El amor, casi un trabajo 10

La verdad

1º PARTE: Los días sin Valeria

Había cosas por resolver. Haber conocido a Valeria había sido un tropiezo. Las razones porque la había elegido para trabajar conmigo y luego heredarle mi puesto aún estaban claras. Ella tenía los atributos que se necesitaban, inteligencia, liderazgo, firmeza, perseverancia. Haberme enamorado de ella estaba por fuera del proyecto, pero eso no haría que diera por tierra con todo lo demás. Habríamos de continuar trabajando juntas. Y aunque me doliera su presencia, bien sabía yo ocultar mis heridas.

Sugerí en la empresa que ya era hora que Valeria tuviera su propio despacho. Decidí no tener concesiones y actuar con ella como lo que yo era, su jefa. No habría más demostraciones de afecto, ni amabilidades que excedieran la relación laboral. No habría margen para confusiones, sólo la claridad que el trabajo requería.

Supe así que se podía convivir con el pasado, pero no se podía convivir con la suposición de lo que hubiera pasado, si las cosas se hubieran dado de otra manera. Pero a mis ojos no había otra forma, entonces lo mejor era no lamentarse y decidí sólo permitirme recordar.

  • Desde que te conozco te he visto hacer dos cosas estúpidas en tu vida! Y las dos veces por preferir callarte y decidir qué era lo mejor para el otro! – me dijo Martina mientras cenábamos
    • la miré esperando que me explicara a lo que se refería.
  • La primera cuando estábamos juntas y te pareció que la mejor manera de hacerme entender que lo nuestro no podía continuar era engañarme con otra… - comenzó a decirme casi como un reproche
  • Martina! Por favor! Eso ya lo hablamos mil veces! – agregué con fastidio
  • Ya sé que lo hablamos mil veces! Pero por lo visto no te sirvió de nada mujer! Creíste que lo mejor era que yo te descubriera, diera un portazo y si te visto no me acuerdo! Pero ya lo vez! Acá estamos las dos cenando como amigas!
  • Ok, ok! Tenes razón! Me equivoqué, tendría que haber hablado! Ahora, cuál es la otra estupidez que cometí? – pregunté
  • Haber dejado que Valeria se continuara engañando… haberla perdido… - agregó
  • No pienso hablar del tema – contesté de manera terminante
  • No hables si no queres, pero yo voy a decirte lo que pienso te guste o no! No conozco a Valeria en lo más mínimo, no sé si sufre o no por lo que pasó entre ustedes, pero te conozco a vos. Aunque no lo reconozcas, aunque sigas jugando a la súper mujer de negocios, sé perfectamente que te duele. Andas como una autómata de tu casa al trabajo y del trabajo a tu casa! Nada te divierte! Apenas te dejas ver! Si yo no vengo a visitarte o pasa Guillermo, no ves a nadie más!
  • Estoy cansada, no puedo estar cansada? No puedo tener ganas de estar en mi casa? – protesté
  • Eso no es cansancio Victoria, eso es tristeza. Vos no eras así! Eras una persona divertida, interesante! Uno podía pasarse horas contigo y era lindo escucharte, reírse con vos! Ahora cuando hablas, sólo lo haces de trabajo, tengo que suplicarte una sonrisa, tenes una frialdad que le crispa los nervios a cualquiera! – explicó como reprochándome
  • Nadie te obliga a estar acá conmigo. Si te aburro ya sabes dónde está la puerta –agregué altanera
  • Sos una soberbia de mierda! – dijo resignada
  • No es novedad! – agregué
  • Sabes perfectamente que no me voy a ir – aclaró
  • Ya lo sé

Nos quedamos en silencio por unos minutos. Yo sabía que ella tenía razón. Estaba triste y luchando día a día por mantenerme en pie.

  • Vemos una película? – le pregunté
  • Dale… una comedia puede ser? – sugirió

Martina no dejaba pasar oportunidad para sacar el tema de Valeria, intentando que yo cambiara mi actitud. Por mi parte, yo no hacía más que evitar la conversación. No veía la hora que llegara el momento de anunciar mi retiro y abandonar la empresa. Cada día que pasaba al lado de Valeria era una tortura. En mi casa me dedicaba a escuchar los discos que a ella le gustaban y a mirar nuevamente todas las películas que vimos juntas. En soledad perpetuaba la nostalgia que ocultaba delante de la gente.

Llegó el día que Streidman hablaría con Valeria. Me propuso que yo estuviera presente. Me excusé diciendo que probablemente ella quisiera saber por qué dejaba la empresa y prefería no explicárselo en ese momento. Él me entendió, considerando que comprendía que aquello era delicado para mí y no insistió. Se lo agradecí y le informé que me tomaría el día.

2º PARTE: Valeria busca comprender

Esperaba cualquier cosa de Victoria. Esperaba su actitud distante, su infinita frialdad, su despótica manera de exigirme cada vez más de mí trabajo. Pero lo que jamás hubiera esperado era recibir la noticia que ella dejaba la empresa.

No podía entender lo que estaba pasando conmigo. Victoria me había usado a su antojo, me había engañado, me había abandonado sin dar explicaciones y menos aún, se había disculpado. Luego, yo había continuado a su lado, incapaz de buscar otro empleo, manteniéndome con firmeza a sus tiránicos embates, intentando demostrarle todo este tiempo que yo era fuerte, que aunque ella se hubiera empeñado en destruirme, no lo había conseguido.

Por algún tiempo creí que continuar en Varem Group era demostrarle que lo que había pasado entre nosotras no me afectaba. Que no me importaba en lo más mínimo haber compartido su cama, que yo podía continuar trabajando como siempre, porque ella no había significado nada para mí. Que así cómo yo había sido una aventura para ella, ella también lo era para mí.

Ahora que sabía que se iba, comprendía que nada de lo que quise hacerme creer a mí misma era cierto. En realidad no soportaba la idea que se fuera, no soportaba no volver a verla nunca más. En mi interior siempre había estado pendiente de algún detalle, algún gesto, alguna mínima señal que me diera a entender que ella quería volver. Y todos los días iba al trabajo esperando que algún milagro me la devolviera.

El milagro no sólo no había sucedido, sino que lo que me anunciaba Streidman me dejaba en claro que quedaba poco tiempo para que se produzca. Entonces decidí que no me quedaría esperando a que Dios se acordara de mí, él seguramente debía tener otros milagros más importantes que hacer, antes que ocuparse de uno que yo misma podía provocar, me dije! Con esperanza renovada, resolví que lucharía por ella. Sólo había dos salidas posibles, que Victoria volviera conmigo o que no lo hiciera. No pensaba quedarme con las dudas.

  • Sabes que es posible que te des la cabeza contra la pared? – me dijo Luciana preocupada con lo que acababa de contarle
  • Desde que rompí con Victoria vivo en una agonía constante! Ya no puedo seguir así, si me va a herir, pues que sea de muerte – dije en tono de tragedia burlona
  • No sabes nada de ella! Ni cuando creías saberlo todo, supiste algo! Victoria parece una caja de sorpresas! Y si volves a caer? Y si te engaña de nuevo? Y si crees que te elige pero hace lo mismo que antes? – preguntó acertadamente
  • Es el riesgo que corro. Pero hay algo ella me dijo que no deja de martillarme en la cabeza… - agregué
  • . – Luciana me miró sin entender
  • Cuando le dije que yo ya sabía todo, ella me dijo que no tenía nada que explicar, porque lo que yo había visto no había sido nada. Y la verdad es que lo que vi tal vez no fuera nada… - dije pensativa
  • Tal vez no fuera nada, pero sí lo era? si el motivo por el que se va tiene algo que ver con esa mujer que vimos en el muelle? Si se va, no sé,… del país, que sé yo… pero con ella? Qué vas a hacer? – me preguntó preocupada
  • Entonces quiero saberlo! No voy a andar reprochándome el resto de mi vida no haberle exigido una explicación! No voy a andar lamentándome de lo que pudo haber pasado si las cosas hubieran sido de otra manera! Las cosas de alguna manera son y quiero saberlas!

De alguna manera conseguiría acercarme a ella aunque durante todo el año que había pasado se mostrara impenetrable. Quizá yo le debía una disculpa por dar por hecho sin demasiadas razones que ella me engañaba, pero era seguro que ella me debía una explicación. Con aquella mujer Victoria compartía algo que yo desconocía, no sé si era su amiga, su pareja o lo que fuera, pero eso merecía una explicación. Hoy por hoy me enteraba que ella me había elegido desde hace mucho para que sea su reemplazo, Streidman lo había dicho claramente, "esto lo venimos previendo con Victoria desde hace tiempo". Eso también exigía una explicación.

Quizá Victoria no era para mí, pero necesitaba que ella me explicara por qué no, porque así como estaban las cosas, yo no lo podía entender y menos resignarme a ello.

Cuando volví al trabajo aquel día sabía que Victoria debía reunirse conmigo en su despacho para darme detalles del proceso de traspaso. Estaba segura que ella esperaría que le preguntara sobre su alejamiento de la empresa y por tanto decidí no hacer ninguna referencia a ello. Hacer de cuenta que no me interesaba, que aquello resultaba natural para mí. Aunque me moría de ganas de hacerlo, de ninguna manera haría lo que ella esperaba. Pretendía descolocarla pues era lo que ella me había enseñado. Nunca hagas lo que el otro espera que hagas, aunque parezca absurdo, esa es una buena manera de vulnerar sus defensas, me había repetido miles de veces.

  • Nicolás me informó que habló con vos y que estás de acuerdo con la propuesta – me dijo desinteresadamente mientras ojeaba algún que otro papel de su escritorio
  • Es correcto – dije sin mas

Se quedo en silencio, ordeno unos documentos sin mirarme y luego se quitó los anteojos. Restregó un poco sus ojos evidenciando cansancio, recostó su espalda sobre su sillón y elevó su mirada para encontrarse con la mía.

  • Vamos a empezar por lo más macro si te parece bien, en principio quiero explicarte como idee el traspaso, bla bla bla

Continuo hablando sobre el proceso, abordó algunos detalles, yo mientras la escuché con especial atención y sólo intervine para hacer alguna que otra pregunta.

  • Bien, esto es sólo el comienzo. Como vez hay bastante por hacer, nos va a llevar tiempo pero calculo que estaremos dentro de los plazos estimados. Alguna duda? – me pregunto seria sin salirse de su posición
  • Por ahora ninguna, seguramente aparecerán dudas en el camino y obviamente las iremos despejando – respondí con tranquilidad
  • Seguramente. De todas maneras quiero que sepas que no pretendemos apabullarte y que la idea es que te vayas acomodando paulatinamente. Los plazos tampoco son tan rígidos y si demanda más tiempo no hay inconvenientes – agregó con un tono más amable
  • No tengo dudas que el proceso es complejo pero tengo intenciones de colaborar al máximo para que sea en el menor tiempo posible – dije dando a entender que cuanto antes se terminara, mejor para mí

Se quedó mirándome por un segundo.

  • Claro, obviamente! – agregó mientras revisaba algún archivo en su notebook y apurándose a decir– en cuanto al departamento de logística, me gustaría luego revisar algunos números que espero tengas en cuenta, no creo que yo haga modificaciones, pero … bla bla

Continuo hablando sobre un detalle que evidentemente no era importante. Me di cuenta que estaba un tanto incomoda con mi actitud despreocupada.

  • Lo tendré en cuenta… Bien, si no hay otra cosa… - dije haciendo un gesto como para indicar que me retiraba
  • No, no, para nada, podes retirarte – dijo intentando estar a la altura de la circunstancia

Me incorporé y cuando estaba abriendo la puerta me volvió a hablar.

  • Valeria… - me llamó

Por un brevísimo instante mi cuerpo tembló, me mantuve inalterable y giré para preguntarle que necesitaba.

  • Gracias por aceptar el puesto… - dijo

El tono que empleó para decirlo y la manera en que me miró, me dio a entender que mi estrategia de mujer dura lejos de descolocarla, la había tranquilizado. Lo que menos quería ella era que la interrogara y lo que en verdad agradecía era que yo no preguntara.

Me retiré sintiéndome totalmente fracasada. Parecía que nunca acertaba en mis estrategias con Victoria! Ella estaba a años luz de mí!

