El amante del compañero de mi padre

Hombre maduro, dominante y dotado, que no solo se contentó con follarme, sino que me hizo vestir de mujer para él, pudiendo disfrutar plenamente. Y que no dejaba de decirme... ‘Eres la primera hembra con pelotas que me he cogido’.

El amante del compañero de mi padre

Hace unas semanas un lector se puso en contacto conmigo, refiriéndose sobre todo a la suerte según el de mi persona, pues según él para lograrlo, no solo ha tenido que tener una dieta estricta, sino que, para transformar su cuerpo masculino en femenino, ha tenido que tomar una serie de medicación (hormonas femeninas), como algunos arreglos quirúrgicos. Mientras yo, simplemente según él, he nacido producto natural, cuyos rasgos femeninos son impropios pues no he tenido necesidad de fármacos o cirugía, teniendo una calidad más pura y natural que salta a la vista. Como si eso me hubiera venido bien, cuando en realidad ha tenido sus pros y sus contras. Y eso me hace recordar una de mis tantas experiencias, mencionando, por ejemplo, aquella...

Vez que estando con mis padres de vacaciones en la costa gaditana. Nos encontramos uno de esos días, un compañero de mi padre con su familia, acabando por quedarnos con ellos. Colocando nuestro paraguas junto al suyo, quedándonos almorzando en la playa y echando el resto del día, amigo y familia que, me cayo bastante bien. Comenzando una amistad con el hijo del compañero de mi padre, chico de mi misma edad, quedando más tarde y una vez arreglados, marchándonos de copas y lagoteó.

Pero una llamada del trabajo a mi padre, vi cómo iba a podía tambalear aquellas vacaciones, acabando por sugerir el compañero de mi padre que tanto mi madre como yo, nos quedáramos con ellos. Cosa que mi padre acepto, pero mi madre no en referencia a ella, pues como suele decir, donde vaya mi padre... va ella, acabando por recoger mis cosas y trasladarme a la suya. Donde sus padres me instalaron en una de las habitaciones vacía que había, dándome toda libertad que quisiera. Y para enrollarme mucho en el día a día, puedo adelantaros que mi vida paralela se quedó en un segundo plano, no queriendo poder usarla a pesar de ser tanteado.

Y en uno de esos días en el cual me había quedado solo, digo día refiriéndome a que era domingo, día en el cual ellos se marchaba a misa, cosa que yo no soy mucho de asistir. Dándome por darme una buena ducha, cayendo que ni me había traído un bañador ni otra prenda, no dándole mayor importancia al estar solo. Cogí y salí del baño desnudo hasta mi cuarto, caminando sin preocupación alguna, cuando escuché una voz decirme...

  • “Oye!!... chica, ¿quién eres tú?”.

Viéndome sorprendió, temiendo en volverme o no, cuando este de malas maneras y con un tono amenazante, me vuelve a decir...

  • “Oye!!, te estoy hablando a ti, vuélvete que por educación que, cuando una persona adulta te habla debes de mirarlo a la cara. Dime... ¿dónde está José?”.

Y finalmente asustado me vuelvo, tomando la decisión, aunque me cueste lo que me cueste, ya que no me quedaba otra. Y con rapidez, me da por tapar mis intimidades con mis manos, descubriendo que esa voz pertenecía al compañero de mi padre. Quien, a su vez, fijándose mejor en mí cuerpo, acabo por decirme...

  • “Pero tú...; ¿qué coño eres... chico o una chica?”.

Callo avergonzado, pero veo como este hombre, viéndome molesto por su manera de hablarme, acaba por decirme con un tono de voz más suave. Diciéndome...

  • “Perdona, ahora caigo algunas cosas que escuche sobre ti, pero nunca le había dado importancia”.

Recuerdo que llegue a asustarme al escucharle decir eso de... ‘saber algo sobre mí’, pero que después este me hizo saber que, se refería a unos trastornos médicos. Y me impresiono ver a este hombretón hablarme, mostrándose abierto, demostrándome ternura en sus palabras. Ver a ese hombre corpulento y fornido, uno de esos que se machaca en gimnasio, persona de metro noventa o quizás un poco más, cuyo cabellos negros y mirada penetrante, engaña sus cincuenta y ocho años. German que es como se llamaba el amigo de mi padre, me pidió que fuera a mi dormitorio a colocarme algo decente.

