El amor es complicado (6)
Perdóname, no hay una sola palabra que exprese como me siento por lo mal que te he hecho sentir, Te amo y te entiendo. Sólo quiero pedirte que recuerdes que voy a estar esperándote siempre. Te amo. - le repetí antes de besar sus labios unos breves segundos.
Hola a todos esperen se encuentren bien, muchas gracias por los comentarios estuvieron muy entretenidos, por favor sigan comentando.
Espero les guste esta entrega de "El amor es complicado"
Diana:
- Al fin te encuentro - oí su dulce voz, subí mi mirada para comprobar su presencia. Lo primero que imaginé fue que Alex o Sandra le avisaron de mi partida.
- ¿A dónde vas?
- A Mérida, quiero estar allá por un tiempo.
- ¡Ah! ¿Porque no me avisaste que ibas allá? - dijo con total tranquilidad, tomando asiento a mi lado ¿es que no le importa que me voy?
- No quería una penosa despedida - enuncie con la voz apagada, me miro con desconcierto.
- ¿Penosa? ¿porque? ¿Sigues molesta? - guardé silencio, tratando a más no poder no mirar directamente a sus ojos, no podía permitir que me hipnotizará.
- ¡No te vayas!
- ¿Porque no quieres que lo haga?
- No logró entender por qué te vas. Disculpa lo de anoche no pasará de nuevo. Para el futuro evitare que mis citas coincidan. - dijo sonriente intentando bromear pero esa frase término de partir el pequeño trozo de corazón que quedaba dentro de mí.
¿Hasta cuándo esto Paola, hasta cuándo? - dije irritada con el dolor en mi voz y un nudo tomando forma en mi garganta. Me miro totalmente confundida. - no me digas que no tienes idea de lo que hablo ¿hasta cuándo seré un juego? - siguió confusa, balbuceo un par de silabas sin sentido, verla así tan desorientada sin saber que sucedía como si ni siquiera me conociera me hizo explotar - ¿Porque diablos no puedes ver esto que siento por ti? ¿Es tan difícil para ti entender que Te Amo? - se quedo helada y perpleja ante mi confesión - Te Amo - repetí en espera de alguna reacción - Lo lamento no puedo seguir así, tu estas con Diego o con Luis no sé, - mi rostro se inundo de lagrimas sin ni siquiera tener tiempo de pensarlo o el poder de retener mi llanto que incesante daba libre expresión al dolor y la aflicción que me dominaba en esos momentos - no resisto mas, simplemente me enamoré de ti. - entre abrió un poco su boca con la intensión de pronunciar algo pero no lo hizo - Aunque me duela en el alma admitirlo estoy consiente de que para ti no significó más que una aventura, un juego por qué no comprendes esto que siento, no hay un segundo del día en el cual yo deje de pensarte, en el que deje de desearte, de amarte. - luego de una pausa en silencio en la que ni si quiera se atrevía a mirarme - ¿no tienes nada que decirme?
No sé que - se apresuró a susurrar con un hilo de voz aún sin mirarme, escuché de fondo llamar a los pasajeros de mi vuelo mire el boleto y lentamente me levante para irme.
- Diana lo lamento, lamento haberte herido - la mire expectante con la ilusión en mis ojos esperaba por esa declaración que me devuelva la vida, que me diga que siente algo por mí, algo que me haga sentir más que un simple juego. - yo... yo entiendo porque quieres irte, ¡esto no ha sido justo! - mi llanto corría con más fuerza, esperaba un "entiendo lo que sientes yo siento igual" tormentosa esperanza sólo ha ayudado a que mi desilusión sea más dolorosa.
- Adiós - dije con la voz extinguida iniciando mi camino hasta la plataforma dejando atrás de mí una estela de llanto y sufrimiento.
La azafata me miro con algo de compasión y algo de vergüenza supongo que no soy ni la primera ni la última que sube a un avión en llanto tratando de huir de la realidad del dolor de un amor no correspondido.
PAOLA:
Quisiera poder tener una explicación o alguna razón que aclare mi comportamiento pero no la hallo por más que lo he intentado por más de todo lo que he pensado y analizado no encuentro una sola justificación.
He actuado con cobardía y con demasiada inmadurez, me parece increíble la grandísima estupidez que hice anoche, besar a Diego mientras ella estaba esperando mi regreso a la mesa ¿En qué diablos estaba pensando? No es que lo sé no estaba pensando, lo peor fue ver su rostro de sorpresa, de no sé de tantas cosas al verme en esa situación a las afueras del baño.
