El acuerdo (6)

El primer cliente.

El acuerdo 6

¿Quién es?

Soy Sandra me envía la agencia...

¡Ah! Sí pase la estaba esperando.

Sandra entró inquieta en el estudio. Cumpliendo las últimas instrucciones recibidas había estado en el centro de belleza por la mañana. El centro de belleza elegido era uno de los mejores de la capital y tenía fama de atender a las mayores celebridades. La experiencia en aquel centro fue más que placentera. Además de la obligada depilación y arreglo del vello púbico, tenía programadas una sesión completa de tratamiento de belleza lo que en su caso supuso, manicura, pedicura, peluquería, maquillaje, sauna, masaje... en definitiva un completo tratamiento estético y estilístico. El trato recibido en el centro fue exquisito, siempre atendida por el personal femenino del centro de modo que no hubo ningún momento escabroso, finalmente, en su ficha figuraba una referencia muy discreta constando su oficio como modelo. Descubrió que tenía reservada una cita en aquel centro una o dos veces cada semana para tratamientos completos y que podría ir todos los días para peinarse y maquillarse. Y lo mejor de todo, ya tenía pagado su bono mensual a cargo de su agencia. Se preguntó cuántas de aquellas mujeres que disfrutaban de sus tratamientos de belleza junto a ella tendrían el mismo oficio. La sesión en aquel centro le llevó toda la mañana. De modo que tras almorzar en un céntrico restaurante, el dinero ya no era problema, se dirigió al siguiente compromiso del día la sesión fotográfica.

Después de su entrevista con Don Ramiro, Sandra recibió algunas instrucciones más por parte de su secretaria. Gracias a los excelentes resultados de su evaluación, Don Ramiro había decidido colocarla en su mejor y más discreta agencia, también la más cara. Atendería a los clientes más pudientes y adinerados, y quizás también los más exigentes. Le comentó que en la mayoría de las ocasiones tendría que desplazarse a las habitaciones o casas de los clientes pero que por lo menos un par de noches al mes tendría que trabajar en la agencia. Le indicó dónde estaba ubicada la agencia así como el nuevo apartamento donde viviría ya que ocasionalmente tendría que atender algún que otro cliente en él. Como ves la discreción con que trabajarás es completa. También le señaló que todas las "modelos" de alto standing de Don Ramiro se publicitaban en internet a través de diferentes páginas web por lo que debería hacerse un completo reportaje fotográfico, que se renovaba cada cierto tiempo. Esa era la razón por la que a las 4:30 de la tarde se hallaba en el estudio del renombrado fotógrafo Andrés Valente.

Buenas tardes.

Pase y póngase cómoda comenzaremos enseguida.

Sandra se sentó en la silla que se le ofrecía y comenzó a hojear una de las revistas del recibidor. Estaba intranquila pues sabía que tendría que posar desnuda. Aunque las páginas web donde se publicitaría mostraban poses muy discretas, ningún desnudo integral y los rostros cubiertos o pixelados. Irene le había comentado que los clientes VIP podían acceder a unas páginas exclusivas donde las modelos se mostraban más abiertamente para ser mejor apreciadas.

Bien, le explicaré cómo será la sesión. Según parece es la primera que realiza usted con nosotros. ¿No?

Sí señor. Es la primera.

Comenzaremos realizando un pase de los trajes y vestidos seleccionados por su agencia, continuaremos con la lencería y terminaremos con una serie de poses artísticas al natural.

¿Al Natural?

Sí ya sabe, desnudos. ¿Era usted consciente de ello no?

Sí señor. Disculpe es que no estoy familiarizada con la terminología...

¿Está usted nerviosa?

Sí un poco. Es mi primer pase...

Tranquilícese está usted en buenas manos. Ya verá como le resulta divertido.

La sesión fotográfica se realizó con fluidez y profesionalidad. Don Juan era un experto fotógrafo y la seriedad y eficiencia que transmitía al dirigir el posado de Sandra consiguieron disipar los nervios de la joven. Cuando Sandra tuvo que posar desnuda estaba tan relajada que lo hizo con total naturalidad. Verdaderamente se sintió como una auténtica modelo. Las fotografías tomadas eran auténticas obras de arte, para nada pornográficas como llegó a temer.

¿Seguro que es la primera vez?

