El amor entre tu y yo i

Shulia es una estudiante de intercambio que llega desde grecia a madrid, alli conoce a sara que sera un enigma para la joven griega

EL AMOR ENTRE TÚ Y YO

Eugenia

En Grecia una mujer de pelo negro y ojos azules conversaba tranquilamente con su madre...

  • Hija, quiero que vayas como estudiante de intercambio y aprendas más cosas.

  • Pero mamá yo estoy bien tal y como estoy.

  • Lo se hija, pero lo hago por tu bien, ya he hablado con la compañía y me han dicho que te tocará en una casa muy buena y una familia muy agradable...

  • Mamá...

  • Por favor hija...

  • Está bien está bien tu ganas.

  • De veras?

  • Si mamá, iré como estudiante de intercambio.

  • No sabes qué alegría me das hija, ahora mismo voy hablar con la compañía para que se lo digan a la familia.

Tras decir esto la madre empezó a llamar por teléfono para confirmar que su hija iría como estudiante de intercambio. Shulia que a si se llamaba la hija subió a su habitación y decidió tumbarse en la cama y pensar que haría ahora, unos golpes a la puerta la sacaron de sus pensamientos.

  • Adelante.

  • Hija, ya está todo arreglado, saldrás pasado mañana y irás a Madrid.

  • A Madrid?

  • Si, me han dicho que te ha tocado con una gran familia, que es gente muy amable.

  • Espero que así sea.

  • Claro hija y ahora acuéstate que tienes que descansar.

  • Vale mamá, ahora iré, buenas noches.

  • Buenas noches hija.

Esa misma noche... en Madrid una joven rubia, de pelo corto y ojos esmeraldas llegaba a su casa.

  • Hola mamá, ya estoy aquí.

  • Ah! Hola hija, puedes venir un momento tengo que hablar contigo.

  • Dime mamá.

  • Quería decirte que pasado mañana vendrá un estudiante de intercambio y se quedará un tiempo con nosotros.

  • Un estudiante?

  • Si, tendrá tu misma edad, espero que os llevéis bien y le ayudes a conocer Madrid y todo eso.

  • Desde luego como sea un tío bueno no lo dudes (pensaba la chica) claro mamá, no te preocupes.

  • Ah! Se me olvidaba.

  • El qué mamá?

  • Como bien sabes nuestra casa no es precisamente grande, a si que tendrás que hacer sitio en tu habitación para el estudiante.

  • Queeeeeeé????, de eso nada mamá yo necesito mi intimidad.

  • Compréndelo hija, no le vamos a decir que duerma en el sofá, pondremos una cama mas.

  • Vale vale, pero como sea pesado yo le mandaré al sofá.

  • Trato echo.

Con esto Sara que a si se llamaba se fue a dormir. Tras un día agotador de hacer maletas y cambiar la habitación llegó el día. Shulia ya estaba en el aeropuerto de Madrid, antes de ir al que sería su nuevo hogar decidió aventurarse e ir a la que sería su nueva universidad. Se adentró por los pasillos para ver las aulas, a medida que iba andando pudo ver como un grupo de chicas habían rodeando a una pequeña rubia de cabellos cortos, se quedo observando la situación.

  • Te crees qué por aprobar todas las asignaturas eres especial? (le decía una de las chicas a Sara).

  • Yo no me creo nada, el que vosotras estudiéis y por lo tanto no aprobéis no es mi problema.

  • Y encima nos lo vienes restregando! Te vas a arrepentir de a ver dicho eso, (dijo alzando una mano para golpearla pero antes de que la mano siguiera su trayecto... otra mano fuerte agarró la muñeca de la joven, la joven se volvió para ver quién era la que la estaba agarrando. Se encontró con una mujer mucho más alta que ella, de pelo negro y unos ojos azules muy profundos, pero su mirada era fría).

  • Si la tocas te arrepentirás de a verte metido con ella (dijo Shulia muy secamente).

  • Y se puede saber quién eres tú?

  • Eso a ti no te importa.

La mujer más pequeña se quedó mirando con gran asombro a la mujer más alta, sus ojos esmeralda se perdieron en esos ojos azules fríos... pero a la vez profundos, por un momento Shulia miró a Sara, sus ojos se perdieron en los de la otra por un momento... pero que a ellas les pareció una eternidad. De vuelta a la realidad, la alta morena seguía sujetando a la otra joven, Sara pudo ver como una de las chicas que estaba detrás de la morena se acercaba poco a poco para golpearla, pero Sara se adelantó y se puso delante con los brazos en alto.

  • No! Por favor, ella no tiene nada que ver.

  • Está haciendo daño a mi amiga.

  • Solo quería defenderme, por favor dejad que se vaya.

  • Dile que suelte a mi amiga.

  • Suéltala... por favor (dijo la rubia con los ojo humedecidos).

  • Está bien... (La morena no se pudo negar, se le partió el corazón al ver ese rostro tan bello pero angustiado).

Las chicas se agruparon a un solo lado poniéndose enfrente de las dos jóvenes.

