El amante de los tiempos, en 5 relatos (8)

Un relato de relatos. Diferentes lugares, diferentes épocas, diferentes personajes, solo uno fijo, el autor, en 31 trozos.

EL AMANTE DE LOS TIEMPOS, EN 5 RELATOS

(8-31)

ESCRITA POR: SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados.

Allí había bastante alhajas, dinero y un reloj dorado. Esto último fue lo que primero cogió Saúl. Abrió la tapa del reloj y allí estaba la imagen de una mujer. Saúl se puso a llorar.

. - mamita, mamita mía.

Abracé al chico y lo dejé llorar. Y es que me gusta que la gente se desahogue. Cuando se tranquilizó, apartó lo que era suyo y lo metió en sus bolsillos.

. - Mauricio, guarda el resto. Lo entregaremos a la beneficencia o haremos buenas acciones por separado, ya se verá.

. - Salvador, ¿ahora qué va a ser de mí?, has vengado por mí el crimen de mi familia y no sé qué hacer ahora.

. - te ofrezco dos opciones. Dejarte en un lugar que nos digas o continuar viaje con nosotros hasta casa. Allí podrás vivir si lo deseas.

. - ¿de verdad que puedo ir con vosotros?

. - ya has oído a mi amo. Donde follan dos, follan tres y hasta veinte. Pues una vez en casa, mi señor tiene derecho de pernada con sus súbditos.

. - ¿qué es eso de derecho de pernada?

. - que mi señor puede tomar a cualquier hombre o mujer que desee y las veces que desee.

. - ¿y lo aceptan sin quejarse?

. - siempre ha sido así. Ya su padre lo hacía y su abuelo y tatarabuelo también. Viven en sus tierras y están obligados por una antigua ley no escrita. Yo mismo lo estoy y lo hago con gusto cada vez que lo desea mi amo.

. - vaya. Entonces es como tener un harén en casa.

. - bueno, más o menos. Pero no hablemos más de eso ahora. Debemos marchar o no llegamos nunca -dije-.

. - solo una pregunta más. ¿Yo también estaré obligado a que me montes cuando lo desees?

. - Mauricio, ¿ves lo que has conseguido?, anda, dile la verdad.

. - perdone amo, se me fue la cabeza. Saúl, es todo verdad lo que te he dicho, pero no lo mío. Yo soy libre de hacerlo o no, pero he decidido que sí y por eso, lo hago. Me gusta disfrutar y hacer disfrutar a mi amo.

. - ya lo ves, Saúl. Así están las cosas. En cuanto a ti tampoco estarás obligado a hacerlo, pero, aun así, deseo que vengas con nosotros.

. - gracias, acepto entonces -dijo besándome los labios, para después hacerlo con Mauricio-.

Nos llevamos los caballos de los muertos y con la carreta, marchamos camino adelante. A eso de las once visualizamos una hacienda, eran más bien pequeñas sus edificaciones, pero coquetas.

. - ¿qué te parece Mauricio?

. - parece un lugar tranquilo. Podemos pedir una comida decente a cambio de dinero.

. - me parece bien.

Enfilamos hacia la entrada de la hacienda. Nos recibió un hombre de unos 50 años con un mosquetón que nos apuntó a la cara.

. - no dispare, por favor.

. - ¿qué queréis?, no sois bienvenidos.

. - solo queremos una comida. Pagaremos por ella. Llevamos un tiempo de viaje y necesitamos descansar en una cama decente.

. - no se muevan de ahí. Avisaré a la dueña de la hacienda.

El hombre fue hacia la casa y entró. Al poco salió una mujer entrada en carnes, muy entrada. Vamos, que era un tonel andante. Coño, solo faltaba que tuviera una hija encamada para ser la hacienda que iba a ser atacada por aquellos cuatro rufianes.

Se nos acercó con cara de malas pulgas, pero al ver a Saúl en la ventana del carromato, suavizó su semblante.

. - ¿que desean ustedes?

. - cómo le decía a su empleado, deseamos algo de comer y una cama donde pasar la noche. Le pagaremos por las molestias -dije sacando una bolsita con monedas-.

. - ¿sois de fiar? me han dicho que hay unos bandoleros por la zona.

. - ya no tendrá que preocuparse por ellos, nos los hemos cargado. Esos tres son sus caballos, aunque eran cuatro.

. - ¿de verdad?, ¿no será un cuento?

. - ¿no reconoce este carromato?

. - ahora que lo dice… ¿no es la diligencia?, ¿dónde está el cochero de siempre?

. - muerto, al igual que toda la familia del chico. Esos cuatro los mataron para robarle. Al chico lo hirieron y lo dieron por muerto al quedar sepultado bajo los cuerpos de sus familiares.

. - oh, Dios mío -dijo acercándose al chico. Abrió la puerta. Saúl se abrió la camisa y le enseñó el vendaje-.

. - entrad, entrad. Tenemos que cambiarle el vendaje.

. - ya se lo cambié yo esta mañana, pero sí sería necesario hacerlo esta tarde-noche después de un baño.

. - muy bien. Acepto. Os daré cama y comida a cambio de unas monedas. Me son muy necesarias para sacar la hacienda adelante, los impuestos nos están matando.

. - haremos más que eso. Le daré parte de lo robado por los bandoleros. Íbamos a darlo a beneficencia, pero usted lo necesita tanto como ellos -dije apartando un puñado de monedas que le entregué nada más bajarme del carro.

. - gracias, muchas gracias.

La mujer se guardó el dinero de inmediato, no fuera una broma pesada. Le di también otro poco al hombre, que se quedó pasmado al sentir aquel dineral en su mano derecha.

. - muchas gracias, señor.

. - a mandar. Por favor, ¿puede atender a los animales y darles algo de forraje?

. - por supuesto. Yo me encargo de todo -dijo el hombre llevando el carromato y todo el resto de animales hasta el edificio donde estaba la comida de los animales-.

