El Abuelo de Antonio
Unas vacaciones arruinadas, nos redirecciona a una nueva aventura
Hola nuevamente a fotos mis lectores, y amigos que he conocido a través de este medio, me es muy grato saber que les gusta mis relatos y que comparten sus experiencias y opiniones conmigo. Agradezco sus saludos y piropos que me hacen a mi correo y espero sigamos en contacto.
En esta ocasión les voy a contar otra de las muchas experiencias que viví con Antonio. Como podrán recordar en el relato anterior Antonio fue un novio que tuve hace unos años y con el cual vivimos experiencias inolvidables, arriesgadas y muy excitantes.
En mi relato anterior el me confesó que le excitaba verme seducir y coger con otras personas ya que él le gusta que le ponga los cuernos pero le encanta verme haciendo todo ese proceso. Yo por mi parte también le confesé mi gran atracción y gusto que tengo hacia los hombres maduritos, por lo que el le encantó la idea y decidimos poner en marcha nuestras fantasías.
La primera persona con la cual empezamos estos juegos fue con su padrino José, un maduro muy experimentado, mismo que disfruté seduciendo y acostándose con él ante los ojos de mi novio Antonio que lucia muy entusiasmado y feliz al ver esas escenas sexuales. Desde ese día Antonio y yo hicimos de nuestra relación de novios un equipo sexual, se venían mucha diversión, sexo, dinero y locuras que vivimos y que hasta la fecha sigo disfrutando.
En esta ocasión le contaré una experiencia que tuvimos en unas vacaciones de semana santa en casa de su abuelo Don Sebastián el cual intentaré ser lo más breve pero siento que serán en 2 o 3 relatos que me llevaría contarles lo sucedido en esas deliciosas vacaciones .
Antonio y yo nos estábamos preparando para unas vacaciones de semana santa inolvidables en la playa donde nuestro único fin iba a ser explotar nuestra sexualidad y fantasías al máximo. Sin embargo, y como si fuera agua helada que nos cayera, Antonio me cuenta que sus papás ya le habían comentado que desde hace un año tenían preparadas unas vacaciones a Europa y que le había dicho a Antonio que el se iba a encargar del cuidado de su abuelo en lo que ellos iban a su viaje.
Definitivamente no eran buenas noticias, pero Antonio se le había olvidado aquel compromiso que había hecho con sus papás y teníamos que posponer esa diversión. Cabe señalar que el motivo de quedarnos a cuidar a su abuelo es que era una persona de 78 años, pero aunado a su edad, el señor tenía pequeños cuadros de amnesia el cual complicaba su salud ya que esta bajo tratamiento y en ocasiones olvidaba tomar su medicamento y podría ponerlo en riesgo.
Él era un señor muy disciplinado ya que toda su vida se lo entregó a la milicia y ya jubilado siguió teniendo actitudes muy marcadas siendo muy estricto en cada una de sus actividades, era un poco gruñón, mal encarado y mandón, pero como todo hombre de milicia también tenía fama de ser mujeriego.
Don Sebastián era un señor de 78 años cuando lo conocí, físicamente se encontraba en óptimas condiciones pues estar al servicio de las Fuerzas Armadas le dejó la costumbre de ejercitarse para mantenerse con buena salud física y desde luego para seguir haciendo sus conquistas jajajaja.
Don Sebastián era un señor de estatura media, muy Moreno, un cuerpo trabajado pero con ciertos estragos por la edad, pero aún así bien conservado y con buena condición física, no era nada agraciado físicamente incluso tenía varias marcas de cicatrices en la cara y en el cuerpo. El señor tenía muy buena estabilidad económica pues tuvo un buen puesto militar y en su economía se podía reflejar. El vivía en Cuautla Morelos aproximadamente a hora y media de la ciudad de México, y para los que conocen es un lugar muy tranquilo pero tiene también sus atractivos para diversión.
El señor tenía una hermosa casa a 25 minutos del centro de Cuautla, era de 2 plantas que tenía 5 habitaciones pensada en que algunos día su familia se iría a vivir ahí, pero desde la muerte de su esposa sus hijos no quisieron y el se quedó ahí debido a su orgullo no fundado.
La casa también cuenta con una amplia sala, enorme cocina, un grandísimo jardín muy verde y conservado donde a su vez había una piscina siempre muy limpia, un cuarto modificado como gimnasio que igual se encontraba a un costado de la piscina con unos enormes ventanales para una visión exquisita, y junto a la piscina había también un bar con todos los licores que uno podía imaginarse donde el señor ocasionalmente se la pasaba con sus amigos jugando juegos de azares, viendo fútbol, recordando sus épocas de trabajo o simplemente para relajarse disfrutando un buen trago.
El día había llegado y cono era de costumbre Antonio iba a pasar por mi a la casa, y para variar era tarde ya que no queríamos que nos tocara el tráfico de la salida de la ciudad por las vacaciones. Mi maleta estaba algo pesada pues empacamos ropa para las dos semanas que durarían las vacaciones y aunque fuera una sola semana siempre acostumbro a llevar ropa demás como cualquier mujer jajaja.
Cuando llego Antonio enseguida me subí a su camioneta y nos fuimos rumbo a Cuautla, en el trayecto y un poco desilusionados por los cambios de planes decidimos comprar unas cervezas para disfrutar en el camino mientras escuchábamos un poco de música para amenizar nuestro viajecito.
Al llegar a Cuautla se podía sentir el cambio muy brusco de temperatura, el calor era muy fuerte y muy poco cordial con nosotros que estamos acostumbrados al clima templado de la ciudad de México, pero me encantaba ya que ahora si se sentían las vacaciones de semana santa y aprovechar a broncear un poco mi piel que mucha falta ya la hacía.
Al llegar a la casa del abuelo de Antonio, don Sebastián nos recibió, yo me sentía un poco apenada ya que era la primera vez que lo conocía y llegábamos con cervezas en mano, Antonio no prestó mucha atención en eso y bajo del vehículo para saludarlo, seguidamente yo bajé y manteniendo un semblante serio lo saludé, él seguidamente y sin esperarlo me jaló para saludarme de beso en la mejilla, para posteriormente decirle a Antonio que tenía una hermosa mujer como novia. Yo la verdad me quedé un poco asombrada pues para lo que había escuchado del señor su reacción reflejó lo contrario, igual por ser la primera vez que nos conocíamos o por respeto a Antonio, lo que sí me queda claro es que jamás apartó su mirada de mi cuerpo y siempre me miraba directo a los ojos lo que me intimidaba un poco, pero yo también no le bajaba la mirada.
Eran aproximadamente las 6 de la tarde cuando llegamos y nosotros queríamos seguir tomando, por lo que fuimos por más cervezas a la tienda y nos regresamos a la casa. Cuando llegamos don Sebastián estaba sentado en la sala viendo un programa de TV y nos dijo que si queríamos podíamos ir al barcito de la piscina para seguir tomando, a lo que hasta Antonio se quedó muy asombrado al comentario de su abuelo que nos trataba muy amablemente, y nosotros no nos hicimos del rogar y nos dirigimos hacia ahí.
