EL ABUELO MATERNO Capitulo 13

Sonia sigue castigada desde la última travesura, pero esta feliz por la visita de tres de sus mejores amigas, quedandose los dias de vacaciones en casa de sus tíos con Sonia, Susana, y Maria, pero sucede un imprevisto al llegar al aeropuerto RELATO DE SPANKING

EL ABUELO MATERNO Cap. 13

Los días habían transcurrido con relativa tranquilidad en la casa de los Adams, aun Sonia seguía castigada tras su última travesura, habían quedado atrás los días de tener serias dificultades al caminar o para sentarse, así como pasar durante todos los días por la vergüenza de ser revisada su ropa íntima, tía Ingrid se lo tenía bien advertido a su hija Susana y a su nieta María, también Sonia estaba en preaviso de ser severamente castigadas en caso de sorprenderlas masturbándose, y así se lo había hecho saber… “…Chicas! Encuentro natural que tengáis ciertas necesidades, pero pobres de vosotras si os encuentro haciéndolo ante mi…” Eso en el caso de no estar castigadas, o de levantarles el castigo. En caso contrario se encontrarían con ser controladas llamándolas e enviando a sus habitaciones para revisar el fondillo de sus braguitas, algo que avergonzaba a cualquiera de las tres chicas.

Sonia como aun perduraba su castigo, llevaba todos esos días su pañal puesto, sobre el cual llevaba unas bragas por encima, para que no lo perdiera por la casa en caso de soltarse el adhesivo. Sus tíos Williams e Ingrid seguían enfadados con ella, y no le levantaban el castigo de dejar de ponerle un pañal, pues pobre de ella como se atreviera a soltárselo, algo fácil de averiguar, pues el adhesivo que lo sujetaba era de un solo uso una vez pegado y fijado, de soltarse luego ya no era posible pegar de nuevo. Se había comportado como una niña, y no estaban dispuestos a que se repitiera algo similar, así como hacerles pasar por esa vergüenza, o como sus tíos llamaron una indecencia, por una falta imperdonable en toda una mujer de treinta y dos años, ser descubierta en su habitación destapada y con las braguitas bajadas tocándose, eso era algo que podían comprender, aunque no lo aceptaban y significaba una azotaina bien dada. Pero Sonia había cometido una falta imperdonable, había sido sorprendida, no solamente masturbándose. Había sido sorprendida en cuclillas, con las rodillas separadas dándose placer en el rellano del piso de arriba espiando lo que acontecía en el piso de abajo, escondida para no ser vista en el mismo borde de las escaleras que conducían al salón, mientras abajo estaba siendo castigada María con una severa azotaina, para agravar más, en el suelo habían varias gotas de fluidos vaginales, con lo cual no había posible error.

Si hubiera sido Susana la que fuese castigada, habrían tenido algo de benevolencia con Sonia, al fin y al cabo, tanto Susana y Sonia eran mujeres maduras y primas entre comillas. Pero espiar a María!!! Para sus tíos aún era una chiquilla, es más, desde que su hija les llamase pidiéndoles permiso para poder volver con su hija a casa a vivir con ellos, una nieta que sabía que tenían, pero que nunca la habían llegado a conocer. Al tenerla en casa, la pequeña había sabido hacerse con su cariño, a pesar de las severas azotainas que pudiera recibir. La habían criado ellos desde que tenía catorce años, era como su propia hija, su niña! Sorprender a Sonia haciendo lo que hacía… para ellos fue un disgusto inenarrable de muy serias consecuencias para la culpable. Y así estaba resultando ser para Sonia…

Cuando tía Ingrid la requería para controlarla revisando el fondillo de su pañal o revisarla íntimamente por si hubiera humedad, así como no ir correctamente depilada del pubis, Sonia debía subir a su habitación, pasando por la terrible vergüenza de tener que esperar a que su tía Ingrid subiera a su habitación a revisar su pañal, para comprobar si se había vuelto a masturbar dejando marca de humedad en el pañal. Por lo que Sonia, al entrar su tía debía echarse sobre la cama boca arriba con la falda levantada, eso cuando no le hacía quitársela para ser revisada, pero como en los últimos días al revisarla hallándola seca, la había digamos, levantado un poco el nivel de castigo, y no le ordenaba sacársela, mientras llevaba el culo con las marcas de morados el resultado era distinto, mojaba el pañal de fluidos a menudo sin necesidad de tocarse, solamente por llevar el culo dolorido ya se mojaba de la excitación de esa sensación y molestias en el culo, lo que le costaba una nueva azotaina teniendo que colocarse ella misma sobre las rodillas de su tía, una vez que le había calentado el culo a base de bien, con una buena azotaina con la mano sobre su trasero desnudo, dejándoselo colorado como un tomate maduro y Sonia llorando desconsolada al tener el culo ardiéndole como ascuas encendidas a fuego lento, pues la azotaina solía prolongarse durante varios minutos.

Sonia es una mujer de treinta y dos años, siendo además una spankee declarada abiertamente, por lo tanto, al recibir una azotaina con la mano la disfrutaba sobre manera , y su tía lo sabía, para hacerla llorar su tía Ingrid debía emplearse a fondo, aunque en realidad cuando tenía prisa por continuar con sus labores hogareñas, como buena spanker sabia como hacerla llorar en pocos minutos, centrándose en darle la azotaina en la base del culo e inicio de sus muslos, la zona más sensible, nada más había que ver a Sonia como se removía o pataleaba arqueando sus piernas o abriéndolas en cualquier dirección, en esa situación dejaba su sexo bien expuesto a las miradas, pues a veces sus primas subían con su madre o abuela, con la consecuente vergüenza de poder pararse a pensar en ello si pudiera, pero la preocupaba más, el intenso ardor de su culo al rojo vivo, mientras permanecía echada sobre sus rodillas cuando la azotaina se centraba en dicha zona, luego una vez ya tenía el culo bien caliente y la dejaba bien servida, la permitía levantarse de sus rodillas y volver a tumbarse sobre la cama para ponerle un pañal limpio.

Las revisiones podían dar lugar a cualquier hora del día, con lo cual durante aquellos días, recibía más de una azotaina sobre las rodillas de tía Ingrid.

El tiempo, así como los días habían ido pasando, dejando de ser revisada la intimidad de Sonia, pero al menos una vez al día o dos veces lo era minuciosamente, aunque últimamente se reducía solamente ser revisada por la mañana al cambiar el pañal de la noche, o al acostarse que se lo cambiaban para dormir, o en cualquier momento durante el día, que fuera necesario cambiárselo por haberse hecho pis, ya que solamente podía usar el baño para aguas mayores, en cualquiera de ambos casos Sonia pasaba mucha vergüenza, y más si por estar ocupada tía Ingrid era su tío quien se encargaba de cambiárselo. Ya casi estaba olvidada por sus tíos, por el buen comportamiento de los últimos días y que las niñas se habían aplicado en sus tareas del hogar, así como la pequeña María en aplicarse a sus estudios, al igual que Sonia aprovechaba estudiando para obtener otro Master de ciencias y no perder el tiempo que debía permanecer expulsada de la universidad, aunque Sonia prefería decir que se había tomado un año sabático. Bueno llamar niñas a una adolescente de casi diecinueve años, una mujer de treinta y dos años y otra de mujer de treinta y cuatro años, era tanto como decir, o dar una información errónea no bien interpretada. Aunque Sonia llevaba castigada más de quince días después de su última metedura de pata, su trasero ya se había recuperado por completo, apenas le quedaban alguna que otra ligera marca, pero en esos quince días se había portado de manera casi, muy correcta.

Además esos últimos días estaba muy alegre, por una gran noticia ella, había recibido noticias de sus amigas causándole una gran alegría, así que llevaba unos días muy feliz, había recibido carta de tres de sus mejores amigas de la universidad, llevaban meses sin verse desde que Sonia se viera obligada por las circunstancias, a dejar la universidad y las amigas estaban planeando hacerle una visita en los próximos días.

Estaban Laura profesora de Física, y Megan profesora de Historia ambas de treinta y un años, luego estaba Carolina la más empollona de las cuatro, que tenía treinta años siendo la más joven y ejercía como profesora de idiomas, había estudiado varias lenguas, acabando siendo profesora de Ruso, Japonés y español. Aunque en la universidad daba clases de alemán y francés, de las cuales también había estudiado, por ser idiomas de sus padres, el Alemán lo estudio por ser la lengua paterna y Francés materna, aunque se había criado con sus abuelos en Lewiston en los años de universidad, dado que sus padres trabajaban en la embajada, siempre estaban de viaje, por ello Carolina tenia facilidad para los idiomas, al asistir a escuelas de niña en varios países. En horas libres daba clase además de educación física en un gimnasio local. Las tres eran más jóvenes que Sonia, e igual que ella eran profesoras en la misma universidad. Estaban planeando viajar en semana santa y quedarse hospedada en la casa de los Adams, como íntimas amigas de Sonia, pues se conocieron en la universidad aunque Sonia iba un par de años por delante. Conocían de primera mano cómo era Sonia, así como todos sus más oscuros e íntimos secretos, al igual que Sonia, conocía los más íntimos de ellas, ya que habían estado siempre muy unidas, saliendo de copas y de discotecas.

