ya hablaremos tú y yo más a fondo de este tema. Oye tengo que irme, adiós :)

- Adiós tío, un abrazo.

Mi antigua ciudad, mis antiguos amigos, mi anterior vida. Echaba de menos conocer el terreno, saber qué me depararía el futuro, tener una vida que yo controlaría. Pero, todo esto se había acabado, desde el momento que mi padre destrozado decidió irse esto se había desvanecido. Creo que si no hubiera llegado a conocer a Adam y a los demás, estaría amargado en mi habitación llorando.

Hablando de los reyes de Roma, allí estaban. Desfilando triunfantes, cómo generales tras conseguir su recompensa. Susana llevaba un vestido negro despampanante, que resaltaba su escote y la dejaba con la espalda descubierta, su cara maquillada le dejaba con una expresión encantadora con unos labios irresistibles cómo fresas y sombra de ojos que la hacían parecer una gata a por su presa, Héctor tenía qué estar contento con su novia realmente. Del susodicho cogido de la mano de Sus, se podía decir que me había equivocado completamente hace unas semanas describiéndolo cómo “normal”, se había puesto unas gafas qué le hacían parecer mucho más interesante, un sombrero fedora que le daba un toque excéntrico y aventurero, una camisa de cuadros posiblemente elegida por Susana, y unos pantalones negros elegantes. Además la ropa resaltaba sus músculos que aunque no se notaran, él tenía y muchos.

Ahí estaba él, joder, qué si estaba. Su camisa blanca, sus pantalones vaqueros rotos, su chaqueta marrón, las manos en los bolsillos, esa sonrisa qué me derretía, sus rizos rubios y esos ojos. Sus ojos verdes qué me miraban y me deslumbraban cómo dos faros de esperanza. Los ojos del chico de cuál me había enamorado, de qué me había sacado de las tinieblas.

Pero todavía no era mi momento, debía esperar.

  • ¿Cuánto hace qué nos estás esperando? –Dijo Adam-

  • No mucho la verdad, esperaba más de vosotros qué sois unos presumidos. –Rieron-

  • Ya, ya. Mira quién lo dice. –Me revolvió el pelo Héctor-

  • Venga, ¿Nos ponemos en marcha? –Dijo Susana-

  • Vamos.

La fiesta se celebraba después de terminar una feria local celebrada por los empresarios de la zona, esos empresarios eran los padres de los organizadores de la fiesta y les habían dejado un terreno. A cambio, no debía haber un desmadre ni que tomaran alcohol. ¿Un terreno grande lleno de adolescentes despreocupados? De ingenuos está lleno el mundo.

La fiesta empezaba a las 11 y habíamos quedado a las 10:30 para poder llegar con tiempo, estaba situada en una zona entre nuestros dos barrios por lo que podíamos encontrarnos y llegar hasta ella. Dábamos una estampa curiosa, los 4 juntos protegiéndonos. La pareja cogidos de la mano mientras él susurraba cosas a ella en la oreja haciéndola reír y otros dos solteros, hablando animadamente creando una burbuja entre ellos. Una burbuja que podría estallar en cualquier momento.

  • ¿Al final tu padre pudo apuntarte a la escuela de esgrima? –Me preguntó Adam-

  • Sí, hemos encontrado algo que me puede servir. Empiezo el lunes.

  • ¡Oh genial!, pues si quieres te veo en las competiciones. –Me dijo mientras me palmeaba la espalda, estremeciéndome su contacto-

  • Hasta en los entrenamientos si quieres. –Le sonreí-

  • Con lo aburrido que estoy, no me importaría la verdad.

  • ¿Y eso? –Pregunté extrañado-

  • No consigo una actividad que me llene por las tardes.

  • ¿Tú no hacías fútbol?

  • Ya, pero lo dejé. Cosas del equipo.

  • Ya te he dicho que tienes que contarme lo que pasó.

  • Algún día. –Contestó sombrío-

Por fin, llegamos a la fiesta. Se veía un ambiente animado lleno de jóvenes bulliciosos que venían a pasárselo bien y seguramente a ligar porque aquello parecía un mercado en el cual las chicas se exponían a los chicos y al revés. Llegábamos con tiempo, eran las 10:45 y la fiesta comenzaba realmente a las 11.

Nos sentamos en un banco que habían puesto para la feria, algunos conocidos y amigos de los chicos se acercaban para saludarlos y entablaban conversaciones banales con ellos, Adam se veía guapo riendo animadamente y hablando con aquella gente que lo conocía desde hace años, su fama de hablador simpático animaba a las demás personas y caía bien a todo el mundo. Mientras yo, no hablaba con mucha gente, sólo algunos de mi clase que pasaban por ahí y se dignaban a saludarme.