Entramos en la casa detrás de la gorda y su gordo culo, el cual se balanceaba que era un gusto verlo. Hasta creí que lo hacía con más énfasis si cabe. Nos llevó a la cocina. Allí nos dio pan para ir haciendo boca.

. - estaba haciendo la comida. Aumentaré la cantidad de condimentos, pues serán tres bocas más que alimentar. Os podéis quedar todo el tiempo que queráis. Me habéis pagado tanto como si fuera esto un hotel de lujo y debo de ser ecuánime.

. - me llamo Salvador, este es mi criado Mauricio y el chico se llama Saúl -dije dirigiéndome hacia la señora, la cual estaba de espalda junto al caldero y que cuando se dio la vuelta, me di cuenta que varios de los botones que antes tenía abotonados, ahora no lo estaban y claro, su pechamen estaba que rebosaba. Hasta Saúl se dio cuenta y como no, Mauricio también. Sonreímos. Ella también lo hizo, pero ruborizándose bastante-.

. - hace mucho calor en esta cocina -fue su disculpa, pero no cuadraba, pues calor, lo que se decía calor, no hacía lo bastante, pero la creí a pies juntillas-.

. - así es, hace mucho calor.

. - me llamo Úrsula, mi empleado es Ruperto y arriba esta mi niña. La pobre no ha salido nunca de la cama. Desde que nació le dio una extraña enfermedad y así sigue hasta ahora.

. - ¿cómo se llama su hija?

. - Inés. Ya tiene casi los veinte.

. - ¿y su marido?

. - no hablemos de ese cafre.

. - creo que sé dónde está o estuvo al menos.

. - ¿cómo es eso?

Le conté por encima lo que oímos a aquellos rufianes decir de su marido y de lo que iban a hacer en la hacienda. Aquello le puso los pelos de punta, sobre todo lo último, pues lo de su marido, se alegró por ello.

. - oh, gracias, muchas gracias -dijo besándome y besándome, que no paraba. Tan efusiva se puso, que se le salieron los pechos fuera, intentó guardárselos, pero se lo impedí con suavidad-.

Le tomé ambos pechos y con delicadeza, comencé a comerle sus enormes pezones. Aquello hizo que se frenara y me dejara hacer. Avergonzada, pero no tanto, pues es lo que deseaba, ya que estaba de un caliente que hasta tenía sofocos.

La mujer se separó de mí y sin guardarse los pechos, apartó el caldero del fuego, para después coger mi mano y la de Mauricio y arrastrarnos fuera de la cocina.

. - ¿puede venir el chico también? -le dije a la gorda-.

. - claro, si gusta…

. - vente, Saúl. Vas a seguir aprendiendo -le dije mientras la mujer nos arrastraba hasta una habitación escaleras arriba. Había cuatro y nos llevó a la primera por la izquierda. Allí nos lanzó como si fuéramos plumas encima de la cama, para acto seguido despojarse de toda la ropa que llevaba encima. Mauricio y yo sonreímos y también nos desnudamos. Con una señal, Saúl también se desnudó. Para cuando subió a la cama el chico, ya Mauricio estaba metido entre las piernas de la gorda Úrsula y yo con mi polla, la alimentaba a base de bien. La verdad era que olía a pescado podrido, pero por un polvo gratis, no le íbamos a hacer ascos a aquel tonel con patas-.

. - llevo mucho tiempo a base de paja y no podía más.

La mujer gemía como una vaca que era. Saúl se adueñó de una de sus enormes tetas y se la comía toda ella. Nervioso a mas no poder, pero contento de ser invitado a la fiesta.

Pronto Mauricio volteó a la gorda para ponerla encima de la polla de un servidor. Era como si tuviera una tonelada encima de mí. Aun así, no me quejé, pues sabía cómo poner las piernas para no aplastarme y morir allí mismo.

. - aaahhh, aaahhh, aaaahhhh, qué gusto, ooohhh, aaaahhhh.

La condenada no sabía estarse callada y yo solo pensaba en lo que estaría pensando, valga la redundancia, la hija encamada que no debía estar muy lejos de allí.

Mientras Saúl seguía mamando teta, Mauricio se colocó detrás de la gorda y después de hacerla hacia adelante, la mujer le suplicó.

. - no, por favor, por ahí soy virgen -decía la condenada, pero lo decía con la boca pequeña, pues no dejó de tragarse mi polla una y otra vez.

Mauricio ni puto caso le hizo. En cuanto le encontró el ojete entre sus enormes glúteos, se la endilgó de un solo golpe. El grito que dio llego no solo a oídos de su hija, sino de su empleado, el cual corrió con el mosquete hasta la casa.

La muy puta bien pronto le cogió gusto al enculado y no permitió que se saliera Mauricio de su enorme trasero, jaleándonos para no parar ni un segundo.

Saúl se levantó de la reforzada cama de hierro y puso a la mujer a mamarle la polla mientras los demás nos servíamos. En ese momento entró como una exhalación el empleado mosquete en mano.

Al ver la escena, casi se le cae el mosquetón. En cuanto la dueña lo vio, sonrió.

. - pasa querido, búscate un agujero donde meterla y aprovecha, que no todos los días tenemos a tres sementales a nuestra disposición -le dijo la muy puta al empleado, al cual no se la ventilaba por ser de gustos raros para ella. Vamos, que al tal Ruperto le iba más el pescado que la carne. Prefería follarse una vaca lechera, que a la vaca de su jefa-.

Ruperto se fijó sobre todo en el ojete de Mauricio, que lo tenía bien abierto de tanta polla que le estaba dando, así como el mío por su parte.

Dejó el mosquetón apoyado sobre la pared y en un plis-plás, se desnudó. La verdad es que no olía muy bien, pues recién había venido de atender los caballos, pero una polla extra siempre era bienvenida, se dijo Mauricio, colocándose adecuadamente para ser montado por el marujo de Ruperto.

