El amigo de su hijo la tomo como una puta
Una mujer casada y bastante conservadora se encuentra en su casa con la presencia de un joven amigo de su hijo, el cual había sido invitado por el mismo. El encuentro con la señora se produce en un pasillo de la casa, cuando ella salía del baño totalmente desnuda. Aquello precipita los hechos y el muchacho logra follarse a la misma en su propio lecho matrimonial. La potencia y virilidad del chico era tal que estas escenas de repiten.
Mariela era una mujer casada, madre de dos hijos de 16 y 12 años, Tomás y Lucia, la cual había contraído matrimonio a la temprana edad de dieciocho años recién cumplidos. El casamiento vino motivado por la insistencia de sus padres, los cuales consideraron el matrimonio con Arturo un buen partido, dada la posición económica del mismo, puesto que había heredado un suculento patrimonio tras el fallecimiento de una tía. Consintieron en dicho enlace pese a conocer que Arturo era un hombre que duplicaba en años a Mariela. Pero los padres pensaban que lo más importante era la estabilidad económica de su hija. “El cariño vendría después”, decían.
Así pues, Mariela habiendo nacido en una familia casi tan conservadora como la de su marido, sumamente tradicional en sus costumbres, e incluso en el plano sexual, las relaciones sexuales se limitaban a algún que otro beso, subirse sobre ella y hacerle el amor en plan misionero, y además de forma esporádica, y, sobre todo cuando aquel estaba en condiciones y predispuesto a ello. Para colmo Arturo tenía eyaculación precoz, lo que conllevaba que desde hacia varios años en la mayoría de los casos ella se quedaba a medias. Llevaba casada dieciocho años, y estaba ahora en unos espléndidos los 38 años de edad. Su marido ya había alcanzado los 58, pero se encontraba algo más grueso, más viejo, y sobre todo con escaso apetito sexual. Pese a todo, era un buen hombre. Últimamente su afán por la bebida y el juego con los amigos hacia que su comportamiento fuera algo más difícil, aunque ella estaba resignada a cumplir con su papel de “fiel esposa”.
Tenía varias amigas, unas divorciadas y otras casadas. Las primeras, tras el divorcio habían adquirido un tinte bastante liberal, lo que conllevo que en sus reuniones con las mismas comenzaran a surgir comentarios bastante eróticos, y de tintes más feministas. Estas, no paraban de soliviantar a las casadas por su aparente resignación con sus maridos y le insistían en que “Que no era nada malo, salirse fuera del tiesto, en ocasiones.”
Mariela por su parte, intentaba mantener una buena forma física, y lo había llegado a conseguirlo, hasta el punto de que aparentaba incluso menor edad de la que realmente poseía. Conservaba su pelo castaño, 1,68 metros de altura. Se puede decir que delgada aunque no tanto. Un pecho bastante firme y un trasero de los que llaman la atención. Para cuidar esa forma física y moldear su silueta, acudía con relativa frecuencia a clases de natación, en la que normalmente coincidía con algunas de sus amigas.
Cierto día, mientras estaba en la piscina con sus amigas, observó que las dos divorciadas se encontraban hablando entre ellas cuchicheando. Al acercarse, escucha que Natalia (que eras las mas espabilada) le decía a la otra: "Te has fijado el tipazo que presenta aquel nene”. ¡Qué bueno esta el cabronazo! Y, mirando a Mariela le comenta ¿no me digas Mariela, que no le echarías un buen polvo a ese chaval? Te has fijado como esta de bueno.
Mariela, sonriendo mira hacia donde ellas le indicaban y observa un joven algo musculoso, buen tipazo, casi un metro ochenta, o más. Ella no había descubierto bien su cara, ya que el muchacho llevaba gafas para nadar en ese momento. Les contesto sonriendo sin dejar de nadar:-vades, lo que están es bastante salidas.
En momento dado, alguien le llama por su nombre: ¿Mariela eres tú?
Esa voz en cierto modo le sonaba, y al darse la vuelta y mirarlo de frente, enrojece al comprobar que se trataba del muchacho que las amigas estaba comentando. Se percató de que se trataba de Darío, un amigo de su hijo Tomás, el cual había visto crecer durante los primeros años, pero luego había perdido contacto al trasladarse de residencia. Darío tenía unos dos años más que su hijo y sabía que no había terminado los estudios. Según tenía conocimiento se había marchado a trabajar a un taller de mecánica o algo por el estilo, según le había comentado de su propio hijo.
La realidad es que no le había reconocido, pero además, comprobó que el chico había cambiado bastante. Ahora era más alto de lo que le recordaba. El joven que ella conocía era casi un adolescente como su hijo, y el que ahora tenía enfrente era un jovencito de unos 18 años, bastante fornido, bien parecido, y con unos ojos bastante seductores.
"Vaya Darío. No te había reconocido. ¿Hacía mucho tiempo que no te veía?" acertó a decir superando su primera impresión. ¡Cuánto has cambiado!. Y, ¡cómo has crecido!.
-Han pasado unos años. ¿Cómo se encuentra Tomás?. La verdad es que tengo ganas de verlo de nuevo. ¿Sigue estudiando?
-pues sí. Aún está realizando el bachillerato.
Tras algunas preguntas más, le dijo que había empezado en la piscina hacia una semana porque, a la que iba anteriormente había cerrado, y, aunque la de ahora le que quedaba algo lejos de su casa, sabía que era de las mejores de la ciudad. Estuvieron hablando varios minutos hasta que Mariela le comentó que tenía que continuar, ya que se le hacía tarde.
Cuando regresa con sus amigas, estas le regañaron diciendo abiertamente: "Coño, que calladito te lo tenías. ¿Conoces a ese bombón?"
"La verdad es que no lo había conocido. Es un amigo de mi hijo del colegio. Le conozco desde que era un niño" les contestó Mariela.
"Pues, joder nena, el chico no paraba de mirarte de arriba abajo. Y por lo que vi, tu no dejabas de hacerte la tonta con él” le insinúa una de ellas.