Estaba aburrido, entendía que mis amigos tenían sus otras amistades y debían atenderlas y yo no me iba a meter en sus conversaciones, al fin y al cabo era el nuevo. Así que les dije a Susana y a Héctor que me iba a dar un paseo a estirar las piernas.

  • ¿Ya? ¡Pero si va a comenzar ya la fiesta! –Replicó Susana-

  • Sólo será un momento, además así podréis hablar con vuestras amistades. –Dije-

Y me marché mientras me despedía con la mano, el motivo de que me fuera tan rápido quizás eran… los celos. Celos de ver a Adam con ese colegeo que tenía con otras personas, esos abrazos, esas risas, me estaba volviendo paranoico y encima lo peor es que veía al capitán de fútbol Adrián acercarse a él cómo si fuera su presa.

Debía alejarme de todo eso, había un bosque cerca así que decidí internarme. Además de las basuras tiradas por el suelo, se oían las parejas besándose, follando, disfrutando del uno y del otro con fervor adolescente.

Me senté en un tronco de un árbol que había tirado y me pasé las manos por la cara, maldita sea, había venido a esa fiesta a divertirme, a decirle a Adam lo que sentía. ¿Y ahora me venían esos miedos? Pero a lo mejor era cierto, no es gay y sólo me considera un buen amigo y no quiera nada conmigo y lo espante…

  • Hey. –Dijo una sombra apoyada en un árbol-

  • ¿Qué pasa? ¿Quién eres? – Dije molesto porque alguien me interrumpiera en mis pensamientos-

  • ¿Tú eres Jacob verdad? –Dijo la sombra-

  • Sí, ¿Quién eres y por qué preguntas por mí? –Contesté asustado por miedo a un matón o yo que sé-

La sombra se acercó y pude ver quién era.

Era el chico que se acercó ayer a Adam, “un viejo amigo de cuándo jugaba a fútbol” me había dicho, no me había dicho su nombre pero parecía que tenía una gran confianza con Adam para acercarse cómo se acercó pero tenía la guardia en alto por si acaso.

A la luz de la farola, pude fijarme mejor en sus rasgos que habían quedado desapercibidos ayer por culpa de que pasó fugazmente. Su pelo era moreno, no tanto cómo el mío pero se notaban las raíces negras. Una naricilla respingona, unos ojos almendrados qué miraban atentamente mis movimientos y una boca con una sonrisa que era la de un loco, un loco realmente feliz por lo que parecía por la comisura de sus labios. Su cuerpo era fibrado y se notaba que hacía fútbol con unas largas piernas marcadas por sus músculos.

  • Te conozco, eres amigo de Adam, ¿Qué deseas? –Dije cauteloso de su respuesta-

  • Me llamó Gabriel por si no conoces mi nombre aunque puedes llamarme Gaby. He venido hasta este bosque siguiéndote porque considero a Adam un gran amigo y quiero ver cómo es su nuevo conocido. Quiero conocer a la persona qué ha hecho que Adam se distraiga y sea feliz para que me diga cómo lo ha hecho. –Tras estas palabras, amplió su sonrisa y soltó una carcajada-

  • Yo… no he hecho nada, pensaba que él siempre ha sido así –Estaba extrañado y mosqueado con sus palabras, ¿Hacer feliz a Adam? Él siempre está con una sonrisa en sus labios, es feliz-

  • Él era así antes pero un día ocurrió algo que le hizo volverse, no el Adam feliz sino un Adam meditabundo que estaba deprimido, hasta que llegaste tú y le devolviste la alegría que había perdido. Jacob, no te tomes esto cómo un interrogatorio, sólo quiero conocerte mejor. Quiero ser tu amigo, ¿vale? –Me tendió una mano y se la estreché-

  • De acuerdo amigos, ¿Pero podrías comentarme lo qué le pasó para qué se volviera deprimido? –Estaba preocupado por Adam-

  • Ni yo, ni Héctor y Susana lo saben, nadie lo sabe. Un día, dejó de apuntarse al fútbol y se envolvió con un aire deprimido que nos extraño a todos. No quiere contar nada y negara su depresión.

  • Joder, pues veré si puedo yo sonsacarle algo de lo que le ha pasado.

  • Puedes y debes. –Replicó enigmático-

Entonces empezamos una conversación animada, él quería saber de dónde venía, cuáles eran mis hobbys, lo típico…. Y yo hacía lo mismo, la verdad es que me sentía a gusto hablando con Gabriel. Tenía una buena conversación y era alguien realmente genial, entendía que Adam lo considerara un gran amigo. Cuándo miré la hora qué era vi que eran las 11:10 y qué llevaba hablando 20 minutos con Gaby.

