El amor entre tu y yo v

En vista de todo lo sucedido shulia no quire dejar a sara asi que le pide que se vaya con ella a grecia. ¿se ira sara con shulia? ¿consumaran su amor o se arrepentiran de la decision tomada?

EL AMOR ENTRE TÚ Y YO

Eugenia

  • Mmm, sabes que cada día besas mejor?

  • Jajaja, lo sé - dijo sacándole la lengua - vamos, la comida ya está hecha.

  • Estupendo, me muero de hambre.

  • Shulia, ya le dije a mi madre lo de ir a Grecia.

  • Y?

  • Dice que le traiga algún recuerdo.

  • Jajaja, dile que le traeremos el mejor recuerdo de todos! - dijo muy sonriente.

  • Vamos!

Las tres cenaron animadamente y estuvieron hablando del viaje, tras una larga charla todas se fueron a dormir pronto para descansar para mañana.

Shulia y Sara ya estaban en la puerta de embarque despidiéndose de Sonia.

  • Shulia cuida de mi pequeña.

  • No se preocupe, cuidaré bien de ella - dijo la morena sonriente.

  • Cuídate tú también mamá, te llamaremos en cuanto lleguemos.

  • Vale hija

Las tres se despidieron con un abrazo, Sara y Shulia entraron por la puerta cogidas de la mano como era costumbre ya. El vuelo fue muy tranquilo, las dos fueron entre mimos y caricias. Ya estaban enfrente de la puerta de la casa de Shulia.

  • Lista? - preguntó Shulia.

  • Si - le respondió sonriente - Shulia... crees que a tu madre le importará que tu y yo...

  • No sé si le importara, pero yo te quiero y si eso ella no lo entiende es su problema - la morena se acercó y la besó suavemente.

  • Te quiero - le dijo Sara sonriente.

  • Yo más! - la morena le guiñó un ojo - vamos.

Shulia llamó a la puerta, no tuvieron que esperar mucho, una mujer de unos 40 años abrió la puerta, Sara pudo ver su gran parecido con Shulia, era igual que ella solo que en su cara ya se notaba la edad, los mismos ojos azules y el mismo color de pelo.

  • Hija!, por fin has llegado.

  • Hola mamá! - las dos se dieron un fuerte abrazo.

  • Cuánto me alegro de que ya estés aquí, y dime quién es tu amiga?

  • Se llama Sara, es la hija de la señora que me ha alojado en su casa y...

  • Oh!, cuando me alegro de conocerte, gracias por cuidar de mi hija, yo me llamo Sila.

  • Encantada Sila! - dijo la rubia sonriente.

  • Mamá no me has dejado acabar - protestó la morena.

  • Oh!, perdona hija, dime que mas querías decirme.

  • Quería decirte que Sara es mi novia.

  • Oh... - Sila volvió a mirar a Sara, tras una larga mirada la mujer sonrió ampliamente - es una preciosidad, tienes muy buen gusto hija!, bienvenida a la familia.

La cara de Sara se iluminó completamente al ver que la madre de Shulia la aceptaba, de la felicidad la rubia se lanzó a abrazar a la mujer que empezó a reírse al sentirlo.

  • Muchas gracias Sila!

  • Y encima es cariñosa!

  • Jajajaja - Shulia se reía con ganas al ver lo bien que se llevaban.

  • Vamos chicas, tengo que daros de cenar! - dijo sonriente Sila.

Las tres estuvieron hablando durante toda la cena, sobre todo de la relación de las dos chicas, Sila se lo tomó muy bien y estaba muy contenta por su hija. Sara se había ido a duchar y mientras Shulia aprovechó para hablar a solas con su madre.

  • Mamá dime ya que es lo que pasa.

  • Verás hija, como sabrás tu padre hace algo mas de un mes que salió de prisión.

  • Si... lo sé.

  • Recibí unas cartas suyas...

  • Qué te decía?

  • Me dijo que vendría a vernos y... que esta vez no nos libraríamos.

  • Mierda...

  • Hija tengo miedo, se que vaya a venir.

  • Tranquilízate mamá, encontraremos una solución.

  • No se...

  • Ya lo verás - la morena abrazó a su madre - todo saldrá bien.

Tras animar un rato a su madre, Shulia subió a su habitación y se tumbó en la cama, estaba preocupada por lo que le había dicho su madre, estaba pensando qué podía hacer, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de la puerta.

  • Adelante.

Una cabecita rubia se asomó por detrás de la puerta.

  • Se puede?

