El amor, casi un trabajo 5

- No creo que estar enojada conmigo solucione tu problema…- dijo mientras se sentaba en la silla frente a mi escritorio

El lunes estaba como siempre a horario en la oficina. A los pocos minutos llego Victoria. La escuché dirigirse a otras oficinas primero y de pronto estábamos todos en su despacho. Había organizado una reunión de equipo donde se enteró de algunas cosas que habían sucedido en su ausencia.

  • No entiendo porque me estoy enterando recién ahora de esto? –repuso un poco enfadada.
  • Es que la semana pasada apenas estuviste por acá… -explicó Pablo
  • Y eso que tiene que ver? –objetó elevando una ceja- estaba Valeria, no?
  • Si pero ella estaba muy ocupada con el tema de Broken, asi que…-volvió a excusarse Pablo
  • A ver, a ver…- dijo Victoria- si Valeria está acá es como si estuviera yo, se entiende? Si Uds. me avisan tres días después ya empezamos en desventaja, no es lo mismo actuar al instante que tres días después! Vamos chicos! Uds. saben cómo son las cosas! A Valeria la consultan constantemente cuando yo estoy acá, con mayor razón lo tienen que hacer cuando no estoy! Ella sabe cómo y cuándo resolver las cosa y en última instancia, sabe si debe llamarme o no. Pero Uds. no pueden suponer que las cosas pueden esperar hasta que yo vuelva. No los estoy retando, no pongan esas caras!

Todos estaban cabeza gacha escuchando a Victoria. Ella continúo:

  • Esto no es para que se sientan mal. Es para mejorar el trabajo. Uds. me conocen y tienen la suficiente confianza como para saber que si les llamo la atención no es porque sea una bruja! Y no se preocupen si Valeria está poco o muy ocupada, ese es el trabajo de ella y ella sabe cómo manejarlo. Estamos?

Todos asintieron con la cabeza y acordaron que Victoria tenía razón.

  • Entonces equipo a trabajar! a recuperar el tiempo perdido!- concluyó Victoria

Cuando quedamos a solas, me pidió que tomara asiento, mientras miraba detenidamente su ordenador, elevando una ceja como hacia un rato.

  • Ese gesto a mi no me asusta –dije bromeando- al contrario me encantan las personas que lo pueden hacer.
  • Cual gesto? –dijo elevando su mirada hacia mí
  • El de la ceja…-dije sonriente- yo no puedo levantar una ceja sola
  • Segura? – me dijo con una sonrisa- a ver? Intentalo?

Se mató de risa viendo mis expresiones intentando levantar una ceja sola.

  • Ves que no me sale! No te rías de mí…-repliqué con tono infantil
  • No tengo la culpa, si me haces reír! – dijo alegre
  • Me encanta ponerte de buen humor – agregué
  • Y ahora que me cambiaste el humor vayamos al trabajo – dijo un poco cortante

Me dio instrucciones para atender el tema de Metalpak que los chicos habían desestimado. Me pasó una lista de asuntos para seguir trabajando con Broken, mi cuenta, y me informó que pretendía que para el miércoles viajara para poner el contrato en marcha. Me planteó un día a full y aunque no me desagrada el trabajo, esperaba otro tipo de actitud para conmigo.

Se pasó todo el día yendo y viniendo y cuando no, hablando por teléfono. Al finalizar la jornada la invité a cenar.

  • Me encantaría pero tengo una cena de trabajo con Nicolas Stredman –se excusó secamente.

Mientras recogía sus cosas, Paola pasó a informarnos que Metalpak estaría firmando el contrato mañana por la mañana. Se fue diciendo que quería cubierto hasta el mínimo detalle.

Realmente no estaba entendiendo la situación. Se perfectamente que estuvimos a un paso de besarnos, que fue real y que no se trataba de una suposición mía. Acaricié sus labios y ella me respondió, eso no fue un sueño. Entonces por qué actuaba tan distante? Por qué me evitaba de esa manera?

Nos quedamos hasta que anocheció con Paola, Pablo y Enrique. Cuando nos aseguramos tener todo en perfecto orden, nos fuimos por un trago al bar de la esquina.

  • Victoria hoy tenía un humor de perros! – comentó Enrique
  • Tal vez necesita un poco de sexo- dijo Pablo bromeando- yo no tendría inconveniente en resolver ese problemita! Jaja!
  • Sos un idiota! –repuso Paola- eso no tiene nada que ver! que vos estés muerto con ella es otra cosa!
  • Paola tiene razón –dijo Enrique- no creo que sea eso, si cada vez que está de mal humor es por falta de sexo, te puedo asegurar que alguien se lo provee muy bien! Desde que la conozco, la vi tres veces de mal humor!

Aproveché la conversación para averiguar un poco más de Victoria.

