El amor no se busca, te encuentra (2)

Seguimos a Jack por su nueva vida y conocemos el punto de vista de Adam. (Capítulo con sexo)

Jacob:

  • Esta es el laboratorio de química, es dónde la profesora “Víbora” a veces nos lleva cuándo el marido se la folla por las noches. –Me dijo Adam mientras se reía- Cómo puedes imaginar, eso casi nunca pasa.-Carcajada general-

Tras haber terminado la clase de Gimnasia y el aseo general, Adam me arrastró hasta los compañeros de la clase donde me atosigaron a preguntas, todos dijeron lo de siempre:

  • ¿Dónde vivías antes? –Me preguntó una chica guapa de ojos pardos qué se llamaba Susana-

  • ¿Dónde estudiaste? –Me preguntó un chico normal qué iba cogido de la mano de Susana (¿Cuál era su nombre Cerebro?/ No me acuerdo/ Deberías de acordarte/ ¡Ah sí, Héctor) pues eso Héctor-

  • ¿Tenías amigos ahí? –Preguntó una tía qué parecía qué le habían metido un palo por el culo llamada Helena-

  • ¿Juegas a fútbol? –Preguntó el tío con cara de medio cerebro qué se llamaba Adrián-

Etc, etc… Todas las preguntas fueron contestadas y tras terminar mi interrogatorio, me hicieron un tour por el instituto Susana, Héctor y Adam y aquí estaba, en el laboratorio de química riéndome de la malfollada de la profesora. Por lo qué me habían dichos los chicos, los profesores eran o muy buenos o eran Satanás reencarnado.

Estaba nuestro tutor qué era de los buenos, el señor Matías, qué daba filosofía. La de Lengua qué además daba inglés, la señora Fernández, torturadora profesional desde qué le dieron el título. El sobreexplotado señor Suárez, con 400 alumnos a sus espaldas qué daba Historia a todos y era siempre impasible y por último el señor Hernández qué era un cabrón sádico en su asignatura, Educación Física, el mismo del qué me había medio-burlado yo, Adam me había dicho esto:

  • Créeme, respecto a lo que dijiste a Hernández, estás “muerto”, no parará hasta hundirte y ha hundido a muchos –Adam qué siempre era un pícaro bromista, había adoptado un tono serio y raro para él mientras decía estas palabras-

  • Tranquilo, cómo si quiere jugar a hundir la flota, no me da miedo un sádico cómo “Don Limpio” (He olvidado comentar qué es calvo y su calva brilla más qué el sol/ Has descolocado a los lectores con el apodo de “Don Limpio”/ Calla Cerebro, lo acabo de explicar, tú ocúpate en qué respire y viva normal)

  • Vale, pero ten cuidado.

El resto de los clases transcurrieron normales y molientes, la “Víbora” con su mala fama se limitó a mirarme con desprecio y hablar de los Quarks, el resto pasó de mi culo. Una semana después, yo ya conocía a los de mi clase y a los profesores, les había hecho un “análisis” de la personalidad y ya sabía más o menos cómo eran. Yo había hecho migas con Adam, Susana y Héctor qué siempre estaban juntos y nos habíamos vuelto inseparables.

El resto de mi clase no era para echar cohetes, principalmente la clase se dividía en grupos de gente qué iban a su rollo, estilo americano dicen:

º Primero, estaban los populares, qué no eran animadoras y jugadores de rugby pero jugaban a fútbol y montaban partys bastantes hards. Ejemplo, Adrián “Medio Cerebro” y Helena “ El chocho me huele a pino”.

º Segundo, los normales, tienen vida pero se las suda tener una party normal qué una hard y no son unos estirados. Ejemplo, mis amigos, Adam, Susana y Héctor.

º Tercero, hipsters alternativos qué se creen qué son el ombligo del mundo y se la dan de intelectuales. Ejemplo, un tío qué se llama Jorge y se hace llamar George.

º Cuarto, raros. Ejemplo, un tío qué me da cague, se llama Kevin creo.

En mi anterior ciudad no era todo en grupitos, más bien todos nos llevábamos con todos, quizá porque éramos más tradicionales. La verdad, todo ha sido un cambio bastante grande en todo, no me consigo acostumbrar a qué todo sea tan artificial, no hay verdadero compañerismo. Por ejemplo, Hernández me puso con las estiradas para que no estuviera con mi gente y las tías pasaban de mi cómo si fuera un trozo de hierba (¿Marihuana?/ Pasto Cerebro).

