El amante de los tiempos, en 5 relatos (27)

Un relato de relatos. Diferentes lugares, diferentes épocas, diferentes personajes, solo uno fijo, el autor, en 31 trozos.

EL AMANTE DE LOS TIEMPOS, EN 5 RELATOS

(27-31)

ESCRITA POR: SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados.

Lo siguiente fue agacharme y meterme entre las piernas de Bárbara y comerme su chochete. Ya llevaba rato rezumando fluidos que me tomé.

Al mismo tiempo, metí mi mano entre las piernas de cada una de sus hijas. Allí les enterré mis dedos haciéndoles una buena paja.

Después de tomarme fluidos para parar un carro, le comí un rato a cada hija sus propios coños. Al final, mi polla ya no podía más y se la clavé a Bárbara, mientras nos besábamos.

La corrida llegó y la eché entre sus dos pechos. Las chicas fueron las encargadas de servirse mi plato fuerte y dejaron las tetas de su madre limpitas de mi semen y de su leche, pues las tetas colgaban secas, muy secas.

Mientras Jocelyn me daba una comida de polla final, le cogí las dos tetas secas a Bárbara y uniéndolas, me comí ambos pezones al mismo tiempo. Aquello era un disfrute total. Mamar unas tetas secas me ponía y casi tirando de ellas, casi se las arrancó de cuajo. Eso a ella también le iba cantidad y soltó un sonoro orgasmo que su pequeña Lisbeth se encargó de tomarse directamente desde su chumino.

Cuando acabé, me metí en la bañera. Allí ya estaba Águila Veloz disfrutando de un descanso bien merecido. Le besé en la boca para luego ponernos cada uno en un lado de la bañera. Debajo del agua sus piernas y las mías, hacían contacto con las respectivas pollas flácidas.

El jodido fue más allá y con su dedo gordo del pie, se fue directamente a mi orto, cosa que facilité enormemente, sentándome sobre dicho dedo y removiendo mi culo para enterrármelo bien.

Al rato dejó en paz mi culo y se echó un pequeño sueño allí mismo. Yo lo imité al rato.

El resto de folladores estaban repartidos por toda la habitación. Sin duda, aquella parecía una casa de putas, muy putas. Además, había también putos, muy putos.

Después de un corto sueño, salí de la bañera y me fui a mi cama. Allí soñé con una tía con las espaldas como un armario y caí en el limbo del olvido.

Desperté a eso de las dos de la mañana. Todo el mundo dormía y algunos, hasta roncaba.

Me vestí en silencio y salí por la ventana. Abajo fui caminando entre las sombras, hacia una casona que había visto esta misma tarde.

Al llegar pude comprobar que las luces eran inexistentes, tanto en la casa, como en los alrededores.

Me quedé observando hasta acostumbrar la vista y no vislumbré a ningún guardia custodiando la casa, cosa extraña, pues era un ricachón de cuidado. Mejor que mejor.

Me acerqué y salté el parterre. Lo siguiente fue trepar por un árbol frondoso. Me acerqué a la ventana de la carabina de Felicia y pude constatar que solo estaba echada, pero sin cierre alguno.

Con sigilo, abrí la ventana y entré dentro. Allí me quedé acostumbrando la vista a la poca luz y la pude medio ver en la cama.

Cuando estuve junto a su cama, su respiración hacia subir y bajar sus enormes pechos y sonreí.

Me senté en una silla y tranquilamente, me desnudé. De mi polla se había encargado ya mi imaginación. Estaba en todo su apogeo de nuevo.

Despacio, deslicé la manta y la tiré al suelo. Luego entré en la cama intentando que no se diera cuenta. Poco a poco me situé entre sus piernas.

Sus ronquidos impedían que se despertara con mis movimientos. Levanté el zagalejo y metí mi cabeza debajo, haciéndole con suavidad las piernas a los lados. Lo siguiente fue sacarle sus enormes bragas, cosa que me costó lo mío, pues no pude sacárselas del todo, sino bajárselas hasta las rodillas.

Su olor corporal era tremendo. Aquel chumino se había corrido cantidad de veces antes de dormirse, de eso estaba seguro.

Acerqué mi lengua y comencé a comerme su chumino. Cada vez introducía más y más adentro mi lengua, hasta el punto que la vieja en sus sueños, jadeaba y me pedía más.

La jodida, aun en sueños, soltaba fluidos en cantidad y yo me los tomaba según salían.

Más tarde seguí hacia arriba, siempre debajo de su zagalejo, hasta encontrarme con sus voluminosos pechos, los cuales, con sumo cuidado, les desplacé el sostén XXL.

Los pezones de la vieja me esperaban y no los hice esperar, me los comí como si de una fruta madura se tratara.

Lo que venía ahora, la despertaría, si no, es que estaba muerta y enterrada. De un golpe, le clavé la polla hasta los huevos.

. - aaahhh, pero que…, aaaahhhh., Oooohhhh, ¿eres tú, Salvador?

. - sí, querida, yo mismo. No enciendas la luz.

Me salí de debajo de su zagalejo y me puse a su lado. La besé en su boca un buen rato.

. - pero, ¿cómo has entrado?

. - por la ventana. Anda, quítate ese zagalejo del demonio.

La ayudé a sacárselo y apartarle el sostén, definitivamente. Lo mismo con sus bragas. Ahora estábamos los dos a la par y desnudos.

Aun a su lado, le cogí un pecho y jugué un momento con su pezón. Ella gemía de placer.

. - eres un demonio, Salvador. ¿Cómo es que no estás follándote a Felicia y sí lo haces conmigo, una vieja amargada?

. - me gustan las viejas amargadas. Tenéis mucha experiencia y a mí me gusta aprender. Así, luego, le enseño lo aprendido a Felicia-.

. - me halaga mucho, Salvador. Ni sé cuánto tiempo que no he disfrutado de mi sexualidad. Mi marido nunca fue muy detallista y nunca me folló por detrás.

. - a mí, sin embargo, me encanta darles a mis chicas por detrás y por delante. Además, por arriba también. Anda, súbete al trono, mientras disfruto de tus súper tetas, guarrita mía.