  • Claro!, no hace falta que preguntes, ven aquí - dijo la morena haciéndole sitio en la cama.

  • Voy!

La rubia se acercó y se tumbó a su lado, entre sus brazos, Shulia se quedó muy callada, tenía los ojos cerrados, Sara sabía que algo le pasaba, la conocía tanto como a ella misma.

  • Estás bien?

  • Si... estoy bien.

  • No lo estás.

Shulia abrió los ojos y se perdió en esos ojos verdes.

  • No se te escapa una eh.

  • No - dijo con una sonrisa la rubia - y ahora dime que te pasa.

  • Estoy preocupada por mi madre.

  • Le pasa algo?

  • Verás... mi padre maltrataba a mi madre, bebía mucho, siempre estaba borracho, le pegaba muy a menudo, yo era pequeña y no podía hacer nada, pero cuando tuve la suficiente edad llamé a la policía para que se llevaran a mi padre.

  • Shulia...

  • Desde entonces mi padre me odió, ha estado en prisión cinco años, y hace poco más de un mes que está en libertad, desde entonces mi madre ha recibido cartas de él con amenazas, diciéndola que va a venir y esta vez no podremos escapar.

  • Eso es terrible - dijo la rubia muy triste.

  • Si, lo es, no sé qué hacer, quisiera llevarme a mi madre de aquí pero no tengo donde llevarla.

  • Shulia que se venga a mi casa.

  • Sara tu madre ya tiene suficiente conmigo.

  • Lo dices como si fueras una carga y no es así.

  • Bueno...

  • Mi madre está muy sola, seguro que las dos se entenderían bien.

  • Tú crees?

  • Claro que si - dijo sonriente - mañana hablaré con ella.

  • Gracias por todo Sara - dijo la morena abrazándola más fuerte.

  • No tienes que dármelas, te quiero.

  • Te quiero...

Las caricias dieron paso a los besos, los besos a los abrazos, los abrazos a la postura más cómoda para dormir, seguras entre los brazos de la persona que amaban, se quedaron dormidas con total tranquilidad.

El día siguiente fue muy animado, Sila y Sara cada vez se llevaban mejor, siempre se estaban riendo, Sila empezó a enseñarle fotos de Shulia de cuando era pequeña, en ellas se veía una niña fuerte, poderosa y sobre todo traviesa, Sara se quedó con una de ellas, era la que más la había gustado, Sila se la dio a escondidas ya que a Shulia no le hacía muchas gracia. Llegó el momento en el que Sara tendría que llamar a su casa para comentarle la situación.

  • Mamá!

  • Hola hija!, qué tal estáis?

  • Bien mamá!, y tú qué tal?

  • Bien también hija!

  • Mamá hay algo que quería decirte.

  • Dime!

  • Verás, es que la madre de Shulia tiene problemas, al parecer su marido acaba de salir de la cárcel y la está amenazando.

  • Dios mío!

  • La cosa es que Shulia no quiere dejar a su madre aquí, pero no tienen ningún sitio donde ir, yo había pensado que se viniera con nosotras.

  • Claro que si hija!, dile a Shulia que traiga a su madre, ella sabe que la casa no es muy grande pero seguro que nos apañaremos bien - dijo contenta Sonia.

  • Claro mamá, gracias!, se lo diré, cuando lo hablemos te llamaré para decirte cuando volvemos.

  • Vale hija cuidaos mucho, dale un beso a Shulia de mi parte y saludos a su madre.

  • Se lo daré mamá, un beso, hasta luego.

  • Hasta luego hija!

Una vez que colgó fue a todo correr a donde estaba Shulia, sabía que estaba en la cocina así que sin perder tiempo fue allí, antes de llegar vio como la morena salía de la cocina.

  • Shulia!

La morena se giró y con los brazos abiertos recibió a la pequeña rubia que se abalanzó sobre ella.

  • Shulia acabo de hablar con mi madre! - dijo desenganchándose del cuello de la morena.

  • Y que te ha dicho?

  • Me ha dicho que vayamos las tres, mi madre está encantada - dijo sonriéndole.

  • De verdad?

  • Siiii!

  • Eso es estupendo!

Shulia y Sara se abrazaron de la felicidad, las dos daban vueltas y se reían, de repente apareció Sila.

  • Chicas qué pasa?

  • Mamá, Sara ha hablado con su madre y ha dicho que vayamos las tres allí - dijo sonriéndole.

  • Pero...

  • Mamá será hasta que yo encuentre un piso, mientras tanto podrás quedarte allí.

  • De verdad? - dijo mirando a Sara.

