El Adiós
Las cosas buenas no duran para siempre, desgraciadamente es una ley natural. Mi relación hombre-mujer con Kika terminó... pero en muy buenos términos.
El Adiós
Buenas tardes, nuevamente soy Tito, y antes de proseguir, quisiera decir algunas cosas ajenas a este relato: en mi historia anterior, me parece, dejé perfectamente claro que quien no desee leer mis relatos, lo puede hacer. Alguien me puso por allí que era una lástima que yo no aceptaba críticas, cosa que es mentira. Pero seamos sinceros, si usted lee una historia en esa página, sabe de antemano que se trata de material erótico sin censura. Si se siente ofendido leyéndolo, quizás no sea la página adecuada para usted (noten que no estoy insultando a nadie). De esta forma no comprendo qué estaba haciendo leyendo esta historia, y menos escribiéndole a los autores para insultarlos. Seamos claros, una cosa es escuchar críticas, y otra recibir muladas y agresiones de gente tonta. Solo eso quería decir, ahora si me centraré en este relato
Mi relación con Kika continuó durante un año, hicimos casi de todo, salíamos a pasear, compartíamos gustos y aficiones, pero al final se terminó. Las cosas llegaron a su fin, no podía ser de otra manera, lo nuestro se hizo imposible por acontecimientos con los que no pudimos pelear, pero que si debimos prever.
Laurita, mi nuera, a pesar de que la adoro tengo que reconocer que no es una mujer muy poco estable desde un punto de vista afectivo, se metió en unos enormes problemas y Kike tuvo que salir en su ayuda. Si leyeron mi relato anterior comprenderán lo de lo que les hablo. En medio de una aventura, ella se entregó al que fuera su mejor amigo de toda la vida, Alberto, y quedó esperando un bebé de el y su vida patas arriba. Más aun, así como Kike no solo era su esposo sino también esposa de Javier y mía, ella decidió hacerse mujer del tal Alberto, sabiendo que obviamente Kike no le podía decir nada ni objetar nada, el tampoco estaba dispuesto a dejarme a mi y a Javier. Y por si fuera poco, se hizo amante de una mujer llamada Bianca con la que quería entablar una relación seria también, ¡imagínense!
Traté de razonar con ella pero sus argumentos eran contundentes y yo nos los podía debatir, ¿con qué derecho le iba a decir algo yo, siendo que yo andaba con su marido, mi propio hijo? Las complicaciones en su vida no se hicieron esperar y eran demasiadas y Kike lo sabía, por lo que tuvo que tomar decisiones drásticas. La primera, en vista que ella no iba a dejar ni a Alberto ni a Bianca, llevársela a vivir a una casa nueva en que el y sus 2 otras parejas pudieran verla con total seguridad. Y la segunda dejarme a mí.
Un buen día Kika me dijo que no iba más, que lo problemas eran demasiados y que tenía que pensar en sus hijos. Laura, aparentemente, ya no podía hacerse cargo bien ni de su vida (por linda y buena que fuera esa era la verdad) así que el tenía que tomar esas dediciones. Me dijo que siempre podíamos continuar de amantes pero de marido y mujer no podía ser más. Me lo explicó todo con detalle y ambos estuvimos de acuerdo en que aquello no podía continuar. A Javier no lo dejó, sabía que ese tipo se iba a morir si le faltara algún día su amada Kika.
La verdad yo ya lo sabía, era solo que no quería aceptarlo, pero fue mejor así, ya no podía continuar pretendiendo sacar de mi propio hijo aquello que había perdido hacía tantos años, tenía que dejar ir a mi amada Estela Virginia de una buena vez, ya no podía continuar así además, es lo que ella hubiera querido para mi.
Si te comprendo mijo, te comprendo. le dije con un vejo de amargura en mis ojos, pero también de resignación.
Papa no te pongás así por favor, no quiero verte mal
No te preocupés por mi mijo, soy fuerte, la vida me ha tirado contra el suelo tantas veces que ya perdí la cuenta. No me va a pasar nada, de verdad mijo. Además, así es mejor creo yo.
¿Por qué?
Porque, en realidad Kike, desde que te convertiste en Kika y fuiste mi mujer yo no vi a una mujer en ti vi a Estela. Kike, de la piel de Kika estaba tratando de recuperar el calor y el amor que mi difunta esposa me daba. Y es que ustedes son tan parecidas, tú heredaste de ella la dulzura y el carácter alegre y jovial, siempre festivo que tanto amaba de mi Estelita. Kika es casi el vivo reflejo de ella de verdad Kike, es impresionante lo mucho que ella y Kika se parecen
Nunca caí en la cuenta de eso exclamó mi esposo.
Ni yo bueno, hasta hace un mes o dos. Kike, no te preocupés por este vejo de tristeza en mi mirada, comprendo que no puedo sacar de mi propio hijo, por muy femenino y tierno que fuera convertido en Kika, el amor que Estela me dio. Así que te doy la razón, debo dar un paso de costado y caminar por mi cuenta y comenzar de nuevo. Ya es hora de que deje ir definitivamente a tu madre, ella no volverá y yo aun quiero permanecer muchos años más en este mundo. Tranquilo mijo, tranquilo todo va a estar bien.
Yo no amaba a Kika, sino al reflejo de su madre que veía en ella. Ya dije que Kike salió a su madre en muchos aspectos, como su carácter extrovertido y parrandero, siempre alegres los 2, ingeniosos y graciosos. Se parecían de cara y en complexión (bajos y delgados) y siempre fueron muy unidos. Y cuando lo vi convertido en Kika, fue como toparme de frente con Estela Virginia nuevamente. Todavía no me había recuperado de su pérdida, a pesar de que ya llevaba tiempo desde que ocurrió, pero igual la seguía extrañando, andar con Kika fue como volverla a tener. ¡Y es que eran tan parecidas! Inconscientemente, Kike trató de recuperar a su madre cuando se convirtió en Kika, emulando cada una de sus cualidades, pues hasta la fecha Kika es, como madre y esposa, muy parecida a Estela.
La despedida fue dolorosa, los 2 lloramos abrazados, había sido una aventura muy bonita. No les voy a hablar de mi historia al lado de Kika, prefiero dejar que ella se las cuente algún día, solo les diré que fue algo que no podré olvidar jamás, una relación intensa, muy intensa pero tenía que terminar.
Pero Kika tampoco quería acabarla solo así, decidió ser mi mujer otra vez y darme una última noche de amor como marido y mujer. Nos citamos para esa misma noche, Kike se preparó muy bien, con mucha sensualidad. Se depiló cuidadosamente el cuerpo, dejándose solo un pequeño y muy simétrico matorral de vellos sobre su pene. Se puso un provocador conjunto de lencería fina, en suave algodón y lindos diseños en encaje. Era de color verde botella, un sostén de media copa que rellenó con globos de agua especiales, y una diminuta tanga verde que se perdía en el interior de sus carnosas nalgas.
Se aplicó un exquisito maquillaje en tonos verdes y azules, que resaltaban el color de sus ojos celestes, y se puso una deliciosa fragancia francesa. Enfundó su cuerpo en un hermoso vestido de seda verde botella, corto, hasta medio muslo, y ajustado, lo que marcaba provocativamente su abultada y deliciosa cola. Luego una peluca rubia y listo, Kika estaba divina, y aunque sabía que si bien ya no iba a ser más la mujer de su padre pero que siempre tendría la oportunidad de coger con el, quería dejar en mi el grato recuerdo de aquellas noches de sexo tórrido y sin freno, el recuerdo de esta perra rendida a mis pies.
Llegó a mi casa, la casa que la había visto crecer. El timbre me anunció su llegada y, en cuanto le abrí, no perdimos el tiempo con palabras, inmediatamente nuestras empezaron a recorrer el cuerpo del otro. Kika me sentía enfundarla dentro de un suave capullo de caricias, mientras la tomaba de la cintura y la apretaba contra mi cuerpo, besándola y haciéndola sentir pequeñita. Mis grandes manos (recuerden que soy muy alto, casi 2 metros) acariciaban su cola por debajo del vestido, apretando mi bulto contra su vientre. Ella se colgaba de mi cuello, y así la levanté en brazos y me la llevé al dormitorio, en donde continuamos con este festival de besos y caricias.
Despacio, la ropa fue a dar al piso, quedando los 2 desnudos. Mi poderosa pija, enorme y dura, no tardó en llamar la atención de mi viciosa putilla, que no tardó en comenzar a besarla y lamerla. Kika nunca pudo meterse en la boca más de la mitad de mi verga, por lo que optaba por masajearla con las manos, acariciándola en todo su contorno y ensalivádola y sintiendo con la lengua el tacto de sus venas hinchadas. Yo la coloqué sobre mi cuerpo, acostado sobre la cama, y comenzamos un 69 en donde ella rendía adoración a mi dote de masculinidad y yo trabajaba con mi lengua el esfínter de su culito, que se abría cada vez más, permitiéndome meterle lengua y dedos, horadándola y matándola del placer.
Rodamos y rodamos sobre la cama, hasta que Kika quedó arriba de de mi y, girándose, se me montó encima. Mi grueso mástil quedó en posición de ataque sobre la entrada de su culito deseoso, que se abrió más todavía por acción de las manos de su dueña. Trabajosamente y con cuidado ella misma inició su lento y delicioso martirio, comenzando a sentarse y ensartarse sobre mi paloma. Poco a poco fue bajando sobre esta, primero el glande, luego el resto, despacio pero sin detenerse, pues yo, tomándola de la cintura, jalaba hacia abajo. No era la primera vez que yo partía a Kika en 2, pero igual a una verga de 30 cm. no se puede llegar uno a acostumbrar, siempre se siente dolor.
Finalmente quedó empalada, no me moví por unos minutos para que ese culito que tanto amaba se fuera preparando para lo que venía, mientras la atraje sobre mi velludo pecho y la besé apasionadamente. Fue ella quien comenzó a moverse despacio, lentamente, dibujando formas redondas con las caderas, subiendo y bajando al mismo tiempo. El dolor del principio se había convertido en placer intenso que dominaba sus sentidos y hacía que no pudiera pensar en nada más, solo en esa cogida que le estaba dando.
¡¡Dios mío!! ¡¡Papito, qué rico sos!! ¡¡¡Haceme tuya, haceme lo que querrás!!!
¡Sos divina Kika, divina!
¡¡¡DALE DURO PAPA, DAME CON TODO!!! ¡¡¡¡OOOOOUUUUURRRRGGGGGHHH!!!! ¡¡¡¡DAME CON TODO, SOY TU PUTA, SOLO TUYA!!!!
Sin sacarle mi instrumento de tormento, la cambié de posición, acostándola boca arriba mientras sus piernas me rodeaban por la cintura. Empecé entonces a darle con más fuerza, entrando y saliendo de sus entrañas con mi enorme tronco, obligando a su ano a dilatarse todavía más. Debo aclarar que mientras hicimos el 69, Kika me aplicó un espeso y viscoso gel lubricante en la verga, de lo contrario el dolor hubiese sido insoportable.
Le agarré los pies y los abrí en alto, dejándola prácticamente con las caderas colgando, comencé a cogérmela con fuerza y brusquedad, arrancándole fuertes gritos de placer al mismo tiempo que ella se masturbaba y todo su cuerpo se estremecía ante cada embestida. Le di así por un buen rato, ella perdió el control del tiempo así como de su voluntad, ya todo era solo darle satisfacción a su garañón, envolver con amor ese pedazo ciclópeo de carne que estaba entrando y saliendo de su culo, como si no se tratara más que de una cálida funda de piel mojada. Ella no podía hacer otra cosa más que gritar del placer que estaba recibiendo, y más cuando alcanzó un fuerte orgasmo que chorreó sobre su vientre.
¡¡¡¡AAAUUUUUGGGHHHHH!!!! aullaba como una auténtica perra apaleada - ¡¡¡¡OOOYYYY, OOOYYYY, OOOYYYY!!!! ¡¡¡¡¡AAAAAAARRRRRGGGGGHHHHHHHH!!!!!
Me detuve un momento para tomar aliento nuevamente y no acabar tan rápido, pero además para lamer el dulce néctar que mi hija depositó sobre su estómago. Le saqué mi poderoso madero y me agaché para lamer esa dulce leche que saboreé con deleite. Tragué la mitad, la otra la compartí con ella por medio de un beso largo y profundo.
Nos quedamos quietos por un momento, sin hacerle nada más, solo acariciando sus pezones y su ingle con mi pija dura, esperando a que se recuperara. Kika abrió los ojos somnolienta, con una coqueta y amorosa sonrisa se volteó sobre su izquierda ofreciéndome el tubito de gel lubricante.
Lo tomé, eché un poco en 2 de mis dedos y lo esparcí generosamente dentro del ano de mi linda Kika. Luego la tomé de una pierna y la levanté, acomodándome a su lado, detrás de ella. Despacio fui colando mi pene adentro de su culito nuevamente a mi entera disposición y, en menos de 30 segundos, empecé a poseerla como más le gustaba, primero suave y despacio, pero pronto mi formidable verga se hallaba perforándola frenéticamente.
Kika la sentía enterrándose en sus entrañas, haciéndola sentir más mujer que nunca, recordándole que solo era mi hembra, una tremenda hembra propiedad de ese tremendo macho que era yo, su padre, una máquina de placer que tan solo tenía que abrirse de piernas para mandar a alguien al cielo, totalmente entregada a la voluntad de esa ingente verga que seguía barrenando sin piedad su delicioso culito. Su pene se volvió a poner duro casi enseguida.
Después de un rato la cambié de posición otra vez, puse varias almohadas debajo de su vientre para que su culito quedara en pompa y así volví a metérsela. Mi gran leño de carne se daba un festín con su culo abierto e indefenso, perforándolo de una forma salvaje para regocijo de ambos.
Poco a poco la iba jalando hacia atrás hasta que la bajé de la cama, poniéndola en 4 con el tórax apoyado en el colchón. En esa posición empecé a embestirla con más fuerza, haciéndola ver las estrellas cada vez que estrellaba mis caderas contra sus nalgas a un ritmo infernal que no cesaba. Mi hija, convertida en una perra viciosa, me pedía más y más dureza, incitándome a cachetearla en las nalgas hasta que se las enrojecí.
Fuera de mi, totalmente enloquecido por el tremendo placer que ella me estaba prodigando, se la saqué aferrándola del pelo y la puse boca arriba en el borde, tomándola de las caderas y metiendo los brazos debajo de sus muslos la levanté, estrellándola luego contra la pared prensándola entre esta y mi cuerpo.
Nuevamente la ensarté y la cogí de una forma bestial, trepanándola con tantas fuerzas que hasta las nalgas le dolían de tanto que se estrellaban contra la pared. Ella ya no aguantó más, y en medio de fuertes alaridos de dolor y placer volvió a alcanzar el orgasmo derramándose sobre su vientre y el mío. Casi al mismo tiempo sentí como llenaba de leche las profundidades de la perrita en medio de alaridos de gozo y placer.
¡¡¡¡¡¡AAAAAAGGGGGGHHHHHHHH!!!!!! gritaba ella.
¡¡¡¡KIKA, KIKA!!!! ¡¡¡¡¡¡VOY A ACABAAAAAAARRRRRRRGGGGGGGG!!!!!! bramaba yo.
¡¡¡¡¡¡OOOOUUUUUHHHHH!!!!!! ¡¡¡¡¡¡OOOOUUUUUHHHHH!!!!!!
¡¡¡¡¡¡AAAAAAARRRRRRRHHHHHHHMMMMMMFFFFFFMMMMMMM!!!!!!
Me la seguí cogiendo hasta que mi verga perdió dureza y se salió sola del dilatado, lastimado, pero feliz, ano de Kika, abierto e inundado de esperma. Caímos totalmente exhaustos sobre la cama en donde quedamos profundamente dormidos. Pero la cosa no terminó allí, ninguno de los 2 queríamos cosas tristes para la despedida, así que al despertar volvimos a la acción. Cogimos como animales, la dejé escaldada pero contenta.
Así fue como terminó el matrimonio de facto entre Kika y yo, su propio padre. Admito que me dolió mucho perderla y varias veces estuve a punto de llamarla para pedirle regresar, pero sabía que era lo mejor. Yo seguí adelante con mi vida, que experimento numerosos cambios hasta tomar la forma que actualmente tiene. Y eso se los seguiré contando, mientras, pueden mandarme sus comentarios y sugerencias al correo electrónico de mi nuera, ya saben que me gusta mucho leerlos.
Tito (Garganta de Cuero).
Pueden enviarme sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico, besos y abrazos.