Ella mirándolas enrojecida, le comenta: "¿Os habéis vuelto locas?, pero….¡si es un crió!. Además soy la madre de su amigo. Lo que os pasa es que estáis muy salidas y veis lo que no hay"
-ja ja. Lo que tú digas Mariela. Pero se te iban los ojos hacia el muchacho. No lo niegues.
Mariela tuvo que sonreír y aguantar sus comentarios jocosos durante toda la mañana hasta que marcharon de la piscina. Luego se olvidó por completo de Darío y de lo ocurrido.
Varios días después, ante el calor tan intenso, debido a una ola de calor que había asolado la zona, ella decidió acudir a una piscina natural que estaba en el mismo límite del mar, y que además se llenaba con agua salada. En algunas ocasiones había visitado la misma en compañía de sus amigas, pero ese día ellas no podían acompañarla, por lo que se decidió acudir sola y aprovechar de paso, para tomar un poco de sol.
Tras nadar un rato en la piscina natural, se tumbo a tomar el sol sobre una toalla que tendió sobras una gran roca lisa que había allí. El lugar era genial para tomar los rayos del sol.
No había pasado más de diez minutos cuando observa que alguien se le acerca, y le dice:
-vaya. “Parece que estamos destinados a encontrarnos últimamente”. Cuando lo mira, observa a Darío, el cual la miraba de arriba abajo contemplando su anatomía.
–Ya veo. ¿Tú también por aquí? Respondió ella bastante sorprendida.
-Me hablaron de la misma unos amigos, y la verdad es que me parece genial. Pero, ¡no esperaba verla aquí!.
El se quedó un rato hablando y luego marcharon a nadar juntos. El muchacho nado junto a ella, y estuvieron hablando de su trabajo, de su hijo, etc hasta que fue la hora de ducharse.
Ella fue al vestuario que se encontraba cerca de allí, habilitado al efecto por el ayuntamiento titular del recinto. Dicho vestuario tenía una zona común de acceso y luego una puerta que llevaba a un vestuario de mujeres y otra de hombres. La realidad es que al ser un día de diario, y por la mañana estaba completamente vacío. Ella entró en el vestuario de mujeres y tras ducharse, se puso el pareo que llevaba y salió a la zona común.
En el momento en que sale fuera, observa que la puerta del vestuario de hombres se encontraba entreabierta, y alguien desde dentro la llama:
"Marisela, por favor"
"Si, que pasa" Le respondió ella sorprendida de que alguien la llamara desde el vestuario de los hombres. Al fijarse constata que se trataba de Darío. El mismo se encontraba en la puerta portando una toalla anudada a la cintura. Mariela se quedó anonadada al contemplar el cuerpo del amigo de su hijo, fijándose en su torso perfecto con unos abdominales marcados y unos brazos fuertes.
-¿qué te ocurre Darío? –le pregunto ella algo azorada por la situación.
-¿Te marchas ya?- le dijo el.
-pues sí. ¿Necesitas algo? Le volvió a preguntar ella.
-Bueno, pensaba si podías acercarme hasta la estación de autobuses. Un amigo había quedado en venir a buscarme, pero me ha llamado indicando que le ha surgido un problema y no puede venir a recogerme.
Ella se quedó algo parada, sin saber que responder. No obstante, entendió que era una descortesía no llevarlo, por lo que le dijo:- bueno si te apuras, no hay problema en acercarte.
Darío al escuchar su respuesta, le dice:- Gracias Mariela. Termino de secarme y salgo.
Mientras lo decía el intentó coger algo que colgaba de uno de los percheros del vestuario. Pero, al levantar los brazos, la toalla que llevaba puesta y anudada a la cintura se destrabó cayendo al suelo y quedando el chico “completamente desnudo” ante ella.
Mariela se echo las manos a la cara, sorprendiéndose de lo ocurrido. Ella no daba crédito a lo que veía, y quedó sumamente agitada al contemplar aquel muchacho totalmente desnudo ante ella. Pese a lo comprometido del momento, ella no pudo reprimirse y dirigir su mirada a la anatomía de aquel joven, centrando su vista en el aparato genital que el chaval tenía entre sus piernas. Sus ojos se dilataron al máximo mientras contempla aquel vástago, que, pese a estar en estado de reposo, le pareció extremadamente grande. No en vano, la daga el chico, colgaba con un buen tamaño y eso que aún estaba flácida.
Darío, igualmente sorprendido, se agacho y tomo la toalla, recogiéndola del suelo, y diciéndole a ella: Lo siento mucho. Intento disculparse.
"Ya. …vale. Por favor tapate, y sal cuanto antes le contestó ella, saliendo fuera de la zona común del vestuario. Mientras salía del vestuario aún continuaba su nerviosismo ante lo ocurrido. Se puso a esperarlo por fuera, notando el escalofrió al recordar lo sucedido. Reconoció interiormente que se había quedado impresionada por los genitales de aquel muchacho. ¡Joder como será cuando la tenga en erección!. ¡Pero que estoy pensando! Se dijo para sus adentros algo escandalizada por sus pensamientos.
No obstante, era obvio, que aquel muchacho, amigo de su hijo, le había dejado bastante excitada con el instrumento que colgaba entre sus piernas.
Ella estaba acostumbrada a ver los genitales de su marido, que apenas se le notaban en estado de reposo, por lo que ver aquel tremendo aparato le dejo sumamente excitada.
Cuando el muchacho salió, ella intentó disimular, y el le dijo:- siento lo ocurrido. Aunque tampoco tienes porque extrañarte. Ya de pequeño recuerdo que me bañaba desnudo en tu casa junto con tu hijo.
"Que comparaciones haces Darío”. Exclamo ella. Ya no eres un niño. Es bastante más grande que entonces" llegó ella a decirle sin pensarlo.
Tras ello, dándose cuenta de que había dicho una estupidez, muerta de vergüenza, notó como los calores afloraban a su cara. Nerviosa se dirigió presurosa hacia donde se encobraba estacionado el vehículo. Subieron al mismo, e intentó dirigir la conversación por otros derroteros.