  • Claro que si, Sila - le respondió sonriente.

La mujer mayor y Sara se dieron un estrecho abrazo, Shulia sonreía al verlas, las tres decidieron ponerse a guardar todas las cosas, Sila no podría más que llevarse lo justo, los muebles y demás los guardaría en un almacén, hasta que encontraran una casa. Por fin llegó la hora de descansar, habían estado todo el día trabajando y las tres estaban agotadas, Sila fue a su habitación a dormir y Sara y Shulia también, pero antes prefirieron ducharse, tras refrescarse y quedar como nuevas las dos se tumbaron en la cama.

  • Estoy agotada - dijo la morena que estaba apoyada en el pecho de la rubia.

  • Yo también.

Shulia estaba apoyada en el pecho de Sara, la rubia estaba acariciando su espalda, Sara sintió un tremendo deseo de hacer el amor con Shulia, ahora que lo pensaba nunca lo había hecho, oportunidades han tenido pero no sabe por qué y quería aclarar el por qué.

  • Shulia...

  • Dime.

  • Desde que nos conocemos, nunca... nunca hemos... - la morena se dio cuenta de lo que quería decir.

  • Lo se...

  • A ti... bueno... quiero decir que... si... si te gustaría...

Shulia levantó la cabeza del pecho de la rubia y la miró sonriente.

  • Claro que me gustaría, me encantaría y... me gustaría que nuestra primera vez fuera muy especial.

  • A mi también - dijo sonriente Sara - cuando encontremos ese momento especial... lo haremos.

  • No lo dudes...

Shulia besó a Sara muy suavemente, la rubia profundizó el beso, cuando se separaron las dos sonreían ampliamente, siguieron abrazadas.

  • Tengo que llamar a mi madre para decirle que iremos mañana - dijo la rubia.

  • Llámala mañana, total hasta mediodía no saldremos.

  • Si, mañana por la mañana la llamaré.

  • Yo tengo que empezar a buscar un piso.

  • Lo... lo vas a buscar en Madrid?

  • Aún no lo sé... no sé si mi madre querrá vivir en Madrid, si no le gusta tendré que buscárselo en otro lugar.

  • Cuando lo encuentres... tendrás que ir a vivir con ella?

Shulia miró fijamente a Sara, veía angustia en su cara, preocupación, Shulia se dio cuenta de que le preocupaba el que se tuvieran que separar.

  • Escúchame... sé que es lo que te preocupa y pase lo que pase, encuentre la casa más lejana del mundo... jamás me separaré de ti - dijo acariciándole la cara.

  • Ya veo que me conoces bien - dijo sonriente Sara - no quiero separarme de ti.

  • Y no lo harás, y yo tampoco.

Felices se acurrucaron mas la una en la otra y se quedaron dormidas, todas las noches eran buenas, siempre y cuando estuvieran la una con la otra.

Tras una agitada mañana las tres viajaron hasta Madrid, Sila había llorado al dejar la casa, le tenía mucho cariño, pero sabía que allí no se podía quedar. Sara abrió la puerta de su casa dando paso a las dos mujeres que iban tras de ella.

  • Mamá, ya hemos llegado!

  • Oh!, hija ya estáis aquí!

La mujer recibió a su hija con un beso y un abrazo, al igual que a la morena, cuando sus ojos se posaron en Sila quedó asombrada por el gran parecido que tenía con Shulia, con una gran sonrisa se acercó hasta ella.

  • Usted debe ser Sila - dijo Sonia sonriente.

  • Así es, y usted Sonia - ambas mujeres sonrientes.

  • No me trate de usted por favor, se podría decir que somos como de la familia ya - dijo mirando a Sara y a Shulia que estaban abrazadas.

  • Jajaja, tienes razón, ahora formamos una gran familia - dijo Sila contenta mirándolas de igual modo.

  • Qué te parece si te enseño tu dormitorio? - dijo Sonia.

  • Tú dirás, yo te sigo

Las dos mujeres hicieron muy buenas migas desde el principio, no paraban de hablar, los días fueron pasando, cada vez estaban mas unidas, iban juntas a todos lados. Sara y Shulia siguieron cultivando su amor, Shulia decidió preguntarle a su madre donde le gustaría el piso.

  • Mamá.

  • Dime hija.

  • Dime dónde te gustaría que cogiera el piso.

  • A ti te gustaría quedarte aquí verdad? - preguntó la mujer sonriente.

  • Claro mamá.

  • Entonces no se hable más, búscalo por aquí.

La morena sonreía ampliamente, de repente entró Sonia en la sala.

