El amor entre tu y yo iii

Shulia recibe un llamado de su madre quien le pide que regrese pronto a grecia. sara se entera y siente como se le rompe el corazon en mil pedazos

EL AMOR ENTRE TÚ Y YO

Eugenia

  • Ahora sí, aquí me siento segura.

  • Y siempre será así pequeñaja.

Ambas se quedaron así por unos instantes, poco a poco se separaron y decidieron bajar a cenar. Shulia estaba en el baño y Sara se había quedado a solas con su madre en la cocina.

  • Hija...

  • dime mamá.

  • A ti... te gusta.

  • Si me gusta qué mamá?

  • Quiero decir... si te gusta Shulia.

  • Bueno yo.... (Se empezó a poner muy nerviosa).

  • Dime la verdad hija, no pasa nada.

  • Por qué piensas eso mama?

  • Bueno... antes subí a la habitación y bueno...

  • Nos vistes abrazadas.

  • Si.

  • Pero mamá eso no tiene nada que ver, las amigas también se abrazan.

  • Si, pero en vosotras veo amor hija, dime la verdad... la quieres?

  • Si...

  • Ella lo sabe?

  • No, y no se lo diré, ella no sentirá lo mismo.

  • Yo no diría eso.

  • Por qué?

  • Porque vi su cara mientras te abrazaba, y se la veía feliz, llena de amor...

  • Tú crees?

  • Si (le sonrió).

  • Gracias mamá (le devolvió la sonrisa).

Shulia estaba en el baño lavándose las manos, pero también estaba pensando en cómo decirle a Sara la noticia de su madre. Estaba preocupada, pensó que sería mejor decírselo a la madre de Sara... a solas.

Todas cenaron tranquilamente, cuando acabaron Sara subió hacer unos ejercicios pendientes mientras Shulia se quedaba con Sofía a recoger los platos.

  • Em... Sofía.

  • Dime querida.

  • Verás... es que he recibido una llamada de mi madre y... me ha dicho que dentro de dos semanas tengo que regresar a Grecia.

  • Hay algún problema hija?

  • No... Bueno, es que hay problemas en casa y mi madre me necesita.

  • Entiendo hija, tú has lo que tengas que hacer, sabes que siempre tendrás abiertas las puerta de mi casa.

  • Muchas gracias Sofía.

Ambas mujeres sonrieron y acabaron de recoger, Sofía se fue a su habitación y Shulia subió a ver que hacia Sara, antes de entrar a la habitación pudo oír a la rubia hablar, parecía que mantenía una conversación por teléfono, Shulia se acercó más y pegó el oído a la puerta.

  • Me alegro tanto de qué estés bien!... yo también te he echado de menos, cuando vendrás?, en serio?.... GENIAL!, pues mañana nos vemos, muchos besos, hasta mañana mi niño.

Shulia tenía los ojos como platos, no sabía qué pensar, sentía celos... muchos celos, quería entrar y pedirle explicaciones, pero no tenía derecho, también estaba dolida, por eso y porque dentro de dos semanas tendría que irse y no sabía cuándo volvería, pensó que lo mejor sería comportarse como hasta ahora, cogió aire y entró.

  • Qué haces? (preguntó la morena).

  • Acabando de resolver unos ejercicios, pero estoy agotada.

  • Pues vete a la cama pequeñaja.

  • Si, ahora iré, tu también vas?

  • Yo voy a preparar las cosas para mañana, me voy a levantar pronto para ir a correr.

  • Suena bien.

  • Quieres venir?

  • Claro!, será divertido.

  • Pues a las seis arriba.

  • Tan pronto??

  • Claro!, estaremos corriendo hasta las ocho.

  • Dios me vas a matar.

  • Jajaja, tranquila yo cuidaré de ti.

  • Lo prometes?

  • Lo prometo.

Las dos se quedaron mirándose fijamente, Shulia cada vez tenía más ganas de besarla, sentía el calor en su cuerpo, cada vez más y más y antes de que cometiera una locura decidió romper ese momento.

  • Bueno... voy a ducharme.

  • Está bien, yo me voy a ir metiendo en la cama.

  • Vale pequeñaja.

Y con una sonrisa desapareció tras la puerta, Sara se metió en la cama, mirando hacia el techo se quedó escuchando el ruido del agua, se puso a pensar como sería el cuerpo completamente desnudo de Shulia, con el agua resbalando por todo su cuerpo... un pequeño rubor apareció por sus mejillas. Dejó un sitio en la cama sabiendo que Shulia dormiría con ella, a los cinco minutos apareció por la puerta una espectacular morena en top negro, con un pantalón corto del mismo color, dejando al descubierto sus largas piernas, antes de que Shulia la viera Sara decidió hacerse la dormida, a los dos minutos sintió un cuerpo acomodarse a su lado, nada mas sentirlo se abalanzó sobre el abrazándolo.

  • Creo que me has echado de menos.

  • Jajaja, no seas tan creída.

  • Entonces por qué me abrazas?

  • Porque me gusta sentir tu cuerpo... y me gusta dormir abrazada a ti.

  • A mí también me gusta.

  • Me... me abrazas?

  • Claro.

Shulia rodeo el pequeño cuerpo que tenía encima con sus fuertes brazos, Sara hundió su cara en el cuello de la morena y aspiró con fuerza.

  • Mmm, me encantas como hueles.

  • Jajajaja, no aspires tan fuerte que me haces cosquillas.

  • Que no aspire cómo... cómo así?

  • Jajaja Jajaja para, paraaaa.

