El amigo que me producía morbosidad sexual

Cuando tenía yo 19 años, y mi amigo Jomi tenía 17 años. Estaba haciendo tiempo hasta irme, no me fije que daban por la tele, y mi amigo se percató de lo que daban, un festival de travestidos. Y empezó a estrujarse el paquete.

El amigo que me producía morbosidad sexual

Cuando tenía yo 19 años, estando en mi casa, vino mi amigo Jomi, que por aquel entonces él tenía 17 años. Estaba haciendo tiempo hasta la hora de irme, por lo que no me fije en lo que daban por la televisión, y mi amigo

rápidamente se percató de lo que daban, se trataba de un festival de travestidos. No tardó en fijarse en uno de los que salían, y empezó a estrujarse el paquete de forma exagerada. He de mencionar que él siempre solía tocarse el paquete en cualquier situación, pero nunca de una forma tan convulsiva. Viendo lo que ocurría, le bromeé diciéndole, "solo té falta sacarla, y pajearte", tras decir eso los dos nos reímos, y acto seguido, él me miró y me dijo, "crees que me importaría pelármela ahora", ante lo cual, le reté a que lo hiciera, naturalmente pensé que no lo haría, ya que él sospechaba de mi posible homosexualidad, y además él fardaba de heterosexual. Pero, para mi sorpresa, no tardó en bajarse los pantalones y slips hasta los tobillos, para seguidamente, con la mano empezar a balancear la polla. Sin duda, eso de tenerlo de pie delante mío, y desnudo de cintura a bajo, toqueteándose la polla, era magnífico en mi cabeza, pero no lo podía dejar evidente, puesto que no me entusiasmaba demostrar sin más, mi tendencia sexual. Mientras la balanceaba, me decía, "te gusta mi polla, me la quieres tocar, te gustaría que me corriera ahora", yo estaba algo descolocado, ante tales palabras y viendo cómo me mostraba su magnifica polla morcillona. No sabia cómo afrontar lo que tenía ante mí, temía que él sólo me estuviera probando, por lo cual no podía arriesgarme a equivocarme de aptitud, ya que, aunque deseaba hacer sexo con él, no podía olvidar la posibilidad de perder un amigo, y además me inquietaba el hecho de demostrarle mi homosexualidad sin hacer sexo con él. Es decir, no me importaba que pudiera quedar evidente mi homosexualidad, siempre y cuando hiciéramos sexo los dos juntos, lo cual yo deseaba desesperadamente, ya que él me daba mucho morbo, y en innumerables ocasiones me pajeaba pensando en él. Lógicamente, él veía que me encontraba en una situación violenta, así que se acerco a mí hasta sentarse a mi lado en el sofá, para hacerme sentir más cercano, pero en realidad, el hecho de que se sentase a mi lado, aún me puso en mayor tensión, así como también aumentó la excitación sexual, cosa que seguramente él buscaba. Ya que al sentarse a mi lado, hubo un momento que me susurró al oído, "te gustaría chuparme la polla", y naturalmente esas palabras me pusieron muy caliente, lo cual se acentuó cuando me dijo, "venga, somos amigos, vamos a divertirnos el uno con el otro", y como es de esperar, eso me hizo sentirme extremadamente cachondo, pero seguía sin atreverme a dar el paso en la dirección de sólo pensar en el placer que podríamos tener los dos, cosa que de no temer una encerrona, me haría feliz.. Total que temía una jugarreta, pero estaba al límite en la excitación sexual, así que le rete a que me la cogiera mientras se sobaba la suya. Lo cual hizo de inmediato, al meter su mano por dentro de mi pantalón, a la vez que no dejaba de estrujarse su paquete. Por supuesto, yo estaba en la gloria, ya que el amigo que tanto morbo me causaba, lo tenía a mi lado desnudo, sobándose su polla, a la vez que me tocaba la mía. Y mientras esto pasaba, el no cesaba de susurrarme al oído todo tipo de frases muy calentitas, ante lo cual yo le retaba a que pusiéramos en práctica sus palabras. Como es normal, en la agradable situación en la que estaba con mi amigo, hizo que mi polla no