Mariela se fue poniendo más nerviosa sobre todo porque, mientras conducía y hablaba, el chaval no quitaba ojo del escote de la blusa que llevaba, y de los muslos de sus piernas que dejaban ver su corto pareo. Tras acercarlo a la estación de autobuses, se despidieron.
Mientras regresaba a casa no dejaba de pasar por su cabeza el recuerdo de la tremenda pieza que poseía aquel chico, y su vigorosidad. Se dio cuenta de que solo recordarlo había mojado la braga nueva que se había puesto. Nunca se había sentido de esa forma. Tampoco había visto otro pene que no fuera el de su marido o el de su hijo cuando era más pequeño. Pero, el de Darío era una monstruosidad al lado de sus familiares.
Tras pasar algunas semanas después de todo ello, ocurrió que llegó un sábado y su esposo estaba fuera de la ciudad por motivos de trabajo. Por tal motivo decidió comprar algo de comida preparada, y comer con sus dos hijos, y pasar el día tranquilamente en casa. Total tenía todo el fin de semana casi libre, y su marido no llegaría hasta el martes.
Se levantó algo tarde, notando que se encontraba bastante acalorada, por lo que decidió darse una buena ducha mañanera. No quiso utilizar la bañera de su propio cuarto, para no ensuciar tanto, por lo que se dirigió al cuarto de baño que utilizaban sus hijos, que disponía de un plato ducha, el cual también se encontraba en la parte alta. Para ello tenía que atravesar parte del pasillo hasta llegar al citado baño. Sabía que sus hijos se encontraban en la planta baja, y que solían ponerse a jugar con la play los fines de semana. Por ello, salió solo con el camisón de dormir por toda indumentaria. Tras ducharse, comprobó que se había olvidado de coger una braga limpia. Tampoco le pareció prudente volver a colocarse el camisón con el que se había levantado, ya que este se encontraba algo sudado. Por ello, se arriesgo a salir completamente desnuda al pasillo y regresar hasta su dormitorio.
Cuando regresaba por el pasillo, algo azorada al hacerlo en pelotas, comprueba con sorpresa, que una persona baja por la escalera que venía de la azotea del edificio. En la azotea se encontraba el cuarto de lavar y otra habitación que sus hijos utilizan para colocar aparatos de música, deporte, etc. Para llegar a su dormitorio, ella tenía que atravesar la zona donde se ubicaban las escaleras de la casa, por lo que cuando tenía medio pasillo recorrido y a la altura de la escalera, comprobó que quien bajaba por la misma no era otro que Darío.
-"Pero…..¿qué haces tú aquí Darío?" le dijo ella, tratando de taparse con su manos sus pechos y su vagina, agitada al encontrarse totalmente en pelotas ante el amigo de su hijo.
-Mariela… vaya… bueno. El chico la mira de arriba abajo igualmente sorprendido ante la visión que le propiciaba la madre de su amigo. Y le contesta: Tu hijo me ha invitado a jugar un rato con la play. Me pidió que subiera a buscar un juego que guardaba en el cuarto de la azotea. Le dijo el, mientras no dejaba de admirar su cuerpo desnudo, notando ella la cara de excitación del muchacho.
"Oh.. no sabía nada. Pero… por favor no me mires así. Anda baja… le contesto ella bastante agitada y nerviosa.
-Bueno Mariela. El otro día me viste tú a mi desnudo. Justo es que yo pueda contemplarte igualmente a ti. Le contestó el muchacho sobreponiéndose, y sin marcharse.
-pero… por favor Darío. ¡Que estoy totalmente desnuda!.. ¡que pueden subir mi hijos. Le contesto ella, viendo que el muchacho no bajaba sino que se quedaba en medio del pasillo interceptando su trayectoria.
-Mariela. ¡Tienes un cuerpo precioso!...No sabía que la madre de mi amigo estuviera tan buena- le dijo el chico, con total caradura. Ella mientras observó como emergía un bulto enorme en el pantalón del muchacho a la altura de la bragueta del mismo.
-pero.. Que dices Darío. ¡Como dices esa cosas!... joder que eres aún un chaval- le dijo ella nerviosa y algo encolerizada.
-Seré un chaval Mariela. Pero ya viste el otro día que tengo lo que hay que tener. ¿No crees?- le contesto sin cortarse un pelo.
-pero.. “que estás diciendo”. Por favor… anda baja y déjame pasar.- le contesto ella nerviosa, y excitada ante las palabras del chico y la forma retadora con que la miraba.
-quien le impide pasar. Porque no pasa… ¿Acaso me tiene miedo?- le volvió a contestar el muchacho ahora con media sonrisa en la cara.
"estás loco” …¿sabes?" contesta ella al tiempo que intentó pasar por un lado entre el pasillo y el muchacho. Sin embargo, al llegar a la altura del muchacho, este la rodea con sus brazos abrazándola, atrayéndola contra su cuerpo.
-pero que haces… joder .. “Suéltame”…. Que pueden subir mis hijos- decía mirando por la escalera por si pudieran subir los mismos, e intentando soltarse de los brazos del muchacho. Notaba las manos fuertes del muchacho rodeando su cintura, al tiempo que la atraía hacia él, comprobando como un bulto enorme le puyaba a la altura de su barriga. Se percató al momento que no podía ser otra cosa que el pene del muchacho.
-Tranquila. Tus hijos están entretenidos jugando a la play. Le decía mientras sus manos, bajaban un poco y se alojaban sobre sus apretadas nalgas- Pero…Mariela. Qué buena estas… “que nalgas”…. Um.
-por favor suéltame… o grito- exclamo ella.
El muchacho desafiante, y sin dejar de masajear sus hermosas posaderas, le contesto: - hazlo. No creo que te interese que tus hijos te vean en esta situación. Precisamente desnuda con el amigo de tu hijo. ¿Qué crees que pensarán?
Ella se queda quieta, aún rodeada por los fuertes brazos del muchacho, y le pregunta: ¿Qué pretendes hacer?
