El amor es complicado (2)
se levanto y se acercó a mí, a cada centímetro que se acercaba más a mí, más me sentía intimidada pero más que eso deseaba abrazarla y besarla. ¿Qué rayos me sucede? ¡Esto está mal!
Hola a tod@s de nuevo, primero quiero agradecerles por los comentarios y el apoyo. ¡Gracias!. Y por otro lado me quiero disculpar por los errores que tenía el relato anterior (me di cuenta luego de publicarlo ¡qué pena!), es que lo hice con algo de apuro (la excusa, je, je). Espero esta parte este mejor y les guste más... Con todo cariño aquí se las dejo.
Diana:
-¿Paola? - preguntó con voz suave, ella giro la silla que me daba la espalda, me miro con ternura con esos bellísimos ojos color marrón claro, su mirada causó de nuevo esa sensación dentro de mí, ¡creo que ahora se lo que sucede, quiero sentir esa fuerte sensación de nuevo! ¡La deseo!
-Hola - sonríe, ¡es hora de la verdad!, devolví su sonrisa dirigiendo de inmediato la mirada a mis manos que permanecían juntas evitando así temblar. -¡Me gustaría hablar contigo, creo que debemos hacerlo! -dije nerviosa.
-Adelante, hablemos - me dirigí hasta el escritorio para sentarme sobre el quedando al frente de ella como siempre suelo hacerlo, me miraba expectante, espera que inicie la conversación, ¿cómo lo hago? ¡No había pensado en eso supuse que iba a empezar ella con esta peculiar conversación!
-Es algo un poco difícil de comenzar a decir.
- ¡Entiendo lo que dices! - asintió, pensó un segundo para luego continuar
- necesito saber ¿cómo te sentiste? ¡He estado pensando todo el día en eso!
- ¡Que alivio!, al menos no he sido sólo yo quién ha estado analizando está situación todo el día. Cuando caí en cuenta de la finalidad de su pregunta y al analizar la respuesta ¡Me sentí mejor que nunca, fui al paraíso y volví, me encanto!, me enrojecí totalmente sin decir una sola palabra - ¿Te gusto?
- pregunto expectante.
- ¡Sí! - suspiré - ¿y a ti? - alcance a decir insegura, ¡lo que daría por un poco de determinación en este momento! ¿Y sí me responde que no?, trata de mantener la calma, me dije.
Ella sonríe, me mira un segundo, luego mira el vaso lleno de whisky que sujetan sus manos, bebió de el profundamente, se levanto y se acercó a mí, a cada centímetro que se acercaba más a mí, más me sentía intimidada pero más que eso deseaba abrazarla y besarla. ¿Qué rayos me sucede? ¡Esto está mal! Colocó su mano sobre mis caderas, tan sólo con ese simple roce despertó sensaciones en mi que no conozco, sostuvo su mirada sobre la mía con la misma expresión de la noche de su cumple, ¡me está pidiendo permiso!, afirmé para mí misma, ¡vamos Diana reacciona! ¿qué quieres hacer?, antes de que ella hiciera algo y antes de que yo terminara de pensar acerqué mis labios a los suyos, suspiré suavemente al sentir sus ricos labios rozar los míos con tanta suavidad y delicadeza pero sus besos aparte de ser deliciosos y tiernos demostraban y provocaban en mi una pasión sin límites desconocida totalmente por mí, aferro con más fuerza sus ambas manos a mis caderas, yo opté por colocar mis brazos alrededor de su cuello juntando mi cuerpo con el suyo, sus labios bajaron a mi cuello haciéndome llevar mi cabeza hacia atrás, disfrutado de el modo en que me besa con lentitud, con deseo, logrando que delire de pasión. Me sentí abrumada por la cantidad de sensaciones.
- ¡Vamos a tú departamento! - le pedí con la respiración entre cortada.
- ¡Vamos! - acepto antes de rozar mis labios de nuevo, tomo las llaves de la camioneta y mi mano para guiarme al estacionamiento.
