El amigo de mi hijo

Creo que no voy a cambiar, sigo pensando en la verga, y ahora un amigo de mi hijo disfruta de mi sexualidad, y yo de su juventud.

El amigo de mi hijo

Las mujeres tenemos más oportunidades de disfrutar el sexo con alguien que nos guste, esto lo he comprobado desde que mi manera de vestir a cambiado, me gusta que admiren mis nalgas, mis piernas, mis pechos, en fin, todo mi cuerpo.

Como ya nos volvimos a juntar mi marido y yo, hemos tenido buen sexo, y mientras lo hacemos me dice que le excita saber que otros me han cogido, y me pide que le cuente algunos detalles. Y créanme, me coge más rico que antes.

El caso es que mi hijo de diecisiete años, tiene un amigo tres años mayor que él, lo entrena y le da clases de apoyo. Al parecer se conocen desde antes, pero el muchacho nos visita casi a diario, y aprovecha para echarse un taco de ojo conmigo mientras mi hijo se distrae con los trabajos escolares.

Mi hijo nunca me dicho nada respecto a mi vestir, al contrario dice que me veo bonita y que le agrada la idea de tener a una mamá atractiva, pero que no deja de molestarle que sus amigos se me queden viendo cuando traigo ropa ajustada.

Hace unos días, se quedó a dormir en casa porque se le hizo tarde, llamó a su familia para notificarle, mi marido me había echado un rapidín, o sea un palo mañanero delicioso, y estaba descansando en mi cama desnuda y boca abajo, las sábanas estaban en el suelo y me daba flojera levantarlas para taparme. Entre dormida escuché que abrían la puerta y entraban, tenía que ser mi marido y no me moleste en cubrirme, en eso escuché el motor del coche de Enrique mi marido que se alejaba, de inmediato volteé temblando de miedo imaginando que quien estaba detrás de mí, podía ser mi hijo, y vi al amigo de él con su corto bajado y su pene de fuera, se masturbaba mirando mis nalgas.

Su verga se veía rica, no apreciaba sus huevos los tenía dentro de su ropa, me miró y sin importarle nada guió su mirada a mi trasero, su osadía me excitó y lejos de hacer un escándalo, me hice más a la orilla de la cama.

Puse mi cara en la almohada tratando de imaginarme la escena, ahí estaba yo desnuda, mis nalgas descubiertas y un jovencito masturbándose a mi salud, esa puñeta sí era pensando en mí.

Escuché sus jadeos casi inaudibles por el silencio que había, apenas apreciaba el sonido que hacía su mano frotando su pene, entonces mis nalgas sintieron el contacto de su glande, y un chorro de semen las bañó, por costumbre moví mi trasero agradeciendo la venida. Con una toalla limpió mis pompas y se fue. Imagino que sabe que mi hijo tiene el sueño pesado y que acostumbra a despertar muy tarde cuando no va a la escuela.

Nada más pasó, pero se ha vuelto muy servicial y hasta un poco empalagoso. Noto su nerviosismo cuando me tiene cerca pero yo me hago la desentendida porque casi siempre está mi hijo presente.

Hace unos días, llevé a mi hijo a su entrenamiento, pensaba irme de inmediato porque no le gusta que sus compañeros empiecen a murmurar cosas de mí. Estaba casi en la salida del estacionamiento cuando escuché;

--¡SEÑORA MARLEN, SEÑORAAAA!.—Me detuve y vi al amigo de mi hijo correr hacia mi camioneta, subió y pidió que arrancara, mientras manejaba no quitaba sus ojos de mis piernas que salían de la mini falda blanca.

No decía nada, hasta que le pregunté a dónde iba, me pidió que me estacionara un poco lejos, el muchacho me gusta, es de los que traen a las muchachitas locas por su aspecto varonil y pulcro.

Cuando me estacioné, apagué el vehículo y lo miré, le pregunté que seguía y empezó a tartamudear. Poco a poco se acercó y puso su mano en mis piernas, yo "muy digna" lo detuve;

--ESPERA, ¿QUÉ TE HAS CREÍDO?.—Creo que no esperaba tal reacción porque retiró su mano para abrir la puerta y salir, pero lo detuve y le dije;

--ES MALO QUE TE QUEDES CON LAS GANAS, ¿NO LO SABÍAS?.—Con voz trémula respondió;

--NNNO, ¿Y,Y QUE HAGO ENTONCES?.—

--¡SACA TU VERGA!.—Le ordené. Cuando la sacaba no la traía parada, yo no sabía si mamar y abrirme de piernas para que me montara, pero miré alrededor y pasaba gente. Estiré mi mano y acariciaba su falo de arriba abajo, el muchacho recargó su cabeza en el asiento y se dispuso a disfrutar. Su verga se endureció al momento, no es muy larga pero sí gruesa, blanca y con un glande rosado, casi rojo.

Con mi otra mano saqué sus huevos para acariciarlos, mis uñas los arañaban suavemente, puso su mano en mi nuca para acercarme, quería que se la mamara, pero me resistí, algo me decía que no debía. Mientras intentaba que se la mamara, le decía que no me gustaba hacerlo, que nunca había tenido en mis manos otro pene que no fuera el de mi esposo, claro que dentro de mí me reía, quería aparentar ante el amigo de mi hijo ser una señora decente y con "moral".

