El amigo de mi hermano

Después de emborracharnos, el amigo de mi hermano se pajea delante de mí

Aviso: Este relato no contiene sexo

Hace un par de semanas mi hermano y su amigo quedaron para ver el final de la serie a la que ambos estaban enganchados. Al principio iban a verla en casa de su amigo, pero a última hora decidieron que lo mejor sería verlo en mi casa.

Aquella noche yo no tenía planes, y mis padres no estaban en casa, por lo que solo estaríamos mi hermano, Leo (el amigo de mi hermano) y yo.

Mi hermano me preguntó si quería ver la serie con ellos, y me dijo que después se pondrían a fumar y a beber, por lo que al no tener nada mejor que hacer acepté. Preparé la cena, o mejor dicho, llamé y nos trajeron la cena, tres pizzas, y cuando mi hermano y Leo llegaron ya estaba todo listo para ver la serie.

Conocía a Leo desde hace años, pero nunca habíamos tenido una relación muy cercana. Yo era abiertamente gay y parecía que le daba miedo que le tirase la caña. Aún así, era uno de los tíos más guapos que había visto. Era alto, alrededor del metro noventa, rubio con los ojos verdes. Llevaba perilla, rubia también, y tenía una cicatriz pequeña bajo el ojo que le daba un rollo de malote que me ponía muchísimo. Era el típico cani que intentaba ir de pijillo, y ese día llevaba unos vaqueros super pegados a las piernas y una camiseta roja de la marca Puma, con unas zapatillas adidas de color blanco. Un cani total.

Me dio una palmada en la espalda cuando entró y nos sentamos los tres en el sillón a cenar. El capítulo transcurrió con muchas expresiones de emoción y rabia por parte de mi hermano y su amigo, pero yo no me enteraba de nada. Cuando terminó la serie, mi hermano cogió la botella de ron que habían comprado y la puso en la mesa.

-Venga Juanillo, trae la cocacola -dijo Leo.

-¿Qué cocacola?

-¿No has comprado nada para mezclar el alcohol? -preguntó mi hermano sorprendido.

-A mi nadie me dijo nada de bebida, solo que pidiese la cena.

-De puta madre -dijo enfadado mi hermano-, nos quedamos sin beber.

-¡Qué coño! A chupitos -dijo Leo abriendo el ron.

-A mi me dan asco los chupitos -intervino mi hermano.

-Pues es lo que hay. No te rayes, jugamos al yo nunca y así nos entran más rápido, y después a dormir la mona -dijo dándole el primer chupito a la botella.

Me levanté y fui a la cocina a coger tres vasos de chupito, no me apetecía chupar de la misma botella que mi hermano. Cuando llegué al salón era mi hermano el que le estaba dando un chupito mientras Leo se liaba un porro.

-Venga Juanillo, empieza tú -dijo mi hermano mientras llenaba los vasos de chupito que acababa de traer.

-Pffff no sé... -lo pensé durante unos segundos pero no se me ocurría nada.

-Yo nunca me he fumado un porro -dijo Leo quitandome el turno-, empezamos facilito.

Los tres cogimos los vasos y nos bebimos el chupito. Mi hermano, que es mayor que yo, me echó una mirada que decía "te voy a matar". Sabía que odiaba que fumase, pero era a veces demasiado protector así que nunca le hacía caso.

-Cortate tío -dijo Leo- ya es mayorcito para hacer lo que le salga de los huevos. Tu turno.

Mi hermano pensó por unos segundos mientras llenaba los vasos de nuevo.

-Yo nunca he follado con alguien en la misma habitación.

Leo y yo bebimos. Mi hermano volvió a matarme con la mirada, sorprendido, mientras que Leo soltó una carcajada.

-¡Ole! Yo quiero escuchar esa historia.

-No hay mucho que contar. Un chaval y yo estábamos follando mientras que mi amiga estaba durmiendo al lado -dijo yo poniendome colorado.

Me daba vergüenza hablar de estos temas delante de mi hermano porque, a pesar de tener muy normalizado el sexo en mi familia y hacer siempre bromas sobre ello, cuando se trataba de mí mi hermano actuaba como si fuese mi padre, y pasaba de que me soltase algún sermón.

-¿Y quién era el afortunado? -dijo Leo guiñándome un ojo, que mi hermano no pudo ver por la posición en la que estaba su amigo.

-Era... era el novio de mi amiga...

-¡Hostia! ¿La que estaba durmiendo al lado?

Yo me limité a asentir mientras que Leo me sonreía de medio lado y mi hermano se llevaba las manos a la cabeza. Seguimos jugando durante cerca de una hora y ya íbamos los tres al borde de vomitar, siendo Leo el que más había bebido.

-Yo nunca he estado con una tía -pregunté yo, porque sabía que ahí no tendría que beber.