De lo qué no me puedo quejar es de mis amigos, son geniales, me recuerdan a mis antiguas amistades. Sinceros, graciosos y con sesos en el cerebro:

º Susana es una de esas personas qué puedes hablar de cualquier cosa, conectas con ella y puedes estar horas charlando, otra cosa es qué le encanta vacilar a la gente y soltar cosas bastante random. Por ejemplo, “¿Es canibalismo beberte tu propia sangre?”.

º Héctor es la seriedad en persona, siempre hablará cómo si un adulto le poseyera pero cuándo es la hora de las bromas se sabrá siempre mil chistes malos, chistes qué por cierto le encantan a Susana, debe estar muy enamorada de él para soportar el chiste de “Mis tetas”, ¡Ah, se me olvidaba, Susana y Héctor están juntos! Cómo si el sol y la luna se juntarán.

º Si Adam fuera un animal, sería un mono. Es alguien qué le encanta siempre estar haciendo todo cómo si fuera una gran pantomima. Imagínense a un chico alto de pelo rizado rubio con ojos color verde puro hablando de algo mientras hace gestos describiendo la situación y después te imita a alguien cómo si lo hubiera invocado.

  • Me caes bastante bien Jack –Dijo Adam mientras estaba apoyado en el hombro de Susana, Héctor estaba en la entrepierna de ella leyendo un libro.- Ahora qué estás tú, somos los 4 Fantásticos.

  • ¿ Quién es la cosa? –Pregunté burlón-

  • Héctor –Dijeron Susana y Adam a la vez riendo-

  • Yo no me meto con ustedes –Refunfuñó el susodicho-

  • Claro qué no, ratoncillo de biblioteca –Dijo Susana mientras le daba un pico en los labios, Adam hizo cómo si vomitara arcoiris y Héctor le dio un codazo en las costillas-

  • Jack, vente a mi casa luego si puedes, así te enseño el barrio –Me dijo Adam gesticulando cómo si fuera un gran anfitrión-

  • Claro, dime tu dirección.

  • ** 23 B, **** (Dirección oculta por motivos de seguridad blablabla)

  • Héctor y yo vivimos en la misma calle por si te da la gana visitarnos, 14 y 17 A –Dijo Susana-

  • Iré a verlos entonces.

Vuelta a mi casa, cojo el autobús. Papá ya no me lleva al instituto “no es necesario,” me dijo, pues qué no lo sea.

Entró en casa, algunas cajas de la mudanza todavía están ahí, oigo sollozos en el fondo de la casa. Sé lo qué significan, no quiero entrar ahí. Enciendo la tele mientras me como un plato de Espaguetis a la carbonara, están buenos, mi padre sabe preparar buena pasta.

Hablando del rey de Roma, viene arrastrando los pies, está cansado y tiene la cara roja, supongo qué ha estado llorando toda la mañana. Tendré qué obligarlo a que se reincorpore al trabajo sino quiero qué se me suicide.

  • ¿Estás bien? –Le preguntó serio-

  • Claro Jacob, ¿Cómo voy a estar? – Me mira con cara de “Sálvame por favor”

  • Papá, no me mientas por favor, tú no estás bien y lo sabes. Tienes qué ir a un psicólogo, han pasado 6 meses y sigues así, tú puedes superarlo.

  • Lo qué es normal es mostrar tu dolor y verterlo. Tú, casi no has llorado, no puedes ser así, haciéndote el duro.

  • Hay que superar el dolor Papá.

  • Y lo haré Jacob, a mi manera.

Así eran todos los días, no entendía cómo el dolor de Papá era tan fuerte, ¡Habían pasado 6 meses! ¡Sabía qué iba a morir! Estoy harto de verlo tan mal, este no es mi padre, es la sombra de lo qué fue. Ójala volviera a ser todo cómo antes.

Ahora en la cocina se está comiendo una ensalada, noto cómo me mira disimuladamente, sabe mi preocupación por él pero no quiere bajar la cabeza. Quiere seguir sufriendo, es adicto al dolor.

