El alumno de repaso II

No quería repetir con mi alumno pero no pude controlarme. Difruté desvirgando ese culito adolescente.

Después del primer día de sexo entre mi alumno de repaso y yo, no fue fácil ir al cabo de unos días a darle clase. Mi única intención era hacer clase y olvidarme de ese culo virgen que conservaba Samir y su pene de 17cm circuncidado. No fue fácil, pero, a pesar de que sus miradas a mi cuerpo y mi paquete no eran para nada disimuladas, conseguí mi propósito. Por suerte durante los siguientes días su madre se encontraba en casa, lo que creo que lo paro un poquito.

El día antes del examen de mates de la selectividad (prueba de acceso a la universidad) fui a darle la última clase. Ese día estaba solo y me recibió solo con un pantalón. Le pedí si se podía poner una camiseta para no ir medio desnudo durante la clase, pero se negó. “Hace mucho calor” fue su respuesta. Tenía razón que en eso, pero solo era la excusa perfecta para provocarme. Conseguí no despistarme mucho mirando ese cuerpecito de twink que tenía a centímetros de mi mano, pero los pocos pelos oscuros que aparecían en su pecho eran todo un reto para mi atención. Rechacé el vaso de agua que solía ofrecerme para evitar riesgos innecesarios como el otro día. A pesar de todo, la clase fue bastante bien.

Y: Ya es la hora. Acuérdate de repasar al final de cada ejercicio y leer bien los enunciados de los problemas para mañana.

S: Sí, lo sé. ¿Lo llevo bien?

Y: Sí. Muy bien diría, pero no te confíes.

S: Gracias por todo. Ahora que ya no haremos más clases, quizás podríamos repetir lo del otro día.

Y: No sé Samir. Me gustó lo que pasó hace unos días, pero no creo que se tenga que repetir. Al fin y al cabo soy tu profesor.

S: Ex-profesor. Hoy era la última clase.

Y: Bueno, pues eso.

S: Pero… aun me puedes enseñar otras cosas…

Acompañó esas últimas palabras con una sonrisa pícara y un claro acercamiento. Nos quedamos muy cerca uno del otro. Podía oler bien su colonia y ver lo que pedían esos ojos. Mi polla no tardó en reaccionar y empezó a crecer dentro de mi calzoncillo. “Mejor que no” conseguí decir mientras me levantaba para salir de la habitación. Él me cogió de un brazo para evitar que me marchara, a lo que respondí con un golpe brusco. No esperaba que se me lanzara a sobre como hizo. Se me pegó a mí y me empujó contra el armario. Podía deshacerme de él con facilidad, ya que tenía más fuerza, pero flaqueé. Otra vez, pensé. No podía resistirme. Me tocó el paquete y sonrió: “tienes más ganas que yo”. Me quedé mirando fijamente esos ojitos verdes y bajé un poquito para contemplar sus gruesos labios. Me apetecían, la verdad. Él se quedó inmóvil, esperando que fuera yo quien lo besara.  Sucumbí.

Antes de besarlo me deshice de él y lo empujé contra la pared, intercambiando nuestras posiciones. Agarrándole las manos por encima de la cabeza, su cara quedaba a mi entera disposición. Era inevitable, y lo besé apasionadamente. Sus ganas eran superiores a las del otro día, a juzgar por su torpeza en el beso. A pesar de su pobre técnica, sus labios lo compensaban. Le mordía el labio de vez en cuanto y él gemía de placer. Abandoné su boca para recorrer su cuello. Beso a beso llegué a su oreja. Le comí la oreja un rato al ver que le gustaba mucho. Gemía y hasta llegó a temblar alguna vez. Quería seguir dominando la situación, aprovechando que lo tenía entre mi cuerpo y la pared. Solté sus manos para dejarle tocar mi cuerpo mientras abandonaba su oreja para bajar hacía su pecho. Seguí mi camino hasta su abdomen mientras le quitaba el pantalón. Igual que el otro día, no llevaba calzoncillos. Su pene salió como un resorte mientras me arrodillaba. Dejó una mancha de precum en el pantalón pero mantuvo ese sabroso líquido en la punta de su pene. Lamí ese precum con delicadeza y, con la lengua fuera, me puse de pie otra vez. Lo besé para que notara su propio semen. Después de ese beso, me quité camiseta. Su cara de asombro al ver mis pectorales y mis abdominales fue para recordarla. Me volví a arrodillar y su pene ya tenía más precum. Me lo quedé todo para mí antes de meterme todo su rabo en la boca. Sus 17cm me llenaban la boca sin problemas. No era el pene más grande que me había metido en la boca, pero era muy disfrutón. Estuve un buen rato entretenido con su polla y también lamí esos huevos sin pelos. Disfrutaba tanto con esos huevos como tragando toda su polla hasta su pelo púbico. Le gustaba como lo hacía, pero estaba yo al mando.