  • Que sepas que esto no quedará así, ya te pillaré (dijo acercándose a ella con una sonrisa diabólica. La morena vio que se estaba acercando demasiado para intimidar a la más pequeña pero no lo iba a permitir, agarró a la pequeña del hombro haciéndole retroceder, pegándola a su cuerpo y pasando el brazo por delante de ella como abrazándola, Sara no salía de su asombro, se estremeció al sentir ese cálido cuerpo pegado al suyo, deseaba que esa chica no la soltara nunca, se sentía tan bien que no pudo evitar sonrojarse, pero una voz fuerte y firme la sacó de su sueño).

  • Será mejor que no te acerques a ella si no quieres que te de una paliza estúpida.

  • No se por qué la defiendes tanto, es una marginada, ni siquiera tiene amigos... siempre está sola (dijo la chica burlándose).

Tras oír esto la pequeña rubia agachó la cabeza y dejó que unas lágrimas cayeran por sus mejillas, una de las lágrimas cayó en el brazo de la morena que aún la abrazaba con fuerza, aun más molesta por haberla hecho llorar Shulia alzó la vista haciendo que sus ojos se convirtieran en dos puñales, la chica que lo sintió prefirió irse.

  • Larguémonos... está claro que mientras este esta tía con ella no podremos hacer nada, ya te pillaremos a solas rubita.

  • Dudo que la vayas a pillar sola.

  • A si? Y por qué si se puede saber?

  • Porque yo voy a estar siempre con ella.

Al oír estas palabras Sara no pudo evitar temblar, la pequeña rubia agarró la mano de la morena que la abrazaba y entrelazó sus dedos con los de ella apoyándose mejor en el pecho de la morena. Shulia no pudo evitar sorprenderse, pero intentaría no poner ninguna cara que lo demostrara así que apretó la mano de la joven, ambas se miraron y con una espléndida sonrisa volvieron a mirar al frente, a la chicas no les agrado ver nada esa sonrisa de complicidad, a si que decidieron irse pero no sin antes decir...

  • Nos volveremos a ver... eso no lo dudes.

  • Por tu bien que no sea así... (Respondió la morena).

Una vez que se fueron Shulia se puso delante de la pequeña rubia para preguntarle que tal estaba...

  • Oye, estás bien?

No hubo respuesta, Sara tenía la cabeza agachada, no quería mirar a esa sorprendente mujer que la había salvado. Con dos de sus largos dedos la morena agarró a Sara por la barbilla haciéndola que la mirara a los ojos, pudo ver como los ojos de la joven estaban humedecidos y su expresión era triste, de temor... la morena no se pudo contener y la abrazó fuertemente, una vez que la pequeña había hundido su cara en el pecho de la mujer más alta comenzó a llorar con más fuerza, mientras tanto Shulia trataba de calmarla con palabras.

  • Shhh, tranquila no llores más, ya ha pasado todo.

  • Gra... gracias por tu ayuda (dijo con voz entre cortada).

  • No me las des... ha sido un placer (dijo mientras la apretaba mas contra si).

  • Te importa que me quede así un rato?

  • Puedes quedarte el tiempo que necesites.

  • Gracias... de verdad.

Y así se quedaron durante un rato, poco a poco se fueron separando y la pequeña rubia alzó la vista para ver mejor a la mujer que la hacía sentir tan bien, tan segura... tan feliz. Sus ojos se encontraron y se perdieron en la profundidad de ellos, aún agarradas de la mano la morena rompió el silencio...

  • Oye que te parece si vamos a una cafetería a tomar algo?

  • No quiero molestarte más, ya me has aguantado demasiado.

  • No eres ninguna molestia, al contrario, me agrada mucho tu compañía y me gustaría que nos conociéramos más.

  • De verdad?

  • Claro qué si!, vamos invito yo.

  • De eso nada, después de que me has salvado lo menos que puedo hacer es invitarte yo.

  • Oye...

  • Por favor...

  • Esta bien, con tal de no estar aquí discutiendo... (Ambas sonrieron).

Tras salir de la universidad, unas calles más abajo se encontraban nuestras amigas en una cafetería.

  • Qué vas a tomar? (preguntó la morena).

  • Mmm, una coca cola.

  • Está bien, yo tomaré otra (le guiñó el ojo).

  • Puedo hacerte una pregunta? (dijo la rubia tímidamente).

  • Claro, dime.

  • Qué hacías en la universidad? Llevo varios años y nunca te había visto... eres nueva?

  • La verdad es que si, hoy mismo he venido desde Grecia porque voy a pasar una temporada aquí estudiando, así que decidí ir a ver mi nueva universidad para ir familiarizándome y eso.

  • Vaya! Que interesante, bueno como yo ya llevo bastantes años allí cualquier cosa que necesites dímelo y te ayudaré con mucho gusto (dijo con una sonrisa).

  • Gracias! Lo tendré en cuenta (le devolvió la sonrisa).

  • Oye... y cómo es que se estaban metiendo contigo?

  • Bueno... llevan así varios años ya?

  • Varios años????? (Dijo sorprendida).

  • Si.

  • Y por qué se lo has permitido?

  • Intento no hacerlas caso, simplemente voy allí para estudiar y después para casa, no suelo salir, en parte porque no me gusta y también porque no tengo amigos.

  • Increíble...

  • El qué?

  • Que no tengas amigos.

  • Por qué?