Y mientras caminaba hacia el dormitorio a ponerme algo, recuerdo que escuchaba los pasos de esté caminar detrás de mí (iba como hipnótico), entre en la habitación y no cerré la puerta, sino la deje entornada. Mirando con disimulo hacia atrás, pudiendo darme cuenta como este, estaba mirándome desde detrás de la puerta, puerta que deje entreabierta. Diciéndome...

  • “Me ha dado por regresar solo, porque me sentía un poco mal al haberte dejado solo”.

Y tras haberme puesto unas calzonas de gasa como única prenda, volviéndolo a verle por el rabillo del ojo mirándome, dándome por comprobar una cosa (para ser sincero, quise ser un poco malvado). Acabe por arrodillarme y hacer como si mirara bajo la cama, poniendo el pretexto...

  • “Espere un momento, no me hable ahora que estoy buscando mis zapatillas”.

Agachándome, quedándome de rodillas e inclinarme hacia delante, acabando por meterme bajo la cama, aun sabiendo que me es imposible, quedando con medio cuerpo bajo esta y el resto fuera, parte que eran mis nalgas, quedando de sobra expuesto. Mi postura es difícil de no imaginar, pues se me veía hay inclinado, prácticamente atorado y con mi culo en ‘pompa’. Mientras volvía a reiterarme, diciéndole...

  • “Espere un momento, estoy buscando mis zapatillas”.

Mirar desde debajo hacia esta persona, quedándome con esa primera imagen de verle ajustar el bulto de su entrepierna, y acto seguido entrar en mi dormitorio. Intentando moverme, zarandeándome a modo de fingir que casi había logrado mi propósito. Darme de nuevo por volver a mirar hacia esta persona, y no pudiendo ver sus pies al estar estos bajo sus pantalones, esa imagen me hace tragar saliva pues me hacía adivinar que se está desvistiendo. Y sacarme de mi trance momentáneo al pedirme permiso, ya que desea preguntarme unas dudas, alegando que... ‘no pasa nada si no quieres contestar’. Y cuando le doy permiso, escucharle decirme...

  • “Tengo una intriga, dime... ¿Para ese cuerpo que tienes, tomas medicación, estas en tratamiento o simplemente es natural?”.

Acabando por hacerle saber que...

  • “Medicamentos no tomo pastilla alguna, ni sigo tratamiento como imaginas de cambio de sexo, aunque dentro de poco, dice mis padres que comenzaré el tratamiento de sustitución de la testosterona”.

Continuado hablando, como si estuviera divagando, no echando cuenta a lo que le he contado. Diciéndome...

  • “Me parece imposible que un chico como tú, tenga un cuerpo semejante, sé de sobra que cambiamos con la pubertad, pero en tu caso la naturaleza ha cogido otro camino”.

Soltando con retintín...

  • “En tú caso la naturaleza ha sido más cabrona, eso o que tu padre no le ha transmitido a tú madre la hombría suficiente, para habértela traspasado por los genes”.

Dice y continua, ahora con ironía...

  • “Obviamente la pubertad no sea portado tan mal, bueno me refiero a que no te han salido granos, ni seguro sudas en exceso y no vas a tener problema a la hora de afeitarte”.

Continuando...

  • “Pero claro está, cambios tan notorios como el tono de voz más grave, o abundante vello corporal, o incluso estar más desarrollado físicamente, no se aprecia”.

En cambio, sigue con su explicación...

  • “Si pareces más una chica, pues incluso tienes un tono de voz más agudo, incluso tu fisionomía es mucho más femenina, no solo te lo digo por el ancho de tus caderas, sino por la falta de vello en general y por tu diminuto pecho”.

Y me suelta con un tono como más afectado, diciéndome...

  • “Supongo que, por tus palabras, estas intentando en cambiar no solo me refiero a tu forma de ser, sino que intentas trabajar tú forma de hablar o incluso el comportamiento”.

Y decirme...

  • “Aun así, debes de saber no hay nada malo, y aún más si tienes clara tu identidad sexual, ya que lo más importante en aceptarse y estar contento consigo mismo”.

Suelta y en esos precisos momentos, siento como coloca sus manos sobre mis nalgas, sintiéndola por primera vez lo grandes, fuertes e incluso ásperas. Manos que oprime, mientras me vuelve a decir...

  • “No obstante, entiendo que pueda causarte incomodidad por la atención que pueden prestar a otros, siendo motivo de burla y guasa”.

