El amante del compañero de mi padre (2)
Me presté a realizar sus fantasías sexuales, como aquella en la cual me penetraba en el balcón, experiencia morbosa y excitantes que me embestía por detrás mientras miraba las estrellas, y en ocasiones con los vecinos al lado.
El amante del compañero de mi padre (2)
Está confesión os la hice saber en relación a un email, no deseo enrollarme mucho más de lo necesario, pero esta persona me hizo saber la suerte que tengo al haber nacido así de natural. Bueno se enrollo mucho más, pero en el contexto se resume, debiendo de poner los puntos sobre las ‘íes’, haciéndole ver que mi vida no ha sido un camino de rosas. Pues mi físico, anatomía y fisionomía ha tenido sus pros y sus contras, no negando que le he sacado partido en cierto modo. Pero me remito a lo mismo, no ha sido todo tan fácil, ya que gracias a Dios los tiempos cambian, y con ello la mentalidad de las personas. Dicho esto, comenzare donde lo deje...
Como dije, aquel verano fue diferente, quizás fuera por conocer a aquel hombre, persona que no dejo ni un minuto para aprovechar para estar junto. Aprovechando las oportunidades, pocas e incluso escasas, pero todas y cada una de ellas llena de morbo y pasión, acabando en el momento en que mis padres aparecieron. Deseando pasar el resto de las vacaciones con ellos (era mentira, pero obviamente no me pude negar), intercambiamos los números de teléfonos.
German el compañero de mi padre, deseaba continuar con nuestra relación, cosa que intentamos, pero el coincidir se nos puso demasiado difícil y era una cuesta arriba. Aprovechábamos los momentos en que él se iba a correr, obviamente yo en casa decía lo mismo, recogiéndome en un punto en concreto y llevándome a un piso que tenía. Donde más llegar, me pedía que me desvistiera y me colocara unas prendas femeninas, no deseando tenerme como chico. Prendas que eran las habituales, conjunto de braguitas y sujetador de encajes de color negra, ligeros con ligas, zapatos de tacón de aguja (fetichista) y en ocasiones, finalizaba con prendas de vestir... falda y camisa.
Y luego a poseerme, descansando para reponernos unos minutos, mientras me indicaba cosas a hacer y realizar, claro está, todas y cada una de ellas eran sus fantasías sexuales. Fantasías que íbamos realizando, acabando todas y cada una de ellas... follándome, todas morbosas y excitantes, provocativas. Como aquella que preste a realizar, experiencia morbosa y sumamente excitante, cogía y me penetro por detrás en el balcón mientras miraba las estrellas... aaahhh!!. O aquella otra que quiso repetirla, pero en esta ocasión mientras me embestía, acabo por salir los vecinos afuera, siendo de lo más morbosa, pues creo que estos se llegaron a dar cuenta.
O aquella, siendo de sus preferidas, donde me sentaba sobre su polla, abierta completamente de piernas frente al espejo, observando el reflejo de mi cuerpo entero. Y sin quitar ojo de ese reflejo, veía la escena de sexo en directo, y sobre todo de cómo me corría yo llegar a tocarme, solo con el roce de su polla entrando y saliendo de mi orificio... ooohhh!!. Y como bien me decía...
- “Vez, vamos aprendiendo poco a poco las necesidades de nuestros, y está posición es perfecta para conseguir que te corras, creo que la llaman ‘eyaculación prostática’”.
Dice y con una sonrisa sarcástica, terminando...
- “Y sabes porque, porque entra toda mi verga en lo más profundo de tu interior, rozando las paredes y la próstata, y este mismo roce es lo que hace que te corras sin poderlo evitar”.
Corrida que recoge a pesar de no ser muy extensa, dándome por embadurnar mi pecho, o incluso tragar, chupando sus dedos y relamiéndolos hasta dejárselos limpios. Y tras una hora de intenso sexo, donde llegue a obtener hasta cuatro corridas por dos suyas, acabamos por marcharnos, no negando a nadie que hicimos mucho ejercicio y que sudamos lo suyo. Despidiéndonos hasta la próxima, pero para no enrollarme mucho, debo decir que tras un final de año muy intenso con German. Llegaron las vacaciones de navidad, no pudiéndonos vernos como deseábamos, no pudiendo repetir aquellos encuentros tan fugaces, pues como bien me lo recordaba él, su familia es lo primero.