Además Laura y Carolina compartían una fantasía en común con Sonia. De hecho Sonia había hablado con ellas de sus planes, compartiendo con ellas la idea de hacer aquella diablura, pero aunque tenían el mismo sentimiento spankee, ellas no se atrevieron a llevarlo a cabo, Sonia llevaba ya un tiempo como Profesora y en cambio ellas apenas llevaban un año Laura y dos años Carolina en la universidad, para ellas habría supuesto el despido automáticamente, pues no creían que Sonia fuera a lograr sus propósitos, pues los tiempos habían cambiado bastante y los castigos disciplinarios ya no estaban a la luz del día. Pero las circunstancias se dieron afortunadamente para Sonia, como ella esperaba. Que de haber sido cuatro las profesoras junto a dos alumnas, habría resultado complicado de explicar además hubiera sido sumamente difícil de un feliz desenlace, o no hubiera sido tan afortunada Sonia, eso es algo que no nunca iban a averiguar, pues Laura, Megan y Carolina se negaron por temor a que no les saliera bien. Lo que ninguna podía sospechar, es que Sonia fuera enviada a casa de sus tíos, de haberlo sabido Laura y Carolina se habrían aliado con Sonia. Las dos envidiaban la suerte que había tenido Sonia, aunque ella las tenía informadas de todos los hechos acaecidos desde que vivía con ellos, y les comentaba la dura e estricta disciplina que recibía. Así que entre las cuatro habían urdido un plan para que Laura y Carolina, se pudieran unir a Sonia en liza para ser disciplinadas por sus tíos. Megan era la nota discordante, ella no era spankee, y no tenía la más mínima intención de pasar por ello, así que idearon un plan para que Megan no se viera en problemas, y solamente Laura, así como Carolina ellas sí, estuvieran bajo la disciplina férrea de sus tíos. Por ello Megan con muchas dudas dejo que la convencieran sus amigas, convencida de que ella no tendría problemas y que Laura, Carolina y Sonia velarían por no implicarla. Algo que estaría por ver, si Williams Adams e Ingrid Adams pensarían lo mismo de conocer la naturaleza de ese pacto.

Laura, Carolina, Sonia y Megan eran conocidas por el profesorado como cuatro balas perdidas, por las diabluras que compartían cuando estaban las cuatro juntas, siempre daban la nota discordante estuvieran donde estuvieran. La única de ellas que parecía más centrada era Megan, pero aun así, no se había librado de verse en situaciones comprometidas, sobre todo cuando sus padres se enteraban de sus diabluras. Estos no eran como los tíos de Sonia, pero no se quedaban demasiado atrás en cuestión de disciplina. Siendo Megan castigada por las diabluras con sus amigas, aunque no llegaba el agua al rio. Solía ser castigada con castigos psicológicos, como prohibirle el salir de fiesta o encerrada en su habitación estudiando. Aunque en su infancia si había habido castigos físicos, quizás por esa razón o quien sabe porque, a ella no le apetecía meterse en problemas y mucho menos el ser castigada con una azotaina.

Durante días habían mantenido contacto con Sonia por WhatsApp, una vez que el buen comportamiento de Sonia, sus tíos la habían autorizado a poder utilizar su móvil, durante unas horas al día, dos horas por la mañana y dos por la tarde antes de cenar.

Llego el día de ir a recogerlas al aeropuerto, iban en el vehículo su tío y ella. Sonia había conseguido convencer a su tía para llevar un vestido más largo, pues no se imaginaba tener que ir al aeropuerto con una falda corta y enseñando las bragas que llevaba puestas por encima del pañal, y que todo el mundo le pudiera ver el bulto que le hacía en su trasero, algo que después de mucho rogar consiguió que accediera a ello, eso sí, la hizo enfadar de tal manera que su paciencia se vio colmada, hasta… “el punto de colmar la gota que faltaba para derramarse el vaso”…, y cuando llego el tema del pañal, pues Sonia no deseaba ir a recoger a sus amigas con un pañal puesto, sabia como eran ellas, seguro que harían lo que fuera para vérselo puesto. Pero su tía no accedió a ello, por lo tanto tuvo que dejarse el pañal puesto, pues a pesar que habían pasado más de quince días, seguía estando castigada a tener que llevarlo puesto las veinticuatro horas del día. Bastante difícil fue para Sonia lograr que le pusiera un pañal seco y limpio, pues para aguas menores le estaba prohibido utilizar el servicio, y ya estando vestida preparada para salir hacia el aeropuerto, mojo su pañal, posiblemente de los nervios, lo que casi le cuesta una buena azotaina con la zapatilla. Pues se lo había cambiado hacía apenas una hora al levantarse, consiguió que se librarse en ese momento de recibir una azotaina, por no tener tiempo para llegar al aeropuerto, su tía se despidió de ella amenazante al tener su zapatilla en la mano y cojeando ligeramente al ir descalza del pie derecho, no sin librarse de la amenaza de ser castigada apenas llegase de recoger a sus amigas. Sonia pensó para sí misma, que vaya forma de recibir a sus amigas el primer día, siendo castigada con una buena azotaina con la zapatilla apenas llegaran a casa, pues su tía no amenazaba en balde.

Durante el trayecto al aeropuerto, Sonia iba amargamente feliz, contenta por volver a verse con sus amigas, así como preocupada con el castigo que la esperaba nada más volver a casa. La angustia se reflejaba en su rostro, tenía suerte que su tío Williams no solía revisarla o revisar si su pañal estaba seco o mojado de pis. Aunque si lo había realizado él, cuándo su tía Íngrid estaba ocupada con sus primas. Pues de hacerlo, seguro que recibiría una azotaina, en ese instante Sonia con la pesadumbre de ser castigada, así como el llevar esa angustia, iba muy excitada pudiendo notar su sexo húmedo y notar la humedad el fondillo de su pañal, llevaba ya muchos días sin ser castigada, y deseaba verse con Laura así como con Carolina para idear su maléfico plan.

Ya en el aeropuerto, Sonia miraba hacia todas partes intentando localizar a sus amigas, en los paneles de información se citaba su vuelo y que ya estaba su avión en tierra, solamente estaba pendiente de mirar hacia la puerta de llegada. Al ver aparecer a sus amigas, abandono a su tío dejándolo solo en la salida de equipajes y saltando de alegría dirigiéndose a la salida de llegada, corrió a saludarlas abrazándose a ellas y dándose besos en las mejillas mientras bailoteaban dando saltos de la alegría, comportándose como unas adolescentes de dieciséis años que llevasen años sin verse. Algo que disgusto a su tío que se comportara de aquella manera dejándolo solo, sin haberle pedido permiso, pero se le paso rápido el disgusto, al ver la alegría que tenía su sobrina.

Mientras cuchicheaban entre ellas, no parando de hablar, el Sr. Adams, viendo que había unas maletas que nadie recogía en la cinta transportadora de equipajes y parecían abandonadas, con claro riesgo de ser llevadas a objetos perdidos, pues ya habían desembarcado todos los pasajeros y no quedaba ninguna maleta más, solamente tres maletas, que dedujo seria su equipaje, por lo que se pasó a recogerlo antes de que fuera demasiado tarde, por fortuna había un carro abandonado allá mismo, utilizándolo para llevarlas mientras las chicas seguían despreocupadas por recoger sus maletas, pues cada una de ellas llevaba una maleta. Otra de las cosas que no le gusto al Sr. Adams, es que las amigas se desentendieran de las maletas, como si él fuera un mozo de porta-equipajes, eso le disgusto bastante, pero al ir a reunirse con las chicas las vio tan alegres y que continuaban saltando y abrazándose, que no quiso sermonearlas nada más llegar. Pero al ver a su querida sobrina tan feliz y radiante de felicidad por ver a sus viejas amigas, se le paso el enfado.

(Sonia) -. Tío, Tío… te presento a mis amigas Laura, Megan y Carolina… tranquilo hablan perfectamente el español.

Como un torbellino aparecieron las cuatro, abrazándose a él y saludando con un beso al tío de Sonia, todas muy alegres, así como muy felices de ver a su vieja amiga Sonia, alegría que se le contagio a su tío. Mientras continuaban hablando entre risas y bromeando. Una vez en el exterior anduvieron unos cientos de metros hasta el parking. Al llegar a él…

(Sr. Adams) -. Bien chicas! A que hotel os debo dejar, ya habéis tenéis hotel?

