El amigo de la familia (2)

Quién nos ha sorprendido justo cuando follabamos a mi madre? Aquí esta la respuesta y la conclusión al relato.

El amigo de la familia 2ª parte

No me había equivocado al sospechar que era mi padre el que había entrado a la recamara en ese momento, al darme la vuelta lo vi ahí parado con cara de ogro, los ojos inyectados en sangre y solo le faltaba echar espuma por la boca, de inmediato me hice a un lado dejando a mi madre en 4 patas y escurriendo la leche con la que le acababa de atascar su panocha, ella fue la última en darse cuenta de lo que ocurría.

Sin saber porque nos habíamos detenido así de repente, cuando ella deseaba sentir más verga adentro de ella, ya fuera de su hijo o de su amante solo alcanzó a preguntar que pasaba cuando se volteo y vio a su marido en esa postura tan comprometedora. Rodó sobre la cama y quedo boca arriba, tan nerviosa estaba que no podía coordinar sus movimientos, nadie se atrevió a hablar hasta que lo hizo mi padre.

—Vaya zorra que eres mujer, aunque eso ya lo sabía.— Decía con un coraje tremendo mientras tanto yo como Pepe íbamos retrocediendo — Pero jamás me hubiera imaginado que hasta con tu propio hijo te fueras a revolcar, de ti nada me extraña perra, pero te has volado la barda.

Mi madre lo único que hacia era tratar de ocultar torpemente su desnudez, no se atrevía a decir nada, y con razón pues mi padre era un hombre fornido, alto y corpulento, yo creía que en cualquier momento agarraría a golpes a mi madre, más cuando lo vi caminar hacia ella lentamente.

Pero no la golpeó, solo la tomo del cabello y le preguntó que tal se había sentido coger con su propio hijo, mi madre seguía sin decir nada así que mi padre le jaló el cabello con más fuerza aún. Sin soltarla el cabello me preguntó a mi, si por lo menos me la había cogido bien a la puta de mi madre, viendo que el silencio no era buena estrategia le respondí que si estuviéramos en esta situación tan precaria cabría la posibilidad de que él se sintiera orgulloso de mi. Mi padre soltó la carcajada y le volvió a preguntar a mi madre, que si era cierto que su hijo era buen semental, que si le había gustado la montada que le había puesto, a lo que ella respondió que sí. Entonces él la soltó.

—Por mi quédatela, y compártela con tu amigo si quieres,— Dijo con gran amargura— como puedes darte cuenta eres un gran hijo de puta, a ver si cogiendo tú con ella logras calmarle esa cola.

—Y por qué no compartirla los tres?— Al ver la extraña reacción de mi padre, Pepe también tomó valor y habló de esa forma. Mi padre lo miró con un poco de desprecio pero también con mucha curiosidad, con una mueca que aparentaba ser una sonrisa.

—Que dices mujer?— Le preguntó mi padre a mi mamá, tomándola otra vez del cabello— A lo mejor es lo que necesitas, que te den verga tres burros al mismo tiempo para que te portes bien.

Solo de oír eso mi fierro se puso duro de nuevo, la sonrisa de Pepe delataba que también retomaba energías y mi mamita entre el miedo y la excitación se veía ansiosa por probar el sexo de esta manera.

—Pues ya ves que soy tan puta, la idea no me molesta, a ver si entre los tres logran llenarme como dios manda— Dijo mi madre bajándole la bragueta a mi padre y sacándole un buen trozo de carne debajo del pantalón.

Mi padre me dirigió una mirada de aprobación, Pepe se acercó cuando vio que yo lo hacía y pusimos nuestras vergas cerca de la cara de mi mamita hermosa que ponía una cara de golosa al ver toda la carne palpitante que tenía a su disposición en ese momento, fue turnando nuestros miembros en su boca uno a uno, después juntaba de a dos a la vez adentro de su boca de mamadora experta, y si hubiera habido forma hubiera sido capaz de meterse las tres al mismo tiempo, las chupaba con un ansia tremenda, como si no hubiera cogido en años.

Después de un rato mis ganas de penetrarla era muchas, mi padre me preguntó si ya le había dado por el culo a mi mamá, le dije que no, así que me invitó a hacerlo, ordenó a mi madre sentarse encima de mi y dejar que se la metiera por el culo, ella obedeció al instante y con un poco de trabajo se sentó sobre mi verga mientras su culo se la iba tragando poco a poco, no sin que soltará uno que otro quejido de dolor, pero sin duda tenía un culo bien experimentado.