  • “Pero piensa que el verdadero cambio está dentro de ti, cambia solo si crees que te será beneficioso hacerlo, no lo hagas por agradar o porque los demás te lo digan”.

Mientras percibo como este se me coloca detrás, momento que veo oportuno de salir de debajo de la cama. Pero que esté me lo impide, no siendo de otra forma que, al sentir sus muslos justo detrás de los míos. Y acto seguido, sentir sus manos comenzar a masajear mis nalgas sobre mi fina prenda, ambas al mismo tiempo y sentido. Llegándole a esté confesar...

  • “Sabes, nunca he sentido la atracción por un transexual, ni mucho menos un afeminado, pero si la curiosidad de tocarlos”.

Dándome por rogarle que me dejara salir, sintiendo como si fuera una de mis tantas fantasías, como esté tira de mi prenda de gasa y no solo rasga y rompe como si nada, sino que me deja desnudo. Sintiendo acto seguido, como impregna mi orificio con algo líquido, y sentir uno de sus grandes untármelo por dentro, sacármelo y en nada penetrarme... ooohhh!!. Soltándome...

  • “Uuuffff!!, Dios... como ha entrado”.

Y recordar que tal facilidad no ha sido por su hacer, sino que ha sido por mi culpa, pues mientras me duchaba me ha dado por enjabonarme, usando esa pastilla de jabón que son mi debilidad, donde no hay vez que acabo por limpiarme bien a fondo... uuummm!!. Bueno sigo...

Y sentir como esas enormes manos presionar mis glúteos, presiona primero hacia abajo y al momento separa estos, sintiendo como su polla me entra hasta los mismos cojones... aaahhh!!. Embistiéndome con fuerza una vez tras otra, gimiendo y jadeando ambos, no dejándome de decir lo buena hembra que soy, y asegurarme que me iba convertir en una, mientras que me penetraba... ooohhh!!. Llegándome a confesar...

  • “Eres el primer afeminado que me cojo, me acabo de desvirgar contigo... ooohhh!!”.

Quedándome callado yo, no queriendo confesarle que no es mi primera vez, pero cayendo en esos momentos y dándome por recordarle la presencia de su mujer e hijos. Haciéndome esté saber que estos tardarían un rato aún en regresar, recordándome que se marcharon en coche y que ellos, deberán de regresaran a pie.

Y esté, como quisiera continuar disfrutando, desacelera el ritmo, continuando embistiéndome con delicadeza, llegando a introducirme sus veintitrés centímetros dentro de mí... ooohhh!!. Y sin poderlo evitar, siento como me viene, cuya corrida se diluye por mis muslos hasta el mismo suelo, mientras esté continua a lo suyo... uuummm!!.

Penetrándome durante un buen rato, acabando por correrse de forma abundante entre gemidos y jadeos, corrida enorme para su primera vez. Y sacármela con cuidado, deslizando su glande por mis nalgas, continuando por golpearme con ellas a modo de nalgadas, dándome cuenta como sigue aún dura. Y acto seguido, volvérmela a introducir de una sola embestida... oooohhh!!, continuando y demostrarme el buen macho y semental que es, cuya segunda corrida me deja desecho... uuummm!! (y obviamente preñado).

Tras terminar y a pesar de habérmela dejado dentro hasta sacarla morcillona, sacándomela eso sí con sumo cuidado de mi dolorido orificio. Ayudándome a salir de debajo de la cama, y animarme con una palmadita en mis nalgas a que fuera de nuevo a ducharme, cosa que hice mientras me decía...

  • “Como sigas moviendo tus caderas de esa forma tan provocadora, no soy persona, cojo y me meto en la ducha contigo nena, volviéndote a follar ese coñito tan estrechó que tienes. Sabes, ¡creo que me enamorado de ti... uuummm!!”.

Y aunque le escucho, camino hacia el baño, ¡satisfecho y de nuevo para darme una nueva ducha... uuummm!!, mientras me augurara que íbamos a pasar unas buenas vacaciones. No dejándome de decir...

  • “Pero tenemos de tener cuidado, no vaya a enterarse mi mujer”.

Aquella vez, se convirtió sin buscarlo realmente en una de mis primeras experiencias sexuales puras y debo decir completamente satisfactorias. Aquella que sin beberlo ni comerlo, me convertí en la amante del compañero de mi padre (persona que como he mencionado, me alojo en su casa en la playa con su familia), persona más preocupada que se enterara su mujer que mis padres. Hombre maduro, dominante y dotado, que no solo se contentó con hacerme el amor por primera vez, sino que me hizo vestir de mujer para él, pudiendo disfrutar plenamente como ‘mujer’. Y que no dejaba de decirme...