Y aunque yo le prometí fidelidad, bien me conocéis que eso no lo pude cumplir, pues el morbo me embriaga ante una oportunidad. Ya que también es verdad que dejamos de vernos, no llegando incluso a contestar a mis llamadas, ni tan siquiera cogerme el teléfono. No digo que estuviera enamorado de German, pero no os puedo negar que me sentía atraído por sus veintitrés centímetros... uuuffff!!.
Con la llegada del verano, vino el inicio de las vacaciones y mis padres un año más, acabo alquilado una casa en la misma zona veraniega gaditana de siempre. Donde me gusta pasear en dirección a la playa de Punta Candor, recorriéndome la orilla paralela a las dunas, pasando por delante de oportunidades. Como aquella vez que llegue a la playa de Punta Candor, encontrándome a las personas desnudas, dándome cuenta que había sido convertida parte de ella en nudista. Y cogí y me quite mi bañador, tendí la toalla y me eche sobre esta, viendo pasar a la gente sin echarle cuenta, acercándose algún que otro pesado, ofreciéndome echarme cremita.
Y cuando te cansas de echar uno tras otro, me da por girarme al siguiente, el cual me miro y tras soltarme... ‘Y’, me dejo todo tirado, acabando por sacarse su miembro fuera, no muy grande pero tentador. Pero acabe haciendo una tontería, no siendo esta que levantarme, colocarme el bañador e irme, dejándolo tan tirado como él me había dejado.
Aunque para experiencias en la playa, podría contar muchas, aunque os voy a mentar aquella experiencia, donde tras llegar a la zona nudista, escojo una zona más apartada, deseando disfrutar de la tranquilidad y de paso la soledad. Apareciendo al rato, una serie de mirones, unos se te quedan mirando unos minutos y acaban marchándose, otros en cambio acaban por acercarse, ya sea para pedirme echarme crema o para mostrar mi desnudes.
A todos los ignoro, pero esa vez apareció un hombre, el cual comenzó a hablar, contándome la historia de la playa desde la segunda guerra mundial. Tema que me llamo la atención, dándome por preguntarle al tema, acabando este por sentarse junto a mí, y en minutos iniciamos una conversación. Estuvimos hablando y me dio por mirarle de arriba hacia abajo, vista que se detuvo en su bañador, pues mostraba un enorme bulto, obviamente estaba empalmado. Apartando mi vista, no molesto, pero sí bastante avergonzado, acabando este por darse cuenta y animarme a mirarlo, cosa que me pareció de lo más acertado decirle mi género.
Y cuando se lo hice saber, esté mismo me dijo que ya lo sabía, pues ya me había visto en otras ocasiones, observando cómo me quitaba de encima los ‘moscones’. Pero que se había fijado en el cuerpo tan joven e incluso afeminado que tengo, eso por no dejar de alabar mis nalgas y piernas. Acabando por quitarse el bañador, y soltarme con todo descaro...
- “Bueno, ya que nos conocemos, dime... me la chupas”.
Y no sabría deciros porque motivo accedí a hacerlo, acabando este por tumbarse sobre la toalla, acabe por acercarme y deje que ese desconocido me metiera su miembro en la boca. Comenzando a chupársela al tiempo que se la masturbaba, lamí su glande y tras descapullar su capullo, deje caer una gota de saliva y acto seguido me la introduje dentro... uuummm!!. Todo esto, mientras este aprovechaba la postura para meterme sus dedos en mi orificio, acabando por apartarme. Viendo, como esté cogía una especie de envoltorio del interior de su bolsa, rompiendo este y sacar un preservativo, acabando por colocarse encima y penetrarme... uuummm!!.
