El amor me prostituyó (1)
Como una mujer me ayudo a entregarme a otro hombre por primera vez.
El amor me prostituyo (parte 1)
Desde mi niñez y pre/adolescencia siempre me sentí diferente al resto de mis amigos, mi temprano despertar sexual a los 7/8 años, mostraron entonces mi gran "debilidad" por mis amigos de esa época y los hombres de ahora, buscando siempre en nuestros juegos la oportunidad para desnudarme ante ellos, cosa que perdura hasta el día de hoy y entonces les ofrecía mi trasero para que se me acostaran encima con sus pipis entre mis ya protuberantes nalgas, juegos inocentes entonces, pero que hoy muestran lo que soy.
Llegue a mis 18 años, no sin antes pasar por ciertas humillaciones y decepciones que en el fondo me ayudaron a ser muy cauteloso al mostrar mi homosexualidad, pero con la ayuda de mi buen físico, tez blanca (para mi pesar), alto, delgado sin catalogarme flaco y afortunadamente nalgón (herencia de mi madre), ya que me gasto un buen par de nalgas algo grandes y respingadas en relación a mi cuerpo, pero que son mi mayor atributo corporal, tengo una linda cara (según las chicas y chicos) con profundos ojos verdes y pestañas largas, pelo castaño claro, nariz respingada y boca carnosa, me volví entre las chicas uno de los mejores partidos de la U. que me mantenían siempre muy satisfecho sexualmente, hecho que ayudaba a suprimir las ganas y ansias por una verga grande y gruesa entre mis nalgas.
Casi al final de mi primer semestre conocí a Laura, una linda chica que cursaba ultimo semestre de diseño, cuatro años mayor que yo y muy experimentada en aspectos sexuales, pronto comenzamos una relación amorosa y al poco tiempo nos mudamos juntos a un Apto, lo decoramos bien lindo, colocando espejos en el techo y la pared del dormitorio, ya que de esa manera nos podíamos ver mutuamente cuando hacíamos el amor, a ella le gustaba mucho mi cuerpo, en especial mis nalgas que envidiaba y a las que les gustaba acariciar y apretar cariñosamente, por cierto que cuando esto ocurría sentía que por dentro que me derretía, poco a poco nos fuimos abriendo y conociendo sexualmente.
Una tarde me propuso que por turnos nos esposáramos a la cama, excitado me ofrecí primero, entonces me coloco las esposas en las muñecas y a cada extremo de la cama, quedando yo acostado sobre la cama y a su completa disposición, ella comenzó besándome largamente en la boca, continuo por mi cuello, siguió con el pecho mordiéndome duro pero cariñosamente las tetillas, inmediatamente estas se pusieron duras y puntiagudas, siguió con mí estomago y finalmente me paso sus labios a todo lo largo de mi verga (que para mi pesar no es de gran tamaño) que ya se encontraba erecta y me la empezó a chupar con su linda boquita mientras estaba arrodillada entre mis piernas.
Después paso a lamer mis huevos, cuando de pronto para sorpresa mía, me los aparta a un lado y continua camino abajo hasta llegar al comienzo de mis nalgas, en ese momento un temblor de placer me corrió por todo el cuerpo e involuntariamente abrí mis piernas al máximo, ofreciéndole mis nalgas entre una mezcla de miedo, placer y lujuria.
Entonces para una mayor sorpresa mía, ella me metió sus manos debajo de mis nalgas y separándolas con sus dedos, me metió su deliciosa lengua hasta el final, encontrando enseguida mi rosado orificio contraído pero receptivo a sus caricias, en ese momento sin poder controlarme empecé a gemir de placer mientras ella con su curiosa lengua me comía y chupaba con lengüetazos largos llenos de mucha saliva.
Viendo entonces ella el placer que me causaba, me levanto entonces las piernas a cada lado como una mujer y metiendo su cabeza entre mis piernas, se concentro en lamerme mis nalgas y ano llena de lujuria.
Después de un rato delirando de placer, le rogué ya sin poder aguantarme que no parara, que continuara, estaba en un estado de éxtasis que mi mente no funcionaba sino mi deseo desaforado por esa lengua enloquecedora.
