El amigo travesti de mi hermano
Sorprendí a mi hermano follando con un amigo. Vestido con mi lencería y un vestido ese chico queda como una preciosa y morbosa joven con la que disfrutamos los dos.
Cuando lo conocí él tenía puesto uno de mis mejores tangas y un sujetador trasparente y sexi y le estaba comiendo la polla a mi hermano. Y me quedé prendada de ese culo duro partido por la gomita de mi prenda. Por su figura delgada y andrógina. Además de impactada por la amplitud de gustos de mi hermano.
Sabía que lo había visto antes pero a primera vista no le reconocí. Esa preciosa melena castaña me sonaba de algo. Hasta que no se giró hacia mí con cara de susto no me di cuenta de que es compañero mío en la facultad. Pero nunca habíamos hablado, solo nos habíamos cruzado por los pasillos.
Mi hermano sujetó su cabeza con suavidad para que no abandonara tan placentera faena. Normalmente es un chico dulce y cariñoso. Me sonrió con cara de morbo. Hasta ese momento no sabia que mi querido familiar tuviera tan licenciosas inclinaciones. Hasta entonces pensaba que solo le iban las chicas. Así que Rubén volvió a su trabajo lamiendo los depilados huevos de mi hermano. Me limité a decirle:
- Cuando termines pasas por mi cuarto para devolverme mi ropa.
Y yo misma me fui a mi cama a masturbarme con furia con la imagen de esos dos bonitos cuerpos masculinos clavada en mi mente. No me atreví a quedarme aunque era lo que deseaba en realidad. Un momento sí que me quedé tras la puerta para echarles un último vistazo. Un recuerdo en mi retina para el dedo que me iba a hacer.
Al cabo de un rato pasó por mi habitación solo con sus vaqueros puestos y mis prendas colgadas de un dedo. Seguro que aún tenía el sabor de la lefa de mi hermano en la boca. Su torso sexi, delgado con las costillas marcadas y los pezones pequeños me llamó la atención.
- Siento haber cogido tu lencería, pero él me dijo que no te importaría.
Recorrió mi cuerpo completamente desnudo con la mirada. Estaba estirada en la cama con los muslos bien abiertos sin saber cual de los dos vendría a verme. Nos mirábamos a los ojos con deseo. Se veía a la legua que era bisexual, yo también le ponía. Su polla empezaba a coger a coger dureza y marcarse en los vaqueros solo con mirarme. Le propuse:
- Si te las pones para mí y no para mi hermano te las regalo. Me pareció que te quedaban bastante bien.
Desde hacía tiempo tenia curiosidad por el travestismo. Para unos carnavales me había disfrazado de chico. Solo pensar en ello me calentó como un horno. Mientras me vestía con la ropa de mi hermano tuve que masturbarme. Preparándome para la fiesta. Aunque lo pasé bien, no ligue, ni tuve sexo esa noche. Creo que ese puede ser uno de mis fetiches.
Tener a un chico dispuesto a hacerlo para mí era un sueño y no pensaba desperdiciar la oportunidad. Era una de mis fantasías y no se que hubiera dado en ese momento por que fuera aún más femenino. Disponer de una transexual hormonada y operada solo para gozar con ella, aún así aquello me estaba dando un morbo terrible.
Despacio se bajó los vaqueros, estaba depilado del todo y no se había puesto los calzoncillos. Una preciosa polla saltó de entre la prenda apuntando ya rígida hacia mí atónita cara. Antes de hacer nada más se desnudó del todo y se dio una vuelta para que lo viera por todas partes.
No me atrevía ni a moverme ni a decir nada no fuera a ser que se asustara y se estropeara el momento. Solo seguía acariciando con suavidad los labios de mi vulva.
Se fue subiendo el tanga por sus torneados muslos. Despacio, luciéndose, desenrrollándolo pues aún estaba tal y como se lo había quitado un momento antes. Luego el sujetador como yo me lo habría puesto, abrochándolo por delante y girándolo alrededor del pecho, para luego pasar los brazos por los tirantes. Me pareció un detalle muy femenino en vez de intentar hacer malabares por la espalda.
Delgado y con su cuerpo estilizado la lencería no le quedaba nada mal. Con pocos retoques podría ser aún mas femenino. Le dije:
- Me encanta tu melena, pero hay que peinarla en otro estilo.