Una vez que mi mamá quedó ensartada por el culo mi padre le hizo una indicación a Pepe para que hiciera su parte, sin pensarlo dos veces tampoco, se recargó sobre nosotros dos y comenzó a follar a mi madre por la panocha, esta vez los quejidos subieron de volumen al tener dos vergas al mismo tiempo penetrándola, comenzamos a movernos para hacerla sentir más placer, y al vernos mi padre le acercó la verga a la boca a mi mamá, como si dos vergas no fueran suficientes mi madre hacía lo posible por chupársela a mi papá cuando lograba recuperar el aliento.

Hubiéramos seguido follando a mi madre de esta forma por más tiempo pero mi padre dijo que quería penetrarle el culo a su mujer, así que ella se levantó dándose la vuelta sobre mi y dejándome así seguírmela cogiendo por su panocha, mi padre se apoyó encima de ella y la penetró de un solo golpe, mi madre no pudo callar el grito de dolor al sentir toda la verga de mi papá rompiéndole el culo más de lo que yo lo había hecho, la boca de mi mami no quedo libre, pues Pepe se la acerco para tenerla bien llena en sus tres agujeros, todos nos moviamos al mismo compás, mi madre gemía con la verga de Pepe en su boca y cuando se la sacaba comenzaba a gritar, pedía más verga, me pedía a mi y a mi papá que nos la cogiéramos más fuerte.

La puta de mi madre recibía lo que pedía, nos la cogimos en esa posición un buen rato hasta que mi padre se levantó de repente y al hacerlo mi madre se levantó y se dio la vuelta, en ese momento un enorme chorro de leche salía de la verga de mi papá y llegaba volando hasta la cara de mi madre, cuando mi papá terminó de bañar en leche a su mujer Pepe la tomó del cabello con menos brusquedad que mi papá y la hizo voltear hacia él, una segunda descarga de leche llovía en el rostro de mi mamá que parecía extasiada ante esta deliciosa lluvia.

Yo ya me había puesto de pie y mi madre de rodillas frotándose las tetas mientras yo me masturbaba frente a su cara, una ultima dotación de leche caía sobre sus tetas y su cara, ella tomó mi verga con una mano y la empezó a restregar sobre su cara, usándola como una especie de cuchara con la que recogía la leche que tenía en el rostro y la llevaba a su boca, dándome así unas mamadas impresionantes, cerrando con broche de oro tremenda cogida.

Esa noche me fui a dormir más satisfecho que nunca, Pepe se fue después de vestirse y contarle a mi papa como había pasado todo, cerveza en mano y riendo ambos a carcajadas, antes de irse prometió visitarnos otro día y traer a su mujer. Mi mamá se había quedado en el cuarto a solas conmigo pero desgraciadamente mi hermana regresaría en cualquier momento, así que tuvimos que volver a actuar con normalidad antes de poder echar otro polvo.

Desde ese día se volvió costumbre follar juntos los cinco ya fuera en mi casa o en la de Pepe. En mi casa estábamos siempre y cuando mi hermana se fuera de paseo con sus amigas y solo hasta cierta hora. Aunque era más común amanecernos follando en casa de Pepe. Al principio Gabriela casi se desmaya cuando Pepe le dijo quienes eran los que venían conmigo, no podía creer que fuéramos una familia de depravados, incluso yo a veces no podía creerlo, mi sueño era follarme a mi madre, pero esto me parecía que ni en mis más alocados sueños ni en mis más calientes pajas se me hubiera ocurrido.

Así pasaron meses, durante los cuales Gabriela ya era incapaz de lidiar con su moralidad y de plano se dejó llevar por nuestra locura lujuriosa, comprábamos todo tipo de juguetes sexuales, lencería de mil formas para las mujeres que habían terminado por convertirse en nuestras esclavas, nuestras orgías eran tremendas. Nada podía salir mal o si?

Nuestras orgías ya eran algo tan cotidiano que no nos espantaba nada, mi deliciosa madre y Gabriela ya se habían convertido en todas unas putas, las volvimos tan sumisas y obedientes que en verdad se comportaban como todas unas esclavas, el disfrute al parecer no podía llegar más alto, pero como muchos ya se deben de imaginar, las cosas cambiaron un buen día.

Resulto que mi hermana había salido temprano con sus amigas, así que mi papá llamó a Pepe para invitarlo a él y a su mujer a la casa desde el mediodía para aprovechar que mi hermana no estaba. No pasó mucho antes de que llegaran y pasó mucho menos antes de que empezáramos a follar, mi madre se había vuelto muy afectuosa conmigo y procuraba que cogiéramos juntos casi siempre, ese día así pasó y me encerré con ella en mi habitación mientras Pepe y mi papá le daban fuego a Gabriela en la habitación de mis padres.