  • Interrumpo algo?

  • No que va - dijo Sila - mi hija me estaba preguntando en dónde quería el piso.

  • Ah, estupendo, y ya sabéis dónde?

  • Pues mi madre lo quiere en Madrid - dijo sonriente la morena.

  • Tu madre ya lo tiene en Madrid - dijo Sonia sonriente y con una mirada cómplice a la otra mujer.

  • Qué quieres decir? - preguntó la morena.

  • Quiero decir que esta casa está hecha para dos personas, por lo tanto el piso que cojas será para ti y para Sara, Sila y yo hemos decidido vivir juntas.

La morena le costó asimilar toda la información, pero al ver que se lo decían enserio, la morena se tiró encima de las dos para abrazarlas.

  • No le digáis nada Sara, quiero darle una sorpresa - dijo la morena dando saltitos de alegría.

  • Jajaja, no diremos nada - dijeron ambas a la vez.

  • No diréis nada a quién?

Preguntó la rubia que acababa de entrar, la morena se acercó corriendo hasta ella y levantándola por la cintura con sus brazos la besó profundamente mientras andaba y salía de la sala, Sila y Sonia empezaron a reírse, Shulia y Sara seguían besándose llenas de amor, la morena se separó un poco.

  • Te quiero muchísimo - dijo sonriente.

  • Te amo, gané - dijo riendo.

  • De eso nada.

La morena la volvió a besar y en sus labios repitió una y otra vez que la amaba, después la volvía a besar.

Ya había pasado una semana, Sara estaba algo triste porque Shulia había estado más tiempo fuera de casa que con ella, últimamente no habían hablado mucho, la morena llegaba muy tarde a casa y nunca le decía lo que había estado haciendo, hoy era una de esas noches, Sara ya estaba en la cama desde hace rato, eran las doce y media de la noche, Shulia acababa de entrar a la habitación, la rubia estaba de espaldas a ella, sintió como la morena se tumbaba a su lado, Shulia la abrazó y acercó sus labios a su oreja.

  • Estás despierta? - le susurró la morena.

  • Si - su contestación fue fría y apagada y la morena lo notó.

  • Sara te pasa algo? - no hubo respuesta - Sara... mírame.

Sara no se giró, pero las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, no pudo ahogar su llanto en silencio.

  • Cariño por favor.

La morena la fue girando despacio por el hombro, cuando quedó cara a cara con Sara lo primero que hizo fue abrazarla con todas sus fuerzas, le había dolido tanto verla así...

  • Sara qué te pasa? - preguntó la morena sin dejar de abrazarla.

  • Shulia siento como si te hubiera perdido, ya casi no hablamos, apenas te veo, llegas tarde a casa y...

La morena la acalló besándola con todo su amor, la rubia la respondió bien al beso, hacia días que no la besaba así, cuando quedaron sin aire se separaron.

  • Cariño perdóname, no me has perdido, lo que pasa es que he estado ocupada con algo y...

  • Con qué?, por qué no me lo quieres decir?

  • Sara no te lo puedo decir, pero mañana lo entenderás todo.

  • Qué quieres decir?

  • Que a partir de mañana me tendrás como siempre, he incluso mas - dijo sonriente - solo te pido que esperes hasta mañana.

La rubia la miró fijamente a los ojos y pudo ver que lo que le decía era verdad.

  • Esta bien.

  • Gracias.

Sara rodeó con sus brazos el cuello de la morena y la trajo hacia si, dándole un profundo y ardiente beso, Shulia la respondió con ganas, se tumbó encima de ella y entre besos y caricias pasaron la noche.

Sara se despertó temprano, por primera vez desde hace muchos días despertó con Shulia a su lado, estaba entre sus brazos, se pegó mas al cuerpo de la morena sintiendo todo su calor, estaba con los ojos abiertos cuando de repente sus labios fueron capturados por otros, con el contacto suave de sus labios ambas se miraban sin parpadear, a la vez que el beso era más profundo ambas iban cerrando los ojos para disfrutarlo totalmente del beso, se besaron varias veces mas antes de hablar.

  • Buenos días - dijo la morena sonriente.

  • Son mucho más que eso - dijo sonriente la rubia antes de volver a besarla - hacía días que no amanecíamos así.

  • Si, es verdad, pero a partir de hoy amaneceremos todos los días así.

  • De verdad?

  • De verdad de la buena - la morena la abrazó más contra ella.