Y como he dicho, deje que ese desconocido me metiera la verga no solo en mi boca, sino que acabe por permitirle que me penetrara ahí mismo. Y lo cierto es que, debo reconocer que no lo hizo nada mal, de hecho, debo decir que, incluso me pareció que este mismo disfrutaba tanto, que tuve la sensación de sentir como esa verga se me endurecía aún más dentro de mí... ooohhh!!. Y tras correrse, sacándola de mí, acaba por meterse mi miembro dentro de su boca, chupándomela hasta acabar por arrancarme un orgasmo, acabando por marcharse tan contento como apareció. Pero bueno, volvamos a esta segunda parte de mi historia, vale...
Mirad, uno de esos días de mis paseos veraniegos, acabe por verlo a lo lejos en compañía de su familia, debo decir que no quise acercarme y saludarlo, pues pienso que él hubiera hecho lo mismo. Y lo deje, pero esa misma noche, cuando salí de copas en compañía de mi hermana y con unos amigos de la zona, compañía que a lo largo de la noche se iba perdiendo, ya sea porque hayan encontrado compañía, o por la hora. Vi de nuevo a German, acabando por acercarme y ver como esté me daba la espalda, aquello me dolió, no iba en plan de molestar, sino de saludar, cosa que vi que no entendió.
Y lo deje ahí, intentándolo pasar todo lo bien que pudiera, no sabiendo con exactitud la hora, pues de madrugada era seguro, acabe una de esas veces por acercarme a la barra a pedir, acercándose a mí varios hombres, maduros en su mayoría que buscaban compañía para esa noche. Moscones que apartaba normalmente mi hermana cortésmente, haciéndoles ver que era un chico, cosa que vi que a estos poco les importaba.
Pero, acabando por marcharse mi hermana a la media hora al menos, quedándome solo, pues en verdad no quitaba ojo a una madurita que había. Siendo mi idea esa noche, acabar follando en su habitación, pero en vez de eso, note como al final de la barra había un tío que se me quedó mirando fijamente. Apartando la vista y volverla a fijar, como si le recordara a alguien, no quedándome otra que al menos que sonreírle levemente, no tardando esté nada en venir a saludarme.
Y como aquella madurita no me echaba toda la cuenta que deseaba, recuerdo que acabe hablando con esta persona, comenzando una conversación. Charla muy fluida, pero de esas que en verdad no tienen ni pies ni cabeza, conversación que mantenía sin saber exactamente quién era, y me daba cosa preguntárselo.
Y cuyo hilo de la conversación estuvo todo el rato ligado precisamente a eso, pero viendo en verdad que este intentaba acercarse aún más, dejando poco a poco ese interés en saber quién soy o de dónde nos conocíamos. Pues comencé a notar uno de sus brazos rodear mi cintura, cuya mano descendía sutilmente hasta acabar en mis nalgas. Acabando por acercar su rostro a mi oreja, e invitarme a subir a su habitación, cosa que finalmente accedí, pues vi que no tenía nada que hacer con aquella madurita, y por otro lado era como un desplante al compañero de mi padre... German.
Pues eso, ese tío que la verdad estaba bastante bien, un cincuentón trajeado bastante corpulento, como he dicho, me sugirió subir a su habitación y tras entrar en ella, directamente me hizo ponerme de rodilla y comenzar a comérsela. Pero el morbo aumento, cuando escuche la puerta abrirse y al momento cerrarse, apareciendo ante nosotros otro tío, caballero trajeado también y que a medida que se nos acercaba, esté iba desvistiéndose. Hombre que cuando lo vi me sorprendió, no porque su edad, entorno a no más de cincuenta años, ni mucho menos que fuera de color, sino cuando me puso su polla delante a chupar también, vergón de muy buenas dimensiones... uuuffff!!.
Viendo a lo largo de la noche que estos dos eran algo más que amigos, pues no dejaron de comerse la boca e intercambiaban poses conmigo, sin palabra o petición, como si no fuera su primera vez. Dando por hecho que estos eran pareja y bisexuales, comenzando entre ambos a desnudarme, viendo que me compartirían entre ambos. No deje de saborear sus vergas, aquellas pollas eran grandes, pero para enorme la del hombre de color, ambos corpulentos de echar horas en el gimnasio, altos de un metro ochenta o quizás más.