Mi madre estaba súper caliente, más de lo normal y no me dejaba descansar ni un momento, ni tampoco me dejaba ir con los demás. Perdí la cuenta de los palos que nos habíamos echado ese día, sentía una pasión exorbitante por mi madre, y una felicidad increíble. Entonces en uno de esos momentos de más pasión en que mi madre tenía el culo ensartado mientras brincaba sentada en mi verga oímos un grito en la habitación de al lado. Sin sospechar que habría pasado nos levantamos sin ponernos la ropa, creyendo que Gabriela había soltado ese grito repentino. Estábamos equivocados y en que forma! Era mi hermanita que había regresado temprano de su paseo y había encontrado a dos desconocidos en la cama junto a mi papa, Gabriela estaba siendo penetrada por los dos cuando mi hermana vio el espectáculo.

La pobre estaba blanca del susto, a sus 14 años no imaginaba que vería algo semejante y menos que nos vería a mi madre y a mi entrar de repente y desnudos por completo a la habitación. El impacto fue tal que estuvo a punto de desmayarse, como yo estaba de pie la logré sostener pero ella al notar mi desnudez y mi erección que aun seguía en su mayor plenitud trató de zafarse.

Sin embargo mi hermanita estaba acorralada, en la puerta estaba mi madre y en la cama el trío orgiástico que acababa de encontrar, entonces insistí y la abracé de nuevo, esta vez ella se dejo abrazar al ver que no tenía opción, le acaricié su cabello y mi excitación creció ante la idea de agregar a mi hermana a nuestra bella comunidad, no era yo el único que pensaba eso pues en las miradas de todos los presentes se notaba la misma intención.

Sería cansado relatar las cosas que le contamos a mi hermana pues básicamente son las cosas que ya he contado antes aunque retocadas para no perturbarla tanto, le hablamos de lo bello del amor incestuoso y la micro-comunidad que formábamos. Lo mucho que disfrutábamos juntos y le ofrecimos un lugar en esa comunidad.

Ella estaba azorada, no entendía bien lo que pasaba pero sabía que no tenía muchas opciones, así que a regañadientes aceptó que hiciéramos de ella lo que quisiéramos, obviamente no íbamos a follarla los tres al mismo tiempo, uno de nosotros tendría que iniciarla en las artes amatorias y los tres nos moríamos de ganas de hacerlo, mi padre de inmediato descalificó a Pepe por no ser de la familia, así que todo quedaba entre mi papá y yo, así que dejamos que mi hermanita decidiera.

No sabía por quien decidirse, le pregunte si estaba bien que lo dejáramos a la suerte y ella accedió, todo quedó resuelto en el lanzamiento de una moneda y con toda la suerte del mundo fui yo el elegido por la suerte, me tocaría a mi desvirgar a mi preciosa hermana de 14 años.

Mi hermana pidió que lo hiciéramos a solas, no quería público, y aunque todos protestaron no les quedo de otra, fue la única condición que puso así que nos fuimos a la recamara de ella a poner manos a la obra.

Yo estaba muy emocionado pues aunque había estado con muchas mujeres en mi vida nunca había estado con una niña tan pequeña, aunque me había tocado desflorar a algunas, todas esas le sacaban unos cuantos años a mi hermanita que se me estaba a punto de entregar voluntariamente, casi puedo asegurar que se sintió aliviada cuando vio que era yo el elegido.

Mientras ella se despojaba de su ropa decidí preguntarle por qué entraba en nuestro juego tan fácilmente, porque sinceramente era algo extraño que ella no estuviera más aterrada con la conducta del resto de su familia. Mis dudas se despejaron al instante cuando ella me contó las cosas que una de sus amigas le revelaba acerca de lo que un tío le hacía a la amiga de mi hermana, al parecer mi hermana era la confidente de confianza de su amiga y esta le contaba cada detalle de la forma como su tío la follaba, la curiosidad era enorme en mi hermana y la oportunidad de contarle cosas parecidas a su amiga, o cosas incluso más alocadas le parecía interesante.

Cuando me terminó de contar ella ya se había desvestido casi toda, su faldita de mezclilla y su camiseta así como su corpiño ya estaban en el suelo, solo tenía sus braguitas y sus calcetas puestas, entonces la jalé hacia mi y le di un beso enorme, ella me correspondía torpemente, se notaba que no tenía practica y eso me agradaba, le dije que sería su maestro en todo y la besé de nuevo, sentía como temblaba su boca al apretar yo con la mía, también sentía como se le ponía la piel de gallina mientras pasaba mis manos por su espalda o cuando agarraba sus diminutos pechos que apenas se empezaban a formar. Pensar que yo era el primero que tocaba de esa forma a mi hermana, que yo era el primero en acariciarle esas tetitas que se ponían tiesas al contacto de mi mano me ponía a mil, ya quería cogérmela pero decidí hacerlo lentamente para que ella lo disfrutara al máximo.