  • Porque yo te acabo de conocer y siento como si te conociera de toda la vida... eres una persona muy agradable (dijo mirándola fijamente).

  • Ah!... vaya... pu... pues muchas gracias (se puso muy nerviosa y se sonrojó) lo mismo digo.

Sin darse cuenta cogió la coca cola de la morena y se la empezó a beber mientras la miraba y la sonreía, Shulia se la quedó mirando con cara divertida, la pequeña rubia al ver lo que se estaba bebiendo se puso tan nerviosa que se atragantó y lo escupió todo a la cara de la alta morena. Después de esto Sara lo tenía claro... iba a morir, de esta no la salvaba nadie, tras unos minutos intensos de seriedad ambas empezaron a reírse a carcajada limpia, toda la cafetería se las quedó mirando pero ellas no podían parar de reírse, una vez calmaron sus risas y la morena se limpio la cara, Sara empezó a hablarle...

  • Vaya... lo siento de verdad.

  • Jajajaja, no te preocupes, ha sido muy divertido.

  • Encima de beberme tu coca cola voy y te lo escupo (dijo muy sonrojada).

  • Digamos que la hemos compartido, tú la has tenido en la boca y yo en la cara... al fin de cuentas nadie la ha bebido.

  • Jajajaja, tienes razón, pero tú te has llevado la peor parte.

  • Eso no te lo discuto jajajajaja.

  • De veras que lo siento.

  • No pasa nada de verdad (la morena posó su mano encima de la de la pequeña rubia que estaba en la mesa).

Sara no pudo evitar un escalofrío por todo su cuerpo, Shulia sintió como temblaba y se la quedó mirando fijamente, se perdió en esos ojos esmeralda, veía bondad en esos ojos... la morena pensó que esa chica era muy especial y que le gustaría pasar el resto de sus días con ella. La rubia sentía como la morena la miraba fijamente, a si que decidió hablar para que no se le hiciera incómodo la situación.

  • Supongo... que ahora que iremos a la misma universidad nos veremos más a menudo.

  • Claro, a qué hora entras mañana?

  • Entro a las 8:00.

  • Perfecto, yo entro a la misma hora, qué te parece si quedamos en la puerta de esta misma cafetería?

  • Me parece estupendo.

Sara se dio cuenta de que sus manos aun estaban en contacto, tras una rápida mirada a sus manos alzó la vista para ver a la morena que con una sonrisa, apartó la mano rápidamente.

  • Creo que ya se está haciendo tarde, será mejor que me vaya (dijo la morena).

  • Si, yo también me iré ya.

  • Oye tienes móvil?

  • Si, si que tengo.

  • Bien, pues mira te daré el mío, tienes dónde apuntar?

  • Déjame mirar, (la rubia revolvió su bolso) vaya... pues solo tengo un boli.

  • Con eso basta.

Cogió el boli de la mano de Sara y agarrándola de la misma mano escribió el número en la palma de su mano, la rubia se reía por que la punta del boli le hacía cosquillas, a la morena le pareció tan tierna, tan niña... que sin pensarlo dos veces se levantó de su asiento echándose hacia adelante para darle un tierno beso a la rubia en la mejilla, tras el beso la morena le dedicó una amplia sonrisa. Un ligero color se depositó en las mejillas de Sara quien se puso la mano en la mejilla donde le había depositado el beso la morena y sonrojada la dijo...

  • Y eso?

  • Qué?

  • Que... no nada... nada.

  • Mmm ya...

  • Qué?

  • No nada... nada (dijo entre risillas).

  • Te estas riendo.

  • Yo???

  • Si señorita... tu.

  • Que va... has visto mal.

  • Eso no te lo crees ni tu (dijo sonriendo).

  • A no?

  • Claro que no.

Las dos se miraban con una amplia sonrisa en los labios. Es la cafetería se estaba celebrando algo y había mucho murmullo, sin darse cuenta un hombre con una cámara de fotos se puso delante de la mesa donde estaban sentadas, el hombre les llamó la atención.

  • Disculpen...

  • Si? (dijo la morena).

  • Vera es que estamos de celebración y nos gustaría tener hacer una foto a cada persona que está aquí, por supuesto la foto se la daremos de recuerdo, qué dicen?

Ambas mujeres se miraron extrañadas... pero a la vez divertidas.

  • Tu quieres? (dijo Sara).

  • Claro!, por qué no... así tendremos un recuerdo de la primera vez que nos vimos (dijo la morena guiñándole un ojo).

  • Muy bien señoritas, si hacen el favor colóquense juntas.

La morena se levantó de su asiento y se sentó al lado de la rubia, ambas miraron a la cámara, pero antes de sacar la foto el hombre les dijo:

  • Venga... un poco de cariño.

Ambas se quedaron mirando al hombre como que no entendían nada.

  • A no ser que alguna tenga la tiña diría que podían acercarse un poco mas no creen?

La morena se juntó un paso más a la rubia, pero aún no se tocaban.

  • Así está bien (preguntó la alta morena).

  • Vamos sean un poco mas efusivas.

  • Está bien (dijo la morena).