Ya eran las 10 de la noche y ya nos sentíamos muy tomados, pero Antonio recordó que su abuelo tenía que tomar su medicamento y fue a buscarlo para dárselas. Antonio tardó 15 minutos y regreso al barcito, pero llegó un poco sacado de onda pero a la vez riendo . Le pregunté que le había pasado, a lo que me contestó que no podía creer lo que había visto y con una sonrisa me empezó a decir que cuando iba a entrar a la habitación de su abuelo alcanzó a ver que su abuelo estaba viendo unos vídeos porno en su celular, pero que al escuchar a Antonio rápidamente intentó cerrar las páginas y dejó tirado su celular de los nervios. Yo le dije que pues era normal, era una persona sola y quizá busca satisfacer su necesidad de esa manera, aunque por su edad quizá y solo es un gusto ver vídeos. Antonio solo rió y dijo que se le hizo algo gracioso pero que también creía lo mismo y sabiendo como es su abuelo no duda que aún se masturbara, yo le comenté que no creía pues su edad avanzada dudaba al 100% que el señor no podía ni tener alguna erección.
La platica y las dudas a cerca del abuelo de Antonio nos fue envolviendo hasta que Antonio se le ocurrió la grandiosa idea de comprobar su teoría, y desde luego yo sería ese conejillo de indias que haría ese experimento, sin embargo las dudas de hacerlo era por como reaccionaría su abuelo y la segunda era porque estábamos en su casa prácticamente su territorio y una persona con suma inteligencia militar era muy astuto para darse cuenta que estábamos planeando algo.
Antonio me dijo que teníamos 15 días para ver si su abuelo se le paraba el pene o no, o si todavía le excitaba ver a las mujeres o definitivamente ya quedó esa parte en el olvido. Yo le dije a Antonio que me diera también la Oportunidad de intentarlo seducir cuando este sola con él, ya que quizá con la presencia de Antonio el señor no se atrevería ni a mirarme, Antonio casi no queriendo porque la idea es que le gusta mirar mientras lo hago aceptó el trato. Le comenté que para iniciar el juego y que todo saliera aún mejor, cada quien dormiría en habitaciones separadas para no causar intimidación y haya un poco más de fluidez en mi comportamiento de seducción, Antonio muy emocionado enseguida me dijo que fuéramos a pasar mis cosas a la habitación que está enfrente a la de su abuelo.
Al subir las habitaciones don Sebastián se encontraba recostado en su cama viendo las noticias en la TV, mientras Antonio y yo acomodamos mis cosas a la habitación de enfrente.
Antes de irnos a acostar saqué mi ropa y la acomodé en el clóset de la habitación, sin duda había llevado ropa como si ya hubiéramos planeado seducir a alguien, pues mis prendas eran atrevidos, y muy acorde al clima caluroso, sin duda alguna ese viejito iba a disfrutar de un buen espectáculo pues también me excitaba la idea de seducirlo y hacer reaccionar su cuerpo bien conservado.
Ya para acostarme me puse una pijama rosita de short muy cortito que se incrustaba un poco entre mis nalgas dejando ver la mitad de ellas al aire libre y encima su conjunto en top muy ligero que sujetaban y hacían remarcar la protuberancia de mis grandes pechos que se sentían libres en aquella suave y diminuta prenda.
Estaba amaneciendo eran aproximadamente las 7 a.m. o quizá un poco más temprano cuando un pequeño ruido me despertó, al abrir los ojos supe que provenía de la parte de la piscina, al abrir un poco las cortinas vi a don Sebastián en el cuarto de gimnasio haciendo unas rutinas, se encontraba sin playera y solamente tenía un pequeño bañador, para su edad el señor se mantenía muy bien, con ligeras arrugas en su piel pero con músculos remarcados parecía más joven.
Yo todavía un poco adormilada me dirigí al baño para echarme un poco de agua en la cara para despertarme al 100%, salí y fui a ver a Antonio pero se encontraba profundamente dormido, no quise despertarlo y me fui nuevamente a mi habitación pero se me había espantado el sueño y con un pequeño dolor de cabeza por la resaca del día anterior me empezó a dar sed, me levanté y bajé a la cocina por un poco de agua, y mientras me servía un poco podía ver a Don Sebastián a través de los cristales de la puerta corredizas de la cocina que daban hacia la piscina.
Sin duda el señor tenía buena condición física pues tenia ya más de media hora cargando pesas y aún seguía ejercitándose, me acerqué hacia la puerta aprovechando que él no me podía ver ya que los cristales eran de espejo y solo se podía ver de adentro hacia afuera, y quedé observando su comportamiento, no aparentaba tener algún tipo de problema mental, o al menos eso es lo que yo percibía, sus movimientos eran coherentes y hasta me atrevo a decir que quizá el señor fingía estar en esa condición como una manera de chantajear a sus hijos por no estar con él.
Desde ese momento y muy independiente del jueguito que teníamos planeado Antonio y yo, Don Sebastián empezó a ser de mi interés, pues no sólo por lo inteligente que se veía, sino lo audaz que era para poner en jake a sus familiares, fue entonces que de un pequeño juego esto yo lo iba a convertir en un reto personal, dejar en descubierto a Sebastián y a su vez disfrutar provocándolo.
Justamente cuando terminé de tomar agua, Sebastián estaba acabando de hacer su rutina, y en lo que acomodaba las pesas en su lugar, me subí a la habitación para que no me vea que estaba despierta y me recosté en la cama bocabajo y me puse mis audífonos para escuchar música y pensar como podía seducirlo sin que se llegara a ofender pues aún no tenía muy claro cómo era su forma de actuar o de pensar, pero de que lo iba a lograr lo iba a lograr jajajaja.
Estaba muy relajada pensando cuando escuché los pasos de alguien por el pasillo de las habitaciones, me quedé en silencio y ví como se abrió la puerta bruscamente y para mi sorpresa era Don Sebastián que había entrado en la habitación donde me encontraba acostada con mi pequeña pijama que se encontraba perdida entre mis nalgas, y para asombro de él que no pensó encontrar alguien ahí, puso cara de apenado y asombro al verme semidesnuda, yo por mi parte me hice la desentendida o que no me di cuenta que había entrado alguien, Sebastián se dió la vuelta y salió cerrando la puerta nuevamente.
Apenas salió de la habitación me quité los audífonos y abrí un poco la puerta para ver si aún seguía por ahí, pero no escuche ningún ruido y salí al pasillo, la puerta de su habitación se encontraba entreabierta, me asomé muy sigilosamente y pude verlo sentado en un pequeño escritorio que tenía en su habitación escribiendo en una libreta y que después de escribir la guardo envidiosamente en un cajón y le puso llave. Se paró y mis ojos quedaron maravillados pues después de haber hecho ejercicio, se despojó de toda su ropa para darse una ducha y para mi sorpresa, asombro y admiración vi su cuerpo totalmente desnudo que si bien es cierto no es el mismo que la de un jovenzuelo, mantenía un cuerpo atlético marcado y trabajadito para su edad, pero más sorpresa me causó ver que debajo de ese bañador salió un buen pedazo de carne que se encontraba flácido pero aún así podía verse de buen tamaño y con un poco de vello púbico pero que no le restaba el tamaño ni grosor.