. - ahora mismo, querido.

Se levantó sobre sus rodillas y se puso encima de mi polla. Ella misma se colocó mi rabo en su vagina y se lo enterró. Mientras ella subía y bajaba sobre mi polla, yo le sobaba las tetas. Al rato ella se agachó y me las dejó en las narices. Comí todas las tetas que quise y mucho más.

. - ahora déjame comerme tus bajos. Me gustan tus jugos.

Ella se salió y avanzó hasta ponerme su vagina en mi boca. Allí mi lengua hizo estragos y absorbió cuanto jugo encontró y fue mucho, pues la vieja lo tenía acumulado de viejo y ahora los estaba soltando como si de una catarata se tratara.

Después tocaba lo que me había pedido y a mí me gustaba dar.

Me salí de debajo y la puse a cuatro patas. Mi lengua se informó que en aquella cueva no había entrado la polla de un tío en mil años o nunca, eso no lo tenía claro, pero desde luego hacía un rato largo que no era perforada. Allí estaba yo para satisfacerla en todo lo que buenamente pudiera.

Con mi polla en su entrada, empujé una décima de segundo y confirmé que era virgen, por lo menos los últimos 40 años, de aquel agujero. Su respiración se aceleró y no quise hacerla esperar.

De un empellón, mi polla resbaló hasta el fondo de su cueva. Ella, que tenía los dientes apretados esperando dolor, casi brinca fuera de la cama.

. - aaaaaaaaaahhhhhhhhhh, -así gritaba, pero era un grito ahogado y que no salió de la habitación-.

Después de la primera metida, vinieron otras muchas y a la máxima velocidad. Aquel culo tenía que recuperar el tiempo perdido y yo sería el encargado de que lo recuperara.

La vieja no dejaba de gritar entre dientes y yo ni me inmutaba. Su agujero, bien prieto, me estaba haciendo pasar uno de mis mejores ratos, a excepción de cuando se la metí por primera vez a Sam.

Después de casi media hora de sodomizarle por el culo, aquello se iba a acabar, por lo que se la saqué y volviéndola a darle la vuelta, la puse a mamar polla de la buena. Sin duda, su marido era un calzonazos, que ni le daba por culo, ni le chupaba el coño como Dios mandaba.

Después de tomarme la polla por una chupa-chups, solté mi carga sémica en toda su boca.

La mujer volvió a deleitarse con mi regalo nocturno, hasta que mi polla fue escurrida sin dejar gota.

Ambos cuerpos sudaban por el buen trabajo hecho. Me recosté junto a su lado y puse su cabeza en mi pecho, mientras le sobaba aquellos pezones gigantes.

. - te has portado muy bien, Gertrudis. Tienes un cuerpo que muchas chicas ya desearían tener.

. - sé que lo dices por decir, pero gracias.

. - pues no. Si no, ¿porque he venido primero a tu habitación?, tienes un cuerpo que está cañón, lo que pasa es que lo escondes muy bien con esa ropa oscura que te pones. Si vistieras mejor, seguro que algún pretendiente te saldría al paso.

. - ¿cómo tú, por ejemplo?

. - no te quiero engañar, querida.

. - lo sabía, tú las quieres de tu edad y no una vieja como yo. Aun así, te agradezco que me folles y he de reconocer que me has follado muy bien, que digo bien, bienísimo. Estos días los recordaré en resto de mi vida.

. - querida, te dije que no quería engañarte, porque no es que desee más a Felicia, que además tiene una pasta a heredar, sino porque dentro de unos días, me iré de aquí y no me llevaré a ninguna de las dos.

. - ¿lo sabe Felicia?

. - no lo sabe. Aunque tampoco le he prometido nada. Esto debe entenderse como un medio de que disfrutéis, para después buscar al verdadero amor, si se quiere.

. - sabes que le romperás el corazón.

. - no es lo que yo deseo. Quiero que me recordéis como una persona que una vez os hizo felices durante un breve momento en vuestras vidas.

Mientras hablábamos, seguía sobándole los pezones con una mano y con la rodilla de mi pierna derecha, sobaba su felpudo. Ella, de vez en cuando hacía vibrar su cuerpo, sin duda después de soltar un orgasmo. Su respiración subía y bajaba con cada orgasmo tenido.

. - es una pena, estoy muy a gustito contigo y haciéndome lo que me haces.

. - Gertrudis, te pido que me dejes dormir una hora al menos, después debo visitar a Felicia y pasar un buen rato con ella también. Espero que no te moleste.

. - no, por el amor de Dios, pero por favor, dile que no espere nada de esta relación. Así ella sabrá qué te irás cualquier día. Hazlo por mí, querido.

. - se lo diré esta misma noche. Me gusta dormirme con una teta en la boca, si me dejaras, te lo agradecería.

. - solo si añades tu polla en mi chochito. Puedes poner tu cuerpo encima del mío. Yo aguanto tu peso y mucho más, ya lo sabes. Soy una mujer muy fuerte.

. - te lo agradezco en el alma.

Me subí encima de ella y metí mi polla en su ranura. Allí la dejé. Al mismo tiempo pegué mi boca a uno de sus pezones. Allí me quedé intentando dormir, aunque no era fácil, con sus brazos rodeándome y con uno de sus dedos más largos metidos en mi culo, pero había que pagar por todo, es ley de vida.

. - querido, querido, es la hora.

Oí que me susurraban a la oreja. Mi polla, ahora en todo su esplendor y aun metida en la cueva de Gertrudis, quería follársela, pero no debía. Aun así, la metí y saqué un par de veces, en agradecimiento por habérmela guardado allí dentro tan calentita.

. - lo vamos a dejar así, debo de dejarla intacta para Felicia o no me lo perdonará.

. - te entiendo perfectamente. Toma este palo para cuando uses su puerta trasera. Si a mí me dolió, a ella, más.

. - gracias por el detalle.

La besé en su boca por largo tiempo, sin dejarle de sobar sus tetorras fantásticas.