No dio ni los buenos días. Fue llegar junto al culo de mi criado y empalársela. El muy jodido tenía una señora polla y no veas como le gustó a Mauricio sentirla en lo más profundo de sus intestinos.

Saúl ya estaba saciado de la mamada de la gorda aquella y viendo que un culo estaba libre, se colocó detrás del empleado de Úrsula.

Empezó por sus apestosos huevos, de los cuales tuvo que neutralizar su olor corporal, pues casi la palma allí abajo, así que dejó aquellos huevos podridos y directamente se la encasquetó. Sin duda era una follada a múltiples bandas, donde el que no corría, volaba.

Las lechadas se fueron sucediendo y dejando a sus dueños desmadejados encima los unos de los otros. Ello no fue óbice para que la gorda de Úrsula pidiera un esfuerzo extra y sacáramos fuerza de flaqueza y no la dejáramos a medias. A la muy puta le iba la marcha.

Solo una campana que tenía la chica en su habitación para pedir ayuda en caso de necesitarla, consiguió sacar de la cama a la vaca de Úrsula. Su hija pedía su ración diaria de vitaminas y ya había pasado una hora de la habitual para ello.

Como pudimos, escapamos por patas hacia la ducha que había en el exterior. El grupo, incluida la Úrsula, nos dimos una ducha rápida para quitarnos tanta mierda de encima, sobre toda la que nos había echado encima el guarro del empleado.

Como si allí no hubiera pasado nada, la mamá solícita, llevó la comida a su amada hija, mientras los demás comíamos un poco cada uno, pues no había dado tiempo de incrementar el caldero, debido a fuerza mayor.

. - mamá, ¿dónde estabas?, ¿qué eran esos gritos que se oían unas habitaciones más allá?

. - lo siento hija. Ya sabes que desde que papá nos dejó… pues eso, estoy insatisfecha y como a Ruperto no le van las mujeres, pues he aprovechado que nos visitan tres hombres maravillosos y claro, una cosa llevó a la otra…

. - pero mamá, ¿cómo has podido?

. - lo siento hija. La carne es débil. Si quieres te los presento después de comer.

. - no me interesa, son unos puercos aprovecharse así de ti.

. - no seas tonta, hija. He sido yo quien se ha aprovechado de ellos. Inés, yo que tu aprovecharía, no se sabe cuándo nos llegarán más sementales como estos tres y si quedaras embarazada, pues eso, me darías una alegría y por qué no a ti también. ¿Acaso quieres irte sin haberte metido algo caliente en el cuerpo?

. - no sabes lo que dices mamá. Estás loca. Anda, déjame comer tranquila.

. - tú te lo pierdes, pero antes de que se vayan, pienso volver a usarlos.

Meneando el culo salió de la habitación. Su hija se había corrido solo de pensar en la propuesta de su madre, pero se lo quitó de la cabeza, aquello no podía ser y se acabó lo que se daba.

Después de comer me ofrecí recoger el plato de Inés de su habitación. Tenía ganas de conocer a aquella mujer que estaba encamada.

Toqué en la puerta educadamente y después de recibir el visto bueno, entré.

. - hola, soy Salvador y vengo a recoger el plato si has acabado.

. - sí, ahí está -me señaló el plato que estaba sobre la mesa de noche-.

. - te llamas Inés, ¿verdad?

. - sí.

. - dice tu madre que siempre has estado encamada. Eso debe ser una…

. - ¿putada?

. - más o menos.

. - pues lo es, sí.

. - ¿qué enfermedad tienes para estar postrada?, si se puede saber.

. - si lo supiera... Los putos médicos no lo saben, solo dicen que no puedo moverme o me romperé en dos.

. - ¿eso es un chiste?

. - ¿me ves reír acaso?

. - ¿quieres que te coja en brazos y te lleve a dar un paseo en uno de los carros?

. - ¿y por qué vas a hacer eso por mí?, ¿no tienes bastante con follarte a mamá?

. - eso es muy feo lo que has dicho.

. - pues no lo retiro. A joderse toca.

. - vete a la mierda, tía buena -le dije y me di la vuelta.

. - ¿qué me has llamado?

. - qué te vayas a la mierda, y lo mantengo.

. - no, lo otro.

. - ¿lo de tía buena?

. - sí, a eso. ¿Por qué lo has dicho?

. - porque estás buenísima de cuerpo, pero tu cerebro está hecho una mierda.

. - vale, perdona. Me he pasado.

. - sí, por lo menos tres pueblos y medio. Que disfrutes el día.

. - ¿a dónde coño vas ahora?

. - pues abajo, a dejar el plato e irme a dormir la siesta.

. - ¿y qué pasa con eso de llevarme en brazos y darme un paseo?

. - creí que no te interesaba.

. - lo retiro, me interesa salir, aunque sea un segundo de esta puta cama.

. - ¿y si te rompo como dicen tus médicos?

. - ¿qué sabrán esos matasanos? quiero que me lleves al lago y darme una ducha. La necesito. Estoy harta de friegas con un trapo.

. - ¿qué dirá tu madre?

. - no quieras saber lo que me dijo de vosotros. Así que andando. Pero antes coge ese traje de ahí. Me lo pondré después de bañarme, no quiero ponerme de nuevo el mismo que llevo puesto. Coge ese jabón también.

. - oye, estás hecha una mandona, ¿lo sabías?

. - ¿te molesta acaso?

. - sin comentario -dije cogiendo el jabón, una toalla y la ropa que me había dicho la tal Inés-.

Cuando su madre me vio con su hija escaleras abajo, ni tan siquiera preguntó una mierda. Solo sonrió. Esperaba que se la dejara preñada y bien preñada, aunque eso yo no lo sabía.

. - vamos a dar una vuelta y darle un baño. Id a descansar, chicos. No me iré sin vosotros.

Salí a la calle y la deposité en el carromato.

. - ¿vamos a ir en este monstruo?, mamá tiene una calesa, me lo ha dicho.

. - solo será un momento. El tiempo para recoger un par de cosas.

