El amor es complicado (5)
Hoy sí voy a hablar me siento altamente obligada a hacerlo. Sí no logró decirlo entonces tendré que escribirlo en una nota pero de hoy no pasa que lo sepa, que sepa todo lo que la amo.
Saludos a todas y a todos espero se encuentren bien Gracias por los comentarios Espero les guste esta continuación besos.
Diana:
- Hola Dianita - saludo con tono de ebriedad - ¡Esa bata de dormir te queda bellísima! - exclamo detallándome con picardía, pasó a tomar asiento en el sofá. Cerré la puerta.
- ¿Dónde estabas? ¡Me tenías preocupada!
- Allá, acá, en todos lados - sonríe sin sentido, está bastante ebria - estaba de parranda como tú le dices.
- ¡Estas demasiado borracha!
- Sólo un poco - siguió detallando mi cuerpo - ¡Ven dame un beso! - no me moví, seguí mirándola fijamente intentando adivinar que pasaba por su mente, por su corazón.
- No deberías beber tanto sabes que eso te hace mal - su rostro mostró una mueca de irritación - además de que lo estás haciendo a diario - puso los ojos en blanco.
- Diana por favor sin sermones, porque no te voy a escuchar. Sólo quiero besarte, ven no te hagas de rogar.
- Primero déjame prepararte un café a ver sí se te pasa y segundo dime ¿dónde estabas? - me dirigí a la cocina a preparar el café, me siguió.
- ¡Que sería estas! Déjame darte un masaje así te relajas ¿Sí?
- ¿Dónde estabas? - pregunté tajante ignorando su proposición, resoplo.
- Estaba con Diego, por hay... - anuncio con tono obstinado. ¿Diego? ¿Está volviendo a salir con él? Sentí ese dolor tomar fuerza en cuestión de segundos. Está es simplemente una señal más que me indica que lo nuestro no tiene futuro. - está mañana termine con Luis - dijo con total indiferencia.
- ¿Qué? ¿Por qué? - me apresure a preguntar, trataba de entender el hilo de los acontecimientos.
- Porque fue temprano al departamento y nos vio durmiendo juntas - me explicaba con la lengua un poco trabada - no debí haber accedido a darle llaves de mi departamento, en fin le pareció extraña nuestra conducta de ayer en el club, ¡Dios, estabas bella, bueno estas bella! En fin fue a chequear y se llevó una sorpresa, ja, ja - se burlo - hubieses visto su rostro, lo termine cuando empezó con el "¿por qué diablos me engañas?"
- ¿Y porque lo engañabas? - me miro confusa como diciéndome que yo se la respuesta.
- No tengo ánimos de hablar - dijo irritada dirigiéndose al sofá. En un par de minutos estuvo listo el café, fui a llevárselo.
- ¿Por qué estuviste bebiendo todo el día? ¿Por despecho? - sonríe. - ¿Despecho? Ja, ja. Claro que no, estaba celebrando mi soltería. - guardamos silencio, la miraba expectante mientras bebía su café, supongo que inconscientemente esperaba me pidiera ser su pareja o algo serio de una vez por todas, ¡que ilusa soy!
- Abordando un tema más importante, esa bata te queda sumamente sexy - miro mis piernas descubiertas - ¿qué te parece sí vienes aquí? - enarco una ceja - para quitártela.
- Y ¿Qué te parece sí más bien duermes un poco? A ver sí se te termina de pasar.
- Vine en busca de algo y no me voy a ir sin conseguirlo - dijo acercándose a mí.
- Yo no te estoy diciendo que te vayas sólo digo que deberías dormir - colocó sus manos en mis caderas apegándome a ella.
- ¿No me deseas? - susurro rozando su nariz con la mía, ¿Como hago para decirle que no? Sería una vil mentira, solo su cercanía me enloquece, me hace perder la razón y no querer recuperarla jamás.