Es que me provoca golpearme a mi misma a ver sí de ese modo logró encontrar una reacción.
Estos días no me he sentido dentro de mí misma, ha habido tantas cosas que he querido decirle, confesarle que me he enamorado de ella, que he soñado con ella y que no logró entender ni detener mis actos, ha habido tantas caricias que he querido hacerle sin necesidad de que hagamos el amor, sólo acariciarla con ternura e inocencia, con la finalidad única de demostrarle mi amor, sólo he deseado besarla con dulzura, tomar su mano y llevarla a un lindo lugar pero cuando se me presenta la oportunidad la arruino tal como lo hice anoche, tenía la ocasión perfecta de hablarle de pedirle perdón por cualquier desprecio, de pedirle que sea mi pareja, de besarla y abrazarla mientras duerme pero una vez más me mostré completamente inútil para la tarea.
He permitido que mis sentimientos se escondan detrás de esta barrera de orgullo y vanidad, debería decir estupidez y arrogancia. Jamás en mi vida me había mostrado tan indecisa ante algo de tal importancia para mí como lo es ella.
Veinte años teniendo la dicha de conocerla, veinte años enfrentando cualquier situación juntas y ahora que he descubierto este sentimiento tan bello, este amor que incendia y consume mi corazón soy totalmente incompetente para expresarlo.
Es inigualable el poder que tiene sobre mí, sobre mi vida, sólo ella le da sentido a seguir cada día en este mundo lleno de tanto y a la vez de nada, sólo ella llena este vacío que hay en mi corazón y en mi alma, sólo ella despierta en mi la ternura que junto con Carlos había fallecido, sólo ella alegra mi vida y me duele tanto saber que no he podido regresarle un poco de esa felicidad que me ha brindado. Debo cambiar esto, eliminar este bloqueo que me domina y me hace padecer pues cada vez que quiero expresarle lo que siento con palabras o al menos con un lindo gesto ese bloqueo me lo impide, cada segundo de mis días se han convertido en una constante e interminable lucha entre esas dos "Paolas", la que la ama con locura y se muere por decirlo y esa otra demente irracional que tan sólo busca placer, ese placer que se ha vuelto doloroso para mi, con cada beso, con cada caricia, con cada roce de mi piel y la suya únicamente busco demostrarle que la AMO y la necesito a mi lado pero solamente consigo que demuestren lujuria y deseo, no quiero que crea eso de mi que sólo la busco por sexo, no quiero que crea que es eso porque no es eso lo que siento, sí cada vez que le hago el amor me resultan momentos celestiales en los cuales nuestras almas se unen volviéndose una, sin complicaciones, sin falta de comunicación, momentos exclusivamente hermosos e insuperables. Pero luego está idiotez se apodera de mi impidiéndome abrazarla, darle cariño, amarla. Esa misma idiotez hace que me gire a un lado dándole la espalda cada noche pero deseando tormentosamente tenerla en mis brazos.
Cada noche pasa sin que logre decir o hacer algo, me siento débil, inútil, cobarde, pusilánime...
Tal vez sí cumplo mi promesa y la llevó de nuevo a la hacienda, pueda manifestarle lo que siento abrirle mi corazón. Fue demasiado bello lo que vivimos en la hacienda los días de su cumpleaños, fue una total fantasía en la cual me encantaría vivir inmersa...
Sí eso es lo mejor ir a allá, se que se me hará más fácil hablarle y comportarme como debo, amarla como deseo. Me levante con una sonrisa radiante en mi rostro pues ya había visto una solución a mi dificultad. Recorrí todo el departamento buscándola pero no estaba, me extraño pero a la vez supuse que regresaría pronto, tal vez está comprando algo -pensé -.
Busqué una ropa limpia de la suya para colocármela, encendí mi celular y casi de inmediato entró una llamada de Alex.
- Hasta que atiendes. ¿Donde estas? Diana está en el aeropuerto se va de Caracas. - dijo apresurada con las palabras chocando una tras otras, apenas logré entenderle.
- ¿Cómo que se va? ¿Porque?
- No sé, su vuelo sale en una hora.
- Voy para allá - dije sin pensarlo y colgando la llamada, termine de colocarme la franelilla, tomé las llaves del carro y salí corriendo.
