El accidente
Desabroché el nudo de su bata y la abrí por completo, con las manos temblándome por la excitación, sudé frío cuando pude por fin tener su cuerpo descubierto.
Hace mucho tiempo que ocurrió lo que a continuación voy a relatar, contaba por aquél entonces con 13 años, siempre fui una persona con la temperatura sexual bastante elevada, me masturbaba desde hacia tiempo, si bien no obtenía una eyaculación el placer de subir y bajar la piel de mi pene era fantástico, aunque en casa siempre había alguien rondando, y no había mucha privacidad, las pocas ocasiones que encontraba disponibles las aprovechaba al máximo.
Era un Domingo y según recuerdo la mayor parte de la familia había salido a misa o a algún otro lado, en casa estábamos mi hermana menor, dos años menor que yo, y una de mis hermanas mayores, muy mayores, ella tendría alrededor de 23 años, baja de estatura, piel morena clara y cabello negro y lacio hasta casi llegar a sus caderas, ojos expresivos y unos labios gruesos y muy tentadores, lo demás, caramba, era mucho mejor, unas piernas gruesas y bien formadas, caderas amplias y acompañadas por dos hermosas nalgas, porque eso eran si señor, dos hermosas nalgas, una cintura no tan estrecha como tal vez muchos desearían, pero delineada, la parte superior de su anatomía, era probablemente lo mejor de su cuerpo, dos bellos senos que en muchas ocasiones la hicieron sentirse apenada por los piropos de los que pasaban a su lado, y aunque eran sublimes a ella no le hacían sentirse muy bien, se sentía desencajada, y fuera de lugar con sus pechos tan grandes.
Ella fue muchas veces la fuente principal de mis masturbaciones, estaba yo muy pendiente de sus movimientos, y sus descuidos los gozaba yo enormemente, y aunque ella era muy recatada y se cuidaba en todo momento de no mostrar nada, tenía sus descuidos, si bien cuando usaba faldas, o bien, cuando sus blusas no soportaban la presión y botaban alguno que otro botón de su pecho, eran vistas muy fugaces, y escasas, pero una sola visión de sus pechos me bastaba para continuar en mis tareas manuales por un buen tiempo, hasta que otra visión tuviera lugar.
Ese día precisamente, ella estaba tomando una ducha, mi hermana menor estaba en uno de los patios haciendo tanto ruido que mi hermana pensó que estábamos los dos jugando, y con la confianza de sentirse sola dentro de la casa, tuvo a bien para mi, salir y caminar del baño a su recamara solo con sus bragas y sostén puestos, una toalla enredada en el pelo a modo de turbante y nada más, yo que estaba en la sala, pude observar paso a paso su avance, el bamboleo de su trasero y sus pechos solo dentro del sostén, casi me da un infarto.
Alrededor de media hora después, ella salió de su habitación vestida tan solo con una gruesa bata de baño y con un montón de ropa entre sus manos, y se dirigió al cuarto de lavado, y también allá la seguí yo, a un lado del mismo estaba ubicado un pequeño patio que usaban para secar la ropa al sol, recargados sobre la pared se encontraban unos maderos gruesos que mi papá usaba en su trabajo, cuando mi hermana terminó de lavar su ropa y se dirigió al patio a tenderla, se encontró con que no había de donde colgar la ropa, puesto que por la mañana mi papá había quitado los tendederos, ella se dispuso a poner uno por cuenta propia y tomó un cable y lo ató de un extremo a unos ganchos que tenia mi papá para ese propósito en una de las paredes, y el otro extremo lo quiso poner del otro lado del patio, pero fallo el gancho y se desprendió de la pared, no habiendo otro sitio a donde ponerlo, a mi hermana se le hizo fácil amarrar el extremo faltante a uno de los maderos gruesos y pesados, pero al intentar hacerlo, uno de ellos resbaló y lamentablemente golpeó su cabeza, ella, simplemente se desvaneció.
Yo que estaba pendiente de ella a ver si lograba obtener otra visión de su suculento cuerpo, inmediatamente corrí en su ayuda, pero qué podía hacer un pequeño como yo, y sobretodo sin conocimientos en ese tiempo de primeros auxilios, me espanté como no tenía idea de que se podía uno asustar, y me quedé de piedra cuando me di cuenta de que al caer, se le había abierto la bata, dejando al descubierto su pecho y parte de sus piernas.
Siempre he dicho que no existe ni dios ni el diablo, eso está dentro de nosotros, y en ese instante afloró en mí el diablo, me olvidé por completo del bienestar de mi hermana, y aproveché la ocasión.
Desabroché el nudo de su bata y la abrí por completo, con las manos temblándome por la excitación, sudé frío cuando pude por fin tener su cuerpo descubierto, palpé sus piernas blancas y suaves, el corazón casi se me sale del pecho cuando llegué a su abultada entrepierna y suavemente comencé a acariciarla sentía el calor de su vagina desbordando sus bragas quise bajarlas, pero me fue imposible, así que tomé el elástico de una pierna y lo deslice dejando al descubierto su peludo chocho, un dedo mío fue recorriendo sus labios vaginales y poco a poco se introdujo en ella, volví la vista hacia su cara cuidando de que no fuera a volver en sí y me atrapara en una situación por demás comprometida, y me encontré con sus pechos, ella seguía inconsciente, así que me lancé y saqué sus tetas del encierro eran blancas, las aureolas de un color café marrón y los pezones gruesos y muy grandes, me prendí de sus tetas como recién nacido y pronto para mi placer comenzaron a erectarse, era impresionante, de por sí eran grandes, excitados eran como la punta de uno de mis dedos, no pude contenerme y saqué mi pene de su encierro, me acomodé lo mejor que pude y mientras mamaba de sus pechos fui enterrando mi miembro dentro de su vagina, no puedo describir lo que sentí, electricidad recorriendo mi cuerpo, todo mi ser estaba centrado en mi boca y mi pene, por instinto y nada más comencé a bombear adentro y afuera en un ritmo suave me gustaba la sensación cuando empujaba y mi pelvis chocaba contra la de ella, su cuerpo auque inconsciente comenzó a responder y una ligera lubricación en su vagina me permitió disfrutar mucho más de mis embestidas, debo reconocerlo no aguanté mucho, la situación me tenía excitado a mas no poder, y me vine, me vine y logré una eyaculación que para mi fue la gloria.
En cuanto me recuperé, acomodé mi ropa y la suya, comencé a dar gritos para pedir ayuda, mi hermana menor me escuchó y llamó a una vecina que al ver la situación llamó a una ambulancia, dos días después mi hermana estaba de vuelta en casa, mi familia me tuvo como héroe por haber descubierto a mi hermana y llamar a gritos por ayuda, pero ella por desgracia no volvería a ser igual, ese golpe le dejó un traumatismo que le provocaba desmayos muy seguidos, ella dejó de salir a la calle, por la preocupación de caer desmayada en medio de la calle y yo, me dediqué a estar más cerca de ella, por si me volvía a necesitar