La más lanzada de ellas hablo por las tres, interrumpiendo a Megan…

(Carolina) -. Pensábamos estar con Sonia para poder estar más tiempo juntas. Si a usted y a su esposa no les es ningún inconveniente o molestia claro…

Carolina como Megan y Laura eran solteras las tres, al igual que Sonia. Aunque todas tenían más o menos pareja, Carolina una mujer de treinta y un años, guapa con un cuerpo bastante en forma, además teniendo una amiga como Megan profesora de educación física en un gimnasio, al cual solían acudir las tres chicas estaban de muy buen ver. El Sr. Adams como buen spanker, aun siendo las amigas de su sobrina, les había echado una ojeada a las tres como buen fisionomista que puede ser un spanker. Sobre todo echándoles una buena ojeada a sus revoltosos traseros cuando se abrazaban las chicas. La verdad que allá mismo las hubiera colocado sobre sus rodillas y les habría dado una azotaina por abandonar sus maletas. Carolina con un prieto así como robusto e erguido trasero, resaltado por su pantalón tejano con cintura alta el cual hacia levantar sus encantadoras redondeces de sus nalgas, por encima del ombligo, en cambio Laura y Megan tenían un trasero pequeñín pero respingón en las dos chicas, llevando unos pantalones tejanos muy ajustados pero al contrario de Carolina, ellas lo llevaban de cintura baja, apenas les cubría el culo y en la delantera la cintura caída, pues las dos llevaban un top mostrando el ombligo al aire, y las cintura del pantalón les quedaba muy por debajo del ombligo, ósea que el pantalón cubría lo justo y necesario del decoro.

(Sr. Adams) -. Tu eres…? Carolina verdad? Mi esposa y yo, estaremos encantados de teneros en nuestra casa. Pero creo que mi sobrina ya os ha hablado de las normas en casa son muy estrictas, y que de quedaros en nuestra casa, vais a estar bajo esas normas, en ellas consta vestir de manera adecuada, si mi esposa estuviera aquí en este momento estaría escandalizada por vuestra forma de vestir, aunque las tres estáis muy guapas, si decidís, venir a casa, mi esposa os preparara en vuestras habitaciones la ropa que deberéis llevar en casa, podréis salir con vuestra ropa por supuesto para ir de paseo, siempre que no haya algún problema y no se os permita salir, y si nos desobedecéis aunque seáis señoras, a nosotros no nos va a importar eso, y la que se porte mal, se ira a la cama a dormir ese día con el culo bien caliente…!!! Me he explicado con claridad…

(Megan) -. Sonia ya nos ha informado a ese respecto, y bueno… yo no estoy de acuerdo, pero no puedo irme sola a un hotel y Carolina, así como Laura prefieren que nos quedemos en su casa. .- Megan sabía muy bien por qué Carolina y Laura deseaban quedarse en la casa de los tíos de Sonia, pues tenían pensado meterse en problemas para ser castigadas, en cambio a ella esa idea no le gustaba nada, de nada. -. Pero somos amigas, y todas tenemos ganas de estar el máximo tiempo posible con Sonia. Espero que no causemos ningún problema, y que no causemos ningún problema, ya no somos criaturas y sabemos comportarnos como adultas…

El Sr. Adams dirigió su mirada a Megan y casi la fulmina recordando lo que podría haber sucedido si no recoge el sus maletas, luego miro a Laura que aún no había hablado…

(Laura) -. Bueno… todas somos mujeres maduras Williams, así se llama usted verdad?

El Sr. Adams no estaba acostumbrado a ser tuteado y mucho menos que se dirigieran a él con esa familiaridad, intento no mostrar la ira que en esos momentos sentía hacia la pequeña Laura, pues era la más bajita de las tres, apenas el metro sesenta y cinco, Megan y Carolina estarían en el metro setenta y cinco centímetros.

(Sr. Adams) -. Allá vosotras!!! Luego no me vengáis que no se os ha avisado, de estar en vuestro lugar, escogería un buen hotel. Pero allá vosotras mismas… vamos subid al coche y más os vale empezar a comportaros de manera correcta, y no me hagáis tener que parar el coche, porque no respondo de lo que pueda ocurrir…

Durante la hora y media de viaje, el señor Adams tuvo que llamarles la atención unas tres veces, porque se movían dentro del vehículo como si estuvieran en un parque, por no decir que ninguna se abrocho el cinturón excepto su sobrina que iba en el asiento delantero. Pero no detuvo el vehículo en todo el trayecto, aunque su semblante se le podía ver claramente su enfado.

Al llegar a la casa salieron a recibirlas Susana, María y la tía Íngrid… Al bajar del vehículo hubo las pertinentes presentaciones, besos y abrazos con risas, así como buen humor. Así como una amena conversación sobre cómo había ido el viaje. Las tres mujeres vestían con pantalones tejanos ajustados, marcando bien sus traseros en ellos, las tres eran muy atractivas con un buen físico. Aunque al llegar no pasaron desapercibidas sobre todo por Susana y María que envidiaban las ropas con que vestían, a ellas hacia mucho que no se les permitía vestir como hubieran deseado. En cambio, tanto Laura, Megan y la más atrevida Carolina, se quedaron sorprendidas del conjunto que llevaban Susana y María, pues con ellos puestos no parecían tener la edad que Sonia les había contado de sus primas. Lo que más las sorprendió fue que sus faldas fueran tan cortas y que mostraran sus braguitas al más ligero movimiento, llevando las dos, unas bragas parecidas o iguales, pues no se habían fijado en ellas, o más bien no habían querido ser desagradables mirándolas con fijeza. Ensimismadas mirando a las primas de Sonia, apenas escucharon a la Sra. Adams…

(Sra. Adams) -. Bien chicas! Ya es hora que veáis vuestras habitaciones… Prestáis atención o queréis que me saque la zapatilla!!!

Reaccionaron como autómatas al escuchar las últimas palabras, esas en concreto fueron muy claras…dejaba claro que la paciencia no era su fuerte…

(Sra. Adams) -. Vamos chicas, seguidme. Vuestras maletas se encargara mi marido de subirlas luego, pues en esta casa no os serán de ninguna utilidad tenerlas, en vuestros bolsos seguro que lleváis lo que necesitáis, mientras os este permitido utilizar. .- Entraban en la casa subiendo las escaleras al piso superior donde estaban las habitaciones, según las subían le iba hablando a las cuatro, pues Sonia las acompañaba no muy sonriente, algo que sus tres amigas se percataron de inmediato. -. Sobre vuestras camas tenéis vuestra ropa para cambiaros, ya la tenéis preparada, no es necesario recordaros que mi marido os ha avisado anteriormente, aunque no os guste la ropa que vais a encontrar, tenéis que poneros todo lo que os he preparado, luego pasare a revisar que vais correctamente vestidas y pobre de la que no lo este, pues probara mi zapatilla antes de bajar a comer. No podréis salir sin ser supervisadas por mí, entendido?… Tu desvergonzada!!!-. Dirigiéndose a Sonia. .- Espérame en tu habitación que ahora voy a arreglarte a ti, tenemos algo pendiente, recuerdas?

Sonia, al pasar por delante de su habitación, entro en ella en silencio sin despedirse de sus amigas, mientras se sobaba el culo con una mano, mientras con la otra abría la puerta de su habitación. Las chicas fueron conducidas a sus respectivas habitaciones entrando en ellas cerrando sus puertas. Aunque les desagrado que con tanta rapidez ya tuvieran que adaptarse a las normas de la casa, no les sorprendió después de todo lo que les habia hablado Sonia de las normas. Algo que si las sorprendió fue un sonido que les llegaba a través de las paredes, unos ruidos que hacía años que no escuchaban, pero que eran inconfundibles para cualquiera de ellas tres. Pronto dedujeron que debía de estar la Sra. Adams castigando a alguna, posiblemente a su hija o nieta, pero las tres recordaron las palabras que había dirigido a su amiga Sonia. En esos momentos solo podían deducir que alguna estaba recibiendo una azotaina, pronto sus deducciones confirmaron que era Sonia la que estaba recibiendo una azotaina con la zapatilla, pues sus protestas, así como al escucharla llorar ya no tuvieron duda alguna de que le estaban calentando el culo a su amiga Sonia. Las tres comenzaban a arrepentirse de su decisión, pero ya no había marcha atrás, y rápidamente se desnudaron y se pusieron la ropa indicada. Mientras se vestían se estremecían al escuchar como lloraba su amiga Sonia, cualquiera de las tres deseaba que aquello parase, no podían soportar oír llorar a su buena amiga de aquella manera, y alguna de ellas podía haber pensado en que locura de casa, se habían metido.

Mientras tanto las tres chicas ya se estaban vistiendo, Megan se miraba en el espejo como había quedado transformada, parecía varios años más joven, se dio la vuelta, para su sorpresa pudo ver que su falda dejaba entrever sus braguitas, las aureolas de sus mejillas se tiñeron de color colorado al verse claramente avergonzada. Se levantó la falda y se ajustó bien sus braguitas, así como las perneras de las mismas dejaron a cubierto sus nalgas, viendo únicamente el inicio de sus mulos por las perneras de un clásico ribete de puntilla. Lo que más desagradaba eran los dibujos de sus bragas, había deducido que eran de algodón y más gruesas de tejido que las braguitas que solía utilizar ella habitualmente. Así como molesta por no estar acostumbrada a utilizar ropa interior con costuras, pero lo peor eran aquellos dibujitos horteras, de ramos pequeñines de flores de color rosa y las hojas de los tallos verdes. Recordándole que eran similares o iguales a las que había visto llevaban puestas a Susana y María.