En el camino no dejaba de tener ese presentimiento de que algo estaba mal, de que la había perdido, que huía de mí y de mi maltrato. Casi choque camino al aeropuerto además de que me salté varios semáforos en rojo pero lo logré estacione rápidamente y fui a buscarla.
Entre a la sala de espera y no la veía comenzaba a desesperarme hasta que la vi con su mirada fija en las maletas, tomé aire para tratar inútilmente de controlar mi corazón desbocado.
- Al fin te encuentro - enuncie alegre, subió su mirada para verme
- ¿A dónde vas?
- A Mérida, quiero estar allá por un tiempo.
- ¡Ah! ¿porque no me avisaste que ibas allá? - dije con una tranquilidad ilógica, me está diciendo que se va y yo pregunto una cuestión de alta obviedad (está muy claro que ya no me soporta más) con total tranquilidad. Sólo quiero decirle que se quedé y que me perdone pero mi voz me traiciona diciendo otras palabras, palabras sin sentido.
- No quería una penosa despedida - confesó con la voz apagada, irracionalmente la mire con desconcierto y para colmo como sí no supiera pregunté.
- ¿Penosa? ¿porque? ¿sigues molesta? - guardo silencio mientras yo le suplicaba a mi cuerpo que se arrodillara y le pidiera perdón una y mil veces pero nada sucedía hasta que logré decir a medias - No te vayas - pero sin el tono de suplica que quería.
- ¿Porque no quieres que lo haga? - este es el momento díselo, dile que la amas, vamos dilo -pensé- pero no dije nada, que castigo tan... Me siento encerrada en mi propio cuerpo sin control alguno sobre él.
- No logro entender porque te vas - ¡decir eso es un disparate, yo soy un disparate! - disculpa lo de anoche - pedí con sinceridad ahora solo falta decirle que la amo pero al contrario se me ocurrió algo mejor una broma totalmente estúpida - para el futuro evitare que mis citas coincidan - ¿cómo se me ocurre decir eso?, lo dije con una sonrisa completamente absurda, esto es increíble.
- ¿Hasta cuándo esto Paola, hasta cuándo? - me pregunto irritada me quedé helada, irracionalmente la mire confundida ¿confundida? Sí sé exactamente a lo que se refiere - no me digas que no tienes idea de lo que hablo ¿Hasta cuándo seré un juego?
Balbucee sin sentido.
Oí sus palabras pero no las comprendía porque luchaba por librarme de está opresión y poder decirle que no es un juego que nunca lo ha sido. Estaba en la plenitud de mi guerra mental cuando la escuché decir "Te Amo", mi corazón latió con furia reventándose de la alegría, todo este tiempo me pregunté sí correspondía a mis sentimientos silenciados y escondidos pero oír que lo diga no tiene igual, es la más perfecta melodía para mis oídos, como deseaba oírlo. Pero vi su rostro lleno de lágrimas y mi corazón ya no se reventó de alegría sino de dolor, sus bellos ojos azules empapados por el llanto, su lindo rostro afligido me hizo sentirme la peor persona en toda la tierra.
- ¿No tienes nada que decirme? - pregunto en medio del llanto, sólo quería abrazarla y pedirle perdón.
- No sé que... - dije apresurada sin revelarle mi amor, se levanto yo lo hice de inmediato.
- Diana lo lamento, lamento haberte herido, yo... yo entiendo porque quieres irte ¡Esto no ha sido justo! - pero por favor no te vayas, no me dejes, sin ti solamente soy ¡NADA! -pensé- Parecía estar en shock, congelada por tantos sentimientos la felicidad interminable de escucharla decir que me ama, el dolor de verla llorar y la impotencia de no poder hacer nada.
- Adiós - dijo mientras tomaba sus maletas.
Inmóvil la vi dar sus pasos hasta la plataforma con ganas de hacer millones de cosas para evitar que se fuera pero no hice ninguna. Volví a sentarme en ese asiento en donde tan sólo unos pocos instantes atrás había visto llorar a la persona que más Amo en el universo, la vi sufrir y no hice nada para impedirlo. Sentí unas ganas inmensas de salir corriendo a buscarla, me levante con toda la intención de hacerlo pero me contuve al pensar que su vuelo ya debe estar partiendo. Con la mirada fija en ningún lugar tomé asiento.