-Joder, un rato antes de venir aquí -dijo Leo riendo-, hemos hecho un trío tu hermano y yo, ¿verdad?

Se dirigió a mi hermano, pero cuando ambos lo miramos estaba tumbado en su sillón completamente dormido y borracho. Me levanté y le quité el vaso, dejándolo en la mesa.

-Vaya, parece que te va a dejar por mentiroso.

-Que va, tengo videos... -me sonrió.

-¿Os habéis grabado? -pregunté sorprendido.

-Casi siempre me grabo, tengo un onlyfans de esos, ¿sabes?.

Se levantó y sacó el móvil de su bolsillo. Volviendo a sentarse, durante un par de segundos buscó en la galería y por fin encontró uno de los vídeos. Me pasó el móvil y en la pantalla podía ver una polla entrando y saliendo de un coño, no era la de mi hermano, porque desde donde estaba grabando podía ver cómo a mi hermano se la chupaban, pero no se le veía la polla.

-Me mola tu tatuaje -dije sin pensarlo.

-¿Te estás fijando en mi en vez de en la tía? -dijo con una sonrisa cómplice.

-Coño, soy gay, no me voy a fijar en ninguna tía -solté una carcajada nerviosa y le devolví el móvil-. ¿Y los subes a onlyfans?

-Sí, pero mañana voy a subir uno haciendome una paja, tenía pensado hacermela hoy pero no puedo.

-¿Por qué no puedes?

-Joder, no me voy a hacer una paja en tu casa.

-Cosas peores se han hecho aquí -reí y me acaricié el paquete recordando alguna de esas situaciones.

-Pues por hablar vas a ayudarme -dijo susurrando.

-¿Cómo? -inconscientemente le seguí el susurro.

Se levantó y comenzó a desabrocharse los vaqueros, dejando que cayesen al suelo. Después, se bajó los calzoncillos, dejándome a la vista aquella polla. Era grande, no era gigante pero era bastante grande, y de grosor estaba muy bien. Se notaba que se había depilado hace poco, pero ya necesitaba volver a repasarse, aunque a mi siempre me han gustado más peluditas. Lo que más me sorprendió fue lo mucho que colgaban sus cojones. No era algo exageradísimo, pero colgaban y eran enormes. S volvió a sentar en el sillón en el que estábamos los dos juntos y pasó una pierna por encima de mí, dejandola en el respaldo del sillón, mientras que la otra la apoyaba en el suelo.

-Toma -dijo pasándome su móvil.

Instintivamente lo agarré y vi que ya tenía la cámara puesta, por lo que solo tuve que darle al botón y comenzar a grabar. Ya estaba bastante morcillón cuando comenzó a pajearse, seguro que exponerse le ponía cachondo. Me miraba fijamente en vez de mirar a la cámara, y con su boca soltaba pequeños suspiros y gemidos que me ponía a mil. Mi polla iba a reventar, pero no quería sacarmela y pajearme por si le cortaba el rollo, y desde luego que no quería perderme aquel espectáculo. En una esquina de la pantalla podía ver a mi hermano durmiendo. Si supiese que su amigo me estaba usando como cámara mientras se cascaba una paja estaría enfadadísimo, menos mal que estaba dormido. Volví la mirada a la polla de Leo en la vida real, ni siquiera miraba a través de la pantalla, y me lamí los labios, lo que le recordó que le faltaba el lubricante. Se escupió sobre el rabo, echando un lapo muy sonoro que podría haber despertado a mi hermano de no ser por lo borracho que iba. El lapo le dio en la punta y resbaló hasta sus huevos, que botaban con cada movimiento de mano que hacía. Era hipnótico ver aquellos dos cojones gordos y depilados botando de arriba a abajo cada vez que Leo movía la muñeca, y en ese momento casi me corro sólo de mirar aquellas pelotas. Se puso la camiseta por encima de los hombros y me agarró una mano, que llevó hasta su polla para que yo le terminase la paja, y eso hice. Con un par o tres movimientos de mi muñeca comenzó a explotar y echó una de las mayores corridas que he visto. Gimió fuerte pero mi hermano seguía sin despertarse, y lo grabé todo con la cámara. Cogió la camiseta de mi hermano que estaba en el suelo y con esoo fue con lo que se limpió el estómago y la polla. Casi a los segundos se quedó dormido, con la camiseta cubriendole el rabo. Yo me levanté y me fui a mi habitación, donde limpiandome la mano con la lengua y tragándome su lefa me casqué una paja gigante.

A la mañana siguiente me levanté y ya no había nadie. Miré mi móvil y vi un vídeo de Leo (el vídeo que me grabé yo) y el nombre de su onlyfans por si quería subscribirme y ver sus vídeos.