De pronto ella se detuvo y a pesar de mis protestas, se fue corriendo al baño regresando con ambas manos detrás de su espalda, todavía muy caliente y desesperado le alcance a preguntar que escondía, entonces me pidió que cerrara mis ojos y me concentrara en disfrutar, con cierta aprensión le obedecí y enseguida sentí que ella me amarraba una tela sobre los ojos, pronto sentí sus manos otra vez sobre mi cuerpo, hasta volver a sentir sus manos separándome las nalgas, sintiendo enseguida su lengua devoradora, esto me volvió a mandar al quinto cielo, mientras me desencajaba de placer con cada lengüetazo suyo que lo sentía caliente y jugoso.
De pronto dejo de lamerme y empezó a utilizar sus dedos, los sentí entonces todos resbaladizos, como grasosos y agarrándome las nalgas con dureza, concentro sus dedos entre mis nalgas jugando con el orificio virgen y rosado de mi perdición, pasándome su mano de arriba abajo, hasta que de pronto y sin aviso, empezó a deslizar una de ellos dentro de mí, sentí su dedo penetrarme sin ningún obstáculo, sorprendido que mi esfínter lo recibiera tan generosamente, curiosamente no sentí nada de dolor, mas bien me invadió un delicioso calor por todo el cuerpo y levantando aun más mis piernas me abrí ante ella y a su dedo invasor, este siguió su camino hasta sentir el tope de su mano entre mis nalgas y lo volvió a sacar despacio, para volver a entrar una vez mas, esta vez me lo dejo en mi interior un rato.
Después de unos momentos yo ya no dejaba de susurrarle que continuara gimiendo de placer enloquecidamente, al ratito me lo saco pero continuo masajeándome mi esfínter, metiéndome sus dedos ocasionalmente, yo giraba mi cabeza a cada lado completamente extasiado, con todo mi cuerpo cubierto de sudor, de pronto dejo de tocarme y entonces sentí su cuerpo colocarse entre mis piernas y agarrándome las piernas como se coge a una mujer, sentí enseguida como algo duro y grande y resbaladizo deslizarse entre mis nalgas, hasta que llego a las puertas de mi ano, presiono mi esfínter poco a poco hasta que este por fin cedió, un dolor me atravesó por todo el cuerpo, con unos besos en mis piernas me calmo y entonces sujetándome las piernas las coloco sobre sus hombros mientras continuaba empujando su cadera, entonces la cabeza del intruso termino abriéndose camino inexorablemente sin encontrar obstáculo en mi interior llenándome profundamente las entrañas mientras yo me debatía en un mar de dolor y deseo.
Por un instante me pareció que el delicioso intruso no tenia fin, hasta que de pronto sentí sus caderas golpear suavemente mis nalgas, pronto el dolor empezó a ser reemplazado por un gozo nuevo e indescriptible para mí y como sabiendo ella lo que hacia, me lo dejo adentro un rato permitiéndome adaptarme a semejante invasor, después poco a poco me lo fue sacando, sintiendo entonces un vacío enorme en mi interior.
Involuntariamente empecé a mover mis nalgas a su encuentro, buscándolo con cierto desespero, hasta volverlo a sentir penetrándome otra vez pero ahora mas rápidamente, en ese momento no pude controlarme mas y gritándole de placer a Laura le pedí que me la metiera toda, volviendo a sentir su cadera golpearme mas fuertemente en mis nalgas, entonces me agarro el pene y me comenzó masturbar con movimientos rápidos, esto termino por descomponerme completamente, me entregue a ese instrumento sin tapujos y recelos y mientras ella me bombeaba entre las nalgas con embestidas rápidas y fuertes, me corrí sobre mi vientre con chorros abundantes e interminables de semen.
Por primera vez en mi vida experimente un placer tan intenso jamás vivido por mí, al ratito y después de terminar de venirme, ella me saco de entre mis nalgas ese intruso grande y grueso y acostándose a mi lado, me beso en los labios profundamente.
Entonces le pedí que me quitara las esposas y la tela sobre los ojos, ya que me moría por saber lo que me había penetrado, entonces pude ver que era un enorme vibrador, negro y cabezón que lo llevaba amarrado a las caderas con unas correas.
Sin poder mirarla a los ojos no sé porque le pedí que me perdonara, respondiéndome ella enseguida que no había nada que perdonar, entonces nos fuimos ala ducha juntos, muy tiernamente me pidió que la dejara enjabonarme, sin oponerme muy dulcemente ella me acaricio todo el cuerpo mientras me enjabonaba, deteniéndose mas tiempo en mis nalgas y mi orificio ahora todo irritado, sintiendo enseguida mi esfínter dilatado y adolorido no pude evitar exclamar un quejido.
