El abuelo vino a casa

La llegada del abuelo despierta en dos jóvenes sus bajos instintos

EL ABUELO VINO A CASA

Hace diez años por distintas circunstancias de la vida, no lo veíamos, y se tuvo que mudar a la casa , el abuelo, padre de nuestra madre.

Casi no lo conocíamos, habíamos dejado de verlo cuando éramos unas niñas, digo, mi hermana Luz y  yo, Rocío.

Nos tuvimos que adaptar a una nueva vida prácticamente. Andar cruzándonos todo el tiempo con el, a veces nos olvidábamos que estaba y nos levantábamos en calzones y muchas otras desnudas, siempre habíamos sido tres mujeres.

Aunque eso al abuelo parecía no preocuparlo. No podíamos dejarlo en la calle, nos explico nuestra madre un día de tantos. No tenía a nadie en el mundo, salvo nosotras.

Mi madre, luego de separarse de nuestro padre  había dado vueltas con muchas parejas hasta que ahora estaba también sola, aunque era joven aún y ella decía que no perdía las esperanzas.

Nuestro  padre desapareció del mapa y del continente, ahora, después de tantos años sabemos que está radicado en Europa.

El abuelo era un hombre distinguido. Culto. Buena gente. Nos trataba bien y hacía todo lo que pedíamos.

Luz fue la que implantó la semilla de la lujuria en mi corazón y en mi sexo.

__¡Te has fijado lo bueno que está Peter!!__ dijo un buen día de buenas a primeras, ella llamaba al abuelo por su nombre

__¿Qué dices?__ pregunté yo.

__¡Vamos hermanita, no te hagas la tonta!!

__¡Tu estás loca!__ le espeté y ella sórdida se río de buena gana. Unas cosquillas me hicieron allá abajo y no era la primera vez. Aunque me había dado cosa, que ella lo lanzará tan abiertamente y sin reparos. Alguna vez mientras me tocaba había pensado en que en realidad eran las manos de Peter. Y me chorreaba inmediatamente.

Su porte era atlético y joven. Tal vez era mayor para nosotras, pero sus brazos y sus piernas se veían tan fuertes.

Como dije el nos trataba muy bien. Nos acompañaba a los lugares que debíamos ir, si mama no podía venir. Nos iba a buscar a las salidas de un cine, de un bar, de un juego deportivo. Mi hermana y yo jugábamos al vóley.

Somos altas, espigadas, con músculos tonificados. Mis tetas son exquisitas, firmes y duras, dos globos altamente sexuales, Luz por lo pronto, tiene un culazo muy bien puesto. Además somos bonitas, de rasgos delicados, ojos color miel. Figuras esbeltas.

Un día de esos Luz se acerca y me dice muy suelta de cuerpo

__¡Lo vi desnudo!!

__¿Qué, a quién??

__¡Peter!¿Te suena?__ se reía ella como loca.

__¿Te volviste loca?

__¡No, no sabes la pija que tiene!!

__¡Luz!

__¿Y sabes algo mas?

__¡Qué mas?__ pregunté indignada por las cosas que hacía mi hermana.

__¡Creo que sabía!

__¿Qué sabía?

__¡Que lo estaba espiando!__ la mire y no dije nada. Quede estupefacta.

__¡No puede ser!

__¡Bueno, pensa lo que quieras, el sabía, por eso casi que se masturba, mientras yo me babeaba con su pedazo!!

__¡Ay hermanita te has vuelto completamente loca!__ concluí aquella conversación, pero fuego salía de mi cuerpo. La morbosidad de Luz quedó dando vueltas en mi interior. Cada vez que veía al abuelo Peter, lo veía desnudo y con una larga vara colgándole entre las piernas.

Pasaron los días. Tomábamos unos mates con el abuelo en la cocina y apareció Luz con una tanguita de infarto. Un hilo metido en su culazo hermoso. No pude evitar ver que el abuelo, de reojo, observó a Luz semi desnuda. Un hilo de baba le corrió por la comisura de los labios, metafóricamente. Su mirada se transformó. Mi propio sexo dio un salto y pensé que tal vez no era tan inmune a la belleza de una joven calentona como era mi hermana y yo misma, aunque menos atrevida.

__¿De qué hablaban?__ preguntó Luz sentándose frente al abuelo con las piernas abiertas

__¡De la mala educación!__ dije un poco secamente

__¿Así?¡Y quién sería la mal educada hermanita, yo?__  acotó ella sonriente

__¡Chicas!__ dijo el abuelo

__¿No te gusta lo que ves abuelito?__ preguntó Luz en el colmo de la desvergüenza

__¡Bueno…este…yo!!__ balbuceó el hombre

__¿Y? ¿Soy una maleducada que te gusta abuelito?__ atacó Luz mostrando su musculosa donde casi se le escapaban los pechos.