Sí… Sí

Pues lo hace usted muy bien. Claro que con el rostro y el cuerpo que tiene usted resulta muy fácil sacarla atractiva. Es usted muy hermosa.

Muchas gracias. Yo me considero una chica normal

Contestó Sandra azorándose por el cumplido. Lo cierto era que estaba muy contenta, sobre todo porque el trabajo realizado por el centro de belleza le había encantado. Cuando se miró al espejo al concluir el tratamiento se había gustado, no se consideraba especialmente guapa pero al verse en el espejo se había quedado impresionada. El trato amable y respetuoso del fotógrafo la habían tranquilizado y sus cumplidos ahora la halagaban.

Un par de tomas más y terminamos

Se me ha pasado el tiempo volando.

Pues llevamos más de dos horas querida

La sesión fotográfica concluyó con normalidad. En ningún momento se la había insinuado el fotógrafo. Y Sandra aliviada por haber terminado su agenda se disponía a vestirse

Queda un asunto que tratar antes de que usted se marche.

¿Cuál?

El asunto del cobro por el reportaje fotográfico.

Creía que estaba pagado por la agencia.

Verá en estos casos son las modelos las que se costean su propia publicidad. Cabe la posibilidad de que cambie usted de agencia. De hecho las fotografías están hechas a su nombre y le serán enviadas a usted.

Sandra se quedó un momento indecisa hasta que recordó la tarjeta de crédito que le habían proporcionado.

Bueno no tengo dinero pero le puedo pagar con mi tarjeta...

Ese no es el problema. Quiero otro tipo de pago, en especie ya me entiende...

Antes de que Sandra pudiera replicar el fotógrafo sacó de su billetera una tarjeta. Era una tarjeta que lo identificaba como cliente VIP de las agencias de Don Ramiro. Irene le había comentado que cuando una persona le mostrase una de aquellas tarjetas debía de tratarla automáticamente como un cliente exquisito y que salvo que hubiese algún tipo de incompatibilidad, otra cita previa o ser su día libre, tendría que atenderla sin demora. Si hubiese algún inconveniente debería llamar a la agencia para resolver el asunto...

¿Algún problema?...

No... No, es que... no me lo esperaba eso es todo. ¿Qué servicio desea?

Sandra guardó la tarjeta VIP en su bolso era la prueba de que había realizado un servicio a un cliente especial y a su vez la confirmación de que aceptaba el trato... y por supuesto, su condición de ramera.

Túmbate ahí para que te pueda examinar de cerca ese chochito sonrosado.

El tono de la voz y el trato era ahora diferente. Los roles habían cambiado, antes ella era el cliente del fotógrafo, ahora era ella la que debía complacer al Señor Valente. Estaba muy turbada ante el cambio de situación, no se esperaba tener que trabajar tan pronto. Después de entrevistarse con Don Ramiro, tras una larga tarde de llanto en la que apenas había salido de la ducha tratando de limpiar su ignominia. Había concluido que durante aquel mes de adaptación sería instruida por Don Ramiro o alguna que otra compañera en las artes de su oficio. Se había equivocado...

Sandra se tumbó como se le había indicado y se abrió de piernas. El cuidado coñito recién depilado se exhibía hermoso ante el fotógrafo. Don Andrés lo examinó con cuidado, abriendo y cerrando sus pliegues, pellizcándolos suavemente, introduciendo tímidamente algunos deditos...

Umm... Está algo irritado. Te lo han arreglado hoy ¿Verdad?

Sí Señor...

Creo que ya te estás calentando... Eres toda una profesional. Apenas te tocan y ya empiezas a humedecerte... Espera.

Don Andrés se levantó y volvió con una fina prenda de terciopelo negro que le colocó a modo de venda sobre los ojos.

Es una lástima tapar estos ojazos azules pero es necesario. No te muevas tengo que preparar esto un poco... Será una sorpresa.