Cuando había tenido suficiente de su polla, lo volteé. Lo puse contra la pared de un golpe y me agarre a su culo. No tenía casi pelos y estaba muy limpio así que disfruté muchísimo. Ahí de rodillas abriendo esas nalgas para hundir mi lengua en su ano lo tenía todo. Era perfecto. Le daba algún azote y jugaba con sus nalgas. Él gemía y jadeaba y se dejaba llevar por mi lengua. Seguí bajando por su culo para recorrer ese camino que separaba su hoyo de sus huevos y en esa posición le comí los huevos un rato más.

Me levanté ya que ya tenía suficiente de es polla. Nos besamos un poco más y lo llevé hasta la cama. De pie al lado de la cama me quitó los calzoncillos y el pantalón.  “Que buenísimo estás” me dijo. “¿Te gusta mi polla?” le pregunté con una media sonrisa. “Me encanta tu pollón” fue lo último que dijo antes de tumbarme en la cama. Se sentó y se lanzó a comerme el rabo. Me daba bastante placer y su carita con mi polla en la boca era muy excitante. Quería meterse mis 20cm en la boca pero no podía. Yo iba completamente depilado así que mi polla aun se veía más grande. Le agarré la cabeza para marcarle el ritmo de la mamada. Él no se resistió y, como buen alumno, dejó que lo guiara. Le cogí por el cuello para sacar sus labios de mi rabo y cogiéndome mi polla le golpeé en la cara. No se lo esperó. Le di un par o tres de pollazos antes de volver a hundir su garganta en mis 20cm. Repetí eso más de una vez mientras él disfrutaba de mi control y controlaba sus arcadas. En una de esas gargantas profundas llegó a meterse los 20cm casi enteros.

Samir se separó de mi polla ya que parecía que había tenido suficiente. Me dejo el rabo lleno de babas después de esa mamada. Se me acercó y se puso más encima de mí para llegar a mi boca y besarme. Abandonó mi boca para ponerse justo encima de mí y se escupió en la mano. Pasó su mano por su culo para dejar claro lo que quería. Mi pene estaba muy lubricado con toda la saliva que tenía, y él quería sentarse encima. Me agarró mi polla y pasó la punta por su culo hasta detenerse en su entrada. Quiso bajar un poco pero su culo no se abrió a penas. Lo intentó más de una vez, retorciendo mi rabo para metérselo en su culo. “Mejor con condón, Samir” le dije cuando noté que mi glande entraba un poquito. “Déjame disfrutar de ese pollón a pelo; estoy limpio yo” me respondió. Yo era consciente que también estaba limpio pero no me gustaba mucho la idea de hacerlo a pelo. Dejé que intentara meterse mi rabo alguna vez más, pero no entró ni un tercio.