Laura en su habitación colindante a la de Megan, se miraba en el espejo sonriendo e imaginándose viéndose así misma con el culo ya colorado, era tal su deseo, que ya notaba cierta humedad en el fondillo de sus braguitas. No hacía más que levantarse la falda por detrás, mirándose su pequeño y respingón trasero en el espejo. Escuchando de fondo como lloraba Sonia, Laura se tocaba el sexo por encima de la tela del fondillo de sus braguitas de algodón, algo que no habría hecho si conociera el riesgo que corría si se abría la puerta y entrase la Sra. Ingrid. Pues seguía escuchando como lloraba Sonia, pero ya no se escuchaban los azotes de la zapatilla.

Carolina en su correspondiente habitación, ya vestida hacía lo propio que hacia Laura, no paraba de mirarse al espejo o girar sobre si misma haciendo que el vuelo de la falda, dejara sus braguitas de algodón visibles desde su cinturilla a su entrepierna en el revuelo. El fondillo de las braguitas de Carolina también se denotaba ya cierta humedad en él.

Laura que se encontraba en la habitación teniendo la de Megan a su derecha y la de Carolina a su izquierda, pudo escuchar voces en la habitación de Megan. Al no escuchar el sonido de fondo de la azotaina que acababa de recibir Sonia, dedujo que alguien estaba en la habitación de su amiga Megan. Pensando que debía de ser la Sra. Ingrid que ya estaba revisando la ropa a Megan. Pero aún se sorprendió mucho más, cuando comenzó a escuchar unos fuertes y sonoros azotes, y casi de inmediato a Megan su amiga llorando, Laura se quedó perpleja al escuchar que Megan estaba recibiendo una azotaina, ello no podía ser cierto, Megan debía de quedar exenta de castigos, y en cambio estaba recibiendo una buena azotaina por los minutos que ya habían transcurrido y seguían escuchándose los azotes de la azotaina.

Carolina también al igual que Laura se había quedado sin palabras, desde su habitación podía escuchar como alguien que no era Sonia estaba llorando, el sonido de la azotaina era inconfundible, pero mucho más extrañada, se quedó al descubrir la voz, de la que estaba llorando era su amiga, Megan. Aquello la sorprendió en extremo, que podía haber pasado para que Megan estuviera siendo castigada, si algo tenía claro, es que ella no haría nada para ganarse una azotaina, entonces que era lo que sucedía? ella no debía recibir castigo alguno. Carolina seguía sin explicarse que había podido suceder, pero la azotaina estaba siendo larga, porque aún continuaban escuchándose más azotes y como Megan se desgañitaba llorando a todo llorar. Después de unos quince largos minutos de duración de la azotaina a Megan, Carolina dejo de escuchar más azotes respirando agitada, seguía pensando en que había podido ocurrir. Poco después se volvían a escuchar voces, ahora en la habitación de Laura. Prácticamente poco después se comenzó de nuevo a escuchar de fondo nuevos azotes, alguien estaba recibiendo una azotaina, el sonido procedía de la habitación contigua a la suya, o sea, que ahora debía de estar recibiendo Laura. De seguida salió de dudas, pues después varios azotes, se escuchaba a Laura llorar, la azotaina a su amiga también se prolongó durante varios minutos, a los cuales carolina se paseaba nerviosa por la habitación. Pues estaba claro que si había recibido una buena azotaina su amiga, Megan. Y ahora estaba recibiendo Laura, la siguiente iba a ser ella misma. Se acariciaba el culo por encima de sus braguitas de algodón, mientras se paseaba de un extremo a otro de la habitación, se encontraba muy angustiada escuchando llorar a su amiga Laura, y de fondo se escuchaba a Megan que continuaba llorando, aunque en su habitación ya no se escuchaban los sonidos característicos de estar recibiendo una azotaina. Minutos después que le parecieron eternos, pues ya tenía claro que ella iba a ser la siguiente, se dejó de escuchar sonidos de azotes, por lo que a Laura ya habían acabado de zurrarla en el culo, escucho como se cerraba la puerta y unos pasos pesados se acercaban a la suya, como alma que lleva al diablo, se sentó sobre la cama a esperar que iba a suceder ahora, aunque seguía escuchando llorar a sus amigas y ella preocupada se temía lo peor.

La puerta de su habitación se abrió… Carolina se vio aturdida al ver quien era la persona que entraba por la puerta, pues esperaba que entrara la tía de Sonia, la Sra. Adams. No podía imaginar que ocurriría para que el Sr. Williams entrara a su habitación… intento ser amable pero solo salió de su garganta al verle…

(Carolina) -. Hola… Sr. Adams…

(Sr. Adams) -. Estoy seguro que no tienes ni idea porque estoy en tu habitación, verdad? Bien, no vas a responder nada por lo sucedido esta mañana al llegar al aeropuerto? Espero que seas más inteligente que tus amigas, pues ellas no han sabido darme una clara respuesta….- Carolina le miraba intrigada, no tenía ni idea de que podría estar hablándole, y con la cara de sorpresa se temía lo peor de un momento a otro. .- Te parece bonito vuestro comportamiento en el aeropuerto? Que es eso de dejar vuestro equipaje en la cinta transportadora de la terminal, eh? que haya tenido que ir yo a recoger vuestras maletas!!! Sabes que podíais haberlas perdido y habernos hecho estar horas después para recuperarlas, es que no sabéis comportaros cuando hacéis un viaje? Tus amigas ya han recibido su merecido por descuidadas, y ahora vas a ser tú, al igual que ellas dos… si no llego a preocuparme e ir yo a recogerlas, ahora estaríamos dando vueltas por el aeropuerto!!! Pero vais a aprender!!! Las tres como se debe viajar y que se debe hacer con vuestras responsabilidades…!!!

Carolina debió poner la misma cara de sorpresa que debieron poner sus amigas Megan y Laura. Estaba enmudecida, pues no tenía palabras para justificarse. Y con la cara de sorpresa, debía de haber puesto la misma que sus dos amigas, pues nada se le ocurría para justificarse…

Carolina sorprendida no daba crédito a lo que escuchaba, sobre todo estaba avergonzada, pues el Sr. Adams tenía toda la razón del mundo para estar enfadado, habían demostrado las tres ser unas irresponsables, al no ir a la cinta transportadora a recoger sus maletas antes de abandonar la zona de llegadas. El Sr. Adams estaba en lo cierto en sus temores, a lo que podría haber sucedido, sobre todo que se hubieran perdido por no haber sido recogidas, lo que habrían pasado al departamento de objetos perdidos y eso les hubiera ocasionado serios problemas. Miraba al Sr. Adams sin ocurrírsele una posible excusa.

Cuando se quiso dar cuenta, Carolina se vio sobre las rodillas del Sr. Adams e inmediatamente empezó a sentir arder su trasero, pues estaba recibiendo una azotaina sobre las bragas blancas con florecillas rojas y con las hojas verdes, pronto sintió como su trasero le ardía como si tuviera fuego en él. Al verse desbordada por la azotaina que estaba recibiendo nada más llegar, rompió a llorar como una mocosa de diez años. No sabía si lloraba por el dolor de los azotes, o por la vergüenza que sentía. Aunque en breve lloraba a consecuencia de la azotaina que estaba recibiendo.

Megan aterrada vio entrar a tía Ingrid por la puerta de su habitación, estaba echada sobre la cama boca abajo y se había bajado las bragas ella para así aliviar su intenso ardor en el culo. La verdad que esperaba que la regañase por no estar vestida correctamente, tal y como había ordenado al indicarles sus habitaciones. Pero no sucedió nada…

(Sra. Adams) -. No sé qué habréis podido hacer, pero no habéis comenzado muy bien vuestro primer día…en esta casa.

Megan sintió como las manos de la tía de Sonia, colocaba sus manos sobre sus piernas, y sintió como le subía las braguitas. Pero al estar echada no se las pudo subir, con lo que la ayudo a reincorporarse y colocarla de pie a su lado, mientras la señora se sentaba en la cama y acababa de subirle las braguitas acomodándoselas en la cintura, subiéndole al tiempo la falda de vuelo tableada para poder colocárselas bien ajustadas. Con una cariñosa palmada en el culo…

(Sra. Adams) -. Vamos Megan. Salgamos a reunir a tus amigas y esperaremos que la que está recibiendo en estos momentos, mi marido acabe de calentarle el culo a Carolina.