Shulia tenía un buen plan con su madre y con Sonia. Shulia tenía que sacar a Sara de casa durante todo el día y así lo hizo. Shulia salió con Sara a comer fuera y a pasar el día por ahí, decidieron ir al zoo, les encantaban los animales, a Shulia lo que más le gustaban eran los tigres y a Sara los delfines, ahora estaban viendo uno, Shulia estaba detrás de ella abrazándola por la cintura.

  • Me encantan los delfines.

  • Lo sé, lo cierto es que se parece mucho a ti.

  • A si?

  • Si, los delfines son delicados, suaves, juguetones., preciosos... - la morena buscó con la mirada la de la rubia y la encontró hundiéndose en ella.

  • Pues tu eres igual que el tigre.

  • En qué?

  • Eres salvaje, misteriosa, audaz, fuerte y que cuando caza a su presa... no la suelta - dijo la rubia acomodándose más en los brazos de la morena.

  • Si, soy igual - la morena la apretó mas contra ella y la dio un beso en la mejilla - vamos!

Abrazadas las dos siguieron viendo a todos los animales, las encantaba andar abrazadas o de la mano, pero siempre juntas. Ya eran las ocho de la tarde, ambas volvían para casa, Shulia sabía que ya tenía que estar todo listo, ilusionada dejó que Sara entrara primero.

  • Ya hemos...

Sara se calló al ver unas maletas en la entrada, había tres y una de ellas era la de Shulia.

  • Qué es esto? - preguntó Sara confundida.

  • Son maletas - apareció Sonia - y Shulia se encargara de llevarlas.

  • Claro - respondió sonriente.

  • Pero que...

Sara no pudo acabar de hablar su madre le dio una de las maletas y Shulia cogió las otras dos, fuera había un taxi esperando, la morena metió las maletas en el maletero, después volvió a subir y dio un beso a Sonia y otro a su madre que también apareció en escena.

  • Gracias por todo.

Las mujeres solo se limitaron a sonreír, la morena agarró de la mano a Sara y tiró de ella hasta meterla en el taxi, una vez dentro la rubia comenzó hacer preguntas.

  • Qué está pasando?

  • Ayer te dije que hoy acabaría todo verdad?

  • Si.

  • Pues espera diez minutos mas - dijo sonriente.

  • Pero...

  • Ni una palabra hasta que lleguemos - la morena la besó en los labios.

Sara estaba muy confundida, pero hizo caso a la morena, fueron en silencio todo el trayecto, Sara preocupada porque no sabía lo que pasaba, y Shulia estaba pensando en la reacción de Sara.

El taxi paró enfrente de un edificio, era bastante bonito por fuera, la morena pagó el taxi y salió, la rubia la siguió y cargó con una maleta, la morena llevaba las otras dos.

  • Se puede saber a dónde vamos?

  • Ahora lo verás - dijo sonriente.

Una vez entraron en el portal cogieron el ascensor, subieron hasta la octavo y la morena se paró delante de una puerta.

  • Bien, fin del viaje - la rubia la miraba confundida - vamos a entrar.

La morena abrió la puerta y pasó con las dos maletas, Sara la siguió, una vez cerraron la puerta Sara miró la casa atentamente, le encantaba, simplemente se había quedado fascinada, era un casa ideal para dos personas, de lo mas acogedora, tenía unos muebles preciosos, Shulia sonreía al ver la cara de la rubia, la morena la agarró de la mano y la llevó más adentro de la casa, la llevó hasta una sala, solo estaba iluminada por unas velas, pero se veía bien, las velas estaban apoyadas en una gran mesa, estaba preparada para ponerse a cenar, todo servido, Shulia la hizo parar enfrente de la mesa, en ella había una pequeña cajita, la rubia miró a la morena y ésta con una sonrisa le indicó que la cogiera y la abriera, y así lo hizo, abrió la caja y en ella encontró un juego de llaves con una llavero en forma de corazón en el que ponía.

"Nuestro hogar"

Muy sorprendida miró a Shulia que sonreía ampliamente y dejó ver que en uno de sus dedos colgaba un juego de llaves iguales con el mismo llavero, Sara no era capaz de contener las lágrimas, cogió el juego de llaves y se giró quedando cara a cara con la morena.

  • Quieres decir que...

  • Si, esta es nuestra casa, tuya y mía, bueno... si tu quieres claro - Sara se tiro sobre ella y la besó llena de emoción.

  • Claro que quiero!!!

Las dos se abrazaron prolongadamente, Sara estaba muy feliz, le había hecho tanta ilusión esto, tener su propio piso con la mujer que amaba...