tardase en ponerse bien dura, la cual cosa, evidenciaba lo satisfecho que me sentía al poder gozar los dos juntos. Tras un buen rato, en el que mi amigo no cesaba de toquetear mi polla, a la vez que se sobaba la suya, y cuando ya los dos teníamos las pollas bien tiesas, yo le cogí la polla a él para sobársela gustosamente, por lo que en ese momento cada uno se la sobaba al otro, la cual cosa, para mi era hacer realidad una de mis grandes ilusiones. Y solo deseaba, que los dos gozáramos de forma ilimitada, lo cual facilitaría que esta maravillosa experiencia tuviera continuación, así como acrecentaría nuestra amistad, de hecho se convertiría en una íntima amistad, que nos uniría de una forma muy especial, ya que compartiríamos un secreto íntimo. Mientras continuábamos sobándonos la polla el uno al otro, yo le incitaba a que me hablara de sus experiencias en el sexo, y de sus fantasías sexuales. Que lógicamente, era una forma de mantener un clima de gran excitación sexual, la cual cosa interesaba mucho, ya que así se prolongaban las ganas de gozar con el placer de experimentar sexo los dos juntos, de forma gratamente placentera, disfrutando apasionadamente de nuestros íntimos deseos de gozar ilimitadamente. Por supuesto temía que esta gratificante experiencia íntima, le significase un acto insuficientemente bueno a él, por lo que en algún momento, intentaba que la pasión del momento no fuera obstáculo, para hacerle ver a él, la posibilidad de que no le supondría ningún tipo de remordimiento o miedo por lo que estábamos haciendo, y si solo era importante, la pretensión, de que lo pasáramos de manera muy placentera, gracias a lo mucho que estábamos gozando el uno con el otro. Naturalmente, el estar gozando de placer sexual entre los dos, para mí era gratificante, aunque eso no debía de suponer el poner en peligro nuestra amistad, y por eso hacía hincapié en el hecho de que teníamos que estar seguros de lo que estábamos haciendo, no solo por nuestra amistad, si no también por su novia, la cual también era mi amiga. Por la cual cosa era algo a tener en cuenta, ya que ha los dos nos podía suponer un problema en el momento que ella fuera un parte fundamental en nuestras relaciones. Después de estar sobándonos la polla uno a otro durante un agradable rato, él se puso en pie, cogiendo mis piernas, las apoyo en sus hombros, y acto seguido comenzó a frotar el capullo de su polla por mi culo. Para facilitar que él me follara con ganas, le decía cosas como, "métemela toda, rómpeme el culo, lléname de leche", y más frases similares, todas con el fin de que la excitación fuera máxima. Tras frotar su polla en mi culo, y ya teniéndola totalmente dura, la utilizaba para darme pequeños golpes tanto en el culo, como también en los huevos y en mi propia polla, la cual yo ahora me sobaba con una de mis manos, mientras que con la otra mano, estrujaba las nalgas del culo de mi amante amigo. Que su estupenda polla golpease mis huevos, me excitaba cantidad, así como cuando me la flotaba en los huevos y por el culo. Con el fin de hacer más fácil la penetración, me ensalivaba el agujero de mi ansioso culo, así como me introducía los dedos, primero uno, al rato dos, algo después tres, y así dilataba lo necesario para el instante en que me la metiera, lo cual yo deseaba con fervor. Me excitaba cantidad la sensación de notar que estaba a punto de ser follado por el amigo que me producía un gran morbo. Solo de pensar que de un momento a otro, iba a introducir su magnifica polla en mi excitadísimo culo, me ponía a mil, por lo que sobaba con más ímpetu mi polla, así como seguía estrujándole el culo con la otra mano. Una vez ya tenía el culo suficientemente dilatado, introdujo la polla con cierta facilidad, y no tardo en iniciar el mete y saca, invistiendo de forma salvaje, a cada investida, sus huevos golpeaban mis nalgas. Entre