Me quedé viendo aquel hombre maduro y varonil que encontrándose desnudo se acercó a su espejo y estando frente de él empezó a verse muy vanidosamente y agarrándose su gran arma empezó a sacudirla y hacerla de un lado a otro provocando que empezara a crecer e hincharse duplicando en segundos su tamaño que al ser sincera era una pieza digna de presumir pues nadie imaginaría que a su edad avanzada tuviera esa arma y esa erección.
Por un momento sabía que ya había comprobado lo que Antonio y yo queríamos saber (que sí su abuelo tenía erecciones), por el otro lado yo al decirle a Antonio se acabaría el juego, por lo que decidí no decirle en ese momento y disfrutar de lo que estaba viendo. Sebastián se metió a la regadera para darse una ducha mientras yo me regresé a la habitación maravillada por lo que había visto y a la vez me encontraba un poco inquieta, esa sensación de excitación que provoca lo prohibido y que te quedas con ganas de más, pero tenía 15 días para seguir sintiendo esos cosquilleos o ver hasta donde podía llegar tanta intriga y ahora gusto por alguien.
Me desnude y tomé un baño para refrescarme un poco, mientras mi mente pensaba si le decía o no a Antonio, ya que si bien había complicidad al no decirle sentiría que traicionaría el pacto que teníamos pero a la vez me encantaba la idea de hacer cosas sola sin que el se enterara, pero siempre el cuerpo es más caprichosa que la mente y mi cuerpo estaba en desacuerdo en decirle a Antonio lo que ya había descubierto y mucho más lo que se me antojaba hacer.
Cuando terminé de ducharme, me cambié poniéndome algo cómodo, un short de mezclilla muy cortito y justo, una blusita de tirantes negra, unos tenis y me hice una cola como peinado por el calor intenso que hacía. Fui a despertar a Antonio porque eran las 9 a.m. pero siguió perdidamente dormido así que mejor decidí bajar sola para ver que podía desayunar. Caminé hacia el comedor y vi a Sebastián sentado de espaldas de donde yo estaba, tomaba su café mientras leía un periódico, todo estaba en silencio, de inmediato pensé subir y esperar a que se despertará Antonio, pero no podía esconderme o tenerle miedo a una persona mayor, además era la pauta para empezar a romper el hielo y abrirme paso para lo que quería hacer.
Antes de acercarme a él, me subí mi short un poco más para que se marcarán mis nalgas, y mi blusa le hice un pequeño amarre en frente para que quedara más cortita y mis senos se remarquen en el algodón, respiré para tranquilizar mis nervios y sin pensarlo camine hacia donde se encontraba Sebastián y le di los buenos días, el muy amable y caballero se levantó de la silla y enseguida me ofreció un asiento y si deseaba desayunar algo, yo le agradecí y le dije que yo me lo prepararía para que terminara de desayunar tranquilamente.
Yo caminando muy seductora fui a la cocina muy despacio buscando las cosas que prepararía para desayunar, mientras cocinaba tenía en la cabeza el ritmito de una canción lo que me hacía bailar suavemente mientras preparaba el desayuno, terminé y fui a sentarme por donde se encontraba Sebastián y comenzó una pequeña conversación….
Sebastián.- vaya que rápido preparaste el desayuno, y el flojo de mi nieto seguramente sigue durmiendo como siempre!!!
Yo jajajaja siiii, sigue acostado, las cervezas lo dejó tirado y sin ganas de levantarse, y usted muy madrugador!!!
Sebastia .- así es hijita años en el ejército te crea una disciplina y además te rinde mejor el día para hacer otras actividades.
Yo.- oooohhhh vayaaaaaa estuvo en el ejército? Que I interesante!!! No me había comentado Antonio, (haciéndome la que no sabia), con razón se ve una persona a muy saludable y comprometida con sus actividades diarias.
Sebastián. – así es mi niña le serví a este país por más de 30 años en diferentes grados y en diferentes lugares y en uno de esos conocí a la abuela de Antonio, y ya que estoy retirado desafortunadamente, me encuentro solo en esta casa, porque mis hijos ni mis nietos quieren venir a vivir aquí.
Yo.- aaaaawwww don Sebastián, no debe pensar así, sus hijos y nietos tiene sus actividades que le dificulta venir pero se que ellos lo aprecian y quieren mucho, además ahora que ya tengo el gusto de conocerlo, Antonio y yo vendremos más seguido y si él no puede yo vengo sola a pasar unos días en su casita jajajaja (tiré el anzuelo para ver que me diría ).
Sebastián. – que linda niña eres, cuando gustes esta también es tu casa y eres bienvenida las veces que quieras. Yo.- gracias don Sebastián, créame que yo cumplo mi palabra y seria un gusto venir a visitarlo.
Don Sebastián no dejaba de mirarme las tetas mientras conversábamos a cerca de su vida, yo por mi parte hacía gesto de interés sobre el tema y por otra parte me hacía la juguetona, pues cada vez que el se victimizaba yo tomaba de sus manos para apoyarlo, sabiendo de antemano que era un lobo de mar y que su chantaje había funcionado con su familia, pero no así conmigo que ya veía sus intenciones.
Terminamos de desayunar y después de una buena platica para conocernos un poco mejor, y Sebastián se levantó y dijo que saldría un momento, que iba a comprar unas cosas porque en unos días irían a la casa sus amigos a ver un partido de la Champions Ligue.
Sebastián subió por sus llaves y salió a hacer sus compras, yo fui a despertar al flojo de Antonio que seguía perdidamente dormido, y después que se bañó y vistió bajamos a la sala a ver una película, y empezamos a platicar sobre su abuelo y me contó que debido a la supuesta amnesia que padecía siempre escribía las cosas que eran importante en una libreta, sin embargo su abuelo muy desconfiado lo guarda con llave en un cajón.
Fue entonces que lo único que le comenté era que lo vi es recibiendo temprano en una libreta y por eso me dio curiosidad preguntarle. Antonio me preguntó si ya sabía cómo iba a hacer para que su abuelo se fijara en mí y poder ganar mi apuesta, pero mi respuesta fue negativa ante su pregunta, más la respuesta ya la sabía y la estrategia la tenía que repasar muy bien para no hacer sentir incómodo a Sebastián.
Estuvimos un rato viendo la televisión cuando entró Sebastián con algunas bolsas de mandado y enseguida le ordeno a Antonio que le ayudara . La libreta de Sebastián me dejó muy intrigada, quería saber que tanto escribía, si eran cosas importantes de su trabajo, secretos, o quizá nada sin importancia, pero me generó una necesidad de saber, como aquel tesoro que guardas con mucho recelo y que solo tu sabes el contenido del mismo.
Esa tarde sin pasar nada extraordinario más que una pequeña charla en la comida con Sebastián y Antonio, decidimos ir a recostarnos un poco, pues Antonio no se recuperaba al 100% y yo me sentía un poco desmañanada, cada quien se fue a su habitación y pasado un rato y no escuchar ruido en la casa, silenciosamente me asomé por la puerta y los pasillos, la puerta de Sebastián estaba cerrada y no se escuchaba ruido en su interior, supuse que estaba durmiendo, abrí muy despacio la puerta de su habitación hasta descubrir que se encontraba sola, cerré nuevamente y bajé a la sala, la cocina y el comedor y no había nadie, quizá había salido pues su camioneta tampoco se encontraba en el lugar de estacionamiento.