Bese sus labios ardiendo en deseo. La lleve con un leve empujón de vuelta al sofá, dejándola caer sobre él, tomé asiento en sus piernas besándola de nuevo y dejando libre mis manos recorriendo todo su cuerpo, sus manos se paseaban entre mi espalda, mis glúteos y mis piernas. En un solo movimiento me acostó sobre el sofá para luego posarse sobre mí, colocándose entre mis piernas, su muslo rozaba mi intimidad haciéndome gemir, su mano izquierda recorría mis piernas acariciándolas con delicadeza, sus labios estaban en los míos, mis manos se metían dentro de su franelilla logrando erizar su piel, sus besos avanzaron lentamente desde mis labios hasta mi cuello para adueñarse de él, le dio un pequeño mordisco al lóbulo de mi oreja.
- Quiero oírlo - susurro seductoramente.
- ¿Qué cosa? - pregunté sin aliento
- ¡Qué quieres que te haga mía, quiero oírlo!
- Sabes que es así - separo sus labios de mi cuello para mirarme con una ceja enarcada que gritaba "¡Lo sé pero quiero oírlo!", sonreí con picardía y mirando fijamente sus ojos claros dije
- Te deseo, quiero que me hagas tuya.
Sonríe satisfecha al oír mis palabras. Para luego unir nuestros labios de nuevo con intensa pasión y desenfreno, nos tomo solo segundos deshacernos de nuestras ropas.
Moviendo rítmicamente su muslo seguía rozando mi intimidad, mientras acariciaba mis pechos y besaba mi cuello. Con lentitud deslizó su mano desde mis pechos hasta tocar pausadamente mi clítoris y mis labios vaginales, con suma suavidad fue introduciendo uno de sus dedos dentro de mí, luego introdujo otro arrancando de mis labios un fuerte gemido. Comenzó a moverlos con habilidad y maestría, no pude resistir mucho en poco tiempo estaba llegando a uno de los orgasmos más potentes de mi vida. Me beso con ternura antes de permitirme cambiar de posición y dejarme arriba de ella. Bese cada centímetro de su piel sin omitir ningún detalle de su anatomía, llegué hasta su sexo para acariciarlo con mis labios, tímidamente inicie una penetración con mi lengua, la escuchaba gemir mientras mis manos rozaban sus senos permitiendo que mis dedos se recrearan con sus pezones. Continúe alternando mis movimientos, por segundos jugaba con su clítoris y luego seguía penetrándola con mi lengua. Pronto percibí que alcanzaba el clímax.
Subí a la altura de sus labios para besarlos deliciosamente, me abrazo con fuerza rodeándome de la cintura. Deje de besarla para recostarme pegadita a ella refugiando mi rostro entre su cuello y hombro. Un par de minutos perfectos en los cuales el tiempo parecía estar detenido hasta que decidió levantarse para tomar una ducha para la cual obviamente no me opuse en hacerle compañía.
Sin ningún tipo de dificultad se quedó dormida luego de la ducha, estuve observándola por algunos momentos, me tenía muy sorprendida que no haya notado mis ojos irritados por el llanto de la tarde. ¿Fue la ebriedad que no le permitió darse cuenta o simplemente no quiso darse cuenta?
El día siguiente luego de desayunar partió a cumplir con sus compromisos al igual que siempre.
Yo tenía mucha nueva información que procesar ahora Paola se encontraba soltera y por lo que me dijo ayer estuvo todo el día con Diego y su novia , más un par de amigos. Eso me convierte en la única vida amorosa que tiene en estos momentos.
Es una luz brillante al final del túnel, por fin tengo una esperanza, sí hablo con ella tal vez haya la posibilidad de que me tomé en serio de una buena vez.
Estaba completamente feliz e ilusionada está es la mejor oportunidad de estar con ella que he tenido hasta ahora.
Pasaron dos noches más, las cuales pasamos juntas y en las cuales no pude decir nada pero hoy será diferente, me ha invitado a cenar en un nuevo restaurante italiano, recién lo inauguraron la semana pasada.