La rubia la miró extrañada como diciendo... "qué irá hacer?", la morena se puso detrás de la rubia y la rodeo con sus fuertes brazos apoyándola en su pecho, la rubia no pudo evitar sorprenderse y ruborizarse, alzó la vista hacia atrás para ver a una sonriente morena... ella sonrío también, volvió su mirada hacia a la cámara y ambas sonrieron ampliamente.

  • Muy bien, eso está mucho mejor... (Dijo el hombre sacándoles ya la foto).

  • Perfecto, les gustaría tener una cada una?

  • Si, claro! (dijo Sara).

  • Muy bien, pues le sacaré una más, prepárense.

La rubia se echó más para atrás y pegó su mejilla con la de Shulia, pensó... "así serán distintas" ambas mujeres sonrieron y apretaron sus mejillas. El hombre les sacó la foto y les dijo...

  • Si me hacen el favor esperan 10 minutos y les traeré las fotos.

  • Muy bien (dijeron las dos).

El señor se fue por donde había venido. El silencio se instaló entre ellas, sin darse cuenta... la morena seguía abrazando a la pequeña rubia y la rubia acariciaba los brazos de la morena que agarraban su cintura. Sara cerro los ojos y se perdió entre los brazos de esa mujer que la hacía sentirse tan protegida, por otro lado la morena apoyó su barbilla en el hombro de la pequeña y cerró los ojos también, y así pasaron los dos 10 minutos, el hombre venía sonriente con las fotos en la mano, y por un instante se quedó mirando a las dos mujeres que parecían tener tanta paz, pensó que a lo mejor eran novias y antes de que ellas se dieran cuenta de su presencia decidió volver a su mesa para hacerles un retoque a las fotos. El hombre volvió hasta las chicas y las sacó de su paz.

  • Chicas ya tengo las fotos.

Las dos mujeres abrieron los ojos rápidamente y se dieron cuenta de cómo estaban, rápidamente se separaron y se quedaron mirando al hombre.

  • Así qué ya las tiene? (dijo la morena).

  • Si, aquí están, son distintas así que ustedes sabrán cual quiere cada una.

El hombre les entregó las fotos, la morena cogió una de ella, justamente en la que la rubia había pegado su mejilla a la de ella, abrió los ojos como platos cuando vio el borde y la forma de la foto, tenia forma de corazón y el borde era verde, una parte de ella le agradaba, pero pensó... "qué se habrá pensado este hombre?". La rubia miró detenidamente la foto, la forma era la misma que la foto de su amiga pero el borde era azul, ambas se miraron desconcertadas.

  • Qué... qué foto prefieres tu? (dijo la morena).

  • La verdad... es esta que tengo es la que más me gusta... y a ti?

  • A mí también me gusta el que tengo.

  • Pues entonces cada una se queda con el que tiene.

  • Muy bien (ambas sonrieron).

  • Bueno chicas, me alegro de que les guste, ha sido un gusto conocerlas.

  • Igualmente (dijeron ambas).

  • Por cierto... hacen una linda pareja (el hombre les guiñó el ojo y se fue).

Ambas mujeres se quedaron en un incómodo silencio viendo como aquel hombre se iba después de haberlo liado todo, ninguna de ellas miraba a la otra, simplemente se quedaron mirando las fotos que tenían en la mano, tras unos instantes de silencio la rubia decidió hablar.

  • Bueno... (Se quedo callada).

  • Qué pasa? (dijo la morena).

  • Que... ahora que me doy cuenta... no sé cómo te llamas.

  • Jajajajaja, ahora que lo dices es verdad, me llamo Shulia.

  • Qué nombre tan bonito!

  • Gracias (dijo algo sonrojada).

  • Yo me llamo Sara.

  • Un nombre precioso (y la guiñó el ojo).

  • Gracias! (sonrió).

  • Pues pues... encantada Sara (y le dio un suave beso en la mejilla).

  • Lo... lo mismo digo Shulia (y le dio otro beso a la morena).

Ambas sonreían alegremente, por un instante volvieron a perderse en sus miradas... y en sus pensamientos, "cómo es posible que cause ese efecto sobre mi? No lo entiendo... pero cada vez me gusta más, esa mirada de niña, esos ojos esmeralda, su pelo dorado, su suave piel... esa piel que hace que me pierda, es posible enamorarse en un día?", la rubia también andaba perdida en sus pensamientos... "Dios... es una preciosidad, es la primera vez que me siento atraída por una mujer, pero es que es imposible no sentirse atraída por ella, ese cuerpo, esos labios, esos ojos... Dios que ojos, me perdería una y mil veces en ellos", una vez que salieron de sus pensamientos Sara habló primero.

  • Bueno... creo que ya es tarde, será mejor que me vaya.

  • Si, yo también me iré.

  • Bueno... pues entonces nos vemos mañana.

  • No te retrases eh!

  • Jajaja, tranquila, no tendrás motivos para quejarte de mí (vaya! Yo he dicho eso?).

  • No lo dudo (y le guiñó un ojo).

  • Entonces... hasta mañana Shulia.

  • Hasta mañana Sara.

Justo cuando la morena se iba Sara la agarró del brazo y se puso de puntillas para darle un tierno beso en la mejilla, la morena se puso como un tomate y la rubia lo notó.

  • Jajajajaja!, adiós.

  • A... adiós (dijo muy cortada).