En ese momento me entró la curiosidad de abrir el cajón para ver el contenido de su libreta, así que subí y entré a su recámara, pero no se veía las llaves del cajón, busqué por un momento y ningún rastro de las llaves, quizá y siempre las carga o las oculta en otra parte, pero yo no me iba a quedar con las ganas y bajé a la cocina por un cuchillo para intentar abrirlo, pero por más que lo intenté no dio resultado y no quería dañar el cajón pues se vería que la forzaron.
La habitación de Sebastián y en la que se quedaba Antonio daban vista hacia la calle mientras las otras 3 daban hacia la piscina, y fue entonces que al asomarme y ver que se estaba estacionado la camioneta, salí rápido de su recámara y la cerré nuevamente, de inmediato me fui a mi habitación y cerré para escuchar que iba a hacer Sebastián, para mi muy mala suerte y como seguramente te están pensando, dejé el cuchillo en su habitación, me entró una desesperación, no sabía si ir o no por él, pero tomé un poco de valentía y sin pensarlo más entré a su habitación, saqué el cuchillo y de inmediato bajé a la cocina a dejarlo en su lugar mientras que Sebastián ya estaba entrando a la casa y me vio que andaba por ahí.
Sebastián.- hola preciosa, pensé que andabas acostada un rato
Yo.- jajaja para nada, no tengo sueño, me dió un poco de sed y baje por agua.
Sebastián.- claro entiendo con este calor no es para menos y de seguro Antonio durmiendo?
Yo.- eso supongo no lo escuché y bajé por agua.
Sebastián.- aaaaaay que muchacho ya no los hacen como antes jajaja, no aguanta una resaca, además deja a su pequeña noviecita sola, que desconsiderado.
Yo jajaja ya ve, yo aquí vulnerable y el ni sus luces si algo me llega a pasar, lo bueno que estoy con un exmilitar y eso me da mucha confianza y tranquilidad
Sebastián.- eso sí, solamente que ya estoy viejo y no es lo mismo que estuviera joven.
Yo.- pero lo que bien se aprende no se olvida, o a caso se le olvida como enamorar a una mujer o manejar un auto?
Sebastián.- no claro que no, para eso soy experto y solo se me olvidaría sí me dejan de gustar los carros o las mujeres.
Yo.- por eso me siento segura.
La plática era muy agradable pero Sebastián se disculpo porque tenía que subir a su habitación, así que subió y se escucho que cerró la puerta con llave. Yo estaba más tranquila el saber que las cosas estaban en su lugar, sin embargo el señor es de cuidado porque no tiene horarios ni lugar para saber donde anda.
Yo subí a ver a Antonio después de un rato que pasé en la sala viendo una serie, Antonio ya se encontraba mejor y estuvimos platicando, y le comenté que iba a ser imposible poder seducir a su abuelo, quizá porque tenía el pendiente de que Antonio notará, viera o simplemente imagine cosas. Antonio soltando la sonrisa me dijo que simplemente él no iba a acceder. Yo le pedí a Antonio que nos diera un poco más de tiempo solos y ver si así se animaba entrar al juego.
Antonio como casi no queriendo terminó aceptando, pero tenía que idear que pretexto ponerle a su abuelo para poder ausentarse en casa. Ya había caído la noche nuevamente y bajamos a cenar, cuando bajamos Don Sebastián ya tenía preparada la cena, y nos sentamos a cenar, Antonio le decía a su abuelo que al otro día iba a salir a hacer un mandado a la ciudad de México que “su mamá le había encargado”, que la idea era ir y regresar rápido, y le dijo que yo me quedaría por si se ofrecía algún favor mientras el regresaba.
Don Sebastián se le quedó viendo fijamente a Antonio y le dijo lo siguiente.
Sebastián.- Hay Antonio enserio que tu mamá no tiene un orden en su vida, como te vas a regresar y dejar sola a tu noviecita!!! Ella no vino a trabajar, además ni le haz preguntando y estás disponiendo de su tiempo para cuidarme.
Yo.- No Don Sebastián no lo tome a mal, si Antonio le dice es porque yo me ofrecí hacerlo como reciprocidad de estar en su casa.
Antonio.- Si abuelo, además solo será un rato y me regreso.
Sebastián .- ok, acepto solo si ella así lo deseó y no se lo impusiste.
Yo.- claro que si don Sebastián, yo misma le propuse eso a Antonio y lo hago con mucho gusto, (tomándolo de su mano mientras lo miraba tiernamente a los ojos).
Sebastián “no teniendo más opción” acepto y Antonio como yo sabíamos que ese era el momento de aprovechar para nuestro juego. Terminamos de cenar y seguidamente nos fuimos a nuestros respectivas habitaciones.
Entré a mi habitación y me despojé de toda mi ropa, apagué las luces y me recosté un rato en lo que me daba sueño. Paso más de una hora y no conciliaba el sueño, le escribí a Antonio para ver si seguía despierto y no contestó , era de suponerse ya que si conozco a alguien que duerma como oso y se pierda por completo en el sueño era Antonio.
En ese momento tenía unas ganas enormes de ir al baño, me puse mi bata de y abrí la puerta para ver si había alguien pero todas las luces se encontraban apagadas y las puertas cerradas, salí y fui al baño, cuando salí y me dirigía hacia la habitación pude ver la recámara de don Sebastián un poco abierta y con la luz prendida, pensé que el ruido de mis pasos lo habían despertado, pero al acercarme más hacia su recamara vi que estaba sentado en su escritorio nuevamente y escribiendo en su libretita, enseguida entré a mi habitación sin hacer ruido alguno y dejé ligeramente la puerta abierta para poder ver que hacía, pero solo podía observar que escribía, pero lo interesante de esto, es que después de que guardo su libro, cerró y con las llaves en mano salió de su habitación y bajó muy silenciosamente, yo como pude iba atrás de él y al llegar al comedor, abrió una vitrina donde tenía numerosos juegos de cristalería y pude ver que en una taza de porcelana escondió las llaves.
Sin pensarlo 2 veces subí a mi habitación y cerré la puerta, sentí una enorme sensación de Victoria al saber donde escondía esas llaves, y sabía que al otro día podía aprovechar que Sebastián saliera para revisar aquella libreta que celosamente guardaba.
Me quedé dormida y al otro día aproximadamente las 7 de la mañana entró Antonio a mi habitación para decirme que ya se iba a hacer tonto a otro lado para que aproveche estar a solas con su abuelo y que él me estaría escribiendo para ver como iban más cosas. Salió de mi habitación, escuché que se despidiera de su abuelo y se fue en el carro por rumbo desconocido. Seguidamente escuché que Sebastián prendió su carro, salí al pasillo y bajé sigilosamente por las escaleras y vi que estaba saliendo en su carro y me dirigí corriendo al comedor en busca de las llaves y ahí estaban, de inmediato las tomé y fui a su habitación, me sudaban las manos y mi corazón latía al 1000%, sabia que ya había dado el primer paso y no podéis echarme para atrás y tampoco sabía si Sebastián tardaría eso aumentaba mis nervios aún más.
