El Amigo de mi Esposo

Angel, un viejo amigo de mi esposo Kike, no veía las horas de lograr hacer algo conmigo... (infidelidad solapada).

El Amigo de mi Esposo

Me quedé fría cuando comprobé que Ángel, un amigo de la infancia de mi amado esposo Kike estaba detrás de mis huesitos. Desde el principio, sus oscuras y libidinosas intenciones quedaron patentes, al recibirme con un gran abrazo que me encajó su abultada entrepierna en medio de las mías.

Ángel siempre me anduvo coqueteando mientras era novia de Kike. El es un hombre mujeriego, caliente, simpático, no demasiado guapo pero si muy atractivo, pocas se le resistían, entre las cuales me contaba yo, pues amaba mucho a mi entonces novio y nunca le sería infiel. Así que se tuvo que conformar con miradas indiscretas e insinuaciones poco directas (Kike era su amigo y por nada del mundo quería que se enterara que andaba queriendo perrear conmigo) que no le traían nada a cambio.

Pero en el puerto, andaba más agresivo que antes… bastante más agresivo.

Bueno, antes de continuar, quiero hacer una pausa. Para los que leen una historia mía por primera vez, me quiero presentar, mi nombre es Laura de Estrada, soy guatemalteca, madre y esposa. Para mi (y para mi esposo) lo más importante es nuestro hogar y hacemos todo lo necesario por que este sea bello y lleno de amor… ¡lo que sea! Tal vez si leen (si no lo han hecho) mis relatos de "Mi Esposo se Entregó" me comprendan mejor.

Somos una pareja muy liberal y practicamos los intercambios, principalmente gays, pues a diferencia de la mayoría de las parejas en que el esposo goza observado como un fulano se coge hasta por las orejas a su mujer, yo gozo viendo como lo hacen con mi marido.

Después de ese fuerte abrazo fue todo atenciones conmigo, tratando siempre la manera de rozarme con sus manos. Fuimos a la playa, nadamos bastante, Kikín jugaba con la arena y yo me quedaba con mi hija más pequeña, Estelita. Trataba de estar siempre cerca de Kike, pues al menor descuido aparecía Ángel con cualquier excusa, tratando de sacarme plática.

Lamentablemente mi atuendo no me ayudaba a alejarme de el, llevaba un bikini negro, pequeño y ajustado, que apretaban mis senos y los levantaban y me dejaban ver la cola con toda claridad. Y el otro que traía no era adecuado tampoco, pues era de una sola pieza, amarillo, me hacía ver la cintura más estrecha y el escote en U apenas lograba cubrir mis senos, que como sabrán, no son enormes pero tampoco pequeños.

Kike, para quitármelo de encima, lo invitó a irse por unas cervezas a una choza cercana, mientras yo iba a alimentar a Estelita. Me senté en la playa al lado Kikín, que jugaba ajeno a todo. Y mientras se alejaban Ángel me lanzaba miradas indiscretas que me incomodaron bastante.

Ese día las playas estaban concurridas por bastantes turistas, que mostraban sus cuerpo bronceados con diminutos trajes de baño. Apareció un grupo de alemanes, creo yo, caminando frente a nosotros. Seguro que a Kike le van a encantar, me dije, pero seguí en mis cosas.

La tarde cayó y nos retiramos a la casa, nuevamente Ángel se fue a la carga. Durante la cena insistía e insistía en que fuéramos a caminar por la playa, que la luna estaba hermosa y todo eso. Obvio, solo el y yo, Kike no estaba invitado. No le quise hacer caso así que nos fuimos a la cama temprano.

Quiero regresarme a la casa Kike. – le dije molesta.

Es por Ángel, ¿verdad?… ¡cerote!

¡Ya no lo soporto, no me deja en paz ni un momento! ¡Y vos! ¡Estás viendo que ese hijo de puta anda acosando a tu mujer y no hacés nada para defenderla!

Perdón Laura, perdoname… pero… es que… – nuestros ojos se unieron en una mirada complica que me lo dijo todo.

¡Estás caliente!… ¡Te calentaste de ver como me acosaba!

Si… perdón… - me quedé con la boca abierta, no sabía qué decir, ¡hasta dónde habíamos llegado!