Sara salió de la cafetería con rumbo a su casa, por el camino... la pequeña rubia se acordó que tenía el numero de su nueva amiga apuntado en la mano y lo miró por unos instantes recordando el momento en que se lo apuntó, como por arte de magia apareció una sonrisa en su rostro que le iluminaba toda la cara. Una vez en casa saludó a su madre al llegar.

  • Mamá ya estoy en casa.

  • Hola hija!, qué tal el día?

  • Estupendo mamá!

  • Vaya que bien, hacía tiempo que no te veía venir tan contenta de la universidad.

  • Es que hoy me he echado una nueva amiga y hemos ido a tomar algo y la verdad es que me lo he pasado genial.

  • No sabes cuánto me alegro cariño.

  • Y tú qué tal mamá?

  • Pues estoy algo preocupada, el estudiante de intercambio aun no ha llegado y su vuelo llegaba a la 13:00. Ya debería estar aquí.

  • No te preocupes mamá, seguro que está al caer.

  • Crees que se habrá perdido?

  • Pues... no creo mamá, tranquila, a lo mejor viene con retrasos los vuelos.

  • Si, tienes razón hija, bueno iré a preparar unas cosas.

  • Vale mamá, yo me iré a mi cuarto a darme una ducha y eso.

  • Vale cariño.

Por otro lado, la alta morena estaba en un taxi camino de su nuevo hogar, estaba algo nerviosa, era normal... a partir de ahora viviría con gente desconocida. Cuando el taxi llegó a su destino... Shulia bajó de él empezó a subir las escaleras que darían a la puerta. Llamó a la puerta y una señora muy amable salió abrirle.

  • Vaya! Por fin, tu eres la estudiante de intercambio verdad?

  • Si señora, me llamo Shulia.

  • Que nombre tan bonito, pero pasa... pasa, no te quedes hay parada.

  • Gracias (dijo con una sonrisa).

  • Bueno y cuéntame... de dónde vienes?

  • Vengo de Grecia.

  • Oh! Un sitio precioso.

  • Si, si que lo es.

  • Bueno... pues yo te cuento un poco, tengo una hija que es de la misma edad que tú y como verás mi casa no es muy grande, así que os tocará compartir habitación.

  • Por mí no hay problema señora, espero no ser una molestia.

  • Para nada! Estoy encantada de que estés aquí hija, considéralo tu casa.

  • Muy amable señora, se lo agradezco de verdad.

  • Gracias a ti por venir (ambas sonrieron).

  • Bueno... ve a la habitación del fondo a la derecha y acomoda tus cosas allí.

  • Bien, gracias.

La alta morena se dirigía a la habitación, en ese momento Sara salió del baño y se disponía a vestirse, cuando estaba en ropa interior... recordó la foto que le hicieron a ella con su nueva amiga, así que cogió su bolso y la sacó, tenía un marco con la misma forma de la foto, así que la colocó en el marco y la dejó en su escritorio, se la quedó mirando olvidándose del tiempo, en ese momento oyó como abrían la puerta de su cuarto, ella se giró para ver entrar a una alta morena de ojos azules, esos ojos que ya conocía, la morena clavó sus ojos en esos dos ojos esmeralda que tanto le gustaban y que también conocía. Por la sorpresa de con quién se había encontrado y en el estado en que estaba la rubia la morena solo pudo articular una palabra...

  • Hola...

  • Hola... (Fue lo único que pudo decir la morena).

  • Ho... hola.

Ambas se perdieron en los ojos de la otra, pero la morena bajó la vista para ver semejante belleza que tenía delante, sus ojos se posaron en ese vientre tan bien formado, bajó hasta el muslo, no pudo evitar morderse el labio inferior, su vista subió hasta esos perfectos pechos, sus labios se entreabrieron lentamente, no sabe cuánto tiempo estuvo mirándola, pero en ese tiempo se perdió en sus pensamientos...

"¡Oohhh! ¡¡¡¡¡¡No me lo creo!!!!!! ¿Cómo es posible que este tan buena? ¡Es perfecta! Debe hacer deporte, tiene unos buenos abdominales. ¡Y vayan piernas! Seguro que corre a menudo, ¡Dios esto es demasiado! Sus pechos son... ¡Uf! Si tan solo pudiera... ¡Aahhgg! ¡Necesito agua fría! Pero que muy fría" una vez fuera de sus pensamientos... seguía con su vista en los pechos de la pequeña rubia. Sara miró a Shulia y vio que su vista se posaba más abajo, ella miró justamente donde estaba mirando la morena y después levantó la cara sorprendiendo a una morena sonrojada, esos ojos esmeralda llamaron la atención a esos ojos azules, cuando la alta morena se dio cuenta de que la había pillado mirando apartó sus vista rápidamente y se giró.

  • Yo... esto... no quería.

  • No pasa nada (dijo la rubia totalmente sonrojada).

La pequeña rubia se puso rápidamente la ropa que tenía encima de la cama y con voz entre cortada habló a la morena.

  • Ya... puedes mirar.

La morena se giró lentamente, aun estaba sonrojada, miró por un instante esos ojos verdes, pero enseguida bajó la vista.

  • Siento mucho haber entrado así, debí llamar antes.

  • No te preocupes, tampoco has visto nada del otro mundo.

