El abuelo ingles me metio su serpiente por atras
Anhelaba ya me la metiera de una estocada, pues mi cadera se echaba hacia delante buscando esta entrara, jugando el, al gato y al ratón, pues sutilmente se retiraba unos centímetros para no penetrarme aun y tenerme con ese juego más caliente y desesperada.
Me dirigía a la cama a para acostarme tras cerrar la puerta y despedir con un par de besos a mis dos ninfos del sexo, que acababan de finalizar una sinfonía en “Do mayor”, con los instrumentos que la madre naturaleza les había otorgado, y que tan sutil y magistralmente sabían usar, pues para no perder tiempo en detalles, les contare que como colofón final a la obra de arte que en mi cuerpo habían realizado, tras afinar sus grandes instrumentos por las aberturas que encontraban libres, que por cierto alternaron y compartieron con una exquisitez digna de los mejores chef, acabaron al unisonó y perfectamente coordinada con una donación en mi boca de las ultimas notas musicales producidas, palpando, testando y degustando una, de aquella grata sonata en sus dos tonalidades , pues, entremezclando temas musicales y culinarios, diré que aunque la textura y cantidad de aquello sonidos era casi similar, su sabor,si era un punto de distinción en tan suculento manjar , si bien no podía decantarme por ninguno de ellos, pues ambos eran una delicia.
Tras descansar plácidamente toda la noche y mis aberturas recuperar su tamaño y elasticidad normal, me dirigía esa mañana a casa de John, el abuelo inglés, pues había recibido un wasap de parte de él, invitándome a pasar el día en su casa.
Me había hecho reír por la forma y lo explicito que lo había escrito, que textualmente lo muestro aquí : “Rosa, mi tesoro isleño, aquí este adorable abuelo aprendiz de Sir, en compañía de mi traviesa serpiente a la que tu cariñosamente bautizaste así, anhelamos ambos tu compañía…ahhh no te olvides traer tu rabbit , que la comida ya la ponemos nosotros.. Kisses”.
Sin haber contado nada a Diego ni Jorge aun de la existencia de este amigo, me dirigí toda rauda con mi coche a su apartamento, si bien me lleve una pequeña sorpresa que al final fue bien aclarada, pues cuando aparcaba en su puerta, de esta salía una mujer de media edad de su casa, pensando una, que era de pasar la noche con él, aunque tampoco yo podía exigirle fidelidad, pues la tarde anterior en mi casa había habido movimiento y del bueno, aunque nadie quiera ser segundo plato de otros, a veces las circunstancias dan a ello y una no guardaba que digamos las composturas.
Me aclaro ante mi sutil pregunta la identidad de aquella visitante, comprobando que era la mujer de la limpieza que dos veces por semana le arreglaba el apartamento, solo el apartamento, hizo hincapié en eso, riendo una al final, viendo que en el fondo tampoco me debería importar si limpiaba otra cosa más.
Además comprueba in situ si quiere que no ha habido desgaste, a la vez que cogiendo mi mano dulcemente me la llevo a su entrepierna para que la testara, no poniendo resistencia por mi parte pues aunque no me lo hubiera pedido se lo hubiera hecho, ya que era un placer agarrar y palpar aquel ofidio que ante el calor de mi mano rápidamente tomo vida.
Ves… me dijo riendo, si hubiese comido no se levantaría en todo el día… mientras reía dulcemente, además quiere comer conejito y el que tú le traes le apasiona, es el que más le gusta.
Me dijo, prepara un café o Té, como más quieras que mientras, me ducho y afeito y falta tenemos los dos, indicando con la mirada a sus partes bajas… bueno si quieres ayudarme, pasa, me suelo afeitar en la ducha así te refrescas y si te hace falta te retoco en ese arreglo tan sexi que llevas abajo y tanto me enloquece.
Acepte pues una no era de piedra ni quería ser fría y descortés ante aquel rico ofrecimiento, que también me causaba curiosidad, pues nunca había afeitado las partes bajas de un hombre.
Me dejó desnuda rápidamente con la delicadeza de Sir ingles que le caracterizaba, y tras quitarse su camiseta y bermudas, nos dirigimos a la ducha.
Agarro los artilugios de afeitar y tras darnos un buen remojón y enjabonarnos pase a afeitarlo, primero comencé por la cara, aunque el picaronamente me ofreció comenzara por otro sitio, pero no quería prisas esa mañana y le embadurne la cara con esa crema semitransparente comenzando a afeitarlo… Sentí una sensación muy agradable al rasurar su cara, pues las facciones masculinas de aquel abuelo me atraían y me ponían ardiendo, más aun ahora con el ruido de la cuchillas cortando la barba de dos días y el juego de sus manos en forma tentáculos que cariñosamente acariciaban partes de mi cuerpo.
Le dije, no me pongas nerviosas no sea te corte…ahí no hay peligro, este será real cuando bajes y me afeites otro sitio... riéndose con una dulzura que casi me tiro a besarlo como una loca… pero me contuve, pues quería terminar la tarea primero.