Shulia empezó a soplarla en la oreja y Sara se removía entre sus brazos mientras se reía.

  • Nooo, que tengo muchas cosquillas, jajajajaja.

  • Ya lo veo yo.

  • Jajajaja!

  • Vaya si se te a puesto la piel de gallina.

  • Paraaaa, jajajajaja.

Sara no dejaba de moverse y en uno de los movimientos metió su rodillas entre las piernas de Shulia, presionó sobre su centro, Shulia lo sintió y no pudo evitar gemir por la presión, Sara lo notó y con disimulo volvió a presionar y volvió a gemir Shulia, escondiendo la cara en su cuello otra vez sonrió ampliamente, una voz entre cortada sonó en la silenciosa habitación.

  • Cre... creo que... que será mejor que durmamos.

  • ... si, buenas noches Shulia.

  • Buenas noches Sara.

Eran las seis de la mañana y todavía no había amanecido, Shulia despertó con el pequeño cuerpo acurrucado entre sus brazos, sonrió y con un leve susurro despertó a Sara.

  • Es hora de levantarse pequeñaja.

  • Mmm, solo un rato más.

  • De eso nada perezosa, arriba

  • Esta bien, esta bien

Poco a poco ambas se fueros levantando, una vez vestidas y arregladas las dos salieron de la casa.

  • Aun es de noche.

  • Si, bueno... empezamos?

  • Claro.

Las dos emprendieron un trote lento al principio, poco a poco fueron acelerando la marcha, de vez en cuando se miraba y sonreían, a Shulia le gustaba picar a Sara y quería cansarla de verdad.

  • Hoy estas muy lenta no crees?

  • Lenta yo?, JA!, más bien tu mona.

  • Mírate... no puedes mas.

  • Claro que sí.

  • De verdad?

  • SI!

  • Veamos si es verdad.

Shulia echo a correr dejando atrás a una Sara confundida, cuando ya estaba alejada de ella Sara oyó la voz de Shulia.

  • Que te pasa pequeñaja, tus piernecitas cortas no te dejan correr? Jajajajaja.

Sara se puso roja de ira e inmediatamente echo a correr con todas sus fuerzas detrás de Shulia gritando.

  • TE VAS A ENTERAR PATAS DE AVESTRUZ!

  • Jajajajaja, vamos pati corta!

Ambas corrían con todas sus fuerzas, Sara no conseguía alcanzar a Shulia, sus grandes zancadas la daban ventaja, a poca distancia de donde estaba Shulia había un cruce, Sara cada vez estaba más cerca de Shulia pero aún le sacaba algo de ventaja, Shulia ya iba a pasar por el cruce cuando miró hacia atrás para ver a su compañera, no miró a uno de sus lados que se acercaba un coche a gran velocidad, Sara desde atrás pudo ver que la iba a atropellar y su primer reflejo fue pararse en seco y gritar con toda su alma.

  • SHULIA CUIDADOOOOO!!!

Shulia volvió la vista en dirección donde venía el coche, justo antes de que la atropellara consiguió saltar encima de la capota, apoyando su pierna y resbalando con ella hasta el otro lado. Sara no consiguió ver bien lo que había pasado, se había imaginado lo peor, Shulia cayó rodando al otro lado del coche que se dio la fuga. Con los ojos llenos de lágrimas corrió hasta el cuerpo de Shulia que no se movía, se arrodillo a su lado y la cogió entre sus brazos llamándola.

  • Shulia, Shulia, despierta... por favor, abre los ojos.

Pero Shulia no reaccionaba, Sara la abrazó con más fuerza y se puso a llorar más fuerte mientras seguía llamándola.

  • Por favor, no me dejes... me lo prometiste, vamos despierta!

Al no tener respuesta Sara apoyó su frente en la de Shulia, las lágrimas calientes le caían a la cara a Shulia. De pronto... Sara empezó a oír una risita y como el cuerpo de Shulia se movía, inmediatamente se apartó lo suficiente para verla bien y vio una gran sonrisa en el rostro de su amiga.

  • Pero que...

  • Se me da bien hacer de muerta no crees?

Sara no creía lo que oía, inmediatamente soltó a su amiga y se puso de pie limpiándose las lágrimas con furia.

  • Eres una idiota!, me has asustado, pensé que te había pasado algo, esto no te lo pienso perdonar!

  • Vamos que no es para ponerse así, solo quería gastarte una broma.

  • Una broma?, con esas cosas no se juegan maldita sea!, pensé que te habías muerto joder!, no vuelvas a hablarme.

Y con eso echo a andar a paso ligero para alejarse todo lo posible de Shulia, pero de repente un fuerte tirón en su brazo la hizo dar la vuelta, Shulia la abrazó con todas sus fuerzas mientras se susurraba al oído.

  • Por favor... perdóname, se que lo que acabo de hacer ha sido una tontería... no te enfades, no quiero que te vayas de mi lado.

Sara comenzó a llorar sobre el pecho en el que estaba apoyada, sus brazos colgaban a los lados, en su oído empezó a oír palabras de consuelo.

  • Sshh, no llores, perdóname... perdóname, te prometo que no lo haré nunca más.

Los brazos de Sara comenzaron a subir por el costado de Shulia y con fuerza se aferró a su cintura y siguió llorando, estuvieron así un rato, cuando el llanto fue cesando Sara consiguió hablar.

  • No lo hagas jamás o te juro que te arrepentirás.

  • No lo volveré a hacer... de verdad.

  • La idea de perderte me partió el corazón sabes?

  • A mi también se me partiría si algo te pasara.