  • Gabriel, perdona, pero la fiesta ya empezó hace rato y deben estar pensando dónde demonios debo estar. Nos vemos luego si eso. –No quería acabar la conversación tan bruscamente pero hablar con él me había hecho darme cuenta de que debía decirle a Adam que me gustaba-

  • Claro tío, un placer hablar contigo, vete a buscar a tu chico. –Esbozó una sonrisa esperanzadora-

Me despedí con la mano y volví al bullicio de la fiesta, mientras buscaba a mis amigos con la mirada, me serví de una mesa un ron con cola que estaba ahí dado que los padres de los pijos se habían marchado y el alcohol había aparecido milagrosamente. Por fin, tras una dura búsqueda en un mar de cabezas pude ver a Héctor y Susana.

Estaban apoyados en un banco, la cabeza de Susana sobre el pecho de Héctor riendo y con las manos entrelazadas, cómo un solo cuerpo de amor. Sus me vio y me señaló con la mano que me acercara.

  • ¿Dónde estabas? Pensábamos ir a buscarte por si te habías perdido. –Soltó una risita provocada por el alcohol-

  • Estaba dando un paseo y me he abierto los ojos en una cosa.

  • ¿El qué? Cuenta, cuenta. –Dijo Héctor con voz pastosa-

  • Todavía no es real pero lo será. ¿Habéis visto a Adam?

  • Qué misterioso estás. Se fue hace unos minutos, dijo que tenía que hacer una cosa. –Explicó Susana mientras acariciaba el pecho de Héctor-

  • Vale, ¡Vamos a disfrutar de la fiesta!

Nos levantamos y dimos una vuelta por toda la fiesta, estaba llena de alcohol, de desinhibidos, de inmaduros que evolucionarán a las 100 golpes de la vida. Tras bailar un poco y beber más alcohol, Héctor y Susana se encontraron con unos viejos amigos de una clase diferente a la nuestra.

Había una chica que mientras sus amigas y amigos se ponían al día con mi gente, se acercó a mí y empezó una conversación, se llamaba Ana.

  • ¡Hola! ¿Tú eres el nuevo, no? –Dijo amable-

  • Sí, soy Adam y creo que te presentaron cómo Ana ¿No?

  • Sí, la misma.

  • Encantado de conocerte Ana. –Y le di dos besos-

Empezamos a hablar y vimos que teníamos gustos musicales parecidos y empezamos a hablar de nuestros grupos favoritos y demás, se ve que la chica hacía tiempo que no tenia una conversación en la que se sintiera a gusto. Después de una media hora, los dos grupos dejaron de hablar y se marcharon pequeñas parejitas para bailar. Susana arrastró a Héctor y yo llevé a Ana porque aunque no estuviera interesado por ella, me caía bien.

Empezó a sonar una canción bastante poligonera, del estilo de perrear, Ana demostrando que quería algo conmigo, empezó a moverme sensualmente alrededor mío y marcando territorio. Restregaba su cuerpo sobre mi entrepierna y yo no sabía dónde meterme, ójala fuera Adam el que me perreara…

De repente, rodeó los brazos a mi cuello y sin previo aviso, Ana me empezó a dar un morreo de los de sudar tinta, intenté zafarme, yo había intentado venir a por Adam no por una chica que había conocido hace unos minutos. El problema es que estaba bien agarrada a mi cuerpo y cuánto más intentaba quitarla, más se agarraba.

Y de repente lo vi a él.

Adam me estaba mirando.

Adam:

Yo había alojado una posibilidad en mi corazón, había creído que era gay. Pensaba que esta noche podría decírselo, pensaba muchas cosas.

Intenté fingir naturalidad, pero no podía, me había afectado. Me habían arrastrado Adrián y mis excompañeros del equipo para tomar algo, había vuelto y ahora estaba viendo cómo se estaba morreando con una tía.

No, no, no y no. Ya está, había terminado. Debía olvidarlo porque era un proyecto imposible. Sólo beber un poco me podría hacer olvidarme de todo esto, me acerqué hasta la mesa con bebidas (Ya medio vacía) y cogí un vodka. Serví el vaso y casi lo derramó de la cantidad que puse.

Empecé a beber furioso conmigo mismo, furioso de que lo que yo quería nunca saliera, furioso de mi egoísmo ¿Cómo podía marcar mi territorio y decidir que una persona fuera mía?

Vi acercarse a Susana a mí, con cara de preocupación, ella era una de las pocas personas que sabía mis verdaderos sentimientos respecto a Jack y por mi cara seguramente venía a ver cómo estaba.