__¡Luzz!!__ casi grité enrojecida. Estábamos solos en la casa, mamá había salido a hacer un trámite en municipalidad, así es que demoraría un tiempo.

__¡Eres una chica muy linda!__ noté que el abuelo se ponía rojo, no sé si de vergüenza o de calentura, porque los senos de Luz casi le tocaban la cara. El perfume que manaba la puta de mi hermana arrebolaba todo.

Creo que los sentidos del abuelo se desordenaban, tal vez como los míos.

El aire sexual iba creciendo. Luz tomo de la mano al abuelo.

__¡Vamos!__ dijo y el hombre se levantó de la silla como hipnotizado. Noté que su poronga se había alzado y chocaba con el pantalón corto que tenía puesto.

Luz lo empujó suavemente a la cama y se le subió arriba. Restregando su cuerpo contra el. Rozó sus labios con la lengua y se notaba que estaba muy alzado y duro, muy caliente, tanto o mas que yo.

__¿Vas a mirar mucho mas hermanita?__ preguntó ella girando su cara en tanto apoyaba sus tetas en la cara del abuelo que respiraba agitado y ardiente.

__¡Eres tan caliente Luz, ohh, me has hecho calentar!__ decía el abuelo Peter, que  agarraba las nalgas frescas de Luz. Las estrujaba y yo estaba como una tonta sin poder creer lo que veía. Absorta y a la vez cada vez más caliente.

__¡Ohh abuelito noto que estas muy caliente, tu cosa está muy dura!!!

__¡No soy de madera…ahhh!!!

__¡Vamos Rocío no te quedes allí, ayúdame a desvestirlo, vamos si se te cae la baba!!!__ como sin razón me acerqué a ellos, tomé los pantaloncitos cortos de Peter y con un poco de fuerza volaron, haciendo que su tremendo garrote saltara libre y elástico y muy duro. Unas bolas gordas, casi sin pelos asomaron grandiosas, mi boca tragaba saliva, termine de ponerme muy cachonda, deseando tener dentro de mi aquella hermosa pijota.

__¡Ves que dura esta, es enorme!!__ dijo Luz atrapándola con una mano y masajeándola rápida y furiosa con muchas ganas. Los gemidos del abuelo se alzaron estrepitosamente en el cuarto. Me acerqué y poniéndome de rodillas pase la lengua por aquella hermosa espada.

Peter se tensó y dio un bramido de placer.

__¡Ahh ves putita como te gusta, eh!!__ exclamo la guarra de Luz, mi hermana. Mientras mi boca ya se apoderaba del hermoso pedazo de carne del abuelo que gemía brutalmente, en tanto Luz lo besaba metiendo su lengua muy profundo.

El hombre se agarraba casi clavando las uñas al ojete divino de Luz. Yo bañaba el garrote del abuelo que se retorcía de placer.

__¡Me van a matar, ahhh, ustedes están locas, ohhhh, Siiii!!!__ casi gritaba Peter, ahogándose con los besos que le propinaba mi hermana, tragando y chupando su lengua. Ella sacó la remera del hombre. Acarició las tetillas que tenían largos pelos grises. se pusieron duras de inmediato.

Las bolas del abuelo sabían bien, estaban perfumadas y eso mezclado con mi baba le daba un gusto especial a aquel macho que estaba enloqueciendo con nuestras bocas. Deglutía las pelotas del abuelo, las llenaba de saliva. Estaban gordas y llenas. Fui quitándome la ropa hasta quedar desnuda por completo.

Luz, mi hermana, se corrió de donde estaba y corriéndose un poco el hilo que llevaba de tanga, se metió de un golpe el chorizo de Peter que dio un grito resonante.

__¡Oh esta pijota es maravillosa abuelito, ohh, la he tragado toda, es un encanto, ahh, ahhh!!!

__¡Sí preciosa, si húndela en tu concha mojada!!¡Sigue, sigue!!__ la vara rocosa del abuelo penetró hasta el fondo en la cuevita de Luz. Yo quedé saboreando las bolas muy duras, les pasaba la lengua y observaba de cerca como entraba la poronga en la conchita linda de mi hermana que gemía mas puta que de costumbre.

__¡Os si si abuelo dame tu garrote, ohh si me encanta, eres un semental!!

__¡Oh pequeña, cabalga, cabalga, eres una salvaje!!!__ mientras el abuelo cogía a Luz, observe su ojete abierto, limpio, así que levanté un poco mis labios y hundí mi boca en aquellas hermosas nalgas.