Hizo que Megan se quedara en pie en el pasillo, junto a la puerta de su habitación. Luego entro en la habitación de Laura, saliendo poco después con ella y haciéndola esperar junto a la puerta de su habitación, igual que Megan. Tanto Megan como Laura aun sollozaban secándose las lágrimas con una mano, y con la mano libre se sobaban el culo las dos. Al quedarse a solas en el pasillo, pues la Sra. Adams desapareció al entrar en la habitación de Carolina, escuchándose ahora claramente al quedar la puerta abierta, como lloraba Carolina y como el nítido sonido de los azotes en el culo sonaban claros. Unos minutos después la azotaina ceso, saliendo el Sr. Adams sin mencionar palabra alguna al pasar ante las chicas Laura y Megan que aguardaban en las puertas de sus habitaciones. Ellas avergonzadas al verlo pasar, bajaron sus miradas al suelo avergonzadas las dos, mientras que como si fuera un auto reflejo las dos se cubrieron el culo para protegérselo de nuevos azotes… Aunque paso por delante de ellas, no les dijo nada a ninguna de las dos.

Poco después salía Carolina de la habitación llorando y moqueando con la nariz. La Sra. Adams la acompañaba cogiéndola de la mano derecha, mientras con la izquierda se sobaba el culo por encima de sus braguitas con fricción. Al pasar por delante de Laura le hizo un gesto para que las siguiera, e igualmente al pasar por delante de Megan.

Laura y Megan se miraban la una a la otra, mientras seguían tras los pasos de la Sra. Adams y de Carolina. Llegaron al final del pasillo llegando a las escaleras, bajándolas hasta llegar al salón, donde la mesa estaba preparada para comer. En el lateral izquierdo de la mesa, se encontraban sentadas, Susana que estaba colocada al lado de su hija María, y su lado se encontraba Sonia. en lateral derecho habían tres sillas vacías, en el extremo que quedaba próximo a las escaleras se hallaba sentado el Sr. Adams, pero estaba separado de la mesa como unos tres metros, mientras la silla del otro extremo, estaba en su lugar colocada. Lo primero que se fijaron las chicas fue en Sonia, que tenía la mirada baja como si algo no fuera bien.

La Sra. Adams se detuvo ante él colocándose al lateral de la mesa vacío, y que habían tres sillas vacías, supuestamente serian ocupadas por Megan, Laura, y Carolina. Pero las tres chicas estaban una al lado de la otra teniendo a su espalda la mesa preparada, a su izquierda había quedado la Sra. Adams, pero antes las había hecho colocarse ante su marido una al lado de la otra, quedando a sus espaldas Susana, María y Sonia.

Las tres chicas permanecían en silencio, igual que todos los presentes…

(Sr. Adams) -. Bueno muchachas! Imagino que ahora debéis estar las tres maldiciéndoos la una a la otra, por no haberos hospedado en un hotel. De esa manera ninguna de vosotras habríais recibido una buena azotaina en vuestro trasero… Mi querida esposa Ingrid seguro que desea saber porque os he dado una azotaina a cada una de vosotras, podéis decirme cual de vosotras tres vais a contarle lo sucedido en el aeropuerto… .- Las tres chicas estaban avergonzadas, no se atrevían a mirar a la cara al Sr. Adams, mirando las tres fijando sus miradas al suelo, ni tan solo se atrevían a mirarse entre ellas, y ver cuál de ellas daba el paso de explicar lo sucedido a la esposa, el Sr. Adams las dejo que decidieran con calma, sin atosigarlas dejando que pensaran que decir, pero su vergüenza de no haberse preocupado de sus pertenencias, y recibir una buena azotaina en el culo, las hacía sentirse mucho más avergonzadas, tanto por su comportamiento, por tener a las primas de Sonia tras ellas, y por no haberle tan siquiera agradecido al Sr. Adams el haberse encargado de sus maletas y haberse comportado de una manera nada digna de unas señoras de su edad. .- Y… Bien…, cual de vosotras va a hablar? Ninguna por lo que veo, bien vosotras os lo habéis buscado, ahora ya es demasiado tarde para explicaros, os he dado la oportunidad de mostrar vuestro arrepentimiento, pero está claro que no habéis aprendido nada, y que aun tenéis mucho que aprender. Como estar agradecidas y dar las gracias, veo que vuestros padres en vuestra infancia no os enseñaron educación alguna, pero aun no es demasiado tarde para aprender, y vosotras vais a aprender las tres, de eso podéis estar bien seguras… Susana!!! Sube a mi despacho y tráeme el cepillo de madera de baño, a estas tres las voy a enseñar a ser educadas y agradecidas. Rápido!!! No está nada bien hacerlas esperar a estas muchachas, aunque luego van a tener que agradecerme el enseñarles educación… Ingrid! Puedes conducir a las muchachas al servicio a hacer sus necesidades, es posible que alguna tenga que hacer pis, y no me gustaría que se orinase cuando este sobre mis rodillas, enseñándolas a ser educadas y responsables de sí mismas.

La Sra. Adams se acercó hacia las chicas, las tres decidieron acompañarla al servicio a orinar, pues las tres se estaban meando de miedo, en pocos minutos regresaron volviendo a colocarse en su lugar. El Sr. Adams las aguardaba con el cepillo en su mano derecha, apoyado sobre su muslo derecho. Mirando a las jóvenes, podía ver que las tres estaban muy avergonzadas de sí mismas, y en sus rostros mostraban el arrepentimiento de su comportamiento inexplicable. Laura y Carolina eran spankee´s, Megan claramente ella no lo era. Pero las tres sabían que no habían obrado como debían, y que su silencio otorgaba autoridad al Sr. Adams, pues las tres se consideraban culpables y mostraban arrepentimiento, pero las tres sabían que su comportamiento en otro lugar y otro momento, no habrían habido represalias de ningún tipo, no sucediéndoles nada. Pero ahora y ese momento se encontraban en una vivienda que debían mostrar su respeto, comportándose como mujeres adultas con educación hacia sus mayores, y que sucediese, lo que sucediese a continuación se debía a sus actos, y de cara a un futuro, valorasen más la responsabilidad…

(Sr. Adams) -. Mi querida y amante esposa… Aquí donde las puedes ver tan inocentes… Han llegado a la puerta de llegada, por la que desembarcan los pasajeros en la terminal de llegada, pasando antes de nada, por la cinta transportadora por donde deben recoger sus equipajes. El avión en el cual viajaban estas muchachas, habrán debido salir unas ciento cincuenta a doscientas personas cálculo aproximadamente, y todas ellas, antes de abandonar la puerta de llegada y pasar por el pasillo de salida, todos esos pasajeros, incluidos niños, lo primero que han hecho ha sido pasar a recoger sus equipajes. Aquí nuestras muchachas, al ver a Sonia han salido saltando de la alegría por volverse a ver de nuevo, desentendiéndose por completo de sus maletas, además las chicas han sido las ultimas en desembarcar por lo tanto, veían perfectamente como los demás viajeros lo hacían, en la cinta transportadora solo quedaban tres maletas, en ningún instante han hecho ademan de ir a recogerlas. Estando a punto de dar por pérdidas, ya que los guardias ya iban a por ellas para retirarlas y llevarlas a objetos perdidos. Ha sido una gran suerte, que uno de los guardias fuera un exalumno mío, y al verme ha venido a saludarme, en ese momento he sugerido que las tres maletas que quedaban debían de ser de las amigas de mi sobrina, por nuestra vieja amistad, me ha permitido entrar por debajo de la cinta que colocan para que los pasajeros salgan ordenadamente, y ocuparme de sus maletas. Las muchachas estaban tan alocadas contándose sus chismes, que ni se habían percatado de nada, y que yo, las aguardaba con las maletas en la salida…. Si hubieran perdido su equipaje, a estas horas aun estaríamos dando vueltas por el aeropuerto, de oficina a oficina rellenando cuestionarios para poder recuperar su equipaje. Aquí las tienes Ingrid, puedes preguntarles cuando ellas me han visto recoger sus maletas, ni tan siquiera se han molestado por ese detalle, simplemente han visto que las tenía yo, y ni las gracias se han molestado en darme. Luego les he dado la oportunidad de llevarlas a un hotel, momento al cargar las maletas al coche, ese era el momento de nuevo para mostrarse agradecidas y dar las gracias por haberme ocupado de sus pertenencias, pues ni en ese instante han mostrado agradecimiento alguno. Lo que demuestra su falta total de educación y respeto. Luego al subir al coche, les he rogado que se comportaran como es debido, pues tampoco han mostrado modestia alguna, el coche parecía un parque de juegos, he estado a punto de parar y calentarles el culo en el trayecto, pero tampoco quería estropear el momento. He estado esperando para ver como acababan actuando, pero ni al llegar a casa han tenido el más mínimo detalle de agradecimiento. Luego al llegar a nuestra casa, han tenido un tercer momento, tener ese detalle para ser agradecidas, y agradecer que me haya ocupado de todo. Cuando tu Ingrid le has dicho que luego subiría yo sus maletas, deberían haber sido educadas al ser jóvenes y fuertes, y ni en ese momento preciso, no han mostrado atisbo de ser educadas, habría bastado y hubiera estado bien el decir que ellas podían subirlas no siendo una carga para nosotros, aunque hubiera sido un detalle por su parte, habría rechazado su ofrecimiento como es natural, por ser nuestras invitadas y me hubiera ocupado yo mismo, pero al menos habrían tenido el detalle de decoro y educación, algo que han mostrado por su ausencia. Si hubieran decidido irse a un hotel, al llegar a casa habría tenido una conversación con Sonia, y le habría prohibido traerlas a esta casa, pues su mala educación, así como su irresponsabilidad no la deseo en esta casa. La disciplina es importante, una de esas razones es que ni mi hija, ni mi nieta, y tampoco mi sobrina, se habrían mostrado tan irrespetuosamente con unas personas que las van a tener durante unos días viviendo en su casa como invitadas. No hay palabras en el diccionario que describan su…su…su… comportamiento, menciono comportamiento, porque no soy capaz de hallar palabra que defina como se han comportado. No es de extrañar que no se atrevan a levantar sus miradas, les ha costado darse cuenta de ello, pero al final se han dado cuenta de la gravedad de sus actos, eso sí, ha sido necesario calentarles el culo y ponérselo como un tomate, para que se dieran cuenta de su mala acción. Y al estar en mi casa, habiendo aceptado mis normas. El responsable de ellas, así como de su mala conducta soy yo, mientras permanezcan bajo mi techo. Por lo tanto si pensabais hacer turismo, ya podéis desechar esa idea, porque los diez días que vais a estar en esta casa, vais a estar castigadas. A menos que deseéis abandonar esta casa en este momento, por lo que os llevare al aeropuerto o a un hotel. Vosotras decidís, es la última oportunidad de salir bien paradas, la azotaina que os he dado, en tres días podréis ir a la playa o piscina sin problema alguno, por lo que aun tendréis tiempo para disfrutar de vuestras vacaciones. En caso de permanecer en silencio, vais a ser castigadas como os merecéis.