Camino a su departamento no dejó de acariciarme con la mano que le quedaba libre pues ella estaba manejando, (siempre admiré como maneja a sport trac sin ningún tipo de problema yo nunca he podido es muy grande para mí). Volví a fijarme en el modo que acariciaba mi mano como sí jugará con ella, ¿cómo es posible que con sólo ese simple e inocente roce logre electrizar todo mi cuerpo y me haga desearla inconteniblemente?
Llegamos a su edificio.
Mientras estábamos en el elevador su mano seguía sosteniendo la mía, tenía un impulso casi incontrolable de besarla, debería aprovechar que estamos solas, pero ¿porque no lo ha hecho ella? ¿Está esperando que sea yo quién tomé la iniciativa?... ¡Pues voy a hacerlo!, mi corazón se acelera con sólo la idea de tener sus labios en los míos.
- ¿Pao? - la llame con timidez, de inmediato volteó a mirarme.
- ¿Dime? - siguió mirándome y yo tratando internamente de empujarme a mi misma a hacerlo, anda toma la iniciativa, ¡HAZLO!, fui acercándome lentamente me miro con picardía, ella sabía lo que yo quería hacer y aún así no se movía para alcanzar mis labios, entiendo quiere verme hacerlo...
Seguí mi acercamiento...
Mi corazón dio un vuelco y mi cuerpo un pequeño salto cuando escuché las puertas del ascensor abrirse, no estaba muy cerca de sus labios pero en un impulso me aleje de inmediato para retroceder un poco y juntar mi espalda con la pared, escuché a la señora que entró saludar a Paola, cuyo rostro dibujaba una amplia sonrisa divertida, claro me había enrojecido por completo, bajé la mirada totalmente apenada.
Paola no soltó mi mano al contrario le dio un pequeño apretón obligándome a subir la mirada y verla. Me regalo una bella sonrisa logrando que olvidara hasta el lugar en donde estábamos.
- Falta poco - susurro a mi oído, sentí su fresco aliento en mi cuello sentí que me derretiría y para empeorar (más bien debería decir mejorar) acercó sus labios a mi cuello dándome un tierno y fugaz beso, esa explosión de sensaciones que causan sus labios me van a llevar a la locura, se alejo, la mire, al encontrarse nuestras miradas guiño su ojo derecho con demasiada picardía, ¡ahhh! (suspire internamente).
Luego siguió mirando los números en la parte de arriba del ascensor, al pasó de escaso segundos se abrieron las puertas, salimos. Oí a Paola despedirse de la señora que miraba fijamente el lazo que nuestras manos formaban pero sí a ella no le importa que nos vean entonces a mí tampoco.
Entramos al departamento, sirvió un par de bebidas, una de vino tinto para mí, la cual no bebí, no me gusta mucho tomar pero ella al contrario bebió la suya (whisky) en un sólo trago.
Coloque mi copa sobre la mesa para acercarme a ella, me miro con picardía mientras me acercaba esa mirada sólo lograba provocarme más. La bese con ternura y pasión logrando descontrolar nuestras respiraciones, me apego a ella acariciando mi espalda de arriba hacia abajo causando cosquillas en esa zona, siguió su descenso hasta alcanzar mis nalgas y darles un pequeño apretón. Dirigió sus manos al frente para deslizar mi franelilla hacia el exterior, me dio un giro de 180 grados para besar mis hombros mientras sus manos jugaban en mi abdomen hasta que tomaron caminos diferentes una se aventuro dentro de mis pantalones haciéndome gemir y la otra masajeaba mis senos con lentitud, con delicadeza. Tomo uno de mis pezones entre sus dedos moviéndolo en círculos, su otra mano acariciaba mi clítoris por encima de la tanga y sus labios seguían besando mis hombros y mi cuello estaba a un pasó de la locura, es increíble todo lo que me hace sentir y ni siquiera me ha quitado los pantalones, la deseo con desespero.