Ya estando en la habitación me controle tantito y con la llave pude quitar el seguro del armario y agarre la libreta. Era increíble el nivel de sensación que me producía el ser descubierta, pero aún más increíble era lo poco que alcancé a leer, pues empecé desde el inicio y ahí confirmé que Sebastián eran un chantajista con su familia, pues en el diario escribió que a pesar que se siente solo, la compañía de sus amigos y mujerzuelas como el describía en su libreta hacían sus días más amenas y fogosas.
También escribió que desde que mucho antes que su esposa muriera, se veía muy seguido con una de las esposas de las hijas de sus amigos, que tenía aproximadamente la edad de la mamá de Antonio y describía que se sentía con mucha vida al estar con una mujer más joven que él, que tenían buen sexo y quería seguir experimentando nuevas cosas. También detallaba como les hacía el amor y como le gustaba seducirlas. También describía que antes de morir le gustaría tener sexo grupal con sus amigos para recordar los viejos tiempos de la milicia, era muy interesante lo que escribía, pues no sólo escribía sino detallaba las cosas minuciosamente, era una libreta muy grande y apenas llevaba unas cuantas hojas, pero decidí guardarla, y devolver las llaves porque Sebastián era muy impredecible.
Guardé la libreta y fui a dejar las llaves en su lugar, subí a la recámara no sin estar pensando como un viejito de casi 80 años podía seguir pensando en sexo y más que pensarlo tenía aún relaciones con prostitutas, pero nuevamente aterricé cuando también recordé que seguía teniendo erecciones y manteniéndose muy en forma.
Como sabía que ese día iba a estar todo el día con Sebastián decidí ser un poco más arriesgada y ahora mucho más sabiendo que trae el lívido de un joven, pero quería que también el entrara al juego sin que pareciera que fue planeado, así que sabiendo que no diría que no escogí una prenda muy tentadora para cualquiera y sobre todo que se viera natural dentro de la casa.
Me fui a bañar, saliendo del baño pude escuchar ruidos en la sala, supuse que ya se encontraba Sebastián abajo, entré a mi habitación y comencé a vestirme, me puse un diminuto hilo dental color verde menta que me encantaba muchísimo y hacía juego con mi sostén de encaje a media copa que quedaba a la perfección y daba ese toque sexy, me puse una blusita blanca de seda muy ligero con un escote frontal muy pronunciado y totalmente desnuda de la espalda que solo podía verse un pequeño amarre en la parte de la espalda baja, me puse un pantalón tipo playero blanco de algodón muy transparente y ajustados con transparencia a los costados de ambas piernas, me puse enfrente del espejo y sin duda robaría miradas donde fuera, pero aún no me convencía el sostén que se viera, así que decidí quitármelo y ahora sí mi espalda estaba desnuda, y mis redondas tetas lucían espectacular con el escote que apenas cubrían mis pezones que se erizaban con el roce de la tela, me hice una sola trenza con el cabello para dejar descubierto el cuello y lucir mis hombros, me di un ligero retoque de maquillaje y me puse unas zapatillas abiertas blancas con plata de tacón pequeño para darle un toque elegante .
Me miré varias veces en el espejo y me encantó como se me veía, puesto que no era muy vulgar, pero sí era atrevido y espontáneo, pues el escote muy pronunciado y la transparencia de mi pantalón que dejaba ver mis nalgas devorando mi pequeño hilo dental, pondría loco a cualquiera o al menos dejaría pensando cualquier vulgaridad al verme vestida así y eso me encantaba. Por último rocíe mi perfume (212 de Carolina Herrera) alrededor de mi cuello y brazos, para darle ese toque de femineidad y dulzura cuando sintiera el aroma al pasar cerca de él .
Salí al pasillo y me sentía muy sensual aunque debo confesar que con un poquito de miedo, pero ese miedo se convertía en adrenalina que me ponía cachondita y ganosa de seducirlo de mil maneras. Así que me volví a fijar en el espejo, hice una pequeña pausa, respiré profundo y bajé a buscar a Sebastián. Al llegar a la sala ahí se encontraba de espalda a mí viendo un programa de TV, me acerqué a él y le dí un beso en la mejilla de buenos días!!!, Sebastián se quedó asombrado e impresionado, pues no esperaba recibir un beso de buenos días, y sus ojos se maravillaron al verme vestida así de imponente y radiante, que los buenos días los respondió con mucha dificultad, y que no supo si pararse o quedarse sentado.
Sebastián.- buenos días Dianita(tartamudeando y con tono nervioso)
Yo.- hola como amaneció? Ya veo que madrugó.
Sebastián.- muy bien hijita, si desperté temprano a hacer ejercicio y a despedirme de Antonio.
Yo.- aaaaawww que lindo don Sebastián.
Sebastián.- Se que ya estoy viejo Dianita pero me gustaría que tengas más confianza y me digas Sebastián, o dime abuelito así sentiré tu sincero afecto.
Yo.- claro que si abuelito, para mi es más fácil y más tierno, ya desayuno? O quiere que le prepare algo?
Sebastián.- aún no princesa, pero no es necesario, eres mi invitada de honor, yo con mucho gusto te preparo de desayunar, quieres algo en especial o como que se te antoja?
Yo.- muchas gracias abuelito, pues se me antojan unos huevitos estrelladitos con salchicha, con un vaso de leche bien fría. (Diciendo el menú con un tono poco sarcástico).
Sebastián.- claro que si princesa son mi especialidad los huevos y la salchicha tengo de la mejor empaquetada y de la lechita no te preocupes que tengo demasiada!!! (No esperaba que me la volteara también sarcásticamente, pero seguí su jueguito como él el mío.
Yo.- aaaaaayyyy si porfavorrrrrrr ya hasta estoy salivando jajajaja, lastima que no es de recién ordeña que así me la tomaría hasta calientita calientita. (Mientras decía lo último, yo mordía ligeramente mis labios intentando poner nervioso a Sebastián, el cual no se intimidaba ni un poquito).
Sebastián.- ay mi niña hermosa recién ordeñada es mejor, eso te cuida la garganta y conserva nutrientes.
Yo.- ya seeeee, lastima que no hay animalito para ordeñar, tendré que conformarme de caja (haciendo cara de pucheros).
Sebastián ya había entrado al terreno del juego y de confianza, había visto que no era sería y que me gustaba la picardía, y sin otra palabra fue a la cocina a preparar el desayuno, yo por mi parte y siguiendo con el jueguito, le dije que le ayudaba y mientras cocinaba yo acomodaba los platos uno frente al otro lentamente sobre la mesa dejándole ver mi espalda y mi trasero contoneándose ante la transparencia de mi pantalón.
Cuando Sebastián terminó, sirvió en los platos y mientras desayunamos no paraban los intercambios de mirada, él sin disimular clavaba su mirada entre mi escote que marcaban de manera pronunciada el gran tamaño de mis tetas y lo erguido de mis pezones que ligeramente asomaban ante la mirada atenta de Sebastián.