  • Tiene pareja? –pregunté desinteresadamente
  • Ni idea! Pero me juego que algún que otro amante debe tener! –respondió Pablo levantando los hombros
  • Victoria es muy reservada –agregó Paola- jamás habla de su vida privada. Pero yo no creo que esté sola. Además sino lo sabés vos que estas con ella todo el día, menos nosotros!
  • Nunca me habla de su vida – comenté- soy testigo que es muy reservada
  • No debe ser fácil estar con una mujer como Victoria –reflexiono Enrique- es del tipo de mujer demasiado independiente. El hombre que esté con ella tiene que tener los huevos bien puestos!
  • Yo me imagino que el tipo que esté Victoria tiene que ser, en primer lugar, mayor que ella, después, tiene que ser un tipo exitoso, de esos tipos seguros, con mucha presencia, que se yo?... lindo. Valeria seguro me entiende el tipo de hombre al que me refiero… -dijo Paola buscando mi aprobación
  • Entiendo a que te referís, pero lo que todavía no comprendo es cómo podemos seguir siendo tan estructurados –dije indignada
  • Estructurados? –preguntó Pablo mientras los otros me miraban intrigados
  • Claro! Se supone que estamos en un país donde hace poco se aprobó la ley de matrimonio gay, porque siempre que pensamos en la pareja de alguien, tenemos que suponer que es hetero?

Mis compañeros me escuchaban atentamente. Casi sin pensarlo me estaba metiendo yo sola en un terreno personalmente complicado, pero me sentí en la obligación de continuar con mi argumento sin delatarme.

  • Hace unos días hablábamos con mis amigas de este tema, porque lo vivimos en carne propia con amigo –mentí- y ahora esta conversación sobre Victoria me parece el ejemplo ideal
  • Creo que entiendo lo que decís –recapacitó Enrique
  • Lo que digo es que cuando empezamos a hablar de la pareja de Victoria, de inmediato suponemos que es un hombre… por qué no pensar que puede ser una mujer?-agregué con soltura- Victoria podría ser gay y eso no cambiaría en nada a la persona que conocemos…, no?
  • Claro que no – me confirmó Paola- y tenes mucha razón, por más que nos hagamos los liberales y estemos de acuerdo con la ley de matrimonio gay, somos unos estructurados de mierda!
  • Yo coincido con vos –dijo Pablo y agregó- a vos te pasó con un amigo?

El comentario de Paola y la pregunta de Pablo me tranquilizaron. De pronto lo que dije quedó como una observación sobre lo hipócritas que podemos ser sin darnos cuenta. Le respondí a Pablo continuando la mentira sobre un amigo al que todo suponíamos hetero hasta que nos presentó a su pareja y supimos que era gay. En un segundo supe que difícilmente mi comentario levantaría sospecha alguna.

Durante el transcurso de la semana el trabajo fue una pesadilla. Victoria solo me dirigió la palabra para hablar de negocios, perfiles financieros y cuanto tema que nada tuviera que ver con nosotras. Intenté mil veces sacarla de esa posición pero se mostraba inmutable y sumamente evasiva. Concluí que probablemente estaba arrepentida de lo que había sucedido entre nosotras en la laguna. Por mi parte, me costaba mucho renunciar a ella y me aferraba a lo poco que había conseguido como a una tabla de naufrago.

Viajé tal como lo había planificado el día miércoles y el jueves tuve que presentar en reunión de directorio los resultados y una proyección del negocio a futuro con un detalle de los objetivos a cumplir. Cuando terminé mi exposición comenzaron las preguntas. Pude responder todas dejando en claro que mi proyecto no tenía fisuras, hasta que Victoria que no había abierto la boca hasta el momento y se la había pasado garabateando en su cuaderno, se quitó los anteojos y con mirada fría disparó su pregunta haciendo blanco en el punto más flaco de mi plan. Lo primero que intenté fue cambiar el vector de la pregunta y llevarla a un plano más seguro y respondí sabiendo que no estaba contestando lo que ella quería.

  • No nos estamos entendiendo …-dijo con un gesto de superioridad

Volvió a plantearme que no quedaba en claro cómo previa yo resolver determinada cuestión si se presentaba determinado problema. Sumamente molesta por la manera en que ella me increpaba, improvisé una respuesta.

  • Esta perfecto lo que me decís Valeria, pero yo no lo veo desplegado en tu proyecto, y no me equivoco si digo que ustedes tampoco lo ven, señores…-dijo con actitud altanera

El resto de los presentes estuvieron de acuerdo con ella y continuó:

  • La solución que me planteas es una solución improvisada, esa improvisación tiene un costo mi querida!-dijo sarcásticamente- tendríamos que disponer de manera urgente de recursos que

Y comenzó hacer cálculos complejos demostrando que mi "plan perfecto" tenía un margen de error demasiado grande y concluyó sus argumentos diciendo irónicamente:

  • Creo que deberías empezar a trabajar de inmediato en ese aspecto que al parecer te pareció menor

Intenté mantenerme lo más entera posible y con tono firme propuse un plazo de 72 horas para pulir los puntos críticos que me había señalado Victoria, siempre y cuando ellos consideraran que era adecuado mantenerme a cargo de la cuenta. Accedieron y dieron por finalizada la reunión.