¿Tú qué crees..?. Le contestó retadoramente: Viéndote así totalmente desnuda, como Dios te trajo al mundo. Viendo el pedazo de hembra que eres. ¿Qué crees que puedo desear?
Estás loco si crees que voy hacer nada contigo. ¡coño Darío…que eres un chaval aún!. Le contesto ella sin saber cómo salir de aquella situación.
"Un chaval sí”. Pero que tiene buena polla como tú me dijiste el otro día. ¿Recuerdas?. Seguro que te has masturbado en más de una ocasión pensando en mi tranca. ¡acaso va a negarlo!- le reto el muchacho una vez más.
-¡pero qué dices…! yo tengo mi marido para que …-iba a contestarle algo, pero se retuvo.
Puede que tu marido te eche algún polvo. Pero una hembra como tu necesita un buen macho. No creo que tu marido alcance la mitad de polla que tengo yo.
Mariela en ese momento se dio cuenta, que el fondo el muchacho tenía toda la razón. Aunque estaba mal, en el fondo le excitaba sentirse dominaba por aquel muchacho, nunca había pensando en ser infiel a su esposo.
-por favor Darío. Suéltame ya…sabes que no podemos…
Pues yo quiero tenerte- le dijo el sin más. Quiero que sientas mi polla dentro de tu coño. Que sientas como te atravieso completamente. Uf .. sé que además andas caliente. Lo noto en tu cuerpo. Estas necesitada de un buen macho.- le decía sin dejar de manosearla, y mientras poco a poco se iban acercando al dormitorio de ella entre forcejeo y forcejeo.
Pero… déjame, por favor…
Sin saber cómo, ella se vio dentro de su propio dormitorio, totalmente desnuda y con el amigo de su hijo. Este cerró la puerta al entrar, mientras que ella intento escaparse con la intención de encerrarse en el baño. Pero el muchacho fue más rápido y la alcanzó a tiempo y tomándola fuertemente la aventó sobre la cama con gran fuerza, quedando ella despatarrada sobre la cama.
Entonces el muchacho, sabiendo que la tenía dominada, procede a bajarse los pantalones ante la mirada de la mujer.
-¿qué vas hacer?- dijo ella nerviosa y excitada.
"Se que necesitas ver mi polla. El otro día no la viste en todo su esplendor. ¡Mira como está hoy! le dice el, al tiempo que terminaba de bajarse su slip y dejaba a la vista de ella un pene de grandes dimensiones, la cual se constataba dura como una barra de hierro, y apuntaba directamente hacia ella.
Mariela solo había visto la polla de su esposo en erección y, la que tenia Darío era más del doble, mucho más larga y mucho más gruesa. Sus ojos había vuelto a dilatarse ante aquella visión.
Pudo constatar asimismo los grandes testículos proporcionados al tamaño de su tranca, que colgaban entre las piernas del amigo de su hijo. La realidad es que el muchacho estaba muy bien dotado. –pensó.
"Súbete los pantalones Darío. Mis hijos están abajo, pueden subir en cualquier momento. ¡Te has vuelto loco, soy la madre de tu amigo!" le dijo ella sin saber cómo reaccionar ante la vista del vástago del chico.
Darío no dijo nada, solo se acercó hasta ella, le sujetó las piernas obligándola abrir las mismas en forma de tijera, apareciendo ante la vista del chico la preciosa pelambrera de aquella mujer. Se dio cuenta de que Mariela tenía el vello bien recortado, no obstante ser bastante frondoso. Le excito contemplar los labios carnosos que bordeaban la cueva de aquella hembra, que ya estaban bien lubricados. Mariela noto la excitación en la cara del chico al contemplar su vagina y sintió un estremecimiento.
-Menuda raja de te gastas preciosa. ¿Seguro que tu esposo nunca te lo ha comido?. ¿Me equivoco?- le dijo sin dejar de contemplar aquella cueva.
Sin pensarlo dos veces el muchacho, poco a poco se fue colocando entre las piernas de la mujer y coloco su cabeza entre ella. Aunque ella intento evitarlo moviéndose de un lado para otro. Pero, pronto la boca del chico alcanzó la raja de la misma. Oh que haces …., dijo mientras sentía la lengua del chico pasar en forma de brocha por todos los labios de su coño. Dicha acción la realizó varias veces. Aquello termino por desencajar a Mariela. Nunca nadie la había comido el coño, y ahora estaba sintiendo por primera vez un placer exquisito con la acción que llevaba a cabo la lengua del muchacho en su vagina. Era algo extraordinario.
-oooo nooo siii. Oh que me haces…oh cabron oo
El no respondió sino que profundizó en sus lamidas, colocando la lengua en forma de punta, la cual entraba dentro de su vagina sin parar, para luego alcanzar su clítoris y lamerlo con ferocidad.
Mariela comenzó a recordar lo que le decían sus amigas sobre el sexo oral.
-oh cabron.. ooo siiii.
El muchacho intercambiaba todo ello con lamidas de arriba abajo, llegando en ocasiones hasta el mismo ano de Mariela. Darío se percató que cuando su lengua alcanzaba el agujero trasero de la misma esta se excitaba aún más, por lo que abriendo las piernas de la mujer al máximo, concentró su lengua en al ano de aquella.
Mariela estaba desencajada. Nunca había sentido nada igual. El que el muchacho lamiera su ano era algo que le parecía asqueroso, pero en el fondo le estaba dando un placer inimaginable.
Ella comenzó a convulsionarse mientras sentía la lengua del muchacho concentrarse en su ojete posterior.
Viendo el efecto que producía en la mujer Darío le dijo:- ya sabía yo que te iba a gustar putita. No solo tienes un buen coño, sino que tienes un culito de escándalo. Uf “creo que voy a tener que clavarte igualmente por ahí”.
Ella le miro excitada: - estás loco… no me vas a clavar de ninguna forma.