La imagen de su rostro inundado en lágrimas dominaba mi mente, sentía un suplicio y una pena adueñarse de mí, una angustia sin consuelo por saber que ella estaba padeciendo gracias a mí un vacio enorme en mi alma. Pero aun así no deseaba quitar esa imagen de mi mente me la merecía, esa ha sido la siembra que me he encargado de hacer ahora debo cosechar todo ese dolor y esa tortura por la cual la hice pasar, quería sufrir como ella lo ha hecho pero estoy consiente que por más que el sufrimiento me acoja en sus brazos jamás podré igualar su pena.
Sandra: ¿Dónde está? - me pregunto agitada.
Paola: Se ha ido, yo la deje ir - comenté con un hilo de voz.
Alex: ¿Como que la dejaste ir? ¿Qué paso?
Paola: Me confesó que estaba enamorada de mí y yo no pude decir nada, partió en llanto por mi culpa. - dije mortificada.
Por mi culpa todo este sufrimiento ha sido por mi culpa, cuanto me arrepiento de no haberla abrazado cuando pude, de no haberla acariciado, de no haberle dicho que la amo. Me sentía furiosa y dolida, no aguantaba el choque de emociones dentro de mí.
Alex negó con la cabeza y su rostro enrojecido.
Alex: ¡Es irónico! - exclamó con tono de molestia.
Paola: ¿Qué?
Alex: Todo lo que te has esforzado en protegerla de que ningún hombre la haga sufrir y mira tú has sido la que le ha roto el corazón.
Eso me hizo caer en cuenta en esa cruda realidad siempre me parecieron poca cosa los hombres que se acercaban a ella, ninguno la merecía. ¿Y qué he hecho yo? Darle sufrimiento eso es lo único que he hecho. Fui una completa idiota... Partimos, me despedí a medias de las chicas y partí en mi carro hacia mi departamento.
Pasaron las horas y yo presencie el movimiento de cada aguja con el avance de los segundos, sentada en el sofá con botellas de whisky a mi lado, gastándole la batería a mi celular tratando de comunicarme con ella sin tener éxito, me sentía desesperada, acorralada sin poder hablarle, angustiada por su sufrimiento, sintiéndome lo peor, el daño que le he hecho no podré repararlo jamás.
En un arranque de irá tumbe las botellas que yacían sobre la mesa, las lance al piso sin pensarlo me siento impotente y el licor no me ayuda, sólo me ayudó a mantenerme idiota e inconsciente del daño que le hacía con cada decisión frívola que tomaba, a no ver que me ama y que sin ella yo no tengo vida, no soy nadie. Tomé una foto juntas entre mis manos, la tomamos en el club el día de mi cumpleaños, lucía tan hermosa y radiante. Seguí mirando con ternura la foto algunos segundos más hasta que caí en cuenta que debo recuperar esa linda sonrisa que se dibuja en su rostro, que debo hacerlo sin importar los medios, tengo que verla feliz.
No hay más que pensar me voy ya a Mérida a ver directamente esa belleza de ojos azules y decirle con toda la sinceridad que jamás había usado que la AMO. Llame el aeropuerto, llegaré al Vigía casi al anochecer y en Mérida estaré a eso de las once según mis cálculos.
Sabía bien que como siempre se hospedaría en el Caribay, no le gusta quedarse con su familia me pregunto qué pensaría su madre sí supiera todo lo que ha sucedido entre nosotras, ja se moriría, si todavía le pelea a Diana porque no se ha casado, su madre es muy a la antigua. Sí supiera que ella está enamorada de mí... ¡Dios! ¡Qué bien se siente pensarlo! ¡Me ama! Que feliz me hace saberlo pero lo he estropeado todo.
Aunque tengo esperanza y confianza en que tengo una buena posibilidad de que me perdone y tal vez pueda darme la oportunidad de conquistar su corazón de nuevo, quiero ganármela, luchar por ella.
Llegué más tarde de lo que creí así que me hospede en el hotel a tan sólo tres habitaciones de la de ella, era demasiada mi tentación de ir de inmediato a verla pero no, debo dejarla descansar.
No dormí pensando en cómo hablarle y en que me respondería, me sentía ansiosa, nerviosa, sonreí pensando en mi reacción sí me dice que sí y me deprimí pensando en sí su respuesta era un no.
Entre tantos pensamientos llegó el amanecer, soborne al camarero para que me dejara entrar a su habitación junto con el desayuno.
- Servicio de habitación - anuncio el chico con cautela antes de irse, Diana salió al living en donde yo me encontraba parada junto a la mesa con mis nervios a millón, aun llevaba puesta la ropa del día anterior.