tanto, con una de sus manos me daba cachetes en el culo y en una de las piernas, mientras que con la otra mano me pellizcaba las tetas, o me introducía los dedos en la boca, para que se los chupase. Y a todo esto, no cesaba de obsequiarme todo tipo de frases obscenas, que bien me las decía a gritos, o inclinándose para decírmelas casi susurrándomelas a la oreja. Una vez que ya llevábamos un cierto rato en plena follada, a cada embestida que me daba, aumentaba el placer que sentíamos los dos, sin ninguna duda, estábamos gozando placenteramente con nuestra íntima experiencia, por lo que las palabras entrecortadas que salían de nuestras bocas, que por supuesto eran subiditas de tono, se mezclaban con los gemidos de placer, la cual cosa evidenciaba lo bien que nos lo estábamos pasando el uno con el otro. En todo momento, mientras él me follaba sin compasión, yo continuaba sobándome la polla con una de las manos, mientras que con la otra mano, acariciaba a mi amante amigo, sobándole allá donde podía alcanzar, piernas, el culo, o diferentes partes del tórax. Lógicamente, me sentía muy a gusto, por lo que en esos momentos, tenía la polla ciertamente morcillona, y a un paso de la erección, con los huevos endureciéndose por momento, y algo doloridos por el calentón que tenía. Además, me satisfacía gratamente, ver la expresión de placer de su cara mientras me follaba, para mí era algo digno de contemplar, por lo que aun gozaba más de aquel maravilloso momento. Después de un rato de no parar de brindarme fabulosas embestidas apasionadamente salvajes, se reclinó un poco, hasta conseguir llegar con su boca a mi tórax, para así morderme y darme chupetones en las tetas, lo cual me producía un gran gusto. Y yo a su vez, acariciaba su cabeza con las dos manos, diciéndole lo mucho que estaba disfrutando con él, y contándole la inmensidad de veces, en que había fantaseado con que alguna vez practicáramos sexo los dos, de forma íntima, el uno con el otro. Ante dicha revelación hecha por mí, y que por supuesto, la hice llevado por la pasión del momento, él me dijo que no le sorprendía en absoluto, ya que mi forma de actuar con él, era cuando menos, algo diferente de una mera de mera amistad, aunque eso si, de forma muy bien disimulada, por lo que aparte de él mismo, los demás no se percibían de la situación en si, lo cual era mejor, así de esta forma quedaba a buen recaudo el hecho de mi orientación sexual. Tras estar follando un rato, él hizo que cambiáramos de posición, haciéndome poner a cuatro patas sobre el sofá, y él detrás de mí, para al principio, darme lametones en mí cachondo culo. Sentir como me lamía el culo, era verdaderamente genial, además, simultáneamente volvió a introducirme los dedos en el culo, a la vez que con la otra mano, me propiciaba manotazos en las nalgas del culo. Y yo a su vez, inicie una pausada paja, ya que tenía la polla super dura, y los huevos a reventar. Al rato se corrió entre convulsiones de placer, y gemidos que denotaban claramente el gusto que le daba la fantástica corrida que tenía. Fue genial, el notar cómo me inundaba el culo con su deliciosa leche. Yo entre tanto, aceleré el ritmo de la paja que me estaba haciendo, por lo que al poco rato, también me corrí de gusto, lo cual sucedió, cuando aún tenía su polla dentro de mi culo, y una vez ya me había corrido, él saco su polla de mi culo, y seguidamente juntamos nuestras pollas al tumbarnos uno encima del otro, acariciándonos y diciéndonos lo mucho que habíamos disfrutado. Después de este día, de tanto en tanto, nos enrollamos apasionadamente, por lo que casi cada mes, al menos una vez quedamos para gozar sexualmente, por lo que llevamos algo más de tres años con nuestro secreto íntimo, ya que de cara a los demás, solo somos amigos, pero en la intimidad, durante todo este tiempo, estamos manteniendo una relación de amantes.