Mientras la dejé sentada en la misma puerta, subí al carromato y busqué el corsé y los bastones que sabía que andaban por allí. Una vez encontrados, los cogí y también a la chica y al resto de materiales.

La calesa estaba bajo techo y cuando di con ella, subí a la chica y la sujeté mientras mandaba andar al caballo. Un caballo que debía tener más años que Matusalén. Tendría que regalarle algunos caballos a aquella gente.

Con un brazo abarcando su espalda y con el otro con las correas de la calesa, enfilé fuera del almacén.

. - tú dirás hacia dónde.

. - pues…, pues… coño, no tengo ni idea. Sé que hay un pequeño lago del que se surte mamá, pero como nunca he salido de casa…

. - entiendo.

Acerqué la calesa hasta la puerta y di un silbido. Apareció su madre.

. - ¿dónde está ese lago, señora?

. - sigue ese camino. Está a un kilómetro solamente.

. - gracias. ¿Quiere acompañarnos?

. - no, gracias. Voy a visitar a un par de amigos por si me pueden arreglar las cañerías -dijo la jodida sonriendo y subiéndose las tetas. Luego desapareció puerta adentro.

. - pues que tenga suerte -dije sonriendo y mirando a su hija-.

. - pero que poca vergüenza tiene mi madre.

. - es la desesperación por disfrutar un poco. No se lo tengas en cuenta. Se nota que te quiere.

. - eso sí, pero ¿cómo puede estar tan caliente…?

Sonriendo enfilé carretera adelante. Llegamos enseguida. Era un pequeño lago, no más grande que mi polla, pero era suficiente para darle una ducha a la Inés del carajo.

Con el mismo cuidado que puse al subirla, la bajé de la calesa y la senté en la orilla del micro-lago.

. - creí que era más grande.

. - seguramente es más grande, pero las lluvias no deben de haber caído aún. Se nota que fue en otro tiempo más grande. Fijate en las orillas.

. - es verdad. Sí, debe ser que aún no ha llovido y por eso está así de escuchimizado.

. - bueno, ahora vamos a darte ese baño que tanto deseas. ¿Te desnudas o te ayudo?

. - tu primero.

. - qué pasa, ¿quieres verme el paquete o qué?

. - mi madre me ha hablado muy bien de vuestros paquetes. ¿Os ha gustado follaros a mamá?

. - esas cosas no se preguntan a un caballero y menos se responden. No seas chismosa y deja que tu madre se divierta un poco.

. - bueno. Veamos la calidad del material.

. - ¿sabes que eres una deslenguada? -dije sonriendo-.

Me saqué la ropa y me quedé en pelotas. La polla me la cogí y me la pajeé hasta ponerla a tono. La chica, que nunca había visto una polla, ni chica, ni grande, alucinó en colores. Como una serpiente de rápida, me la cogió con sus dos manos. No quise tirar o me quedaba sin polla.

. - no seas bruta, que me dejas sin rabo.

. - nunca había visto una de verdad.

. - anda, desnúdate y te la dejo probar un poco.

. - ¿de verdad?

. - de verdad de la buena. Veamos cómo estás tú de material.

Ella rio un segundo y comenzó a sacarse el pijama de encima. Debajo solo tenía unas bragas, sin nada más.

. - sácate las bragas también.

. - ayúdame.

Me agaché y mientras la agarraba de los hombros, le ayudé a tirar de las bragas, quedándose en pelotas. Le eché un vistazo profesional. Para ser tan cabrona, no estaba nada mal. El pechamen iba camino de igualar a su madre, pero no el resto del cuerpo.

. - bonitas tetas y mejor entrepierna. Algo peludo, pero eso se puede solucionar con unas tijeras y una cuchilla de barbero.

. - ¿acaso deseas afeitarme tú?

. - no creo que tenga tanto tiempo.

. - serás cabrón.

. - es broma. Estaré encantado de dejarte sin un pelo ahí abajo. Date la vuelta.

. - no, eso no. Así estoy bien.

. - ¿qué le pasa a tu espalda?

. - nada, pero no me doy la vuelta.

. - anda ya. ¿Me enseñas las tetas y el chumino, pero no la espalda?, ¿qué pasa?, ¿tienes algo que no quieres que vea?

Hice como que iba a dar la vuelta por la derecha para verle la espalda y cuando ella se giró también hacia la derecha, cambié bruscamente a la izquierda, viendo lo que no quería enseñarme.

. - Dios, Inés.

. - eres un cabronazo.

. - no tienes por qué avergonzarte. Son ulceras de estar encamada, ¿verdad?

Ella bajó la cara y asintió, algunas lágrimas le resbalaron por las mejillas.

. - no sabes lo que me duelen cuando me rozo.

. - ¿no te da tu madre algo para que te quiten o aminoren?

. - claro que sí, pero como siempre estoy en la cama, o no se van, o se van y vuelven.

. - ¿seguro que no puedes levantarte como todo el mundo? pase que no hagas esfuerzos, pero estar todo el día encamada…

. - desde que nací.

. - pobrecita mía -le dije abrazándola y besándole la frente varias veces- ¿me puedes hacer un favor?

. - ¿un favor?, ¿qué favor?

Cogí el corsé y los dos bastones.

. - ponerte este corsé en la cintura. A lo mejor te la deja rígida y podrías caminar un poco con los bastones.

. - no servirá de nada. Ya me lo dijo el médico.

. - tú pruébatelo, hazme ese gusto.

. - pero me dolerán las ulceras.

. - Inés de mi alma. Puedes sufrir un poco al principio, para lograr un logro mayor. No sé si funcionará, pero si no te lo pones y te aguantas un poco el dolor, no lo sabrás nunca. A lo mejor hasta puedes abandonar la cama que tanto odias y ser una chica como las demás. No pierdes mucho, digo yo.

. - me prometiste algo antes.

. - sí, tienes razón. Vamos, es toda tuya durante digamos… un par de minutos.