Kike, ¿te das cuenta que Ángel es tu amigo?

No veo como un verdadero amigo puede estar acosando como loco a mi esposa sin importarle que yo esté presente… además, nosotros ya habíamos hablado de esto, quedamos que seríamos una pareja liberal, ¡hasta hemos tenido aventuras, muy buenas!

¡Pero tuyas con otros hombres, no conmigo y otros hombres!

¿Y cuál es la diferencia? Igual me calenté mucho cuando te cogieron Baldo y Omar. – lean mi anterior relato, "Nos Dejamos Llevar" para saber de qué estaba hablando – Y yo creo que si vamos a ser una pareja liberal, todo tiene que ir en ambas vías.

¡Pero Kike, ¿me estás pidiendo que me acueste con Ángel?! ¿Te gustaría eso?

No, no, por supuesto que no. Lo que quise fue explicarte por qué no me escandalizó lo que ese idiota quiere hacer. Ninguno de los 2 se va a acostar con alguien que no desee. Además, el se suponía que era mi amigo y que nunca me haría esto, por lo que ahora he perdido la fe en el y ya no me agrada. No me gustaría verte en sus brazos amor. Si fuera un verdadero amigo, te compartiría con el con lo ojos cerrados, je, je, je

¡Ah, me compartirías!… ¡Seré tu cosa!… – me puse a luchar con el haciéndole cosquillas, riendo los 2 – Y decime amor, ¿hoy pasaron unos turistas frente a nosotras?

Si, si… lo vi

Me imagino… y… ¿te gustó lo que viste?

¡Ja! ¡Estaba luchando por que Ángel no me viera con la verga parada!

¡Ja, ja, ja, ja!… ¡me lo suponía!

Quedamos en que no nos íbamos a regresar a la casa todavía, Kike quería probar suerte con los alemanes y yo quería verlo conquistarlos. Y sobre Ángel, pues ya no me preocupaba, Kike no se enojaría si algo pasaba allí, aunque me pidió que mejor si buscaba a un perfecto desconocido pues el no me merecía. Yo estaba de acuerdo, aunque en el fondo, la idea de tenerlo junto a mi acosándome me empezaba a gustar,

Nos despertamos temprano al día siguiente, vimos la salida del sol e hicimos el amor a la orilla de la plagia (esa es una de las fantasías de toda mujer). Cuando íbamos de regreso vimos que Ángel ya estaba despierto, ¿nos habrá visto tener relaciones? Bueno, ya no me importaba mucho, ahora me excitaba. A Kike le enojó un poco la posibilidad, pero se le pasó rápido.

Y se repitió la tónica del día anterior, Ángel respirando sobre mis espaldas cada vez que tenía la oportunidad, y yo quitándomelo de encima. Pero ahora no esperaba que de verdad me dejara en paz, más bien hacía que se tuviera que esforzar más, pues pasé con el bikini puesto todo el día. Kike solo me veía, el me conocía mucho y sabía bien lo que trataba de hacer con el, y solo se reía.

Pero enseñar cuerpo no era la única parte de mi plan, también lo era comer pan frente a los pobres, me arrimaba a Kike cada vez que tenía oportunidad y dejaba que me amontonara a cada rato. Ángel tenía que sentir celos y envidia.

Por su parte Kike consiguió lo que esperaba con ansias, logró hacer contacto con los turistas. No es que seamos tímidos o no sepamos cómo casaquearnos a alguien, pero tomen en cuenta que tenemos hijos y hay una reputación que cuidar. Además, ese día también estaba presente Ángel.

Se puso a jugar pases con una bola de fútbol americano con Ángel, cuando pasaron de nuevo los europeos. Los invitó a jugar y formaron 2 equipos, Kike y Ángel en uno mismo. Yo veía de lejos a mi marido moverse, me divertía mucho y me sorprendía de su astucia. Se las arregló para ser tumbado varias veces por el mismo alemán, un rubio alto, peludo y musculoso que le encantaba. Así, logró averiguar que el tampoco le era indiferente al tipo, pues en una de esas caídas, mi maridito le agarró los huevos y la paloma, y el tipo solo le lanzó una sonrisa pícara.