Pasamos un par de meses trabajando como cuando recién ingresé en la empresa. A su lado todo el tiempo, siguiéndole los pasos, yendo de una reunión a otra, donde ella cada vez me daba más participación. La única diferencia era que ahora no daba espacio nada más que para el trabajo.

Me desesperaba no encontrar una sola brecha por dónde entrar. Allí dónde a mí me parecía un buen flanco, ella se encargaba de demostrar que nunca bajaba sus defensas. Agotada de estrategias fracasadas y casi dándome por vencida ocurrió lo menos pensado.

Aquella tarde llevábamos horas trabajando cuando comenzó a sonar el teléfono de su despacho. Desde recepción le avisaban que estaba su sobrina Sofía esperándola abajo. No entendí muy bien qué sucedía pero el caso es que Victoria bajó diciéndome que ya volvía. En su breve ausencia comenzó a sonar su celular que había dejado sobre el escritorio. Miré la pantalla, decía "Alonso". Lo dejé sonar. Inmediatamente volvió a sonar. Sin dudas el tal Alonso no quería dejarle un mensaje de voz y esperaba que Victoria lo atendiera. Dudé un poco pero decidí responder el llamado considerando la insistencia.

  • Hola… -dije un poco incomoda porque no estaba segura de estar haciendo lo correcto.
  • Victoria? – preguntó una voz de hombre extrañada

Le explique que ella no estaba en el piso, mentí diciendo que era su secretaria y le ofrecí dejar un mensaje para que yo se lo transmitiera.

  • Por favor le avisas que esta mañana se destrabó el tema de la aduana y que la medicación a más tardar estará a las 6 en la droguería – dijo como si eso fuera de suma importancia
  • Ok, le aviso – le dije ocultando mi curiosidad y esperando dejarlo tranquilo.
  • Igualmente decile que me llame apenas reciba el mensaje – agregó como preocupado
  • No te preocupes, apenas suba le aviso – dije sin más

Victoria regresó despreocupada unos minutos más tarde.

  • Llamó un tal Alonso – le dije apenas entró

Su rostro mostró especial interés y preguntó que había dicho. Le transmití el mensaje y ella disculpándose se retiró al espacio que antiguamente era mi oficina. No pude escuchar lo que hablaba pero cuando volvió noté que la noticia le había agradado.

No pude evitar preguntarle si todo estaba en orden. Ella respondió que sí y continuamos trabajando. Cerca de las seis miró su reloj y dijo que tenía que irse. Mientras acomodaba sus cosas me comunicó que el día siguiente no vendría a la oficina, que tenía algunos asuntos que atender. Yo a esa altura sabía bastante de los asuntos que tenía Victoria por atender y su imprecisión respecto de qué asuntos se trataban me hizo sospechar algo.

La acompañe hasta la puerta y simulé ir a mi oficina. Apenas la vi marcharse regresé a su despacho. No sabía bien que buscar pero el llamado me dejó sumamente intrigada y comencé por revisar su agenda en la notebook. Como era de esperar la había apagado y tenía una clave de acceso. Me sorprendió descubrir cual era.

Intenté con datos que conocía de ella, fechas de cumpleaños, nombres de sus seres queridos, hasta que no sé por qué atiné a colocar 2440, la dirección de su departamento, mi edad y la suya cuando recién nos conocimos, aquel número que aquel día un poco pasadas de copas nos había hecho reír.

La pantalla se abrió para mí y llena de emoción comencé a buscar algún dato que me diera una respuesta a lo que había escuchado hoy. Encontré el número de Alonso que al parecer era un abogado y encontré la dirección y un teléfono de una droguería. Tomé nota y volví a dejar todo en su lugar.

A la mañana siguiente después de dar vueltas en mi casa acabé por decidirme a llamar al número de la droguería.

  • Farmasur, buenos días – dijo una voz de mujer
  • Buenos días, te hablo del estudio de Alonso y Asociados, quería verificar que la medicación de Victoria Lagos fue entregada – dije aventurando una posibilidad
  • Un segundo por favor…-me respondió mientras la escuchaba teclear buscando en su base de datos – si, la señora Lagos retiró todo en el día de ayer.
  • Perfecto, muchas gracias – respondí simulando conformidad.