El muchacho entonces, ceso en el sexo oral, se incorporó, y procedió a desprenderse de su camisa quedando igualmente en pelotas ante ella. Luego se acercó y se subió sobre ella y pese a los intento de ella por evitarlo, tras alcanzar su objetivo comenzó a acariciarle las tetas, para luego más decidido alcanzó su boca, la cual empezó a besar sobre los labios de ella. Pese a que ella se oponía al final Darío consiguió meterle su lengua y enrollarla con la de ella. Sus besos se trasladaron al cuello de la mujer, al tiempo que bajaba hasta los pechos. Mariela tenia sentimientos entrecortados al sentir el sabor de los labios del muchacho, los cuales estaban rebosante de los jugos de su cooño
-putita. Que buenas tetas tienes. Joder como estas- le decía él apoderándose al momento de ellas, las cuales agarro con fuerza metiendo su cabeza entre ellas. Mariela parecía estar en un sueño. Y, sería ridículo negar que comenzaba a disfrutar con lo que aquel muchacho de apenas 18 años le estaba haciendo.
-por favor detente ooo se limitaba a expresar sin convicción.
El muchacho volvió a descender hasta el coño de la mujer. Su esposo era tan conservador y tradicional que jamás le había comido el coño. Ni siquiera hubiera pasado por la cabeza el hacerlo.
De hecho alguna de sus amigas solía gastarle bromas con aquello diciéndome que no sabía lo que se perdía. Ahora se estaba dando cuenta de cuenta que cuanta verdad tenían. Sin poder evitarlo, el gusto que Darío le estaba dando con la comida de coño, fue suficiente para que ella abriera las piernas inconscientemente, facilitando que el chaval pudiera llegar mejor a todos los rincones de su sexo nuevamente. Estaba tan excitada que estaba comenzando a gustarle aquella mamada de coño.
-oh cabron como lo comes… ooo sii oooooo asíii
Los labios del muchacho jugaban maravillosamente con su raja, mientras sus manos pellizcaban sus pezones. No pudo contenerse más. Era la primera vez, pero notaba que estaba a punto de un orgasmo. El chico al darse cuenta, se concentró en su clítoris, lo que motivo que la misma tomara la cabeza del chaval entre sus manos y la apretó contra su entrepierna, para sentir mejor su venida.
No tardó mucho en convulsionarse, sintiendo como se venía en la propia boca del chico. Se convulsionó una y otra vez de manera bastante brusca contra la boca del mismo, restregándole el coño por todos los labios del joven: - ohhhh cabron… que bueno oooo comételo siiii oooooo
Mariela al saber que se estaba corriendo en la boca del muchacho, su excitación fue mayor, observando cómo su orgasmo se prologó más de lo normal. Era obvio que el muchacho se tuvo que tragar gran parte de los jugos que salieron de su tremendo orgasmo.
Cuando terminó, el chico retiró su cara de la entrepierna de la mujer, y mientras ella observa como en los labios del chaval quedaban adheridos varios jugos de su tremenda corrida. Aquel espectáculo, la excito aún más.
-te ha gusto verdad putita. ¿Seguro que nunca te lo habían comido como yo? Le dijo excitado Darío.
-oh cabron… nunca. Has sido el primero- le dijo ella.
Entonces él se incorpora, y acerca su tranca hasta su coño. Mariela observa excitada aquella enorme tranca, con una erección de película. El la toma en su mano y la coloca frente al coño de la señora, pasándola arriba y abajo por su raja, dándole unos brochazos, que hicieron gemir a la misma. Prácticamente se estaba embadurnando la cabeza del nabo con sus jugos.
Mariela lo miraba entre aterrada y excitada. Nunca le habían metido una tranca como la que tenía ahora entre sus piernas.
Luego el muchacho presionó e intentó meterla.
Con la poca fuerza de voluntad que le quedaba, ella trató una vez mas de separarle, diciendo: "Basta ya Darío, te lo suplico, no hagas esto. No podemos"
Él seguía en su empeño acercando su polla lo máximo que podía al coño de aquella fabulosa hembra mientras ella no cesaba en su intento de evitarlo. Coloco su manos contra el cuerpo del chaval en un intento de evitar lo inevitable.
"Esto es una locura, déjame en paz Darío, no se te ocurra metérmela o gritare" le exclamo ella.
Pero aquel muchacho tenía una fuerza impresionante. Los esfuerzos de aquella casada duraron poco. Al instante el muchacho venció su resistencia, y con ello, su polla pudo acercarse nuevamente hasta su raja y de un certero golpe le insertó casi la mitad de su polla. Ahora estaba dentro de ella.
- ¡Venga, grita ahora si quieres puta. Que vengan tus hijos y te vean ensartada por mi polla" Hazlo vamos oh cabrona que buena estas… Dios como tienes el coño…
Aquel chicho seguía con su juego y ella no podía páralo. Darío volvió a sacar por entero su enorme polla, para luego volver a introducírsela casi por completo.
-oh cabron ooo noooo- Le abrió el coño como nunca. Mariela se percató de que se la había introducido muy profundamente. Nunca había recibido una tranca como aquella. La de su marido le pareció la de un enano comparado con la de aquel gigante.
Permanecieron unos segundos sin moverse, con toda la tranca ensartada dentro de ella hasta las bolas. Mariela sentía un gusto increíble al sentirse completamente atravesada por aquel tremendo falo. Al final el muchacho había conseguido metérsela.
Darío entonces comenzó a moverse adelante y atrás metiéndomela con fuerza, hasta que sus huevos chocaban contra su culo. El enorme miembro se adaptó a ella mejor de lo que esperaba. Aquel cabron le follaba mucho mejor de lo que jamás había hecho su santo esposo hasta el punto que no pude evitar comenzar a jadear : "oh Cabron… ooo Sii, siiiiii, siiiiiiii" decía mientras alcanzaba al momento un orgasmo con la tranca del chico.
-te gusta e putita. Ya sabía yo que eras una perra en celo. Tienes el coño bien caliente. Le decía el chico sin cesar de bombearla una y otra vez. ¡Se ve que tenias falta de macho! ¿Verdad putita?
