El amigo guapo de mí hermano
Mi primera experiencia completa la tuve a los 17 años, aún la recuerdo como la mejor. Esto ocurrió en el verano de 1999. Mi hermano y hermana vinieron también, ellos estaban en la universidad, en Madrid, ese año mi hermano llegó con su mejor amigo. Él era de Madrid, había venido para 15 días, el primer día que le vi me quedé prendado de él, era guapísimo, Era de la misma edad que mi hermano, tenía 20 años. ...
El amigo guapo de mí hermano
Mi primera experiencia completa la tuve a los 17 años, ahora tengo 20 años, pero aún la recuerdo como la mejor.
Esto ocurrió en el verano de 1999, como todos los veranos, al terminar las clases, nos íbamos a la Charca, una zona de chalets donde hay un pantano romano, a unos 6 Km. de Mérida.
Mi hermano y hermana mayor vinieron también, ellos ya estaban en la universidad, estaban estudiando en Madrid, y ese año mi hermano llegó con su mejor amigo. Él era de Madrid, y quería conocer Mérida, había venido para 15 días, el primer día que le vi me quedé prendado de él, era guapísimo, y Dios! qué cuerpo se entreveía debajo de sus vaqueros y su camiseta. Era de la misma edad que mi hermano, es decir, tenía 20 años. Era moreno, de pelo corto, pero con pequeños rizos, y unos ojos verdes brillantes, y una sonrisa, qué sonrisa, aún recuerdo esos dientes blancos y perfectos. Lo tenía todo, estaba buenísimo y era simpatiquísimo.
La casa es grande y teníamos dos habitaciones vacías, para cuando venía gente, Ramón, así se llama, dormía en la habitación de invitados cuya ventana da a la piscina, y que por la noche, con todo a oscuras se veía todo lo que ocurría dentro de la habitación, claro si no bajaba la persiana.
Yo ya había tenido algunas experiencias con compañeros del instituto, pero habían sido muy tontas, algunas pajas en los servicios del instituto, nunca nos habíamos atrevido a más. La primera noche, cuando ya se habían acostado todos, salí al jardín para ver si le veía por la ventana, pero debí llegar tarde, no tenía la luz encendida y aunque esperé un buen rato, llegué a la deducción de que ya se había acostado.
A la mañana siguiente yo estaba dándome un baño en la piscina con un amigo de la zona, cuando apareció él, para bañarse también, jo!, qué cuerpo, era todo lo que a mí me gustaba, un cuerpo perfecto, se notaba que hacía deporte y se cuidaba, los pectorales bien, bien formados con un poquito de vello, y todos los músculos del abdomen súper marcados, y por último sus piernas, menudas piernas, fuertes, fuertes, y llenas de vello negro, negro. No pude evitarlo, aunque estaba dentro del agua, pero cuando le vi con ese mini bañador, marcando paquete y casi viéndosele el vello púbico, no pude evitar tener una erección de inmediato. Se tiró al agua y charló con nosotros un rato, yo no podía salir del agua, estaba súper empalmado, menos mal que se fue, y al rato ya me bajó la erección.
Esa noche, salí justo cuando vi que se metía en su habitación, me coloqué justo detrás de un árbol que hay junto a la piscina, y desde donde se veía toda la habitación con la luz encendida. Esa vez había llegado en el momento justo, empezó quitándose la camiseta, y después los pantalones cortos que llevaba, y Dios!, no llevaba calzoncillos debajo, de pronto le vi desnudo del todo, como es natural mi paquete se abultó de inmediato, y él seguía ahí frente a la ventana y desnudo, se estiraba y hacía algo parecido a flexiones, tenía una polla preciosa, y qué huevos, era todo lo que yo quería, la polla bien descapullada, y todo bien coronado por una mata abundante de pelo negro y rizado, empezó a sobarse los huevos y la polla, de una forma súper insinuante, y claro, no pude evitarlo y comencé a cascarme una paja, ante mi sorpresa, él también comenzó a hacérsela, pufff, qué polla tenía empalmada, y se la estaba haciendo frente a la ventana, parecía que quería que alguien le viera, y cómo no, yo estaba allí de espectador y aunque a distancia participando en la paja, casi nos corrimos a la vez, y de pronto apagó la luz. Yo me metí en casa y me acosté, y como seguía excitado me masturbé otra vez.