La sonrisa de Inés se amplió y no esperó más. Volvió a agarrármela, no se le fuera a escapar y comenzó a mamármela como si le debiera dinero a alguien.

. - más despacio. No tengas prisa. Se trata de darse y dar placer. Así me haces daño.

. - perdona, no estoy muy acostumbrada a mamar pollas de nadie.

. - lo sé, pero hazlo con suavidad y usa tu lengua con mi punta. Así me darás más placer. ¿A qué te estás corriendo patas abajo?

. - calla tonto. Esas cosas no se le preguntan a una dama y menos se responden. Ahí te han dado.

. - vale, me callo. Se te está acabando el tiempo. Luego me toca a mí, pero después de que te pongas el corsé.

Ella continuó mamándomela hasta que tuve que separarla, con suavidad, pero con firmeza o me deja sin leche allí mismo.

. - venga, póntelo -dije cogiendo el corsé-.

Inés levantó las manos y se lo puse debajo de las tetas y encima del pubis. Luego pasé detrás y tirando fuertemente de él, comencé a atárselo. Ella gritó de dolor, pero no pidió que parara, quería ser fuerte, pero las ulceras eran bastante grandes y eran unas putas cabronas.

. - ya está, querida. No te haré sufrir más. Ahora quiero que intentes ponerte de pie y usarme como bastón. Luego ya usarás el bastón tu sola.

. - no podré.

. - tú inténtalo y te comeré todo tu cuerpo serrano.

Aquello la envalentonó, pero según se levantó un poco, volvió a caerse. Luego volvió a levantarse y tuve que ayudarla a mantenerse de pie. Sus piernas le temblaban.

. - sé fuerte y échale cojones.

. - ovarios, capullo. No tengo cojones.

. - como tú digas, pero échalos y deja de temblar.

Poco a poco dejó de temblar, pero aún agarrada fuertemente de mí.

. - ¿qué tal estás?

. - bien, pero no me sueltes o me la pego.

Hice malabarismo para coger uno de los bastones. Cuando lo tuve en la mano, se lo puse en la derecha suya. Luego cogí el otro bastón e hice lo mismo, pero en la otra mano. Aún no la había soltado.

. - no me sueltes, no me sueltes.

. - no te soltaré, descuida.

Me puse delante de ella, sujetándola por los hombros.

. - así de pie estás impresionante, chica. ¿Quieres que te coma los pechos?

. - ¿ahora?, ¿así?

. - por cada paso que des, te doy un beso en un pezón diferente.

. - me gusta el juego. Ahí va el primer paso.

Sin soltarla, dio el primer pasó. Acerqué mi boca y me comí su pezón XXL., luego otro y otro beso. Así fui metiéndola poco a poco en el agua hasta que no podíamos caminar más. Al final quedamos flotando. Le cogí los bastones y los tiré fuera del agua. Allí ya no hacían falta.

. - estoy flotando.

. - claro, te estoy agarrando yo. De momento eso de nadar, lo dejaremos para cuando encuentres un novio o amigo con derecho a roce.

. - ¿cuánto tiempo te quedarás?

. - solo este día. Debo regresar, me esperan en casa.

. - claro, tu mujercita.

. - no. Mi padre ha muerto recientemente y no hay nadie quien dirija la hacienda y créeme si te digo que la vuestra no es ni la milésima parte de la que he heredado. Aquello es un pueblo completo, con tierras y más tierras. Hasta tenemos un castillo y todo.

. - vaya, si hasta eres de la realeza.

. - no, eso no, pero casi.

. - ¿no estarás buscando una esposa para gobernar tu castillo, supongo?

. - ¿quieres ser tú esa esposa?

. - ¿y por qué no?

. - me parece que no. No pienso casarme de momento.

. - ¿y por qué no?, si no, cuando la palmes, el rey se quedará con todo lo que tuviste y no dejaste en herencia a un descendiente.

. - no cuela. Además, vivo muy lejos de aquí y tú no aguantarías el viaje. Entonces sí que digo yo que palmarías por el camino. Lo siento, pero así son las cosas. Hoy no he venido aquí a buscar esposa.

. - ya, solo has venido a follarte una gorda y a su hija enferma.

. - no seas así mujer y piensa que solo ha sido una experiencia más en tu vida. No todo te lo puedes tomar por la tremenda. Si no, fíjate en tu madre. Fue vernos y calentárseles las hormonas y casi violarnos, porque tu madre es la leche en vinagre. Nos dejó secos a los cuatro.

. - ¿cómo que a los cuatro?, mamá dijo que erais tres los sementales.

. - ¿y qué me dices de vuestro empleado, Ruperto?

. - pero si Ruperto es marica. Mamá dice que se folla a las vacas todos los días -dijo en voz baja como si pudiera oírla el tal Ruperto-.

. - una de dos. O ha cambiado de gustos o la engañó. Al principio se enculó a más de uno de nosotros, pero al final le cogió gusto y también acabo enculando a tu madre. Yo creo que Ruperto y tu madre a partir de hoy van a ser muy buenos amigos de cama. Hasta me da un poco de pena el tal Ruperto. Yo creo que no le daré más de un mes con tu madre, pues creo que acabará llevándolo a la tumba. Tu madre y perdona que lo diga, es muy puta y deja hecho polvo al más pintado.

. - sí, es posible. Lleva mucho tiempo sola y ahora se está resarciendo. De acuerdo, Salvador.

. - de acuerdo, ¿qué?

. - úsame y después tírame. Quiero que me dejes preñada, pues sé que no vendrá nadie más que quiera ser mi esposa. Así al menos tendré un hijo al que dejarle la finca de mamá.

. - coño, Inés. Dicho así hasta me da apuros meterte mano.

. - estoy decidida. Adelante, fóllame cómo te follaste a mamá.

. - de eso nada. Si lo hago como con tu madre, te parto en dos. Contigo será más suave, pero igual de intenso. Salgamos del agua, prefiero hacerlo en la orilla, si no te importa.