Después de un rato ella muy cariñosa me pregunto si había disfrutado, muy calladamente le confesé que si, entonces ella me contesto que no había nada de que avergonzarse porque a ella también le gustaban las chicas, fue tan maravilloso oír su confesión que sentí como si un peso se me hubiera quitado de los hombros, acostados en la cama le confesé todo, me contesto que ya lo intuía.
A partir de ese momento nuestra relación se volvió mas abierta, se acabaron mis perjuicios y pude por primera vez mostrarme ante alguien como realmente me sentía, mi lado femenino floreció como una primavera, Laura entonces me compro ropa interior femenina lo mas de divina que utilizaba en el interior de nuestro Apto y debajo de mis jeans cuando iba ala universidad, encontré una fascinación por los hilos dentales con encajes y todos transparentes que marcaban y dejaban mis bellas y grandes nalgas al aire, empecé a afeitarme el poco pelo que tenia sobre el cuerpo y en especial entre mis nalgas, me deje crecer el pelo hasta los hombros y con la ayuda de Laura aprendí a delinearme los ojos y colocarme pestañina, creando la envidia de Laura por lo bien que me quedaba todo lo que me ponía.
Al poco tiempo Laura me propuso que hiciéramos un trío con otro hombre, ella quería disfrutar ser cogida por una verga negra y grande (sin ofenderme entendí lo que deseaba porque la mía no era de gran tamaño) la idea me pareció genial.
Entonces nos pusimos a buscar en el Internet, pronto dimos con uno que ofrecía sus servicios a ambos sexos, la foto nos impresionó favorablemente, era un negro grande y calvo, bastante atractivo, tenia 40 años y se ufanaba de poseer una verga gruesa y grande de 27 centímetros semi flácida, entonces nos pusimos de acuerdo en encontrarnos en un bar de la vecindad, su nombre era Luis y vendría vestido con una camisa roja para identificarlo, a mi me excitó mucho la idea, ya que por fin podría ver una verdadera verga, caliente y palpitando y también ver a Laura ensartada por semejante miembro.
Cuando llego el día nos vestimos todos sensuales compitiendo cada uno por el macho, ella se puso una faldita cortita que apenas le cubría el trasero y una blusita todo reveladora, yo me puse unos jeans bien ajustados, que marcaban mis nalgas perfectamente con una camisa un poco ancha pero ceñida en la cintura, me deje el pelo suelto cayendo sobre mis hombros y me maquille un poco.
Llegamos primero y pedimos unas cervezas, no habían pasado mucho tiempo hasta que Luis llego, sin poder ocultar mi sorpresa me quede anonadado cuando lo vi acercarse a nuestra mesa, era un hombre grandísimo y calvo, tan pronto nos vio nos sonrió, sus dientes eran blancos y perfectos, esa sonrisa suya me desarmo, me sentí enseguida todo cohibido ante semejante cuerpo, tímidamente le ofrecí mi mano, sentí la suya fuerte y grande, para romper el hielo lo invitamos a tomar un cerveza y nos pusimos a platicar.
Fue entonces alcance detallarlo detenidamente, me di cuenta de sus bellos ojos, tenia una cara con facciones muy varoniles, no era un adonis pero era un hombre tremendamente atractivo y desde ese momento no pude evitar de pensar constantemente de cómo seria el tamaño de su verga, involuntariamente no pude evitar acomodar mis nalgas en la silla.
Pasado un rato Laura propuso que no fuéramos al Apto, tan pronto llegamos yo me puse a preparar las bebidas y pasá palos, mientras Laura se excuso porque quería ponerse algo más cómodo, entonces me halago diciéndome que era muy lindo mientas me ponía una de sus enormes manos sobre mi pierna.
De pronto regreso Laura con una baby doll mínima y transparente que no dejaba nada a la imaginación, puso música muy suave y lo saco a bailar, entrelazados bajo él sus largos brazos a sus caderas y empezó a acariciarle las nalgas, introduciendo sus manotas debajo del baby doll que no llevaba bragas, abarcando en cada una las nalgas de Laura.
Pasados unos minutos Laura sugirió que no era justo que ella estuviera casi desnuda y nosotros no, en un minuto Luis se quito la camisa y los pantalones, quedando solo en sus calzoncillos, enseguida yo quede atónito al notar que su verga se marcaba descomunal, volvieron a ponerse a bailar y pude ver su hermoso cuerpo, su espalda ancha y gruesa, sus caderas estrechas, sus bellas nalgas y unas piernas musculosas y casi sin bellos, un semental viril y atractivo.
