El amante de los tiempos, en 5 relatos (24)
Un relato de relatos. Diferentes lugares, diferentes épocas, diferentes personajes, solo uno fijo, el autor, en 31 trozos.
EL AMANTE DE LOS TIEMPOS, EN 5 RELATOS
(24-31)
ESCRITA POR: SALVADOR MORALES
© Todos los derechos reservados
Fuimos donde estaba la ropa y nos las pusimos. Luego fuimos a las trampas. De las siete, habían caído cuatro liebres de mediano tamaño. Les atamos las patas y fuimos a por los caballos de los muertos. Una vez hechos con ellos, recogimos todas las armas y ropas que allí habían dejado por propia voluntad.
Cuando llegamos al riachuelo, aún estaban los chicos pescando. Miré en uno de los cacharros que llevaban y vi unos cuantos peces de buen tamaño. Sí, no estaba nada mal.
. - recoged Tony y compañía, tengo novedades que decir al grupo.
. - ¿ha pasado algo, querido?
. - ya lo creo, Tony -le dije, enseñándole la polla cortada-.
. - la leche, ¿eso es una polla de un tío?
. - sí, lo es. ¿Verdad que es grande de cojones?
. - ya lo creo. Parece la de un burro, pero no, es de un tío, seguro. ¿Dónde está el dueño?
. - anda, recoged y venid con el grupo.
Tony y los demás recogieron cuanto habían llevado y pescado, menos la caña que se habían inventado y la habían dejado por si caía algún pez más. Ya más tarde, regresaría para confirmarlo.
Cuando estuvimos en medio de la caravana, la gente se nos arremolinó en torno a nosotros, a excepción de Ely, que tenía a dos furcias mamándole sus tetas no lecheras.
. - chicos y chicas, por favor, sentaros y escuchad. No me interrumpáis, al final podréis preguntar lo que queráis.
Esperé que el grupo se acomodara, a excepción de la guardia pretoriana, que, aunque seguían vigilando, miraban en mi dirección.
. - bueno, os diré primero que hemos tenido visita allá arriba. Dos forajidos os estaban vigilando desde aquel acantilado de allí -les dije dónde, con la mano-, nosotros estábamos ocultos esperando que nuestras trampas para las libres dieran sus frutos y los vimos acercarse en sus caballos y ponerse a vigilaros. Entre ellos hablaron cosas que nos incumben a todos. Hablaron de una emboscada en un desfiladero que hay a un par de kilómetros de aquí. Pensaban, desde arriba del desfiladero, tirarnos piedras para bloquear el paso, para luego atacarnos. Lo más preocupante era que pensaban matar a todos los hombres y vender a las mujeres a los comancheros -hablaron todos al mismo tiempo- silencio, por favor. Prosigo. Todo eso lo hablaron entre los dos tíos mientras os vigilaban. Así que antes de que se retiraran, los atacamos y dimos muerte a uno y herimos a otro en un hombro- en ese momento miré a Águila Veloz y le hice una señal- el muerto fue por Águila Veloz, yo fallé. Aun así, interrogamos al criminal y nos dijo que el resto de su grupo estaba esperando en lo alto del acantilado para cuando pasáramos por allí. También nos dijo por dónde habían subido. Ese es el relato de los hechos. Ah, al tío interrogado, para que hablara, tuve que cortarle la polla. Mirad que tamaño tenía el muy cabrón.
Me saqué la polla de un bolsillo y la enseñé al respetable. Las mujeres se asombraron de que alguien se pudiera meter aquello por el culo y no palmarla en el acto, la mayoría sonrieron y se alegraron de que les hubiera cortado la polla a aquel tío que pensaba matar a los hombres y vender a las mujeres. Los chicos y chicas más jóvenes se aterraron al ver aquella polla cortada.
Hice un silencio, esperando preguntas, pero nadie se atrevía a hacer ninguna.
. - ¿qué os ocurre? esperaba un montón de preguntas -dije-.
. - yo te haré una -dijo, como no, Ely-.
. - adelante, querida Ely.
. - solo una. ¿Qué hacemos?, ¿damos la vuelta o seguimos adelante?
. - mi respuesta es que sigamos adelante.
De nuevo todo el mundo habló al mismo tiempo.
. - pero eso sería un suicidio. Nos matarán en el desfiladero o nos venderán como esclavas -dijo una de las putas-.
. - he dicho que seguiremos adelante, lo que no he dicho es si antes o después de atacar a los criminales.
. - ¿dices que les hagamos frente? solo somos unas jodidas furcias -dijo Lily-.
. - aunque seáis unas furcias, como dices, también tenéis más cojones que muchos hombres que he conocido. Sabemos dónde estarán y cómo llegar hasta ellos. Los atacaremos sin que apenas se puedan defender. Los sorprenderemos. Solo tendrán el abismo del desfiladero para huir. Eso sí, debemos llegar hasta ellos lo más silenciosos y cercanos posibles. El resto es disparar y dar en el blanco. Yo no me veo volviendo por dónde venimos porque unos forajidos tengan la intención de apiolarnos. Elegiremos a las mejores que disparen, el resto nos aguardará lejos del fregado. Esa es mi opinión. Si evitamos el enfrentamiento, quizás nos los encontremos en otro lugar donde no podamos defendernos como ahora. Tomad una decisión y decidme lo que habéis decidido.
Dejé allí al personal discutiendo los pros y los contras de la situación que se había producido.
Me fui hacia el riachuelo y me desvestí para darme un buen lavado de culo y polla, lo necesitaba. No era por nada, pero me dolía un huevo el ojete, pero por suerte no sangraba. El disfrute valió la pena y lo mejor era que la polla iría conmigo a donde yo fuera. Quizás hasta le haría una base para sentarme sobre ella y enterrármela cuantas veces quisiera. Eso o se la regalaría a las putas para que practicaran su oficio.
. - Salvador, ¿estás en el agua? -Era la ciega de Isabel-.
. - hola, Isabelita. ¿Cómo va la discusión?
. - de momento no se ponen de acuerdo. Estás en pelotas, supongo.
. - supones bien.
. - quería hablar sobre lo de esta mañana.
. - espera a que salga. Enseguida acabo. A tu derecha hay una roca grandecita. Siéntate un momento, no vayas a mojarte ese vestidito tan bonito que te has puesto.
. - ¿te gusta?, no sabía que ponerme para ti.
. - no es por nada, pero me gusta más lo que hay dentro del vestido. ¿Te molesta?
. - no, me halaga. Gracias.
Mientras Isabel localizaba la roca donde aposentar su pandero, yo salía después de enjuagarme los cataplines.
Debía de ser la fría agua, pues la volvía a tener dura y mirando hacia arriba.
Parecía que el constante follar con todos y a todas horas, había desarrollado en mí una mayor rapidez de recuperación sexual. No era un viejo, pero tampoco era un chaval como Águila Veloz.
Será verdad el dicho de cuando más se hace, más ganas se tenía. Lo cierto era que de nuevo la tenía en forma, aunque el dolor de culo aún persistía.
. - aquí me tienes, Isabel. ¿Qué era eso de lo que querías hablarme?
. - he estado pensando lo que te dijo mi madre y que yo confirmé.
. - Isabelita, guapa. No tienes que hacerlo si tienes dudas. Ya habrá tiempo. Solo si tú quieres. Por nada del mundo quiero obligarte a hacer nada que tú no desees.
. - no, estás equivocado. Deseo hacerlo. Deseo estar contigo, pero nosotros solos, sin que mi madre esté presente. Es mi virginidad y así lo quiero.
. - ¿es esa tu decisión?
. - sí, esa es. ¿Estás ocupado? -Dijo tanteándome y llegando a mi polla, la cual cogió para no soltar-.
Mientras esperaba mi respuesta, me la acariciaba con un amor que me ganó.
. - libre como los pájaros. No te sueltes, querida.
Cogida de mi polla, caminé un trecho hasta llegar a una zona tranquila tras unas rocas. Allí, con un poco de arena y el sonido del agua, era un sitio tan bueno como otro cualquiera. Además, el sol del mediodía estaba estupendo.
Me arrodillé y la ayudé a arrodillarse. Su cuerpo fue despojado de toda ropa, ofreciéndome una visión recordada y no olvidada.
Lo primero era lo primero. Sus pechitos sabrosos fueron deleitados por mi boca, haciéndola gemir sin contemplaciones, pues a eso había venido, ni más ni menos. Ella quería disfrutar de mí y yo de ella. Allí no había engaños de ninguna de las dos partes.
Su boca, manjar de los dioses, fue besada y besada, donde nuestras lenguas jugaron cuanto quisieron. Seguidamente me tendí en el suelo arenoso y la dejé a su libre albedrío.
Ella, que no tenía ni un pelo de su coño, tonto, supo que ahora era cosa suya disfrutar y hacerme feliz.
Con sus dedos especiales, me los pasó por todo mi cuerpo, como si estuviera haciéndose una foto de mi persona y así era.
Sus dedos me reconocieron la cara y resto de mis partes. Cuando quedó satisfecha, me cogió la cabeza y me puso a mamarle sus pechitos tan sabrosos. Yo me puse a ello, metiéndome cuanto me cabía en mi boca y poniendo especial énfasis en aquellos pezones divinos suyos.
Ella vibró por un instante como si un rayo la hubiese alcanzado. Más tarde, dejándome la cabeza en el suelo, fue besándome cuanto encontraba camino de mi polla, a la que llegó haciendo un rodeo por los pliegues de mi cuerpo, todos y cada uno de ellos.
Saboreó mis huevos con su boca como si hiciera un cuadro. Seguidamente se tropezó con lo que más anhelaba, mi dulce y sabrosa polla, la cual se introdujo lo más que pudo, para decorarla con su saliva una y otra vez.
No contenta con ello, mientras me mamaba, un dedo furtivo se perdió hacia abajo y encontró mi culito respingón, allí lo introdujo sin reparos, pues su mamita le había hablado tan bien del culo de los hombres, gran experta ella, el cual era una fuente de satisfacciones siempre ocultas por el qué dirán.
Dejó un segundo mis partes y se situó encima de mi cuerpo y haciendo un 69, me ofreció el chumino virgen y ciego para que le diera un repaso, antes de desvirgarlo, mientras ella continuaba con lo que estaba haciéndole a mi polla.
Sus nalgas fueron separadas abruptamente y sin contemplaciones. Sí, también su madre le había hablado de los gustos de los hombres por la violencia en estos momentos y ella estaba preparada para aguantar lo que hubiera que aguantar, siempre dentro de un límite, claro.
Mi lengua se introdujo en su ojete, lubricándoselo. Al mismo tiempo un par de dedos fueron rompiéndole el culo todo lo que daban de sí, por lo cual unas gotas de lubricante natural comenzaron a salirse de aquella parte tan suculenta de su anatomía.
Pero como primero le iba a tocar a su vagina, moví un poco su trasero y me lo posicioné bien en su centro reproductor. Allí me dediqué en cuerpo y alma a hacerla correrse encima de mi boca.
Sí, señor. Aquella moza soltaba unos orgasmos sonoros que daba gloria oírlos y saborearlos en mi garganta.
Viendo que mi polla ya estaba más que lista para el comienzo del desvirgamiento por partida doble, con delicadeza, me la quité de encima, para ponerla a su vez debajo de mí. Le abrí las piernas y allí enterré por un segundo mi boca, saboreando su olor a hembra virgen.
Con un rápido movimiento, la cogí de sus caderas y atraje su cuerpo hasta ponerle la vagina frente a mi desvirgador oficial. El chico ya estaba listo y dispuesto a hacer su trabajo en la ciega.
Me pegué a sus pechos y mientras me los comía, mi polla avanzó como una locomotora por un túnel oscuro.
Le entré el trabuco y se deslizó como por una pista de mantequilla, dada como estaba la chica de caliente y lubricada. Ella gritó cuando su himen se rompió dejando paso a mi pene perforador.
No paré hasta que mis huevos hicieron de tope en su vagina, cosa que me agradó.
Sentir aquel agujero tan calentito fue divino. También sentí como si estuviera haciendo un cuadro con aquella buena moza. La estaba moldeando a mi imagen y semejanza.
Sus gemidos de dolor, se mezclaban con los de placer presentes y futuros. Ya desvirgada, el resto fue coser y cantar. Aceleré y la puse a gritar de lo lindo. Suerte que el sonido del agua ahogaría su voz, pues si no, parecería que la estaba matando, pero no, me la estaba follando, sí señor.
Su respiración se había desbocado, cosa que me hizo acelerar a un más, hasta que frené en seco. La primera parte, cumplida. Sin hacerla descansar, pues eso me ponía, le di la vuelta y poniéndole su culo en mis narices, pues le había levantado las piernas, poniéndolas de rodilla, le pasé la lengua una vez más por su ojete.
El culete de la chica estaba a la altura perfecta. La perpendicular entre mi polla y su ojo culero eran de matemáticas puras. No hubo que alinear nada, solo empujé y entró la punta en aquel culo virgen, pero que pronto sería más puto que el de su zorra madre.
Ella se mordió el labio para no gritar, no quería darme ese gusto, pero tú tranquila, ya gritarás, hasta ahora ninguna ha aguantado la calidad y calidad de mi polla metida en un culo virgen.
Y vaya si gritó. Cuando le enterré media polla en aquel estrecho culo suyo, puso el grito en el cielo, un cielo que pasaba de ella olímpicamente.
No paró de gritar la muy condenada mientras se la tuve metida y eso que solo iba por la mitad.
Cuando aún no había terminado de gritar y llorar por dolor, empujé hasta clavarle el resto de mi polla. Sí señor, aquello era una follada anal en toda regla.
Si con el dolor que le estaba infringiendo no se le quitaba de la cabeza a aquella moza el convertirse en puta como su madre, no había nada que se lo impidiera.
Mi polla, sedienta de soltar su leche, empezó un mete y saca tan doloroso como provechoso, pues pronto dio síntomas de que iba a explotar en aquel culo, pero no le iba a dar ese gusto, pues el gusto era el mío, al que había que obedecer.
Se la saqué y di a comer a la chica ciega, cosa que le costó, pues el fuerte dolor culero casi no la dejaba mamar, pero cuando una incipiente puta se lo propone, lo consigue.
Me la comió y yo permití que mi salvaje polla escupiera cuanto tenía dentro de los huevos. La chica se atragantó y no queriendo que palmara allí mismo, se la saqué hasta que se repuso, para de nuevo dársela a comer. Sí señor, la chica aprendía rápido, muy rápido. Me la mamó como si la vida le fuera en ello. Al final salió limpita, como nueva, vamos.
Como había que dejarla limpita también a ella, le di una comida de culo con mi lengua, así como otra a su sabroso coño. Todos sus jugos pasaron a mi garganta, unos jugos deliciosos donde los haya.
Después de terminar, la abracé y así la tuve hasta que reaccionó.
. - me duele, me duele mucho.
. - lo sé, pequeña -le dije secándole las lágrimas que salían de sus ciegos ojos- quédate conmigo un rato y coge fuerzas, ¿no querrás que te vean llorar tu madre y las demás?
. - no, no me iré. Abrázame fuerte, por favor.
. - sí, mi amor -le di un beso en los labios y la abracé, sin decir nada-.
Así estuvimos durante un buen rato.
. - ¿cómo te sientes?
. - algo mejor, pero me sigue doliendo el pompi.
. - déjame que te alivie un poco.
Me fui hacia abajo y le di una comida de clítoris y otra de culete, donde metí mi lengua con suavidad, pero sin dejar de metérsela hasta donde llegaba. Después volví abrazarla y como no, comerme sus pezoncitos.
Nos quedamos abrazados otro rato, hasta que decidí que ya estaba bien.
. - debemos volver, pero antes, nos introduciremos en el agua, para que puedas refrescarte tus agujeros. El agua fría, hará que disminuya el dolor.
Nos levantamos y caminamos los pocos metros hasta el agua. Allá, la hice agacharse y dejar que el agua le durmiera el dolor anal y vaginal a la chica ciega. Cuando empezó a tiritar, la saqué del agua y la dejé secar al sol un poco, no sin antes darle unos masajes para que se calentara.
. - ahora te pondré tu ropa y volveremos a la roca donde tengo la mía.
La vestí con cuidado y después le puse su mano izquierda en mi polla.
. - debemos regresar como llegamos, guiados por mi polla. Aunque te duela mucho, no hagas que se den cuenta. Solo di que te duele un poco, pues es normal, así te dejarán en paz. Durante uno o dos días podrás estar en el carromato recuperándote.
Regresamos a por mi ropa y en la roca me la puse, luego fuimos hacia los carromatos. Su madre nos encontró en medio del camino.
. - ¿ya lo habéis hecho?
. - sí, madre. Por delante y por detrás.
. - muy bien hija. Ahora acompáñame, descansarás en el carromato hasta que te encuentres bien. Verás que pronto estarás como nueva. Gracias, Salvador. Has hecho mucho bien por mi hija. No es bueno que se ponga a trabajar siendo virgen, ya sabemos cómo sois los hombres cuando dais con un bombón como Isabel.
. - no hay nada que agradecer, es más, soy yo quien agradece a Isabel el haberme permitido ser su primer hombre.
La chica no dijo nada, solo caminó junto a su madre. La vi entrar en el carro y dolerse, pues una mueca se dibujó en su cara al levantar una de sus piernas para subir al carromato.
Me dirigí a Ely, que seguía siendo mamada a todas horas como le habíamos dicho.
. - Ely, ¿que han decidido?, no podemos perder más tiempo.
. - ha habido de todo, pero al final se ha decidido seguir tu plan de hacerles frente.
. - de acuerdo. Les atacaremos esta noche, será lo mejor. Hablaré con las chicas.
Grité para que volvieran las chicas y resto del personal.
. - chicas y chicos, puesto que se ha elegido hacerles frente, lo haremos esta misma noche. Necesito al menos a diez personas que sepan disparar y que no teman disparar contra esos forajidos.
De entre los que levantaron las manos, fui eligiendo a las diez personas.
. - Tony y Águila Veloz, no podéis ir. Debéis guardar el fuerte por si atacan la caravana mientras estamos fuera. Vosotras, Susan y Lily, tampoco me servís, pues tenéis hijos que cuidar.
. - no estoy de acuerdo, Salvador. Precisamente por mi hija debo ir y acabar con los bandidos. No quiero que la vendan a los comancheros.
. - Ely, ¿tú que dices?, ¿la dejamos ir?
. - es su decisión, que vaya si quiere.
. - ya lo has oído Lily, estas aceptada, pero yo no iría, pero bueno, como quieras. A ver, tú, tú y tú… -así fui eligiendo hasta diez amazonas dispuestas a pegar tiros.
. - gracias Salvador, por no obligarme a ir -dijo Susan-.
. - no puedo separarte de tus chicos. Lily debería tomar ejemplo de ti.
. - ya lo he decidido e iré. -Dijo la puta de Lily-.
. - otra cosa, debéis acompañarme con ropa tipo hombre. Esos trajes de bolillos no sirven. Aparte de que debemos arrastrarnos durante unos 100 o más metros, antes de hacer contacto con el enemigo para que no nos vean. Se os echarán a perder y haríais demasiado ruido con ellos, pues cada vez que se os enganchen en cualquier rama o espino del suelo, sonarían en la oscuridad. Entonces sí que estaríamos perdidos, porque el factor sorpresa no habría funcionado y nos habrían descubierto.
. - Salvador, ninguna tenemos ropa de hombre. Esta es nuestra ropa de trabajo.
. - entiendo que sea vuestra ropa de trabajo, como decís, pero entonces la única solución es que vayáis en pelotas para poder arrastraros, es la única solución que veo.
. - de acuerdo, Salvador, iremos en pelotas. Es como si estuviéramos trabajando y como siempre estamos en pelotas cuando trabajamos, no se notará mucho, ¿verdad chicas?
. - así es -dijeron varias de ellas, entre risas-.
Las mujeres comenzaron a desnudarse y las detuve.
. - tranquilas, aún es pronto para despelotaros, a no ser que vayáis a hacer un servicio a domicilio.
Rieron con ganas.
. - ya sabía que no. Ahora comamos esos peces tan sabrosos que han pescado Tony y compañía.
Una hora después de degustar los peces, hablé al grupo de nuevo.
. - chicas y chicos, hasta que esto acabe y acabará esta noche de una manera u otra, las guardias se doblarán, todo el mundo debe de tener un arma a mano y no despistarse. Recordad que quedan 6 forajidos y debemos acabar con todos ellos o podrían escapar en busca de más cabrones.
Una vez terminado el discurso, me quedé mirando los pechos de Ely, tan fijamente que ella se dio cuenta.
. - ¿qué te ocurre, Salvador?, ¿por qué me miras los pechos de esa manera?
Me acerqué sin dejar de mirar sus pezones. Cuando estuve a su lado, con un dedo, recogí una gota blanca de uno de los pezones y me lo llevé a la boca. Joder, sí, era leche.
. - Ely, oficialmente eres otra proveedora de leche materna. Tus pechos ya empiezan a fabricar leche. Compruébalo tú misma.
Ella se cogió un pecho y se los apretó y salió disparado un chorrito de leche.
. - es verdad. Ya tengo leche y todo gracias a tu invento de que me mamaran a todas horas.
. - Ely, al principio fabricarás un poco solamente, pero con el tiempo, serás la envida del grupo. ¿Me dejas ser el primero?
. - por favor, no tienes que pedirlo.
Me puse a su lado y me tragué el pezón izquierdo y mamé. Uuuhhh, leche calentita y con sabor diferente al de Bárbara, pero también muy sabrosa, estuve mamando cinco minutos hasta agotar las existencias de aquel pecho.
. - lo que te dije. Ya no sale más, pero seguro que fabricas cada vez más cantidad. Bueno chicas, armaros bien y coger balas de sobra y salgamos. Iremos dando un rodeo. El resto, ha cubierto y vigilad bien.
Me acerqué a Jocelyn y su familia, besándolos a cada uno, sin excepción.
. - estad alerta -les dije-.
Cuando besé a Bárbara, le saqué un pezón y me tomé un buen vaso de su excelente leche.
. - gracias, es el mejor reconstituyente del mundo. Os quiero a todos.
. - vuelve sano y salvo, querido -Bárbara me abrazó, sin querer dejarme soltar-.
. - dejo mucho atrás, para no volver, chicos.
Las chicas ya estaban desnudas y esperándome con las armas.
. - hay que joderse -dije en voz alta-.
Me saqué la ropa y la dejé sobre un banco. No podía ser el único que iría vestido. No, no podía.
Partimos y nos metimos en el riachuelo para recorrerlo hacia arriba. Cuando estábamos en la zona de las liebres, continuamos rodeando el valle, para posicionarnos hasta que llegara la noche.
Lo único que, si llevábamos todos, era el calzado. Avanzamos hacia la zona donde había dicho el tío que aguardarían los forajidos, pero no las tenía todas conmigo, pues el hecho de que dos de los forajidos no hubieran vuelto con los suyos, podía echar al traste los mejores planes. Aun así, cuando vi que los muertos seguían en el mismo sitio y a la vista del que pasara, me tranquilizó.
. - chicas, ayudadme a ocultar a estos dos.
. - Dios, mío, qué carnicería -dijo una viendo la sangre que había manado al cortarle la polla a uno de ellos-.
Una vez ocultados en los altos yerbales, proseguimos hacia el lugar por donde habían llegado los intrusos.
Después de recorrer un buen rato el camino y ocultándonos para no ser descubiertos, divisamos la zona del futuro ataque.
Aún era de día, solo las cuatro de la tarde, por lo que iba avanzar yo solo para inspeccionar.
. - esperadme aquí bien ocultas, voy a echar un vistazo.
Agazapándome, llegué hasta una zona desde donde pude ver que a lo lejos había una fogata con varios hombres alrededor. Había unos cinco o seis, no lo tenía claro. De igual manera, regresé junto a las chicas.
. - confirmado, están allí arriba. Ahora debemos esperar a que anochezca. Ellos esperan que crucemos mañana, así que no nos esperan. Ocultémonos en aquel bosquecillo y esperemos.
El bosquecillo estaba fuera de la vista de la fogata y no había manera de que nos vieran, pues no pensaba encender ningún fuego.
Según transcurría la tarde y se iba el sol, el frío iba haciendo mella en los cuerpos desnudos.
. - que frío tengo -dijo una-.
. - y yo -dijo otra-.
. - chicas, para mitigar el frio, juntémonos todos, así nos daremos calor los unos a los otros.
. - yo conozco otra manera mejor de entrar en calor, Salvador -dijo mirándome la polla-.
. - entonces entrarías tu sola en calor, pero ¿y qué hay del resto?
. - fácil. Chicas, poneros en un círculo estrecho.
Todas y cada una se pusieron en un círculo, alrededor mío. Todas se abrieron de piernas, parecían las piernas del baile del can-can, pero en versión puta.
. - bueno, menos calienta una piedra.
Me metí en la primera que le eché el ojo y comencé a comerle el chumino. A cada una le di un tiempo semejante y a cada una le saqué varios orgasmos que hizo que entraran en calor de inmediato.
Cuando di la vuelta, a base de comer coños, les ofrecí el mismo tiempo para que me la mamaran. La vuelta fue dada más rápida, entonces comencé a follar conejos, uno tras otro. Poco tiempo, para no correrme en una de ellas, pues el resto también tenía derecho de recibir mis atenciones.
Por último, se dieron la vuelta toda y cada una de mis furcias y sus culos me ofrecieron.
Sin contemplaciones, clavaba hasta los huevos mi polla en todas y cada una de aquellas frioleras furcias. Ellas se mordían los labios para no delatar nuestra presencia.
Los diez culos fueron follados y mi polla ya no podía dar más de sí, por lo que las puse delante de mi miembro varonil y viril y solté mi leche entre las caras de mis furcias favoritas.
Entre ellas se tomaron mi leche que tenían encima. Mi limpieza de polla fue para una que ni me acordaba de su nombre, pero sí conocía perfectamente su culo y su vagina, la cual había disfrutado antes del presente disfrute de esta tarde. Usó con maestría su lengua para dejarme seca la polla.
. - Ahora todos pegaditos y a esperar.
Me rodearon y se pegaron como lapas. Allí el que más caliente estaba era yo, pues me tenían en medio de aquellos cuerpos serranos. Allí donde miraba, no había más que tetas y chuminos, por lo que me pasé la espera mamando tetas y comiendo chumino, con el beneplácito de las afortunadas. Entre ellas tampoco se quedaban sin llevarse nada a la boca, pues estaban todo el rato mamando y comiendo conejos. Sí, fue una espera de lo más placentera pese a saber que quizás alguna no regresara de esta aventura.
Cuando la noche se echó encima, nos separamos, no sin antes permitir que las damas se dieran un festín con mi polla, hasta que a una de ellas le tocó el premio gordo de mi corrida. La siguiente fue la que me limpió los goterones sémicos.
. - bueno, chicas, llegó la hora de la verdad. Coged las armas y no quiero ni una voz, ni una maldición porque alguien se ha pinchado con una planta. Absoluto silencio. Si alguna se accidenta, la dejaremos atrás, para luego recogerla.
Esperé alguna queja, pero nadie habló.
. - bueno, entonces adelante. Haced lo que yo. Luego cuando estemos a la distancia que crea conveniente para disparar, nadie moverá un dedo hasta que yo dispare primero. Ah, otra cosa, cuando estemos frente a ellos, quiero que os separéis un metro de la que esté a vuestro lado. La señal de que voy a disparar será tocaros en un hombro, entonces la tocada, sin decir una palabra, hace lo propio con la que tenga a su lado. Cuando yo empiece a disparar, todas lo hacéis sobre esos capullos. No dejéis de disparar hasta que dé el alto. Okey, ahora os voy a dar un beso de buena suerte. Lo quiero con lengua, chicas.
Ellas sonrieron, esperando su turno. Una a una, les metí la lengua hasta el gaznate, cosa que ellas también hicieron conmigo. Fueron unos besos de auténticas putas de barrio obrero.
Con una señal, partimos, pues era noche cerrada, donde solo había una luna menguante en el cielo y apenas se veía a dos palmos.
Arrastrándonos en fila india, fuimos acercándonos. Cuando aún estábamos lejos de los forajidos, atisbé el panorama un segundo. La hoguera de los forajidos cada vez se hacía más nítida. Cuando estábamos a poco menos de cincuenta metros, de nuevo me frené y las fui distribuyendo en los lugares más seguros para ellas.
Los tipos aún no se habían dormido. Estaban de cháchara tendidos junto a sus sillas de los caballos, los cuales estaban más abajo tan tranquilos.
Hubo suerte, no tenían nada para ocultarse para cuando diese comienzo el ataque.
Pero hasta los mejores planes pueden irse al traste por una estupidez.
Los caballos, de repente, comenzaron a relinchar furiosamente haciendo que los bandidos se levantaran y sacaran las armas dispuestas a darle gusto al gatillo.
. - ¿qué les pasa a los putos caballos? -dijo uno-.
. - ¿tú no eras el encargado de vigilarlos?, pues averígualo. Quizás sea una serpiente, pero cerciórate, no queremos sorpresas. Todavía no ha venido el jefe y me tiene con la mosca tras la oreja.
. - seguro que, si hubiese pasado algo, ya nos habrían avisado. Se deben de estar dando el lote, sobre todo el jefe con su enorme polla. Pobre desgraciado el que le acompañó -rio otro-.
. - pues si no vienen en media hora, te vas a informar, carajo. Que sea el jefe no le da derecho a tenernos intranquilos. Sí, ya sé que le estará clavando su gran polla, pero, aun así, ya va siendo hora de que hayan regresado.
. - vale, vale, ahora voy a ver qué coño les pasa a los caballos.
El tío pasó entre Lily y yo, que, agazapados y sin mover un músculo, nuestros corazones se dispararon a doscientas pulsaciones por minuto.
El tío no nos vio, pues aparte de que no se veía una mierda, tampoco nos estaba buscando.
Al llegar junto a los caballos el tipo comenzó a disparar. Al rato, uno de la fogata, le gritó.
. - ¿qué coño pasa?, joder.
. - una maldita serpiente, pero ya es historia, la muy puta.
. - serás capullo, mamón. Ya podías haberla ahuyentado con una piedra, esos disparos habrán llegado lejos en la noche.
. - ya será menos. Además, era una serpiente cascabel y esas no se van porque les lances una piedra.
. - jodido idiota. Anda, vuelve aquí.
El tío volvió con los suyos. De nuevo pasó a un metro de mi cuerpo. Luego se tendió donde antes estaba, lo mismo que hicieron el resto.
Los conté y había seis tíos, todos barbudos y feos de cojones.
Hice la señal, tocando a quienes tenía a ambos lados, pues yo estaba en medio del grupo. Esperé como un minuto para que todo el mundo estuviera avisado y apunté con el rifle al que parecía el segundo, el cual conversaba con uno que estaba a su lado. La suerte era que el fuego los iluminaba a todos sin excepción.
El disparo resonó en la tranquila noche, haciendo que los caballos relincharan aterrados. Después de mi disparo, se armó la marimorena. Unos tras otros, iban cayendo como moscas, según se levantaban y esgrimían sus armas cortas. Solo uno consiguió disparar en nuestra dirección. Fue lo último que hizo, pues cayó baleado por varias armas al mismo tiempo.
Dos de los criminales salieron despedidos y volaron hasta el fondo del desfiladero, luego todo fue silencio, a excepción de los caballos, que seguían relinchando a más no poder, hasta que se fueron serenando, visto que no había más disparos.
Esperé un momento por si alguno se levantaba para rematarlo, pero no sucedió.
. - alto el fuego y quietas donde estáis -grité- Voy a inspeccionar.
Con cuidado, me levanté y me acerqué donde yacían los forajidos. Uno a uno los revisé. Todos muertos, fue mi veredicto unánime. Me acerqué a la orilla del precipicio y los capullos estaban a un metro colgando de unos salientes. Sin duda, muertos, pues no se movían. Por si acaso, disparé dos veces sobre ellos. Uno de ellos se removió, pues, aunque estaba muerto, el tío aún no se había enterado.
. - se acabó, han caído todos. Acercaros al fuego.
Una a una se fue acercando, entre nerviosas y muy nerviosas, pues más de una temblaba y no del frío.
. - Lily, acércate tú también -dije-.
No obtuve respuesta y volví llamarla.
. - Lily, ¿estás bien?
Nada, aquello no me gustó. Fui hacia donde creía que estaba y la vi mirándome, sí, pero muerta. La única bala que había salido de los forajidos y fue a clavarse en su frente. Vaya putada. Encima, con una hija ciega.
La cogí en brazos y la llevé junto al fuego. Al verla que no se movía, más de una se puso histérica y se desmayó.
. - chicas, ha sido una desgracia, pero es la vida. Le ha tocado a ella, como le hubiera podido tocar a cualquiera de nosotros.
Me acerqué a una de las dos desmayadas y con un poco de agua que saqué de una cantimplora, la reanimé. Luego lo mismo con la otra.
. - hay que reponerse. Será un mal trago para su hija, pero no hay más remedio que volver. Recojamos cuantas armas y sillas de montar haya aquí. Además, podéis coger todo lo que tengan en los bolsillos. Es un botín de guerra y a ellos ya no les hace falta.
Dejamos a los muertos prácticamente desnudos de todo lo que llevaban encima y bajamos hacia los caballos. Los ensillamos y partimos en ellos. Yo llevaba conmigo a la infortunada Lily.
No quería llevarla tendida de lado, sino sentada junto a mí, por lo que le metí el saliente de la silla de montar en toda su vagina. Eso sí, busqué la silla que tenía el tamaño más pequeño en deferencia a ella. De esa manera la pude agarrar bien con una sola mano, mientras conducía el animal con la otra.
Llegamos dos horas después junto a los carromatos, pues la oscuridad no nos dejaba ver por dónde íbamos.
Al vernos llegar en grupo y a caballo, la alegría se desbordó, hasta que nuestra seriedad les hizo pensar que no todo el monte era orégano y allí había habido alguna baja.
Con la luz de la hoguera, comprobaron que la cara de Lily no era normal y mucho menos, cuando, para bajarla del caballo, tuve que sacarla del saliente de la silla de montar. Ni que decir tiene que el agujero de su vagina era descomunalmente acorde con lo que se había clavado.
Con cuidado, la puse sobre una manta.
. - lo siento, ha caído en la refriega. Solo consiguieron disparar una bala y fue fatal para Lily. ¿Dónde está su hija ciega? -pregunté-.
. - sigue en su carro. ¿Quieres que se lo diga yo?
-Dijo Ely-.
. - no, se lo diré yo.
Me fui hacia su carromato y antes de llegar, ella intentaba salir.
. - ¿eres tú, mamá?
. - no, Isabel, soy yo, Salvador.
. - y mamá, ¿dónde está?
. - Tu madre ha tenido mala suerte, cariño.
. - ¿está bien mi mamá? -Ella ya se lo estaba temiendo, pero aún tenía una esperanza de que solo fuera una herida de bala u otra cosa-.
. - lo siento, amor. Tu madre ha fallecido en el ataque.
. - no, no, mi mamá no -lloraba desconsoladamente la hija, ahora huérfana-.
Subí al carromato y aunque no quería, la obligué a abrazarme y llorar en mi pecho.
. - lo siento, amor mío, lo siento -le decía, mientras le acariciaba-.
Así estuvimos un tiempo bien largo. Ella cada vez aminoraba los lloros, pero mi alma también se debía de haber roto por algún lado, pues sentía que precisamente fuera Lily, una Lily que dejaba abandonada a una hija que además era ciega. Todo se le ponía cuesta arriba, a Isabel. Tenía que hacer algo por ella, no sabía el qué, pero lo haría, me dije.
Con delicadeza, la acosté y la tapé. Me quedé junto a ella abrazado hasta que consiguió dormirse de puro cansancio, de tanto llorar por su madre puta.
Salí del carromato y comprobé que aún seguía Lily donde la había dejado.
. - mañana, con la salida del sol, enterraremos a Lily, Ely. Ya esta noche nada podemos hacer por ella.
Me extrañó que todas las putas estuvieran alrededor de Lily, como esperando algo, una orden o no sé qué.
. - Salvador, entre las putas tenemos algunas normas.
. - ¿a qué te refieres, Ely?
. - en caso de muerte en acto de servicio, como ha sido éste, sin duda, pues fue para salvar al resto, no debe ser enterrada sin hacérsele los honores.
. - no sé a qué te refieres. No es una militar para rendirle honores.
. - no me refiero a ese tipo de honores.
. - explícate, entonces.
Allí estaban todo el mundo, como dije. Incluso Bárbara y el resto de su familia.
. - me refiero a que el hombre que más influyó en los últimos días de su vida, debe hacerle el amor por última vez, eyaculando en su boca y cerrándosela después. Además, tanto al hacer la fosa, como la misma ceremonia de su entierro, por respeto, se debe estar totalmente desnudo ante su cuerpo presente. También, en honor a la fallecida, todos y cada uno de los asistentes al sepelio se debe hacer una última paja ante el cuerpo desnudo de la fallecida. Las mujeres con su dedo índice en sus clítoris y los hombres, con sus penes dirigiendo la eyaculación final hacia la cara de la fallecida. Después solo se enterrará cuando los hombres orinen en la zona púbica de Lily, dado que todo hombre que eyacula, luego tiene unas irrefrenables ganas de orinar. Esas son nuestras normas.
. - pero ¿qué dices?, esas normas no son lógicas. ¿Hacerle el amor a una persona muerta?, ¿hacerse una paja y correrse en su cara?, ¿mearse encima de ella? es de locos.
. - pero esas son nuestras normas -repitió Ely-.
El resto de putas no dijo nada, dando por sentado que lo que decía Ely iba a misa. Vaya manada de putas locas con que me fui a encontrar por el camino a la capital. Sin duda estaban de coña. Miré a Bárbara y le hablé.
. - Bárbara, ¿sabía usted algo de estas normas tan extrañas?
. - no, hijo. Nada sabía, pero tampoco soy del gremio de Lily.
Mirando a Ely, le hablé.
. - cuando se refiere al hombre ése de su vida, ¿se refiere a mí?
. - así es. Aquí no ha conocido a más hombre que a ti, además, su hija también te conoce muy bien.
. - ¿qué hago, Bárbara?, esto no me había pasado nunca.
. - hijo, haz lo que tu conciencia te dicte, pero nada te costaría hacerla feliz si vivió con esas normas. Así descansará en paz. Seguro que su hija lo aprobaría-.
. - como queráis, pero con una condición. En caso de que Isabel no conociera estas normas del gremio donde se movía su madre, que nadie le diga nada. Si no lo sabía, no creo que le gustara que su madre fuera poseída de nuevo después de muerta. Quiero que me lo prometáis todos -dije mirando al grupo y en especial a Ely, que era la que tenía la voz cantante entre sus pupilas putas.
. - en nombre mío y de mis chicas, te lo prometemos.
. - de acuerdo entonces -dije mirando a Lily-.
. - Salvador -oí que decía Isabel, acercándose al grupo- sé de las normas de mamá. Tienes mi permiso y gracias por pensar en mí-.
Cogí aire en mis pulmones y aparté los pelos de la cara de Lily, para luego colocarle las rodillas dobladas para poderla trabajar a mi gusto.
. - por favor, necesito algo que funcione de lubricante.
Una de las chicas fue a su carro y me entregó un bote con lo pedido. Cogí un poco y lo introduje en su vagina y en su ano. Luego me levanté y a la puta más cercana, la hice comerme la polla para que me la pusiera a tono, después me eché otro poco de lubricante en mi tranca.
Hay que joderse con las normas del gremio de las putas, me dije.
Me puse entre sus piernas, ante la atenta mirada del grupo. Comencé por su boca, la cual besé, metiéndole mi lengua. Me dije que, ya que lo tenía que hacer, lo haría como si estuviera viva, porque si no, seguro que a la polla del menda se le iba el tono y se amorcillaba.
Sus pechos fueron mamados, pero no se le endurecieron los pezones. Claro, estaba muerta la pobre Lily.