Me gire de nuevo para besar sus labios y despojarla de su ropa, quedé bastante atontada al verla en ropa interior roja pasión, sus senos que son algo más grandes que los míos invitándome a tocarlos, su abdomen plano, sus piernas tan bien torneadas. Sentía mi cuerpo arder, mi sexo húmedo. Seguimos besándonos, deje a un lado mi timidez para comenzar a acariciarla con más morbo podía sentir su respiración como una montaña rusa con cada roce. Después de todo el toqueteo nuestra ropa se dio por desaparecida, en un tímido pero seguro movimiento tomé su clítoris entre mis dedos para comenzar a llevarlo en diferentes direcciones, un fuerte gemido escapó de sus labios, su mano comenzó a hacer el mismo movimiento en mi clítoris, su mano libre siguió jugando con uno de mis pezones y su lengua lo hacía con el otro, mi cabeza se reclino hacia atrás, mi mano libre se clavo en su espalda sintiendo como llegaba el orgasmo, nuestros gemidos se hicieron más fuertes más intensos, hasta que al fin hizo aparición esa explosión de sensaciones, ese delirio tan placentero en ambas al mismo tiempo.
Paola en un rápido y ágil movimiento me colocó sobre el suelo quedando sobre mí aún con la respiración agitada y sus manos aún recorriendo mi anatomía, nuestros labios juntos divirtiéndose con su compañía.
- ¡Quiero probar! - susurro a mi oído con tono seductor, bajo con tiernos besos por todo mi cuerpo hasta llegar a mi sexo con sólo sentir su lengua en mis labios vaginales ya sentía todo mi cuerpo tensarse, la detuve, me miro
- ¡Yo también quiero probar! - sonríe con picardía.
- ¡Podemos hacerlo ambas al mismo tiempo! - asentí pérdida en su mirada luego se colocó sobre mí para hacer un 69, el sabor de su sexo era exquisito embriagador. Lo lamí, lo sentí, lo saboreé, lo disfrute, tratando de hacerlo al mismo ritmo que ella me lo hacía a mí.
El orgasmo no se hizo esperar pronto ambas estábamos retorciéndonos sobre el suelo gracias a los movimientos involuntarios. Se recostó a un lado tratando de controlar su respiración, me moví hasta ella para rozar sus labios con ternura y acostarme a su lado. Descansamos un poco de tiempo para luego tomar una ducha juntas durante la cual ninguna de las dos perdió la oportunidad de enjabonar a la otra.
Luego a dormir. Ella logró hacerlo con mayor prontitud que yo, tan sólo con voltearse a un lado alcanzó conciliar el sueño.
Yo me levante con sólo una bata de dormir cubriendo mi cuerpo, me fui a curiosear por el "depa", esperando que el cansancio surtiera efecto y el sueño llegara a mí.
En el living donde hacía poco habíamos hecho el amor apasionadamente (me estremecí y mi piel se erizo con sólo recordar), encontré, en la esquina un estante lleno de fotos de ella y Carlos, todavía me duele recordar lo que sucedió. ¡Paola estaba tan feliz, llena de vida pero con su muerte todo se acabó! Recuerdo claramente como me dolía verla así tan vacía, sentía al igual que ella que la vida no tenía sentido, ¡debo pensar en otra cosa sino voy a llorar! Cuando estábamos comenzando nuestra vida laboral lo hicimos en un negocio de árabes allí lo conoció, se enamoraron y a sus 22 años ya estaban haciendo los preparativos de la boda. A tan sólo 5 días de la gran fecha Carlos tuvo un accidente en el cual falleció, ella estuvo pérdida guardando luto algo más de dos años hasta que al fin tuvo el valor de retomar su vida. Fije mi mirada en una fortaleza de cristal que envolvía el anillo que Carlos usaría de casado, ella siempre usa el suyo como si estuviera aún a su lado. Detuve mis pensamientos y los recuerdos no quiero revivir ese dolor.