Mi lengua acarició el anillo provocando los gemidos y soplidos de mi hermana que se retorcía como un reptil gozando y echando fuego por sus genitales.

__¡Siiii Rocío, así, sabía que eres una zorrita, puta, ay, ay me haces abrir el culito!!!__ gritaba la loca de mi hermana en tanto el abuelo seguía serruchando su conchita chorreando flujos y líquidos.

Mi lengua recibía gotones de aquella mezcla de sabores. Me regocijaba en tanto me tocaba mi duro clítoris echando fuego por los poros. De allí sacaba los deditos y me los clavaba en lo más hondo de mi culito. Tenía orgasmos cada dos minutos, sin dejar de chupar las bolas del abuelo y el culo de Luz que se abría para dejar paso al enorme pistón del hombre que la atravesaba.

__¡Despacio abuelo, despacio, tu verga es muy grande!!

__¡Quiero cogerte por todos lados!!!¡Me harte de mirarlas y babearme, hoy las voy a clavar a las dos!!

__¡Oh sí abuelito sucio somos tus perritas, danos verga!!!

__¡No se olviden de mi!!__ dije yo suplicante.

__¡Oh no querida Rocío para ti también hay, lo que sucede es que el ojete de tu hermana es tan bonito, tan apretadito, ya te daré a ti también…!!!__ decía el abuelo Peter gimiendo en tanto Luz saltaba sobre la poronga del hombre.

Me puse en pie. Acerqué mis labios a la boca de Luz y tragué su lengua echa un fuego. Ella además alcanzó a meter dos dedos en mi cuevita que chorreaba agua y empezó a penetrarme con velocidad y ardida de deseos. Acariciaba y frotaba mi botoncito duro y exultante, era una ola de orgasmos interminables, parecía que caería de locura. Estallaba en mil pedazos. Las caricias de Luz  invadían mi conchita que manaba sin cesar jugos y líquidos, estallando en gemidos y grititos.

El abuelo, en tanto, con su enorme y rígido pistón seguía enculando a Luz, en un ir y venir interminable. La sacudía, la hacía retorcer de gusto, teniendo aquella inflamada espada clavada en su anillo.

Despegué un momento la boca de la de mi hermana. Pasé un instante mi lengua por sus labios y mis manos se llenaban con los globos duros, y llegué con mi boca a sus duros pezones. Erizada por completo, ella gemía y me pedía que siguiera con aquellas chupadas. marcaba con los dientes y los enrojecía, sus senos er plenos, me gustaban sobremanera. Los succionaba con infinito placer. Acariciaba sus espaldas.

__¡Ohh hermanita, así, sigue, chúpame las tetas, te gustan tanto!!!__ gemía ella, mientras sus dedos seguían en mi interior, llenándose de líquidos.

__¡Ohhh Luz ya no aguanto, dejame ocupar tu lugar, necesito el garrote de el abuelo!!

__¡Ahhh hermanita eres tan puta, tan diabólica hermosamente putita, me encanta, que seas una zorrita rogando por un pedazo de poronga!!!__ ella sacó la poronga de su culito y por un momento la vara quedo saltando de un lado a otro.

Enseguida de un salto la clavé hasta el fondo en mi humeante cuevita. Abierta. Mojada. Dilatada. Un grito ahogado retumbó en el cuarto. Un largo suspiro de muerte y lujuria. Los dedos de la perversa Luz en un momento se hundieron sin piedad en mi culito. Allí entraron y exploraron. Haciendo que yo explotará una y otra vez. La poronga del abuelo se inflama un  poco más, la siento latir, se acomoda perfecta en mi interior. Gozó como una perra en llamas. No aguantó tanta calentura.

__¡Ahhh Rocío eres un diablo, como te gusta la poronga, eres un perrita, mi nieta bella!!!

__¡Ay, ay Peter sigue cogiéndome, hazlo, ahhh, si, si me encanta tu garrote!!!

__¡Te dije abuelito que era muy puta, muy hermosa, pero tan putita, me encantas perrita, dame tu boca!!!__ Luz metió su lengua hasta el fondo de mi garganta, mientras sentía como el abuelo Peter largaba chorros interminables de espesa leche en mi interior, agarrando y estrujando mis pechos, hasta hacerme doler, otros orgasmos arreciaron entre nosotras, las hermanas. Cuando el hombre termino de llenarme, quedé un momento apoyada en su ancho pecho. Sentía como caían las pesadas gotas de semen. La boca del abuelo se apoderó de la mía, sentía latir dentro su serpiente alicaída. La lengua del abuelo chocó contra mi lengua y nos besamos un rato. Luz seguía hundiendo sus deditos en mi cola, cada vez mas abierta. Luego fue con su lengua y me atacó. Lamiendo. Chupando. Rascando mi anillo que se dilataba, para que entraran objetos mas grandes, preparándolo para terrenos mas gozosos.