Hoy sí voy a hablar me siento altamente obligada a hacerlo. Sí no logró decirlo entonces tendré que escribirlo en una nota pero de hoy no pasa que lo sepa, que sepa todo lo que la amo.
Pasada las ocho y media fue a buscarme al departamento.
Me arreglé sencilla un jean, franelilla y tacones altos. Ella por otro lado lucía impactante. Beso mis labios y partimos.
Los nervios me estaban comiendo viva camino al restaurante, no dejaba de preguntarme a mi misma como iba a reaccionar
Decidí iniciar la conversación mientras esperábamos la pasta que habíamos ordenado.
- ¿Cuándo volvemos a la hacienda? - pregunté inocente.
- Ah no sé, todavía tengo algunos pendientes, no creo poder pero tú puedes ir. - respondió sonriente.
¿Recuerdas que te había dicho que sin ti no tenía sentido estar allá? - Coloque mi mano sobre la suya que descansaba sobre la mesa - sin ti no quiero ir. - concluí, ella simplemente dejó dibujar una sonrisa nerviosa en su rostro y sutilmente deslizó su mano para tomar su copa de vino dejando la mía abandonada sobre la mesa, dio una mirada tímida a su alrededor, ¿Ahora sí le preocupa que nos vean juntas? Con el corazón medio roto, sintiéndome torpe y estúpida deslice mi mano sobre la mesa para dejarla reposar sobre mis piernas, no creí que pudiera sentir tanto dolor por un sólo movimiento gestual.
Estuve varios minutos callada con las manos unidas sobre mis piernas buscando la fuerza para no llorar.
- Diana ¿estás bien?
- Sí, sí - dije aún sin subir la mirada.
- Te decía que yo te prometí que volveríamos a la hacienda y lo haremos dame un mes para salir de todos los compromisos que tengo
- Ok - ¡sí recuerda la promesa! Ya estaba sospechando que había perdido totalmente la cordura y había alucinado por completo ese viaje pero sí ella recuerda la promesa entonces no estoy tan loca después de todo. Respiré profundamente, tengo que retomar el coraje para decirle lo que siento. Aguardare un par de minutos y luego le diré.
Volví a respirar profundamente antes de subir mi mirada y encontrarla con la suya, la cual irradiaba picardía. Me sonríe con una perfecta mezcla entre esa picardía y ternura.
- Discúlpame voy al tocador.
Volvió a sonreír con un guiño en su ojo derecho. Se levanto y fue al tocador.
Me quedé analizando por unos segundos su picardía y el modo en que me guiño el ojo ¿quiere que la siga al tocador? Rápidamente me levante para alcanzarla. Iba con esa sonrisa estúpida, esa sonrisa de ilusión, cuando la veo besándose con Diego afuera del baño lo tenía contra la pared, despego sus labios de los de él y volteó a verme, la expresión de su mirada cambio de picará a algo que tal vez podría describir como susto al verme como una estatua presenciando aquel apasionado beso sin decir nada di media vuelta para regresar por donde vine. ¡Qué tonta soy! Su guiño y su picardía seguro quiere que la alcance en el tocador ja, ja no me di cuenta de que Diego estaba en la zona.
Se me estaba desquebrajando el alma en mil pedazos, fui hasta la mesa deje algunos billetes para cancelar la cena que ni siquiera había llegado, tomé mi cartera para partir en busca de un taxi.
Estaba a escasos pasos de la puerta del restaurante cuando sentí su mano tomar la mía, la suavidad de su piel no podré confundirla con ninguna otra jamás.
- Espera ¿A dónde vas?
- A mi departamento.
- ¿Por qué? - pregunto colocándose delante de mi trancando mi pasó.
- ¿Por qué? Me traes a cenar para besarte con Diego en el baño, ¡estoy sobrando!, tú ve sigue tus ocupaciones.