Las muchachas lloraban en silencio, aunque no se podría decir si era la vergüenza que sentían, o por la regañina que acababan de recibir, dándose cuenta de las malas acciones que habían tenido esa mañana, o por su falta total de decoro cuando se va de visita, además de la nula educación que habían mostrado brillar por su ausencia. Pero avergonzadas si lo estaban, incluso puede que arrepentidas de todo, incluso de haber realizado ese viaje.

Megan no era spankee, pero se la veía tan avergonzada que si salía por la puerta, no sería capaz de volver a mirar a su buena amiga Sonia, y después de haber escuchado toda la retahíla de faltas cometidas por cualquiera de ellas tres, si alguna vez habían merecido ser castigadas, era justamente esta vez, por lo que Megan se mantuvo en silencio.

Laura no se había sentido tan malamente en su vida, estaba completamente avergonzada, ella era spankee, le gustaba ser castigada y había disfrutado de la azotaina que acababa de recibir, aun siendo de sopetón e inesperada, pero en ese instante no se trataba de ser spankee, era momento de tener valor y ser responsable de sus actos por primera vez, aunque le daba terror estar diez días, estaba completamente convencida que era lo que se merecía, y guardo silencio.

Carolina le temblaba todo su cuerpo, había sido castigada varias veces en su infancia, sobre todo en sus años de universidad sus abuelos la habían llevado más derecha que una vela, pero ahora era algo totalmente distinto, ahora no era momento de valorar si era spankee y le apasionara recibir azotainas como la que acababa de recibir hacia un momento. La cual la había disfrutado, según las aventuras que su amiga Sonia les contaba sobre todo al revisar el estado de sus braguitas, Carolina en ese instante las notaba súper mojadas, incluso creía sentir que goteaban gotas de fluidos por sus muslos, de lo mojadas que tenía sus braguitas. Pero sabía que lo que iba a suceder, nada tenía que ver con el sentimiento de spankee, pues iba a odiar el tener el culo dolorido durante días y días. Pero en cuestión de amistad, se encontraba en el mismo dilema que Megan, si decidía irse, jamás podría volver a mirar a los ojos a su amiga Sonia, y pensándolo detenidamente, pues Megan que no tenía sus sentimientos hacia el spanking, permanecía en silencio sabiendo que el castigo no sería nada placentero para ninguna de ellas, pero al guardar silencio las tres daban a entender entre ellas que lo consideraban justo y necesario. Pues nunca podría ver a ninguna de sus amigas manteniendo su mirada firme, por lo que guardo silencio.

Mientras duro el silencio en el salón, la Sra. Ingrid paso por delante de ellas, la primera chica fue Carolina, le puso la mano derecha bajo su barbilla haciéndola mirarle a la cara, Carolina avergonzada cerro los ojos de la vergüenza que sentía, pues no se atrevía a mirar a la Sra. Adams y menos mantener su mirada fija en ella. El rostro de la Sra. Adams mostraba su incredulidad de lo escuchado, dando clara incomprensión de su comportamiento, eran mujeres intelectuales e inteligentes, como podían haberse comportado como chiquillas. Carolina sintió que su mejilla izquierda le ardía, tal fue la bofetada que la Sra. Adams le acababa de dar con la mano extendida, entonces la miro pidiendo disculpas con una mirada dulce y avergonzada, y una nueva bofetada fue lo que recibió en su mejilla derecha, de la mano izquierda de tía Ingrid.

Luego moviéndose un paso, se puso delante de Megan, e hizo igual, le levanto su barbilla, y le cruzo la cara dos veces, en las dos mejillas quedaron marcados los dedos de la Sra. Adams, siguió su movimiento hacia Laura, igualmente le levanto su cabeza poniendo su mano bajo su barbilla, haciéndola levantar y mirarla, Laura ya esperaba las bofetadas, pero lo que la señora hizo fue sujetarla por detrás de la cabeza y haciéndola inclinarse hacia adelante, una vez colocada bajo su brazo izquierdo inclinada y mostrando sus bragas, le levanto la falda y le bajo las bragas a las rodillas, luego tal y como la mantenía sujeta, la agarro del lóbulo de la oreja izquierda y tirando de ella, la obligo a caminar varios pasos hasta llevarla a donde su marido se encontraba sentado y con el cepillo en su mano. La propia Sra. Adams la coloco boca abajo sobre las rodillas de su marido, levantándole de nuevo la falda, pues esta se le había bajado, sujetándosela en la pretina en su cintura.

El cepillo cayo una y otra vez sobre su ya colorado trasero mientras Laura lloraba del ardor intenso en su culo desnudo. La vergüenza que sintió Laura al sentirse sujetada por detrás del cuello y como la obligaba a doblarse hacia adelante la Sra. Adams, le levantaba la falda y sentir como sus dedos buscaban entre la cintura de la falda y apartaba el faldón de la camisa azul celeste que llevaba puesta, hasta dar con la cinturilla de sus bragas, sintiendo como los introducían en la cinturilla asiéndola con la mano, sintió como le bajo la cinturilla elástica de sus bragas descubriéndole el culo muy colorado, (como si se tratara de una chiquilla que la mama le bajaba sus bragas para ponerla a hacer sus necesidades), así sintió Laura al bajarle las bragas en aquella posición y como tuvo que dejarse llevar al sentir que tiraba del lóbulo de su oreja sintiendo dolor en el lóbulo, así como ser colocada sobre las rodillas del marido, y este empezara a darle la azotaina sobre su culo desnudo, la hizo llorar más de la vergüenza, que por los dolorosos azotes que estaba recibiendo. Aunque su pensamiento sobre lo sucedido y como la había echo tumbar sobre el regazo del marido, fue un pensamiento algo breve. Enseguida el intenso fuego en su trasero, la obligo a no pensar en nada mas, en esos instantes su única preocupación era el dolor en sus nalgas, el cual iba en aumento cada vez más intenso, así como el agitar sus piernas mientras intentaba con todas sus fuerzas, entre girar sus caderas, infructuosamente pues la mantenía firmemente sujeta sobre las rodillas, pero el intenso fuego en el culo, la hacía moverlo meneándolo de un lado a otro de manera alocada, así como sus piernas se movían inconscientemente debido al intenso ardor, así como el dolor en su culo se iba transformándose en un intenso fuego en su culo coloradísimo y desnudo. Las piernas las habría indecorosamente dejando su sexo a la vista, a la tía Íngrid colocada a la derecha del marido sin perder detalle de cómo era castigada Laura, así como el brillo el interior de sus labios vaginales, observando sus muslos mojados, aunque ello debía de ser más por la azotaina recibida en su habitación, que por la nueva azotaina y más severa que recibía en esos momentos. Pero de haber podido verse Laura como dejaba su sexo al descubierto, y hubiera podido ver la cara de indignación de tía Ingrid, se habría puesto colorada de vergüenza.