Me alterne sus vergas, pudiendo tragarme mucho mejor la de ese primer cincuentón que la de su amigo, acabando por verme colocado a cuatro sobre la cama. Continuando comiéndome la de ese cincuentón, mientras comencé a sentir como ese otro, comenzaba a comerme el culo... uuuffff!!. Y tras unos minutos, compartir la polla de ese cincuentón con su compañero de color, comiéndonos a dos bocas esa polla... uuummm!!.
Acabando este último por levantarse, acabar por colocarse nuevamente detrás, sentir su boca nuevamente y sus dedos introducirse... aaahhh!!. Para acabar por penetrarme, viendo estrellas, aunque no pudo meterme mucho más de la mitad de su miembro, corriéndome sin poderlo evitar. Y un tiempo que no os sabría precisar, estos cambiaron de lugar, sacándomela de mi dolorido y abierto orificio, y encima sin haberse corrido.
Sintiendo como el cincuentón primero, colocaba su glande en mi orificio e introducirlo, no pudiendo decir nada al tener en esos momentos la polla de ese otro en mi boca. Verga que me metió una vez se retiró el preservativo, llegando en momentos a tomar mi nuca con ambas manos, obligándome a tragármela al completo. Acción que no solo me hizo sentir arcadas y nauseas, sino hasta solté lágrimas de mis ojos... uuuffff!!.
Y tras obtener el orgasmo ese penetrador, sacándola de mi orificio, acabo por metérmela en la boca, obviamente sin condón, chupándosela y limpiándosela, mientras su compañero le penetraba ahora a él... ooohhh!!. Así estuvimos hasta que el cansancio pudo con nosotros, quedándonos dormidos, despertándome sobre las seis y media de la mañana, hora que, tras levantarme y vestirme, acabe por marcharme, no sin antes uno de ellos me diera sus números de contactos. Y tras darme un piquito, soltarme...
- “Nos gustaría verte de nuevo, nos ha gustado estar contigo, te has involucrado perfectamente, y encajas con lo que nos gusta un pasivo”.
Y regrese a la casa de la playa, no coscándose mis padres ni a qué hora había llegado, aunque tampoco debido a mi edad me lo iban a preguntar, ya que como dicen... ‘Eres una persona muy responsable, pocos hay como tú’. Y después de aquello, me lo tome con algo más de filosofía, acabando la noche siguiente con la madurita que tanto me ponía, una señora entrada en carnes, pero con unas tetazas envidiables. Una de esas que disfruto comiéndole el coñito, logrando que llegue a correrse en mi boca hasta dos veces, penetrándola como deseo y acceden a que se las meta por su culito estrecho, pues niegan estos cuando son grandes pero a las más normalitas, acaban por acceder... uuummm!!.
Y días después lo vi de nuevo, pasando yo en esta ocasión, siendo él quien se me acerco finalmente, lleno de disculpas y justificaciones, miedos y temeroso por todo. Dejándole hablar, dándome la sensación que a pesar de haber pasado solo un año, lo vi ‘quemado’ (no precisamente del sol), bastante más mayor y deslucido, pero conservando su atractivo varonil de entonces.
Y después de un buen rato en el bar, acabo por invitarme a su casa, haciéndome saber que su familia no estaría, pues habían regresado a Sevilla por medico de su hijo. Ese día, naturalmente acabamos follando, haciéndome recordar viejos tiempos, viendo sobre todo que no había perdido nada, sobre todo de buen follador.
Aumentando el morbo en nuestra segunda cita, aprovechando que su mujer aún no había regresado, pues nada más llegar me pidió que me pusiera ropa íntima de chica, comenzando por ponerme unas braguitas de encaje negras a juego con el sujetador, medias de ligas (en esta ocasión nada de ligueros), unos altísimos tacones de aguja, y completamente maquillada.
Colmé como en antaño sus fantasías, cumpliendo con sus expectativas, comenzando por hacerme desfilar delante suya, e ir gateando hasta donde estaba sentado, acabando por sacarle la polla del interior de su pantalón y comenzar a comérsela, mientras esté degustaba una copa y me acariciaba mi nuca... uuummm!!.