Sandra se quedó quieta tal y como le habían ordenado. Desnuda, con las manos sobre su cabeza y completamente abierta de piernas se sentía provocadoramente obscena. Además para mayor bochorno, estaba mojada, a pesar de la sorpresa inicial y los nervios del debut. Y para colmo se excitaba aún más al no poder ver lo que estaba haciendo su cliente. Le oía desplazarse a su alrededor y escuchaba diversos sonidos que no sabía a qué atribuir. Estaba segura de que estaba quitando y poniendo cosas pero no se podía imaginar cuales eran las intenciones de su cliente. Aquello la enervaba más y más, no sólo por la creciente curiosidad sino que, de tanto en tanto como para querer asegurarse del estado de su puta, Don Andrés la acariciaba y tocaba aquí y allá. Sus pezones se erizaron y su sexo aguardaba expectante...

Sin previo aviso, Sandra notó una ligera opresión sobre su pecho y un ligero golpecito en la barbilla. El fotógrafo se había sentado a horcajadas sobre ella y la estaba invitando a sorber su "pajita". Sandra no se hizo de rogar y abrió sus labios para acoger la golosina que se le ofrecía. Al tener los ojos cerrados no sabía el tamaño de la piruleta de su cliente por lo que no los abrió demasiado para poder irlos ajustando a su grosor conforme entraba. Así logró el primer gemido de su parroquiano. A pesar del trato correcto que le había dado mientras la fotografiaba Don Andrés llevaba bastante rato empalmado.

Eres buena puta... AAhh... Sabes usar tu lengua...

Después de un rato chupando y lamiendo aquel caramelo. Sandra sintió como le vertían un líquido viscoso sobre sus pechos. La sensación era verdaderamente agradable pues Don Andrés comenzó a extenderlo a la vez que la estimulaba con un delicioso y suave masaje. De vez en cuando la pellizcaba los duros pezones suavemente, ella también gimió.

AAAHHHH... Sí

Te gusta eh zorra...

Sí... Ah... Sí mucho.

Sandra había aprendido a no reprimir sus jadeos, aunque no dejaba de sonrojarse cuando lo hacía. Después de un buen rato así, Don Andrés decidió probar algo nuevo, aprisionando los pechos de Sandra colocó su verga entre ellos y comenzó a pajearse con ellos. Sandra colaboró al sujetarse ella misma los pechos y tratar de estimular el glande estirando al máximo su lengua. La postura no era nada cómoda para ella pero Don Andrés le agradeció la iniciativa colocándole un cojín...

Qué tetas... Estaba deseando follarme esta tetas desde que entraste zorra.

Aquellos comentarios soeces encendían más y más los deseos de Sandra quién cada vez más se sentía más puta. Había comenzado a asimilar su condición de servicio público. Cuando Don Andrés se cansó de la cubana puso a Sandra de rodillas. Y le quitó la venda. Lo que Sandra vio entonces la dejó helada...

Ante ella y a su alrededor había una serie de lámparas y cámaras de vídeo que estaban grabando la escena con total claridad y desde todos los ángulos. Sandra comenzó a protestar. Había asumido su condición de prostituta y no tenía inconveniente en vender su cuerpo con discreción. Pero no estaba preparada para grabar su actividad y dejar su arte registrado para la posteridad. ¿Qué pasaba si tras unos años su hija o sus conocidos veían sus actuaciones en cualquier peli porno? (En ese momento Sandra desconocía que ya había sido grabada en el despacho de Don Ramiro.)

No puede hacer usted eso...

Claro que puedo... He pagado por ti y por tu actuación...

Pero yo no...

Las putas sólo deben usar su boca para follar.

La interrumpió Don Andrés y con violencia le introdujo su pene en la boca. Agarrándola con fuerza del pelo formando una especie de coleta comenzó un enérgico mete-saca. No era una mamada, la estaba follando la boca. Aunque su polla no era tan grande como la de Don Ramiro, la fuerza de sus envites la provocaban arcadas que tenía que reprimir. Sandra se sentía como un mero objeto, estaban usando su boca lo mismo que podrían estar utilizando un vagina artificial o una bomba de inflar aire. La estaban bombeando y ella sólo acertaba a acompasar su respiración al frenético ritmo con que la pistoneaban.

Qué te pasa zorra no sabes atender a tu macho...

Sandra se reprochó su fallo al no mirar a su cliente. "Una puta se asegura de que está haciendo bien su trabajo mirando a su cliente mientras usan sus agujeros siempre que puede". Recordó, e hizo un gran esfuerzo por mirar a Don Andrés ya que el rápido vaivén la mareaba...

Don Andrés no aguantó mucho tiempo así. La cálida acogida que recibía su capullo al rozar la garganta de Sandra le llevó a un intenso orgasmo. El fotógrafo no se interesó en que Sandra se tragara su leche, sino que con toda intención descargó en su cara y pechos tratando de abarcar la mayos superficie posible. Sandra cerró sus ojos ya que de otro modo más de una descarga los habría alcanzado...

AAHHGG... No hay nada como la cara de una puta llena de lefa...

A qué esperas zorra... límpiate esa cara de viciosa que tienes... y no te olvides de saludar a la cámara...

Sandra saboreó por segunda vez en su vida el semen de un hombre y se sorprendió al comprobar que no sabían igual. Fue recogiendo con sus dedos los diferentes grumos que se agrupaban por su cara y pechos esforzándose por mirar a la cámara que Don Andrés le había indicado. A pesar de su indignación por haber sido grabada sin su consentimiento, no podía protestar. Ella había aceptado el trato implícitamente al guardar la tarjeta VIP en su bolso.

Lo peor no era ceder a los caprichos de su cliente, lo peor es que esta indecencia podría ser recordada en cualquier momento cuando alguien viese la cinta... Eso último no dejaba de atormentarla...

Eso es relámete, que se vea lo que te gusta la leche puta...

Sí me encanta...

Sandra estaba asombrada por su propia respuesta, era evidente de que se estaba emputeciendo. La verdad es que hasta ahora todos los hombres a los que se la había mamado eran hombres aseados y el sabor de su leche no le desagradaba del todo. Ojala todos mis clientes sean así...

Sin demorarse mucho Sandra se puso a limpiar la herramienta del fotógrafo. Para ello tuvo que darle la espalda a una cámara que estuvo grabando una perfecta panorámica de su trasero. Pronto notó cómo la flacidez de la polla del fotógrafo se tornaba en una poderosa erección. Era evidente que su técnica oral era excelente. Sin embargo Don Andrés tenía otros propósitos, dejándola a cuatro patas se posicionó atrás e introdujo su palo en su coño de un único empellón. Sandra gritó por la impetuosa entrada aunque más por placer que por dolor...

AAAAAHHHHHHMMMMMmmm

Lo estás gozando eh puta, estás chorreando cerda...

AAAHHHHMMM... Sí... Sí... Déme fuerte... hasta el fondo...

Qué coño más estrecho tienes. Hace tiempo que no te follan en condiciones... eh Zorra.

Don Andrés la estaba follando con fuerza, asiéndola del pelo la cabalgaba violentamente obligándola a mirar a la cámara. Quería asegurarse de que la viciosa cara de Sandra quedaba bien registrada sin que hubiese lugar a confusiones. Sandra era una puta a la que le gustaba que la follasen duro. El estudio se llenó de los gemidos de ambos. Sandra estaba a punto de lograr su orgasmo y acercó como pudo una mano a su coño para conseguirlo lo antes posible.

Quieres correrte... UUFFff... Zorra

AAYYMMM Sí... Lo necesito...

AAgg... Todas las putas sois iguales... Sólo pensáis en vuestro coño...

Entonces sin más preámbulos Don Andrés cambió de agujero y la embistió de golpe en su ano. El dolor fue intensísimo, Sandra no estaba preparada y aquel bruto se la había metido hasta el fondo de un solo golpe.

¡¡¡¡AAAAAAAAYYYYYYYYYYYY!!!!...NOOOOOOOOO

Chilló Sandra ante tan brutal entrada. El rictus de dolor reflejado en su rostro era la vívida imagen del sufrimiento. Su cuerpo se encontraba rígido, arqueado tratando de escapar de aquel férreo ariete que la lastimaba. Pero estaba firmemente amarrada por el cabello y no podía escapar de los enérgicos embates. Tampoco podía aliviarse buscando su propio placer porque el sádico fotógrafo le asía con firmeza una mano con lo que apenas podía mantener el equilibrio sin caerse. Afortunadamente para ella esta polla no era tan gruesa como la de Don Ramiro. Aunque la vehemencia con que la cabalgaba compensaba de sobra la diferencia de grosor. Su experiencia del día anterior la había enseñado que lo mejor era relajarse. Trató de conseguirlo aunque no con mucho éxito...

¡¡¡AAAAYYYY!!! POR FAAAVOOR...

Te gusta duro... Pues yo te voy a da duro, puta.

¡¡¡YYYYMMM!!! NOOO... MEE DUEELEE...

Qué culo más rico zorra... Te estaría dando así por horas... Qué estrecho... Lo tenías reservado para mí ¿eh zorra?

Sandra solo podía gritar. Sabía que su cliente no la escucharía y si lo hacía temía de que se quejase a Don Ramiro. De modo que se resolvió a soportar el agudo dolor lo más dignamente posible. Se asió de las sábanas que había sobre el colchón y trató de agachar la cabeza pero un par de fuertes tirones la obligaron a mirar a la cámara... No tenía escape su cuerpo estaba bañado por un sudor frío, prueba de su sufrimiento. Su única esperanza era que acabase pronto...

Su cliente en cambio estaba disfrutando como no lo hacía en mucho tiempo. Otras putas más experimentadas estarían chillando y suplicando que acabase y se habrían rendido o desmayado. Esta en cambio tenía aguante, mucho aguante. Su rostro y su cuerpo también estaban empapados de sudor, pero era debido al tremendo esfuerzo y a la enorme excitación que tenía. No aguantaría mucho más...

Toma Puta toma... AAAAAAAAARRRRRRRGGGGGG... MEEE COOORROO...

¡¡¡¡YYYYYYYAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYY!!!!...

El orgasmo llegó con súbita violencia, un latigazo de placer recorrió el cuerpo de Don Andrés. Al mismo tiempo que se descargaba abundantemente dentro de Sandra tiró de su cabello hacia él obligándola a ponerse de rodillas como si fuese un caballo encabritado. Luego cayó pesadamente sobre ella sin salirse de sus entrañas. Poco a poco el fotógrafo fue recuperando el aliento y se retiró de ella.

El ano de Sandra aún se convulsionaba rememorando el terrible ímpetu con que había sido perforado. A cada contracción le seguía un hilo de la abundante lechada que había recogido. Sin embargo Sandra no pudo descansar por mucho tiempo su cliente pronto demandaría que lo limpiaran. Por eso cuando notó aliviada que su culito estaba libre buscó rápidamente la flácida polla de su cliente. "Los malos tragos cuanto antes se pasen mejor" se dijo...

Don Andrés recibió con agrado la solícita boca de su puta sobre su flácida verga y deseó que esta tuviese más energía para poder erguirse de nuevo. Pero a pesar de las atenciones recibidas no le fue posible de nuevo. Había sido una follada de campeonato, hacía mucho que una hembra no lo ponía tan caliente y estaba más que satisfecho. Así que con un ademán le indicó a Sandra que parase.

Sandra en cambio no se había corrido, aunque había estado y estaba muy cerca del clímax Don Andrés no le había permitido alcanzarlo. De modo que ahora que éste parecía satisfecho estaba ansiosa por ir al baño y masturbarse mientras se duchara. Sin embargo su mano la traicionó al posarse sobre su botoncito mientras limpiaba a Don Andrés. Éste iba a retirarse pero cuando advirtió el cálido y húmedo lugar donde se escondía cambió de opinión. Sentándola frente a la cámara completamente abierta de piernas para que se apreciase con todo detalle la futura actividad sobre su coño la conminó a que se masturbara.

Vamos córrete perra... Lo estás deseando...

Sandra quiso oponerse, pero por un lado el temor a contrariar a su cliente y por otro su propia calentura, la llevaron a obedecer. Con vigorosos movimientos introduciéndose tantos dedos como pudo, Sandra se volcó en darse placer. Su orgasmo no se retrasó mucho, cuando llegó, gimiendo a pleno pulmón liberó todas sus tensiones sin pensar en que la estaban grabando. Como prueba adicional al ardor que la embargaba dejó un considerable charquito sobre las sábanas...

Serías una gran modelo, Sandrita, tienes madera. Pero eres mucho mejor puta. Hacía mucho tiempo que no tiraba a una mujer tan caliente como tú... Creo que seré uno de tus más asiduos clientes...

Sandra no supo qué responder ¿al cumplido? Pero logró esbozar una sonrisa. Había asumido con resignación el oficio más antiguo del mundo, sin embargo estaba dando prueba de que más parecía una vocación. Era una auténtica puta y había dado abundante prueba de ello...