La arrastré fuera del agua y la tendí. Ella abrió sus piernas y se me ofreció toda ella.

Como pude, aparté la pelambrera y metí allí mi lengua. Cuando le encontré la vagina y su pepita de oro, se puso a gemir y vibrar con cada orgasmo que le venía encima.

. - hijo puta, cabrón, cabrón, hijo puta.

. - ¿qué te pasa?, ¿por qué dices esas barbaridades?

. - calla, coño. Sigue, sigue comiéndome el chumino, jodido cabrón.

Joder con la Inés. Como se había puesto por unos lengüetazos en su vagina. Pues cuando se la clavara, se cagaría en mi madre, por lo menos.

Pero no, cuando la desvirgué, lo hice tan suavemente, que, aun corriéndose de gusto, no soltó palabrota alguna. Después de una buena follada vaginal, le di media vuelta y sin preparativos anales, se la clave hasta los huevos. Sus gritos fueron ahogados por una mano proverbial que le puse en su boca. Aun así, seguí dándole polla anal hasta quedar exhausto. Lo siguiente fue lavarme la polla y regresar con ella y follarme de nuevo su vagina, donde dejé mi semilla reproductora, así al menos, dejaría algo de mí en ella y ella no sería la última de su estirpe. Una vez acabamos, lo soltó.

. - seguro que me has preñado. Estoy segura.

. - eso no es seguro. Habría que repetir el experimento.

. - ¿y a que esperamos?

. - tranqui, tranqui. Volvamos al agua, allí te lavaré ese coño tuyo que destila mi corrida. Del culo no digamos, pues te lo volveré a limpiar con mi lengua.

. - serás guarro, pero me gusta. Vayamos pues.

Dicho y hecho, aparte de por su culo, le pasé mi lengua por su coño, haciéndola correrse cantidad. Luego de una ducha con jabón y mano, mucha mano en sus bajos y pechos y la saqué del agua para secarla. Una vez sequita, nos morreamos mientras les metía mano a sus tetorras.

. - Volvamos a la casa. Allí tengo a dos colegas que estarán encantados de depositar sus semillas en tu interior y así habrá más posibilidades de dejarte preñada antes de irnos.

. - ¿seguro que querrán?

. - perdona, pero si se follaron a tu madre, ¿que no harán con su hija?, que, por cierto, te repito que estás muy buena -le dije comiéndome aquellos pezones suyos XXL-.

. - haré una maratón con vosotros tres. Hasta que no me preñéis, no os iréis de casa.

. - joder con las ganas de que te dejemos preñada. Te daré hasta mañana por la mañana, después nos iremos. Ahora cojamos los bastones y ponte de pie. Vamos a ir hasta la casa caminando como dos personas civilizadas.

. - oye, que es más de un kilómetro.

. - pues pongámonos ya al asunto. Así llegaremos antes.

. - serás cabrón -dijo cogiendo los bastones de mis manos. La ayudé a levantarse y comenzó a dar los primeros pasos con mi ayuda-.

. - oye, que no me has dado los besos de rigor en cada pezón.

. - lo dejaremos para después que hayamos llegado. Si te los doy, no llegamos hasta mañana.

. - vale, pero quiero que delante de todos me dejes comerte la polla y tú el chumino a mí. Ah, y desnudos como estamos.

. - ¿y si tu madre tiene visita, digamos… del cura del pueblo?

. - ni hay cura, ni hay pueblo. Estamos solos en este lugar perdido del demonio.

. - tú misma.

Fuimos avanzando hasta que decidí, sin decirle nada, dejar de cogerle los hombros para que se mantuviera erguida.

Al principio casi se da un castañazo, pero la volví a agarrar, para soltarla de nuevo.

. - serás mamón.

. - anda, sigue y calla, guarrilla -le dije comiéndome uno de los pezones-.

Centímetro a centímetro avanzamos hacia la casa. Cuando la teníamos a la vista fue como un triunfo, reflejado en los ojos de Inés.

. - mamá, mamá, mírame. Mamá, mamá -gritaba la tía como una posesa-.

Al poco, la madre, que salió en pelotas a socorrer a su hija, pues creía que le había pasado algo, vio cómo su hija desnuda y encorsetada, se ayudaba de dos bastones y caminaba lentamente hacia la casa sin ayuda de nadie más. Las lágrimas afloraron a sus ojos. Se acercó a nosotros e intentó ayudarla.

. - no, mamá. Tengo que hacerlo yo sola.

. - oh, querida mía. Estás caminando. Ya solo falta que quedes preñada.

. - mamá, de eso ya se está ocupando Salvador. Voy a utilizar a los otros dos sementales también.

. - así se habla hijita mía, con dos cojones.

. - ovarios, mamá, ovarios.

. - sí, eso también.

Al final llegamos al salón y se sentó en el sillón más cómodo. Era como si hubiera corrido la maratón y de hecho así había sido para ella.

. - señora, ¿puede llamar a mis chicos?

. - ahora mismo se están reponiendo -dijo risueñamente la muy puta-.

. - bueno. Después entonces. Ahora a cumplir lo que habíamos pactado.

Me agaché ante Inés y abriéndole las piernas, me comí el chumino. Su madre hasta se estaba corriendo de gusto solo viendo como su hija se corría patas abajo. Luego me alcé y la puse a mamármela de nuevo. Se superó en la mamada. La muy puta se superaba a sí misma.

Como no quería desperdiciar mis genes, se la enterré allí mismo y deposité mis semillas en su vagina de nuevo. Luego la puse a comerme la polla, hasta dejármela como los chorros del oro.

Al finalizar, quise llevarla a su cuarto y se negó.

. - de eso nada. Me quedo aquí. Ya he dormido bastante. Hasta que os vayáis, estaré aquí recibiendo vuestras pollas.

Su madre se sentó junto a ella y le puso la cara junto a la suya.