Laura después de varios minutos recibiendo la severa azotaina con el cepillo, minutos que le parecieron interminables para ella, aunque apenas serian diez minutos lo que duro la azotaina, pero eso sí eran fuertes y muy sonoros que la hacían gritar “Ayees” tan seguidos que sentía la falta de aire en sus pulmones, los azotes eran tan seguidos uno tras otro, que tenía el culo completamente oscurecido. Cuando al fin pudo llevarse sus manos al culo, sobándoselo con fuerza aunque le dolía al tocárselo. Apenas pudo hacer más, pues unos brazos la sujetaban y levantaban de los hombros haciéndola ponerse de pie, ella sin dejar de sobarse el culo, vio que tía Ingrid la había levantado ella, y como le sujeto las manos apartándoselas del culo bruscamente, colocándoselas sobre la cabeza.

(Sra. Adams) -. Ni se te ocurra llevarte las manos al culo!!! Te duele verdad? Pues te aguantas desvergonzada, mira como tienes el sexo de húmedo, cochina!!! Y las bragas mojadas de esa manera sinvergüenza!!! .- Dándole unos buenos azotes en el culo sobre la falda, pues se le había soltado de la pretina en el forcejeo durante la azotaina. Laura con las manos sobre su cabeza, a cada fuerte azote en su culo, movía su cintura hacia delante, arqueando su espalda hacia atrás y sus pies avanzaban un paso a cada azote, aunque eran pasos cortos pues sus braguitas la impedían el movimiento al trabar sus tobillos, algo que agachándose la tía Ingrid ceso al sacarle las bragas y quitarle del todo, cogiéndolas al tiempo que las volteaba poniéndolas del revés en sus manos, y sujetándolas por el fondillo mojado de las braguitas, obligo a Laura a abrir su boca, e le introdujo las bragas por el fondillo mojado… .- Como las sueltes vas a ver tu desvergonzada!!! Que no se te caigan las bragas, ya puedes mantener la boca bien cerrada, sinvergüenza!!! Te dan arcadas, eh? Pues ni se te ocurra dejarlas caer… guarra!!!

Sujetándola del brazo por bajo la axila, la llevo hacia el lugar que ocupaba al lado de Megan, pero mirando esta vez hacia la mesa, los escasos metros que la separaban de la mesa, Laura meneaba a cada uno de sus pasos, pues el culo pues además de dolerle horrores, sentía como le ardía, al igual que unos picores atroces que deseaba poder tocarse el culo para parar ese picor… colocada de espaldas con la falda ya bien sujeta en la pretina de la cintura, al Sr. Adams mostrando su culo de rojo intenso, así como una aureola más oscura, de unos diez a quince centímetros en el centro de cada nalga, que se oscurecía por minutos y acabaría por ponerse de color morado en breve.

Carolina y a su lado derecho Megan, temblaban de puro terror. No se habían atrevido a mirar como Laura era castigada, pero a pesar de sus gritos de dolor cuando estaba siendo castigada, Carolina y Megan solo tenían en mente cuál de ellas sería la siguiente, esa angustia la hacían estremecerse, sintiendo como sus estómagos se encogían debido a su angustia y miedo. Minutos después vieron como Laura volvía a ser colocada a su lado, y las dos sintieron nauseas al ver como sus bragas colgaban de sus labios. Ahora si temblaban claramente Megan y Carolina, a una de ellas le iba a tocar en breve, sus lágrimas no se hicieron de rogar, bajando por sus mejillas como lágrimas de cocodrilo.

Le tocó el turno a Megan, que al sentir presión en su brazo, tía Ingrid la sujetaba y tiraba de su brazo izquierdo, Megan se resistió tirando hacia atrás y negándose a avanzar, aunque de nada le sirvió, porque arrastrándola y sus pies patinando sobre el suelo, la llevo exactamente igual hacia el Sr. Adams, el cual tuvo que levantarla en volandas para poder tumbarla en su regazo, a pesar de patalear en el aire y mover sus brazos con aspavientos intentando que no la pudieran colocar tumbada, acabo a pesar de su resistencia siendo colocada sobre sus rodillas boca abajo. La propia tía Ingrid se encargó de levantarle la falda sujetándola bien esta vez en la pretina de la cintura de la falda, luego sin que Megan pudiera evitarlo, aunque lo intento cogiendo por donde pudo sus braguitas, pero tía Ingrid más persuasiva a pesar de la resistencia, con las dos manos una a cada lateral de sus caderas, agarro el elástico de la cinturilla de sus bragas, y se las bajo a Megan de un tirón hasta por debajo de las rodillas, nada más tener su trasero colorado al descubierto, los azotes ya caían implacables sobre el culo de Megan, los cuales estaban siendo más fuertes y más duros por su resistencia, algo que para el matrimonio Adams era imperdonable. Megan se comportaba de manera diferente a como lo haría una spankee, ese detalle no paso por alto ni por el Sr. Adams o su esposa. La cual daba claramente fe, que no le entusiasmaba ser castigada, o no soportaba el dolor que sentía en su trasero, por su manera de gritar como una poseída por el diablo, su culo la abrasaba de tal manera que lloraba desconsolada, pataleando con sus piernas arqueándolas o abriéndolas todo lo que podían dar de sí mismas, pero la traba de sus bragas las cuales su elasticidad hacían estirarse todo lo que la prenda íntima daba de sí misma, actuando como un resorte en las piernas de Megan. La azotaina ha Megan fue tan dura y severa como la que acababa de recibir Laura, tía Ingrid colocada a la derecha de su marido, podía observar como Megan se agitaba o como sus piernas se abrían y cerraban por el calor intenso de su trasero, tía Ingrid igual que hiciera con Laura, observaba el sexo de Megan, le extraño que este no se mostrara húmedo ni una simple gota de fluido vaginal, entonces se fijó en el fondillo de sus bragas, no pudiendo atisbar humedad alguna, por lo que interponiéndose al alocado agitar de las piernas, paro sujetándola de una pierna y palpar el fondillo de las braguitas de Megan, este se encontraba completamente seco. Así que cuando considero que la azotaina ya había sido suficiente, le puso una mano sobre el hombro de su marido. El no había perdido detalle de las comprobaciones de su esposa, a pesar de estar ocupado en calentar bien el trasero de la joven propinándola buenos azotes con el cepillo, y rápidamente dedujo por qué le detenía, así que paro de azotar el trasero de Megan.

Tía Ingrid al igual que hiciera con Laura, asiéndola de los hombros la levanto del regazo de su marido. Megan a darse cuenta que ya sus manos estaban libres, las llevo raudas a su trasero friccionándose con vigor, sintiendo como era izada del regazo del Sr. Adams. Una vez en pie, tía Ingrid la abrazo permitiendo que Megan llorase apoyando la cabeza sobre su pecho, pasado unos minutos Megan lloraba más apaciguada, por lo que fue conducida a su posición, pero a diferencia de Laura, ella llevaba sus bragas aun bajadas a la altura de sus rodillas, bueno, una pernera sobre su rodilla, y la otra pernera a la altura de la espinilla. Colocada al lado de Laura, a diferencia que Megan no llevaba sus bragas metida en su boca como si las tenía Laura.

Carolina fue la siguiente… Tía Ingrid la cogió del hombro de manera inesperada, inclinándola hacia adelante, y una vez doblada ante ella, la levanto del suelo en volandas llevándola junto al Sr. Adams, el cual echo sus brazos hacia atrás, para que su esposa colocara a Carolina sobre su regazo. Una vez colocada, se encargó al igual que hiciera con Laura y Megan de levantarle la falda y sujetándosela a la cintura, justo en la pretina de la falda. Luego tía Ingrid procedió a bajarle las bragas, no pudiendo evitar fijarse en el fondillo de las braguitas de Carolina, ya que este, destacaba sobre manera debido la humedad del mismo, que no solamente estaba húmedo, este chorreaba unas gotas que vieron como caía desde la tela del fondillo de las braguitas al suelo, por lo que no solamente se las bajo hasta las rodillas, si no, que se las quito por completo sacándoselas por sus pies.

La azotaina al igual que con Laura y la propia Megan, una vez su culo quedo desnudo y al descubierto los azotes comenzaron a caer sobre sus nalgas desprovistas de protección alguna, justo en el instante que tía Ingrid le sacaba sus bragas de sus pies. A Carolina le habría parecido un acto inusual, pero ya no podía pensar en nada, pues su culo colorado por la azotaina en la habitación, y ahora recibiendo nuevos y certeros azotes con el cepillo de madera, su trasero la abrasaba de tal forma que solo podía menear sus caderas, o mover sus brazos que no habían sido inmovilizados como si estuviera nadando crol, agitando sus brazos estirándolos como si deseara sujetarse o aferrarse a algo, y sus pies se movían con rapidez para cruzar la piscina lo antes posible. Pero el borde de la piscina no llegaba, pero en cambio, los certeros azotes en su trasero si que lo hacían y eran certeros en calentar su culo a base de bien, sus piernas y brazos así lo indicaban pues seguían moviéndose, aunque sus piernas ya no tenían un orden al moverse, ahora tanto la pierna derecha se abría de par en par hacia la derecha, como la izquierda en sentido contrario, dejando a los ojos de la Sra. Adams a total visibilidad del sexo chorreante de la joven Carolina, la cual seguía destilando fluidos que caían sobre el suelo. Aquello no le gusto demasiado a la Sra. Adams, que pasando por detrás de su marido, se colocó a su izquierda en esta ocasión, delante de Carolina. La cual al mover sus brazos estos fueron inmovilizados por tía Ingrid, sujetándola pos sus muñecas.