Mientras mi tanga subía por sus torneados muslos y se abría las nalgas para acomodarlo del todo. A la vez yo seguía acariciando con suavidad los labios de mi vulva con los muslos lo mas separados posible. Quería hacerlo durar, que me viera, ese dedo con tan bonito espectáculo delante, me estaba dando mucho morbo. Pero quería hacerlo durar.
Me levanté para dar una vuelta a su alrededor. Pretendía examinarlo más de cerca. Acaricié sus prietas nalgas, tenía culo de chica, duro y respingón. Un roce suave con las yemas de mis dedos en el glande lo hizo estremecer.
-¿Que hace mi hermano?
-Se ha quedado dormido después de correrse.
-¡Que desconsiderado!. Podría haberte devuelto el favor.
De uno de mis cajones saqué un par de rellenos de silicona que usaba algunas veces. De lo que se deduce que no tengo unas peras enorme precisamente. Se los puse en mi mejor sujetador sin tirantes. Un toque de brillo de labios.
Mis tacones no le cabrían claro, pero un par de medias con ligas de silicona le quedarían de maravilla en sus piernas suaves y torneadas. No tenía un liguero que dejarle, yo no usaba esa prenda, pero en ese momento me hubiera gustado tener uno.
Se dejaba hacer cada vez mas excitado. Su rabo, debería haber terminado exprimido tras su sesión de sexo. Pero con mi exigente y egoísta hermano no fue así. Su polla, que había bajado un poco por el susto de la pillada, volvía a la vida.
Ahora sabia que ese desconocido que había vivido siempre en la habitación de al lado era bisexual. El nabo que asomaba por un lateral de mi tanga volvía a tomar consistencia y asomar por la cinturilla de la prenda.
La tela apenas podía contener ya sus suaves huevos. Decidí sustituir el tanga por una bragas brasileñas que sujetarian mejor su bonita polla y perfilarian sus prietas nalgas.
Seguía girando a su alrededor y viendo que podía mejorar de su apariencia, no para convertirlo en mí, sino para transformarlo en la bella chica que iba asomando poco a poco.
Algo más de maquillaje o algo de bisutería, gomina y laca para cambiar su peinado a algo más femenino. El último detalle, uno de mis vestidos de lycra, solo un tubo de tela en ese fino cuerpo. Casi tan delgado como yo y un poco mas alto, la minifalda le quedaba justo a ras del culo. Perfecto.
La polla se le marcaba en la ajustada tela pero para un pase privado e improvisado la verdad es que estaba consiguiendo unos resultados espectaculares. Una chica francamente sensual.
Mi hermano dormía a pierna suelta desnudo sobre sus sábanas, lo desperté para enseñarle el resultado de mis esfuerzos. Yo seguía desnuda dejando que Javi nos mirara a las dos. Sin duda admiró el resultado de mi trabajo, su polla empezó a levantar la cabeza de nuevo. Aunque no perdía de vista ni cuerpo desnudo.
Como había hecho yo, lo rodeó para examinarlo por todos los ángulos Rubén aguantaba el escrutinio a pie firme y sin decir nada. Claro que de vez en cuando también me echaba miradas furtivas a mí.
Era evidente que se veía atraído por el ejemplar de sexualidad ambigua que yo solo había perfeccionado. Rubén tan femenino que le gustaba jugar con mis bragas de vez en cuando. Era mi hermano el que no me había dejado jugar con él y con mi ropa. Se habían escondido ambos durante semanas. No sabía cómo se habían conocido.
Volví a llevar a mi nuevo amigo ¿amiga? a mi habitación con la intención de follármela. Pero no antes de recoger algunas prendas de ese cuarto. Las ropas más masculinas que encontré de mi hermano. Me calcé uno de los boxes ajustados y fue Rubén quien enrolló un calcetín para simular el paquete.
Los vaqueros un par de tallas mayores disimulaban mi cadera aunque con el cinturón se mantenían en su sitio. Mis no muy grandes tetas pero duras se mantenían en su sitio ocultas bajo una camisa también mas grande de lo necesario.