- Terminemos de cenar, tienes razón, ¡discúlpame! - pidió con rostro sincero - dejare lo de Diego para otro día - ¿dejare lo de Diego para otro día? ¡Qué diablos! Mi furia llegó a un nivel que nunca antes había sentido. No dije nada sólo trate de evadirla, me tomo de la mano de nuevo casi inconscientemente me la sacudí con un movimiento brusco.
- Diana la gente nos está mirando, cálmate.
- ¿Ahora sí te importa que nos vean? El sábado estabas a punto de hacerme el amor en el centro del club y no te importaba. - mis propias palabras me dolían jamás la había tratado con tal desdén. Paola se quedó estática ante mi reclamo ni siquiera se movió, por otro lado la gente del alrededor comenzaba a observar con más descaro no se qué tan alto dije lo que dije.
Con la irá y el dolor revueltos en mi ser continúe mi avance con la finalidad de tomar un taxi que estaba en la entrada. Abrí la puerta para subir pero Paola llegó y rápidamente se interpuso entre el auto y yo.
- Yo te traje y yo te llevó.
- No, ¡me quiero ir sola!
- Diana por favor no me hagas esto, déjame llevarte, no seas necia es peligroso que te vayas sola.
- No yo me voy en el taxi.
- Ok entonces vamos, - abrió pasó invitándome a entrar en el taxi - dale sube yo me voy contigo, no importa yo dejó la camioneta aquí botada pero tú sola no te vas, ¡sube! - permanecí callada sin moverme, sólo la miraba intentando comprender. - te lo pido déjame llevarte - me miro fijamente con ojos suplicantes demostrando esa expresión de ángel inocente. Asentí con total seriedad, le dio algún dinero al taxista por el tiempo perdido.
Subimos a la camioneta, a mitad del camino comenzó a llover a cántaros.
Detuvo el carro en el estacionamiento de mis residencias. Llovía torrencialmente pero sin dudarlo abrí la puerta del auto.
- Espera ¿te vas a ir así? - dijo rompiendo el silencio que reino en todo el camino.
- Buenas noches Paola. - me bajé, velozmente para refugiarme de la lluvia en la entrada del edificio. Antes de entrar la tentación era mucha así que me gire para mirar por última vez hacia ella, para mi sorpresa Paola se había bajado, estaba recostada al carro, mirándome inmóvil.
- ¿Qué haces?
- Espero a que dejes de estar molesta.
- Pero que dices, es ilógico, vete a casa, está lloviendo demasiado te vas a enfermar. - se encogió de hombros.
- No me pienso mover, no tengo a donde ir ni que hacer, tengo toda la noche para esperar a que se te pase.
- Paola por Dios vete - Me acerqué un poco más pero aún así la lluvia no lograba mojarme en cambio ella estaba empapada.
- Es en serio no me voy a ir.
- ¿Por qué lo haces?
- Ya te dije no quiero verte molesta.
- Está bien, no estoy molesta ahora ve y descansa.
- Ja, no me engañas - sonríe, puse los ojos en blanco - sabes cómo convencerme, ven dame uno de tus exquisitos besos.
- ¿Te irás sí lo hago?
- ¡Sí lo haces no querrás que me vaya! - sonreí, ¡que débil soy! Me acerqué dejando que la lluvia me mojará, ajuste mis brazos en su cuello y ella lo hizo con los suyos alrededor de mi cintura. Nos besamos con ternura y suavidad por varios minutos o quizás fueron segundos no lo sé pero pude haber permanecido del mismo modo por el resto de mi existencia y sería el paraíso.
Subimos a mi departamento, fui a la cocina a preparar un poco de chocolate caliente estaba haciendo demasiado frío ella se acercó a mi por la espalda adhiriendo su cuerpo al mío, besando mi cuello y hombros. Ignorándola me aleje en busca de los ingredientes para el chocolate.
Sí ese beso en el estacionamiento bajo la lluvia fue totalmente perfecto pero no va a lograr que me olvide de este dolor que siento.