Caímos de costado, el abuelo en medio, con su chota babeante a un lado, estirada y hermosa, aún después de su flacidez. Nosotras acurrucadas sobre ese pecho con algunos pelos grises. Luz lamía de vez en cuando las tetillas del macho que se endurecían esplendorosas. Jadeaba el abuelo. Mis manos acariciaban los muslos fuertes. Los tres nos tocábamos con caricias sutiles.

__¡Chicas ustedes van a matarme!!__ reía el abuelo

__¡No queremos matarte Peter, queremos vaciarte!!__ explicaba con sorna Luz

__¡Eres tremenda!!__ dije socarronamente

__¡Ay hermanita, la verdad no imagine que fueras tan trola!!

__¡Sorpresa!__ dije divertida

__¡Chicas, chicas, calma, me gustan que estén juntas, compartiendo, no peleen!!

__¡No peleamos abuelo!!__ dice Luz y dejando las tetillas del abuelo pasando por sobre el, viene y chupa un momento mis tetas reposadas, a la que enseguida, le saltan los botones, irguiéndose, al mínimo tacto. Mi piel se eriza en un momento completamente sexual.

Yo apretujo la pijota del hombre, la muevo, la sacudo, mientras mi hermana chupa mis tetas, las muerde, juega con ellas. Se empieza a calentar otra vez el clima. Siento un leve movimiento en la poronga de Peter, un cosquilleo entre mis piernas, se viene otro orgasmo lo presiento, mi mano libre se encarga de frotar suave, el botoncito sensible de Luz que lloriquea muy caliente. Se retuerce mamando con mas fuerza mis pechos, se llena la boca, succionando como un glotón bebe. Luz se mueve, se va retorciendo y reptando hasta quedar a horcajadas en la cara de Peter. Se sienta sobre ella y el hombre hunde su molusco rugoso en la cuevita mojada.

Yo acarició con mi lengua el vientre del abuelo. Bajo hasta su ombligo, lo toco, lo chupo, lo salivo. La lengua del abuelo se clava y se mueve como un pez dentro de la conchita salada y mojada de Luz que tiene un orgasmo tras otro, incansable, inagotable, en tanto la vara del abuelo se tensando lentamente, la acarició con mi lengua y con uno de los dedos juego en sus pelotas, las toco, voy haciendo figuras imaginarias, dibujos, el gime, se va poniendo duro, erecto, alzado, granítico, aún no lo rozo con mi lengua, antes pasaré la lengua por la base, regando con mi baba, los suspiros del hombre me denotan que está gozando como un animal.

De pronto la perversidad enciende una luz en mi interior. Con mis dedos entonces busco el agujero del abuelo, pasó por allí como al descuido, notó que su estaca alcanza un punto máximo.

Entonces recojo mi cuerpo un poco más y me zambullo entre sus nalgas. Busco y encuentro al alcance de mi lengua aquel anillo, lo mojo, el abuelo se retuerce y da un largo soplido de placer. Aprovecho porque su anillo se abre, mi lengua invade por completo el lugar, lo salivo a fondo, mi mano entonces se prende, se aferra al pedazo de carne que está como mármol, lo masajeo, voy y vengo con la mano llena de verga. Los gemidos del abuelo se hacen cada vez mas ensordecedores y el chupa  más frenéticamente la vulva aguada de mi hermana que da saltos frotándose los senos y masajeando sus pezones gordos y duros.

El culo del abuelo está abierto. Subo despacio con mi boca y glotona me trago sus pelotas duras. Mis dedos se hunden en el ojete del hombre. Con la otra mano me prendo al mástil rocoso. Mi boca se lo come, lo traga. El abuelo se queja, balbucea algunas palabras, me como aquella espada, l baño con mi saliva,  se que se vendrá en unos momentos y quiero tragar su leche. Apuro el masaje, sin dejar de hundir mis dedos en su culito. El macho se mueve, se retuerce y se deja ir en chorros salobres y pegajosos. Lanzando gritos y gruñidos, yo no saco mi boca y trago. No dejo nada.  Limpio el sable endemoniada. Luz se corre del lugar y busca mi boca para que le pase un poco el néctar que aún no he tragado. Le hago chupar los dedos con el sabor del ojete del macho. Sonreímos. El abuelo resopla con su vara otra vez semi caída. Nos besamos y volvemos a quedar tirados uno al lado del otro.-