El amante de los tiempos, en 5 relatos (2)

Un relato de relatos. Diferentes lugares, diferentes épocas, diferentes personajes, solo uno fijo, el autor, en 31 trozos.

EL AMANTE DE LOS TIEMPOS, EN 5 RELATOS

(2-31)

ESCRITA POR: SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados.

. - procura no moverte. Te va a doler un poco al quitártelo.

. - no tengo miedo. ¿Le gusta lo que ve?

. - depende a lo que te refieras, si al trozo de madera que tienes clavado o a tu vagina.

. - lo dejo a su imaginación -dijo intentando sonreír, pero por el dolor le salió una mueca-.

. - Lisa, Lisa. Mira que eres una calienta-pollas -dije cogiendo unas gazas, sulfamida, esparadrapo y alcohol del botiquín. Lo puse todo entre las piernas de la chica-.

. - soy toda una mujer. ¿Le gustan mis pechos?

Sin hacerle caso, tiré del palo con rapidez. Lisa gritó y de sus ojos, lagrimas silenciosas cayeron. Luego taponé el hueco con una gaza. Seguidamente acerqué mi boca al agujero, que no distaba un par de centímetros de su clítoris y succioné cuanta sangre pude, escupiéndola fuera de la cama, para después echarle un buen chorro de alcohol, que la puso a gritar y llorar de nuevo. Le eché polvos en cantidad y le puse otra gaza limpia con un poco de esparadrapo y listo.

. - ya está Lisa. Procura no moverte mucho de momento y cuida de que no se te ensucie, pues podría infestarse.

. - gracias, Salvador. Ya que estoy así… -me dijo señalándose como estaba posicionada-, por favor, podrías…

. - Lisa, tienes que terminar las frases.

. - deseo que me comas el coño, Salvador.

. - más claro, agua. Lisa, Lisa -dije sonriendo, para después ponerme a comerme su pequeña almeja. Ya llevaba oliendo sus orgasmos previos, pero cuando comencé a comerme su chochito, aquello era como un manantial de agua. Mi lengua la hacía retorcerse y gemir como si la estuvieran matando-.

Roseta, muy inoportuna ella, entró en ese momento y se frenó. Supo de inmediato que allí no hacía nada, pese a que su cabeza le decía que debía impedir aquello, nada hizo, pues si hubiera sido ella la que estuviera en mi lugar, no hubiera querido que nadie la interrumpiera. Hizo mutis por el foro y desapareció. Solo Lisa la vio entrar y salir, sonriendo de gusto.

. - quiero tu polla en mi vagina, por favor.

. - ¿qué dirán Roseta y los demás?

. - que se vayan a la mierda.

Quité cuanto podía molestarme y me subí a la cama. Allí continué comiendo chichi, para después subirme encima de ella, sin aplastarla. Sus pechos eran como los de una mujer ya hecha y derecha, pero con el aliciente, de que solo tenía un metro de altura.

Se los mamé y mordí, haciendo que se retorciera de placer. Luego me llegué hasta sus carnosos labios, que disfruté, introduciendo mi lengua en aquella boca que era una delicia.

Fuera de la casa, Roseta hacia guardia, por si venía alguien a molestar. Nadie le dijo que lo hiciera, pero moralmente se lo propuso ella misma.

Con el cuerpo de Lisa ya totalmente lengüeteado, solo faltaba calentarme la polla con su vagina y eso fue lo que hizo mi independiente polla, que entró en aquel cubil estrecho y sabroso hasta perderse toda allí dentro.

Los gemidos de Lisa llegaron hasta oídos de Roseta, a la cual sus propios jugos le resbalaban piernas abajo mientras hacía guardia.

Mi polla ya estaba presta a soltar sus propios fluidos con carga seminal y no era apropiado dejarle la semilla dentro, por lo que me salí y dándole la vuelta con cuidado, Lisa supo lo que venía a continuación.

. - no por favor, por ahí, no.

Decepcionado, volví a darle la vuelta. Sin embargo, contra su voluntad no iba yo a desflorarle el ano, algo que por otro lado era uno de mis deseos más profundos y preferidos, ya fueran machos o hembras o hasta de animal me servía su ano y me sirvieron en un pasado no muy lejano en el tiempo.

Acerqué mi polla a la boca de Lisa, que, aunque sabía dónde la había metido, no le hizo ascos, sobre todo por dejarle vivo el ano. Al menos, de momento.

La chica me mamó con fluidez y sabiduría. No aguanté más y exploté como una bomba mi lechada en su boca.

El orgasmo fue bestial y la corrida abundante. De su boca escapaba por la comisura de sus labios parte de mi leche que era especial para enanas calienta-pollas como Lisa.

Mi lengua se hizo cargo de la leche que se le escapaba para disfrute propio. Luego con mi lengua peleándose con la suya para obtener la mayor cantidad de esperma posible, mi corrida desapareció de ambas bocas. Luego un morreo en toda regla y me separé de ella.

Sin embargo, tanto su chumino, como mi polla necesitaban un repaso final y eso fue lo que hice yo en primer lugar con su vulva.

Mi lengua se comió aquel aparato reproductor que tanto placer nos daba a los machos y sobre todo a ellas, las hembras, que la volví a hacer vibrar en varias ocasiones. Luego ella misma se fue a por mí polla y me la secó de toda leche que aún le quedaba dentro y fuera de mi polla.

Finalmente, con un corto beso en su nariz, di por terminada la velada sexual entre un profesional de las armas y del sexo y una hembrita que estaba explorando nuevos horizontes con un servidor.

. - ahora descansa, preciosa. Te mandaré algo de comida cuando la vuelvan a repartir.

. - gracias. Me ha gustado mucho.

. - y a mí, Lisa. A mí también -le dije besando ambos pezones de nuevo-.

Cogí una de las mantas que estaba más limpia y la tapé, dándole un beso en la boca y saliendo de la casa. Roseta se me acercó y viéndome como tenía el pito de escuchimizado, no tuvo que preguntar lo que había pasado allí.

. - ¿le dolió mucho?

. - cómo a todas, supongo. Lisa está bien y creo que ha disfrutado. Veo que tú también te has corrido bien.

. - pero no he tenido a nadie que me pasara la lengua por ahí abajo.

. - eso tiene fácil arreglo -le dije cogiéndole de la mano y llevándola tras unos matos que nos ocultaban del resto de los chicos-.

Allí la tendí en el suelo y di rienda suelta a mi lengua y mis dedos pajeadores.

Mientras comía sus fluidos, un par de dedos le pajeaba el clítoris, logrando calentarla hasta correrse a mares de nuevo.

Cuando salimos de allí, le había descargado un par de litros de fluidos de la mejor calidad posible. Su grosor de carnes no impedía disfrutar a una mujer de su inexperiencia y poca sabiduría en esto del sexo, cosa que ahora estaba solucionando a marchas forzadas y para eso yo era el mejor maestro posible.

La noche se acercaba e hice reunión familiar en la habitación que habían limpiado. Todo el mundo se había vestido, yo también.

. - chicos, veo que habéis hecho un buen trabajo con la casa. Solo echo en falta una cosa. ¿Dónde están las mantas?, esta noche va a refrescar.

Los chicos se miraron los unos a los otros, pero nadie abrió la boca.

. - ya veo. Jorge, Roseta, en cuanto termine esta reunión, enviadlos a las otras casas. Allí hay mantas en cada casa, traedlas todas aquí. Somos muchos y necesitamos ropa de abrigo. También traer la ropa para ponernos que encontréis. Esta casa será el centro de reunión del grupo. Otra cosa, a partir de ahora, se entregará una lata de lo que sea para dos personas, a excepción de Vicente y Leonor, que se les dará una a cada una -hubo un murmullo de desaprobación-, lo siento, pero sus cuerpos necesitan comer más que los demás -y es que estaban gorditos los jodidos-.

. - que hagan gimnasia y adelgacen -dijo Javier-.

. - la harán, pero no ahora. Otra cosa, para que la comida no disminuya tanto o para que comamos más, mañana saldrá una expedición a buscar alimentos. Otra más, donde iré yo, a cazar algún animal. Jorge, se queda con Rosa. Que no se acerque a la radio y no hagamos fuegos que nos puedan delatar. Ya os enseñaré, si no sabéis, como se hace fuego sin mucho humo o ninguno. Una última cosa, las guardias. Tenemos que estar ojo avizor por si vienen a por nosotros, los nuestros o los nipones. Las guardias las impondrá Jorge y revisadas por Roseta. Han de ser en parejas, me da lo mismo chico-chica, que chica-chica o chico-chico, pero han de ser por parejas para que, si uno se duerme, el otro le dé un guantazo y lo despierte -las risas se sucedieron- no os riais, porque al que coja dormido en las guardias, se llevará un guantazo de mi parte. Nos jugamos la vida y por si no lo sabéis, estamos en guerra. Si fuerais soldados, os pegaba un tiro, pero no hace falta llegar a tanto, puesto que no lo sois, pero del guantazo no os libráis. Ahora una última cosa, esto es para ti, Rosa, si nos tratas de joder y nos pones en peligro, acabarás colgada de un árbol y no bromeo, estás advertida. Eso es todo.

. - ¿terminamos lo que empezamos esta tarde, Salvador?

. - por supuesto, Marcos. Vente a mi cama cuando esté en ella más tarde.

. - yo también quiero dormir contigo, Salvador -dijo Marga.

. - cómo quieras, Marga. Así nos daremos calor. Jorge, Roseta, id pensando quien hará las guardias esta noche, serán de dos horas cada una. Vosotros dos también las haréis. Yo haré las rondas, pues no duermo apenas. Ahora a buscar las mantas y demás ropa. Venga, venga chicos.

Mientras los chicos se dispersaron, Roseta y Jorge se pusieron a escribir en un papel, discutiendo quien, y cuando hacían las guardias, los dejé tranquillos y me acerqué a Rosa.

. - ¿cómo estás?

. - vigilada a todas horas.

. - pero no estás atada.

. - sí, eso es verdad. ¿Aún no te fías de mí? te di mi palabra.

. - no me fío ni de mi padre y menos en tiempos de guerra. ¿Me has puesto los cuernos con alguno o alguna?

. - no, esperaba que esta noche durmiéramos juntos.

. - esta noche no podrá ser. Ya tengo compañía, ya los oíste.

. - ¿te gustan tan pequeños?

. - no solo pequeños. Si estuvieran sus abuelos aquí y fueran de altura normal o pequeños como ellos, también me gustaría follármelos. Incluso a ti me gustaría darte por culo.

. - ¿por culo? Dios, por ahí nunca he probado.

. - pues solo te diré una cosa, te dolerá un huevo o un ovario, pero a la larga, te gustará tanto que solo pedirás que te den por ahí.

. - ¿lo sabes por propia experiencia?

. - así es. Me encanta tanto dar, como que me den. Es sencillamente, sublime. Cuando estés preparada y quieras, me avisas, me encantará desvirgarte.

. - ya te avisaré si me decido, por ahora no.

. - te dejo, tengo asuntos que atender.

Las únicas armas que había en la isla, a excepción de cuchillos y algún hacha, eran mi pistola y mi rifle, que siempre iban conmigo, excepto cuando estaba follándome a alguien.

Junto a la radio me senté y las limpié concienzudamente. Marcos me miraba detenidamente.

. - sacátela y hazte una paja. Quiero ver cómo te corres delante de mí.

. - pero después no podré darte mi leche.

. - no te preocupes, tenemos tiempo para eso y mucho más. Anda, dame ese gusto.

. - cómo quieras.

Marcos se bajó los pantalones y delante de mí comenzó a hacerse una paja. Era acorde a su tamaño, pero se le veía gorda y con un prepucio excelente.

Marcos gemía de vez en cuando, dejándose la polla roja de tanto darle.

. - anda, acercámela, te la estás despellejando viva.

El chico me la puso delante de las narices, pues yo andaba sentado aún. Le aparté la mano pajeadora y me la metí en la boca. Su sabor era algo que me la puso dura.

El chico no aguantó mucho más y se corrió en mi garganta. Seguí mamándosela hasta que salió echa una birria.

. - gracias, Salvador. Me gusta que me la mames.

. - y a mí que tú me la mames también, así que adelante, hazle los honores. No vale la pena esperar, pues la tengo bien dura.

Me desabroché y me bajé los pantalones para volver luego a sentarme. Marcos se metió entre mis piernas y mamó como un condenado a muerte que había pedido una polla para cenar antes de que lo ajusticiaran.

Cada vez me gustaba más aquella isla y sus nuevos habitantes.

. - muy bien, Marcos. Sigue así.

Con una sonrisa de oreja a oreja, siguió mamándomela. Segundos después y de repente, dejó de hacerlo y pidió algo que no esperaba.