Metí una mano debajo de sus braguitas y comencé a acariciarle la cola, ella dejaba escapar profundos suspiros al sentir mi mano acariciándole el culo, podía sentir como temblaba todo su cuerpo y como comenzaba a sudar frío al sentir solo un poco de lo mucho que le haría ese día. Me puse de rodillas frente a ella y le bajé sus bragas lentamente, después de lo cual procedí a comerle su conchita virgen que apenas si mostraba una ligera cantidad de bello púbico. Estaba húmeda pero al sentir mi boca ella comenzó a temblar aun más que antes, doblaba sus piernitas al sentir mi aliento y mi saliva entrando en su cuevita virginal, y sus suspiros iban en aumento.

Yo estaba en el paraíso, mientras le mamaba su conchita pasaba mis manos por sus nalgas tomándolas con firmeza, mi hermana soltaba un ligero "aahh" de vez en cuando sobre todo cuando mi lengua se movía locamente adentro de su conchita. Ya no podía más, quería robarme la flor de mi hermanita y me levanté de golpe con la verga mas erecta que nunca, mostrándosela a mi hermana en todo su esplendor.

Cargué a mi pequeña hermana y la recosté sobre su propia cama boca arriba, inmediatamente me recosté sobre ella y le recalqué que en ese momento sería mi mujer, ella no hablaba, estaba tan nerviosa que no podía hacer nada más que cooperar. Abrí sus piernas y me acerqué lentamente a mi meta, la punta de mi verga toco las paredes de la concha de mi hermana y ella soltó el suspiro más fuerte hasta ese momento. Embriagado en el morbo y la lujuria no me pude contener y dejé entrar gran parte de mi verga de un solo golpe robándome así la delicada flor de mi hermanita pequeña. El grito que ella soltó lo ahogué con un beso profundo al momento, pero sin embargo podía sentir su cuerpo tensándose al instante, sin embargo yo continué con el ritual y metí mi miembro completo en el segundo impulso, esta vez la deje gritar a sus anchas y estoy seguro que todos en la casa sabían lo que eso significaba.

Aunque gritaba con todas sus fuerzas, mi querida hermana no me pedía que me detuviera y aunque me lo hubiera pedido no lo hubiera hecho. Comencé a dar estocada tras estocada en la concha virgen de mi hermana, arrancando gritos ahogados a cada golpe. Lo que más disfrutaba además de los gritos de mi hermanita era la sensación de su piel tan tersa, cada centímetro de su piel era suave como la seda y al sentir ese cuerpecito en contacto con el mío mi excitación llegó al límite, justo en ese momento saque mi verga y bañé con un buen chorro de semen el cuerpo de mi hermana que suspiraba nuevamente al sentir el calor de mi leche bañando su delicioso cuerpo.

La abrace fuerte y nos fundimos en un beso apasionado, mi hermana estaba rendida y atontada ante la experiencia, yo estaba extasiado después de sentir algo semejante. Entonces abrí la puerta de la recamara y ahí de pie estaba mi padre completamente desnudo como lo había dejado antes de entrar con mi hermana y con la verga durísima. Esperaba con ansias su turno, así que me hice a un lado y lo dejé pasar, en la habitación de mis padres se oían los gemidos de placer de mi madre que estaba siendo follada por Pepe, en un par de minutos mi hermana gemía también, yo fui a la sala donde estaba Gaby sonriente, vio mi verga con rastros de leche y sangre y la comenzó a limpiar con su boca, en poco tiempo ya estaba montado en ella haciéndola gemir también.

Desde ese día los seis decidimos mudarnos a vivir todos juntos. Mi padre vendió la casa y Pepe hizo lo mismo, compramos una casa con 3 habitaciones, igual que donde vivía yo con mi familia, pero mucho más amplia y con un jardín más grande. Cada noche era una noche de placer en esa casa, había un cuarto para cada uno de los hombres y las mujeres iban alternándose en esas habitaciones. En otros casos nos reuníamos los 6 en la sala de la casa y comenzábamos una mini-orgía. Era el principio de esta vida de placeres sin freno, y puedo asegurar que nunca en mis más locas fantasías hubiera soñado que esto era posible. Todo gracias a un amigo que me dio esta oportunidad de oro.