-Oh cabron… calla y sigue..oooo
Darío acelero sus movimientos, mientras ella a sus 38 años de vida llegaba a conocer el significado cierto de la palabra orgasmo. Hubiera gritado y se hubiera escuchado a cincuenta metros a la redonda, si no hubiera sido que Darío dándose cuenta de lo que pasaba, le metió la lengua en su boca, mientras Mariela entraba en un orgasmo maravilloso. La tranca la invadía una y otra vez abriendo su coño como nunca.
Uhhhh ujhhhhhh- gimió entrecortadamente ...
Lejos de detenerse, el chico siguió follándola sin parar, metiendo su tranca hasta cerca del útero una y otra vez. Pronto ella volvió a alcanzar un nuevo orgasmo. No se creía lo que estaba pasando. Jamás se había corrido dos veces en un mismo polvo.
Una vez recuperada, se percata de que la polla del muchacho se estaba hinchando dentro de su vagina, signo evidente de que Darío estaba a punto de eyacular. En ese momento, Mariela recuerda que se encontraba en sus días fértiles, por lo que casi asustada le dice:
-No puedes hacerlo dentro… tienes que hacerlo fuera… “no estoy protegida”.-
El chico se sorprende de la confesión de aquella hembra. Pero, ello no le desvió ni un ápice de su intención de eyacular dentro del coño de Mariela. Estaba decidido a descargar dentro de ella. Por ello, más excitado aún le contesta:-pues vas a recibir mi leche preciosa. Quiero llenarte con mi lechita. Ya sabía yo que estabas caliente.
-Estás loco no lo hagas. Creo que estoy ovulando. Podrías dejarme embarazada.- le dijo cada vez más convulsa y agitada, viendo la intención del chico de llenarla.
-Pues “te sembrare un hijo”. Me da igual. …Pero hoy recibirás todo mi semen. Uf putita ya me viene… oohhh siii ….ahí te va oo
Al momento Mariela, sintió un calor intenso que inundaba su vagina, signo inequívoco de que Darío se estaba corriendo dentro de ella. Los sentimientos entrecortados afloraron dentro de ella. Por un lado le encantaba sentir la leche de aquel macho bañando su coñito, pero, por otro, sabía que era muy posible que aquel joven la pudiera dejar nuevamente embarazada.
Ya había descartado quedar embarazada a su edad. Pensaba que con los dos hijos era suficiente. Pero, ahora veía que aquella intención iba a quedar truncada. Encima iba a quedar preñada del un joven que podía ser su hijo.
-oooo nooo lo estás haciendo. Me vas a desgraciar …oh Dios como te estas corriendo… ooo
Sentía los lechazos de semen chocar contra las paredes de su vagina, y la potencia con que lo hacia el muchacho más le excitaba. No pudo calcular cuánto tiempo el chico se estuvo corriendo dentro de su desprotegido coño, pero sí que fue suficiente para que le inundara el mismo.
Más sentimientos encontrados afloraron. La enardecía sentir el semen de otro hombre, mucho más, al tratarse del semen de un semental joven como aquel. Pero, pero por otro lado, pensaba que la cantidad de semen que estaba depositando dentro de ella aumentaba las posibilidades de un embarazo no deseado.
-ooo no paras… me vas a llenar …
Darío estuvo unos segundos quieto permaneciendo con toda su tranca en el interior del coño de Mariela. Cuando la sacó ella sintió un tremendo vacio. Miró su coño y vio como descendía una hilera de semen que escurría como una estela desde su raja y descendencia por sus muslos.
-oh cabron. Me has llenado. ¿y si me has dejado embarazada?. Estás loco… ¿Cómo se te ocurrió correrte dentro?.
-Tampoco será la última vez. Eso puedes tenerlo por seguro. Le espetó el muchacho con decisión.
-eres un …..- Le ponía de los nervios su prepotencia, su seguridad. Pero en el fondo le gustaba que le dominara de esa manera. Era un sentimiento nuevo que estaba comenzando a sentir: ¡ser sometida!
Luego, el muchacho se incorporó, se puso los pantalones y la camisa, y le dijo: más tarde seguiremos. Ahora voy a regresar con tus hijos.
Mientras se retiraba, el hecho la mirada hacia atrás contemplando aquella mujer totalmente desnuda, echada en la cama, con todas las piernas abiertas mostrándole su vagina.
Cuando el muchacho marcho, Mariela se quedó reflexionando sobre todo lo ocurrido momentos antes: el chaval que tanto sus amigas había hablado, la había follando en su propia cama de matrimonio. No solo le había metido una tranca muy superior a la de su esposo, sino que además se había corrido copiosamente dentro de ella. ¡qué dirían sus amigas si les contara la comida de coño que le propinó el muchacho!.. Seguro que no se lo creerían. Pero, era obvio que ella tampoco nunca iba a revelar lo ocurrido.
Tenía cierto miedo, o vergüenza acumulada de bajar hacia donde se encontraban sus hijos. No obstante, se colocó una vestido y bajo.
Justo en ese instante su hijo Tomas le dice: las pizzas ya están aquí"
Aquello le hizo volver a la realidad y como pudo contesto:- ande déjalas en la mesa y llama a tu hermana para comer.
Su hijo la miro y le dijo: Darío también se queda a comer. Lo he invitado yo. ¿No te importa verdad?
-claro que no hijo- le dijo, con cierto nerviosismo.
Durante la comida Darío no dejo de mirarla y ella forzadamente sonreía aunque sus hijos no se dieron cuenta de nada. Mariela seguía muy nerviosa, y se sentía terriblemente sucia y culpable por lo que había hecho. Notaba que le estaba escurriendo el semen de aquel carbronazo por sus muslos, y posiblemente estaba manchando el vestido.
Estaba deseando que Darío se fuera de casa, para poderse relajarse. Cuando terminaron de comer Darío y sus hijos se fueron al salón a jugar otra vez a la consola. Entonces ella aprovechó para decirles que estaba cansada y que se iba a su dormitorio a descansar.
Llevaba casi media hora en su dormitorio. Se había vuelto a lavar, verificando que su coño había quedado algo enrojecido por las penetraciones de aquella enorme daga. Joder aquel muchacho la había llenado bien. ¿y si me ha dejado embarazada? Pensaba una y otra vez.