Bajé y le chupé y comí el clítoris, que no había engrasado para merendármelo. Luego todo fue clavársela hasta los huevos.
La cogí de la cintura y la empalaba salvajemente, como si estuviera vivita y coleando. Desde luego, que la segunda vez que me la follaba estuviera muerta, le quitaba algo de morbo a la cosa.
Después de un rato, le di la vuelta y la empalé también por el culo. Allí le di hasta sudar la gota gorda. Solo cuando me iba a correr, se la saqué y me fui hacia su boca, la cual conseguí abrir no sin dificultad, pues el rigor mortis estaba más que presente. Suerte que las chicas hicieron un trabajo de belleza facial y la dejaron bien guapa. Allí, en su boca, le eché mi corrida, siendo Lily la primera muerta de mi puta vida que me follaba. Todo era empezar, me dije. Luego, le cerré la boca de nuevo y la dejé tal cual estaba.
Me levanté y di de limpiar mi polla a una Ely llorosa, como si aquello fuera un velatorio normal y corriente.
Ella se tragó mi mandoble hasta dejármela limpia. Luego silencio absoluto. Poco a poco, todo el mundo se fue a dormir, dejando a Lily allí muerta y follada. Me agaché y la tapé con una segunda manta.
Desde luego, los honores habían sido hechos. Ahora esperaba que no me entregaran alguna parte de ella en recuerdo, aunque no me extrañaría en absoluto, jodidas normas putas.
El día amaneció sin una nube, pero con frío, mucho frío en el ambiente y no me refiero a la temperatura, que era como la de días anteriores, sino a un frío que olía a muerto. Todo el mundo tenía el careto de no haber pegado ojo durante la pasada noche.
Allí mismo, donde estaba el cadáver, Tony y yo, previo despojamiento de toda ropa, comenzamos a cavar el agujero para Lily, una puta muerta en acto de servicio.
Después de un rato, fuimos sustituidos por un par de fuertes furcias para seguir cavando. Al final pasó por la pala la mitad del gremio puteril.
Allí todo el mundo estaba desnudo, aquello más parecía un aquelarre que un entierro al uso, solo nos faltaba alguien a quien sacrificar por la fallecida.
. - colocarse por favor los chicos junto a Lily.
Tony, Águila Veloz, el chico de Susan y yo mismo, nos pusimos cerca de su cuerpo, como a un palmo de cerca.
. - comencemos.
Ely cogió una biblia y comenzó a leer un párrafo de no sé qué salvación cuando a uno le llegara la hora. Mientras tanto, con su mano libre, la derecha, se hacía una paja con su dedo más experto en su clítoris. Las demás mujeres ya estaban haciendo lo mismo, incluida Bárbara y demás familia.
Los gemidos de las mujeres era arto elocuente. Hasta la hija de Susan estaba allí pajeándose y por supuesto, Isabel, una espléndida Isabel que estaba a mi lado.
Tony fue el primero en comenzar a hacerse la paja y el resto de chicos lo imitamos. Joder, lo que parecía aquello, no me lo podía creer. Todo el mundo haciéndose una paja en honor de una muerta de cuerpo presente.
Más de una chica se contorsionaba y veíamos como sus jugos bajaban por sus piernas. La que más gemía era la hija de Susan, se notaba que se lo estaba pasando muy bien a costa de su furcia muerta.
En cuanto a los tíos, el primero en caerle la corrida fue el chico de Susan, que gimiendo como era de ley, dirigió su polla hacia la cara de Lily.
No tuvo puntería, pues le pasó rosando la oreja derecha. Bueno, espero que no se lo hiciera repetir al chico, porque si no era uno, sería otro el que fallaba y nos darían las tantas.
El siguiente fue Tony, que le acertó en toda la boca. Fue una corrida algo liquida, que le resbaló hasta casi desaparecer.
El tercero fue el menda. Mi leche dio en todo un ojo. Allí se quedó, casi ocupando toda la cueva que era el ojo.
Por último, Águila Veloz. Su corrida fue repartida por toda la cara de la infortunada. Ahora sí que parecía una puta de verdad con toda la leche del mundo en su cara. Solo faltaba que Lily sacara su lengua y se diera un atracón.
Ely había acabado de leer la biblia, pero aún no había dejado de pajearse y se contorsionaba cada vez que un orgasmo se le venía encima. Sus piernas, como las del resto de las putas, estaban súper húmedas de sus fluidos vaginales.
Según parecía, aquello no acababa hasta que los tíos no nos echáramos la meada de rigor en el chochete de Lily y mientras eso no ocurría, las mujeres debían de seguir pajeándose.
Uno a uno, fuimos soltando el grifo de los orines entre las piernas de la muerta. Al final, por la posición en que habían puesto las piernas de Lily, se formó un pequeño lago de orines en torno a su pubis.
. - ahora taparla con una sábana, meterla en la fosa y echar la tierra.
Entre Tony y Águila Veloz, la taparon y la metieron dentro de la fosa. Las humedades de su cara y de su pubis se reflejaron en la sábana perfectamente. Luego cogí la pala y comencé a echar tierra dentro. Después de echar unas palas, entregué la pala a otra persona, hasta que fue sepultada en su totalidad.
A Isabel se le doblaban las piernas y tuve que agarrarla de los hombros y atraerla hacia mí.
Una de las chicas puso una cruz con su nombre escrito a cuchillo.
Poco a poco, el grupo se fue disolviendo y marchando al riachuelo a lavarse el conejo o la polla, según se terciara. Cuando solo quedamos Isabel y yo, la acompañé al agua.
. - todos han ido al agua a limpiarse, vamos, te acompaño.
Cogida de mi flácida polla, íbamos hacia el riachuelo. Mi mano en su trasero, utilizaba dos de mis dedos para metérselos en su ano. Así, de esa guisa, llegamos al agua.
(Parte 24 de 31)
FIN