Baje a su entrepierna tras acabar la cara, agachándome sutilmente a la altura de su cintura, preguntándole picaronamente como quería el afeitado el señor en sus partes… este me dijo, sigue el corte como va, deja el flequillo si te gusta así todo peludito arriba y desde la base afeitas todo el resto como va, que ya ves pincha los pelos que van saliendo.
Le puse crema agarrando ahora mi serpiente preferida con la mano y comprobando que estaba viva, pues su grosor y textura cambio rápidamente al tacto de esta, no pudiendo reprimirme de darle un cariñoso beso en su deliciosa punta, mirándome desafiante,al tacto de mis labios sobre ella.
Lo más complicado fueron sus huevos pues el tamaño y los pliegues de su piel hacían difícil pasar la cuchilla por ellos, aunque él me enseño como tensar un poco la piel para hacerlo, y no era otra que agarrarlos con la mano y tirar cuidadosamente hacia debajo de ellos…
El calor de estos en mi mano aun me hacía más arder y más viendo como en acto reflejo, aquella boa enorme, se alzaba ante el agarre y presión de mis manos en aquellos exquisitos depósitos.
Hubo un momento en que me perdí y saboree su cabezón saciando mi pasión y la suya, si bien continúe con mi labor hasta dejarlo bien rasurado, eso sí, comprobé con mi boca por todos los lados que no pinchaba ya y él lo agradeció ofreciéndomelo en todo su esplendor y dureza.
Pensé iba a ser ensartada y pinchada allí mismo en ese momento tan placentero, pero ante mi sorpresa se agacho él y paso arreglar también mi conejito.
Me encanta ver lo bonito y original que lo llevas, pero si me dejas me gustaria afeitártelo por completo, pues me apasionan comerlos y degustarlo sin vello por ningún sitio, pero si quieres tu, que así como esta, es también de un buen gusto.
Lo que quiera y más te desees, le dije dejándome llevar ante el roce de sus dedos por mis los labios de mi sexo que se abría ante las caricias de estos.
Antes de comenzar a poner crema, dijo: déjame primero relajarte que te veo algo tensa, y acercando su boca, lo beso dejando paso a su lengua unos segundos a jugar en mi interior.
Casi me hace doblar las rodillas, escapándoseme un suspiro embriagador por el placer de esta al jugar con unas partes que con sabiduría sabia tocar.
Pero tras unos escarceos justamente lujuriosos y placenteros, paso a su labor afeitándome con un tacto y juego que me hizo explotar ante mi grata sorpresa.
Pues el juego de la chuchilla y sus dedos, me llevaron a una situación tan morbosa y placentera, que finalice dándole un orgasmo sabiamente buscado y logrado.
Así me gusta que comience mi reina, que se lubrifique este conejito lindo que ahora vamos a atender…
Se incorporó tras limpiar los restos de la crema restante y vello cortado, subiendo por mi barriguita a la que beso mientras sus manos se alzaban también camino hacia mis pechos, alternando estas las caricias junto a su boca que ya andaba por las inmediaciones, para subir finalmente a mi boca a besarme con una pasión correspondía, pues lo que de allí se desprendía era fuego a raudales.
Sentí la dureza y rigidez de su rabo por mi sexo, dirigiendo la cabeza a la abertura de este simplemente con el juego de sus caderas, rozando su cabezón sutilmente en la puerta, con un juego que me tenía derretida y a su merced.
Anhelaba ya me la metiera de una estocada, pues mi cadera se echaba hacia delante buscando esta entrara, jugando el, al gato y al ratón, pues sutilmente se retiraba unos centímetros para no penetrarme aun y tenerme con ese juego más caliente y desesperada.
Paciencia tesoro, que quiero disfrutes de lo lindo, me decía calientemente al oído, mientras besaba mi cuello… pero mis manos, desesperadas, no estaban por la labor de esperar y bajando por su espalda acariciaron lascivamente su duro y musculoso trasero, clavando mis unas con cierta delicadeza en este, para que cediera en su retentiva y aceptara ya penetrarme.
Le dije entre gemidos y pasión, por favor no esperes mas hoy no, hoy te deseo con locura, quiero me folles ya, con pasión y fuerza, esta hembra hoy necesita macho que la sacie, después te recreas lo que quieras pero ahora por favor John… follame, por favor… mientras gimoteaba como una adolescente suplicando esto.
Como desees, soy tu sirviente y si esta mañana lo quieres así… así lo tendrás.
Cedió como un caballero y con un golpe seco y certero me la clavo hasta el fondo, aprisionándome contra la pared…. sus brazos que me sujetaban fuerte pero cariñosamente, mientras ahora su cuerpo se había transformado en un máquina de follar, pues golpe tras golpe su cadera a un ritmo acompasado pero incansable iba metiendo y sacando su enorme apéndice de mi sufrido conejito que supuraba placer como nunca.
Me besaba diciendo entre beso, es así como quieres hoy cariño, te gusta esto así… acelerando a veces las colosales embestidas que me tenían ya sin aliento, pues de mi boca solo salían gemidos y suspiros de placer.
Volví a explotar tras varios largos minutos con aquel ritmo endiablado, temiendo mi conejo no aguantara tantas y tan placenteras acometidas, aunque la buena lubricación hacia aquel monstruo se deslizara, no sin presión por su interior, haciendo mis paredes lo abrazaran a su paso, correspondiéndole en placer a tan exquisito inquilino.
Ahora mis peticiones eran ya entre balbuceos … para.. para .. No puedo más.. no massss. Ayyyy no puedo más porfa no más… suplicaba pero en el fondo esperaba no lo cumplirá…
Cuando con una delicadeza propia de un caballero como el, paro bajando otra vez a comerlo y degustarlo, girándome con sutileza tras un par de minutos contra la pared del baños, para ahora agasajar mi trasero.
Temí en ese momento por mi delicada integridad, que vi peligrar rápidamente cuando con sus muslos abrió un poco mis piernas y tras apoyar su duro rabo sobre mi contraído y asustado ano, este lo fue metiendo lentamente hasta sentirme presa y ensartada de él.
Me beso en la nuca y cuello tranquilizándome pues una le suplicaba tuviese cuidado por ahí, pero lo cierto es que dominaba la situación y la tensión , pasando el primer dolor a transformarse en segundos a un goce que me tenía loca y atolondrada.
La longitud y dureza de aquella serpiente entrando por atrás me causaba un placer y una sensación difícil de explicar, pues parecía la sentía en todo mi cuerpo, como si hurgara por mis entrañas.
Su ritmo volvió a ser endiabladamente rico, pareciendo no tener fin sus sabias y placenteritas estocadas, pues los minutos pasaban y aquel semental no bajaba el ritmo fallándome por atrás, me saco otro colosal orgasmo que casi me hace desvanecer, pues mis rodillas se flexionaron por la intensidad de este.
Me tomo por la cintura sin desclavarse de mí, y sutilmente me apoyo contra el lavabo para que mis cuerpo quedara inclinado en él, sujetándome con mis manos en este, mientras el ahora como si de un jinete se tratase, me cabalgaba aun con mayor ritmo por mi sufrido trasero.
Cuando pensé iba a correrse, la saco y alterno con mi conejo las ricas acometidas… levante como pude la mirada y a través del espejo del baño veía como aquel semental miraba lascivamente su miembro entrar y salir de mí, acabando finalmente en mi trasero la última sesión… pues fue mirar su cara y ver como cambiaba la tensión de esta a la vez que disminuía el ritmo, pasando a convertirse ahora en secas y duras estocadas, mientras fluían en mi interior, ricas y fuertes ráfagas de pastosa y abundante nata que ya en otra ocasión había testado con mi boca.
Sus gemidos fueron roncos y fuertes, parecía un macho bramando en la pradera cuando finaliza de cubrir bien a su hembra, quedando el igualmente rendido ante aquel éxtasis final.
Sus fuertes piernas también se tambalearon un segundo, mientras resoplaba y se reía cariñosamente al tomarme e incorporarme hacia el,para abrazarme y besarme dulcemente.
Me dijo, creo que ha sido genial, aunque ya sabes me gusta hacerlo con otro ritmo, pero tus deseos son órdenes para mí.
Lo bese con una pasión que casi me lo como, sujetando su cabeza mientras mi lengua ahora devoraba y luchaba con la suya en su boca, acabando diciéndole que tras comer y descansar, espera me lo volviera a repetir pero ahora con su sutileza.
Eso está hecho dijo picaronamente, pero ambos creo que necesitamos un buen descanso para recuperar… a la vez que volvió abrir la ducha para invitarme a pasar con él y relajarnos un buen rato en ella.
Salimos a comer, pues decía no tenía fuerzas para preparar la comida y quería reservar estas para la sobremesa donde me decía, una tenía que poner en practicas la técnica que él me había enseñado, y que tan sabiamente había adquirido, descociendo el, que ya yo la había perfeccionado un día con mi amigo Jorge al que sorprendí gratamente con el ejercicio de esta.
Ya mediada la tarde y camino de la noche regresamos a su casa tras una tarde de cafés y terrazas, y ambos con deseo de retomar lo que allí dejamos, siendo una la que más hincapié puse en ello, pues durante el trayecto de regreso en coche ya me encargue de que mi serpiente favorita llegara en buen estado, llegando incluso a casi ser sorprendidos por una pareja de policías locales, que en un semáforo habían parado a nuestro lado a la vez, si bien John guardo la compostura y con sus codos sujeto mi cabeza en su entrepierna en ese momento para que no la levantara ni me moviera.
Al final tras esa cómica situación, dimos rienda a nuestros deseos nuevamente en su casa, acabando en una noche inolvidable .. Solo les contare que no pude regresar en coche, a una no le quedaron fuerzas para ello ni mis sufridos orificios paciencia para el viaje de regreso, pues solo deseaban reposo y tranquilidad…. Aunque esta última corrió peligro en algún momento de la larga noche… quedando en escaramuza que logre evitar con mi experta boca.