Volví a la habitación Pao estaba profundamente dormida boca arriba, me acerqué a hacerme un lugar a su lado, acomodando mi rostro cerca de su cuello, el aroma de su cuerpo fue el mejor calmante para mis nervios no se qué pasará mañana pero no quiero pensar en ello sólo quiero disfrutar de su compañía, me aferré a ella, la abrace, en poco tiempo me quedé dormida...
Abrí mis ojos la mañana siguiente recibiendo los rayos del sol en mi rostro, cuidadosamente tomé asiento y me tomé un minuto de mi tiempo para verla dormir, los rayos del sol daban un tono perfecto a su piel pálida me provocó besarla.
Me levante a preparar el desayuno pero no me encontré con nada de víveres, claro Paola nunca cocina, es más no sabe hacerlo. Regresé a la habitación la vi sumergida en su mejor sueño, me vestí y tomé mi cartera para ir a comprar algunas cosas y así poder preparar el desayuno.
Mientras escogía los víveres que debía comprar, mi cerebro comenzaba a trabajar ¿cuál sería el siguiente pasó, que va a suceder?
Termine de hacer las compras y fui al departamento, aún seguía dormida, de una vez comencé a cocinar, faltaba un poco para que estuviera listo, cuando sentí sus brazos ajustarse a mi cintura, sus labios rozar mi cuello electrizándome una vez más.
- Buenos días - susurro, me gire para rozar sus labios, sinceramente esos labios pueden volverme esclava en un segundo y liberarme a su antojo. Sé que es extraño y está mal pero me gusta, que digo me gusta me encanta.
- Buenos días - Le dije luego de tener la suficiente fuerza de separarme de sus labios, sonríe y se aleja, la vi buscar su ya habitual botella de whisky y un vaso, me acerqué coloque mi mano sobre el vaso tapándolo cuando se disponía a servirse me miro como preguntándome ¿qué haces?
- Ni se te ocurra beber antes del desayuno - colocó una carita angelical
- No pensaba hacerlo - puse los ojos en blanco para volver a mi puesto inicial y comenzar a servir el desayuno.
Escuché su celular sonar... Hablo un par de minutos con Luis, acordando verse luego.
No había pensado en él, sí ella no piensa dejarlo a él y yo no quiero separarme de ella (no quiero dejar de sentir está sensación que recorre mi cuerpo cuando la veo y mucho menos dejar de sentir esa electrización que produce en mi el contacto de su piel), ¿entonces en que me convertiría yo? ¿En su amante?
Desayunamos normal hablamos de cosas sin importancia, sólo llevaba la corriente a lo que ella decía, estaba pensando y pensando pero no daba con la respuesta a mi confusión y tampoco con la valentía para comentarle mis dudas. Luego partimos a los negocios, por el camino ya su mano no acariciaba la mía, ¿ya no me desea?, ¡ahora es cuando yo más la deseo!, verla con esa faldita, esa franelilla, su rostro angelical que a la vez puede resultar tan pícaro y seductor, sus ojos marrón que cuando seducen se tornan más claros de lo normal más irresistibles.
- ¿Diana estas bien? - le oí decir me tomo un segundo salir de mis pensamientos para responderle
- Sí, sí - dije apresurada, me sonríe.
Llegamos al negocio, Luis estaba allí parado esperándola vi como la miro mientras se acercaba a él, la devoraba con la mirada, vi el roce de sus labios con los de ella, inevitablemente mis mejillas se enrojecieron no por pena sino por irá, me molestaba ver sus manos recorrer su cintura y su espalda, ver ese deseo en sus ojos me irritaba y más aún saber que tendría la oportunidad de consumarlo que la haría suya, que ella es su novia. ¿¿¿Tanto así me gusta??? Me pregunté en gritos mentalmente tanto así me gusta que me da celos de quién la pueda tocar o besar, vuelvo a lo mismo ¿Qué diablos me pasa?
Llame de inmediato un taxi no podía seguir presenciando las caricias entre ellos. Deje a Paola confundida, se que se dio cuenta que me fui bastante descompuesta pero no creo que sepa la razón. Partí a mi departamento necesitaba claridad.