  • Sara esto es lo que he estado haciendo cuando no estuve contigo - dijo la morena mirándola a los ojos.

  • Gracias de verdad, perdóname por lo del otro día, es que... tenía miedo de perderte y...

  • Lo sé, lo sé, no tengo nada que perdonarte, me alegra de que aceptes el vivir conmigo.

  • Cómo no iba a aceptar? - la rubia la besó suavemente - y tu madre?

  • Mi madre y la tuya decidieron echarnos de casa, Jajaja, ellas vivirán juntas, como ya has visto se llevan de maravilla.

  • Eso es estupendo!, así que ellas sabían esto?

  • Claro!, ellas me ayudaron con todo, se han portado muy bien.

  • Desde luego.

  • Qué te parece si cenamos?, lo han preparado ellas.

  • Jajaja, vamos!

Más felices que nunca las dos comenzaron a cenar muy animadamente, se pusieron un poco de música para acompañar, estuvieron largo rato en la mesa hablando, riendo y haciendo planes ahora que tenían su propio piso.

  • Shulia este piso es precioso.

  • Si que lo es, aquí seremos de lo más felices - dijo sonriente la morena.

  • Lo sé - la rubia sonrío del mismo modo y entrelazó sus dedos con los de Shulia.

  • Te ha gustado la cena?

  • Me ha encantado, mañana tendremos que felicitar a las cocineras.

  • Jajaja, si, que no se nos olvide, bien... si me acompaña la señorita, quisiera darle la última sorpresa de la noche.

  • Jajaja, aún hay más?

La rubia siguió a Shulia, la llevaba hasta otra habitación, antes de entrar la morena le tapó los ojos con la mano, una vez llegaron al centro de la habitación la morena dejó esos ojos verdes que se abrieran, Sara quedó maravillada, estaban en la que a partir de ahora sería su habitación, tenía una cama grande, un armario de pared a pared empotrado, mesitas de noche y muchas más cosas que hicieron que la habitación tuviera un toque especial.

  • Shulia esto es... es...

La morena la abrazó por la espalda y la susurró al oído.

  • Creo que no hay momento más especial que éste, creo que es la noche perfecta para amarte en cuerpo y alma...

La morena comenzó a besarle el cuello, Sara cerró los ojos y se dejó llevar, en su cara se veía que ella también lo deseaba, poco a poco la morena metió su mano por debajo de la camisa de la rubia, acariciaba todo su estómago, de arriba abajo, Sara se giró besó a la morena, se daban pequeños mordiscos, las dos comenzaron a andar hacia la cama, pero sin dejar de besarse y tocarse, muy despacio Shulia fue tumbando a Sara. Sara disfrutó de las caricias de la morena y de la comodidad de la cama, la morena fue desabrochando su camisa muy lentamente, rozando con la yema de sus dedos la piel suave de Sara, cuando la desabrochó empezó a darle pequeños besos por el ombligo, fue subiendo hasta llegar a los pechos, Sara tenía los brazos estirados en forma de cruz, se abandonó en el mismo instante en que Shulia la besó, estaba disfrutando de ese momento al cien por cien, Shulia quería saborear cada extremidad del cuerpo de Sara, sus manos recorrían sus costados, sus labios pasaron rodando por encima de los pezones de la rubia hasta llegar a los hombros, los besó y los acarició, sus dedos largos fueron bajando los tirantes del sujetador, bajó los de ambos lados hasta que por fin se lo quitó, los pechos de Sara eran perfectos, ambas se miraron a los ojos, se podía ver el fuego en ellos, su piel sonrojada daba a ver su excitación, antes de que la morena volviera a hundirse en ella Sara le quitó la camisa y el sujetador para poder sentir su piel, las dos sonreían, se abrazaron con el único propósito de sentirse la una a la otra, se movían a la vez, sus piernas se entrelazaban, pero los pantalones les impedía ese contacto tan deseado, así que decidieron ponerle remedio, los dos se fueron quitando lo que les quedaba de ropa quedando completamente desnudas.

  • Me encanta... esta sensación - dijo Sara en los labios de la morena.

  • Pues ya somos dos... te quiero.

