El amigo que me daba morbo sexual (2)

(continuación)

El amigo que me daba morbo sexual (II)

Tras despelotarnos sin perder ni un segundo. Le propuse darnos una ducha para refrescarnos, y lógicamente sería una buena forma para empezar a pasarlo bien el uno con el otro, cayéndonos el agua sobre nuestros cuerpos, e incluso enjabonarnos placidamente. Y además, el jabón tendría doble función, la cual cosa ya solo de pensarlo, me ponía aun más cachondo si cabe.

De inmediato, él accedió sin dudarlo, acercándose a escasos centímetros de mí, poniendo cara de vicio, pasándose la lengua por los labios, y dándome una palmadita en las nalgas de mí culo. En ese momento, al estar tan cerca, cara a cara, con nuestros cuerpos totalmente desnudos, nuestras pollas, ya bien duras, se tocaban entre si. La cual cosa me gustaba cantidad, y por eso me acerque un poco más a él, de forma que ya prácticamente estábamos pegados uno a otro.

En el instante en que estuvimos con los cuerpos tan cerca, él me susurro al oído que íbamos a pasarlo muy bien los dos. Ante esas palabras, mi reacción fue cogerle la polla, estrujándosela levemente durante unos instantes, momento en que él pasó de darme palmaditas en el culo, a sobármelo con ciertas ganas.

Tras permanecer cara a cara momentáneamente, yo cogiéndole de la polla, y él sobándome el culo, nos dirigimos al baño, donde enseguida nos metimos en la bañera para refrescarnos, ya que hacia calor, y además obviamente, estábamos bien calientes a consecuencia de la gran excitación de ambos.

Enseguida nos remojamos bien bajo el agua, y así mitigar en lo posible la temperatura, lo cual no era fácil, debido a lo cachondo que estábamos los dos, pero era delicioso estar con él en la ducha, sobándonos mutuamente bajo el agua, y diciéndonos uno a otro frases que pretendían crear un ambiente de lo más calentorro, para así excitarnos al máximo.

Al rato de estar sobándonos, él se sentó en la repisa de la bañera, abriéndose de piernas para así yo situarme arrodillado entre ellas, y de esta forma, una vez yo de rodillas, con una mano inicié a hacerle un pausado pajote, a la vez que con la otra mano, me dedicaba a sobarle los huevos y piernas. Entre tanto, él tenía el telefonillo del agua, por lo que iba remojando el ambiente, echando en todo momento agua sobre mí cuerpo y sobre el suyo, y así poder sentirnos más frescos mientras gozábamos de nuestros cuerpos haciendo placentero sexo.

A todo esto, se produjo la excitante situación, de intercambiarnos frases acorde al gustoso momento en el que nos encontrábamos ambos. Diciéndonos todo tipo de obscenidades, que nos calentaban mucho, y así de nuestras bocas, se pronunciaron cosas como estás:

  • El: Te gusta mi polla eh!

  • Yo: Me encanta.

  • El: Eres una puta maricona!

  • Yo: Sí, lo soy, y muy viciosa.

  • El: Tenías ganas de macho?

  • Yo: Oh! Sí , lo estaba deseando.

  • El: Me la vas a comer, perra viciosa!

  • Yo: Me la meteré toda en la boca.

  • El: Sí, aunque te ahogues, pienso tener toda mí polla dentro de tu boca de zorra.

  • Yo: Eso quiero, toda tu polla en mí boca.

  • El: La tendrás, guarra viciosa. Te follaré la boca, maricón chupa pollas!

  • Yo: Sí! Soy un maricón, me encanta chupar pollas.

  • El: Y me comerás los huevos, con esa boca de vicio que tienes.

  • Yo: La haré gustosamente, me encantan.

  • El: Pues, me lo comerás, puta! Harás todo lo que desee, maricón.

  • Yo: Sí! Y si quieres, también te puedo comer el culo.

  • El: Tienes ganas de comerme el culo?

  • Yo: Sí, quiero comértelo. Darte lametones con la lengua, chupetones con toda mí boca, introducirte la lengua por el agujero de tu ano.

  • El: Eres todo vicio! Vaya maricona estás hecho. Hoy eres mi zorra, y haremos todo lo que quiera, y tú me obedecerás.

  • Yo: Sí! Lo que quieras, soy toda tuya.

Después de un rato meneándole la polla, acerque mi cara hasta su preciado tesoro, y con la lengua, comencé a darle lamentotes en sus huevos, mientras no cesaba de propiciarle con la mano la paja que le hacia con calma. Y poco después, los lamentotes los fui intercalando con chupetones. Que delicia era darle chupetones en sus huevos, incluso en algún instante, me metía alguno se sus huevos en mí boca, permaneciendo unos segundos con su huevo dentro de mí golosa boca

Tras un rato lamiéndole y dándole chupetones en sus huevos mientras le masturbaba pausadamente, fue cuando empecé hacerle lo mismo en su polla, y entre tanto, sobaba sus huevos con la mano. Mientras, él no cesaba de acariciarme aquellas partes de mi cuerpo que tenía a su alcance.

Poco después ya me metía su polla en mí boca, mientras seguía sobándole los huevos. Al principio le daba chupetones en el glande, así como también pasaba la punta de mí lengua por la raja del prepucio de su polla, para a continuación introducirme su polla en la boca. De entrada, solo me metía un poco, pero cada vez lo hacia con mayor intensidad, metiéndome cada vez más centímetros de polla en mí boca.

Se la estuve mamando un buen rato, aunque procurando evitar que se corriera, ya que pretendía alargar al máximo hasta que se corriese. La cual cosa era estupendo para estar más rato gozando los dos, y además eso haría que se corriese con muchas más ganas.

Como tenía ganas de sentir su polla perforando mi culo ansioso, cese de mamársela, y me levante para girarme de forma que mí culo quedase a disposición de su dura polla. Así que puse mis pies en los bordes de la bañera, y baje mí culo hasta logra estar en disposición de ser penetrado por su polla.

Una vez ya estaba en óptima posición, baje mi culo hasta su polla, la cual fue entrado en mi culo poco a poco. Al principio me causaba cierto dolor, pero yo seguía bajando mí culo para que fuese entrando su polla en mí interior. Y una vez ya la tenía toda dentro, permanecí un rato inmóvil, para acostumbrarme a tenerla dentro.

Cuando ya me sentía más habituado a su polla, empecé a cabalgar. En un principio poco a poco, pero a medida que me producía mayor placer, aumentaba el ritmo, subiendo y bajando mi cuerpo con ganas. Y entre tanto, él no paraba de decirme todo tipo de cosas propicias para la ocasión.

Poco después, para llevar él la iniciativa, tal como estábamos, él logró incorporarse hasta ponerse en pie sin sacármela del culo. Y una vez de pie, una de mis piernas la subí hasta el borde de la bañera, para así estar bien abierto, y gozar más de la follada que me estaba dando.

En cuanto él tomo la iniciativa del polvo que estábamos echando, intensifico el mete y saca de forma salvaje. Vaya gozada era sentir como sus huevos golpeaban en mis nalga a cada embestida. Y mientras él me taladraba el culo, yo me pajeaba pausadamente.

Al ser tan intensa la follada, poco después, se tenso su cuerpo, para seguidamente, entre convulsiones y jadeos de placer, correrse en el interior de mí culo, llenándomelo de leche. Una vez ya se corrió, manteniendo su polla en mí culo, me la pelo hasta que me corrí como un poseso.

Tras corrernos los dos, proseguimos echándonos agua, y así recuperarnos del placentero esfuerzo.