. - bueno, ahora te dejo, querida. Deseame suerte.

. - ¿más todavía, bribón?, bueno, suerte y al toro o a la vaca, no sé yo.

. - más bien, vaquilla -sonreí y cogiendo mi ropa, salí de la habitación-.

Me deslicé dos habitaciones más allá y entré igual de sigiloso. Había dado en el clavo. Mi chica estaba sobre la cama y de la mejor manera posible, desnuda como su madre la había traído al mundo.

Esperé acostumbrarme a la penumbra de la habitación y me sorprendí. Unos ojos sonrientes, mi miraban directamente.

. - ya era hora, casi me coges dormida.

. - la leche. ¿Cómo aun despierta?

. - me entró ganas de orinar y te vi trepando por el árbol. Luego oí ruidos en la habitación de Gertrudis. Has sido muy malo. Primero debías de haber venido a mi cama, que para eso soy la que primero te vio.

. - perdona, pero no me gusta hacer distingos, ya sabes, ni raza, religión, ni estatus social, pero aquí estoy. Por cierto, has dicho que nos oíste. Exactamente, ¿qué has oído?

. - casi todo, la verdad. Soy muy curiosa. Hasta me llevé una silla y me senté con la oreja pegada a la puerta.

. - ¿entonces oíste lo que le dije de que me marcharía en unos días?

. - sí, incluso lloré. Casi entro a pegarte, pero entendí que nunca me has prometido nada. Además, solo nos conocemos de un día y no debía hacerme ilusiones de tenerte para siempre.

. - Felicia, me dio pena dejar a Gertrudis sola, ¿por qué no le hacemos compañía? y allí, tú y yo, nos damos gusto. Ella puede cooperar con su lengua.

. - tienes razón. Su lengua me gustó. Así, cuando te vayas, ella y yo nos podemos hacer compañía mutua, muy buena compañía, sí señor.

Cogidos de la mano, regresamos a la habitación de Gertrudis. Cuando nos vio, se les iluminó los ojos.

Las dos chicas se besaron. Gertrudis aún seguía desnuda y aquello facilitó el encuentro.

Felicia, directamente, se metió entre las piernas de su carabina y le dio una comida de coño, mientras yo estaba bajo su chumino y me tomaba sus fluidos.

Los jadeos del trío eran peligrosamente altos, así que ordené bajarlos de inmediato, incluso los míos.

Más tarde Felicia usaba su felpudo para darle placer al de Gertrudis, mientras le daba polla que comer a la joven rica que estaba bien rica.

En otro momento, Felicia se acostó encima de la vieja, enseñándome su chumino, el cual perfore con mi polla especial niñas ricas.

La vieja la agarraba, pues con cada empuje, se deslizaba fuera de ella.

La cosa marchaba y ya solo me quedaba desvirgarla de su agujero anal. La puse a cuatro patas y le di el palo de Gertrudis a morder. Luego me agradecería el haberle dado el cacho de palo.

Como a su niñera, me la follé sin contemplaciones. Su culo, aún más estrecho que el de la vieja, fue más satisfactorio aun follármelo, pero menos que el de Sam, valga la comparación de nuevo.

Los sudores le chorreaban por la cara y de su culo, una fina agüilla salía. Era sin duda el mejor lubricante del mundo mundial.

Cuando me cansé, la puse a mamar polla hasta descargar. Su niñera la besó y se hizo traspasar parte de mi duro trabajo, mientras mi lengua le trabaja el ojete lastimado.

La joven temblaba un poco. El dolor culero no era para mojigatos y ella era una primeriza en estas lides amatorias. La pusimos entre Gertrudis y yo, y allí la abrazamos hasta que se quedó dormida como si fuera nuestra niñita.

. - le diré que mañana se quede en la cama. Su culo no es tan resistente como el mío.

. - sí, es lo mejor. De todos modos, cuando se despierte, dile que vendré a visitarla a eso de las doce de la mañana. Que se quede en cama y solo que les diga a sus padres que me había invitado a comer.

. - se lo diré. ¿Pero no te irás a ir ya?

. - de eso nada. Aún es pronto. Deja que me recupere y volveré a romperte el culo, querida.

. - mi culo y yo lo estamos deseando, querido.

Antes de que abandonara aquella habitación, el culo de Gertrudis no fue jodido una vez, sino dos veces más.

Además, con el permiso de Gertrudis, volví a romperle el ano a Felicia, pero esta vez con mucha suavidad. Tanta que no se despertó, aunque sí se dolió. Luego salí por patas de aquella casa, donde volvería a la mañana siguiente en busca de algo que llevarme a la polla de nuevo. Una vez que se empieza, es difícil dejarlo.

Doce menos cinco. Vestido de guapo y ya estaba en la puerta. Me salió una empleada con cofia y todo.

. - ¿sí?, ¿que desea?

. - me llamo Salvador y me esperan para comer con la señorita Felicia y sus padres -le presenté una más que elocuente sonrisa mientras le miraba descaradamente la delantera, que no la tenía nada mal, dicho sea de paso. La tía enrojeció al mirarme el paquete-.

. - pase, enseguida le anuncio.

Me llevó a una salita y al poco salió el banquero con una de sus mejores sonrisas y con la mano extendida para estrechármela. Yo se la saludé.

. - bienvenido a mi humilde morada. No sabía que conocía a nuestra Felicia.

. - ha sido cosa reciente. Entablamos amistad y me invitó a comer. Espero no molestarle.

. - en absoluto. Pase usted, le voy a presentar a mi señora. Felicia por desgracia, no se encuentra muy bien hoy. Ya sabe, cosas de mujeres.

. - entiendo.

Acompañé al viejo hacia el salón y allí estaba una vaca que casi no puede levantarse de lo gorda que estaba. El escote dejaba enseñar buena parte de su delantera que vibraba como las olas del mar con cada paso que daba.

. - bienvenido, hijo. Es bueno recibir a un amigo de Felicia. No se prodiga mucho en cuanto a relacionarse con chicos. Es muy tímida ella.

Joder con la tímida de Felicia. Como le comía el chumino a la Gertrudis.

. - espero no ser un estorbo. Su marido me ha dicho que la señorita Felicia no se encuentra bien.

. - así es, pero nada, nada. Es bienvenido a esta casa.

Estuvimos hablando de trivialidades hasta que apareció un chico de no menos de 20 años, ya talludito y maldiciendo en arameo. Venía en silla de ruedas.

. - ¿dónde está el cabronazo de Adolfo?, necesito hacer mis necesidades y darme el baño antes de comer.

. - hijo, por favor, esa lengua. Tenemos invitados.

. - ¿qué me importa a mí, tus invitados, papá? Necesito a Adolfo, ya.

. - hijo, lo he mandado a un recado y no podrá volver hasta dentro de 40 minutos.

. - ¿y qué hago yo ahora?, ¿me cago encima?, ya sabes que me gusta darme un baño antes de almorzar -casi berreó el joven malcriado y paralítico hijo de puta. Mira que tratar así a sus padres y encima delante de un invitado…-.

. - hijo, no te pongas así, tu padre te ayudará en el baño -dijo su madre, más que sofocada por la lengua de su chico-.

. - papá no puede conmigo. Ya una vez me dejó caer. Todavía tengo el moratón en el culo. Buscad a alguien, coño.

. - pero si no tenemos a nadie más, hijo. Espera un poquito, Adolfo vendrá pronto.

. - no, no y no.

. - perdonen que les interrumpa. Quizás pueda ayudarles yo. Me ofrezco a ayudarlo en el baño hasta que llegue el Sr. Adolfo.

. - no puedo permitirlo. Es nuestro invitado. ¿Qué iba a decir Felicia cuando se entere?

. - no se preocupe por ella. Sabe que no me importa remangarme la camisa.

. - déjalo padre. Que me ayude este señor.

. - como quieras hijo. Gracias, Sr. Salvador, no sé cómo se lo agradezco.

. - nada, nada. No me importa.

El paralítico dio la vuelta a la silla y esperó que yo empujara, cuando el tío vino él solito. Aun así, empujé la silla y desaparecimos por entre las habitaciones.

. - este hijo nos va a quitar del mundo. No sabes la vergüenza que nos está haciendo pasar -dijo la mujer a su marido, que estuvo totalmente de acuerdo-.

Su puto hijo necesitaba un escarmiento, pero sus padres no sabían cómo dárselo.

. - la segunda puerta a la derecha, allí está el baño-.

Entramos allí y me ordenó pasar el pestillo a la puerta.

. - desnúdame del todo y me pones en la vasija.

Lo levanté en vilo y lo puse en una silla que allí había. Luego le saqué la ropa y lo dejé en pelotas. La silla la aparté. Aquel baño era más que grande, eran grandísimo. Tan grande como la habitación del hotel que compartía con mis chicos. El muy cabrón me cogió mirándole las pelotas.

. - ¿acaso eres marica que te estás comiendo mis cojones con la vista?

Mi respuesta fue reírme en su cara.

. - ¿por qué te ríes, joder?

. - estoy pensando si te doy una ostia o te doy una patada en los huevos. Tienes una lengua muy larga, chico. ¿Nunca te lo han dicho?

. - no tienes cojones, tío. Mi padre pagaría para que te pegasen un tiro.

. - no lo creo. Me parece que tus padres están más que hartos de tus abusos, niñato de los cojones. ¿Quién coño te crees que eres, para tratar así a tus padres?, ¿te crees que por estar en una silla de ruedas puedes convertirte en un pequeño dictador? deberías de estar agradecido. Esa silla que te han comprado, vale más que una carreta llena de putas, así que un poco de respeto cuando me hablas, joder. Además, ¿qué harías si ahora te dejo ahí sentado y en pelotas y me fuera? gritarías como una tía pidiendo auxilio. ¿Acaso no tienes dos brazos, mamón? Ni siquiera intentas hacer algo por ti mismo.

El joven estaba temblando y no era por el frio, pues allí dentro no hacía frío ninguno. Al poco se puso a llorar el muy capullo.

. - vaya, ahora le entró la llorona a la niña malcriada ésta.

. - tú no sabes lo que es estar todo el día sentado en la silla y no tener ni a un amigo y mucho menos amigas. Yo también soy humano y quiero vivir como los demás. Sentir, amar, todo lo que hacen la gente normal, pero yo no soy normal. Soy un monstruo y como me siento como un monstruo, trato a la gente así. Sé que está mal, pero no lo puedo evitar.

Ante aquella perorata, el tío me desarmó.

. - bueno, creo que yo también me he pasado un rato. Te pido perdón. Estaríamos empatados si tú me pidieras perdón a mí y a tus padres.

Esperé su respuesta y tardó en llegar, pero llegó.

. - tienes razón. Ni tú ni mis padres tenéis la culpa del estado en que me encuentro. Perdóname. Luego les pediré perdón a mis padres e intentaré cambiar, te lo juro. Me ha hecho bien hablar contigo, ahora, por favor, ponme en la vasija o me cago encima aquí mismo.

. - de eso nada, chico.

Lo cogí en volandas y lo senté en la vasija. De inmediato comenzó a excretar heces de mierda bien duras, tanto que un trozo alargado no acababa de salirle por el culo y mira que hacía fuerza el tío.

. - joder, no sale, maldita sea.

. - lo estás haciendo mal. No debes hacer tanto esfuerzo. De esa manera saldrá menos. Tómatelo con calma. Al final sale solo. Eso me pasa a mí de vez en cuando, lo malo es que no tenemos a mano a una tía.

. - ¿cómo que no tenemos a mano una tía?, ¿qué significa eso?

. - uno lo que necesita cuando se atasca, es tranquilidad, ya te lo he dicho y uno se queda lo más tranquilo posible cuando una nena le hace una paja bucal a uno. Luego ya sale solo. Lo sé, porque lo he probado un par de veces que me he quedado atascado -seré mentiroso-.

. - pero que nena ni qué, hecho cuartos. ¿De dónde voy a sacar a una tía?, si ni siquiera tengo novia y mucho menos a una puta en casa.