. - ésta es mi chica -luego comenzó a besarla por todo su cuerpo, tanto que llego hasta la entrepierna de su hija y le comió el chumino. Así las dejé y subí a dormir un poco, pues estaba agotado. Aquellas dos agotaban al más pintado.

Durante la tarde y también la noche, nadie subió a dormir a los dormitorios. Se trajeron mantas de arriba y abajo se folló cuanto se quiso y pudo. Todas las corridas iban indefectiblemente a la vagina de Inés. Si no quedaba preñada de esta tacada de leches diversas, no quedaría ya nunca.

Solo nos quedamos dormidos por agotamiento físico. Aun así, hasta soñaba que me la follaba una y otra vez. Alucinaba en colores hasta en sueños.

Por cansancio crónico, no nos fuimos de aquella casa hasta dos días después, donde, sin embargo, poco dormimos, pues éramos solicitados a desparramar nuestra semilla en el interior de Inés. Sin duda su vagina tenía desbordamiento total de espermatozoides.

Cuando dejamos atrás la finca, créanme si les digo que hasta respiré aliviado. Yo y los demás. Antes de largarnos de allí, les dejé un par de caballos, dejando uno para Saúl, luego sí, desaparecimos de allí o palmamos a manos de aquellas dos buenas pencas. Pobre Ruperto, lo que te esperaba.

Viajamos tres días más y ni se nos ocurrió hacernos una simple mamada descargadora, pues lo habíamos dejado todo en la finca y más exactamente, en Inés.

Al cuarto día ya era otra cosa. De nuevo mi polla volvía a la vida, pero no quise decir nada a Saúl y a Mauricio, pues debía pensar un poco en ellos. Yo tenía ganas, pero ellos, quizás no.

Llegamos al lugar de postas del carromato XXL de transporte. Antes de hablar con los encargados, lo hice con mis dos acompañantes.

. - chicos, no digamos toda la verdad, no nos interesa. La versión de los tres será la siguiente. Mauricio y yo llegamos cuando todo ya había acabado, rescatamos a Saúl y enterramos al resto. De los ladrones no sabemos nada. Saúl, diles que iban con el rostro tapado y que eran tres los bandoleros asesinos. Les puedes hablar de tu familia, que murió toda y además del cochero. Fin de la historia. Entregamos el carromato y seguimos camino.

. - me parece correcto -dijo Mauricio- así nos evitamos dar muchas más explicaciones, que nos puedan meter en problemas-.

. - pasaremos la noche bajo techo. Seguro que entre esas casas habrá una fonda o similar.

Según llegamos a la oficina de la diligencia, nos salieron al paso un par de hombres. Cuando no vieron al cochero a los mandos, supieron que algo había pasado. Fui hacia el encargado para anunciarle lo ocurrido. Luego dieron parte a las autoridades y después de declarar los tres, nos dejaron marchar.

La fonda estaba al salir del pueblo o más bien pueblucho. Ni tenía iglesia ni puticlub. La fonda hacía las veces de ambas. Me refiero a puticlub y fonda, que de iglesia nada tenía.

. - buenos días -le dije al encargado, que estaba detrás del mostrador atendiendo a un par de parroquianos- necesitamos una habitación para esta noche.

. - no hay problema. Pago por adelantado.

. - ¿pueden hacerse cargo de los caballos?

. - sin problema. Pago por adelantado.

. - ya, sin problema. Necesito un par de putas que no sean viejas, ni tengan enfermedades.

. - sin problema, pago por adelantado.

. - ya. ¿Qué me dice de la comida?, ¿va incluida en la habitación?

. - la beneficencia está dos casas más abajo.

. - entiendo. ¿Cuánto por todo?

El tío cogió un mugriento trozo de papel y un lápiz desgastado e hizo cuentas. Giró el papel y me dejó ver la cantidad.

. - por este precio las putas deben ser de lujo.

. - no exactamente. Son mi mujer y mi hija. Lo toma o lo deja, amigo.

. - déjeme verles el careto a sus putas familiares.

Esperaba que se lo tomara a mal, pero el muy cabrón pensó que, si la jodía enfadándose, no sacaba nada, así que solo sonrió y silbó a una puerta abierta a su derecha.

Salieron dos mujeres. Una vieja gorda desdentada con mantel y una moza de no más de 19 años.

. - ¿qué pasa, esposo?

. - tenéis curro.

. - ¿de cocinera, limpiadora o puta?

. - cocinera y puta. Las dos -me miró a la cara y continuó- ¿qué le parece mi ganado particular?

. - debería marcarlas, no se le vayan a la oposición.

. - descuide, son las únicas putas en 100 kilómetros a la redonda. Bueno, ¿las mando subir o qué?

. - de acuerdo. Que se den un baño y después que suban con la comida.

. - el baño es un extra.

. - y una mierda pinchada en un palo. La pasta que le voy a endilgar es para subirme a alguien de la realeza. Lo toma o nos largamos de este antro.

. - bueno, bueno. No hay que ponerse así por unas nimiedades de nada. Irán limpitas de culo y chocho y con la ropa del domingo. Eso es gratis.

. - no me toque más los huevos, amigo fondero. Es usted un crápula.

. - a su servicio.

Solté la pasta y subimos delante del fondero. Era una habitación que ni las ratas las querían como despensa.

. - enséñeme la suya.

. - ¿como?

. - sí está con menos pulgas que ésta, me quedo con la suya.

El tío se cachondeó de mí. Aun así, nos llevó a una habitación más a la derecha. La leche que me han dado, aquella ni las crías de las ratas entrarían sin desinfectarse antes.

. - prefiero el criadero de ratas anterior.

. - ya me parecía a mí -dijo el muy cabrón y me puso la llave en la mano-.

Una vez dentro y sentado en la cama, pues solo había una, Mauricio se quejó.

. - era mejor dormir al raso que pagar una pasta por esta ratonera. Has visto a la vieja lo fea y desdentada que es. Esa no me come el rabo ni loco -dijo Mauricio-.