  • Ya... (He visto el paraíso, pensaba la morena).

  • Bueno... y ¿cómo sabes dónde vivo?

  • No lo sabía, vengo de estudiante de intercambio y al parecer esta es la casa que me han asignado.

  • ¿¿De verdad??? (Dijo entusiasmada).

  • Si, y por lo que me ha dicho tu madre compartimos habitación.

  • Si... eso parece (agachó la cabeza y se ruborizó).

  • Te has puesto roja.

  • No.

  • Sí.

  • ¿Por qué me iba a poner roja?

  • No sé, tal vez porque te gusta mi compañía (dijo divertida).

  • Esto... (Se volvió a poner roja).

  • Te has puesto roja otra vez.

  • ¡Oye! Tú también te pusiste roja al entrar en mi habitación.

  • Bueno... es que (ahora fue ella quien se puso roja).

  • ¡Jajajaja!, y ahora ¿qué grandullona? (¿grandullona? ¿Yo he dicho eso? Dios... que no me parta las piernas.

  • ¿Cómo has dicho?

  • He dicho... (Vamos que no te intimide) grandullona.

  • Pequeñaja.

  • ¿Perdona?

  • Lo que has oído... pequeñaja.

  • Será mejor que no me llames así o...

  • ¿O qué? (preguntó divertida la morena).

  • O las pagarás muy caro (dijo con cara de diablillo).

  • ¿A si?

  • Si.

  • Mmm, vale, tu ganas, dicen que los pequeñajos tienen muy mal genio (dijo con una amplia sonrisa).

  • Serás...

La pequeña rubia se puso en posición de ataque, como si se fuera a lanzar encima de la alta morena.

  • ¡OH!, no te atreverás ¿verdad?, recuerda que soy tu invitada.

  • Mmm, yo no creo haberte invitado (y se lanzó encima de la morena).

La pequeña rubia tiró a la morena al suelo cayendo ella encima, empezó a hacerle cosquillas a la morena que se retorcía de la risa debajo del cuerpo de la rubia, no podía parar de reír.

  • ¡Jajajajaja!, ¡Para!, piedad... Jaja jajajajaja.

  • ¡De eso nada!, tú te lo has buscado.

  • jajajajaja.

Sara no pudo evitar sentir un cosquilleo al ver esa risa, era un sonido... agradable, le gustaba el sonido de su risa, mientras le estaba haciendo cosquillas cerró los ojos para sentir mejor la risa que la envolvía en un aura de tranquilidad, se concentró tanto en la risa que no se dio cuenta que dejó de hacer cosquillas a la morena. Shulia se la quedó mirando atentamente, le pareció tan bella, tan indefensa, los ojos de la morena se volvieron pura ternura. La rubia abrió sus ojos de golpe y vio que unos ojos azules la miraban atentamente, intentó levantarse de encima de la morena pero esta no se lo permitió, la agarró de la cintura y la hizo rodar quedando ella debajo de la morena.

  • Ahora me toca a mí (dijo divertida la morena).

  • No por fa... (No pudo acabar de hablar por que unas carcajadas ensordecedoras comenzaron a sonar).

  • Ahora seré yo la que no tenga piedad (dijo divertida la morena).

  • ¡Jajajaja! ¡¡¡¡No paraaaa!!!!

De repente la puerta de la habitación se abrió, era la madre de Sara, con gran sorpresa la madre se encontró a su hija debajo de la morena muerta de risa, ambas chicas se quedaron en silencio mirando a la madre de Sara.

  • Vaya... me alegra ver que ya os llevéis tan bien.

  • Lo cierto es que nos conocimos hoy por casualidad (dijo la morena).

  • Eso sí que es casualidad, bueno chicas, vamos a cenar y me contáis como os conocisteis.

  • ¡Bien! (dijeron ambas con entusiasmo).

La cena trascurrió tranquila, tras haber hablado de cómo se conocieron y de la vida de Shulia para conocerla más, ambas jóvenes volvieron a la habitación para dormir ya.

  • Bueno... supongo que ya que vas a vivir con nosotros no hará falta que quedemos en la cafetería para ir a clase mañana (dijo la rubia divertida).

  • Eso parece (dijo igual de divertida).

  • Voy al baño a cambiarme.

  • Vale... (Aunque no se para que... si ya te he visto en ropa interior, pensaba la morena).