Lucía deprimida, demacrada, eso intensifico en mí ese sentimiento de que soy lo peor.
Cuando me vio se sorprendió a tal punto que creí le daría un paro cardiaco.
- Hola - dije totalmente avergonzada por mi comportamiento, mire sus ojitos irritados.
- ¿Pero que, como? - dijo nerviosa, suspiro.
- Te traje el desayuno - comenté señalando la mesa, ella miro la comida y luego me miro a mi.
- ¿Qué haces aquí? - pregunto con tono de voz seco.
- Necesito hablar contigo, no puedo permitir que todo quedé como ayer lo dejamos. - me miro impaciente.
- Te escucho - aclare un poco mi garganta ante los nervios.
- Primero que todo quiero pedirte sinceramente perdón por todo lo sucedido, he sido muy tonta, perdóname, yo...
- Está bien ya comprendí que no sientes lo mismo que yo y lo acepto - dijo evitando que culminará mi suplica de perdón, con la mirada baja y su tono de voz silencioso pero que a la vez retumbaba en mi mente reprochándome, gritándome que soy la causante de su dolor, la responsable de que haya perdido su linda sonrisa, bajé mi mirada rápidamente pues no me sentía capaz de sostener la suya, no tenía el valor para mirarla fijamente.
Dudosa me acerqué a ella tomé sus manos temblorosas entre las mías de nuevo la suavidad de su piel logró hechizarme, con lentitud fui subiendo mi mirada desde sus manos hasta su rostro
- Eso no es así Diana, yo también te amo - confesé con el corazón abierto, vi crearse en sus ojos un brillo al oír mis palabras pero pronto desapareció.
- ¡Eso no ha sido lo que me has demostrado! - replicó soltando sus manos de las mías y alejándose de mí, dirigiéndose a la ventana.
- Lo sé, lo sé - admití avergonzada y llena de una tristeza enorme. - por eso te pido perdón, - suplique - lamento tanto ese comportamiento sí tan sólo pudiera revertirlo. Debes creerme Diana yo te AMO - Afirmé tratando de darle contundencia a la frase pero mi tono de voz estaba ahogado en la pena de verla deprimida. - Perdóname - implore en espera de alguna reacción suya pero ni siquiera se movió.
Me moví hasta su frente para ver su rostro, un par de lágrimas silenciosas lo recorrían. Tomé su rostro entre mis manos y con la yema de mis dedos aparte esas lágrimas. Con un movimiento sutil de mis manos la obligue a que me mirara
- Te Amo - Dije.
Su llanto aumento y se apartó de nuevo de mí para tomar asiento sobre el sofá. Un par de segundos pasaron en tenso silencio.
- No sabes cuánto soñé con que me dijeras esas palabras, ni imaginas todo lo q mi mente jugó con la idea de que por fin lo hicieras de que por fin dijeras que me amas, cada noche imaginé cual sería mi reacción al oírte decirlo y mira ahora que ha sucedido ninguna de esas imaginaciones se han hecho realidad.
- ¿Qué significa eso? - pregunté aterrada.
- ¡Es tarde! - declaró con la mirada fija en no sé qué lugar y sus lágrimas incesantes.
- ¿Ya no me amas? - pregunté con el mismo sentimiento de terror temiendo a que la respuesta fuera un "no".
- Claro que aún te amo - mi corazón latió con fuerza - pero este dolor que siento es muy grande, me siento demasiado mal - bajé la mirada maldiciendo mi propia existencia por haberla herido así - necesito tiempo para sanar mis heridas, necesito estar a solas y pensar - sentí mi garganta seca y unas ganas de llorar sin fin.
Me acerqué y me arrodille ante ella.
- Perdóname, no hay una sola palabra que exprese como me siento por lo mal que te he hecho sentir, Te amo y te entiendo. Sólo quiero pedirte que recuerdes que voy a estar esperándote siempre. Te amo. - le repetí antes de besar sus labios unos breves segundos.