Luego de haber puesto en marcha el chocolate, partí a mi habitación para cambiarme, ella me siguió volviendo acercarse hacia a mí como la vez anterior, sus labios en mi cuello y sus manos introduciéndose por dentro de mi franelilla, mi respiración comenzó a agitarse, cerré mis ojos para sólo dedicarme a sentir su mano bajar por mi abdomen e intentar internarse en mi pantalón, juntando la poca fuerza que me quedaba me gire bese sus labios fugazmente, para alejarme de ella nuevamente.
Me acerqué al closet busqué un par de ropas secas y se las di.
- ¿Te ayudó a cambiarte? - pregunto usando ese tono seductor, tan propio de ella.
- No lo necesito gracias. - respondí tratando de lucir indiferente me miro confundida y fue a tomarse una ducha.
Me cambie y fui a servir el chocolate. Lo tomamos en silencio. Luego de beber el suyo me beso con ternura y se fue a dormir. Yo seguí en la cocina me tomé unas tres tazas con chocolate más antes de ir a ocupar mi lugar a su lado pero a pesar de que lo intenté no podía conciliar el sueño me levante y fui al balcón, ya había cesado la lluvia, tal vez un poco de aire fresco me ayudaría.
Una sola pregunta rondaba mis pensamientos tratando de encontrar respuesta. ¿Cómo puede ser tan difícil para mi mejor amiga saber que estoy enamorada de ella? Se me hace difícil de creer que no se haya dado cuenta o quizás simplemente se ha resistido a ver este amor que siento.
A veces me parece que se ha convertido en una extraña, desde que Carlos falleció no es la misma, a excepción de ese viaje a la hacienda, la sentí tan llena de vida, tan ella, sólo quiero que sea así cada día.
El sonido de su celular me sacó de mis pensamientos, lo tomé para apagarlo, leí la pantalla dos mensajes, no pude evitar la tentación y abrí el buzón de entrada uno era de Diego: "Quiero verte, te deseo", el otro era de Luis: "Hablemos no quiero perderte, estoy dispuesto a que sigas con ese juego o lo que sea que tienes con Diana, no me importa sólo te quiero de vuelta".
Deje el celular en la mesa con absoluta resignación, esto ha sido sólo una fantasía, una dolorosa fantasía, ella nunca va a ser mía. Un sueño inalcanzable eso es lo que es.
La detalle dormida por largo rato sin pensar en más nada sino en mis opciones:
- La seduzco. (Agotada, sí funcionó se que siente celos por mi pero aún no es solamente para mí)
- Le digo ¡TE AMO! (Imposible, resulta que soy muy cobarde para hacerlo)
- Seguir igual (No puedo es demasiado dolor, no resisto más mi alma pende de un hilo)
- La dejó...
Logré conciliar el sueño un poco más de dos horas.
Me levante temprano a realizar varias llamadas y a preparar mis maletas, sí lo sé es cobardía es una salida fácil, pero tengo la esperanza de que sí me voy ella reaccione ante mi ausencia pueda que la obligue a decidirse por qué es lo que desea, sí me quiere o sí me ama.
Yo no necesito aclarar nada estoy más que segura de mi amor hacia ella.
Prepare su desayuno mientras decidía dudosa si despertarla y hablar o irme sin decir nada, seguí tomando la vía mas fácil, me fui sin decir nada.
Di un último vistazo a su rostro durmiendo, se veía tan hermosa...
Partí al aeropuerto mi vuelo sale a las 10 am aún tengo bastante tiempo pero no puedo estar cerca de ella tal vez me arrepienta y no me importe seguir con ella así como hemos estado.
Llegué al aeropuerto, tomé asiento en la zona de espera.
Tengo 40 minutos de ocio por delante de mí.
Fije mi mirada en las maletas a pesar de irme bajo estas circunstancias no me siento deprimida pues tengo dentro de mí la fuerte esperanza de que se dé cuenta de que me quiere por encima de ese amor de amigas que siempre hemos compartido...
Seguí alimentando mi esperanza con dulces pensamientos acerca de ella, de la mujer que amo con locura.
Mire mi reloj solo faltan 25 minutos...