Yo empecé entonces a quitarme la ropa, dejándome apropósito solo el sexy hilo dental, rosado de encajes y transparente adelante que era como estar desnudo, entonces les sugerí que nos fuéramos al dormitorio.
Laura y Luis se acostaron en la cama y empezaron a acariciarse, yo me senté al extremo opuesto, pronto ella se arrodillo frente a él y le bajo el calzoncillo, enseguida quede atónito con la boca abierta al ver la enorme verga de Luis, la tenia todavía un poco flácida y ya le llegaba casi hasta la mitad de sus largos muslos, era un miembro sin circuncidar con un tronco negro, grueso y largísimo, coronado por un glande que le cubría lo que parecía una descomunal cabeza, sin poder controlarme un escalofrió me recorrió por todo el cuerpo.
Laura sin esperar una invitación se abalanzo ante semejante tranca y agarrándosela con la mano, le bajo el prepucio y una enorme cabeza morada emergió, dejando al descubierto el grueso ojo que la coronaba, entonces llevándosela a su boca pero por su grosor y tamaño, solo lograba abarcar una parte de ella, pero sin desanimarse empezó a chupársela, enseguida esta empezó a levantarse por si sola ante tantas caricias, denotando aun más un mayor tamaño, en esos momentos mi cabeza pareciera que me diera vueltas por la excitación, mirando todo aquello con lujuria y envidia con Laura, al no ser yo quien se estuviera devorando semejante instrumento.
Luis se detuvo y le ordeno que se pusiera en cuatro al borde de la cama, se coloco como él quería esperándolo con sus piernas y nalgas completamente abiertas, él se coloco detrás de ella y agarrándose su enorme verga, se la fue metiendo despacio hasta el final. Laura no pudo evitar lanzar un gritito de placer mientras le suplicaba que se la metiera toda, sin querer herirla se la empezó a sacar y metérsela cada vez mas de prisa, sin poder controlarme me acosté boca arriba sobre la cama y deslizándome por debajo de Laura, llegue hasta su sexo, quedando ambos en un 69.
Enseguida empecé a lamerme su clítoris, mientras ella me metía su lengua entre las nalgas, al mismo tiempo que veía como la fantástica verga de Luis entraba y salía de su vagina y me golpeaba la frente con su enormes huevos cada vez que la embestía, fuera de control ante semejante espectáculo, me ensañe con su clítoris, comiéndomelo con lengüetazos cortos y rápidos, con deleite no podía evitar que la mayoría de las veces lamiera también un poco el enorme pene de Luis.
Pronto Laura empezó a dar alaridos de placer, suplicándonos que no paráramos, viniéndose entonces en orgasmos múltiples e interminables, mientras todo su cuerpo se retorcía lleno de placer, entonces sin poder controlarme mas, me moví un poco mas hacia abajo y consumido por el deseo, empecé descaradamente a lamerle su verga, hasta que Laura se movió hacia arriba hasta salir de encima mío.
Entonces Luis se agarro su vergota con la mano mientras me decía chupámela putito, enseguida me di la vuelta y sentándome en el borde de la cama, trate de agarrársela pero él no me dejo y poniéndomela juguetonamente en la cara, me la introdujo en la boca. Inmediatamente el enorme grosor me dejo paralizado, apenas podía abarcarla en mi boca, su enorme cabeza era de una textura suave y caliente y entonces decidido me propuse hacer lo que fuera necesario para satisfacerlo, tan pronto tuve su enorme glande en mi boca, pude sentir el sabor en mi boca de los líquidos orgásmicos de Laura y su olor inconfundible, al mismo tiempo que percibí ese olor inconfundible a sexo de hombre, fuerte e intoxicante.
Sin perder tiempo le empecé a chupar la verga lo mejor que sabia por mi poca experiencia, le pasaba mi lengua por el largo y ancho tallo, llegando inclusive a proveerla de besos cortos y muy ensalivados, estaba completamente embriagado con su olor y sabor, después se la agarre con mi mano y metiéndomela en la boca de un solo golpe, tratando de meter tanto como pudiera en la boca, sintiendo como me llego hasta el fondo de la garganta y apenas abarcaba menos de la mitad, sintiéndome en el quinto cielo al sentirla caliente y palpitando entre mis labios, extasiado continué chupándosela con desesperación y urgencia.