Sebastián.- y dime Dianita cuanto tiempo llevas con mi nieto? Y como es contigo?
Yo.- llevamos poco tiempo, 6 meses cuando mucho, y la verdad me la paso muy buen con él, tenemos varias cosas en común y nos divertimos muchísimo.
Sebastián.- vaya que si debe divertirse, cualquiera lo haría con una chica tan hermosa como tú, además tiene mucho que presumir mi nieto.
Yo.- jajajaja muchas gracias por el cumplido, siempre hacemos cosas diferentes para no aburrirnos y vaya que es muy imaginativo.
Sebastián jajaja eso lo habrá heredado de mí, si algo tenemos es mucha imaginación para las cosas, y dime Dianita tienes algo en mente para hacer hoy? O quieres que te lleve algún lugar ya que Antonio al parecer va a llegar un poco tarde y así no te quedes aburrida en casa.
Yo.- no pues no tengo ningún plan para hoy, pero podemos matar el tiempo haciendo algo los 2 juntos y así nos desaburrimos y conozco mejor a mi abuelito.
Sebastián. – Ooooohhhh por su puesto, que te parece si compramos carne para hacer un asado y compramos unas cervezas, a si mato 2 pájaros de un tiro, convivimos y no me pierdo mi partido de fútbol.
Yo.- Clarooooo me encanta la idea incluso me gusta ver el fútbol por mi papá. Sebastián.- le vas a algún equipo en especial? Yo.- pues en el fútbol europeo me gusta el Real Madrid y del futbol mexicano, le voy al cruz azul por mi papá, y usted?
Sebastián.- yo en el europeo me gusta el Barcelona y en el mexicano a las poderosas águilas del América!!! Yo ooooohhhh vaya veo que aquí hay rivalidad!!! Jajajaja lástima que no juegan hoy sino vemos de que cuero salen más correas!!!
Sebastián. – sin duda de las tuyas preciosa jajajaja no te creas es un mal chiste.
Yo jajajajajajaja aaaaaayyyy Abuelito hasta me sonrojo, pero si fue buen chiste.
Después de un rato más de platica sobre otros temas y otras indirectas pícaras Sebastián subió por sus llaves y nos fuimos al supermercado, y como era de esperarse mi atuendo dejó a más de uno boquiabierta incluso algunos hasta me silbaban y otros más aventurados me gritaban piropos, incluso le llegaron a gritar a Sebastián suegro o abuelito.
Eso para mí no era para nada incómodo pues me encantan los hombres que sean aventureros y le inyecten ese morbo a la vida, pero para Sebastián si fue incómodo ya que orgullo machista y militar no lo dejaba pasar por alto y les respondía, yo al ver su incomodidad, lo sujeté delicadamente del brazo y le dije que se relajará, que no pasaba nada y que soltara su estrés, el como buen caballero entendió y me tomó de la mano y caminamos más tranquilos para hacer nuestras compras.
Sebastián compró la carne, botana y todo lo que íbamos a necesitar, inclusive compro muchas cervezas como para saciar a un batallón!!!, terminamos y nos subimos a la camioneta rumbo a la casa.
Al llegar Sebastián dijo que iba a prender el asador, mientras yo acomodaba las cervezas en la nevera que estaba en el bar cerca de la piscina, y mientras las acomodaba podía sentir la mirada de Sebastián escaneándome el cuerpo una y otra vez, por lo que para animar un poco más el ambiente coloqué un poco de música en una bocina que había, y empecé a moverme al ritmo de la música sin perder la sensualidad que provocaría más ansías a Sebastián que con trabajo se concentraba en el asador.
Para verme acomedida le serví una cerveza a Sebastián quien se encontraba sudando por la lumbre, aunado a que se sentía mucho calor ese día, y debido a que se encontraba con las manos ocupadas, yo se lo daba directo en su boca, y que con gestos de alivio por la cerveza bien fría también empezó a moverse con la música y a su propio ritmo.
Cabe señalar que el fuego tardó un poco más de lo que pensamos en prender, pero los que ya se encontraban prendidos éramos nosotros a consecuencia de las cervezas que consumimos como agua y a decir verdad me sentía muy alegre pero no mareada, Sebastián si lo notaba un poco tomado, así que antes de que nos pegara más puse unas canciones de salsa para bailar y sudar un poquito.
Era evidente que Sebastián no tenía mi condición pero para su edad sabia como llevarme con mucho ritmo y sobre todo a él le encantaba bailar pegadito. El baile y las cervezas propiciaron quitarnos todo tipo de pena, por lo que las risas, las bromas, piropos no se quedaron atrás y teniendo más confianza Sebastián con majestuosa experiencia repegaba su delgado, arrugado y sudoroso cuerpo con el mío que solo me dejaba llevar sin limitarlo para que él diera la iniciativa y mi juego saliera sin presión o incomodidad alguna.
Seguíamos bailando al ritmo de las canciones que aleatoriamente se escogían, una más movida que otras pero todas las disfrutábamos por igual, hasta que se puso una canción muy tranquila y Sebastián ya encontrándose un poco agotado esa canción nos hizo bajar el ritmo, recuerdo que quiso tomarme de la cintura con las dos manos pero debido a que yo era más alta que él sus manos enroscadas a mi cuerpo llegaban a mi cadera y parte de mis nalgas, lo cual no le dije en absoluto nada, yo por lo tanto cruce mis brazos alrededor de su cuello descanzándolos sobre sus hombros y llevando un ritmo suave y delicado.
Sebastián me tenía muy pegado a él por lo que su delgada Jersey de su equipo favorito seguramente podía sentir la firmeza de mis tetas y las punzadas de mis pezones que en varias ocasiones salieron de mi escote mientras bailamos pero me hacía la disimulada de que no me daba cuenta.
Bailamos 2 canciones más al mismo ritmo tranquilo para disfrutar suavemente la melodía, no obstante y ya para ese momento, las manos de Sebastián se encontraban más sobre mis nalgas que sobre mi cintura o caderas y él sin sentir un grado de pena, más bien disfrutaba sentir el movimiento de mis voluminosas nalgas que se movían hacia donde las manos de Sebastián dirigían.
Cuando estábamos por terminar de bailar, pude sentir el grosor del pene de Sebastián que se encontraba un poco erecto y restregándose en mi pierna y poniéndose cada vez más durita.
Cuando terminamos de bailar Sebastián intentaba ocultar la erección que tenía tratando de caminar encorvado pero no le resultó y yo nuevamente fingí no darme cuenta. Sebastián fue a meter la carne al asador mientras que yo sintiendo el calor insoportable a pesar de que mi prenda de vestir era muy ligera fui al baño dentro de la casa y aproveché para ir a la habitación y ver si Antonio me había escrito algo.
Ya en la habitación pude ver desde mi ventana a Sebastián en el asador volteando hacia la puerta de la cocina para ver si yo regresaba mientras frotaba con una de sus manos aquella pieza de carne que se había agrandado entre sus piernas, me dio tanto morbo que me despojé de toda mi ropa y siguiendo observando a Sebastián pegada a la ventana que era ligeramente paralizada, pasé mis manos una y otra vez sobre mis tetas para acariciarlas y hacerlas chocar contra la ventana deseando que Sebastián volteara a verme y gozar de esa atrevida imagen.
No podía creer que me había calentado aquel hombre maduro y que aparte era abuelito de mi novio, definitivamente la obsesión y gusto natural hacia los hombres maduros se había convertido en una parafilia incontrolable, y al entrar al juego de seducción incrementaba mi calor hormonal hasta casi hacerla parecer una ninfómana.
Sintiéndome tantito desesperada debido a la excitación que tenía, busqué entre mi ropa un traje de baño color blanco con flores moraditas era de una sola pieza pero terminaba en hilo dental por la parte trasera, y un hermoso escote en V que lo volvía más atrevido y que dejaba muy poco a la imaginación, tomé un pequeño pareo color lila y me lo puse a la altura de la cintura haciéndole un pequeño amarre dejando la parte lateral de mi pierna derecha al desnudo.
Tomé mi bloqueador solar, mis gafas oscuras y salí de la habitación, me fui hacia donde estaba Sebastián quien al verme casi se quema con la lumbre y el cual me sacó una sonrisa pues se puso nervioso y apenado por no controlar su emoción al verme vestida así.
Sebastián. – oooohhhh vaya preciosa que suerte tienen mis ojos de contemplar a tan bella ninfa, casi puedo decir que estoy soñando.
Yo.- jajajajaja gracias Sebastián, que lindo eres, pero debes tener más cuidado con la lumbre no te vayas a quemar!!!
Sebastián.- no te preocupes preciosa hay cosas que queman más que la lumbre (diciéndolo con un tono muy atrevido y sin dejar de repasarme de pies a cabeza).
Yo.- jajajaja si definitivamente Sebastián por eso debes tener cuidado (respondí sus intensiones con un tono meloso) Sebastián seguía sudando y nuevamente le acerqué una cervecita para darle en su boca quien agradeció infinitamente.
Cuando terminó de azar la puso en un recipiente y la tapó, le dije que más tarde comería porque se me había quitado un poco por las cervezas y él de igual forma me esperaría. Mientras tanto Sebastián prendió la televisión para ver como iba su partido que por completo se le había olvidado.
En lo que miraba momentáneamente su partido yo me despojé de mi pareo y me quedé tan solo con el suculento traje de baño y caminé hacia el borde de la piscina para remojar mis pies y aplicarme un poco de bloqueador, era increíble que Sebastián estuviera muy concentrado en el partido que no se había percatado que me encontraba con las carnes expuestas en la piscina.
Me apliqué crema en brazos, cara y pierna, y me recosté bocabajo, no sentí que pasara 5 minutos cuando sentí unas manos ásperas sobre mi espalda aplicándome crema, ligeramente volteé sin asombro alguno y vi que era Sebastián disfrutando del panorama que tenía en frente y de inmediato le sonreí y relaje mi cuerpo para que continuara aplicándome cremita.
Sebastián.- vaya Dianita te vez espectacular!!! Y que piel más suave te mandas!!! Eres toda una Barbie de carne y hueso!!!, hubiera sabido que vendrías a la piscina me ponía un bañador para acompañarte!!!
Yo.- aaaaawwwww que rica manos tienes Sebastián, se sienten tan bien que siento que ya me hacia falta un masajito!!!!
Sebastián.- yo encantado mi niña, por mi puedo echarte un frasco completo y comprar otro más y acabarlo, pero también hay terrenos que no puedo echarte ya tu sabes porqué.
Yo.- ay Sebastián, por mí no tengas cuidado te doy permiso que me eches crema en todo el cuerpo pero hazlo muy suave para que me relaje, además eres mi abuelito o no?
Sebastián.- claro que siiiii mi niña hermosa, no te preocupes que yo te quito hasta los nudos que llegues a tener.
No habiendo más que hablar y haberle dado luz verde a Sebastián continuó echándole cremita acompañado de un masaje bien hecho, comenzando por el cuello, los hombros, la espalda que se encontraba descubierta, de ahí hizo una pequeña pausa y continuó por todo lo largo de mis piernas acariciándolas una y otra vez de una manera increíble que hacía rechinar mi piel, después continuó por mis pantorrillas de igual manera que las piernas, posteriormente continuó con mis pies, que como buen experto hizo que me provocara ricas sensaciones de relajación, cosquilleo y excitación , más aún cuando empezó a masajear dedo por dedo de una manera experta que si bien no supiera que era Sebastián creería que era un masajista.
Todo era un cúmulo de ricas sensaciones que sólo me quedaba disfrutar y dejar que Sebastián haga el resto, por un rato más continuó untándome crema solar en los mismos lugares donde ya había pasado, sentía que no se atrevía por pena a tocarme las nalgas aunque ya le había autorizado que lo hiciera, pues cuando masajeaba mi espalda o mis piernas se pausaba y no llegaba a ese punto.
Pero decidí ser yo quien se lo pidiera, así que tomé el frasco de la crema y dejé caer una buena cantidad sobre mis dos apetitosas nalgas para que Sebastián pueda entretenerse un rato, y mirándolo a la cara le dije “aún te falta esta parte abuelito, no querrás que sufra de quemaduras y no me pueda sentar verdad!!!”.
Sólo pude sentir nuevamente esas ásperas manos masajeando mis nalgas de arriba hacia abajo e imprimiendo un poco de fuerza para continuar ese masaje tan exquisito que me estaba dando.
Sebastián ya en confianza tomaba mis nalgas con sus dos manos y empezaba a moverlas de un lado a otro y en ocasiones podía sentir como me las separaba para lograr ver algo más íntimo, yo dejé que hiciera su labor y hacía pequeños movimientos con mi cadera que reflejaba que me estaba gustando lo que me estaba haciendo. Ya cuando estaba por terminar sonó mi celular y era Antonio y respondí:
Yo.- hola mi amor, como estas? Ya llegaste a tu casa? (Hablaba mi cariñosa con Antonio mientras Sebastián seguía masajeandome)
Antonio.- si bebé aquí estoy esperando las cosas de mi mamá, tu como estas? Todo bien?
Yo. Si amorcito, aquí andamos tomándonos una cervecita con el abuelito y viendo el partido.
Antonio.- ah ok amor, entonces estás en buenas manos, yo regreso más tarde te aviso cuando salga de aquí.
Yo.- si amor, me avisas porfis, y no te preocupes que estoy en muuuuuuy buenas manos cariño. Al colgar volteé a ver a Sebastián y se encontraba sonriendo, había entendido perfectamente mis respuestas y después de eso me dió 3 pequeñas nalgaditas y me dijo que ya había acabado.
Me levanté le di un besito en su frente y fui por otra 2 cervezas, sin duda aquella manoseada me había excitado inclusive podía sentir que me encontraba húmeda, lo que hacía que estuviera aún más cachondita.