La búsqueda de claridad se hizo intensa e inútil lo único que lograba resolver era que me gusta ella, que la deseo, pero no sabía cómo afrontar esta situación.
En la noche volví a estar con ella, volví a abrazarla mientras dormía de espaldas a mí, volví a admirar su cuerpo desnudo, volví a perderme en la belleza de sus ojos. Volví a guardar silencio sobre lo que sentía y ella siguió sin abordar el tema de lo que estaba sucediendo.
Dormí con ella casi todos los días de las semanas siguientes, estaba furiosa conmigo misma por no tener el valor de hablar con ella, pero a la vez me entendía a mi misma era imposible recordar que debía hablar sobre algo cuando sus labios rozaban los míos, no puedo ni siquiera describir el mar de sensaciones que me abordaban al tocar su piel.
De ese modo tan peculiar fueron pasando los días, guardé tanto silencio que ya el impulso de hablar con ella casi no me acosaba sólo quería disfrutar de mi cercanía a ella.
Falta menos de dos semanas para mi cumpleaños, Paola decidió irse de viaje no me dijo ni a donde ni con quién, estaba llena de incertidumbre acerca de eso, ¿qué estaba haciendo y con quién? Los celos que he tratado de controlar a sabiendas de que ella no es mía y que tal vez nunca lo será me atacaron inclementes.
Regreso dos días antes de mi cumpleaños, lucía agotada, donde sea que haya estado uso muchas energías, yo trataba de imaginar con quién se había ido. Luis estuvo en la ciudad al igual que yo. ¿Diego?, ¿será que Paola se sigue viendo con él, él fue la razón de su cansancio?, me enrojecí por los celos, no sé que me sucede pero no quiero verla con más nadie y lo más triste es que no puedo decirle. Tomo una ducha, beso mis labios con ternura y se giro a un lado para dormir lográndolo rápidamente yo no podía dormir estaba demasiado intrigada ¿qué rayos sucede conmigo, me estoy volviendo homosexual? ¿Es eso? Nunca he deseado a nadie con tanta intensidad... Supongo que no me importa sí me estoy volviendo homosexual, me importa que me encanta, que la deseo.
Jamás había sentido ningún tipo de atracción por ninguna mujer, nada en lo absoluto pero ahora con sólo pensar en ella o recordar su cuerpo desnudo me descontrolo...
Sí esto se descubre y ella tiene que elegir ¿entre Luis y yo a quién escogerá?, era la pregunta que rondaba mi mente incesante hasta que al fin me quedé dormida. No logré descansar muy bien pero tuve un dulce despertar pues sus besos inundaron mi cuello logrando que abriera los ojos en busca de su mirada. Pocas veces se despertaba primero que yo y nunca me había despertado con esa delicadeza y ternura. Me miraba como sí pidiera disculpas, yo examiné toda su anatomía con la mirada estaba radiante y para mi sorpresa ya estaba arreglada una camiseta de escote, jeans y unas botas negras de tacón alto, su rostro adornado con su bello cabello negro suelto y liso.
- Disculpa - me dijo en voz suave, su rostro a un par de centímetros del mío y sus manos en mis caderas - ¡no quería despertarte, pero debí haberlo hecho hace tres horas!
- ¿Porque? ¿qué hora es? - apresure en decir saliendo de mi adormecimiento
- Son las 9 am y debí hacerlo porque quiero que vengas conmigo a barinas - dijo con naturalidad, lo primero que pasó por mi mente fue ¿barinas?, no vamos ajá desde...- ¿qué dices? - pregunto interrumpiendo por completo lo que pensaba.
- ¿Para qué? - dije mientras tomaba asiento
- Tengo ganas de abrir una sucursal de las tiendas allá quiero que vengas a ver el local y sí te agrada la idea.
- ¡Ah! Bueno sí vamos, ¿cuánto tiempo estaremos allá?
Un par de días, vamos arréglate, el viaje es largo.
- Ok - tomé impulso para levantarme pero no pude pues sus labios se encontraron los míos en un delicioso beso
Continuara