Se hecho sobre la cama dando vueltas sin parar, pensando en lo que había ocurrido. En ese momento, escucha como la puerta de su habitación se cerraba, abre los ojos y ve de nuevo a Darío en su dormitorio. Se alteró diciéndole:
"Pero, ¿Qué coño haces aquí? Estás loco… como te atreves" le preguntó asustada y sorprendida
"Tu qué crees putilla, he venido a follarte otra vez"
Se tiro sobre su cama de matrimonio y se acerco a ella comenzando a besarle la cara y el cuello, una vez más, ella trato de evitarlo pero sabía que era imposible. Aquel muchacho era más fuerte que ella.
"déjame cabron, déjame en paz, te denunciare"
"De eso nada puta, creías que me iba a conformar con follarte una vez. A ver si te enteras, “ahora eres mi puta”, te follare siempre que quiera y tu vas a gozar como no lo has hecho en tu vida" le dijo mientras bajaba sus manos y le agarraba con fuerza de sus nalgas por debajo del vestido.
"Veo que te has puesto bragas nuevas. Pues “que esperas para quitártelas"
El sin miramientos logró tirar de sus bragas y sacárselas completamente por los pies. Luego volvió a la carga y logro meter varios dedos en su coño y pudo notar cómo se tensaba, y al sacarlos mojados se rió y se los mostro.
"Mira zorrita, para hacerte la estrecha estas bastante mojadita"
Comenzó a pasar la lengua por toda su cara. Intentaba besarla pero ella mantenía la boca cerrada hasta que volvió a meterme sus dedos y consiguió hacerla gemir, momento que aprovecho para meterle la lengua hasta la campanilla, como había ocurrido en la cocina antes de comer. Ella empezaba a mostrar menos resistencia. Dejó de besarla, le saco los dedos del coño nuevamente para esta vez terminar de quitarla la blusa que se había puesto y la falda. Se lo saco por completo y la dejó totalmente desnuda sobre la cama ante sus ojos.
Darío la miro. Verla completamente en pelotas excito al chico de nuevo y le dijo: ¡joder Mariela. Pero qué buena estas!. ¡Pedazo de hembra esta hecha!
Lanzo su cabeza contra sus pechos que empezó a chupar y mordisquear con gula, al mismo tiempo con sus manos se bajo los pantalones, lanzándolos fuera y luego su slip. Ella pudo notar su polla dura contra mis muslos, saco la cabeza de entre sus tetas y mirándola fijamente y al tiempo que le sonreía. Le hizo abrir las piernas, para luego subirse sobre ella, y guiando su tranca con su mano derecha hasta su gruta de un certero golpe de riñones se la clavo nuevamente hasta el empuñadura.
-oh cabron ooooo para ooooo
-uf nena. Qué coño más delicioso tienes. Y que calentito. ¿De verdad estas ovulando?
-ya te lo dije antes- le contesto.
-así estas tan caliente. No te preocupes, yo te bajaré esa calentura.
A esas alturas ella se dejaba hacer. Llevó sus manos hasta el culo de Darío y lo apretó contra ella. Aquel muchacho era fuerte como un toro, movía su cadera arriba y abajo penetrándola por completo, al tiempo que la besaba con pasión como si fueran 2 jóvenes amantes.
La colocó en cuatro con sobre la cama. En ese momento ella se da cuenta de que a través del espejo grande que existe en las puertas del armario, se podía ver completamente la escena. Ella, totalmente desnuda, como una perra en posición de perrito sobre la cama, con sus tetas colgando, mientras observa el enorme cuerpazo del muchacho, con aquella daga en pleno rendimiento. Aquella escena era digna de la mejor peli porno, y la terminó de excitar. Joder la tranca de aquel muchacho parecía un mástil que se iba a clavar en su chochete de nuevo.
Observa que Darío se había dado cuenta de la existencia del armario, y de que ella lo estaba mirando.
-que buena te ves preciosa. Has visto como tengo mi mandarria. Pronto voy abrirte de nuevo el coño. ¿Quieres tu macho te monte verdad?
-oh cabron… vamos móntame ya. Clávame de nuevo… le dijo ella sin poder contenerse más.
¿Quieres que te la meta putita?- le preguntó sumamente excitado y en plan dominador.
-si cabron…Métemela- le dijo mientras abría sus piernas y le mostraba su coño.
Y el chico por supuesto, no se hizo esperar y se la metió. Se montó encima de ella y comenzó a meterla y sacarla despacito, para luego clavarla hasta la misma base. Ambos se contemplaban el espejo mientras el se la cogía, viendo como aquella enorme verga entraba y salía del coño con gran énfasis. Mariela no daba crédito a lo que le estaba pasando. Verse reflejados en el espejo acentuaba el morbo, haciendo que la satisfacción de la cogida fuera mayor.
-Que buen coño tienes putita. La estas recibiendo bien verdad. Te gusta mi polla ¿eh putita? le decía con la voz autoritaria.
-Me estas montando bien cabron. Me estas atravesando todo el coño. ¡Joder…Mi marido se va a dar cuenta!- le contesto ella mirándole a sus alucinados ojos.
-Estabas necesitada de una buena polla como la mía. Se ve que la de tu cornudo esposo no es suficiente. ¿Me equivoco putita? Volvió a preguntarle.
-si cabron. La de mi esposo apenas la siento.. ooo sigue ooo me vengo otra vez ooooo
-así putita. Que caliente coño tienes… córrete de nuevo si
-Móntame, fóllame, jódeme, cabálgame. La quiero toda oooooo hasta los huevos- le dijo a la vez que le miraba a los ojos a través del espejo y le animaba a que siguiese jodiéndola.
El muchacho le bombeo con mayor energía, mientras ella exclamaba una y otra vez a modo de súplica: -Métemela, clávamela, híncamela, insértamela- le decía a la vez que él le montaba como un caballo y miraba maravillado como sus tetas bailaban reflejándose en el espejo, al tiempo que la penetraba.