El estaba muy caliente y emocionado, el tipo los invitó a una fiesta en su hotel y les dijo que iba a estar buenísima. De paso le dio el número de su habitación a mi marido. Obviamente el estaba loco por ir, y yo por verlo.

Pero había un problema, ¿qué haríamos con Kikín y con Estelita? ¡Eso era mala suerte!, bastaba con que Kike le dijera a Ángel que quería ir a esa fiesta, pero yo me tendría que quedar con los niños. No podría ver nada, seguramente a Kike se lo cogerían con furia… ¿y yo?, yo aburriéndome aquí solita. Por otro lado, seguro que Ángel si querría asistir, entonces, ¿cómo haría mi esposo para desaparecerse con el alemán? Por otro lado era muy probable que su amigo se fuera con la primer mujer que lograra convencer.

Laurita, si tu no querés no voy y lo dejamos para otro día

No porque tu querés… podés ir Kike, no importa, de verdad.

Pero a mi me gusta que tu me estés mirando

Y a mi me gusta verte, pero si no se puede, pues ni modo. – le dije triste y decepcionada.

Al final de cuentas fue acompañado de Ángel, lo que me alivió pues a mi no me parecía que el fuera solo. Compréndanme, puedo ser todo lo liberal que quieran, pero fui criada como una mujer sumisa y conservadora, así que los celos no se me van a quitar.

Quedándome sola en la casa, molesta, caliente y aburrida, me puse a jugar con Kikín. A las 8 en punto lo acosté y me puse la ropa de dormir. Como estaba en el puerto, el calor por las noches a veces es insoportable, por lo que tan solo me puse unas breves y delicadas braguitas blancas cubiertas por una pantalonetita pequeñita y una camiseta amplia, sin mangas y con un escote más o menos pronunciado. Y como no llevaba brasier abajo, mis morenos senos se traslucían por la blanca tela.

Permítanme un momento para describirme: mido 1.62, soy de piel morena, labios carnosos y ojos grandes y redondos, oscuros; chata de nariz, mi rostro es de rasgos finos que me hacen ver como una muñeca. Mi cabello es negro rizado hasta media espalda. De cuerpo soy muy delgada, pero mis senos son grandes y redondos (no enormes), con un pezón oscuro. Soy estrecha de cintura y mi culito es redondo y bien paradito, mis piernas fuertes y torneadas. Mis medidas son 90, 57, 89… ¡estoy bien buena!

Pues bien, me puse a ver la tele, una película malísima por cierto, cuando oí la puerta del frente abrirse. Me asusté al principio, pero luego pensé que se tratarían de ellos… pero era solamente Ángel. Como comprenderán, después de verme vestida así, ya no se aguantó más

¡Laura!… ¡Están rebuenota!… – dijo y se me tiró encima.

¡Ángel no!… ¡Imbécil, dejame en paz!… – protesté.

Lo empujé con fuerza y me traté de alejar, pero frente a un ventanal me atrapó nuevamente. Me sujetó de la cintura y me trataba de besar con fuerza, yo interponía mis brazos pero no podía hacer mayor cosa. Empecé a sentir miedo, casi pánico, a mi nunca me habían atacado. Y a punto de gritar estaba cuando vi, de reojo por el ventanal (mientras el me lamía el cuello) que mi esposo llegaba. El nos vio y se asustó, puso una cara de enojo y miedo, me imagino que verme la mía.

Pero algo pasó entonces

Sus hermosos ojos azules se toparon con los míos, nuestros ojos hablan solo, podemos decirnos más con una mirada que con una plática. El vio que yo deseaba esto, que en realidad deseaba a Ángel y que el hecho de que me estuviera forzando me daba mucho morbo. Y yo vi en sus ojos morbo, excitación que se puso en lugar del enojo inicial… me estaba dando su aprobación

Pero bueno, tampoco le pensaba hacer las cosas fáciles a ese tipo, así que me seguí oponiendo, pero cada vez más débilmente. Y siempre que tenía oportunidad, volteaba a ver a mi esposo, que observaba desde unas matas.

¡Laura! ¡Laura!… ¡No sabés cuánto he deseado este momento!

¡Sos una mierda Ángel!… así que más te vale gozar de esta que será la única vez… ¡servite hijo de puta!

Ángel se quedó boquiabierto y con cara de idiota, jamás pensó escuchar eso de mi. Y menos se esperaba que me separara de el y me sacara yo misma la camiseta. Quedé topless, con mis chiches morenas desnudas frente a el, con sus pezones paraditos pues estaba caliente.

El me vio de pies a cabeza, casi podía jurar que se estaba babeando. Crucé las piernas y los brazos al frente, volteé la cabeza pero lo veía de reojo, y como no hacía nada, lo reté: "bueno, ¿vas a hacer algo o solo te vas a quedar allí con cara de idiota?".

Inmediatamente Ángel se abalanzó sobre mi, tomándome por la cintura y plantándome un beso con mucha fuerza, esta vez lo correspondí, pero sin muchas ganas, no quería que pensara que me tenía a sus pies.

Me tiró sobre el sillón y se me fue encima. Me comenzó a besar la tetas, chupándome los pezones y mordiéndolos suavemente, tengo que admitir que sabía muy bien lo que hacía. Metió una de sus manos entre mis piernas y me comenzó a restregar por encima de las braguitas, que a esas alturas ya estaban mojadas. También sabía muy bien lo que hacía con ese sitio, pues al pasarme su mano por encima hacía suficiente presión como para excitarme y producirme suaves espasmo y conseguía rozar mi sensible clítoris, que ya se encontraba duro y exigiendo un merecido orgasmo.

Esperate… los niños… – le dije.

Me puse de pié y lo dejé allí, fui al cuarto donde dormían Kikín y Estelita y comprobé que estaban soñando profundamente, ajenos por completo a todo. Me quedé parada un rato, respirando profundo… ¡qué estaba haciendo! ¡Me iba a dejar coger con el amigo de mi marido! Aunque eso no me debía molestar pues Kike me dio su aval… ¡hasta estaba viendo! ¡Era yo la que siempre miraba, ¿cuándo se invirtieron los roles!

Pero bueno, ya no había marcha atrás, respiré profundo una vez más para relajarme un poquito y volví a salir, Ángel ya me esperaba tan solo en calzoncillos. Fingí no verle su paquete, apenas cubierto por ese bikini azul que tenía puesto (que dibujaba un tremendo plátano), puse la tele y le subí un poco el volumen, solo para mitigar un poco mis gemidos y no despertar a los nenes.

Apurate que mi esposo no tarda en regresar… – le dije y me quité el calzoncito frente a el y tirándoselo a la cara.

Ángel se puso de pié famélico, dejando atrás su bikini, ¡tenía un pene durísimo mirando hacia el techo, debía medirle como 17 o 18 cm!

Te voy a hacer berrear… – me dijo.

A ver… – le respondí retadora.

Ángel bajó meneando las caderas, su pene se contoneó de una manera que me dejó más caliente todavía, definitivamente este tipo era un mujeriego seductor con muchísima experiencia. Separó con cuidado mis piernas e introdujo la boca entre ellas, mirándome se puso a lamerme el sexo como todo un maestro. Kike es muy bueno en esto, pero este hombre le ganaba de corbata. Sentía que su larga lengua me estaba literalmente cogiendo, abriéndose paso entre mis empapados labios vaginales y lamiendo despacio y con fuerza.

No pude evitar empezar a gemir, las piernas me temblaban y sentía que me caía. Por mis muslos corrían gotas de mis jugos que se rebalsaban de la boca de Ángel, que me mamaba como un auténtico profesional. Por más que traté, no pude aguantarme y tuve un orgasmo que me hizo caerme al suelo.

¡¡¡AAAANGGEEEEEEELLLLLLL!!!… ¡¡¡AAAAGGGGHHHH!!!!… – un poco más calmada le dije - ¡Por la gran diabla Ángel!… ¡qué!… ¡qué rico!

Te dije que te iba a hacer berrear… ¡qué fácil llegás al orgasmo, muchas mujeres se morirían de la envidia

Ángel volvió a acercarse, me comenzó a tocar las tetas, a pellizcarme los pezones. A esas alturas yo ya no podía ser arisca con el, debo reconocer que me había doblegado. Me pesó con ternura, suave y despacio, yo lo correspondí, me acariciaba la espalda y las nalgas, me estaba haciendo sentir de verdad especial.