. - pues entonces, a joderse chico. Habrá que aguantarse.

El chico hizo fuerza y nada. El atasco era monumental.

. - la madre que me parió. Oye, ¿porque no lo haces tú mismo? te pagaré bien.

. - ahora eres tú quien me ha tomado por un marica. Vete a tomar por culo.

. - porfa, ayúdame, anda. No puedo más.

. - con una condición.

. - tú dirás.

. - no quiero dinero, solo que me lo pidas por favor y que cumplirás lo que dijiste antes, de comportarte como las personas ante tus padres y demás personas.

. - te lo prometo por lo que más quieras.

. - de acuerdo, no se hable más.

Me puse de rodillas frente al chico y le cogí la polla. El chico respiró hondo, nunca le habían cogido la polla y mucho menos le habían hecho una mamada y tampoco que el primero en hacérsela fuera un tío.

Con la mano fui agrandándole la polla, hasta que lo estimé correcto. Luego, metí mi boca y me tragué su tranca. Allí, cerca de la mierda cagada no es que oliera mal, sino que olía muy mal, pero bueno, todo sea por una mamada.

El chico gimió cuanto pudo. Yo mamaba su polla hasta convertirla en una señora polla, muy venosa y gorda.

. - joder, tu mierda me está asfixiando -le dije, mientras no dejaba de tragarme su hamburguesa-.

Los jadeos de mi mamado aumentaban que era un gusto, hasta que explotó en mi boca.

Su leche era pastosa y algo ácida, pero, aun así, me la tragué, no quería hacerle un feo al chico.

Cuando la dejé libre, le colgaba más que muerta y enterrada en el panteón familiar.

. - joder, la madre que te parió. Me has puesto a cien. Me ha gustado, sí señor. Y no soy marica, pero me ha gustado.

Al segundo después, el trusco de mierda salió, como Pedro por su casa, de su culo. El problema vendría después para hacer desaparecer la mierda por el desagüe, si es que allí los había, cosa aún no desarrollada en todo su apogeo, pero como eran ricos, supuse que ellos sí serían de los primeros en recibir tal modernidad.

. - ¿me puedes limpiar el culo, por favor?

. - okey. Con educación, todo es posible.

Cogí papel y se lo metí en el culo, limpiándole el trasero de varias pasadas. Después lo levanté y lo puse en la bañera. El agua, calentita, ya estaba allí hacía un buen rato.

. - ¿me puedes bañar, por favor?

. - ¿qué les pasa a tus manos?

. - porfa -me lo dijo de esa manera que…-

. - vale, pero tendré que sacarme la ropa, no quiero mojármela.

. - claro, claro.

Me la quité y la puse en la silla. Luego entré en la bañera y comencé a echarle agua por todo el cuerpo.

Al echarle en la espalda, me incliné para vérsela mejor y mi polla, que no había dejado de estar empalmada desde que le hice la mamada, le dio en toda la cara.

. - perdona -dije-.

. - no te preocupes.

Volví a inclinarme y esta vez el chico abrió su boca y fue a meterse dentro de ella. Cuando sentí su lengua, me paré un instante.

. - joder, tío. Eres un aprovechado.

. - perdóname, pero la tenía en las narices y no pude resistirme -dijo sin sacársela-.

. - anda, anda. Continúa y aprovéchate. Debes de estar a dieta.

. - gracias.

El chico me la cogió entre sus dos manos y no me la soltó como si la vida le fuera en ello. Joder, para ser la primera vez, tenía buen apetito de polla al pil-pil.

Después de un rato, pensé darle un regalo que nunca olvidaría.

. - descansa un momento, que te vas a atragantar, chico.

. - no, por favor, ahora no me la saques de la boca.

. - no te preocupes. Te la voy a meter de nuevo, pero no en la boca. Está acostumbrada a entrar en otras latitudes.

. - ¿a qué te refieres?

Sin decirle nada, le di la vuelta y le puse una mano en cada lado de la bañera para que se sujetara. Luego lo incliné y agarrándole de la cintura, comencé a follarme su culo. Al chico casi le da algo. Cuando sintió mi miembro perderse en su ojete quiso dar un grito de espanto y dolor, pero el sonido no le salió. Aun así, mi polla pronto comenzó con el mete y saca de su culo.

Cuando recobró el aliento y la voz, ya era gemidos de un placer doloroso. Su culo parecía que le ardía, pero cuando pensó que su enculador se lo estaba follando para darle placer, dejó de pensar en negativo y solo se permitió sentir en positivo, aunque el dolor culero era brutal.

. - no pienses en el dolor, disfruta del momento -aquello le confirmó que era lo que había que hacer-.

Aceleré la follada de su culo, hasta que ya no lo sintió. Era como si ya no le perteneciera.

Antes de correrme, se la saqué y lo volví a poner en la bañera como antes. Mi polla se la introduje en su boca, casi a la fuerza y descargué mi carga explosiva que le llegó hasta la tráquea directamente.

Después de un ratito de coger resuello, por fin habló.

. - hijo de puta, como me ha gustado que me hayas convertido en maricón. Dios, si lo llego a saber antes, contrato a un marica para que me dé por culo todos los días del año. Joder.

. - pues lo tienes fácil. En casa puedes conseguir todo lo que quieras. Solo tienes que desearlo.

. - Adolfo no es marica, que yo sepa.

. - me refiero a tus padres.

. - ¿cómo que a mis padres?, tú estás loco.

. - con habilidad se les puede convencer de que te ayuden a pasar este trance tuyo de no poder moverte de la silla. Así tendrías a un hombre y a una mujer pendiente de ti, las 24 horas del día. Vamos, si es lo que quieres, claro.

. - ¿tú lo conseguirías por mí?, ¿qué me pudiera follar a mi padre y a mi madre?, ¿y que fueran ellos quienes vinieran a mí?

. - tu tendrías que poner de tu parte. Oye lo que te voy a decir…

Después de bañarlo bien, lo sequé y lo vestí. De la mierda, ni echando agua en cantidad, se fue vasija abajo. Ya se encargarían los del servicio, qué coño.