Colgué llenas de preguntas. De qué medicación se trataba? Por qué Alonso estaba tan interesado en que Victoria retirara todo ese día? Por qué Victoria se había mostrado tan discreta y se había apartado para hablar con Alonso? Por qué ella no iría a trabajar ese día? Yo sabía perfectamente que no era nada laboral lo que le impedía ir a la oficina

Tomando coraje decidí ir directo a su casa. Cuando estuve frente a su edificio y dándome cuenta de lo absurdo de la situación desistí de tocar su timbre. No tenía la menor idea qué preguntarle y por qué hacerlo. Retorne sobre mis pasos y cuando ya estaba en la acera escuche una vos de mujer:

  • Valeria?!

Me volteé sorprendida. No reconocía la voz pero al parecer me conocía.

  • Esperá, no te vayas – me dijo la mujer que yo había visto en el muelle con Victoria aquella vez.

Ella se acercó cargando unas bolsas, apurada como decidida a no dejarme partir. Se aproximó y dijo:

  • No sabes el gusto que me da verte!

Yo no podía entender nada. Sinceramente jamás hubiera esperado encontrarme con ella y menos aún que le diera gusto verme. La mujer que tanto me había atormentado todo este tiempo de pronto aparecía de la nada y al parecer yo era la persona que más esperaba encontrar aquel día!

  • No te vayas por favor! – me rogó
  • Discúlpame pero … - alcancé a decir nerviosa cuando me interrumpió
  • Ya sé que no entendes nada pero por favor no te vayas! Necesito hablar con vos… - me dijo suplicante
  • No creo que sea buena idea …- le dije queriendo salirme inmediatamente de allí, lo que menos pretendía era enfrentarme con su amante
  • No soy quien vos pensas, por favor dame un segundo! Necesito hablar con vos… No tengo nada que ver con ella, necesito que me escuches – imploró casi desesperada

Lo que dijo me hizo dudar y accedí a subir con ella al departamento de Victoria. Entramos y subimos en silencio por el ascensor. En verdad no entendía que hacía allí con ella que al parecer tenía libre acceso a cada espacio de Victoria. Escogió la lleve sin dudar y me invitó a pasar.

  • Perdóname! Creo que fui muy descortés! Soy Martina! – dijo extendiendo su mano
  • Valeria… - dije tomando su mano y sintiéndome ridícula pues ella ya sabía quién era yo.

Un tanto nerviosa me invitó asiento y luego algo de tomar. Le pedí un vaso de agua. Se sentó frente a mí y un poco más relajada me contó quién era. Así me enteré que era la mejor amiga de Victoria, que había convivido con ella por 10 años, que ahora nada quedaba de aquella relación nada más que un profundo cariño. Me contó que ella sabía quién era yo porque una vez le insistió tanto a Victoria que quería conocerme, que había accedido a esperar para verme salir de la empresa.

  • Yo pensé que había algo entre ustedes – le dije entre avergonzada y desconcertada
  • Ya lo sé. Y lo que voy a decirte tal vez me salga carísimo! Victoria no me va a perdonar tan fácilmente lo que voy a hacer! – dijo sonriendo apenada pero decidida
  • Sinceramente cada vez entiendo menos! No entiendo que hacemos en la casa de Victoria hablando,… donde está Victoria? No estoy segura de querer oírte…
  • le dije temerosa y confundida
  • Valeria yo no sé por qué viniste hoy a la casa de Victoria. Lo único que sé es que no viniste a hablar de trabajo! Y seguramente lo que voy a decir es lo que menos esperas escuchar, pero creo que tenes derecho a saberlo. Lo único te pido es que me escuches después, lo que hagas será tu decisión… -dijo seriamente
  • Me estas asustando – confesé
  • Corregime si me equivoco, pero yo creo que viniste por respuestas… - se atrevió a decir
    • apenas pude asentir con la cabeza
  • No todas, pero creo que algunas te puedo dar… - me dijo comprensivamente
  • Entonces te escucho. Ya no creo que pueda resistir mucho más –dije resignada
  • Yo se que muchas de las cosas que hizo Victoria fueron dolorosas. Dejar que pensaras que te engañaba conmigo fue cruel, pero yo te juro que lo único que buscó fue protegerte – dijo serena
  • De qué tiene que protegerme? – pregunté angustiada
  • Valeria, Victoria está enferma… - dijo con temor

Una sensación de vértigo me atravesó el cuerpo. De qué hablaba Martina? Qué tenía Victoria? Esto parecía surrealista! Un nudo en se instaló en mi garganta y sólo pude escucharla.