Me levante sin decir nada y salí de su habitación. Cerré la puerta pero luego de haber salido me sentí inconsciente de mi misma, recosté mi cabeza a la puerta con mi mano aún sosteniendo la manilla, y allí en ese preciso momento comencé a vaciar mi llanto sigiloso. ¡Qué tonta he sido! ¿En serio creí que con un par de palabritas remediaría el daño que he hecho? ¡Qué ingenua! Pase un par de minutos recostada a la puerta del mismo modo, a tan solo un par de metros de distancia pero sentía que su corazón estaba a kilómetros de mi y que por más que corriera no podría alcanzarlo. Luego de verme en la situación que estaba, recostada a una puerta llorando sin consuelo partí a mi habitación a buscar las pocas cosas que había traído conmigo para irme de nuevo a Caracas.
Camino al Vigía la llame para avisarle que regresaba, le recordé que la esperare el tiempo que sea necesario y le repetí que la amaba. Pero su voz no me daba muchas esperanzas ¿Y sí nunca regresa a mi? ¿Qué va a ser de mi y de este amor?...
Llegué a Caracas agotada, fui directo a mi departamento. Entre con la intención de ir a dormir pero termine bebiendo en la sala recordando cada momento a su lado, tratando inútilmente de ahogar mis penas, de verdad que no quería hacerlo, sabía que no tenía sentido hacerlo pero al igual que en todo este tiempo me volví a embriagar hasta que no supe más de mi.
Al día siguiente me levanto el sonido de alguien llamando a la puerta estaba acostada en el sofá, con la foto de ella y mía alojada en mi pecho. Me levante con un dolor de cabeza increíble, creí mi cerebro iba a explotar. Abrí la puerta, era Sandra y volví al sofá...
- ¿Qué pasó aquí? - pregunto mirando el suelo las botellas partidas y las otras vacías. Sólo la mire. - Paola - dijo con ternura tomando asiento a mi lado - no puedes beber tanto, ya te lo he dicho. Levántate y vamos a comer seguro no lo has hecho.
- ¡La perdí! - fue lo único que pude decir.
Luego de contarle lo que sucedió trato de consolarme asegurándome que ella me ama y seguro va a volver. Cuanto deseo poder creer eso.
Días transcurrieron en la soledad de mi apartamento, sumergida en está oscuridad que me ciega sin la luz que ella provee a mi vida. Alex me dio el número de una terapeuta, me amenazó sí no voy a verla ella la traerá aquí para que me saqué de mi depresión. Ja, ja no creo en la terapia, además la única que puede sacarme de mi depresión es Diana, la única capaz de traerme de vuelta a la vida con solo un beso, con solo verla, con solo su presencia es ella.
La he llamado todos los días alrededor de cinco veces al día, y no he perdido oportunidad de decirle que la Amo, pero su tono de voz sigue igual seco.
Estoy agonizando, sumergida en esta terrible tortura de vivir sin ella.
Tomé la decisión de ir a la dichosa terapia con la finalidad de que Alex me dejara en paz.
Las primeras sesiones fueron un poco graciosas pues la terapeuta trataba de sacarme las palabras a como diera lugar pero yo sólo decía lo necesario y eso parecía preocuparla más...
Hasta que al fin lo logró.
- Alex me ha dicho que más nunca ha nombrado a tú prometido ¿porque? - yo voy a matar a Alex en serio. Bajé la mirada y guardé silencio. - Carlos era su nombre ¿verdad?
- Sí. - respondí a medias sintiendo su mirada clavarse sobre mí.
- Anda cuéntame algo sobre él. - dijo soltando su libro de notas, supongo que es alguna técnica de persuasión.
- Era árabe. - dije en un susurro sin querer hablar más.
- ¿Lo amabas? - me pareció muy imprudente su pregunta. ¿Amarlo? él era mi vida, nada tenía sentido sin él pero Diana siempre estuvo allí acompañándome en ese oscuro túnel tratando de mantenerme en la realidad. Hasta que sus labios le devolvieron colorido a mi vida, hasta que sólo ella se volvió indispensable, se volvió más que mi mejor amiga se volvió el amor de mi vida, ella hizo que mi corazón latiera con otra finalidad mayor que mantenerme con vida ella hizo que latiera por amor, por mi amor hacia ella. Sí no hubiese sido por ella no se qué sería de mi vida, no sé donde estaría en estos momentos. Me levante furiosa conmigo misma.
- ¿Sí no logras sanar como esperas poder brindarle amor a Diana? - dijo la terapeuta levantándose también, no sabía que supiera tanto de mi vida en serio voy a asesinar a Alexandra.
- No necesito esto - asegure tomando mi cartera.
- Es lo que más necesitas - me replicó - debes desahogarte.
La mire unos instantes.
- Por favor toma asiento de nuevo.