Lo llevé un trecho, para luego el chico llegar hasta la mesa de la cocina empujando él mismo el carro.

Los padres ya estaban en la mesa esperándonos.

. - ya estáis aquí, me alegro -dijo su madre-.

El chico se sentó en su sitio y yo en uno libre.

. - papá, mamá, os quiero pedir perdón por mi mal comportamiento hasta ahora. Os prometo que voy a cambiar. Salvador me ha hecho pensar de diferente manera.

. - me alegro hijo de que te hayas dado cuenta de que te estabas portando mal. Gracias Sr. Salvador por lo que ha hecho por nuestro hijo.

. - no fue nada.

. - ahora si vamos a ser una familia como Dios manda.

La comida se desarrolló de lo más normal. Con algunos chistes por parte del chico.

Felicia comió en su habitación y Gertrudis en la cocina, como siempre.

Una vez terminado, el chico se despidió.

. - me voy a mi habitación. Hasta más tarde, papá, mamá.

. - hasta luego, hijo.

Cuando el chico desapareció, las preguntas se amontonaron de cómo lo había hecho cambiar en tan poco tiempo.

. - Me temo que su hijo no está curado, ni mucho menos. Necesita mucho amor por parte de los padres.

. - de eso no se preocupe. Le daremos todo el amor del mundo.

. - me refiero a otro tipo de amor.

. - no creo entenderle, Sr. Salvador -dijo su madre-.

Todo el grupo ya habíamos comido y la conversación se desarrollaba rodeado de algunos sirvientes.

. - ¿hay un lugar donde podamos hablar? -Dije mirando a los sirvientes-.

. - por supuesto. Vayamos a mi oficina. Allí nadie nos molestará.

Nos levantamos los tres y caminamos al paso de la vieja gorda. Cuando entramos, cerré tras de mí y nos sentamos junto a una chimenea. La conversación se desarrolló en voz baja, solo para los oyentes que allí estábamos.

. - me explicaré. Su hijo tiene en su cabeza un ansia de ser como los demás y sabe que no puede, por su paraplejia. El chico quiere amar y ser amado. Tener una novia y hacer lo que los novios hacen normalmente, pero sabe que su vida estará siempre atada a una silla de ruedas y eso lo está matando. Por eso se comporta de esa manera tan maleducada. Necesita desahogarse, ya me entiende -dije mirándome el paquete-.

. - oh, Dios mío. Mi niñito. Pobrecito.

. - quiere a alguien que lo haga desahogar y ser receptor de sus impulsos naturales. En el baño se me echó a llorar desconsoladamente y casi se me cae el cielo. Me habló de todo lo relatado antes y no pude hacer otra cosa que consolarlo de la manera que el chico deseaba.

. - ¿se refiere a que usted y él...? -dijo su padre, sin apenas creer lo que estaba oyendo-.

. - ni más ni menos. Le ofrecí mi pene y él me ofreció el suyo. Después me recibió en su ano. Cuando acabamos, me lo agradeció enormemente.

. - no lo puedo creer -dijo su madre-.

. - pues créalo. Su hijo los necesita. Yo no puedo ayudarlo más, pues me tengo que ir pronto de la ciudad, pero vosotros, como sus padres que son, tienen la obligación de cuidar de su hijo que los necesita, no dentro de un año, sino en este mismo instante. Sería bueno hacerle una visita y que lo hablarais tranquilamente. Si no se atreven, no sé lo que le puede pasar al chico, a lo mejor se volvería a encerrar en sí mismo y volver a las andadas y tratarlos como hasta ahora. Todo depende de ustedes dos. Bueno, ahora debo marcharme, me esperan. Les doy las gracias por la comida. En cuanto a lo hecho por el chico. No me deben nada. Buenos días, señores. Saluden a Felicia en mi nombre.

Me levanté y allí los dejé anonadados, sin saber qué hacer ni decir.

Yo partí hacia el hotel. Dentro de la casa, marido y mujer, se abrazaron y lloraron.

. - ¿qué vamos a hacer, esposo?

. - habrá que hablar con nuestro chico.

. - has visto su comportamiento después de que Salvador aceptara sus peticiones. Ha cambiado de la noche al día.

. - aun así, somos sus padres, querida.

. - porque somos sus padres, debemos apoyarlo. Sufría y no sabíamos por qué. Ahora que lo sabemos, debemos poner de nuestra mano. Yo estoy dispuesta a sacrificarme por nuestro hijo. ¿Tú no?

El hombre se quedó pensativo y respondió.

. - tienes razón, querida. Nuestros hijos son lo primero y si es eso lo que necesita, se lo daremos. Vayamos a su habitación.

Ayudó a su esposa a levantarse y se encaminaron al cuarto de su hijo paralítico.

Tocaron en la puerta como siempre hacían.

. - hijo, ¿podemos pasar tu madre y yo?

. - pasad.

El chico estaba en la cama y los vio acercarse. Su corazón se aceleró a marchas forzadas. No las tenía todas consigo.

Los padres cerraron tras ellos sin pasarle el pasador y se acercaron al chico.

. - hijo, Salvador nos habló de lo sucedido en el baño.

. - no debió deciros nada. Estoy avergonzado.

. - hijo, no debes sentirte mal por tus deseos y angustias. Comprendemos que estar así empotrado en la cama o en una silla de ruedas todo el día es muy duro para un chico tan joven como tú -dijo su padre-.

. - querido, si tú nos ayudas, te ayudaremos. No somos tan jóvenes como el Sr. Salvador, pero haremos lo posible para que no te sientes tan desgraciado. Estamos dispuestos tu padre y yo a satisfacerte en cuanto esté en nuestra mano, ¿verdad querido esposo?

. - es algo duro, pero por ti, lo haremos.

. - ¿qué dirán los empleados?, si se llega saber que mis padres me quieren diferente a como se quiere un hijo, seréis juzgados negativamente.

. - solo tendremos que hablar con Gertrudis, del resto del servicio ya sabes que se van al caer la noche. Mamá y yo te satisfacemos cuando se hayan ido y estemos a solas.