  • Hace siete años cuando aún estábamos juntas, tuvo su primera crisis, fue al médico. Por aquel entonces me mintió como suele hacer ella, para no preocuparme y creyendo que era lo mejor para mí. Tuvo una serie de calambres, pasó varios días en cama y me dijo que era estrés, nada de qué preocuparse. Desde aquel momento ella sabía de qué se trataba pero decidió callarlo

Martina me reveló el secreto de Victoria. Desde hace siete años Victoria sabe que tiene esclerosis múltiple, una enfermedad silenciosa y cruel. Ella sabía que con el tiempo las crisis se harían cada vez más repetidas y destructivas. Su sistema nervioso de a poco se iría deteriorando. De a poco sus músculos dejarían de reaccionar y acabaría en una silla de ruedas y así hasta que su voluntad se fuera reduciendo hasta tener que depender de alguien para subsistir.

Victoria no era de las personas que sepan lo que es depender de alguien, porque por lo general las personas dependen de ella. Ella sabe cómo hacerlas feliz, sabe cómo hacerlas funcionar, ella sabe lo que es mejor para todos.

Poco más de cinco años después de su primera crisis, y viviendo su vida normalmente, los síntomas volvieron a aparecer. El diagnostico fue definitivo y comenzó su tratamiento. De allí en más se preocupó por dejar todo en orden. Su trabajo en primer lugar. Siendo ella tan joven, no había un sucesor natural dentro de la empresa y por eso cuando planteo su problema al directorio sugirió formar alguien ella misma. Así pensó también en la casa de campo, el lugar dónde iría a recluirse.

Nada en Victoria estaba librado al azar, todo debía estar calculado, pero aparecí yo para estropear sus planes.

  • Vos no tenes la mínima idea lo mucho que te quiere Victoria! No tengo la menor idea lo que ella significa para vos, ni por qué hoy viniste a verla, pero si lo que te estoy contando cambia tu opinión y te acobarda yo prometo dejar esto entre nosotras.

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. No podía creer lo que Martina me contaba, no podía creer que Victoria estuviera sufriendo tanto.

  • Dónde está ella ahora? – alcance a peguntar conmovida.
  • En casa. Porque para complicar aún más las cosas su medicación estuvo retenida en la aduana, pero por suerte no se interrumpió demasiado su tratamiento. Cuando esto sucede, la medicación la hace vomitar, pero pasa rápido, ya sabes cómo es ella! Tiene más fuerza que un toro! – agregó dándome animo
  • Yo la amo… - dije sin titubear
  • Ella también, y no tiene sentido lo que se están haciendo – agregó casi indignada

De pronto me sentía como arrojada al medio del océano con tan solo una pequeña madera a la cual asirme. No sabía lo que tenía que hacer ni cómo hacerlo. Lo único que quería era abrazarla y decirle que lo sentía. Decirle que moría de amor por ella!

  • Qué es lo que tengo que hacer para que vuelva conmigo?! – pregunté casi desesperada
  • Eso no es algo en lo que yo pueda ayudarte. Ahora sabes la verdad, vas a hacer lo que tengas que hacer. No dudo que sabras buscar en los lugares correctos. Pero quiero que te lo pienses muy bien, porque no voy a permitir que le hagas el mínimo daño, Victoria es más frágil de lo que pensas – dijo casi amenazante

Tenía razón, Victoria era casi de cristal ahora para mí. Ahora menos que antes nada haría que renunciara a ella. No sé cuánto tiempo quedaba antes de lo irremediable, pero de ninguna manera la dejaría sola, Victoria no se desharía de mí tan fácilmente. Y mientras ella estuviera en pie no dejaría que sufriera un día más por un estúpido orgullo y me juraba que esos serían los días más felices de nuestras vidas.

Ella era mi primer amor, mi primera mujer. Y mientras su corazón me abrazara poco me importaba que sus brazos no pudieran hacerlo. Porque yo la necesitaba como el aire que respiraba.