  • “Eres la primera hembra diferente que he me cogido, disfrutando como nunca, ¡y satisfecho de poderte convertir en mi amante... ooohhh!!”.

Y preguntarme en más de una ocasión, mi hijo se ha percatado de cómo eres, ya sabes cómo la nena que eres o tu rama afeminada, o sigue tan infantil viéndote como un chico angelical y diferente. Haciéndole saber que lo segundo, mientras este aprovecha cualquier ocasión, para tomarme por las caderas y pegarme contra su inglés, haciéndome notar como le tengo. Diciéndome cosas, como si deseara seducirme, diciendo...

  • “Eres realmente hermoso, me gusta cómo te entregas a tu macho, como te muestras tan sumisa para que te haga sentir y disfrutar como una mujer”.

O como ese otro día, que aprovecho que, siendo lunes, dejo que su mujer e hijo se fuera al mercadillo veraniego que suelen poner, excusándome yo en no ir pues no me gusta ir. Alegando que me quedaba para leer, cosa que su hijo no es mucho de leer entre otras cosas más cultas. Y recuerdo que, estando los dos solos, esté me hace llamar a su dormitorio, pidiéndome entrar y desnudarme, cosa que extrañe pero que hice, desvistiéndome. Y ver como esté, abría el armario y del interior del cajón de las prendas interiores de su mujer, sacaba una caja y del interior de esta, saco un conjunto de ropa interior, formada por braguitas y sujetador de encajes negros. Ofreciéndome estas junto a unas medias de ligas y unos zapatos de tacón de aguja, pidiéndome colocármelas...

Tras colocármelas, me sentía muy sexy y excitada, pidiéndome esté que hiciera poses e incluso que caminara, como si se tratara de un pase de modelos, cosa que hice. Dándome cuenta como esté, me estaba haciendo fotos y grabándome, pensando en lo arriesgado que podría ser para el tal contenido. Pero e incluso a pesar de acabar por hacérselo saber, este acabo cogiéndome por la cintura y acabar por tirarme sobre la cama, follándome de mil maneras diferentes, posturas que hasta ese momento ignoraba, e incluso en diferentes sitios del dormitorio, no cayendo en el tiempo.

Disfrutando y hacerme disfrutar, llegando a correrse de forma abundante hasta en más de dos ocasiones. Y en plena satisfacción, bien recuerdo como tras cogerle su verga, me dedique comérsela hasta que descargo en mi boca, tragándomela... uuuffff!!. Y debo decir que desde que iniciamos esta relación, nuestro día a día fue cambiando, despertó en mí una extraña atracción por dejarme poseer por él, o quizás fuera por sus veinte y tres centímetros.

Y recordar ese verano, pues esté temerario, aprovechaba cualquier oportunidad que tenía, para cogerme y me follaba haciéndome correrme sin llegar incluso a tocarme. Y aumentando el morbo, cuando sin venir a cuento me regalaba prendas femeninas, obviamente había que agradecerse como se merecía. Y esté en su afán de poseerme, me hacía de todo, y yo claro está, poco a poco fui adquiriendo mi rol de perfecta sumisa, cosa que le ponía a mil.

Y el recordar aquella inmensa polla, me hace añorarla, verga potencia, control de eyaculación y aguante era perfecta para darme caña durante toda la noche, y su fue total debido a ese aguante que tuvo durante horas con su polla totalmente erecta incluso cuando la sacaba para descansar, darnos una ducha para eliminar el sudor y volver a la cama a seguir follándome con un ritmo perfecto, consiguiendo en varias ocasiones y posiciones que me corriera con su polla dentro y sin necesidad de ayudarme con una masturbación.

El morbo estuvo siempre presente durante todas las oportunidades, siendo un verano espectacular, pero que fue a su fin demasiado temprano para nosotros, sobre todo en el momento en que mis padres aparecieron. Deseando pasar el resto de las vacaciones con ellos, obviamente no me pude negar, pero intercambiando los teléfonos de nosotros, pues German el compañero de mi padre, deseaba continuar. Pero bueno, eso os lo contare en otra ocasión, vale. Y bueno lo dicho, agradecer a todos aquellos que me seguís y me leéis, deseando que os haya gustado, espero que no os hayáis manchado demasiado. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto).