El albañil y yo

Una historia morbosa que me sucedió hace unos años y que es una fantasía muy común. Tenía que probar el morbo de hacerlo con un albañil aunque no fuera un adonis.

Voy a contar una aventura que tuve hace escasos 4 años cuando tenía 38 años. Decidimos hacer una reforma en casa de los suelos y contratamos a una empresa de reformas. Para que hubiera alguien durante la reforma decidí pedir unos días de vacaciones y así no dejar la casa vacía durante las horas de trabajo. Era junio y bastante caluroso.

Recuerdo el primer día, se presentaron tres albañiles. Uno era el jefe, un hombre no muy atractivo de unos cincuenta años, bajito y barrigón, otro de unos treintaytantos sudamericano y el ultimo un chaval de unos 20 años, atractivo. Se pusieron a trabajar.

Yo soy muy exhibicionista, me encanta provocar, que me miren, me excita muchísimo. Ese primer día llevaba minifalda. Por supuesto me miraban mucho cuando pasaba cerca, cuando me tumbaba en el sofá a leer y enseñaba las piernas y seguro que algo de culo.

Era muy excitante ver sus reacciones.

Un día que estaban trabajando cerca del dormitorio, coloqué aposta la puerta del armario que tenía un cristal para que se viera una parte de la habitación, justo donde yo me desnudaba para cambiarme. Ellos desde el pasillo podían verme a través del cristal. Ese día me desnudé por completo y me eché crema en las piernas desnuda. Igual que ellos me podían ver, yo a ellos también. Me miraban descarado y yo me hacía la disimulada. Pudieron disfrutar de mi culo, de mis tetas desnudas y de mi coño.

Un día se quedó el joven trabajando sólo. Le ofrecí una coca cola o una cerveza y la aceptó.

Ese día iba con un camisón bastante corto de piernas. Me senté en la misma habitación a charlar con él. Y recuerdo que la conversación derivó así y llegamos a este punto.

_ ¿Tienes novia? Le pregunté.

_ No, no tengo.

_ Qué raro. Un chico joven como tú y atractivo. Bueno entonces te pondrás las botas con las jovencitas.

_ No se crea. No tengo tanto éxito.

_ No me lo puedo creer. Un chico tan guapo y con tu cuerpo. Vamos que si yo tuviera tu edad no te me escapabas. Jajaja.

Se quedó en silencio.

_ Lo mí es diferente, le dije. A mi edad ya a pocos intereso.

_ No diga eso mujer.

_ Ya una no gusta a los jovencitos.

_ Que va.

_ Siii de verdad, tu crees que estoy de buen ver.

Mientras le decía esto le enseñé mis piernas haciendo señales.

_ Si ya lo creo.

_ O sea que todavía puedo apetecer a un chico joven como tú.

_ Si, respondió un tanto cortado.

_ Pues ahora mismo no lo parece.

El chico se calló y bajó la cabeza.

_ Ves ya te decía yo.

_ Nooo es que..

_ Es que..¿Qué?

_ Es que estoy trabajando.

_ Bueno, hombre y que tiene que ver.

_ Mucho. Sonó un poco cortante y lo dejé.

Me fui a otra habitación. Estaba excitadísima pero parece que el chico no se decidió. Me había hecho ilusiones y además estaba en ese periodo del mes que una está con las hormonas a flor de piel. Me puse a leer. Al cabo de una hora, más o menos, regresó el jefe, el barrigón. Una media hora después el chico se fue. El cincuentón se quedó sólo.

Apareció en el salón y me dijo:

_ Disculpe señora al chico.

_ ¿El qué?

_ Si le ha incordiado.

_ No ¿Porque?

_ Pues si le ha molestado hoy.

_ No, no entiendo.

_ Es que disculpe usted, como es una mujer despampanante, le ha incordiado y no volverá a suceder.

_ No me ha incordiado, no se preocupe.

_ Me ha contado lo que le ha dicho y disculpe.

_ Al contrario si me ha dicho que estoy muy bien. ¿Es eso?

_ Si. Si le ha entendido mal y le ha molestado.

_ Para nada. Me encanta que me digan esas cosas.

_ Vaya. Pues si no le molesta yo le digo lo mismo. Está usted muy pero que muy bien y se lo digo yo.

_ Jajajaja, gracias caballero. O sea que usted no me dejaría escapar.

_ Ni lo dude.

_ Pues su chico ha sido muy prudente.

_ Pues con semejante mujer es difícil.

Me quedé un poco perpleja. No sabía en qué iba a acabar esto. No me atraía lo más mínimo pero me excitaba oírle.

_ Es difícil el qué.

_ Dejar escapar una ocasión con usted. Si me permite decirle.

_ Pues su chico ha dejado escapar esa ocasión.

_ Vaya. Más tonto ha sido.

_ A sí?

_ Sí. Aquí me tiene usted.

_ Está bien saberlo.

_ Pues ya lo sabe y no incordio más.

_ No me incordia le dije.

De pronto, ese hombre se me acercó. Bueno se llamaba Alfonso.

_ ¿Me permite? Me preguntó mientras me acercaba la mano y la paraba a escasos 10 centímetros de mi hombro.

_ Le permito le dije pensando unos segundos. Ya estaba muy excitada del día.

Posó su mano áspera sobre mi hombro. Sentí un escalofrío por todo mi cuerpo. Me quitó un tirante del camisón y luego el otro. El camisón se cayó resbalando por todo mi cuerpo y excitándome aún más.