Me tomó de la mano y me puso de pié, agarrándome de las nalgas me acercó a el y me levantó del suelo clavándome de un golpe seco. Su pene llegó hasta el fondo de mi vagina arrebatándome un hondo gemido ahogado en un largo suspiro. Rodeé sus caderas con mi piernas y me sostuve de sus hombros, no es que fuera virgen, pero es que era una verga extraña a mi intimidad y aun la sentía muy rara.

Poco a poco me fui relajando hasta dejar caer todo mi peso sobre su virilidad. Lentamente el empezó a cogerme, me subía y me bajaba, enterrándome con suavidad primero, pero fue aumentando la velocidad y la fuerza poco a poco hasta tenerme literalmente rebotando sobre su palo. Otra vez no pude evitarlo y comencé a gemir, pero esta vez no muy recio para que mis nenes no se fueran a despertar. Pero a cada barrenada un fuerte escalofrío recorría mi espalda, prueba inequívoca que un nuevo orgasmo se acercaba.

Me puso sobre el sillón, me abrió las piernas y se dejó ir con todo nuevamente. Mis senos rebotaban de un lugar a otro, todo mi cuerpo se estremecía y mi respiración sonaba por todo lo ancho de la habitación, hasta que terminé en un nuevo orgasmo que me hizo mugir como una verdadera vaca. Minutos después Ángel también terminaba en medio de un largo y fuerte gruñido, derramando su semen sobre mi vientre.

¡¡¡¡AAARRGGGRRRRRRRRRRRRMMMMMMMMJJJJJJJMMMMPPPPPFFFF!!!!

Ángel quedó tendido encima mío, los 2 cubiertos de sudor y respirando agitadamente. Se incorporó un poco para verme a los ojos y me besó con suavidad, susurrándome al oído que siempre había deseado hacer eso y que sabía que iba a ser maravilloso. Yo le sonreí y le dije gracias, con una ternura y dulzura que derretiría a cualquiera.

Nos quedamos allí algunos minutos, hasta que me recordé de Kike y todo. Lo tiré de encima mío y me paré, le dije a mil por hora que mi marido estaría a punto de regresar, que eso nunca debió pasar y que no podíamos vernos nunca más. Recogí mi ropa y me encerré en mi habitación, afortunadamente los nenes estaban como los había dejado.

Ángel aun trató de entrar a la habitación pero yo lo saqué, no entendía cómo era que, minutos antes había sido un volcán de pasión y ahora nuevamente el mismo témpano de hielo que siempre había sido con el. Kike fingió llegar casi 3 minutos después.

En cuanto lo vi me tiré a sus brazos, no sabía qué había hecho, y aunque lo pasé increíblemente bien, me sentía mal y sucia. ¿Qué quieren que haga?, así soy y siempre he sido así. El no me reclamó nada, es más, ¡hasta me felicitó!, dijo que ni en películas porno había visto algo así.

Al día siguiente salimos temprano de regreso a nuestra casa, casi ni me despedí de Ángel que se quedó medio enojado por ello. ¡Ja!, ¿por coger una vez con ya creía que era su mujer? En el camino vi un tanto pensativo a mi esposo y hablamos de lo que pasó.

No hay problema, de verdad Laura

Pero amor, te miro un poco enojado

Celoso estoy… no me gustó mucho los besos de ternura y todo eso… las miraditas y las caricias de novia enamorada que le hiciste

¡Pero no lo pude evitar! – le dije a modo de disculpa, pues aunque me lo decía jugando y en todo de broma, estaba hablando en serio.

Pero bueno, no me podía reclamar nada y no lo hizo. Y los celos se le pasaron rápido, me dijo que le había gustado mucho verme coger con otro, y que si algún día quería repetir la experiencia con alguien más, por el no había problema… siempre y cuando pudiera ver

¿Será que lo volví a hacer?, ¿ustedes qué creen?

Fin.

Garganta de Cuero.

garganta_de_cuero@latinmail.com . Gracias y besos, espero sus mensajes… ¡ah! Abajo está la lista de mis relatos para que los lean, les van a gustar

Mi Esposo se Entrego I, II y III.

Nos Dejamos Llevar.

Las Playas de Monterrico I y II.

Noche de Bar.

Mi esposo y el Motorista.