“Mejor otra posición” le dije. Él se levantó y abrió un cajón para sacar un bote de lubricante. “Lo he comprado para tu polla” dijo mientras quitaba el precinto. Me quedé en la cama tumbado mientras se acercaba con el lubricante. Puso mucho lubricante en mi polla y se paso los dedos por su ano. Se metió primero uno y después dos dedos mientras seguía encima de mí. Abandoné la idea del condón y abracé la idea de desvirgar ese culo a pelo. Después de meterse los dedos, volvió a intentar con mi rabo. Esta vez tuvo más éxito y poco a poco, con algunos intentos, acabó metiéndoselo casi todo entero. Era muy placentero notar como mi polla iba abriéndose paso por ese culo virgen. No llegó a sentarse por completo pero sí que más de la mitad estaba dentro de él. Él quería dominar y marcar el ritmo así que le dejé hacer. Yo estaba disfrutando de como mi alumno se metía mi pollón para desvirgarse. Su pene completamente duro iba dejando precum por mis abdominales. Lo probé con los dedos mientras Samir seguía subiendo y bajando. Al cabo de un rato, cuando tenía el culo ya muy abierto, consiguió sentarse por completo. Se quedó inmóvil con la cara desencajada cuando mis 20cm estaban por completo dentro de cuerpecito. “Me destroza el culo” me dijo. Le respondí: “estamos empezando aun”.

Dejé que me cabalgara un poquito más mientras le cogía las nalgas con las manos y lo masturbaba de vez en cuando. Lo empujé hacía bajo con los hombros para que se quedara bien sentado y después lo levanté. Saqué mi polla de su culo. “Me toca a mí” dije mientras lo tumbaba boca arriba en la cama. Levanté sus piernas y dejó ese culito a mi vista. Antes de metérsela contemplé que su ano estaba muy abierto. Era bonito en esa posición. Acerqué mi rabo a su entrada y con suavidad fui metiéndole poco a poco mientras escupía en mi polla. Su cara de dolor y placer era muy morbosa. Se mordía el labio de abajo y gemía fuertemente. Aumenté un poco el ritmo para encontrar un vaivén cómodo y placentero para los dos. De vez en cuando le clavaba todo mi rabo y después lo sacaba casi por completo para volver a hundirlo en el interior de su culo. Aumenté el ritmo y me acerqué a su cara para besarlo mientras le follaba. “Dame más” y “todo tuyo” fueron sus súplicas. Le estaba dando un poco duro y me pedía que le destrozara el culo. Aumenté aun más y notaba que estaba cerca de correrme. En breve él me dijo que se corría. Me agaché para acercar mi boca a su polla y esperé a que salieran sus trallazos de lefa. Me tocó alguno en mi barba de 3 días y en los labios. Eso fue todo lo que necesitaba para correrme. “Me corro” le dije mientras sacaba mi polla de su culo. “Em, préñame, ¡córrete dentro!” me reclamó. En ese momento no pensé, y le hice caso. Volví a meterla justo a tiempo. Mientras me abría paso por su interior iba llenando su culo de mi semen. Se lo dejé muy lleno ya que solté 7 u 8 trallazos.

Y: Joder… que placer tío.

S: Pff… como me has follado. No la saques aún.

Y: ¿Quieres más o qué?

S: No, no. Me has destrozado. ¿Me pasas el pantalón?

Y: Sí, toma (le di el pantalón). ¿Por qué lo quieres?

S: Toma mi móvil. Grábame mientras sacas tu polla, que quiero ver cómo me dejas el culo.

Nunca nadie me lo había pedido pero como le daba mucho morbo, acepté sin problemas. Cogí su móvil y grabé su culo con mi polla dentro. Empecé a sacarla y se vio bien como salía algo de semen con mi polla aun morcillona. Al sacarlo por completo, su ano quedó muy abierto y como palpitando. Iba a parar el vídeo pero vi como salía algo de semen de su culo. Samir hacía fuerza para sacar mi lefa de su interior e iban saliendo los trallazos de mi semen por su culo. Dejé de grabar y le devolví el móvil. “Aquí tienes tu recuerdo guapo” le dije. “Gracias, quería tener guardada mi primera preñada hahaha” me respondió.

Me vestí y salí de su casa después de desearle suerte para el examen. Fue una tarde para el recuerdo.