. - no sé qué decir… -dijo el chico-.

. - solo di que sí, hijo -dijo su madre-.

La madre estaba sentada junto a su hijo. El chico no paraba de mirarle las domingas y en un momento de lucidez, acercó sus manos al primer botón de su blusa. Siempre mirándole a los ojos de su madre, aflojó primero uno y luego el segundo y el tercero.

Aquello hizo que sus pechos se desbordaran fuera de la blusa, colgando solo por la potencia del sujetador que usaba.

El hijo, con ambas manos, sacó un pecho fuera del sujetador y acercando lentamente su boca, comenzó a mamar a su madre, como cuando era un bebé.

Su madre soltó una lágrima, su chico volvía a mamarla después de tanto tiempo.

. - mama, hijo. Mama a tu madre todo lo que quieras -le dijo apretándole su cabeza contra su pecho-.

Su marido, más que nervioso, para qué lo iba negar, se acercó a la cama y retiró la manta. El chico, en previsión de que vinieran, se había acostado sin pantalón pijama y enseñaba sus virtudes, ahora de nuevo empalmado.

A su padre se le subió la bilirrubina al gaznate y tragó saliva. Con serenidad, se sentó junto a su chico por el lado contrario a su mujer y su mano se apoderó del pene venoso de su hijo. Era tan grande como el suyo propio.

Una vez en su mano, con suavidad, comenzó a hacerle una paja.

Sintiéndose tan bien con la mano de su padre, se giró.

. - por favor, papá. ¿Puedes usar la boca?, es como me lo hacía Salvador.

El hombre, consternado ante la petición de su hijo, miró a su mujer y ella asintió.

El marido, visto los derroteros que tomaba la cosa, se dijo que o todo o nada y había ganado todo desde el momento que habían tocado en la puerta de su hijo paralítico.

Se sacó la ropa y desnudo, se puso entre las piernas de su chico. Al principio cerró los ojos para introducirse su pene en su boca, pero después, una vez probado, se dijo que aquello era una nueva experiencia para él y su mujer y mal que le pesara, no le desagradaba lo que estaba sintiendo. Su propia polla, ahora ya era una extremidad más que se le ponía dura de verdad y es que ya no se acordaba cuando fue la última vez que se le empino y se follo a su mujer.

El chico se puso un poco más hacia la derecha para que su madre pudiera recostar toda su anatomía en la cama. Luego, mientras su padre le comía la polla, fue desvistiéndola hasta dejarla en bragas, unas descomunales bragas que pronto también desaparecieron.

El chumino de su madre era de una guarrería que al más pintado le hubiera echado para atrás, pero el chico nunca había visto un chumino de tía y pensó que todos eran como el de su madre y hacia allí mandó su boca, enterrándose en la vagina gorda y fea de su complaciente madre.

La señora comenzó a soltar fluidos sin parar, no sabía que su chico supiera donde comerle para hacerla sentir como se sentía ahora. Ni su marido había osado poner su boca allá abajo, ella era muy decente, pero ahora que su hijo había descubierto su debilidad, ya más nunca podría estar sin que su hijo le trabajara dicha parte.

El padre, viendo que la polla estaba como una roca, pasó a la siguiente fase y era enterrársela a su hijo en su culo.

Con su propia polla mirando a los cielos, el viejo se sentó sobre la tranca del chico. Dios, como dolía aquello. Pese a ser una polla de la familia, enterrarse aquella cosa tan dura, hizo que pensara en sus años mozos cuando violó junto a un amigo de la infancia a aquella monja que encontró perdida en mitad del desierto de Arizona.

Él y su amigo se la estuvieron ventilando durante todo un día, allá arriba en las montañas. Al final y ese era su segundo secreto, la monja murió desangrada. La enterraron y juraron no hablar nunca del tema. Después encontró un filón y el resto fue disfrutar de los beneficios del oro encontrado, olvidándose del pasado que no le dejó dormir durante años.

¿Y todo esto a que venía?, se dijo. Ah, a que su culo, ahora dolorido, debía sentirse igual que el de la monja aquella. Sin duda, una mala acción que irá con él al cementerio, pues nadie lo sabía, puesto que su amigo ya había muerto hacía unos años.

En eso que la puerta se abrió y apareció Felicia.

. - hermanito, estoy buscan…, pero, ¿qué ocurre aquí?

Con la polla enterrada en su culo, su padre se giró y le habló.

. - hija, entra y cierra con llave, por favor.

La chica hizo lo que su padre le había dicho y se acercó a la cama.

. - ¿se puede saber que pasa aquí?, ¿os habéis vuelto todos locos?

Con no poco nerviosismo, el padre le contó, aun sin dejar de subir y bajar sobre la polla de su chico, lo que yo le había contado y del cambio dado por su hermano. Viendo que la única forma de que el chico no se volviera loco, era cuidar sexualmente de él.

. - ¿eso ha dicho Salvador?, hermanito, ¿por qué no me lo dijiste a mí?, hubiéramos buscado una solución juntos.

. - no me atrevía. Solo se lo comenté a Salvador. Luego una cosa llevó a la otra. ¿Me perdonas, Felicia?

. - tenías que habérmelo dicho. Yo te hubiera consolado.

. - ¿lo habrías hecho?

. - claro, para eso soy tu hermana. Por ti, lo que hiciera falta.

. - querida, hemos decidido darle todo nuestro cariño a nuestro hijo después de que la servidumbre se marche al anochecer. Solo queda un obstáculo. Gertrudis, que vive con nosotros.

. - mamá, por Gertrudis no te preocupes. Sabré convencerla de que cuide de mi hermano como cuidaremos nosotros. No pierdas cuidado, ella hará lo que yo le diga.

. - hija -dijo su padre- Gertrudis es de la vieja escuela y no creo que acceda.

. - mira, para que veas que no te miento, ahora mismo voy a buscarla y a traerla. Por cierto, los sirvientes aún están en la casa.

