El abuelo está desmejorando... (03)

(con fotos) Algunas compañeras enfermeras opinan que soy demasiado dura con mis pacientes. Pero ellos están contentos. Duran poco, eso sí, pero al final mueren felices...

El abuelo está desmejorando 03

Por mazoqui

Mazoqui94@yahoo.com.ar

Ayer por la noche estaba reflexionando sobre mi vida y la entrega que le hago a mis pacientes. Ahora estoy atendiendo también al nieto del viejo.

El muchacho, que está es sus veinte, estuvo muy dispuesto para ayudar al abuelo, de los modos que yo le indicara. Pero por ahora lo estoy domando. El chico tiene que entender que mi comodidad es muy importante y que él debe hacer todo lo que le ordene, aunque le cueste un poquito. "Es por el bien de tu abuelito", le expliqué, "yo sé que te cuesta, pero cuando sientas que te falta el aire haceme una señal" Y el chico se está acostumbrando, aunque no puede evitar eyacular a cada rato, pobrecito. Pero bueno, si es el precio que debo pagar, lo hago con gusto. Especialmente cuando siento su lengüita sumisa. Está aprendiendo, el pobre.

Con el abuelo tengo menos problemas, porque tarda mucho más en correrse, por la edad. Pero tiene el cuello cada vez más flexible. Además jamás se queja, me puedo quedar horas sobre la cara del viejo y nunca se cansa de lamerme.

Al muchacho, en cambio, tenía que enseñarle con más severidad. Pero por su abuelo estaba aprendiendo a disfrutar el trato conmigo.

El único problema seguían siendo sus acabadas. Cuando me levantaba para inspeccionar siempre encontraba la leche de tres o cuatro acabadas. Claro, estaba adelgazando mucho, pero para liquidarlo todavía faltaba tiempo.

El amigo del viejo, que lo había precedido en la internación, tardó como cinco meses en echar su último suspiro. Y cuando le saqué el culo de la cara vi que había muerto feliz. Cerré sus ojos para tapar la expresión alucinada, me bebí su última acabada y llamé a sus parientes para informarles que no habíamos tenido suerte. Y se llevaban su cuerpito –piel y huesos- para darle un buen entierro. El viejo que ahora tenía bajo mi gran culazo, había estado al tanto de todo el proceso de su amigo desde su internación, todavía gordito, hasta su fin, completamente liquidado. Y se le puso la idea fija de internarse conmigo.

Yo le puse las cosas difíciles para aceptarlo, para ver cuanta determinación tenia.

Le exigí una prueba y lo hice venir una noche. Primero lo hice arrodillarse y lamerme el ojete. Lo hizo de mil maravillas, tanto que rápidamente me eché un polvo.

Luego le hice la prueba de fuerza, sentándolo en el suelo y abrazándome el culo.

Era tanta la tenacidad de su pasión que se quedó, lamiéndome entre las nalgas hasta que vi que podía seguir eternamente. A la hora, aproximadamente, me bajé, no sin notar que el viejo había hecho una notable emisión de semen. Para mi fue suficiente. "Está aceptado, abuelo, véngase mañana y comenzamos." Cabe señalar que a esta altura del tratamiento ya no podría presentar tamaña resistencia física como al principio. Pero tengo otros modos de ingeniármelas para seguir trabajando con él.