  • Shulia yo...

Los labios de Sara fueron sellados por los de Shulia, era un beso tierno, delicado, suave y sobre todo lleno de amor, sus labios se entrelazaban con mucha lentitud y suavidad, ambas querían más, poco a poco fueron abriendo sus bocas y dejando que sus lenguas se fundieran en una sola, el beso se hizo más fuerte y apasionado, sus lenguas solo trasmitían caricias, recorrieron cada rincón de su boca. Una mano de Shulia se enredó en el corto pelo de Sara y apretó su cabeza para no dejar que pasara ni el viento entre sus bocas. Un gemido salió de la boca de Sara y otro de la boca de Shulia. Cuando ya no tenían respiración se fueron separando muy despacio, sus ojos se fueron abriendo y se quedaron mirando fijamente, Sara aún tenía restos de lágrimas en sus ojos, Shulia agarró a Sara de la cara con sus dos manos y con sus pulgares le limpio las lágrimas, ante el gesto Sara sonrió y apoyó sus manos en las de Shulia, la alta morena atrajo la cara de Sara y la suya y a unos pocos centímetros de sus labios la dijo...

  • Te quiero Sara.

Como respuesta Sara sonrió y una lágrima cayó por su rostro, en ese mismo momento se tiró encima de la morena rodeándola por el cuello con sus brazos y besándola apasionadamente, Shulia la agarró fuerte por la cintura y la apretó contra sí. Después de besarse durante unos instantes Sara se separó lo suficiente para decirle mientras rozaba sus labios.

  • Yo también te quiero Shulia.

  • No sabes lo feliz que soy al oírte decir eso.

  • Te quiero, te quiero, te quiero, te quie...

Shulia la volvió a besar antes de que pudiera acabar lo que estaba diciendo.

  • No sigas o me volverás loca.

  • Jajaja, mas todavía?

  • Si... mucho más.

  • Sería interesante de ver (dijo con una sonrisa).

  • Te quiero pequeñaja mía.

  • Y yo a ti grandullona.

Ambas se volvieron a besar con pasión, bajo la luz de la luna todavía... sus besos y caricias no cesaron hasta el amanecer.

Ya habían acabado las primeras clases, Sara y Shulia salían agarradas de la mano hablando tranquilamente.

  • Quieres que esta noche salgamos a alguna discoteca o algo? (preguntó la rubia).

  • Claro!, será divertido verte bailar.

  • Lo mismo digo.

  • Yo no suelo bailar.

  • A no?

  • No, a no ser que sea absolutamente necesario.

  • Y si alguien me invita a bailar qué le digo?, es que como tú no sueles bailar pues...

  • Ni se te ocurra!, antes me pongo a bailar encima de la barra.

  • Me gustaría ver eso (dijo la rubia divertida).

  • Y si me invitan a mi qué?

  • Puedes estar tranquila que nadie te va a invitar.

  • Y eso por qué?

  • Porque no voy a dejar que nadie se acerque a ti.

  • Mi pequeñaja se pone celosa? (dijo muy divertida).

  • Pues si! Y mucho.

  • Sabes que te quiero?

  • Sí que lo sé (inmediatamente se puso de puntillas para darle un suave beso en los labios).

Cuando caminaban por las afueras de la universidad Sara visualizó una figura apoyada en una valla, a medida que se fue acercando fue abriendo los ojos como platos, cuando se aseguró de quién era salió disparada soltándose de la mano de Shulia, la alta morena se la quedó mirando extrañada, Sara se tiró a los brazos de aquel joven que la recibió con un efusivo abrazo. Shulia se quedó pasmada mirando, de repente sintió unos celos terribles, trató de controlarse y poner su mejor cara. Sara se giró y con un gesto le dijo a Shulia que se acercara, cuando ya estaba los tres juntos empezaron las presentaciones.

  • David, te presento a Shulia

  • Hola Shulia, encantado.

  • Igualmente (ambos sonrieron).

  • Shulia, David es un viejo amigo del colegio al que hace varios años al que no veía.

  • Ah, eso explica vuestro efusivo abrazo.

Sara se puso roja y David sonrió, Shulia no estaba de muy buen humor, no le gustaba aquel chico.

  • Bueno supongo que tendréis muchas cosas de las que hablar, será mejor que os deje.

Con un leve movimiento de cabeza Shulia se despidió de David y con una sonrisa se despidió de Sara, cuando solo había dado unos paso Shulia sintió como la tiraban del brazo.

  • Oye no hace falta que te vayas.

  • Tendréis muchas cosas de las que hablar y será más cómodo a solas.

  • Me gustaría que os conocierais.

  • Otro día quedamos los tres.

  • Pero...

  • Pero nada, luego nos vemos vale?

  • Claro.

Shulia se moría de ganas por besarla, pero no sabía si su amigo sabía lo de su homosexualidad y prefirió no meter la pata. Con un guiño de ojo Shulia se disponía a irse cuando Sara se agarró a su cuello, poniéndose de puntillas le dio un pasional beso, inmediatamente Shulia la abrazó fuertemente por la cintura. David contemplaba la escena con los ojos como platos, y había cierto recelo en ellos. Poco a poco se fueron separando, cuando sus labios aun se rozaban Sara dijo.

  • Te quiero.

  • Y yo a ti.

  • De verdad que no quieres venir?

  • Ve tranquila, nos veremos más tarde.

  • Está bien.

Sara se acercó para volver a besarla, tras unos instantes de pasión se separaron y con sonrisas en su cara se fueron alejando.

Sara se acercó hasta su amigo, él pudo ver cómo le brillaban los ojos.

  • Nos vamos ya?

  • Claro!, (afirmó el joven).

Ambos estaban en una cafetería cuando el comenzó hablar.

  • Vaya... no sabía que...

  • Si... bueno, Shulia y yo estamos juntas desde esta misma mañana.

  • A si?

  • Si.

  • Vaya... tal vez no haya llegado muy tarde.

  • Tarde para qué?

  • Para conquistarte.

  • David...

  • Lo sé, lo sé, estas con Shulia.

  • Así es, y eso no va a cambiar.

  • Eso ya se verá.

  • No hay nada que ver!, por fin encontré a la persona de mi vida y no permitiré que nada ni nadie se interponga (dijo con irritación).

  • Vale, vale!, tranquila.

  • Sabes... será mejor que me vaya, otro día quedamos.

  • Esta bien... perdona por si te he molestado.

  • No pasa nada, cuídate.

  • Tu también.

Sara salió de la cafetería, necesitaba ver a Shulia, necesitaba abrazarla, sentirla. Corrió de camino a su casa, pensó que Shulia estaría allí.

Shulia caminaba tranquilamente por un parque, pensando en lo feliz que era ahora con Sara, en su cara se dibujó una sonrisa, pero esa sonrisa fue desapareciendo cuando sus pensamientos fueron invadidos por la idea de tener que irse. Vio un banco y decidió sentarse en él.

Sara llegó a su casa de una carrera, su madre estaba en la cocina y decidió ir a saludarla.

  • Hola mamá

  • Hola hija, qué tal?

  • Bien, oye, ha venido Shulia?

  • Si pero se ha vuelto a ir.

  • Te ha dicho dónde iba?

  • Dijo que iba a dar un paseo al parque.

  • Gracias mamá, nos vemos luego!

Sara dio un fugaz beso a su madre en la mejilla y salió disparada. El día estaba bastante nublado y de golpe empezó a llover con mucha fuerza, Sara corrió todo lo que pudo para mojarse lo menos posible.

Shulia aun seguía sentada en el banco, tenía el pelo y la ropa empapada, echó la cabeza hacia atrás y dejó que las gotas resbalaran por su cara, tras unos instantes decidió levantarse para volver a casa. Caminaba a un ritmo lento, parecía que no tenía prisa y le daba igual mojarse, iba con la vista perdida, sin mirar a ningún lado, unas pisadas fuertes que hacían agitarse el agua de los charcos llegó hasta sus oídos. Levantó la cabeza y miró hacia adelante, se encontró con una pequeña rubia empapada. Estaban demasiado lejos como para tocarse o hablar, aún en la distancia pudieron perderse en la mirada de la otra, el agua resbalaba por sus rostros, el parque estaba desierto, solo estaban ellas y la lluvia que las cubría. Con paso lento se fueron acercando la una a la otra, sin dejar de mirarse un instante, cada vez estaban más cerca y el deseo de sentir la una a la otra aumentaba. Su paso fue acelerando a la vez que se iban acercando, hasta que su paso se convirtió en carrera, una carrera que dio fin a la distancia que las separaba. Se pararon justo una enfrente de la otra, no fue necesario decir nada, sus ojos lo decían todo. Shulia subió una mano y acarició suavemente la cara de Sara, Sara se apoyó en ella y cerrando los ojos besó la palma de la mano de Shulia. Cuando sus ojos se volvieron a encontrar unas sonrisas se formaron en sus labios, Sara levanto una mano para apartarle el flequillo mojado de los ojos, Shulia cerró los ojos con el contacto y se dejó perder en la caricia, la mano de Sara fue bajando en forma de caricia por toda su cara hasta llegar a sus labios, ahí su mano se paró y sus ojos también. Tenía los labios mojados, de ellos caían gotas de agua. Sara volvió a centrar sus ojos en los de Shulia, poco a poco Shulia se fue agachando hasta quedar a unos pocos centímetros de los labios de Sara, seguían mirándose, sintiendo sus respiración hizo que la cercanía acelerara sus corazones. Shulia rompió la poca distancia que las separaba y depositó un beso en la comisura de la boca de Sara, aun con una mano en su rostro... Sara acarició el cuello de Shulia con la mano libre, ambas pegaron su cara a la de la otra y disfrutaron de ese contacto, Shulia cogió una de las manos de Sara y entrelazó sus dedos con los de ella, movían sus caras en forma de caricias. Dando pequeños besos por su mejilla... Shulia fue bajando por su mandíbula, iba muy despacio, siguió bajando hasta llegar a su cuello. Le daba pequeños besos húmedos, Sara echó la cabeza hacia atrás y rodeó con sus brazos el cuello de Shulia y se apretó más a ella. No pudo evitar soltar un pequeño gemido cuando Shulia presionó su cuello con los labios, Sara enredó sus dedos en la oscura cabellera de Shulia, la presión en su cuello había durado unos instantes, se fue separando muy despacio de ella hasta quedar frente a frente. Sara se acercó y succionó el labio inferior y lo acarició con su lengua. Shulia atrapó la lengua de Sara con sus labios y hizo un beso más profundo, mas apasionado, era fiero y suave a la vez. Cuando se quedaron sin aliento se fueron separando, con la respiración agitada Shulia consiguió decir:

  • Pensé que estabas con tu amigo.

  • Si... pero necesitaba verte, estar contigo.

  • Yo también lo necesitaba.

  • Te parece si nos vamos a casa?

  • Si, será mejor antes de que cojamos una pulmonía.

Agarradas de la mano echaron a correr a casa, cuando llegaron les cayó una pequeña bronca por parte de la madre de Sara, por no llevar paraguas.

Estaban en la habitación, se estaban cambiando, de cintura para abajo ya estaban y de cintura para arriba ambas solo estaban en sujetador, cada una estaba en su lado de la habitación buscando algo para ponerse.

  • Creo que hemos estado mucho tiempo bajo la lluvia (dijo una rubia tiritando).

  • La verdad es que si.

  • Dios estoy muerta de frío, no creo que vaya a entrar en calor nunca.

Sin decir nada, Shulia se acercó por detrás a ella y la estrechó entre sus fuertes brazos, cada una podía notar la piel cálida de la otra, Sara se acurrucó más entre los brazos y giró la cabeza hacia atrás para mirar a Shulia a los ojos.

  • Estas mejor así? (preguntó la morena).

  • Mucho mejor.

Se volvieron a mirar por unos instantes y Sara se fue acercando, sus labios se rozaban y justo antes de besarla la volvió a mirar y después junto sus labios a los de Shulia y se fundieron en un pasional beso.

Ya era de noche cuando Sara y Shulia se arreglaban para salir, las dos querían estar igual de provocativas para la otra. Shulia vestía con un sujetador negro de cuero, unos pantalones de cuero negros haciendo juego, botas iguales y una cazadora de cuero abierta, se colocó el pelo de forma alborotada, la hacía ver salvaje. Prefirió cerrarse la cazadora y sorprender a Sara en la discoteca.

Por otro lado... Sara se había puesto una minifalda negra, con una camisa blanca muy ajustada, dejando sus hombros y su ombligo al descubierto. Estaba delante del espejo cuando pudo ver una marca en su cuello, se acercó más para verla. Era un chupetón, con una sonrisa recordó el momento en que Shulia se lo hizo. Lo acarició con una de sus manos, acabó de vestirse, se puso una cazadora ajustada de cuero y salió dispuesta a ver como estaba Shulia.

Sara se disponía a salir de la habitación cuando una impresionante morena entraba en ella. A Sara se le cayó el alma al suelo, Shulia estaba increíble, no era capaz de cerrar la boca. A Shulia le pasó lo mismo nada más verla, Sara estaba muy atractiva, cuando sus ojos se encontraron Sara agachó la cabeza con una sonrisa y con un rubor por sus mejillas. Shulia no pudo evitar sonreír y acercase a ella. Con dos de sus largos dedos levantó despacio la cara de Sara por la barbilla, los ojos de ambas trinan un brillo inimaginable.

  • Estás preciosa.

  • Y tú estás increíble.

  • No voy a poder ni dejarte un momento sola (dijo la morena divertida).

  • Tampoco te dejaría que lo hicieras.

Ambas rieron y tras un cálido beso salieron de casa, nada más cerrar la puerta Shulia le tapó los ojos a Sara por detrás.

  • Pero que...

  • Shhh, no digas nada, quiero enseñarte algo.

  • Con los ojos tapados poco voy a poder ver.

  • Ven.

Guiándola Shulia la condujo hasta un poco más delante de la casa.

  • Lista?

  • Si.

Shulia apartó las manos de la cara de Sara, esos ojos esmeraldas pudieron contemplar una increíble moto, era preciosa, parecía nueva, era de color negro y aparentaba ser de las potentes.

Shulia montó en ella y le ofreció una mano a Sara.

  • Vienes?

  • Claro!

Inmediatamente Sara la agarró de la mano y montó detrás de ella, antes de salir se pusieron unos cascos, Sara se agarró fuerte a la cintura de Shulia y pusieron rumbo a la discoteca.

Shulia dominaba perfectamente la moto, en cada semáforo que paraban Shulia entrelazaba su mano con una de Sara que se posaba en su cadera. Tras diez minutos más de recorrido por fin llegaron a la discoteca, cogidas de la mano entraron en ella, la gente bailaba sin parar, la gente parecía descontrolada, en los rincones lo que más se veía eran parejas demostrando su pasión, había de todo, chica y chico, chica con chica y chico con chico. Las dos llegaron a la barra y pidieron algo para beber.

  • Vaya aquí es imposible moverse (dijo la morena).

  • Así hay más roce entre la gente.

  • Pues más vale que no te rocen a ti.

Shulia se acercó hasta ella y posando sus manos en la cintura de Sara acercó su rostro hasta el de ella y le dio un tierno beso, Sara le rodeo el cuello con sus brazos y hizo el beso más intenso, separándose un poco de ella le preguntó:

  • Bailamos?

  • No se... es que...

  • Esta bien, está bien.

Sara se alejó lo suficiente de ella como para quitarse la cazadora, dejó ver antes los ojos de Shulia su camisa blanca ajustada, a Shulia casi se la cae el vaso con la bebida y guiñándole un ojo se adentró en la pista de baile.

Sara estaba rodeada de gente, movía su cuerpo al ritmo de la música, eran movimientos rápidos pero sensuales, miraba a Shulia y la intentaba provocar con sus movimientos. Shulia la miraba con toda su atención, Sara la estaba volviendo loca, pero se dijo a si misma que no iba a caer, así que fingió que no le importaba, Sara que lo vio pensó que tendría que hacer algo más. Poco a poco se fue acercando a unos de los chicos que estaban bailando, ella con una sonrisa pícara se pegaba mas a él y él por supuesto aceptó bailar con ella, estaban muy pegados, el chico posó una de sus grandes manos en la cadera de Sara, Sara tenía su espalda pegada al pecho del muchacho, Sara levantó la vista pare ver la cara de Shulia. Shulia no creía lo que veía, se arrepentía con toda su alma de no haber salido a bailar con ella, tenía ganas de golpear al idiota que la estaba manoseando, pero no iba a perder el control, si quería guerra, tendría guerra.

La música paro por unos instantes mientras cambiaban los discos, Sara se despidió del joven y caminó hasta la barra al lado de su amiga con una gran sonrisa.

  • Uuf que calor que hace no crees? (dijo la rubia).

  • Eso parece, ya te has cansado?

  • Me han dicho que la siguiente será una canción lenta y prefiero algo más movidito.

  • Aaammm.

  • OH!, acaso mi grandullona esta celosa?

Sara se fue acercando a ella, la agarró de la cintura y le dio un suave beso en el cuello, a Shulia se le puso la piel de gallina, mirando fijamente los ojos de Sara, Shulia se fue acercando y chupó el labio inferior de Sara, se separó un poco de ella y le dijo:

  • Yo?, para nada...

Y se separó de ella, Shulia se metió entre la gente hasta llegar al centro de la pista, la música empezó a sonar, era lenta y muy sensual. Shulia empezó a moverse, sus caderas se movían a un ritmo lento. Sara estaba bebiendo y mirando a Shulia. Una mujer salió de entre la gente, era igual de alta que Shulia, tenía el pelo largo y rubio, sus ojos eran azules y tenía unas medidas que tiraban de espalda. Shulia elevó un brazo hacia arriba, la mujer se puso detrás de ella, acaricio su brazo desde la palma de su mano hasta llegar a su costado. Sara estaba a punto de romper el vaso con la mano. Shulia vio su reacción y para darle más emoción la alta morena le susurró algo a la mujer en el oído, ella asintió y acto seguido la mujer acaricio el vientre de Shulia subiendo hasta llegar a la cremallera de la cazadora. Poco a poco la fue bajando hasta desabrocharla por completo. Volvió a posar su mano en su vientre y de un movimiento le quitó la cazadora limpiamente. Sara escupió lo que estaba bebiendo y se quedó mirando el tremendo cuerpo de Shulia, solo llevaba un sujetador de cuero negro. Shulia le agarró la cazadora y le volvió a susurrar algo a la mujer. Con un paso sensual Shulia se fue acercando hasta donde estaba Sara, una vez estaba enfrente dejó su cazadora en al lado de Sara y le dijo:

  • Me la cuidas?

Y se acercó más a Sara, pegándola a la barra y pegando sus pechos a los de Sara, Shulia pasó su cabeza por el hombro de Sara y acercándose a su oído lo suficiente como para que su lengua lo acariciara. Sara estaba excitada, era demasiado para ella, Shulia se separó para mirarla y acercarse hasta sus labios, Sara la iba a besar salvajemente pero justo cuando sus labios se rozaron Shulia se separó y con una sonrisa volvió a la pista de baile. Sara no lo podía creer, sabía que Shulia se estaba vengando pero sabía que ella no podría aguantar, le daba igual humillarse, suplicarle... solo quería estar con ella. Volvió a fijar su vista en ella y vio como aquella mujer se pegaba cada vez más a ella. Sara estaba que la llevaban los demonios, no sabía si ir y empujar a aquella mujer o salir de allí, decidió la segunda opción, Shulia vio como Sara cogía su cazadora y se dirigía a la salida, asustada Shulia intentó seguirla pero con toda la gente no lo conseguiría, estaba más cerca de la mecha donde estaba el chico pinchando los discos. Se acercó hasta él y habló un momento, el asintió. La música se paró de repente y una alta morena se subió a una mesa con un micro en la mano. Sara pudo oír una voz, no le hizo falta girarse para saber de quién era la dueña, peor aún así se giró para ver a una alta y provocativa morena.

  • Sara no te vayas!

Toda la discoteca se paró a mirar a la morena, Sara quería hacerla sufrir igual que había sufrido ella, Shulia volvió a hablar.

  • Espera... por favor.

Sara se moría por recorrer la distancia que las separaba y abrazarla, pero se aguantó y se hizo la fuerte. Sara se dio la vuelta con intención de salir de allí, el corazón se le paró cuando Shulia volvió hablar.

  • Sara te quiero, y... si te vas...

Sara se dio la vuelta para ver a su morena, la gente hizo un círculo alrededor de ella, toda la discoteca observaba a la alta morena y a la menuda rubia, y Sara no aguantó más cuando Shulia habló por última vez.

  • Me muero...

Toda la discoteca dijo un alto y claro "oooohhhhhh", Shulia se bajó de la mesa y se quedó hay parada, Sara estaba en el otro extremo, la gente hizo un camino despejado para que las dos se pudieran reunir, a Sara le caía un lágrima por su mejilla, sin pensarlo dos veces echo a correr donde estaba Shulia, recorrió el largo pasillo que la distanciaba de su amor, se tiró a sus brazos y las dos se fundieron en un estrecho abrazo.

  • Cariño perdóname (dijo la morena triste).

  • Claro que si, perdóname tu también, yo lo empecé todo.

  • No importa.

  • Te quiero Shulia

  • Y yo a ti mi vida.

Sara y Shulia se besaron apasionadamente, toda la discoteca gritaba para celebrarlo mientras todos volvían a bailar. Las dos se pusieron a bailar, se juntaban lo más posible para rozarse, se besaban, se abrazaban y fulminaba con la mirada cuando alguien quería invitar a bailar a alguna de las dos. Ya eran las tres de la mañana y ambas habían bebido bastante, Sara estaba apoyada en Shulia y ella le rodeaba la cintura con sus fuertes brazos. La pequeña rubia con dificulta consiguió hablar.

  • Qu... que te parezzzeee, si nooozzsss vamos... a cazaaa?

  • No... no nos hemooozzs ido ya?

  • Mmm, no estoy seguras.

  • Tu y quieneeezzz maaazzz?

Sara se lo pensó durante unos instantes, luego se miraron las dos y se empezaron a reír como dos palurdas. Después de reírse un rato ambas mujeres apoyada la una en la otra consiguieron salir de la discoteca. Estaban cerca de la moto pero no tenían nada claro de lo que veían.

  • Bueno, pozz amonos, yo conduzco.

  • Jajajajaja (la rubia se arrodilló en el suelo mientras se reía).

  • Que tiene tan... tanta gracia???

  • Tuuuuuuuuuuu.

  • Estas bo... borrasaaaa lo sabias?

  • Mmm no, pero gracias a sios... no, espera como se ise?... gracias a... a... ah si!, a Dios! Que me lo ha dicho la tía maaazz sobriaaa del mundo.

Las dos se empezaron a reír, Shulia se puso de rodillas enfrente de Sara y la dio un beso, Sara la correspondió y la abrazo por el cuello, tras separarse las dos se quedaron mirándose, por un momento Shulia desvío la vista por encima del hombro de Sara, donde estaba la carretera. Un gato cruzaba la calle tranquilamente, pasaba por delante de ellas, Shulia abrió los ojos como platos y se puso de pie de golpe.

  • Sara MIRA ESOOOOO!!!!

  • Queeee!!!! Que pazaa???

  • MIRA ALLIIIIIIIIIIIII!!!!!!!!

Sara se tambaleo un poco pero consiguió darse la vuelta, no tenía claro lo que había, solo veía que algo se movía y que parecía un gatito, volvió a mirar a Shulia que estaba con las manos en la cabeza, parecía que no creía lo que veía.

  • Shulia que paza?

El gato se alejaba cada vez más, de repente Shulia salió corriendo detrás de él como alma que sigue el diablo y gritando.

  • MI MOTOOOOOOO!!!!!!!, QUE SE VAAA!!, QUE ALGUIEN LA COSA, DIGO QUE LA COJA!, QUE ZE VA A PERDER!

Shulia seguían corriendo detrás del gato, que para ella era su moto. Sara se echo a reír mientras corría detrás de ella, cuando el gato desapareció Shulia se paro. Sara consiguió alcanzarla, una vez llego la cogió de la mano.

  • Anda... cojamos un taxi y volvemos a casa.

Una vieja pasaba con su cachaba protestando por el ruido de la música, Shulia se giró y la vio.

  • Oyeee ezo no eeezzz mi moto???

  • Anda vamos.

Las dos amigas consiguieron coger un taxi y decir la dirección correcta para volver a casa. Ya estaban en la puerta y Sara estaba buscando las llaves. Las saco y intento meterla para abrir la puerta pero sin conseguirlo.

  • Cerradura estate quieta! (dijo la rubia).

Shulia no hacía más que reírse y cansada de estar fuera ya le quito las llaves a Sara.

  • Anda trae, que todavía nos quedamos aquí.

  • Lo habría conseguido si se hubiera quedado qui... quieta!

Shulia consiguió abrir la puerta, riéndose lo más bajo posible y agarrándose la una a la otra consiguieron llegar a la habitación, ambas se empezaron a quitar la ropa, Sara se acercaba sensualmente a Shulia, la morena aún estaba con el sujetador de cuero, Sara se acercó por detrás acariciándole la espalda, después la rodeo la cintura y apoyo la cabeza en su espalda, las dos se quedaron disfrutando de ese momento hasta que Sara hablo.

  • Estas preciosa... lo sabias?

  • Tu también lo estas.

  • Te quiero.

Sara le dio un suave beso en la espalda, Shulia se giró y la abrazó, rozando sus labios Shulia la dijo...

  • Te amo

  • Estas borracha.

  • Pero te amo.

Ambas sonrieron y se besaron dulcemente, entre besos y caricias se tumbaron en la cama hasta que se acurrucaron la una en la otra y se quedaron dormidas.

La mañana llegó con un gran dolor de cabeza y el sonido del teléfono de Shulia, con una mano en la cabeza Shulia buscó en la mesita de noche su teléfono hasta que por fin lo cogió.

  • Si?, hola mamá... QUEEEÉ???, pero... está bien está bien, luego hablamos, un beso.

Shulia colgó el teléfono, una lágrima caía por su mejilla. Sara aún no se había despertado, antes de que lo hiciera Shulia se limpio la lágrima y se abrazó fuertemente a Sara quedándose dormida otra vez.

Los rayos de sol llegaron hasta los ojos esmeralda que poco a poco se fueron abriendo, con una sonrisa en sus labios miró el cuerpo que se aferraba al suyo y con una caricia en su rostro la fue despertando.

  • Buenos días mi amor... (Dijo la rubia con un brillo en sus ojos).

  • Buenos días...

Shulia le sonrió y le dio un tierno beso en los labios.

  • Te parece si nos levantamos ya?

  • Es que aquí se está demasiado a gusto.

La alta morena hundió su cara en el cuello de la rubia que la acariciaba el pelo tiernamente.

  • Me encanta tenerte así (Sara olió el cabello de la alta morena).

  • Y a mí que me tengas (dijo riendo).

  • OH vaya, tengo que ir a buscar la moto (dijo Shulia perezosa).

  • Es verdad!, oye cómo es que no me habías dicho que tenias una moto?

  • Quería darte una sorpresa.

  • Pues me la distes (le dijo sonriéndole).

  • Me alegro (sonriéndole del mismo modo).

  • Shulia...

  • Dime.

  • Las motos... son peligrosas.

  • No te preocupes, yo soy toda una experta (le guiñó un ojo).

  • Ten cuidado por favor...

Sara apoyó su frente en la de ella y cerró los ojos.

  • Lo tendré... te lo prometo.

Se fundieron en un tierno beso. A la hora las dos ya estaban vestidas y dispuestas para salir, la madre de Sara le pidió a su hija que la acompañara a hacer las compras mientras Shulia iba a buscar la moto.

Sara y su madre estaban en el supermercado, Sara llevaba el carro y su madre lo iba llenando a medida que pasaba por los pasillos.

  • Mamá para que necesitas tanta comida?

  • Hoy es una noche especial y vamos a ir a cenar al chalet de María con todas las amigas y todas esperan que cantes algo.

  • Mamá sabes que me da vergüenza.

  • Hija no es la primera vez que cantas.

  • Lo sé pero...

  • Nada de peros.

  • Esta bien, está bien.

  • Gracias hija.

  • Mamá...

  • Dime.

  • Por qué dices que hoy es una noche especial?

  • Como que por qué?, hija hoy es la última cena de Shulia con nosotras.

Sara no entendía nada de lo que decía su madre.

  • Qué quieres decir con la última?

  • Pues hija que mañana tiene que regresar a Grecia y no sabe cuándo podrá volver.

  • QUEEEEEEE?????!!!!!!!

Sara no creía lo que acababa de decir su madre, era imposible, ella no le había dicho nada. Sintió como su corazón dejaba de latir, el aire no llegaba a sus pulmones.

  • No te había dicho nada?

  • ... n... no.

  • OH, seguramente te lo iba a decir hoy, su madre la llamó hace unos días pero le dijo que tenía que volver dentro de tres días más, pero al parecer la llamó esta mañana y tiene que ir mañana.

  • No puede ser...

  • Hija... te has puesto pálida, estas bien?

  • No... No... NO PUEDE SER!

Sara rompió en llanto y salió corriendo del supermercado con todas sus fuerzas, no quería creer que Shulia se fuera a ir, necesitaba que se lo dijera ella misma, así que corrió hasta casa para esperarla, sabía que Shulia volvería para dejar la moto.

Una vez en casa, Sara se fue a su cuarto y se sentó en su escritorio, cogió el marco con la foto de las dos y las lágrimas empezaron a salir más rápido.

  • Shulia... dime que no es verdad... dijiste que siempre estarías conmigo...

Sara posó la foto en su pecho y empezó a llorar más fuerte, estuvo así unos diez minutos, hasta que escuchó la puerta de la habitación abrirse y la voz de Shulia.

  • Sara!, ya habéis comprado todo?

Sara se giró y dejó ver sus ojos rojos llenos de lágrimas.

  • Sara...

Shulia se asustó por verla así y corrió hasta ponerse delante de ella y abrazarla.

  • Cariño qué te pasa?

Sara no la abrazó, simplemente lloraba y se dejaba acunar en esos brazos que tantas veces lo han hecho.

  • Es... verdad que... t... te vas mañana?

Los ojos azules de la morena se nublaron, separándose un poco de ella y con la cabeza baja la respondió.

  • Sara yo...

  • Si o no?

  • ... si.

Sara se apartó de golpe de ella y con furia y lágrimas la miró.

  • Y por qué diablos no me lo habías dicho?

  • Sara, no era fácil, no... No sabía cómo decírtelo.

  • Entonces que ibas a hacer irte sin despedirte?

  • No...

  • Eres una egoísta!, y qué pasa con nuestra relación?, es qué no significa nada?

  • Sara volveré lo antes posible de verdad, sabes que te quiero y que lo último que querría en esta vida sería perderte.

  • Si claro! Y por eso te vas.

  • Es necesario Sara... por favor entiéndelo!

  • Qué lo entienda?, maldita sea Shulia no me pidas que lo entienda!

  • Te quiero...

  • ... (Sara no dijo nada).

  • Me quieres Sara?

  • ... (Sara seguía sin decir nada, solo miraba hacia abajo).

  • Dímelo!

Sara no pudo mas rompió en llanto y rabia.

  • TE ODIO!, VETE DE AQUÍ!

  • Sara...

  • VETE!

A Shulia se le llenaron los ojos de lágrimas, miró a Sara por última vez y se giró para salir de la habitación. La puerta se cerró tras ella, Sara cayó de rodillas y con la cara entre sus manos ahogaba su llanto. Shulia se quedó apoyada en la puerta dejando que sus lágrimas rodaran por sus mejillas.

La noche llegó, Sara y Shulia no se vieron en toda la tarde, Shulia salió a dar una vuelta y Sara no quiso salir de su habitación. La madre de Sara estaba muy preocupada por su hija, así que decidió entrar.

  • Hija... estas bien?

  • Si (Sara estaba tumbada en la cama).

  • Hija tienes que prepararte, tenemos que ir a la casa de María.

  • Yo no pienso ir.

  • Cómo qué no?, es la última cena de Shulia, no puedes faltar.

  • No iré.

  • Pero...

  • Pero nada mamá, te he dicho que no voy a ir.

  • No me esperaba eso de ti hija... dejar sola a tu amiga la noche antes de que se vaya...