La morena besó a Sara intensamente, sus manos recorrían el cuerpo de la otra, se abrazaron lo más posible, entrelazando sus piernas, ambas giraban como si estuvieran encima de una nube, Sara quedó encima de Shulia, la rubia estaba jugueteando con los pezones de la morena que gemía cada vez que sentía la lengua húmeda y caliente de la rubia, la morena posó sus manos en el trasero de Sara y la apretó mas contra ella haciendo que sus centros entraran en contacto, al sentir esa sensación Sara mordió uno de sus pezones haciendo gritar a la morena de excitación y de dolor, la morena volvió a repetir la acción, esta vez Sara abrió todo lo que pudo su boca metiéndose todo lo que pudo del pecho la de la morena en la boca, con su otra mano acariciaba el otro pecho, Sara fue subiendo hasta llegar a su cuello, dejando un camino húmedo, siguió subiendo por su mandíbula hasta llegar a sus labios, las dos se besaba suavemente, Shulia se giró quedando ella encima de la rubia, pegó su rodilla al centro de Sara, la rubia atrapó su pierna con las de ella, sin dejar de besarse Shulia comenzó a mover la rodilla, Sara gemía en cada movimiento, sus caderas comenzaron a moverse al compás de la rodilla de la morena, las dos sentía en calor en sus cuerpos, el sudor comenzaba a resbalar por sus cuerpos, la morena entrelazó sus dedos con los de Sara y subió sus brazos por encima de la cabeza, la morena cambio su rodilla por sus caderas, Sara entrelazó las piernas por la cintura de la morena, las dos se miraron a los ojos y sonrieron antes de volver a besarse, el movimiento de las caderas de la morena cada vez era más intenso, Sara la apretaba más con sus piernas, las caderas de ambas comenzaron a moverse con frenesís, la morena agarró con sus dientes uno de los pezones sonrojados de la rubia, Sara enredó sus dedos en la oscura cabellera de la morena, Shulia los chupaba con fuerza, poco a poco Sara se fue incorporando, rodeó con sus brazos el cuello de la morena, las dos quedaron sentadas, con sus piernas entrelazadas y sus centros juntos, ambas estaba fatigadas, mirándose la una a la otra, empezaron un juego de si te beso o no te beso, estuvieron tonteando hasta que la morena consiguió atrapar los labios de Sara, la morena bajó su mano acariciando todo el cuerpo de la rubia hasta llegar al centro de esta, primero lo acarició, luego dos dedos asomaban con que iba a entrar, Sara hizo lo mismo y colocó dos de sus dedos para entrar en la morena, antes de hacerlos las dos se miraron, querían hacerlo mientras se miraban fijamente, y así lo hicieron, entraron las dos a la vez, gritaron con fuerza, la una cayó a la otra con sus labios, siguieron entrando y saliendo cada vez más rápido, parecía un partido de tenis que se devolvían la pelota, cuando una entraba la otra salía, sus brazos estaban tensos por el esfuerzo, cada vez más rápido y más fuerte, entre gemidos cada una oía su nombre, las dos estaban a punto de llegar, con las pocas fuerzas que les quedaban hicieron el último esfuerzo acelerando las acometidas, y con un grito doble ambas liberaron todos sus deseos, ninguna pudo moverse, se quedaron así tal como estaban, abrazadas la una a la otra, solo se oía sus respiraciones agitadas, Shulia se iba tumbando muy despacio, llevándose consigo a la rubia que cayó encima de ella en peso muerto, la morena acarició toda su espalda y la abrazó.

  • Sara... - le susurró en un oído.

La rubia con una gran sonrisa levantó la cabeza y la miró, sus ojos brillaban con mucha intensidad.

  • Quisiera parar el tiempo aquí mismo, para sentirte tal y como te siento ahora por el resto de mi vida - le dijo Sara.

Shulia sonrío ante las palabras de la rubia, y la beso llena de amor

  • Ha sido la noche más especial de mi vida - dijo la morena.

  • La mía también, y si todas las noches son así... tendremos muchas noches especiales para recordar.

  • Recordaremos cada una de ellas, porque todas serán diferentes.

  • Te quiero.

  • Y yo a ti - volvieron a besarse.

  • Me cuesta creer que este sea nuestro hogar... nuestro... suena tan bien.

  • Verdad que si? - dijo riendo Shulia - a mí también me cuesta creerlo, jamás pensé que alguien pudiera ir al cielo sin estar muerto - sus ojos se clavaron en los ojos verdes.

  • Yo tampoco lo creía, sabes qué?

  • Qué?

  • Voy a hacerme un tatuaje.

  • Un tatuaje?

  • Si.

  • Los tatuajes son para toda la vida, estás segura?

  • Muy segura, porque pienso tatuarme el nombre de la persona que amo, y con la que voy a pasar el resto de mi vida - dijo muy feliz.

  • Jajaja, y dónde te lo vas hacer? - preguntó divertida Shulia.

  • Mmm, en un sitio que se vea bien.