Así lo hice me senté y luego de darle muchas vueltas al asunto comencé a desahogarme Era la primera vez que hablaba de Carlos desde que falleció, era la primera vez que confesaba sentirme culpable por haberlo dejado ir a solas al departamento esa noche.
Sí, la terapeuta tenía razón comencé a sentirme mejor al vaciar todo ese dolor pero ahora tenía otro dolor de más peso, Diana.
Converse con la terapeuta no se cuanto tiempo pero dije todo lo que sentía.
Luego de eso cada sesión se hacía más amena y más suelta por mi parte.
Deje de beber pues me di cuenta que sólo lo hacía para esconder mi agonía interna, al igual que el orgullo que expresaba con mis actos trataba de convencerme a mi misma de que todo estaba bien, fue un grave error todo mi comportamiento pero lo que más me lástima y de lo que más me arrepiento es que Diana fue la que pago por mi dolor, fue la que sufrió por mi comportamiento.
Diana:
Estos días sin ella pasaron sin brillo, sin importancia.
Cada mañana me despierto preguntándome si fue lo correcto dejarla ir, ciertamente necesito sanar, pero ¿No sería más fácil sanar si estoy a su lado? Pasaba los días consolándome con el recuerdo de su voz anunciando que me ama, que dicha tan grande sólo hubiese deseado que las circunstancias hubiesen sido distintas.
Esperaba con ansias cada día sus llamadas, sólo su voz me daba paz.
Uno de esos días fui a casa de mis padres me encontré allí con Javier (un viejo amigo de la familia, es cinco años mayor que yo) me saludo con total amor igual que siempre lo ha hecho.
Desde que nos conocimos a insistido en cortejarme pero nunca lo he aceptado. Me desanimo verlo para ser sincera, no se me antojaba escuchar frases bonitas. Pero pronto noto mi estado de ánimo y hasta me brindo su amistad. Le conté lo que me sucedía y supo entenderme. No intento cortejarme, solo me dio un hombro sobre el cual llorar, trato de distraerme de mis penas aunque era inútil pero valore su esfuerzo.
En una de esas tantas salidas en las que se esforzó en planear para distraerme me llevó a comer helados.
- Tienes una sonrisa muy bella. - me dijo luego de ver una de esas sonrisas que ni siquiera se asemejaban a las que Paola provoca en mi. Intento acercarse para besarme, me aleje de inmediato.
- Perdona - pidió.
- No perdóname tú, esto de intentar ser amigos no ha sido buena idea. Tú sientes algo por mí y yo no quiero ilusionarte falsamente, no quiero herirte tú sabes bien que mi corazón le pertenece a ella.
- Feliz me haría sí me dieras la oportunidad de mostrarte un modo de amar diferente pero yo estoy consciente que la amas a ella. Sólo sigamos así no me prives de tú amistad por favor.
Seguimos conversando de otras cosas de verdad no quería hacerle daño pero en cierto modo lo necesitaba, necesitaba su amistad pero en realidad creí que entendía mi situación entonces no pensé más en las posibles consecuencias de dicha amistad.
Paola:
Voy camino al aeropuerto a recogerla al fin después de estos dos meses y veinte días de calvario voy a verla.
Estoy demasiado ilusionada, demasiado feliz, demasiado nerviosa no puedo controlarme.
Organice una cena romántica en un restaurante que le encanta.
Me he sentido mucho mejor con lo de la terapia poco a poco voy sintiendo que voy siendo la misma de antes. Sólo falta que Diana me permita volver a su lado y entonces, sólo entonces mi vida estará completa.
Espero ansiosa por su llegada me siento, me levanto, camino de un lado a otro, ¡Que impaciencia! ¡Dios! - exclamé mentalmente al verla - ¡Que bella está, preciosa y sencilla como siempre! Sólo verla desboca mi corazón, sólo verla me brinda felicidad, esos ojos azules como el cielo, siempre cristalinos y puros. Sonreímos al vernos mutuamente. Aceleró su pasó para saludarme y yo me acerqué acortando distancia.
La abrace por la cintura y ella ajusto sus brazos en mi cuello, no sin esfuerzo logré controlar los temblores en mi provocados por su cercanía. Bese su mejilla con lentitud y ternura, degustando la suavidad de su piel, disfrutando el delicioso aroma que emana.
La abrace varios segundos no quería despegarme de ella, quería sentirla así cerca de mi por siempre