Polla que disfruté y se la comí sin ayuda de manos como me pedía, siendo el mismo quien apartaba mis cabellos de la cara, pudiendo ver como lamo desde su glande hasta los cojones. Viviendo a ascender, pero en esta ocasión dándole bocaditos, muerdos suaves hasta su glande... uuummm!!. Comenzar a darle muerdos a su cabezota, comenzando a introducírmela poco a poco, despacio y haciéndome con ella, mientras el me sujeta mi nuca. De vez en cuando alzo la vista y lo miro, viéndole sonriente y con cara de satisfacción, no dejando de tragar... ooohhh!!.
Y en momento dado, siento como este me sujeta con ambas manos mi cabeza, comenzando a movérmela frenéticamente, mientras su polla entra y sale de mi boca con violencia. Acto que, en minutos, acaba por correrse, echando tal cantidad de semen que no pude tragar, cayendo por mi barbilla hasta mi pecho... uuuffff!!. Daba la sensación que llevara una semana, sí que esté se hubiera corrido de la cantidad que echo.
Y luego sin tiempo para descansar, pues su polla aún después de haberse corrido, continuaba lista para seguir, me hizo levantar y tumbar sobre la fría mesa, colocándose detrás y de un certero golpe, me introdujo al menos la mitad... ooohhh!!. Acabando por colocarme una especie de mordaza a modo de bola, objeto que silencio mis gemidos y gritos de placer, mientras el me embestía con fuerza, no dejando de martillear hasta su segunda corrida... uuummm!!.
Y por mucho que me enfade con él, no puedo negar que es un perfecto follador, uno de esos sementales capaz de producirme ese disfrute, y claro, después de catar semejante macho. No me negareis que no me pueda negar a nada, convirtiéndome en su perra sumisa, un objeto a su servicio... uuummm!!. Y si antes me ignoraba, ahora cogió y me llamo al día siguiente, haciéndome saber que deseaba repetir y esta vez, casi, cogerme con más ganas... uuummm!!.
Pero para finalizar, debo decir que quedamos y follamos, acabando la tarde con una copa compartida y el inicio de una conversación. Conversación que origino mi ruptura con él, pues no vino por otro motivo que, por sus intenciones, pues, comenzó el día que nos vimos, dándome unas píldoras que según decía eran vitaminas. Pastillas que tomas, pues no vez que sea nada malo, pero note en mi cuerpo cambios, como el tener más sensible mis pezones, como otros síntomas. Y aunque no soy una persona confiada, no viendo en esos momentos mal en ello, pero tras llevar al menos ocho pastillas, y notar como he dicho síntomas raros, me dio por dejarlas de tomar por si acaso (dándome por indagar por internet, pudiendo descubrir que estas pastillas eran hormonas femeninas). Y este solo se excusaba, diciéndome...
- "Te quiero para mí, no teniéndonos que escondernos solo por lo que eres”.
Me soltó, continuando...
- “Mírate, si tienes un cuerpo más femenino que incluso que el de mi propia mujer".
No sabiendo bien a que era su cambio, pues antes poco le importaba, obviamente no nos veíamos en público, y las veces que las hacíamos, íbamos con discreción. Pero, aun así, esté no dejo de darme la tabarra, no dejo de intentar convencerme que debía de operarme, proponiéndome que él mismo pondría el dinero, pero no solo para tener más pecho (intención que era cambiar mi 32A por una 90), sino también para extirparme los genitales. No dejándome de decir...
- “Pero piensa, para que los quieres, si son pequeños y encima no tienes ni testículos, piénsatelo bien, eres toda una hembra”.
Y como había mencionado anteriormente, referente a esta riña, vino mi ruptura con él. Tampoco perdí realmente algo importante, como no sea algo material, como sus veintitrés centímetros de pura carne dura. Y de esta forma finalizo mi aventura con el compañero de mi padre, aventura y el final de esta bonita historia, aunque fuera solo buscada para su beneficio.
Bueno lo dicho, agradecer a todos aquellos que me seguís y me leéis, deseando que os haya gustado, espero que no os hayáis manchado demasiado. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto).