El amante compartido

Y cuando le quité el slip a Lucas, me arrodillé sobre la alfombra y pude ver aquellos dos maravillosos miembros en pie de guerra, dispuestos para mí.

EL AMANTE COMPARTIDO.

¿Te gusta? – Me preguntó Lucas mientras observábamos a Oscar que estaba sentado en una mesa del bar donde habíamos quedado.

Sí, es guapo, se parece a Brad Pitt – Indiqué.

Sí, es lo primero que pensé cuando le ví. Eso y que no lo haríamos si a ti no te gustaba.

Pues me gusta, así que vamos a hacerlo.

Conocí a Lucas a través de Mario, uno de mis mejores amigos, que además era homosexual. Fue él quien me contó que Lucas era bisexual y que acababa de dejar a su novio porque este no entendía que le gustaran las mujeres y de vez en cuando le apeteciera acostarse con alguna.

En realidad Lucas tienes una visión del amor y el sexo bastante liberal y no había sido fácil para él encontrar a alguien que lo entendiera.

La primera vez que nuestras miradas se cruzaron supe que él era el hombre de mi vida, aquel con el que deseaba compartir el resto de mis días, y creo que a él le pasó lo mismo. Desde ese día nos hicimos inseparables. Y desde ese día nuestros sueños y deseos se han unido para ser sólo uno. Yo sé que él me ama por encima de cualquier otra cosa y que el hecho de que a veces desee a otras personas no hará que su amor por mí pueda disminuir, pero al ir conociéndole he aprendido que ese deseo por otros puede hacer que nuestro amor crezca si lo convierto también en mi deseo. Por eso estamos decidimos que Oscar sería nuestro amante compartido.

Oscar era joven y guapo. Parecía bastante inocente, aunque no lo fuera tanto como parecía, y creo que eso fue lo que le gustó a Lucas.

¡Hola! – Lo saludamos.

¡Hola! – Nos saludó levantando la vista del libro que estaba leyendo.

Esta es mi novia, Begoña.

Oscar se levantó de la silla y me ofreció su mano. Yo la estreché y acerqué mis labios a su mejilla:

Mucho gusto.

Sentí el perfume de su loción de afeitar. Se había preparado para la ocasión a conciencia, se notaba. Nos sentamos y Lucas pidió un par de bebidas. Oscar estaba nervioso, se notaba en su voz, en sus gestos. Así que le pregunté:

¿Es la primera vez que lo haces?

Con una pareja, sí. – Dijo – Bueno quiero decir con una pareja de hombre y mujer.

¡Vaya! – Exclamé.

Pero lo hago encantado, – me aclaró – sobre todo porque Lucas no me dejó otra alternativa. Desde el momento en que nos conocimos deseé acostarme con él. Así que cuando me lo propuso no pude negarme.

Ya, lo entiendo. Lucas es muy persuasivo. - Le dije.

Sí, supongo que ya sabes cuanto, y parece estar muy enamorado de ti.

Me puse roja como un tomate. Me halagaba que alguien que no fuera Lucas, denotara su amor por mí.

Después de tomarnos un par de copas más, fuimos a cenar los tres a un pequeño y tranquilo restaurante que había cerca de nuestra casa.

Durante toda la cena Lucas estuvo muy atento tanto con Oscar como conmigo. Oscar destilaba felicidad por todos los poros, no paraba de enviar seductoras miradas llenas de excitación a Lucas, aunque siempre buscando mi aprobación. Sus ojos brillaban en destellos de provocación. Cuando terminamos de cenar, ni yo ni Oscar nos atrevíamos a pedir a Lucas que nos fuéramos a casa, a pesar de que era evidente que ambos lo deseábamos. La situación era demasiado incómoda y nueva para ambos como para decidir tomar la iniciativa. Hasta que Lucas dijo.

¿Vamos a casa?.

Tanto Oscar como yo respondimos tímidamente con un sí.

Una vez en casa, la inexperiencia y la timidez seguían presentes, tanto en Oscar como en mí, y Lucas lo notó, por lo que tuvo que ser él quien tomara la iniciativa. Puso música suave en el cd y tomándome de la mano me sacó a bailar enfrente del sofá en el que Oscar se había sentado. Poco a poco y gracias a la fricción de nuestros cuerpos empecé a sentir como el sexo de Lucas iba creciendo poco a poco, y como el mío se iba humedeciendo al tratar de imaginar lo que iba a suceder en las siguientes horas. A los pocos segundos, Lucas se acercó a Oscar y cogiéndolo de la mano le dijo:

Anda, ven a bailar con nosotros, vamos, déjate llevar y disfruta.

Oscar se levantó y se puso a bailar pegando su cuerpo a la espalda de mi novio, el cual tenía una erección bastante evidente, que aumento un poquito más al sentir el cuerpo de Oscar pegado al suyo.

La excitación que sentía Lucas hizo que empezara a acariciar mi cuerpo y a desabrocharme la blusa. Ví que Oscar había entrado por fin en situación y estaba besando a mi novio en el cuello, justo debajo del lóbulo de la oreja. Lucas gimió. Besarle o rozarle aquella erógena zona hacía que su excitación alcanzara cotas bastante altas. Comencé a desabrocharle la camisa a Lucas, mientras este me besaba apasionadamente y acariciaba mis senos por encima del sujetador.

Poco a poco los tres acabamos totalmente desnudos. Y cuando le quité el slip a Lucas, me arrodillé sobre la alfombra y pude ver aquellos dos maravillosos miembros en pie de guerra, dispuestos para mí. Así que no pude evitar la tentación de coger uno con cada una de mis manos y empezar a masturbarlos y chuparlos alternativamente, lamiendo primero el glande de Lucas y luego el de Oscar, para volver al de Lucas y de nuevo al de Oscar. Ambos gemían excitados. Oscar acariciaba el culo de Lucas y aunque yo no podía verlo, por los movimientos de Lucas y las convulsiones, adiviné que nuestro amigo le estaba introduciendo uno o dos dedos en su agujero anal. Yo seguía lamiendo ambos aparatos, hasta que Lucas, muy excitado me cogió de la mano y me dijo:

Anda ven, cielo, que estoy deseando que este semental me la meta por el culo.

Lucas me tumbó sobre la alfombra, mientras él se quedaba en cuatro con su cabeza a la altura de mi sexo. Oscar se puso tras él. Lucas empezó a lamer mi sexo, y ví que Oscar también se agachaba para lamerle el ano a Lucas. En pocos segundos los tres gemíamos. De repente empecé a sentir que la boca de Lucas se abalanzaba sobre mi sexo una y otra vez, abrí los ojos y ví como Oscar arremetía contra Lucas. Los ojos de Lucas indicaban la excitación que sentía.

¡Espera! – Dijo repentinamente haciendo detener a Oscar.

Se puso sobre mí, guió su erecta verga hacía mi vagina y con suavidad me penetró, luego esperó a que Oscar volviera a penetrarlo y entonces marcó la orden:

Sigue, cabrón, fóllame.

Sentí como Oscar empujaba y eso hizo que Lucas se abalanzara sobre mí. Los miré a ambos. La expresión de placer de Oscar era increíble, se estaba mordiendo el labio inferior mientras empujaba una y otra vez contra mi novio y hacía que este precipitara sus movimientos hacía mí, penetrándome sin descanso. En cada embestída Oscar empujaba con más fuerza y eso hacía que el miembro de Lucas me penetrara con más profundidad. Lucas gemía y con los ojos cerrados dejaba que las sensaciones le llenaran. Pude adivinar, por su expresión, que estaba disfrutando más de lo que nunca había disfrutado y eso me hacía feliz, me llenaba. Su sueño se había convertido en realidad. Y entonces abrió los ojos, que brillantes me miraron; acercó su boca a mi oído y susurró:

Te amo. – Y justo en ese momento empecé a sentir como su cuerpo se convulsionaba presa del placer, inundándome con su leche.

También Oscar empezó a correrse arremetiendo con fuerza, lo que provocó que las profundas embestidas de Lucas desencadenaran el orgasmo en mí, haciéndome gritar de placer.

Caímos los tres rendidos sobre la cama. Lucas acercó sus labios a los de Oscar y lo besó dándole las gracias. Luego se giró hacía mí y me abrazó, me miró a los ojos y apartó un mechón de mi frente diciéndome:

Eres la mujer perfecta, esa que he estado buscando tanto tiempo y por eso te amo.

Nos abrazamos y tras eso nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente después de que Oscar se fuera, Lucas me pidió que nos casáramos. Ahora somos el matrimonio más feliz del mundo.

Erotikakarenc (Del grupo de Autores de TR y autora TR de TR).

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