Le dije que estaba bien, que porque no consiguiera mi propósito no me iba a morir y que no pasaba nada, que se fuera con Héctor y disfrutara. Volví con mis excompañeros del equipo y les dije que volviéramos a lo de antes, a nuestras grandes fiestas en las que corría el alcohol sin preocupaciones y entonces apuré mi vaso de vodka, cogí un ron bebiendo directamente de la botella y empecé a bailar aullando mi despecho. Tras una media hora en la que mucho alcohol pasó por mis labios, mis sentidos ya embotados pasaron a los de un borracho y cantaba alegre.

Entonces se acercó Gabriel, su cara de espanto era evidente y había visto poco a poco mi degeneración y estaba preocupando,  él era del equipo y diciendo una excusa de que me llevaba a presentarme unas chicas me cogió y me llevó hasta el bosquecillo que teníamos al lado.

Ahí con voz grave empezó su discurso:

  • No, no y no Adam. No puedes hacerte el cachorrito y empezar a quitarte la pena bebiendo alcohol cómo un loco, ¿Crees qué vas a solucionar las cosas bebiendo vodka? ¡Escúchame Adam, he hablado con Jack antes, cuándo él hablaba de ti tenía un brillo en los ojos! ¡Está enamorado de ti! –Sus gestos preocupados revelaban su implícita preocupación, él era un gran amigo y había puesto su confianza en mí. Y yo lo había dejado tirado-

Pero estaba equivocado.

  • Él no es gay Gaby, ¿No viste la escena de antes? Se estaba morreando con una tía y precisamente no la ahuyentaba.

  • ¡Todo ha sido una confusión Adam! ¡Ahora mismo está hablando con la chica y diciéndole que no le gusta, lo acabo de ver con mis propios ojos!

  • Eso es mentira. –Dije rabioso-

Lo que hizo a continuación, nunca lo hubiera esperado de Gabriel. Nunca había sido partidario de la violencia y pocas veces le había visto enfadado, así que su reacción fue una gran sorpresa para mí. Dando un gruñido de rabia, me cogió de los pelos rubios y metió mi cabeza en el arroyo que estaba al lado nuestro, agitándome violentamente pensé que iba a ahogarme, el agua despejó mi mente embotada por su frío invernal, sacó mi cuerpo y acercando su cara a mis ojos asustados que resbalaban gotitas de agua susurró.

  • Adam, espero que tu cabeza borracha se haya ido y que la razón haya entrado por este cuerpecito tuyo, porque no te lo voy a repetir más. Jacob está enamorado de ti y mucho, no puedes sentenciar algo que todavía no sabes, no sabes si es gay o no. No lo has probado y te invito a que lo hagas, querido mío. Yo sólo sé que cada vez que hablaba de ti, una ligera sonrisa se asomaba en sus labios. Le hablé de tu ligera depresión, de tu aire deprimido y cómo él te saco de las tinieblas sin hacer nada.

  • Yo no tenía depresión. –Mentí enfadado-

  • Hombre, si no es depresión dejar de apuntarte a algo que te gustaba, mirar largos ratos hacia el horizonte y que tu dejes de hablar y cuando hables sea una voz monótona. Encima de que tus obras de teatro que antes te entusiasmaban, desde que pasó eso, las hacías sin ganas. Sé perfectamente lo que tenías Adam y no quiero que recaigas. –Dijo duro-

  • Gabriel tengo miedo, miedo de lo que digas sea mentira, miedo de que me rechace y me desprecie. Miedo de todo. –Empecé a sollozar, estaba realmente asustado-.

  • Vamos, vamos. Deja de llorar e inténtalo. –Me acogió entre sus brazos y me abrazó pasándome la mano por el pelo-.

  • Gracias… gracias. Eres de lo mejor Gaby. –Le sonreí

  • Siempre te ayudaré Adam, siempre.

Volvimos dónde estaba el equipo de fútbol, me había secado las lágrimas cómo podía pero el pelo me seguía chorreando un poco de agua, puse la excusa de que había tenido un “pequeño” accidente antes de ver a las chicas y por eso goteaba agua. Por supuesto, se rieron de mi mala suerte y les dije que iba a dar un pequeño paseo para ver si me podía secar.

Estaba buscando a Jack con desesperación, no podía aguantar más, no me importaba lo que pasara, debía decírselo. ¿Pero dónde se había metido?