Mi hermano aún desnudo se apoyaba en el quicio de mi puerta contemplando la nueva trasformación con curiosidad y desde luego excitado. Se acariciaba su durísima polla con suavidad sin perder detalle.
- Tu te quedas ahí quietecito. Ahora solo puedes mirar y si querías algo más tenías que habérmelo contado mucho antes.
En ese momento mandaba yo.
Me acerqué despacio a mi chica mirando sus bonitos ojos castaños. Besé sus carnosos labios adornados con mi gloss. Suave al principio, cogiendo entre los míos el suyo inferior. Jugueteando y unos segundos después deslizando mi lengua entre sus blancos dientes.
Sujeté su cintura, y la acerqué más a mí, mis tetas se apretaban contra mi sujetador y los rellenos. Pero no me importaba. Le empecé a dar saliva a base de bien y ella me estaba respondiendo. Estaba claro que Rubén es bisexual. En mi pubis notaba su polla bien dura.
Cuando se la puse sabía que no le iba a durar puesta mucho rato mi ropa. Empecé a lamer su oreja, su cara, el cuello y mientras lo hacía empecé a desnudarla. El vestido apenas es un tubo de tela elástica. Ni siquiera tiene tirantes, es un palabra de honor, así que podía besar y lamer sus hombros y fino cuello sin impedimentos.
Le estaba haciendo el amor como me gusta que me lo hagan a mí, suave, dulce, cariñoso y muy largo. Mí lengua recorría su piel lasciva, humedeciendola. Al escote de mi sujetador sin soltarlo todavía. Sus marcadas costillas y las axilas bien depiladas. Lamer ese vientre plano y su ombligo. Encerrada en mis braguitas su polla bien dura deseaba salir a tomar el aire, pero no le iba a dar ese gusto tan pronto.
Seguí por sus bien torneados muslos, besando la cara interna y las corvas tras las rodillas. Pretendía tenerla tan caliente como me gusta estar yo. Hasta llegar a sus sorprendentemente bien cuidados pies y lamer la planta, chupar sus deditos. Apoyaba uno entre mis tetas mientras besaba el otro.
Me excitaba tenerla ante mí solo con mi sujetador y mis bragas. Tuve que parar un par de veces a mi hermano que hacía intentos para unirse a nosotros. Nos miraba excitado desde la puerta.
La dejé tumbada en mi cama mientras yo me sacaba algo de la ropa de chico, la camiseta y los vaqueros. Ante ella solo con el ajustado calzoncillo que no me quedaba nada mal la miraba con ojos lascivos. Metí una mano dentro de la prenda para acariciarme a mí misma. Regalarme otro orgasmo.
Por fin me acerqué a ella despacio liberando el mástil del encierro de tela. Solo bajé la prenda, aún no quería quitársela. Duro y firme saltó a mis labios. Lo besé con suavidad, con mimo. Lamí los depilados huevos y me los metí en la boca chupándolos como caramelos.
Aún no tenía claro dónde quería su corrida. Si se la chuparía hasta recibir su lefa en mi lengua o lo montaría hasta dejarlo seco. Por el momento me dediqué a saborearlo. Apretar el glande entre mi lengua y el paladar. Recorrer el tronco y el pubis sin vello con la sin hueso.
Estaba claro que no le quedaba mucho, que estaba muy excitado. Así que volví a meter su polla en la boca y escuchando cada uno de sus gemidos lograr que me llenara la boca con su semen. No lo tragué.
Me levanté y con una vena algo perversa que me sale de vez en cuando me fui hacia la puerta. Sujeté a mi hermanito por la cadera, apoyé mis pechitos en el suyo y pegué mis labios a los suyos. No le costó mucho separarlos ante el acoso de mi lengua. Jugué con el semen pasándolo a su boca.
Nuestras lenguas se cruzaban ya fuera de las bocas. El beso se hizo más y más lascivo. Mientras mi hermano me apretaba contra su cuerpo firme y musculado. Me agarraba el culo con sus fuertes manos. Sobre mi vientre notaba la dureza de su polla, lo habíamos excitado mucho con nuestro espectáculo.
- Hermanito, quiero ver cómo te lo follas.
-Pero yo quiero dártela a tí.
Me follarás, pero hoy esto es lo que quiero. Veros juntos a los dos. ¿Has visto que culito le dejan mis braguitas?.