Desistió de su intento pero metió su mano entre mis piernas, las abrí para que sus dedos acariciaran mi raja, escuchaba el chasquido de sus dedos en mis jugos vaginales, aceleré la puñeta que le daba para que se viniera, al parecer estaba muy urgido porque se vino sin esforzarse por contenerse. Su leche cayó entre mis dedos, y sus pantalones, sentí sus huevos contraerse, en su cara había rastros de placer, mordía sus labios, sus ojos entre cerrados y casi en blanco, como su semen.

Cuando terminó de eyacular, tomó una servilleta la guantera, como si supiera que ahí las pongo. Se limpió, guardó su cosa que seguía dura, y se fue. Yo manejé con el deseo de masturbarme y venirme, con toda la intención no me limpié mi mano, y empecé a oler y a lamer su leche, y pasé esa mano por mi raja haciendo mi calzón a un lado e introduje mis dedos y froté mi clítoris mientras manejaba hasta venirme.

Su comportamiento cambió, clásico en un hombre sin experiencia, me evitaba y temía que su actitud pusiera en alerta a mi hijo que es muy observador, entendí y le ayudé a evitarnos. Pero ya habíamos dado un paso adelante, le demostré que no me era indiferente.

Una mañana esperaba a mi hijo que se bañaba para salir, me saludó nervioso, me dirigí a la cocina, volteaba a verme sin decidirse a hacer algo, me dirigí a la recámara sin dejar de mirarlo, entendió el mensaje visual y se dirigió conmigo. Yo traía solo un camisón, así que lo levanté a mi cintura y me recosté boca abajo, la idea era perturbarlo, no permitirle que me cogiera pero que supiera que lo deseaba. Cuando entró a mi cuarto se bajó el pantalón, yo levanté mis nalgas, iba a penetrarme pero me quité y le dije que "no me atrevía a serle infiel a mi esposo", que solo lo hacía para "ayudarlo". El tonto no contestó, se limitó a masturbarse en mis nalgas, y cuando estaba apunto de venirse, las abrí permitiendo que su leche tuviera contacto con mi ano, deseaba sentir su eyaculación ahí, en mi culo, mi vulva exigía verga, pero aguanté dejé que terminara y lo despedí.

Me estaba gustando el juego, no sé por qué me mojo solo pensar el poder que puedo ejercer sobre él, y el hecho de que los encuentros no vayan más allá de la masturbación me calienta.

Con insistencia me invitaba a salir, yo me negaba, quería seguir con el juego de la "señora decente" y el muchacho desesperado por coger. Entonces se me ocurrió que me llevara al cine, y aparentar ingenuidad y temor por mi actitud. En la sala del cine, ni atención puso a la película, apenas nos sentamos y empezó a besarme, me portaba como si fuera una novia seria y temerosa de permitirle más de lo debido, él se excitaba más por mi esfuerzo para controlar sus manos, mientras besaba mi cuello y el nacimiento de mis senos.

Traía una falda un poco larga de botones al frente, cómoda para permitir que sus manos exploraran mis rincones.

Acaricié su verga sobre su pantalón, entendió y la sacó, yo la frotaba tratando de sacar sus huevos. El muchacho me agachaba para que se la mamara, yo me resistía, le mentí diciéndole al oído que nunca lo había hecho, que a mi esposo le parecía asqueroso y me había formado esa idea, como el idiota dejó de insistir en que se la mamara, retomé el tema y le pregunté;

--¿TU CREÉS QUE SEA ASQUEROSO?.—

--NO SEÑORA, DEBERÍA PROBAR, LE VA A GUSTAR.—

--PERO ¿NO TE BURLAS SI NO PUEDO HACERLO?.—

--PARA NADA, INTÉNTELO, SI NO LE GUSTA NO SE PREOCUPE.—

Creo que se me facilita la actuación porque bajé simulando estar nerviosa, cuando llegué a su verga, ansiaba mamar como me gusta, pero me contuve.

Pasé lentamente mi lengua por su palo, él se bajó el pantalón un poco más ara liberar sus bolas, aspiré su olor, los humedecí pasando mis labios y mi lengua por ellos, cuando iba a meter su palo en mi boca, tomé aire, como si fuera nula mi experiencia en mamar verga. Quise prolongar el juego y me retiré diciéndole que no me atrevía, me retuvo en su pecho mientras yo seguía frotando su palo, lo sentía mojado, toqué con mis dedos el orificio de su glande, salían gotas y ya no pude contenerme, sin perder tiempo abrí mi boca y dejé que su verga tocara mi campanilla, el muchacho suspiró de placer, tomé su mano y la coloqué en mi nuca, me gusta ser sometida de esa manera, él empujaba mi cabeza delicadamente a su palo, sentí que su mano trataba de levantar mi falda, cuando lo hizo sus manos apretaban mis nalgas, sus dedos abrían mi raja completamente mojada, me di cuenta que no sabía masturbar a una mujer, le ayudé moviendo mi trasero, él las apretaba con fuerza y de pronto sus piernas se tensaron, empujó mi cabeza provocando que su verga llegara a mi garganta y explotó haciéndome toser, tragué su venida sin dejar una sola gota, ya que no permitió que me quitara, presionó mi cabeza en su verga.