A veces lo miraba a la cara y lo veía sonriéndome socarronamente, mientras me agarraba por el pelo con firmeza, dándome a entender quien era el amo y quien era el esclavo, no me importo en lo absoluto porque en ese momento supe que había encontrado mi dueño, mi amo.
Entonces con mucho miedo pero decidido le alcance a pedir que me la metiera, que lo necesitaba dentro de mí, burlándose de mí me contesto que no creía que yo pudiera soportar su verga, fue entonces cuando Laura le dijo que ella se encargaría que eso no fuera problema.
Enseguida me pidió que me acostara boca arriba sobre la cama y sacando los vibradores de la gaveta, se arrodillo entre mis piernas e inmediatamente me metió su deliciosa lengua entre las nalgas, con lujuria levante mis piernas y abriéndome las nalgas al máximo me ofrecí a ella, mientras Luis se subía también a la cama y agarrándose la verga me la puso en los labios.
Sin perder un instante me la metí apresuradamente en la boca, al volver a sentir su enorme grosor y sabor, me provoco un estremecimiento por todo mi cuerpo, de pronto me vi reflejado en el espejo del techo, con esa deliciosa y desproporcionada verga negra entre mis labios que contrastaba con la blancura del mío, entonces lo mire a la cara buscando complacencia, pero solo volví a ver su rostro lleno de burla y dominio, sin importarme continué chupando con desaforo y dedicación esa bamba negra.
Al mismo tiempo sentí como Laura me embadurnaba las nalgas con abundante crema y me penetraba el trasero con su dedo, entonces levante mis nalgas de la cama, al mismo tiempo empezó a acariciarme mi pequeño pene, este ya estaba parado al máximo, de pronto su dedo lo reemplazo por el vibrador mas pequeño que teníamos, sintiendo enseguida como este encontró un poco de resistencia con mi esfínter, pero solo por segundos porque inmediatamente sentí como se deslizo en mi interior completamente, un poco de dolor me invadió, pero pronto fue sustituido por una sensación deliciosa que me embargo, entonces despacio me lo volvió a meter y sacar varias veces hasta sentir que lo reemplazaba por él más grande (mi favorito) y gracias a la dilatación que me causo el primero facilito la penetración del segundo, evitándome mucho dolor.
Entonces mire a Laura y pude verla disfrutando con lo que me hacia, de pronto le dijo a Luis que ya estaba listo, inmediatamente Luis tomo el lugar de Laura entre mis piernas y entrelazando sus fuertes brazos entre mis piernas me inmovilizo completamente poniéndome en la postura del pollo.
Sin esperar un segundo Laura le agarro la verga y se la guió entre mis nalgas hasta las puertas de mi ano todo lubricado y dilatado, inmediatamente sentí la fuerza de su enorme tranca presionándome el ano, mientras que yo estaba embelezado y extasiado al verme reflejado en el espejo en el techo completamente espernancado y a completa merced de Luis que estaba a punto de desflorarme completamente el culo, entonces no pude apartar mis ojos de la cabezota de su larga verga negra incrustada en lo profundo de mis nalgas, percatándome cuan largo y grueso era su instrumento al ver la distancia que todavía lo separaba de mis nalgas.
Un escalofrió de miedo me invadió por completo pero ya era demasiado tarde, porque inmediatamente no pude evitar exclamar un alarido de dolor al sentir la enorme cabeza gorda y caliente abriéndose camino en mi interior, en vano trate de huir de él pero me tenia bien agarrado y mis movimientos por rechazarlo provocaron que su enorme estaca me penetrara aun más, sin saber que hacer agarre una almohada y poniéndomela sobre la cara, empecé histéricamente a ahogar mis gritos en ella rogándole que parara.
De pronto sentí que Laura me agarro el pene, que se había puesto pequeño por el dolor y comenzó a chupármelo con prisa y dedicación, inmediatamente esto me puso en un estado de agitación interna jamás experimentado por mí, ya que por un lado el inmenso dolor me cortaba como si fuera cuchillas y por el otro mi verga dura disfrutaba de las caricias de Laura.