La has dejado preciosa, si que es verdad. Si me la cruzara por la calle igual ni la reconocería.
Vamos tato. Estás deseando clavársela.
Meneando el culito volví hacia la cama. Yo también necesitaba algo de ayuda con mi coñito. Así que me senté sobre su cara. He de admitir que reconoce mis deseos casi antes de pronunciarlos. De inmediato sacó la lengua y la clavó entre los labios de mi vulva.
No se conformó con eso, claro. Pasó por el perineo buscando el ano y subía hasta llegar a mi clítoris. Yo empecé a gemir sin cortarme ante mis chicos. Mis jugos chorreaban directamente a su boca.
Mi hermano venía detrás de mí sin perder de vista el bamboleo de mi cadera. Sujeté los tobillos de su amigo y levanté sus piernas para ofrecer ese perfecto culito a la erección con la que venía.
- Mira que pandero más bonito.
Yo misma deje caer saliva en el ano para lubricarlo. Mi hermano me puso el glande en los labios y también lo lubriqué con mis babas. Sujeté sus huevos para que no se dispersara y lo guié hasta el orificio correcto.
Inclinándome sobre el vientre de mi amante tenía en primer plano el glande abriendo el cerrado aro de músculo. Mi braguita recogida justo bajo el culito tapaba su polla y huevos. La dejaba preciosa así. Por cómo cedía el ano era evidente que no era la primera vez de ninguno de los dos.
Entre la lengua y lo que estaba viendo, yo no hacía más que correrme una y otra vez. Mi hermano empezó a bombear y yo me levanté lo suficiente como para volver a besarlo. Nos cambiábamos saliva mientras el seguía moviendo su cadera.
Siguió hasta correrse.
- Vamos hermanito, te lo has follado, ahora te lo tienes que comer.
-¿Crees que no seré capaz? o ¿que será la primera vez?
Me lo decía socarrón. Pero lo hizo, se agachó entre sus muslos y clavó la lengua en el culito que acaba de penetrar. Su propio semen rezumaba de allí. Lo recogía para compartirlo conmigo en rápidos besos, antes de volver a lamerlo.
- Sois insaciables. Vaya dos hermanos que he ido a encontrar.
Nos derrumbamos los tres juntos sobre mi colchón riendo satisfechos. Seguíamos acariciándonos con suavidad sin que importara el cuerpo de quién lo hacíamos, hermanos, chicos.
- No sabía de tus gustos. Cuando nos cruzados por la uni no se te nota nada.
Me refería a que no tenía ni pizca de pluma. Pero vestida de chica era tan femenina como yo o puede que más.
-A tí tampoco se te nota lo morbosa que eres, tan pijita, con tus vaqueros ajustados y la melena lisa.
Solté una carcajada al oir eso.
¿En serio me veías así? Mientras te follaba mi hermano. Espero haber cambiado esa opinión.
Del todo. Esto ha sido una maravilla.
Genial porque espero que quieras repetir y mejorarlo.
No me lo perdería por nada del mundo. ¿Vas a seguir dejándome tu ropa?
Seguro, incluso habrá que comparte tu propia lencería y vestidos. Estoy segura que puedo hacer de tí toda una damita cada vez que quieras.
No siempre, pero con vosotros eso me hace ilusión.
Por supuesto también me folla a mí. Aún no he conseguido que penetre a mi hermano pero soy muy cabezona y sé que algún día lograré ver a mi querido familiar entregando el ano. Por lo pronto yo consigo meter más de un dedo juguetón por allí.
A los dos nos gusta travestirnos. Yo también le he cogido el gusto a vestirme chico de vez en cuando. Incluso a liarme con alguna chica vestida con la ropa de mi hermano o con mis propias prendas.
Así a veces vamos los dos de chico, las dos de chica o con los papeles cambiados. Desde luego mi hermano nos sigue follando a las dos. Y yo me he comprado un arnés para poder penetrarla cada vez que la visto con mi ropa.
Ligamos y follamos con mas gente, recorremos sitios de ambiente o nos follamos nosotros con los roles cambiados, o no, calentándonos y excitados.
Pensaba en que me llevaran los dos a un club de putas, los dos o los tres vestidos de chico. Y contratar alguna para montárnosla juntos.