  • Te adoro - dijo la morena besándola - pues si tú te haces uno yo me hago otro.

  • Y qué te vas hacer?

  • Es una sorpresa.

  • Oh!, vamos, dímelo!, yo te lo he dicho - dijo la rubia mientras se sentaba en las caderas de Shulia y comenzaba hacerla cosquillas.

  • Jajajaja, no te lo diré, mañana lo verás, porque mañana tu y yo vamos a ir hacernos los tatuajes.

  • Hecho!.

Ambas volvieron a besarse, acariciándose y abrazadas pasaron su primera noche en el que ahora era su hogar, un hogar lleno de amor.

Shulia y Sara ya estaban en la tienda de tatuajes, cada una se había ido por un lado, quería sorprenderse la una a la otra, la tienda tenía dos plantas, así que no había problemas para esconder la sorpresa, una estaba arriba y otra abajo, una vez eligieron lo que querían los chicos comenzaron a tatuarlas. Tres horas más tarde Shulia ya estaba en la sala de espera, su cara expresaba un poco de incomodidad, le había dolido un poco, pero había valido la pena, tuvo que esperar media hora más para que saliera Sara, cuando por fin la vio lo primero que hizo fue besarla.

  • Qué tal? - preguntó la morena.

  • Doloroso - se quejó la rubia.

  • Jajaja, vamos, no era para tanto.

  • Y tú qué tal?

  • Bien... bueno... un poquito doloroso - puso morritos.

  • Jajaja, ven aquí - la rubia la volvió a besar - venga enséñamelo.

  • Tu primero - dijo la morena.

  • Yo no he dicho antes, así que venga.

  • Esta bien - dijo riendo.

Shulia dejó ver su brazo, en el tenía una pequeña saga con esparadrapo, cuando se lo quitó dejo a la vista el tatuaje, tenía puesto el nombre de Sara, junto con el suyo dentro de un corazón, Sara sonrío al verlo.

  • Es precioso!

  • Si que lo es - dijo contenta la morena - ahora te toca a ti.

  • Vale!

La rubia hizo lo mismo, la morena se sorprendió al ver que era igual que el suyo, Sara se sonrojó un poco y agachó la cabeza con mirada tímida, Shulia se echó a reír antes de cogerla y besarla llena de pasión.

  • Me encanta - le susurró la morena en los labios.

  • A mi también.

Sara se abrazó a la morena todo lo que pudo, pero notó un leve quejido cuando juntó su estómago con el de ella.

  • Qué te pasa?

  • Na... nada, qué me va a pasar?

  • Te has quejado cuando te he tocado el estómago.

  • Yo?, que va, yo... no he dicho... nada.

La rubia la pinchó con un dedo en el estómago.

  • AU!

  • Lo ves - dijo con una sonrisa.

  • Que mala - se quejó la morena riendo.

  • Te... te has hecho un tatuaje ahí? - preguntó sorprendida.

  • Bueno...

La morena se subió un poco la camisa dejando ver un delfín encima de su ombligo, era precioso, Sara se quedó fascinada cuando lo vio, lo rozó suavemente con la yema de sus dedos.

  • Shulia es... es...

  • Precioso, como tu - dijo la morena acariciándole la cara.

  • Te quiero, te quiero, te quiero!!!!

La rubia comenzó a darle beso por toda la cara, Shulia no pudo evitar echarse a reír.

  • Yo... también...

Sara comenzó a subirse la camisa dejando ver la cara de un tigre situado en el mismo sitio que el delfín de la morena, Shulia se agachó para verlo bien, el tigre tenía los ojos azules, la morena no pudo evitar darle un beso al estómago de la rubia, que al sentir sus labios comenzó a reírse.

  • Te gusta?

  • Gustarme es poco... me vuelve loca.

La morena cogió en brazos a Sara y la besó intensamente.

  • Te amo - le dijo la morena.

  • Yo también te amo.

  • Que te parece... si nos vamos a nuestro nuevo hogar, con nuestros nuevos tatuajes y dejamos que tu tigre y mi delfín se conozcan? - preguntó juguetonamente.

  • Me parece que es la mejor idea que has tenido hoy.

  • Solo hoy?

  • Si, porque la mejor de todas la tuviste ayer.

Tras una mirada llena de amor y una amplia sonrisa las dos se besaron, se abrazaron y se fueron a cumplir esa maravillosa idea que tuvo Shulia, cogidas de la mano y llenas de amor se fueron a su nuevo hogar, y hacer que cada día de sus nuevas vidas el mejor de todos.

Fin