-Cómo jodes putita, cómo jodes putita, “estabas bien deseosa”- suspiraba el chico. Ella se da cuenta de que el muchacho estaba de nuevo por correrse. Le iba a decir que no lo hiciera, pero el adelantándole le dijo:
-ya lo sé putita, quieres que no me corra dentro. Pero ese coño está muy caliente. Necesitas que lo vuelva a regar con mi semen. Uf creo que vas a quedar bien Preñadita. O siiiii… ahí te va ….siiii
Y el cabronazo se corrió como un semental empinado sobre ella, como si fuera su yegua alazana. Ella sintió como su semen inundaba nuevamente su vagina. Pero, en la posición que ahora la tenía, comprobó que su venida era mucho más profunda. Estaba segura de que sus ovarios iban a quedar bien bañados con los espermatozoides de aquel joven macho. La potencia y juventud de aquel chaval, garantizaban la seguridad de una fecundación más que probable, no prevista.
-oh cabron como te siento… joder te estás vaciando dentro de mi.
Ella observa como tras vaciarse, se desplomaba extenuado sobre su trasero, permaneciendo en esa posición unos momentos, con toda su tranca aun dentro de la vagina, para luego salir de ella con bastante parsimonia.
En cuanto salió de ella se da cuenta de que su corrida había sido más copiosa si quiera que la primera. Ella entonces, se echa de espaldas sobre la cama, mirándolo. -joder Darío. Esta vez sí que me has llenado.
-joder Mariela, que buena hembra estas echa. Me has deslechado como nunca. Estás muy buena.
Se echo a su lado en la cama, y descansaron durante unos momentos. Luego incorporándose de lado le dijo:- ¿tienes suficiente o necesitas más polla?
Ella le mire a la cara, y observa igualmente su tranca. El muy cabronazo estaba otra vez empalmado. Mariela no se lo podía creer. Aquello era casi imposible.
-otra vez estas así. Le dijo sin dar crédito a la que veía ¿Nunca se te baja?.
Con una hembra como tú. Seguro que te estaría follando toda la noche.
No había terminado la frase cuando tremendamente excitada, esta vez es ella, la sé que coloca a horcajadas sobre el mismo, y acercando su raja hacia el enorme mástil que enfilaba hacia arriba como un enorme clavo, mirando lascivamente al chico, se deja, verificando como se iba clavando en su vagina aquella enorme daga una vez más.
-Vas a saber lo que es una hembra cabronazo. Te voy a dejar extenuado. Te voy a exprimir esos huevos.
Pronto comenzó a cabalgarlo, cual amazonas, notando como su tetas saltaban, y el trataba de llevarlas a su boca, lo que aumento la excitación de la mujer. Tal fue su excitación y lo tumultuosa de la cogida, que nuevamente tuvo unos dos orgasmos en aquella posición.
Cuando terminó agotada, ella dejó reposar su cuerpo sobre el pecho del chaval, quedándose así durante unos momentos, aún con toda la tranca del mismo aún erecta dentro de su vagina.
Cuando Darío contemplo que ella se había recuperado un poco, la tomo y la depositó boca arriba en la cama, tomo una almohada la colocó debajo de su trasero para que este levantara más, y sin más preámbulo acercó su nabo nuevamente a raja y comenzó a penetrarla en plan misionero. Ella notaba como el chico abrí su coño una y otra vez con su tremenda daga. Sus penetraciones eran cada vez más potentes y más continuas.
Oh cabronazo… sigues en forma… me vas a reventar ..
-eres mía putita. Y te voy a tener siempre… uf que buena estas cabrona oooo
Ella noto como su polla comenzaba de nuevo a hincharse, evidencia de que estaba otra vez a punto de correrse, y presa de locura le dijo:-quieres correrte de nuevo dentro ¿verdad?... a qué esperas… “vamos préñame de una vez…”
Dicho y hecho. El joven comenzó a lanzar una nueva lechada dentro de ella. Ella no podía calcular cuánto tiempo se estuvo deslechado dentro de la misma, pero le sorprendió que aún pudiera tener tanta leche acumulada. Lo cierto es que su corrida volvió a ser abundantemente.
Cuando termino, le dijo: - seguro que me has dejado preñada. Nunca me habían llenado de esta forma. No sé cómo se lo voy a decir a mi esposo.
-¿te arrepientes? Le pregunto de pronto.
Ella le mire a la cara y le contesta: Reconozco que he gozado como nunca. Pero me has vuelto a complicar la vida.
Luego se limpiaron, y el salió, indicándola que aquella no era la última vez. Ella se ducho, mientras pensaba que aquel chico la estaba volviendo totalmente loca. Había sido infiel a su marido por primera vez en su vida y además lo había hecho en su propia casa, con sus hijos en ella y con un amigo de su hijo. Y encima, era muy probable que hubiera quedado preñada del mismo.
Pasó el resto de la tarde en su habitación, ni tan siquiera se atrevía a salir por no encontrarme con Darío. A eso de las 19:00 notó que llamaban a su habitación, pensó que sería Darío pero era la voz de mi hijo Tomás al otro lado de la puerta me tranquilizo.
"Mama ¿puedo pasar?
"Si cariño"
"Hola mama, quería decirte que nos vamos a dar una vuelta"
"Me parece muy bien cariño"
Pensó que por fin me iba librar de Darío, pero que equivocada estaba. Especialmente cuando escuchar decir a su hijo: “le he dicho a Darío que se puede quedar el fin de semana con nosotros mama. Hace mucho tiempo que no le veo y tenemos muchas cosas que contarnos. ¿ No te importa verdad?"
No sabía que responder pero aquellos segundos se le hicieron eternos y para su sorpresa no pudo buscar un motivo creíble para decirle a su hijo que no. Así que le dijo Claro hijo. Puede quedarse.
Cuando Darío y sus hijos se fueron Luego salió del dormitorio y pensó en lo que le esperaba vivir ese fin de semana, con aquel muchacho en casa. En el fondo deseaba sentir aquel macho de nuevo poseyéndola.
Pero eso será parte de otro relato.