. - ¿puedes metérmela en el culo?

. - tienes el culo muy estrecho para esta polla mía.

. - pero tú sabrás cómo hacer para que no me duela tanto.

. - Marcos, haga lo que haga, te dolerá un huevo.

. - quiero darte placer, como tú me lo das a mí.

. - ya me lo estás dando cada vez que me la mamas. ¿Deseas metérmela tú también a mí por el culo?

. - sí, deseo hacerlo, por eso quiero que tú también uses el mío.

. - ¿te sientes con fuerzas de aguantarme dentro de ti-.

. - sí, por favor -dijo cogiendo con sus manos mi polla y dándome una mamada de vez en cuando-.

. - cómo quieras. Consigue aceite para tu culo y te la meteré.

. - de acuerdo. En cuanto acabe, miraré en las cocinas de las casas. Seguro que encuentro algo.

. - entonces será mejor que no sigas o me harás correr. Será mejor que vayas ahora a buscarla. Te espero aquí mismo.

. - okey, no te vayas.

. - no, no me voy.

Marcos se subió los pantalones y se fue en primer lugar a la cocina de la casa donde estábamos y luego salió por la puerta para ir hacia las otras casas.

No había terminado de limpiar el rifle cuando llegó con un coco lleno de aceite.

. - ¿te vale esta? la encontré bajo un fregadero.

Metí un dedo y vi que era aceite de palma.

. - no es la adecuada, pero puede valer.

Eché el contenido del coco en un bote y acabé de sacarme los pantalones, pues no quería ensuciarlos más de lo que debía. También la camisa, quedándome en pelotas. Marcos hizo lo propio. Luego me unté la polla con el aceite y le di la vuelta a Marcos y le metí varias veces dos dedos untados también, metiéndoselos bastante adentro. El chico se encogía cada vez que le metía los dedos. Luego se encogería aún más.

En eso llego Jorge y vio el panorama.

. - ¿qué ocurre aquí?, ¿por qué estáis en pelotas?

. - no hagas preguntas tontas y ayuda a Marcos a subirse en mi polla. Se ha empeñado en que lo desvirgue analmente. ¿No es así, Marcos?

. - es verdad.

. - ya sabes lo que duele esto en un primerizo, Jorge y más, siendo bajito como él. Así que sostenlo y bájalo con cuidado hasta que se trague toda mi polla.

. - solo si después puedo yo darte por culo.

. - eso está hecho. Acércame tu boca.

Jorge me la acercó y nos dimos un morreo con lengua que lo dejé a tono, pues vi cómo su polla empalmaba a ojos vista bajo sus pantalones.

. - mira, lo haremos de otra manera. Vamos a matar dos pájaros de un tiro. Me tiendo en la cama con la polla hacia arriba. Tú me la clavas Jorge y luego Marcos se sube encima de mi tranca. Así lo ayudo a sostenerse y que se trague la que pueda tragarse. ¿Qué te parece Jorge?

. - de puta madre.

Jorge cerró la puerta de la calle y volvió para desnudarse ante mí. Antes de nada, hice acercarme aquella polla de todo un macho como era Jorge y la disfruté durante unos segundos interminables, donde me comí sus huevos y por supuesto su rabo, un rabo de lo más apetitoso que me tragué todo él. Daba gusto tenerla en mi boca.

Dejé aquel suculento regalo de los dioses y me tendí en una de las camas. Marcos se subió y se colocó encima de mi tranca. Levanté las rodillas y abrí las piernas. Jorge puso una almohada debajo de mi culo para levantarlo un poco. Luego se colocó en posición enculadora y cogiendo aire en cantidad sus pulmones, directamente, sin preguntar una mierda, me la empaló hasta los huevos.

No voy a decir que no me dolió la embestida, pero si creía que iba a gritar, estaba listo. Me folló durante un rato y luego se paró en seco, aun con su polla dentro de mi culo.

. - baja, Marcos. Es tu turno.

Marcos estaba cogido por mí por su cintura y bajó su cuerpecito. Al rosar su culo con mi polla, se paró. De repente el puto Jorge tiró del chico hacia mi polla y se la empaló toda ella. Claro, el grito que dio el chico se oyó en la otra parte de la isla.

. - serás hijo de puta, ¿por qué has hecho eso, joder?

. - mejor que le duela ahora, luego ya no le dolerá tanto.

. - lo siento, Marcos. Este mamón no debió hacer eso.

Las lágrimas de Marcos corrían por sus mejillas.

. - no importa -decía, pero se estaba cagando en la madre que pario del capullo de Jorge- estoy bien.

. - ¿lo ves?, ya te lo dije.

. - callate, coño y fóllame el culo de una puta vez. Marcos, coge aire y descansa. Cuando te veas con fuerzas, sube y baja, tragándote mi polla.

Mientras Jorge disfrutaba de mi culo, Marcos intentó por tres veces levantarse para poder sentarse de nuevo sobre mi tranca, pero las fuerzas y el dolor se lo impidieron. Solo a la cuarta lo consiguió a medias, hasta que comenzó a hacerme disfrutar tanto como lo hacía el descerebrado de Jorge.

. - Jorge, quiero tu corrida en mi boca, no lo olvides.

. - eso está hecho -aceleró al máximo, mientras Marcos seguía sube y baja hasta que la lechada se vislumbró al fondo del túnel de mis huevos.

. - salte, Marcos, me voy a correr. Mámame la polla hasta dejarme seco. Ponme el ano en mi boca mientras me la mamas.

Se salió con dificultad y dándose la vuelta, me empecé a comer su culo abierto por mi polla. Tenía un boquete de escándalo.

. - ¿y si me la mama Marcos?, ¿qué te parecería, Salvador?

. - perfecto. Dásela al chico si quieres.

Jorge se acercó más y unió su polla a la mía y casi se la mete al chico en la boca, pero ambas pollas no entraban ni loco, solo las puntas de las dos o una casi entera.

Marcos me la mamó y mamó hasta que me corrí en su boca. Jorge no pudo esperar y se corrió en la cara del chico, para luego ponerme su polla en mi boca y yo terminar de descargarlo. Era leche XXL, pues me tragué un buen chorro y solo era la residual de su polla.

Cuando Marcos terminó con mi polla, se dio la vuelta y me ofreció que le limpiara la cara de la corrida de Jorge. Así lo hice, lamiéndole y besándole toda la cara, para después besarnos largamente.

Jorge, mientras tanto, se dedicó a comerse mi culo y también mi polla escurrida, no consiguiendo levantármela de nuevo.

Una vez me salí de la cama, me enfrenté a Jorge.

. - hazlo otra vez y te daré tantas ostias que te pongo la cara al revés. ¿En qué coño estabas pensando, mamón? podías haberlo desangrado internamente.

. - lo siento, solo pensaba…

. - en una mierda, pensabas. No lo vuelvas a hacer o te las verás conmigo y yo no amenazo dos veces. Ahora vayamos al mar a limpiarnos, no quiero vestirme de nuevo todo corrido y con este aceite de palma encima.

. - pero nos verán y sabrán que nos hemos dado por culo-decía Jorge-.

. - pues claro, ¿qué creías?, con el grito de Marcos se habrán hecho una idea, ¿no te parece, jodido idiota?

. - vale, vale, pero no me insultes más.

. - dejémoslo ya o te arreo aquí mismo, vayamos al agua.

Cogí una pastilla de jabón y salimos los tres sin ropa en las manos. Pasamos por delante de casi todos, que habían hecho un corrillo cerca de la casa. Nadie dijo nada.

Una vez en el agua, nos lavamos y me acerqué a Marcos.

. - ¿cómo estás, chico?

. - aún me duele cantidad el culo.

. - te creo y lo siento cariño. No debí meter en esto a ese energúmeno.

. - tú no has tenido la culpa. Lo hecho, hecho está. Bésame, por favor, lo necesito.

. - claro, te besaré cuanto quieras.

Todos vieron como Marcos y yo nos besábamos con pasión. Hasta jugamos un poco. Solo al final, mi polla quiso levantarse un poco, por lo que permití a Marcos que se diera gusto con ella. Pero solo fue un espejismo, pues pronto volvió a morirse en su boca, luego me enjaboné bien y quedé bien limpio. Yo mismo lavé a marcos, dándole la pastilla de jabón al cabronazo de Jorge.

. - volvamos a la casa. Está refrescando y no quiero que ninguno de nosotros cojamos una pulmonía.

. - sí, de acuerdo. Te quiero, Salvador.

. - yo también a ti cariño y lo digo de verdad -le dije y le besé la boca, luego de la mano, volvimos a la casa. Los demás fueron poco a poco yéndose a sus cosas, solo Marga se me quedó mirando, con lágrimas en los ojos-.

Al llegar junto a ella, le pregunté el motivo.

. - ya no me quieres. Deseas estar con Marco y no conmigo.

. - no seas tonta. Tengo amor para los dos y para muchos más. Ven, entremos, o nos resfriaremos -le cogí de la mano libre y entramos por fin. Jorge ya estaba terminando de vestirse y salió sin decir palabra-.

Cogí a Marga y la senté en una mesa. Luego me vestí y Marcos también.

. - Marga, sácate las bragas.

Aquello animó a la chica, que hizo lo que le pedí y se abrió de piernas. Su chochito olía a gloria bendita.

Una vez vestido, me senté frente a su conejo y allí enterré mi cara. Comí su mini almeja hasta hacerla correr y gastar todos sus fluidos. Vibraba con cada orgasmo. Cuando la dejé, sudaba por los cuatro costados. Terminé de desnudarla y sus pechitos fueron el manjar final que me comí con sumo gusto.

. - anda, corre al agua y lávate bien. Luego te vistes. Esta noche voy a entrar en tu vagina, ¿te gustaría?

. - sí, sí, por favor.

. - de acuerdo, cariño, pero no llores, por favor. Aunque esté con Marcos o cualquier otro, tú serás mi niña bonita y disfrutaremos los dos. Marcos, esta noche tú también disfrutaras de nuevo, pero con tu pene en mi ano. Quiero que me penetres mientras yo lo hago con Marga.

. - gracias, si quieres tú también puedes hacerlo en el mío.

. - no, Marcos. Con una vez por hoy para ti es suficiente. Aun te duele y te dolerá durante varias horas más. Marga, a ti también te dolerá tu vagina, pero menos. Tu culito lo disfrutaré otro día, no quiero hacerte demasiado daño esta noche.

. - no me importa. Soy toda tuya.

. - lo sé, pero ten paciencia, ¿la tendrás, mi amor?

. - bésame, bésame mucho.

Y la besé mucho, luego le di un cachete en el trasero y la mandé a lavarse. Volvió muy pronto para mi gusto, pero no le dije nada y con un nuevo morreo, la mandé a la casa, que era hora de cenar. Marcos y yo también marchamos después.

Roseta ya estaba repartiendo la comida. Una lata para dos personas. La de marco, la compartió conmigo. Era de piña en rodajas de Sudáfrica.

Las guardias ya estaban elegidas. La primera era para los dos hermanos gruesos.

. - Salvador, ¿no tendríamos que tener un arma para hacer la vigilancia?

. - ¿sabéis usar un arma?, -me dirigí al resto de los comensales- ¿alguno sabe usar un arma? -nadie respondió- pues por eso no os doy un arma a ninguno. Usar un calentador y un palo. Si surge algo, le dais al calentador. Ya os dije que tengo el sueño muy ligero y despertaré. Y si no, venís corriendo a donde estoy-.

La comida se acabó bien pronto, pues a parte de la fruta, también se comió una ración del ejército, insípida, como todas ellas. Poco a poco todo el mundo se fue a dormir. Solo a unos pocos les tocó una cama, el resto dormiría en el suelo.

. - Salvador, te hemos dejado una cama -dijo Roseta-.

. - gracias, pero dejásela a uno de los chicos. Prefiero dormir en el suelo.

. - cómo quieras. Chicos, a dormir. Vicente y Leonor, ya sabéis lo que tenéis que hacer.

Los aludidos salieron de la casa. Yo salí detrás de ellos. No sabían dónde colocarse y se dieron la vuelta en busca de consejo.

. - ¿dónde nos colocamos para vigilar mejor?

. - siempre debe ser desde un punto alto donde podáis ver lo máximo posible. Los del poblado ya tuvieron la misma idea. Debían ser atacados habitualmente por alguien ajeno a ellos que construyeron una torreta de vigilancia.

. - pero nosotros estamos muy gordos y no podremos subir por esas escaleras de madera. Además, tengo vértigo -dijo Leonor-.

. - yo no tengo vértigo, pero mi gordura… -dijo el otro-.

. - os entiendo. ¿Cómo es que estáis tan gordos?, y encima, los dos sois hermanos.

. - nuestros padres son también gordos. Papá es el dueño de una empresa de venta de salchichas.

. - ahora se entiende. Bueno, a lo que íbamos, entremos a aquella casa. Vigilaréis desde la ventana. Veréis la playa y la casa donde duermen todos. Vigilad también la casa de la radio y avisadme si veis a alguien por allí.

Entramos en la casa y se apostaron junto a la ventana. La luna llena alumbraba buena parte de la playa y de las casas. Cuando me iba a marchar para echar una cabezadita antes de encularme a Marga, la gordita me habló.

. - Salvador.

. - dime, Leonor.

. - ¿te parecemos dos monstruos?

. - mujer, ¿por qué dices esa barbaridad?

. - no nos has prestado apenas atención desde que nos conocemos. Ni a mí, ni a mi hermano. ¿Es porque somos gordos?

. - no, por Dios. Simplemente he pensado que no deseáis nada conmigo, puesto que ni siquiera habíais abierto la boca para dirigirme la palabra.

. - no es eso. Lo que pasa es que somos, mi hermano y yo muy tímidos. Además, estamos hartos de que se nos rían en la cara por nuestra gordura.

. - mañana les hablaré claro a los chicos y quien se ría de vosotros dos por estar gordos, se las verán conmigo.

. - gracias, pero yo había pensado en otra cosa -Leonor se desabotonó varios botones de su camisa y ambos pechos rebosaron fuera-.

. - ¿qué haces, Leonor?

Por toda respuesta, su hermano se sacó los pantalones y la masa de grasa de su barriga le tapó el aparato reproductor al completo.

Leonor no se quedó quieta, pues acabó de desabotonarse y acabó en pelotas, al igual que su hermano al quitarse la camisa.

Con ambos desnudos frente a mí y la luna llena, hasta la cosa parecía graciosa, pero no hice nada para molestarlos.

. - no lo niegues, somos dos monstruos grasientos y nunca conoceremos a ningún chico. ¿Quién se acercará a nosotros estando de esta guisa?

. - no todo es hermosura en la vida. También hay a quien le guste chicos y chicas con cabezas despejadas.

. - ¿te estás riendo de nosotros? -dijo Leonor-.

. - no, por Dios. Tenéis encantos. Son unos encantos diferentes, pero siempre hay a quien le guste como sois. Como a mí, por ejemplo.

. - ¿dices que te gustamos así?, demuéstralo.

. - de acuerdo. Vicente, vigila tú primero y no te vistas todavía. Ven conmigo, Leonor.

Le cogí la mano y la llevé a la cama que había allí. No me pareció muy fuerte, pero no había otra. Lo bueno era que la luz de la luna entraba por la ventana y podría ver lo suficiente.

La tendí en la cama y me desnudé. Mi polla había vuelto a la vida, aunque no tenía intención de correrme, pues la necesitaba intacta para Marga.

Como predije, cuando me subí a la cama para ponerme encima de ella y darme y darle placer, la cama se fue al suelo. Su hermano vino a echarnos una mano, pero se lo impedí.

. - no es necesario. Del suelo no pasa. Vuelve a tu puesto.

Con el colchón de plumas en el suelo ya pude dedicarme a Leonor, a la cual comencé a manosearle aquellas tetas deslechadas y planas que tenía. Aun así, tenía un par de pezones alargados que mamé y puse duros.

Su boca busqué y encontré. Nos morreamos bien, para luego bajar hacia abajo. Sus tetas sobé y apreté hasta casi hacerle daño, mientras me las metía en la boca, chupándoselas y casi mordiéndoselas.

Cuando llegué donde se suponía que tenía el felpudo, tuve que mover una ingente cantidad masa de grasa hacia arriba hasta dar con su vulva, la cual olía a lo que olía. Aun así, metí allí mi cara, con mi lengua por delante. Vibró de placer y se corrió de gusto varias veces.

Me giré y ofrecí mi polla a una Leonor encantada de conocerse. Me la mamó como si la vida le fuera en ello. Yo, mientras tanto, seguía comiendo chumino al pil-pil.

Lo siguiente, fue desvirgarla. Me coloqué entre sus piernas y levantándoselas, busqué donde meterla. Cuando di con un agujero, era su vagina, allí la metí y agujero del que no la saqué, pese a los gritos ahogados de su dueña. Le di polla y más polla hasta derretirla. Luego me salí y buscando otro agujero más trasero, también lo penetré.

Su culamen, que ardía en grados centígrados, recibió mi polla como agua de lluvia, pero con gritos ahogados. También le di buenos empujes violentos, que la puse por las nubes.

Decidí dejar de darle polla o no tendría para su hermano y para Marga.

La ayudé a salir de la trampa en que se había convertido la cama. Una vez conseguido, la llevé junto a su hermano. Un beso y cogí la mano de Vicente.

No opuso ninguna resistencia. Directamente nos pusimos a hacer un 69, después de encontrarle la polla entre tanta grasa corporal. Lo siguiente y sin pausa, fue darle la vuelta y ponerlo a cuatro patas.

Le di polla apartando aquellas nalgas enormes. Casi me asfixia la polla, pero logré enculármelo sin que sufriera daños colaterales de consideración. Lo siguiente fue ofrecerle mi culo, el cual se sirvió como pudo. Poco sentí, pero el chico supo desahogarse, pues casi se me corre encima. Suerte que le advertí de antemano y me metí entre sus piernas y me tragué aquella polla diminuta para tanto cuerpo.

La verdad es que fue tan poca leche que soltó que casi no tenía con que analizarla bucalmente. Sea como sea, el chico disfrutó de su primer enculado y enculamiento.

Lo saqué de allí y lo llevé junto a su hermana, que aún no se había vestido del todo, pues su felpudo aún seguía libre de toda ropa. Sin duda me esperaba, pues puso una pierna encima de un taburete y esperó con una sonrisa. No supe decirle que no y metí mi boca allí de nuevo, hasta saciarla de orgasmos. Luego los dejé allí y me largué o aquellos dos me desollaban vivo.

Con la ropa en la mano, me metí en la playa. Esperé a secarme y me vestí. Comprobé que la radio estaba desconectada de energía y de combinación. Luego regresé a la casa a dormir un poco.

Me tendí en una manta libre y al poco aparecieron Marga y Marcos con una manta cada uno. Besé sus bocas y nos acostamos. Marcos detrás de mí y yo frente a Marga.