Salí de allí completamente furiosa. Sentía que había quedado como una imbécil y Victoria se había dedicado a herir mi orgullo sin piedad. Entré al despacho como un rayo y me encerré en el baño. Una vez allí no pude más que llorar. La odié, odié ese aire de superioridad, odié su soberbia, odié su inteligencia, odié que mostrara su lado perverso, y me odié a mi misma por sentirme tan idiota y completamente enamorada de ella. Me incorporé y me lavé la cara. Respiré profundo hasta sentirme más calmada y cuando salí ella estaba sentada en su escritorio. Decidí ignorarla y pasar a mi oficina. A los pocos minutos se acercó para ofrecerme un café.

  • No quiero gracias –le respondí sin siquiera mirarla
  • No creo que estar enojada conmigo solucione tu problema…- dijo mientras se sentaba en la silla frente a mi escritorio
  • Y yo no creo que dejarme en ridículo sea la manera de señalarme los errores – le reclamé
  • Que esperabas? Que dijera: "no Vale, así no! A ver, que mamá te explica cómo es"?
  • Sabés que no esperaba eso! No me subestimes que ya lo hiciste bastante!- respondí enfurecida
  • Estas muy equivocada si pensas que yo te subestimo o que disfruto de situaciones como las de hace un rato – me contestó mientras yo me incorporaba y buscaba mi abrigo y mi cartera para irme
  • Equivocada estaba cuando creía que me respetabas, cuando creía que te importaba un poco – dije elevando la voz
  • Esto no es un jardín de infantes, esto es la vida real! – dijo incorporándose para cerrarme el paso- Te vas a encontrar con gente que te va a tratar mucho peor de lo que yo lo hice hoy! Ese grupo de señores que hoy viste muy amables, son amables hasta que cometes un error! Y cuando lo cometes no te dejan en ridículo, te defenestran! Yo estoy para ahorrarles el trabajo, si yo no soy dura, lo van a ser ellos y te juro, que lo que yo hice no llega ni a la mitad de lo que ellos pueden hacerte!

La aparté de mi camino y salí de allí casi corriendo. Una vez en la calle caminé sin rumbo, no quería llorar, pero me dolía tanto lo que me había pasado con Victoria! Se había transformado en un monstruo, fría, impiadosa, y me dolía pensar que esto no tenía marcha atrás, que ya no había manera de recuperar la Victoria que me había fascinado. Esa mujer era fuego y me había consumido el alma. Si no la amara no dolería tanto pensé. Aquella noche me acosté temprano sin cenar.

Apenas amanecía cuando desperté. Sentía como si un camión me hubiese pasado por encima. Fui directo a la ducha y mientras me vestía estornudé un par de veces. No me puedo estar enfermando! pensé maldiciendo. Llegué al trabajo a las seis de la mañana. No quería pensar en nada, quería concentrarme y corregir ese estúpido proyecto! Me había propuesto dejarlo a la perfección y cerrarle la boca a todos! Juré que en mi vida Victoria ni nadie me iba a volver a poner en ridículo!

Estaba escaneando unos documentos cuando Victoria llegó. Se acercó para saludarme con un beso en la mejilla. Retrocedí para evitar que lo hiciera y me di media vuelta murmurando un rápido buenos días. Trabajé por horas y solo me detuve cuando ella me pidió un par de tareas pequeñas. Las hice sin chistar y se las entregue lo más rápido posible, para volver a mi trabajo principal. Pasado el mediodía noté que me estaba sintiendo mal. Comencé a estornudar más seguido y sentía que los ojos me ardían. Sabía que me estaba cogiendo una gripe. Tomé un par de aspirinas y me preparé un té.

  • Te sentís bien? –me preguntó Victoria cuando me vio pasar con la taza de té
  • Si –le respondí-nada que no pueda manejar

Volví a mi trabajo. Pasaron las horas y la verdad es que me sentía un desastre. Me dolía todo el cuerpo, algunas líneas de temperatura seguro tenía y la cabeza parecía que iba a estallar. Cerca de las cinco de la tarde la mayoría empezaba a marcharse, Victoria como nunca había permanecido allí todo el día. La escuché preparar sus cosas y ponerse su chaqueta.

  • Me voy –me dijo desde mi puerta- segura que estas bien?
  • Estoy bien –respondí secamente mientras tomaba un pañuelo descartable
  • No te creo en absoluto –me objetó- estas pálida

Se acercó para apoyar su mano en mi frente como para comprobar si tenía fiebre. Me desplacé un poco hacia atrás para que no me tocara. Se puso en cuclillas frente a mí y tomó mi mano.

  • Hasta cuando me vas a seguir castigando? –me pregunto resignada
  • No te estoy castigando, sólo necesito tenerte lejos de mí--le respondí con tono triste

Se me quedó mirando y viendo que yo bajaba mis defensas, posó su mano en mi frente.

  • Estas hirviendo – dijo preocupada
  • Tengo que terminar mi trabajo –dije intentando evadir la situación
  • Ya va a haber tiempo para eso- dijo y con cuidado me ayudó a pararme

Me puso mi abrigo, apagó mi ordenador y acomodó prolijamente mis papeles. Yo apenas tenía fuerzas para protestar, sentía miles de agujas en el cuerpo y escalofríos. Pasó su brazo por mi cintura para ayudarme a caminar y me dijo: -Vamos a casa.