No tenía nada debajo. Ni siquiera bragas.

_ Joder. Qué buena está. Está para follársela. Perdón por mis palabras.

_ No pidas perdón. Me gusta oírlo.

_ Ufff tiene un cuerpazo. Qué tetas, qué culo y que coño. Viéndola estos días me la he imaginado follándola. Me he pajeado pensando en usted.

Puso sus manos ásperas sobre mi pecho y en concreto sobre mis pezones. Estaban duros. Se acercó y se metió mi pecho en su boca. Succionaba con desesperación. Mientras lamía mi pecho bajó su mano hasta mi entrepierna. Metió su dedo entre mis labios vaginales que ya estaban húmedos de antes.

Me introdujo su dedo dentro y gemí de placer.

Al rato se separó. Comencé a bajar la cremallera de su mono. Se podía ver su pecho velludo, luego su barriga. Le quité despacio el mono. Luego le bajé los calzoncillos blancos. Tenía la polla dura. Era grande pero sobre todo gruesa.

No tenía las manos limpias y no olía demasiado bien. Pero he de reconocer que eso me excitaba. Me dio un beso en la boca. Pero eso no me motivaba demasiado. En seguida me separé y me puse de rodillas. Cogí su gruesa verga en mi mano y acerqué mi lengua. Rodeé su glande con mi lengua húmeda. Su polla segregaba líquido preseminal de pura excitación.

_ Qué buena está usted. Cómeme la polla.

Me la introduje en la boca. Primero todo el capullo y después el resto. Sabía rica. La piel era muy muy suave. Me cogió de la cabeza y comenzó a follarme la cara.

Al cabo de un rato se separó. Me sentó en el sofá y comenzó a lamerme los muslos, las rodillas, los gemelos, los pies. Me lamió los pies. Subió de nuevo y alcanzó mi clítoris con su boca caliente. Me atrapaba el clítoris entre sus labios. Yo gemía de placer como una loca.

_ Qué rica. Qué rica. Decía.

Acercó su glande a mi clítoris y lo masajeo. Estaba excitadísima. Sus manos sucias de cemento me acariciaban los pechos. De pronto me la metió. De un golpe seco y fuerte.

_ Aghhhh dije de placer.

Entró entera. Estaba llena por dentro porque era muy gorda. Me acariciaba el clítoris con la polla dentro sin mover.

En ese momento me di cuenta que no se había puesto el preservativo pero ya estaba muy excitada. Le rodeé con mis piernas para que entrara más y asi lo hizo. Me la metió hasta el fondo y comenzó a follarme. Golpes secos, fuertes, muy fuertes. Me apretaba fuerte los pezones y me los pellizcaba fuerte. Me daba mucho placer.

_ Así así. Fóllame le dije.

_ Te voy a follar bien. Te gusta ser mi zorra. Perdón. Me dijo.

_ No sigue.

_ Te gusta mi polla en tu coño húmedo de zorra. Asi hasta dentro puta. Tu marido trabajando y tu follando. Puta.

_ Ahhh sigue.

Entre las embestidas y las palabras estaba excitadísima. De hecho no me quedaba mucho para correrme.

Sudaba como un cerdo. Me daba placer y morbo porque no me gustaba mucho de hecho me parecía bastante desagradable.

Movía las caderas con su polla dentro.

_ Me voy a correr ya zorra.

Aceleraba el movimiento. A mí me quedaba poco pero comenzó a correrse dentro. Se dejó caer sobre mi pecho mientras se corría dentro.

Se quedó tendido pero yo no me había corrido.

Aproveché y me separé. Le tumbé en el sofá. Me puse de rodillas y me la metí en la boca. Tenía restos de semen y de mis jugos pero me los tragué. Estaba empapada.

_ Estas mojada. Zorra. Quieres más.

Pese a que había bajado su polla, con mis chupadas volvió a ponerse dura aunque no tanto como antes. Entonces me senté encima y la puse en la entrada de mi coño. Me la fui metiendo hasta el fondo despacio. Estaba excitada y mojada.

Me la metí hasta dentro y comencé a moverme en círculos con su polla dentro. Comenzó a gemir y yo también.

Víctima de la excitación cogí y le escupí en el pecho.

_ Escúpeme zorra me dijo.

Le abrí la boca con mis dedos y solté mi saliva colgando hasta dentro de su boca. Se dejó hacer.

Mientras yo le cabalgaba como posesa. Sentía su polla muy dentro de mí. Me sentía llenísima. Le apretaba los huevos con mi cuerpo como queriendo meterme más. Me iba a correr. Aceleré los movimientos y comencé a agitarme.

_ hhiiiihiihhiii decía mientras me corría con su polla dentro y su olor a obra.

Una vez terminé. Me puse de rodillas y me la metí en la boca. Mientras le masturbaba con la mano le chupaba el glande. De pronto hizo un ruido.

_ aahaghhhaghyyaaaaa

Toda su leche salió dentro mi boca. Noté el bombeo de su polla dentro con mi lengua. Caliente salió su esperma. Me lo tragué todo.

Nos vestimos. Me pidió disculpas. Y me dijo que no iba a salir esto. Que era muy discreto.

_ Cuando quiera más me lo dice.

He de reconocer que lo pasé muy bien y que no me hubiera importado repetirlo pero era tentar a la suerte. Me quedé muy a gusto.

Espero os haya gustado y lo he contado lo más cerca de la realidad intentando recordar los detalles. Aunque he de reconocer que lo repaso muchas veces en mi cabeza.