. - lo sé hija -dijo su madre- esto solo es un entrante de lo que vendrá esta noche. No pudimos preverlo, ha pasado sin más. Anda y que sea lo que Dios quiera. Trae a Gertrudis, por favor. Aaaaahhhhh, Dios, hijo. Como me haces sentir. Toma buena nota, esposo. Nunca has querido hacerme lo que tu hijo me está haciendo, aaaahhhh.

Felicia salió y cerró por fuera con llave. Luego se fue a la habitación de Gertrudis. Entró sin tocar y la encontró haciéndose una paja sobre la cama.

. - ay, Dios. Creía que era tu madre. Tendré que pasar la llave cada vez que me dé gusto.

. - Gertru, tengo que hablar contigo un momento.

. - ¿no puedes esperar un momento?, aaaahhhh, enseguida acabo.

. - tú continúa, mientras yo hablo.

. - gracias, querida, aaaahhhh.

. - bueno, resulta que… -la chica le contó por encima lo sucedido antes de la comida y ahora en el cuarto de su hermano- …así que deseo que te unas a mis padres y a mí para cuidar de mi hermano como se merece. Como sabes, Salvador nos dejará en cualquier momento y ahora no puedo estar sin tener una buena polla en mis agujeros. Entre la de papá y la de mi hermano, estaremos ocupadas. ¿Qué me dices?

. - que dejo ahora mismo de hacerme la paja y te acompaño. Siempre es mejor que una experta lengua te trabaje los fondos que usar una mano, aunque sea propia.

La mujer se secó con un papel absorbente y se bajó el vestido. De las bragas que estaban a su lado, ni las tocó. Así le entraría mejor el aire.

Por el camino, mandaron a los sirvientes a limpiar en el otro lado de la casa. Al llegar, Felicia metió la llave y dejó pasar a su carabina.

. - aquí traigo a Gertrudis y está de acuerdo.

. - pasa querida, no te quedes ahí -dijo la madre de Felicia-.

La mujer se acercó al marido y pudo verle el rabo en tan buena posición, que, sin mirar a nadie en particular, se puso a comérselo sin miramientos.

. - hija, vienes muy caliente -dijo la madre a Gertrudis-.

. - claro mamá. Estaba haciéndose una paja en su habitación -dijo Felicia-.

La chica le aflojó varios botones de la ropa a Gertrudis, para después tirar de su vestido hasta el suelo. Sus enormes sostenes y el zagalejo, fueron pronto al suelo también. Luego, ella misma se quedó en pelotas, observando la cama, la cual ya hacía unos ruidos de que en cualquier momento se iba a ir abajo del peso de los folladores y follados.

. - ay, ay, ay, aaaaaaaahhhhhhhh -el chico se corrió en el culo de su padre. Éste sintió el latigazo del caliente semen cuando impactó dentro de su cuerpo.

Luego se salió y apartando a Gertrudis de su polla, la puso a comerle la de su hijo, la cual chorreaba por los cuatro costados.

A la mujer no le costó nada servirse de tal manjar y saboreó cuanta leche pudo encontrar.

En cuanto a su padre, su hija hizo que se agachara un poco, mientras ella, desde fuera de la cama y colocada detrás, comenzó a succionar cuanta leche le salía culo afuera.

Su padre, cuando sintió la lengua de su amada hija introduciéndose en su ojete culero, sintió algo más que amor fraternal por su hija.

. - querido, deja de mamar a mamá y ponte de espaldas. Ha llegado el momento de que pruebes a tu padre dentro de ti.

. - sí, papá. Ya lo estoy deseando. Salvador ya me desvirgó y no veas como me gustó.

Ayudado por Gertrudis, se dio la vuelta y colocaron las rodillas del chico para levantarle el pompis a la altura adecuada. Su padre, con su hija aun comiéndole el culo, se puso en posición y de un trallazo, le enterró la polla, una polla venosa como la de su hijo.

Al chico, que, aunque esperaba algo así de su puto padre, el dolor hizo que las lágrimas brotaran de sus ojos, pero de su boca, apenas salió sonido. Sus dientes apretados, lo impedía.

Con cada embestida, la cama se movía un poco hasta pegarse a la pared.

Gertrudis, mientras tanto, estaba consolando a una madre que lloraba al sentir en sus propias carnes el dolor de su hijo al recibir la polla.

Gertrudis había levantado su pie derecho y la había puesto de manera que la madre tenía su chumino encima de su boca. La gorda madre solo tuvo que sacar su lengua y hacerle disfrutar como ella antes lo hacía en su habitación.

La que era mamada su chochete, Gertrudis, le cogió la cabeza a la madre y la apretó contra su vulva. La pobre mujer se llenó de fluidos hasta las narices. Aun así, su lengua le hizo un buen trabajo a la empleada.

Felicia ya había limpiado el culete a su padre y éste ya estaba próximo a correrse en su hijo.

Al final se vació totalmente en su chico, para después dedicarse a tomarse su leche directamente de su culo follado. Su hija, que ya estaba preparada, le cogió la polla al padre y desde atrás, se la metió en su boca y disfrutó de la sabrosa polla de su papá, que pronto ella misma disfrutaría en sus bajos más pronto que tarde.

Aquella polla, toda corrida, fue un manjar para una Felicia que se corría patas abajo, por lo que según terminó con la tranca de su padre, se fue para que su hermano le hiciera una chupada en profundidad.

Hacia él se fue y le colocó su chumino en las narices al chico, el joven se empleó a fondo con su hermana, succionando cuanto jugo encontró. Fue nada más terminar, que el chico se desplomó. Su cara sonriente no preocupó a nadie, simplemente se había dormido de tanto disfrutar de su querida familia y una más.

. - dejemos que nuestro chico descanse. Esta noche de nuevo y hasta que Dios quiera, mi niño va a disfrutar de una nueva vida, por mis cojones -dijo su madre, que había dejado el chumino de Gertrudis sin jugo-.

Se vistieron y cada uno se fue a su habitación a descansar. La pareja, juntos, claro. Iban a rememorar los viejos tiempos de ahora en adelante.

(Parte 27 de 31)

FIN