Cuando terminó de venirse, su palo se fue bajando, yo me olvidé de la actuación de señora decente, y lamía como perra esa verga divina y venosa, su juventud salió a relucir, ya que de inmediato volvió a endurecerse.

La sala del cine estaba casi vacía. Los dos seguíamos prodigándonos caricias ardientes, mis senos estaban de fuera y sus dedos en mi vagina mojada. Nos besábamos en la boca como dos adolescentes;

--¿TE GUSTÓ COMO LO HICE CON MI BOCA?.—

--LO QUE IMPORTA ES QUE A TI TE HAYA GUSTADO.—Dejó de hablarme de usted, y me tuteaba.

--¿CREÉS QUE ME GUSTÓ?.—

AL PRINCIPIO COMO QUE NO, PERO LUEGO ENCONTRASTE EL MODO, ¿NO TE DIO ASCO?.—

--UN POCO—mentí—SOLO QUIERO COMPLACERTE.—

--¿ME SEGUIRÁS COMPLACIÉNDO?.—

--MMJJMM, ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA?.—

--¡QUIERO HACERTE EL AMOR!.—Quise reírme por eso de "hecerte el amor", y respondí;

--¿QUIERES COGERME?.—Ya estaba saliendo la Marlen verdadera.

--¡SI, QUIERO COGERTE MAMCITA,COGERTE TODA!.—

Observé a nuestro alrededor, estábamos en los asientos de muy arriba, me paré y me puse frente a él dándole la espalda, levanté mi falda, hice mi tanga a un lado y me senté en su verga, apenas la tuve dentro y empecé a girar para arriba y abajo, para un lado y otro mis nalgas, sentía su verga como un carnoso pistón que me hacía girar. Estaba enloqueciendo tanto por esa rica cogida, estaba a punto de venirme cuando puse sus manos en mis nalgas, las apretaba con fuerza, yo seguía loca con su verga adentro hasta que no pude más y me vine enseguida, a lo lejos miraba las escenas de la película muy borrosas, mi orgasmo me hizo voltear con el muchacho, tomarlo de la nuca y besarlo en la boca, pidiéndole que me cogiera por el culo;

--¡PAPI, CÓGEME POR ATRÁS, QUIERO SENTIRLO!.—

--¡MAMITA ME ENCANTA LA IDEA, COGERTE POR EL CULO SERÁ LO MEJOR QUE ME HAYA PASADO!.—Recordé mi posición y le pedí delicadeza, ya que "nunca lo había hecho así".

--NO TE PREOCUPES, NO TE HARÉ DAÑO.—

--¿YA LO HAS HECHO?.—Le pregunté.

--ESTEEE.—Titubeó en responderme.

--NO TE PREOCUPES, ES MEJOR SI NO LO HAS HECHO, ASÍ LOS DOS EXPERIMENTAREMOS POR PRIMERA VEZ.—

Me levanté para sacar la verga de mi panocha, abrí mis nalgas y con mis dedos coloqué su verga en mi ano, puse un poco de saliva, empujé poco a poco, por mis experiencias anales, no me dolía tanto, pero simulé que me dolía horrores.

Cuando al fin su verga estaba por completo en mi culo, subí y bajé mi trasero ensartado, él me tomó de las caderas para controlar mis movimientos, pues quería venirse. Para evitar su venida, me quedé quieta y lo besaba, luego volvía al meneo y su verga pistoneaba con gran facilidad mi culo hambriento de verga, puse su mano en mi raja, le indiqué como me masturbara y aprendió rápido. Su boca se posaba en mi espalda casi mordiéndome, sus manos apretaron más mi cadera y ya no soportó, llenó de leche mi recto, mis nalgas no dejaban de moverse, él trataba de detenerme, hasta que al fin logré venirme de nuevo. Su verga resbalaba en mi esfínter. Nos quedamos quietos besándonos como novios enamorados, pero sin sacar su verga de mi culo. Hasta que se bajó por completo.

Casi de inmediato nos arreglamos y salimos del cine, él manejó mi camioneta mientras yo lo abrazaba, en el camino le dije que nadie me había hecho sentir lo que él logró, noté su mirada de orgullo, creé que es el primero que me coge por el culo, y el primero que me da de beber semen, quizá un día le confiese todo, mientras que crea que soy su conquista, al fin y al cabo es el más interesado en que nada se sepa, pues le tiene pavor a mi esposo.

Yo Lo único que le pedí y le supliqué, discreción, pues mi marido según yo, es muy peligroso, así lo mantendré a raya, y nuestros encuentros serán cuando yo lo decida.

Llegamos al estacionamiento de un centro comercial que está por mi casa, se bajó y yo me retiré. Satisfecha de ser cogida y deseada. La sensación de hacerle pensar a alguien que soy primeriza en la infidelidad, me calienta perversamente.

MARLEN.