A la mañana siguiente nos encontramos nuevamente en la piscina, llevaba otro bañador, pero igual de pequeño, estuvo más dicharachero que el día anterior, no paró de hacerme preguntas, de cómo me iba en los estudios, de mis amigos, que si tenía novia, e incluso que si ya me había follado a alguna chica. Yo le contesté como pude, pero dejando entender que no me interesaban mucho las chicas en ese momento.
El resto del día estuve esperando el momento de poder volver a verle por la ventana. Cuando llegó la hora de meterse en su habitación, yo salí corriendo al jardín, le vi que se quitaba la camiseta, y de pronto apagó la luz. Juré y perjuré en arameo, qué putada! esa noche no iba a poder verle. De todas formas empecé a hacerme una paja, pegado al árbol. De pronto escuché una voz que me decía: - ¿Qué? pasándotelo bien, ¿no?. Era Ramón, había apagado la luz para que yo no le viera cómo salía de la habitación. Me preguntó que si le estaba mirando, y yo le contesté que no, que me gustaba masturbarme al aire libre, que no era un mirón. Y me preguntó que si ayer había estado ahí también, le dije que sí, y que si le había visto, no le mentí, le dije que sí, y que le había visto cómo se masturbaba, y me contestó que se había dado cuenta, que aunque yo pensara que no se me veía, se notaba perfectamente que había alguien tras el árbol.
Yo aún seguía de rodillas sobre el césped y entonces él se agachó y se puso a mi altura. Comenzamos a hablar de sexo, y rápidamente me confesó que le gustaban los tíos, que mi hermano no lo sabía, pero que desde que me conoció le había gustado, y que cuando se dio cuenta que le estaba mirando la noche anterior, estaba deseando hacérselo conmigo, sin mediar más palabras el tío se quedo en bolas totalmente, yo no me corté e hice lo mismo. Estábamos ya empalmadísimos, me tumbó sobre el suelo y comenzó a besarme, notaba su polla contra mi abdomen, siguió besándome y fue bajando poco a poco, hasta que llegó a mi polla, fue fantástico, era la primera vez que me la chupaban, qué maravilla, siguió con mis huevos, y de pronto me levantó las piernas y comenzó a chuparme el culo. Yo no paraba de gemir, se dio la vuelta y me tapó la boca, me dijo que estaba siendo muy escandaloso y que podían oírnos, en ese momento puso su polla sobre mi cara y continuó copándome la mía, era también mi primera polla en mi boca, nunca había pensado que un 69 fuera tan placentero. Cuando estaba casi a punto de correrse sacó su polla de mi boca y volvió a chuparme el culo, notaba cómo su lengua entraba en mi agujerito virgen, cogió su pantalón y de un bolsillo saco un tubito de lubricante, y me dijo: - ¿Quieres que te folle?.
Yo estaba muy excitado, y le dije que sí, pero que era la primera vez, que tuviera cuidado. Me dio la vuelta y me puso a cuatro patas, empezó a untarme el culo con el lubricante y a meterme un dedo, luego se embadurnó la polla y comenzó a penetrarme, primero tuve un momento de dolor y grité, pero poco a poco empecé a tener placer, cada vez entraba mejor y noté cómo me la metía y sacaba con todas sus ganas, yo no paraba de moverme, era como un potro salvaje, y él el jinete más diestro, mientras me follaba me agarró la polla y tiraba de ella como si quisiera arrancármela, era fantástico, de pronto me vinieron las ganas y me corrí, no pude evitarlo y di un gran gemido de placer, él siguió follándome hasta que de pronto noté sus fuertes contracciones y cómo algo caliente llenaba mi culo.
Cuando terminó se quedó encima de mí un buen rato, y me daba besitos en el cuello.
Fue una experiencia fantástica, me había gustado mucho más de lo que yo me había imaginado. Podéis imaginaros cómo lo pasamos el resto de los días que se quedó. Pues sí, follamos todas las noches, qué verano!.
Ahora yo estoy estudiando en Madrid, y nos hemos vuelto a encontrar, y aunque no asiduamente, pero de vez en cuando echamos un polvo.