Afortunadamente Luis se detuvo unos segundos, dándome algo de tiempo para coger fuerzas, pero entonces resignado a mi suerte con lagrimas en los ojos le rogué que no fuera brusco, por un momento pude ver compasión en su mirada, pero esto no duro mucho, ya que seguidamente continuo empujando con sus caderas su enorme cetro dentro mi, en ese momento mis gritos fueron ahogados un poco, por el enorme placer que me producía Laura ante las frenéticas chupadas a mi miembro, lo que provoco que me debatiera en un mar de sensaciones contradictorias que terminaron por enloquecerme completamente y que no evito que con un morboso masoquismo mirara al espejo viendo que a pesar que me sentía lleno en mi interior, apenas estaba ensartado por la mitad de ese grueso pistón, que parecía una barra negra taladrándome entre mis blancas nalgas. Entonces poco a poco el placer que me producía Laura se fue anteponiendo al dolor que me producía la tranca de Luis e involuntariamente empecé a mover mis caderas buscando mas placer de su boca, momentos que aprovecho Luis para enterrámela mas, después me la empezó a sacar despacio, por momentos me pareció que su verga gruesa no tenia final, el vacío en mi interior era inmenso, instintivamente baje mis manos hasta sus caderas, tratando de controlar el ímpetu de su próxima embestida mientras por el espejo podía ver asombrado y deleitado al mismo tiempo, el largísimo pedazo de verga que salía de mis nalgas.
No pude evitar que con prisa y sin misericordia me la volviera a meter, en ese momento mis gritos se confundían entre dolor y placer, en vano le volví a rogar que me la metiera mas despacio, pero él continuo metiéndomela esta vez sin detenerse en ningún momento, su grueso mástil continuo invadiéndome mis entrañas, estrechando al máximo su capacidad y con lagrimas en los ojos pude ver como está desaparecía poco a poco dentro de mí, asombrándome de la capacidad de mi recto.
Entonces deje de luchar ante semejante intruso y me entregue a la voluntad de Luis enteramente, mientras le decía papito hazme tuyo, metémela toda, en ese momento Laura masturbaba con su mano y ya sin importame el dolor, me perdí en esa ola de placer moviendo mis caderas hacia arriba todo lo que me permitía Luis, buscando la mano de Laura y cayendo después sobre la descomunal verga de mi violador, empecé a gemir de placer y perdí el control de mí, de pronto él me soltó y me coloco las piernas sobre sus hombros.
Sin esperar un segundo entonces, me arroje contra su instrumento con todas las fuerzas que me quedaban y hundiendo mis dedos en sus musculosos brazos me propuse satisfacerlo con todo el furor de mi cuerpo, entonces cerré mis ojos y meneando mis nalgas me concentre empujándolas al encuentro de su verga, poco a poco mi cuerpo empezó a contonearse, un sudor me cubrió todo el cuerpo, envuelto en mar de dolor y placer termine moviendo descontroladamente mi cabeza a los lados, mi pelo me cubrió la cara.
De pronto él con fuerza me levanto por las piernas y dejándome solo con mis hombros reposando sobre la cama, continuo metiéndomela profundamente a su antojo, sin poder aguantar mas sentí enseguida que me venia y gritando lleno de éxtasis, sentí mi esperma que salía a borbotones sobre mi vientre y en la mano de Laura.
Al instante metí mi mano debajo de mis nalgas y agarrándole las pelotas a Luis, se la empecé a acariciar y sobárselas, inmediatamente él reacciono propinándome unas estocadas profundas, excitado entonces metió sus manos debajo de mis nalgas y agarrándomelas fuertemente me hundió sus gruesos dedos en ellas, mientras me decía te voy a romper el culo, mi putica, en ese momento sentí como un río de esperma caliente me quemaba deliciosamente por dentro y lubricando las ultimas fuertes embestidas contra mis nalgas.
Al cabo de un ratito sentí como su enorme miembro salió dentro de mí, dejando después caer sobre la cama completamente vencido, agotado, maltratado pero inmensamente satisfecho, en ese momento lo mire y pude ver una sonrisa de satisfacción en su cara, entonces sentí un río de esperma mezclada con sangre me salió a borbotones entre las nalgas, cayendo sobre las sabanas, pero incapaz de detenerlo y todavía con mis ojos húmedos por las lagrimas, le pedí a Luis que me ayudara a ir a la ducha ya que mis piernas las sentía muy débiles.
Entonces me cargo hasta allí y abriendo el grifo me sostuvo mientras trataba de lavarme, trate como pude de lavarme entre las nalgas, pero un dolor intenso me atravesó por el cuerpo, Luis entonces trato de consolarme diciéndome que lo había hecho muy bien y que estaba asombrado que había logrado metérmela casi toda, algo que muy pocos habían logrado y con un suave beso en los labios me dejo en la ducha para terminar de bañarme.
Continua en "El amor me prostituyo" (parte 2), no se lo pierdan.