Esta acción de su esposa, le indicaba que la azotaina a Carolina no estaba siendo demasiado efectiva, que debía de cambiar la azotaina, a algo más firme. Así que sin pensárselo ni un segundo, abrió el Sr. Adams sus rodillas, y estiro su pierna derecha, con esa acción la barriguita de Carolina quedo únicamente apoyada sobre su muslo izquierdo, quedando las piernas de la joven más bajas, a lo que el Sr. Adams, paso su pierna hacia su derecha y atrás flexionándola, con lo que logro dejar libre su extremidad derecha, para luego pasarla por encima de las piernas de Carolina e inmovilizárselas por completo. Ahora su brazo derecho al quedar su cuerpo ligeramente en oblicuo, tenía mucho más recorrido para levantar más su brazo, y el trasero de la joven Carolina, como medio metro más separado de su cuerpo, con la diferencia de la posición del Sr. Adams. Ahora la fuerza con que propinaba los azotes del cepillo sobre el culo de Carolina era mucho más del doble de fuertes, con lo que la muchacha cambio radicalmente su comportamiento de gritar “Ayyes” a berrear del intenso dolor en su culo a cada nuevo azote. No hicieron falta muchos, para que los poros de la piel que se habían inflamado durante la azotaina, comenzasen a reventarse a cada nuevo azote en el culo, lo cual daba muestras de la severidad de la azotaina, pues en breve el culo se tiño de rojo, pero era por las pequeñas y minúsculas gotitas de sangre que brotaban al reventar dichos granitos o poros, al igual que la base del cepillo también se tiño de color rojo. Llegado ese momento, la azotaina se detuvo mientras Carolina lloraba desconsolada, quedando desmadejada sobre el muslo del Sr. Adams.

La Sra. Adams se retiró unos minutos, volviendo poco después con un botiquín, extrayendo unas gasas que mojo con agua oxigenada curo el trasero de Carolina, ese sangrado de los poros no era algo de mayor importancia, era algo que resultaba habitual cuando esos poros de la piel se formaban. No en todas las chicas se formaban igual, Sonia había recibido azotainas con el cepillo mucho más severas, al igual que Susana o la joven María. A Laura tampoco se le habían formado esos poros, lo que si venía a indicar, es que Carolina hacia mucho que no recibía una buena azotaina. Por ello su piel no estaba habituada a ser castigada con cierta frecuencia, o simplemente era su piel más delicada. La Sra. Adams en breve acabo de ocuparse de Carolina, la cual su trasero había dejado de supurar por aquellos poros, pero aún faltaba desinfectar correctamente. Así que utilizando nuevas gasas las mojo en esta ocasión con alcohol de 96º, solamente con posar con suma suavidad sobre el culo, Carolina sintió como su trasero le abrasaba como si tuviera auténticas llamas sobre él culo ardiéndole, pasándosele de seguida al soplarle tanto el Sr. Adams como su señora esposa. Una vez acabada la cura, Carolina fue ayudada por la tía Ingrid a levantarse, una vez en pie, la Sr. Adams se sacó las bragas de Carolina del bolsillo, y volteándolas para ponerlas del revés, doblo el empapado fondillo de sus bragas y se las metió en la boca, aunque Carolina giro la cabeza para que no se las pusiera, pero de nada le sirvió, pues acabo sintiendo en su boca sus propios fluidos poniendo una cara de asco, y dándole arcadas, pero la seria mirada de tía Ingrid le dejo claro que no se iba a librar del castigo, al igual que Laura. Una vez acabada la azotaina a Carolina, fue llevada a la pared de enfrente junto a las escaleras que subían al piso de arriba, poco después se le unían, Laura también con sus bragas metidas en su boca, y la propia Megan la cual llevaba las bragas bajadas simplemente, las tres con las manos sobre sus cabezas y deseando poder sobarse el picor que sentían en sus traseros, las dejaron a las tres, separadas de la pared para que no pudieran frotarse sobre ella, sus manos sobre sus cabezas y mirando hacia la mesa del salón. El Sr. Adams junto con su esposa se acercaron a ellas quedando ante ellas, y mirándolas fijamente decepcionados, aunque en sus rostros también se reflejaba claramente la indignación de los hechos acaecidos esa mañana.

(Sr. Adams) -. Bueno… ya habéis sido castigadas. Hay cosas que no puedo comprender, sobre todo en tu caso, Megan! Como has permitido que estas sinvergüenzas que llamas amigas, te hayas dejado comprometer de esta manera? No puedo comprenderlo. Pero la amistad a veces lo complica todo, haciéndonos ver que esas amistades no lo son tanto. Y si lo son, puede que lo ocurrido solo haya sido un accidente, en el cual os habéis visto implicadas las tres. Algo que puede suceder, pero ello no indica que sea olvidado como si no hubiera sucedido nada. El poco tiempo que lleváis en esta casa… apenas una hora y media, he podido yo y mi esposa comprobar ciertas cosas que ahora si comprendemos, está claro que no teníais pensado hospedaros en un hotel, hay cosas que os delatan las intenciones que ya teníais planeadas, y estoy más que seguro, al igual que mi señora, que mi sobrina Sonia tiene algo que ver. Lo ocurrido en el aeropuerto, estamos seguros que no ha sido planeado, aunque mi sobrina Sonia es de ideas alocadas e imposibles, pero estoy completamente seguro que no estaba planeado por ninguna de vosotras dos o por Sonia, a Megan no asumimos que se haya prestado a ello, o a vuestro juego. Así que tú y tú, sois las dos claramente spankee´s de ello no hay posibilidad de dudas, en cambio Megan en esta ocasión se ha visto desbordada por la situación, que claramente se os ha ido de las manos, con el fatal desenlace en el que Megan, se ha visto envuelta, aunque ella es tan culpable como cualquiera de vosotras tres. Y ahora espero que vuestro comportamiento de hoy, no se vuelva a repetir en el futuro, y ahora seáis educadas y pidáis perdón, por vuestra conducta de esta mañana.

(Sra. Adams) -. Tu Megan serás la primera en hablar…

Con lágrimas aun en su rostro, y haciendo gestos claros de dolor en su trasero, respondió…

(Megan) -. Les pido disculpas… por… por mi compor…tamiento, no lo pensamos… no se nos ocurrio… gracias… por ocuparse de nuestras maletas, lamento haberle dado… problemas…

(Sra. Adams) -. Bueno se puede dar por buenas tus disculpas… A ver tu Laura! .- La Sra. Adams le saco las bragas de su boca para que pudiera hablar. .- Veamos que tienes que decirnos!

(Laura) -. Les pido que nos perdonen por no haber… sido… por no… compor…tar…nos… como deberíamos, y gra…cias… por nuestras…maletas… yo… no pue…do mas… me…duele…mucho el…

(Sra. Adams) -. Tu disculpa no veo que sea muy acorde. Abre la boca desvergonzada..- Tardo unos segundos en abrirla, sobre todo lo hizo cuando vio que la Sra. Adams se descalzaba la zapatilla, dándole una patadita hacia adelante para que saliera de su pie derecho. .- Tranquila que aprenderás a obedecer más rápido, no pienses que te vas a librar de sentir mi zapatilla en vuestro culo, las tres!!! Y quien sabe quién más la va a sentir hoy… bueno, ahora tú, sinvergüenza!!! Carolina veamos que tienes que decirnos tú!!! .- Tía Ingrid le saco las braguitas de la boca a Carolina, para que pudiera hablar…

(Carolina) -. Ayy!! Ayy!! Me duele.. pido disculpas y gra…cias… oh! Oh! Lo siento, no puedo…

La Sra. Adams le volvió a colocar sus bragas mojadas en su boca de nuevo…

(Sr. Adams) -. Bueno… No son las respuestas que esperaba de vosotras, pero comprendo que vuestros traseros los tenéis muy doloridos y eso impide ser más claras. Como ya os he informado estáis castigadas durante los diez días, y no os penséis que esta va a ser vuestra ultima azotaina, por la única que mi esposa y yo mismo lo lamentamos, es por ti Megan. Pues vas a recibir las mismas azotainas que reciban tus amigas durante estos diez días. Aunque contigo no seremos demasiado severos, pero mereces cada una de las azotainas que vais a recibir estos días. Debes de querer mucho a tus amigas para dejarte involucrar, o no son tan amigas como crees! Ahora nosotros vamos a comer, y vosotras permaneceréis aquí castigadas.

(Continuará…)