  • Papá…

  • ¿Sí, hijo? –Me mira atento a lo que vaya a decir-

  • Esta tarde voy a casa de Adam, el chico de qué te hablé, el qué me caía bien. –Estas palabras se las dije con suavidad-

  • De acuerdo, no llegues muy tarde y ten cuidado –Dijo con un tono paternal-

  • Vale Papá -Y le di un abrazo sorprendiéndolo-

Tras eso, emprendí mi camino hacia el barrio de Adam y los chicos.

Adam:

Sube y baja.

Con suavidad.

Recorre todo el tronco con el aceite.

Moja el glande y empieza a tocar las partes sensibles.

Vuelve a bajar y llega hasta los huevos.

Echa un vistazo a la escena en el ordenador, una escena bisexual en la qué están dos tíos con una tía.

Sube y baja.

Recorre la polla circuncidada, busca el prepucio inexistente y se encuentra con el placer absoluto.

Aumenta el ritmo.

Sube y baja.

Los dos tíos se besan mientras le petan el culo a la tía.

Sube y baja.

Ritmo frenético.

Parón.

Orgasmo.

Chorros de la miel adolescente se esparcen por la habitación.

Adam despierta de su ensueño orgásmico, utiliza el papel higiénico y borra las manchas sospechosas.

Observa la parte final en qué la tía chupa la polla de los dos tíos mientras ellos le dan golpes en la cara con sus pollas.

Apaga la escena.


Me llamo Adam, tengo 16 años, asisto al instituto Santiago Domingo Esteban y soy de orientación bisexual o eso creo. Perdón por la seriedad con qué me he presentado, no podía presentarme a lo Mickey Mouse, siempre he pensado qué Mickey Mouse podría ser un psicópata, siempre aparentando y en realidad es un asesino, bah da igual. Cómo decía, mis dos mejores amigos son Susana y Héctor y ahora ha llegado un chico nuevo que podría ser alguien importante para mí.

El chico se llama Jacob, aunque la verdad es qué cómo le llamo yo “Jack” le queda mejor, es bastante guapo y tiene los ojos cómo…. Cómo…. ¿Saben la tierra húmeda después de llover? Ese color.

Cuándo llegó, estábamos en clase de “Don Limpio” haciendo ejercicios de calentamiento, parecía tímido pero se presentó de una manera burlona, “echao’ palante” cómo dice mi tío del pueblo y me gustó su manera de actuar. Era cómo aquí estoy yo y yo muevo los hilos.

Entonces me presenté a él y se rió, me encanto su risa, era contagiosa pero parecía qué hacía mucho qué no reía y me gustó qué volviera a reír. Una cosa de él qué me he fijado es qué parece qué la tristeza le ha invadido, qué algo le come por dentro y él aparenta ser feliz.

Durante toda esta semana, Jack ha estado con nosotros y ha demostrado ser un tío de puta madre, sabe hacer reír y se nota qué tiene algo en la cabeza y no es hueco por dentro. Por eso, lo invité a mi casa, me gustaría saber cómo es por dentro porque creo qué aparenta y es frágil.

Cuándo al principio, dije qué sería una persona muy importante para mí, fue porque tuve una “conexión”, he dicho qué soy de orientación bisexual pero no lo tengo claro, hay días que me gustaría un coño pero otros una polla apetitosa. Estoy hecho un lío vamos, nunca me he enamorado de un hombre o me ha gustado pero con Jack es… diferente.

Y sólo ha estado una semana con nosotros.

¡Oh, llaman a la puerta! ¿Será Jack?

Pues no, es Adrián.

  • Hola Adri –Digo en un tono de “No me apetece qué estés aquí”-

  • ¡Qué pasa tío! Me hablas en un tono cómo si fuera un desconocido, macho –Dice haciendo el graciosete- Oye, hace mucho qué no juegas con nosotros un partidillo, venga anímate.

  • Ahora no puedo Adrián, estoy esperando a alguien.

  • ¡Este está enamorado! –Me rodea con sus brazos cómo si fuera uno de sus colegas- Oye, no será la piba esta, Lucía.

  • No es Lucía, es un amigo.

  • ¿Qué eres, un mariconazo? –Ríe de su estupidez-  En fin, dime quién es para saber quién es tan importante cómo para qué Adam niegue un partido al tito Adrián.