. - Salvador -dijo Marga bajito a mi oído- después nos toca hacer la guardia a Marcos y a mí-.

. - gracias por decírmelo. Esperaremos a estar solos en la guardia para desvirgarte, ¿de acuerdo, mi amor?

. - de acuerdo, pero cómeme los pechos al menos.

Sonreí para mí e hice lo que pedía. Sus pechitos, que ya estaban fuera de su vestido, fueron mamados una y otra vez, consiguiendo orgasmos de mi chica. Una vez conseguí que se durmiera, me di la vuelta y nos comimos la boca Marcos y yo. Le dije de follar después. Estuvo de acuerdo. Con un morreo más profundo, ambos echamos una cabezada. Marga ya estaba sobando.

Mi reloj me despertó dos horas después. Desperté a mis dos pequeños amantes y con las mantas encima, salimos de la casa. Allí todo el mundo dormía, o casi todos.

Llegamos frente a la casa donde estaban los hermanos y les di un silbido. Asomaron y les dije de bajar. Luego pedí a los dos nuevos guardianes de la noche que subieran a la torreta de vigilancia.

Mientras lo hicieron, esperé a los hermanos, que aparecieron soñolientos.

. - id a dormir, chicos.

Sin decir nada, ambos se me acercaron y me besaron la boca largamente. Colaboré, hasta le metí mano debajo de la camisa a un pecho de Leonor, que permitió que se lo estrujara sin miramientos. Su hermano intentó bajarme la cremallera, pero se lo impedí.

. - la tengo comprometida -dije mirando hacia la torreta, donde los chicos terminaban de llegar. Un último beso doble y los vi marchar a dormir-.

Subí a la torreta y allí me esperaban mis dos amigos ya desnudos y tendidos en las mantas. Allí hacía fresquito, pero el calor de la calentura que teníamos encima los tres, compensaba. Esperaba no resfriarme, ni ninguno de aquellos dos.

Me desnudé y sin preámbulos, comencé a comer chumino y tetitas de hembra y polla de macho. De inmediato puse a Marcos a encularme, mientras me comía el conejito de Marga.

Sin sacarme la polla de Marcos, coloqué a Marga para desflorarla. De mi bolsillo trasero de los pantalones que tenía en el suelo, saqué una botella pequeña de whiskey vacía y ahora rellenada. Eché un poco en mi polla y otro poco en su vagina. El aceite de palma iba a hacer su trabajo perfectamente.

De otro bolsillo saqué un trozo de palo que había afilado previamente y se lo puse a la chiquita en su boca. Luego la penetré. Con suavidad, pero la penetré hasta los huevos. Se puso colorada, pero no dejé de follármela lentamente hasta hartarme. Luego le saqué el palo y la puse a mamármela, mientras Marcos se salía de mi culo, pues se iba a correr.

Por orden mía, Marcos metió su polla en la boca de Marga, mientras yo sacaba la mía. Una vez se corrió dentro de ella y tragó, yo volví a metérsela y esta vez, solté toda mi lechada expresamente fabricada para ella.

Tosió, pero supo tragársela. Luego Marcos y yo nos las mamamos hasta dejarlas secas las dos.

Con una mamada limpiadora de vagina, Marga se quedó temblando. Luego dejé que se recuperara y cuando lo medio hizo, la mandé bajar y la llevé a dormir. Yo haría su guardia esta noche.

Con un beso y nuevo lengüeteado de su cuerpo, la arropé bien sobre una manta y salí de la casa.

No sé si fue un sexto sentido o lo que diablos fuera, pero sentí como un suave ruido en la casa donde estaba la radio. Marcos, que me observaba, se extrañó cuando le dije que esperara. Luego, con el arma en la mano, me acerqué por la ventana a la casa de la radio.

Joder, allí estaba quien no debía. Rosa de Tokio intentaba poner la radio en marcha, pero pese a que estaba iluminada, no conseguía hablar con nadie. Claro, no sabía la combinación, que, si no, ya estaríamos listos para ir al matadero.

De un salto, entré en la casa. A Rosa se le pusieron los pelos del pubis de punta al verme delante de ella.

. - no es lo que tú crees -se atrevió a decir la muy puta-.

. - te lo advertí. ¿Verdad que te advertí qué te haría si te cogía intentando llamar a tus amigos?

. - lo siento, tenía que hacerlo.

De repente, la fiera que Rosa tenía dentro de ella, la hizo blandir un cuchillo que seguramente cogería de la cocina de una de las viviendas y me atacó. Si no estoy rápido, me da un tajo en todo el cuello.

La esfinté y cuando perdía el equilibrio, la cogí por detrás y limpiamente, le quebré el cuello, muriendo instantáneamente en mis brazos. El arma homicida cayó al suelo.

Sabía lo que tenía que hacer y lo hice. Me la eché al hombro y salí por detrás para que Marcos no me viera y se llevara un disgusto.

De paso al interior donde iba a enterrarla, recogí del suelo una pala que por allí había. Continué y busqué un lugar idóneo para enterrarla.

Una vez di con el terreno, la puse en el suelo y me desnudé, pues no quería ensuciarme lo más mínimo la única ropa que tenía.

Comencé a hacer el agujero donde enterrarla. Tardé no menos de 25 minutos en hacer el agujero, luego, sencillamente, la eché dentro y tapé el hueco, difuminando la zona con hojas secas y borrando huellas. Ni cruz, ni leches.

Todo sudado, volví al poblado y antes de volver con Marcos, revisé la radio. Todo estaba bien, solo había intentado llamar sin conseguirlo. Luego me fui al agua, que estaba fría de cojones, pero no había otro remedio.

Después de la ducha para quitarme la suciedad de encima, me guarecí entre un par de grandes piedras para quitarme el frío y después me vestí.

Marcos estaba inquieto por mi tardanza, pero al verme llegar y ver mi semblante, supo que había pasado algo.

. - ¿qué paso, que tardaste tanto?

. - Rosa de Tokio. Intentó avisar por radio a los suyos. Cuando la cogí in fraganti, me atacó con un cuchillo y tuve que eliminarla.

. - ¿la mataste?

. - eso significa eliminarla. No tuve más remedio, de una manera u otra nos iba a dar problemas graves para el grupo.

. - no te preocupes, Salvador. Mejor ella que nosotros.

. - buena filosofía. ¿Todo bien por aquí?

. - no he visto nada. ¿Sabes?, se me ha puesto dura otra vez.

. - pues no veas a mí -dije sonriendo y desnudándome, pese al frío. La calentura era superior-.

. - quiero que me encules de nuevo. Ahora no está Jorge.

. - es lo que quería oírte decir. Disfruto mucho cuando me la mamas y follo un culo. Tú harás lo mismo conmigo. Anda, ponte a cuatro patas, te la voy a meter como a un perro que teníamos en la granja de mis padres. Era perra, para ser exactos. No sabes cómo me la mamaba la condenada, para luego darse la vuelta y esperar que se la metiera hasta los huevos.

. - deseo que disfrutes tanto con mi culo, como lo hacías con esa perra tuya.

. - sabes que puedes follarte a otras personas, chicas incluidas, ¿no?, en la variedad está el gusto y el disfrute, que son dos días los que estamos aquí.

. - aunque me follé a Rosa, prefiero que tú me folles a mí. Duele un huevo, pero espero que cada vez, sea menos el dolor y qué coño, me gusta metértela por el culo.

. - y a mí que me la metas. Anda, ponte en posición, enano cabrón -dije sonriendo-.

Marcos se puso como mi perra, me arrodillé tras de él y con mi lengua, me comí su ojete, introduciéndosela hasta todo lo que daba. Marcos sintió algo muy bonito y se le endureció aún más su verga de enano.

Seguidamente mi polla se la coloqué en su entrada y apreté. La punta le entró, para sacarla de nuevo. Se me había olvidado el aceite de palma, que cogí de una esquina de la torreta y unté las dos partes a friccionar. Una vez hecho lo correcto, mi polla le entró como Pedro por su casa. Se dolió, por supuesto, pero menos y no despertó a nadie, solo apretó los dientes para no gritar.

Desde ese momento, comencé a bombearle mi polla y disfrutar como Dios con su estrecho culo. Marcos aguantaba como un jabato y hasta intentó favorecerme mi entrada en él.

No quise salirme nunca de su culo y allí desparramé mi semilla sémica, vaciándome del todo.

Marcos sintió como una bola de fuego le entraba en sus entrañas, una bola de placer infinito. Solo después, cuando se la saqué, supo que me había corrido en su culo, así que girándome para que me la mamara, me puse a tomarme mi leche directamente de su ojete.

Era una delicia. Mientras me la mamaba y terminaba de descargar, unas mini descargas me venían a la verga. Todo ello mientras mi lengua succionaba mi lechada de su culo.

Una vez estuve satisfecho, me puse delante de él y besé aquella boca suya que quería comérmela una y otra vez.

No tuvo que pedirme que me diera la vuelta, pues yo pago mis deudas. Como Marcos antes, me puse como mi perra y esperé al chico.

Como yo antes, me comió el ojete y me metió primero dos dedos, pero viendo que mi ano era especialmente apto para meter más dedos, llegó a meter todos los dedos de su mano y varias veces, como follándome, que, de hecho, me estaba follando con sus dedos. Yo disfrutaba como un loco, pues era como si me estuvieran follando con una enorme polla.

Viendo que disfrutaba con aquellos dedos suyos, los mantuvo un buen rato más, hasta que se salió. Luego me los llevé a la boca y con mi lengua, disfruté y disfruté de su regusto a mierda. Después ya me la metió hasta los huevos, no estando ni de lejos, tan placentera como sus dedos, anteriormente. Sin embargo, nada dije y dejé que disfrutara de mi culo como yo había disfrutado antes del suyo.

Se corrió largo y tendido. Sentí un poco de calor e hizo lo que yo, succionó su corrida, ayudado por mi posición para que saliera la lechada que había metido. Luego me apoderé de su chorreante verga y la disfruté cantidad hasta dejársela escuchimizada al máximo. Un morreo alargado por las dos partes y dimos por terminada la sesión bujarra entre dos amantes.

. - bajemos y limpiémonos bien. Está fría el agua, lo sé, pero la limpieza debe ser algo intrínseco con las relaciones sexuales conmigo.

Bajamos de la torreta con la ropa y el aceite que quedaba. Luego y cogidos de la mano, llegamos al agua.

. - ¿no te dolía cuando te metí los dedos?

. - en absoluto. Disfruté como un enano. Nunca me habían follado con una mano, pero de ahora en adelante, lo puedes hacer siempre que te apetezca.

. - si te gusta, seguiré haciéndolo. Tú puedes meter más dedos en mi culo cada vez, pero no creo que todos ellos me puedan llegar a entrar.

. - tienes razón. Aún no te caben, pero dale tiempo al tiempo -le dije mientras lo besaba dentro del agua. No sé por qué, pero me gustaba un rato besarlo y jugar con mi lengua con la suya. El chico se daba cuenta de ello, solo esperaba que también él disfrutara de mi tanto como yo lo hacía de él-.

Después de secarnos entre las dos piedras, nos vestimos y marchamos hacia la casa para despertar al relevo. Solo Marcos sabía quiénes eran los siguientes.

La luna llena seguía ayudándonos a ver algo dentro de la casa. Marcos fue directamente hacia su relevo. Eran Roseta y Lisa. Después de abrir los ojos, les dije desde donde debían vigilar, para luego acostarme junto a Marcos y a una dormida Marga, a la cual introduje un dedo en su vagina para comprobar que todo estaba bien allí abajo. Efectivamente, salió solo humedecido, nada de sangre, aun así, le desabroché un par de botones y disfruté de sus pechitos. Ella abrió los ojos para sonreír y volver a dormirse. Yo seguí mamándola hasta que me entró el sueño.

Dos horas después, volví a despertar y comprobar los relevos y vuelta dormirme. Así hasta que amaneció.

No los desperté hasta las nueve, no había tanta prisa porque se levantaran, teníamos todo el día para nosotros.

Marga estaba acurrucada en mi pecho. No sé cómo, mi polla estaba metida en su vagina. Cuando al fin abrió los ojos y supo que estaba empalada, me comió a besos y comenzó a moverse para disfrutar y que disfrutara de la primera follada del día.

Tuve que sacármela de encima o la preñaba allí mismo. Sin embargo, ella intentaba no salirse, pero me puse firme y se la saqué al fin.

. - no seas tonta. Ya habrá tiempo para eso, si llegamos a algo. Ahora disfruta de ella y hazme correrme en tu boca.

. - sí mi amor. Perdona, estoy tonta.

Sin decir nada más, se deslizó hacia mi polla y me dio una mamada sublime. Roseta y algunos más, miraban a Marga con cierta envidia, pues no en vano hubieran querido despertar con una polla en sus agujeros más deseados.

Exploté y me vacié en su garganta. Cuando dejó de mamarme, había rejuvenecido cinco años. Un morreo en su boca y una comida de su coñito y lo dejamos por ahora.

Me levanté y me subí los pantalones.

. - todo el mundo arriba.

. - Salvador, Salvador -decía el puto Jorge al ver que no estaba la locutora- Rosa ha desaparecido-.

. - ¿no estaba a tu cargo?

. - sí, lo sé. Pero no podía estar toda la noche sin dormir.

. - tienes razón, pero no te preocupes. Rosa ya no será un peligro para nadie.

. - ¿dónde está?

. - está muerta.

Aquello cayó como una bomba y las preguntas se agolpaban en todos los presentes.

Marcos empezó a explicárselo, pero lo detuve. Mejor que fueran informados de fuentes fidedignas.

. - anoche sentí un ruido en la casa de la radio. Me llegué allí y la cogí in fraganti intentando llamar a los japoneses. En cuanto me vio, me atacó con un cuchillo de cocina y no tuve más remedio que eliminarla allí mismo. Está enterrada más adentro, entre los cocoteros. Ya no nos dará más problemas y no tendremos que temer que nos delate.

El silencio se impuso, solo roto por los gritos y sonidos de un calentador que sonaba desde la torreta. Salí corriendo pistola en mano y los guardianes me señalaron el cielo.

Dos aviones de diferentes bandos, se estaban ametrallando.

Todo el mundo salió fuera a ver el espectáculo y todo el mundo deseaba que terminara ganando nuestro bando. Pero nuestros deseos no se cumplieron, ambas naves se estrellaron la una con la otra, explotando en una única explosión. Solo un paracaídas se abrió, no sabiendo aún a qué bando pertenecía.

Si una ráfaga de viento no lo impedía, caería sobre la playa. Hacia allí corrí. Cuando vi que el paracaídas tenía un círculo rojo supe que había ganado el japonés. Con mi pistola en la mano, llegué hasta una roca para parapetarme. Una vez que tomó tierra o arena, para más exactitud, disparé al cielo y le apunté. El tío era listo y levantó las manos.

Con gestos le dije que soltara la pistola que llevaba al cinto. Una vez lo hizo, salí de detrás de la piedra y le ayudé a sacarse de encima el paracaídas.

Con las manos levantadas y apuntándole con el arma, lo revisé por encima por si llevaba alguna otra arma. Le encontré una navaja que me guardé, todo ello sin abrir la boca, solo con gestos.

También con gestos, le ordené desnudarse. Se hizo el tonto y le di con la culata en un hombro, entonces sí que entendió. Se desnudó de mala gana y hablando en japonés que nada entendía.

Le mandé callar y cuando acabó de desnudarse, casi se me levanta. El muy cabrón, que no era muy alto, tenía una tranca como la de un caballo. Gorda de cojones, aunque no tan larga como la mía.

Cuando me vio echándole un ojo, se tapó con sus manos y se puso lívido. Con gestos de nuevo, le hice separar las manos de su polla. Tuve que hacer el intento de volver a golpearle para que se quitara la mano de allí abajo. Su polla me gustaba y quería tenerla a la vista en todo momento.

Con gestos, le dije que avanzara hacia la casa donde nos esperaban los chicos en su entrada. Cogí su ropa y marché detrás de él.

Cuando estuvo delante de todos, volvió a taparse y con una patada en el culo, se volvió a sacar las manos. Todo el mundo pudo admirar aquella cosa tan maravillosa que tenía entre las piernas.

. - ¿qué vas a hacer con éste? -dijo Roseta-.

. - ¿alguien habla japonés?

. - prácticamente todos chapurreamos algo. En nueve meses que hemos estado presos, algo se nos ha pegado.

. - perfecto, pregúntale que sabe de la huida de ustedes y del secuestro de Rosa de Tokio de la isla de Aguni-Jima.

Roseta me tradujo al japonés. Se notaba que no era su idioma paterno, pero por cómo hablaba, también se notaba que lo hablaba bastante bien. El japonés no abrió la boca.

. - no quiere responder.

. - vuelve a preguntarle y si no contesta, dile que será violado por todos los presentes y luego eliminado de un tiro.

Roseta tragó saliva y tradujo. El tío, por cómo habló, supe que nada bueno le había dicho a Roseta, la cual le soltó una ostia en toda la cara. El tío, ni se movió.

. - el hijo de mala madre se cagó en mi madre y todos mis descendientes.

. - ya veo. Bueno, entonces habrá que hacer lo que le prometí. Jorge y los demás, agarrarlo y ponerlo con la polla hacia arriba.

De inmediato obedecieron mi orden. El tío se revolvió como gato panza arriba, pero éramos muchos y no pudo hacer gran cosa. Entre todos lo tenían agarrado por brazos, piernas, cabeza y torso. No podía moverse ni para respirar.

Me desnudé parsimoniosamente y cuando me quedé sin mis pantalones y con el pito al aire, el tío se aterró, pues no creía que fuera a cumplir lo que le había prometido estando delante de tantos chicos y una dama.

El tío habló rápidamente y fue traducido por Roseta.

. - el tío ha cambiado de idea y quiere hablar.

. - dile que ya es tarde. Debía de haberlo hecho cuando se lo pedí la primera vez.

Me puse entre sus piernas y comencé a mamarle la polla con un deleite por mi parte que me corría patas abajo, aunque no tuviera leche que correr. El tío intentaba zafarse, pero no podía. Eso sí, gritaba algo que supuse que eran maldiciones, por cómo las decía.

Una vez mamado, me senté en su polla y me la tragué de un tiro. Joder, buena y exquisita polla la de este mamón. La disfruté en mi culo un buen rato, para después levantarme y salirme de ella.

Sustituí a Jorge, que me relevó, mamando y tragando polla, luego también se levantó.

. - Roseta, tú eres la única, aparte de Jorge y yo que se puede tragar tremenda polla. ¿Quieres disfrutarla?

. - ya lo creo -dijo haciéndose hacia un lado las bragas y clavándose la polla del tío. La disfrutó como el que más. Luego se salió. El nipón alucinaba en colores. Había caído en una isla de depravados sexuales.

(Parte 2 de 31)

FIN