Jacob:

Tras ver la decepción en los ojos de Adam y cómo se había alejado, supe que todas mis esperanzas se habían ido y que al menos sabía dos cosas. La primera es que posiblemente Adam le gustaba yo y la segunda es que todo este incidente le había hecho daño. Hablé aparte a Ana y le dije que todo esto del morreo y el bailecito no iba conmigo y que me gustaba una persona, no se enfadó pero vi la extrañeza en sus ojos al haber sido rechazada. La verdad es que la chica era guapa.

Me alejé y busqué la posible solución al problema, no la encontraba, le había hecho daño y quizás no quería hablar conmigo ya. ¡Dios, por qué me pasaba esto a mí!, estaba a punto de derrumbarme cuándo vi que Gaby se acercaba a mí, me cogió del brazo y me llevó al terreno de antes.

  • Voy a serte sincero Jacob, los dos estáis enamorados uno del otro. Supongo que lo ocurrido en la pista de baile fue una confusión pero para Adam no lo ha sido, ahora mismo estará destrozado y creerá que es culpa suya. Yo voy a ir a buscarle y ver cómo reacciona, e intentaré consolarle. Todo esto no ha sido por ti, ha sido problema de la chica que creía que eras de los suyos. Tú no te preocupes e intenta divertirte.

  • No sé cómo agradecértelo. –Dije agradecido-.

  • Ayuda a Adam y esas serán tus gracias. –Y se fue-.

Intenté relajarme, no fui a buscar a Adam porque era terreno de Gaby ahora mismo y quizás le hiciera más daño si me viera, así qué di vueltas por las fiestas e intenté distraerme. Ana, la de antes, vino a pedirme disculpas por su actitud antes y que si a mí me gustaba alguien, ella no podía estar besándome y marcando su territorio. Le dije que no se preocupara, que no pasaba nada y que gracias por sus disculpas. Se fue aliviada por su expresión.

Volví a buscar a Susana y a Héctor y pregunté a algunos compañeros de mi clase, me dijeron que Héctor había tenido que llevar a Susana a vomitar, que se encontraba mal. Preocupado, fui a la dirección que me habían facilitado. Mis problemas amorosos debían esperar.

Cuándo me encontré con el panorama, vi qué Sus vomitaba entre unos arbustos dado por todo el alcohol que había ingerido y Héctor la ayudaba cómo podía sujetándole el pelo y susurrándole ánimos. Llegué hasta ellos y les pregunté cuánto llevaba vomitando.

  • Unos diez minutos o así, no sabría decirte. –Dijo Héctor con cara de preocupación-.

  • Vale, si ella empeora, deberíamos llevarla al médico o así. Por si le hacen un lavado de estómago para que elimine el alcohol. -

  • Yo estoy bien sólo tengo que…. –Volvió a vomitar-

Me puse con ellos, ayudando cómo podía a Sus, después de una media hora de vómitos parece ser que estabilizó su cuerpo todo el alcohol que tenía encima y mejoró. Se sentó sobre un tocón de un árbol y Héctor la rodeó entre sus brazos, me agradeció toda su ayuda y dijo que disfrutara de la fiesta y no me preocupara por ellos.

Fui caminando cabizbajo, estaba cansado de toda la fiesta y ya todo esto de Adam me superaba, ¿Es qué era tan difícil encontrar el amor? De repente, choqué con alguien, volteé mi cara para pedirle disculpas y entonces los vi.

Sus ojos verdes.

Adam:

Lo había buscado cómo un loco y lo encontré. Caminaba con la cabeza agachada, se notaba que la tristeza se había apoderado de su cuerpo y qué quizás se había enamorado de mí, quizás…

Entonces dado que no podía verme, fingí mirar a otro lado y choqué con él. Fue a disculparse y entonces me miró y vi una sonrisa en sus labios. Miró hacia mi pelo y vió que estaba chorreando y se quedó con la boca medioabierta.

  • Tienes… tienes qué secar tu pelo. Vamos a tu casa Adam. –Me cogió del brazo-

  • No te preocupes Jack, eso se seca con el aire. –Le dije sonriente-

  • No, qué coges una pulmonía. Vamos.

Caminó con decisión, llevándome y anhelándome a caminar rápido por el frío. Sólo por ver cómo se preocupaba por mí era para enamorarse. Llegamos por su ritmo hasta mi portal y antes de subir, le cogí del brazo.

  • ¿Qué ocurre? Mira Adam, yo…. –Dijo temeroso-

Le hice callar y le besé.

Jack:

Y el fuego fue expulsado por la boca y se liberó dando forma a la esencia del amor.

Nota del autor:

Este ha sido en general, un capítulo muy difícil que no he sabido cómo plantear. Espero que haya llegado de una de las mejores maneras y sea disfrutable.

Se os quiere.

Romántico Guarro.

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