. - la hija es para mí -dijo Saul esperanzado-.

. - ¿acaso has pagado tú? -le dije- primero la cato yo, luego ya veremos -le dije-.

Después de sacudir el colchón y salir corriendo una rata de buenas dimensiones, sí, me equivoqué, a las ratas le gustaba aquello, pues como iba diciendo, después de sacudir la cama, buscamos algo que lo cubriera y no encontramos más que una cortina bastante mugrienta, pero menos que el mismo colchón, donde se notaba que las corridas eran el pan de cada día y de cada noche.

Las alforjas con nuestras pertenencias más delicadas las teníamos en la habitación. Las metí en un arcón que allí había para guardar qué se yo.

Después de un buen rato, tocaron en la puerta. Dejé de comerle la polla a Mauricio y éste a Saúl. Nos arreglamos un poco, guardándonos nuestras vergüenzas y dimos el permiso para entrar.

Eran la vieja desdentada y la hija con nuestra comida de estómago y de polla, ambas a un mismo tiempo.

. - dejad la comida sobre el arcón y poneros delante nuestra.

Olían a jabón. La vieja sonreía, relamiéndose los labios. La chica en cambio estaba aterrada. Solo con mirarle la cara sabíamos que eso de follarse a los clientes no era lo suyo.

. - desnudaros -les dije, mientras los tres estábamos sentados en el borde de la cama-.

Cuando el despelote fue total, atraje a la vieja y le metí mano al pájaro, introduciéndole varios dedos. Los saqué húmedos de cojones. A aquella puta le iba la marcha.

Con unas tetas que le llegaban hasta el ombligo, no parecía una puta que llegara a calentar a un sediento sexual como yo. Daba asquito, la verdad, hasta me la podría haber tirado, pero aquella zorrona no iba a catar mi polla, ni ninguna de los demás.

Dejé que le metieran mano los demás, mientras hice acercar a la chica, a la cual le metí también mano bajo su conejito. Ella se resistió al principio, pero después se echó a llorar. Todo ello con mis dos dedos dentro de ella.

. - nos quedamos con ésta. Usted puede retirarse. Se la devolveremos mañana.

. - una pena no dejarme disfrutar de vuestras pollitas, pero, en fin. Me alegro que os quedéis con nuestra niña toda la noche, así disfrutaréis de su virginidad. Tiene que acostumbrarse a tener una buena polla dentro en cuanto se lo pidamos. Usad también su puerta trasera, queremos que aprenda pronto su oficio.

. - así se hará. Ahora váyase.

La mujer se puso el traje por encima y cogió en su mano su ropa interior. Luego salió sonriendo como lo que era, una verdadera puta.

Con una señal mandé a Mauricio a ver si estaba con el oído en la puerta. Mi guarda custodio abrió y sonrió.

. - sin moros en la costa, amo.

Acerqué a la pequeña y besé su ombligo, para luego comerme uno de sus pequeños pechitos.

. - por favor, no me violéis. No soy una puta.

. - hemos pagado por ti, pasarás una noche inolvidable.

. - no soy su hija. Me tienen secuestrada. Llevadme con vosotros y seré vuestra puta particular. Pero por favor, no me violéis. Os la mamaré siempre que lo deseéis.

. - ¿qué sabes hacer?

. - sé hacer la comida y sé cabalgar. También mamarla muy bien.

. - ¿cómo sabes que eres una buena mamadora de pollas? has dicho que no eres puta.

. - eso lo aprendí con papá. Desde que mamá murió de unas fiebres en la granja, cada noche tenía que mamársela a papá hasta que se quedaba dormido. Cuando perdió jugando, pagó con su hija y desde entonces estoy aquí de ayudante de la vieja desdentada y su marido. Como se les murió una puta que tenían, han pensado en mí para reemplazarla y seguir ganando dinero a mi costa.

. - no sé. Chicos, ¿os creéis su historia?, la veo algo rebuscada.

. - eso lo averiguo yo en un perinquete. Niña, tiéndete en la cama con las piernas hacia fuera. Quiero verte ambos agujeros.

La chica así lo hizo. Mauricio, sin mucha delicadeza, le levantó ambas piernas y le metió un par de dedos en su vagina, observando. Luego le dio la vuelta y más de lo mismo con su ojete. Luego la dejó en paz.

. - esta chica no ha sido follada en su vida. Creo que dice la verdad. Hoy era su estreno de puta.

. - Salvador -me decía Saúl-, no la violemos, sería algo feo en alguien decente como tú.

. - gracias, Saúl, pero hemos de ser prácticos. Hemos gastado un pastón entre la cama, la comida y las putas. Te diré chica lo que vamos a hacer. Esta noche la pasarás con nosotros y nos dejarás pasarte la lengua y algún que otro dedo por tus agujeros, además nos la mamarás como has dicho qué harías y no te la clavaremos por agujero alguno. Eso es lo que puedo prometerte.

. - gracias, señor. ¿Me podéis llevar con vosotros?, os serviré bien.

. - ¿otra vez con eso? -dije-.

. - amo, no estaría de más que comiéramos algo diferente a lo que suelo cocinar y si además nos la mama, ¿qué más podemos pedir?

. - ¿tú que dices, Saúl?

. - ídem de ídem. Me gusta que me la mame una hembra como ésta que está buenísima. Me pone a cien.

. - has ganado chica. ¿Cómo te llamas?

. - Venus.

. - vaya nombrecito. Pues bien, Venus. Mañana temprano saldrás de aquí antes de que se despierten esos dos mangantes y con tus cosas, te vas por la carretera que va hacia la derecha y nos esperas a un kilómetro de aquí. Nosotros te recogeremos por el camino. Montarás en el caballo de carga y cumple lo que has prometido o te dejamos por el camino.

. - lo prometo. Gracias, gracias, señor -dijo la chica yendo de inmediato hacia mis pantalones, que me los sacó para acto seguido comenzar a mamármela-.

(Parte 8 de 31)

FIN