La rubia se metió en el baño para ponerse el pijama, mientras tanto... Shulia se puso a mirar la habitación, era pequeña pero muy acogedora, se acercó hasta el escritorio de la pequeña rubia y vio que ahí estaba la foto de ellas dos juntas, la cogió y se la quedó mirando con una amplia sonrisa en la cara, "parecía feliz mientras la abrazaba" pensó la morena. En el baño... Sara se estaba cambiando, una vez se puso el pijama se miró al espejo y se perdió en sus pensamientos... "este pijama es muy infantil, seguro que se ríe cuando me vea, debería ponerme algo mas... ¿atractivo?, vamos pero ¿qué estoy diciendo? Solo voy a dormir... con una morenaza de ojos azules que tira de espaldas, y si... no, no puede ser, es imposible que me sienta atraída por ella, bueno no quiero pensar en eso, será mejor que me ponga esto" Sara sacó una camisa de tirantes y un pantalón corto, una vez se lo puso volvió al espejo y empezó a colocarse unos mechones rebeldes. La alta morena aprovechando que Sara estaba en el baño decidió cambiarse de ropa para irse ya a la cama, sacó de la maleta un pantalón corto y un top negro, solía dormir siempre con eso, estaba guardando la ropa que se había quitado en la maleta cuando salió Sara del baño, Sara miró a la morena que justamente se ponía de pie, se quedó atónita al ver el cuerpo de la morena, no es que fuera muy musculosa, pero estaba bien marcada, tenía unos buenos brazos, piernas y sobre todo abdominales. La morena se dio cuenta de cómo la estaba mirando la pequeña rubia, y se la quedó mirando con cara divertida, tras unos instantes Sara se dio cuenta de que dos ojos azules la miraban atentamente, levantó la vista para encontrarse con ellos, Sara no pudo evitar que un rubor apareciera por sus mejillas, la alta morena levantó una ceja con una mirada más seria, a Sara le pareció una mirada fría... pero a la vez seductora, tras unos breves instantes la pequeña rubia apartó la mirada y comenzó hablar.

  • Pe... Perdona no pretendía... mirarte tanto...

  • Tranquila no pasa nada, se podría decir que ya estamos en paz (dijo divertida).

  • En paz tampoco es que estemos... yo tenía menos ropa (dijo con aires de superioridad).

  • Entonces no me queda otra que quedarme en ropa interior.

La morena empezó a hacer el amago de quitarse la ropa, la rubia que vio sus intenciones corrió hacia la morena para detenerla.

  • ¡¿Pero qué haces?!, no quería decir que te la tuvieras que quitar.

  • Ya lo sé.

  • ¿Entonces?

  • Solo quería ver como reaccionabas (dijo la morena divertida).

  • OH... que graciosa.

La morena se acercó más a la rubia, sus labios casi rozando la oreja de la pequeña la dijo...

  • ¿Verdad qué si?

La rubia sintió un escalofrío por todo el cuerpo, sentía su aliento, su olor, su calidez... la morena le dio un tierno y prolongado beso en la mejilla a la pequeña rubia y a escasos centímetros de su cara le dijo...

  • Hasta mañana... Sara.

  • Ha... Hasta mañana Shulia.

Acto seguido... Shulia se metió en la cama que estaba enfrente de la de Sara, la pequeña rubia hizo lo mismo, ninguna de las dos podía dormir, cada una estaba con sus pensamientos. Ya eran las tres de la mañana y Sara seguía despierta, se empezó a encontrar muy mal, tenía escalofríos, le daban mareos y le dolía todo el cuerpo. Pequeñas quejas llegaron hasta los oídos de Shulia quien se incorporó para ver que le pasaba a su amiga.

  • Sara... ¿te encuentras bien?

  • S... si, solo un tengo un poco de frío y dolor de cuerpo (dijo tiritando).

  • Eso no es normal...

La alta morena se levantó de su cama y se acercó con cuidado a la de Sara, puso una de sus manos en la frente de la pequeña.

  • ¡Vaya!, estas ardiendo.

  • No... Es... nada...

  • Supongo que tendréis algo para bajar la fiebre, iré a mirar.

Shulia fue hasta la cocina y empezó a mirar por los armarios para buscar las medicinas, encontró una caja de aspirinas.

  • Bien, esto servirá para bajar la fiebre.

Shulia puso rumbo a la habitación con un vaso de agua, la alta morena entró a la habitación encontrándose con un pequeña rubia tapada hasta la cabeza echa una pelotita, a Shulia se le encogió el corazón, se acercó hasta ella destapándola un poco para hablarle.

  • Hey pelotita, traigo tu medicina.

  • OH... gr...Gracias.

Sara tomó la aspirina y bebió un poco de agua, se volvió a recostar en la cama, la alta morena se agachó para poner sus labios en la frente de la pequeña para ver si aún tenía mucho calor, notó que aun estaba demasiado caliente.

  • Aún tienes mucha fiebre, tienes que beber mucha agua y sudar.

  • No... se... como... quieres... que... sude... con... el... frío... que tengo.

  • Eso se puede arreglar.

La morena abrió la cama de la pequeña rubia y se metió en ella, Sara abrió los ojos como platos, pero la idea de estar con ella la hacía más que feliz. La morena se giró para ponerse cara a cara con ella, pasando un brazo por encima del pequeño cuerpo y atrayéndolo al suyo.

  • Ven aquí... yo te daré calor pequeñaja.

  • Mmm... te lo agradezco de verdad.

Sara abrazó a la alta morena por la cintura pegándose más a ella, su cara se escondió en el cuello de la morena que la abrazaba fuertemente.

  • Mmm, que bien se está así.

  • ¿Verdad qué si?, a partir de ahora me meteré en tu cama todas las noches (dijo de broma entre risitas).

  • Me encantaría dormir todas las noches así...

La morena se sorprendió por la respuesta, ella lo dijo de broma pero en verdad lo decía en serio, la respuesta de la rubia hizo que la abrazara a más no poder y le depositara un suave beso en la frente.

  • A mi también pequeña...

  • Entonces... mañana te estaré esperando.

  • ¿Solo mañana?

  • No... te esperaré toda mi vida si es necesario.

  • No te hare esperar tanto.

  • Eso espero.

Ambas se rindieron en los brazos de Morfeo, la mañana llegó tranquila, Sara fue despertando poco a poco, pero no quiso abrir los ojos, quería seguir respirando el aroma de su amiga, la abrazó más fuerte y aspiró en el cuello de la morena, Shulia ya estaba despierta, y sintió los movimientos de la pequeña, una de sus manos acariciaba la espalda del pequeño cuerpo y la otra estaba enredada en su corto cabello. Una voz ronca, pero llena de ternura entro en los oídos de Sara.

  • Buenos días...

  • Mmm, y tanto que buenos.

  • ¿Te encuentras mejor? (dijo poniéndoles los labios en la frente).

  • Si, gracias a tus cuidados (dijo sonriéndola).

  • Tengo muchas habilidades.

  • No lo dudo.

Ambas se acurrucaron más la una en la otra, de repente la puerta de la habitación se abrió y dio paso a la madre de Sara que no creía lo que veía.

  • Pe... pero...

  • Tranquila mama, anoche tuve fiebre y Shulia se metió conmigo para controlarme la fiebre.

  • Eso es (dijo sonriente la morena).

  • Y... ¿es necesario controlarla tan pegadas?

  • Es que tenía mucho frío y le pedí a Shulia que me abrazara.

  • ¡Que va! No me lo pidió, la abracé yo por que la vi tiritando.

  • No le hagas caso mamá está loca (le dio un codazo a la morena).

  • Su hija sí que está loca (le devolvió el codazo).

  • Tu más (empujón).

  • No tú (se lo devolvió).

  • Pero tú más (le dio con un cojín).

  • Ni lo sueñes, tú muchísimo más (le dio con otro cojín).

Ambas se quedaron mirando en silencio, y de repente la morena saltó encima haciéndola cosquillas, se revolvieron en la cama entre risas y gritos, la madre las miraba con ternura y se reía al ver a su hija tan feliz.

  • Chicas, creo que las dos estáis igual de locas, daros prisa que se os enfría el desayuno (dijo saliendo de la habitación).

Ellas seguían riendo y jugando, la pequeña no paraba de retorcerse de risa debajo de la alta morena.

  • ¡¡¡Piedad!!!... Jajaja Jajaja.

  • ¡OH! Ni hablar, ahora verás lo que es bueno pequeñaja.

  • ¡NOOO!! JAJAJAJAJAJAJA.

Las manos de la morena recorrían los costados de la pequeña rubia que se retorcía a carcajadas debajo de ella, en uno de los movimientos bruscos de la pequeña hizo que la morena perdiera el equilibrio y cayera encima de ella, sus labios se rozaron durante unos segundos...

Que suavidad... jamás toque algo tan suave, y sus ojos... OH! Hace que me pierda toda en ese profundo océano, siento el peso de tu cuerpo y eso hace que el mío tiemble sin control, lo notarás?, Tu respiración sé ha acelerado... igual que la mía, pero... por qué...?

Solo ha sido un roce y estoy que me tiro de los pelos, no sé si será cosa mía pero... en tus ojos me pareció ver deseo? No... no puede ser, esos ojitos esmeralda me confunden por completo, su respiración va como la mía, tal vez sienta lo mismo que yo... creo que será mejor que me aparte si no quiero liarla.

Ambas se quedaron mirando por unos instantes pero inmediatamente Shulia se levantó sobresaltada y quedó de pie en frente de Sara, que poco a poco se fue incorporando, en su cara se veía un fuerte color rojizo y en el de la alta morena también pero era más leve, Sara elevó la cabeza mirando tímidamente a la morena que de inmediato le dedicó una sonrisa para quitar hierro al asunto, la pequeña rubia se la devolvió de inmediato.

  • Bueno... será mejor que bajemos a desayunar o al final llegaremos tarde.

  • Si, tienes razón, por cierto... qué hora es?

  • Son las... 7:30... 7:30??????????????

  • Pero si entramos a las 8:00.

  • Creo que no hay tiempo para desayunar! CORRE!

Ambas chicas se empezaron a vestir a toda ostia!, Sara se lavaba los dientes mientras Shulia saltaba a la pata coja por toda la habitación intentando ponerse el pantalón, la pequeña rubia la miró divertida, de repente la alta morena se cayó al suelo y esta no pudo evitar reírse a carcajada limpia haciéndola atragantar con la pasta de dientes, Shulia la miró y empezó a reírse también, después de unas cuantas carreras por la habitación... ambas salieron corriendo de la casa con una tostada en la boca cada una.

  • Son las 7:50, en diez minutos no llegaremos.

  • Llegaremos justo! Sígueme conozco un atajo (dijo la rubia mientras la cogía de la mano y la metía por otra calle)

Ambas corrieron a toda prisa esquivando gente, ya eran las 7:55, entraron por las puertas de la universidad como alma que lleva el diablo, corrieron por los pasillos, subieron y bajaron escaleras, eran las 8:00 y aun les faltaban dos pasillos por recorrer, eran las 8:05 cuando tocaron la puerta interrumpiendo la clase, entraron y se plantaron delante del profesor aun dadas de la mano.