  • Es el alumno nuevo, Jacob.

  • ¿Ese estirado?, qué gustos más raros de colegas tienes macho, ese tío se cree qué es rey del mundo. –Se nota qué Adrián no le cae bien Jack, pues resopla cómo un buey cuándo habla de él.

  • A mí me cae bien. Es buena gente.

  • No te confíes bro. –Camina hacia la puerta y la abre- Bueno, dado qué no quieres echar un partidillo, nos vemos tío.

  • Adiós Adri –Sonrío- Claro qué nos veremos y te marcaré un gol.

  • ¡Ni lo sueñes!

Media hora después, llaman al timbre.

Es Jack.

  • ¡Hola Jack! –Saludó efusivamente-

  • ¡Hola Adam! –Me sonríe, tiene los dientes blancos cómo la leche (No esa leche, guarillos)-

  • ¿Qué quieres hacer?

  • No sé, decide tú –Ríe-

  • ¿Jugamos a la play? – Le digo-

  • Vale, ¿Qué juegos tienes?

  • La mayoría son shooters.

  • Okay, prefiero el género Indie pero no le hago ascos a disparar.

  • Hey, sabes de videojuegos.

  • Mis padres para distraerme me compraban “maquinitas” –Sonríe-

  • A mi también.

Jugamos a Battlefield 3, se le daba bastante bien y era un buen apoyo. Más tarde, mi madre preparó la merienda:

  • Muchas gracias, señora, por la comida, se agradece. –Dijo Jack cómo un señorito educado.

  • Un poco más y le das un ramo de flores.

  • Quizás se lo merece, no se lo agradeces suficiente, mal hijo –Y me saca la lengua-

Empezamos a pelear en broma, arrastrándonos por la habitación y llegué a situarme encima suya. Estaba guapo ahí, con el pelo hecho un revoltijo y riendo y divirtiéndose cómo nunca.

  • Me vas a aplastar. –Dice intentando zafarse-

  • ¿Y si eso quiero? –Le digo riéndome-

  • Pues me pagarás el seguro. Y por cierto, ese era tu bolsillo con monedas o te alegras de verme. –Ríe a carcajadas-

¡Qué vergüenza!

  • Perdón … perdón –Digo abochornado-

  • No pasa nada tonto, la mía está un poco morcillona también. Se mueven un poco y ya se despiertan.

  • Siempre esperando al momento. –Digo intentando quitar la tensión-

  • La bandera con el asta en alto. –Dice provocando el descojone total-

Después de la pelea de las pollas morcillotas, empezamos a hablar, hablamos de muchos temas. Jack tiene una gran conversación y le interesan muchas cosas, hablamos de nuestros hobbys y le comenté acerca de mi pasión por el teatro.

  • ¿Teatro, eh? A mí me gusta el teatro, es divertido. ¿Llevas en una escuela 4 años?  Vaya, hazme una escena. –Me reta con su mirada de pícaro-

Empiezo a imitar a una anciana de 80 años con sus dolores hablando de sus nietas y de qué antes todo era campo, después pasó a un verdulero qué habla con la señora de antes y después a un muchacho qué la señora empieza a perseguir “po’ qué se ha enamorao’”

Jack se reía a carcajadas y al final daba aplausos.

  • ¡Muy bueno, muy bueno! –Se limpia las lágrimas de risa- Me encanta, tienes talento Adam.

  • Ahora te tendría qué ver yo con la espada.

  • ¿Con qué espada? ¿Con el florete o con está? –Señala al bulto de su entrepierna-

  • Tú guarro, no saques el sable, qué yo quiero verte el florete. –Le guiñó un ojo-

  • Veremos si se puede. –Sonríe-

Miró el reloj, ¡Ostias!

  • ¡Jack, son las 7 y no te he enseñado el barrio!, ¡Venga vamos! –Cojo su mano y tiró de él-

  • ¡Allá vamos! ¡A por la aventura! –Dice imitando un caballero medieval-

  • Estás loco.

  • El mundo está loco y yo soy el más cuerdo de todos.

Quizás esas palabras no signifiquen nada o signifiquen todo pero para mí, fueron la sentencia qué cambió mi vida.