Sebastián ya con mucha más confianza me dijo que ahora yo te tenía que devolver el favor y ahora yo le tenía que hacer un masaje. Dicho aquello, Sebastián extendió su toalla en el pasto y se recostó bocabajo, sin embargo yo le pedí que se despojara de su ropa para que pudiera darle mejor el masaje, él todo apenado y con ganas de no hacerlo se quitó su ropa quedándose solamente el bóxer y es cuando vuelvo a recalcar que a pesar de su avanzada edad se conservaba en buen estado físico, tenía los brazos marcados, su abdomen plano y su color moreno hacía desaparecer algunas arrugas de más, Sebastián sabía que se mantenía en forma y solo la pena hacía que se cubriera un poco, quizá imponía mi presencia y juventud, pero no le envidiaba nada a un joven.
Ya recostado, me arrodille y empecé a untarle crema en toda su espalda, se podía sentir un poco reseca o quizá era por su edad, pero sus músculos podían sentirse firmes y trabajados, yo pasaba mis manos con mucha suavidad como queriéndolo acariciar, y aplicaba un poco de fuerza en la parte de sus hombros que era donde se sentía más tenso.
Sebastián era muy sensible en la parte baja de su espalda pues cada vez que llegaba a esa zona podía soltar un pequeño quejido de sensibilidad, y ya sabiendo eso cada vez que pasaba mi mano en esa zona lo hacía muy delicado provocando una reacción sensorial. Posteriormente unté crema en sus piernas y pantorrillas, y si creía que su espalda era sensible, en sus piernas y pantorrillas no dejaba de quejarse y comenzaba a moverse mucho, pues le provocaba una ligera sensación de risa y eso no permitía que le pudiera hacer bien el masaje. Así que aproveché ese momento y utilizando el encanto femenino me subí arriba de Sebastián dejando caer el peso de todo mi culo sobre su trasero y espalda baja, quedando en dirección a sus pies.
En eso momento Sebastián se quedó hasta quieto, pues nunca pensó que me subiría en él, yo solo se dije -ahora sí se va a quedar quietecito abuelito.-, y haciendo uso de mis encantos empecé a masajear las piernas de Sebastián quién ya no podía poner resistencia, pero que además podía sentir mis nalgas resbalar sobre su espalda, esa sensación resbaladiza de nuestros cuerpos me encendía y mi cuerpo en automático empezó a reaccionar y estando sentada sobre él empecé a deslizar mi culo por toda su espalda disfrutando ese roce de mis nalgas y vagina sobre su piel.
Mis manos sin dejar de hacer su trabajo las deslizaba desde las piernas hasta sus pies dejando caer de igual manera mis tetas sobre sus piernas, y con cada deslizamiento que hacía se frotaban dejando sentir lo cálido de mis enormes tetas.
Estando así por un breve momento, me quité de encima de Sebastián y le pedí que se diera la vuelta para continuar el masaje de frente. Sebastián no quería al principio y muy apenado dijo que me esperara un momento ya que al sentir mi cuerpo arriba de él, su cuerpo también reaccionó. Yo sólo hice un pequeño gesto burlón pero sin querer incomodarlo y le dije que no tuviera cuidado que suele suceder.
Sebastián muy lentamente se dió la vuelta intentando tapar su erección, y cuando se terminó de voltear era increíble el tamaño y grosor de su pene que se marcaba dentro de su ligero bóxer de algodón que tenía. Creo que fue más que obvia mi reacción que hasta Sebastián logró ver mi cara de asombro, y él desde luego no pudo evitar lanzar una pequeña sonrisa al ver mi expresión, y como si hubiera triunfado quitó sus manos de su herramienta y dejo ver con exactitud la dimensión de ese apetitoso pene.
Sebastián.- perdón Dianita, es algo que nosotros los hombres no podemos evitar ni ocultar.
Yo.- No se preocupe Sebastián, créame que no es la primera que veo jajaja, además es una reacción natural (sonando un poco tímida, al fin aquel hombre me había intimidado un poco y me estaba haciendo sentir ligeramente apenada).
Sebastián. Gracias mi reina eres muy comprensiva .
Yo.- no te preocupes Sebastián, pero si aún así siente un poco de pena por lo sucedido puedo ponerle una toalla encima.
Sebastián.- no hijita así esta bien, más bien la toalla la usaré para taparme la cara por el sol y para no verte mientras me das mi masaje y así no verme tentado jajajajaja.
Yo.- jajajaja ok abuelito usted solo relájese y déjese consentir por su nieta y no se preocupe por cualquier otro incidente, yo entiendo.
Sebastián se puso una toalla en la cara mientras yo me encontraba nuevamente de rodillas frente a él y con su verga que se encontraba aún parada, pero perdiendo rigidez por la pequeña charla que teníamos. Empecé a ponerle crema sobre su pecho y abdomen hasta llegar donde comenzaba su bóxer, era increíble la firmeza de sus músculos, con excepción de la resequedad de su piel por la edad, pero si estuviera vendada y tocando a Sebastián podría jurar que se trataba de una persona más joven.
El masaje en el tronco de su cuerpo fue muy fácil y cooperativo, pero nuevamente al querer masajear sus piernas sintió esas cosquillas y empezó a moverse, ya sin pensarlo me volví a subir encima de él, Sebastián quedó totalmente inmóvil y sin saber que hacer, pues mis nalgas estaban postrada en su cuerpo y su pene nuevamente empezó a crecer a tal grado que casi se salía de la parte de debajo de su bóxer, y fue en ese momento que recorrió un calor en mi cuerpo y mis tetas se empezaron a poner muy duros, pero Sebastián se mantenía muy quieto y sin habla seguramente pasaban miles de cosas por su mente y su cuerpo lo delataba.
Empecé a darle su masaje haciendo la misma técnica, estiraba mis brazos de las piernas hasta los pies, dejando mis tetas que rozaran en sus piernas y mi culo resbala suavemente por su abdomen, si embargo ahora me topaba con un pene bien parado y a punto de salir de su bóxer.
Mis manos recorrían toda la extensión de sus piernas, pero al llegar cerca de las ingles Sebastián se empezaba a estremecer y a querer encorvarse, era sin duda una zona muy sensible y erógena que hacía robarle el aliento a cualquiera. En los deslizamientos que hacía en ocasiones mi mano con un movimiento “natural" llegaba a tocar su pene y yo volteaba a verlo para ver su reacción pero la toalla me lo impedía, y siendo un poco más arriesgada tomé la toalla y se la quité de la cara, en ese momento Sebastián quedó paralizado al ver esa imagen de mi cuerpo encima de él, con mis nalgas devorando mi traje de baño y apuntando a su cara.
Sebastián.- uuuuuuy Dianita quieres matarme de un infarto? Yo.- jajaja no Sebastián, para nada, pero pensé que ya se había dormido!!!
Sebastián.- difícilmente dudo que alguien pueda conciliar sueño con esta imagen.
Yo.- siiii eso pensé, pude notar que esta bien “despiertito”, pero quería estar segura abuelito. Además ya casi termino y no quería que me dejara solita tomando.
Sebastián.- para nada Dianita me quedaré despierto hasta que tu digas.
Yo.- aaaawwww gracias abuelito, entonces mantenga sus ojos bien abiertitos para vigilar que no pestañee.
Era como si hubiera echado leña al fuego, pues sabía que Sebastián iba a estar viendo mi culo mientras terminaba el masaje, y yo no dudé en provocarlo aún más, pues empecé a moverme más mis nalgas mientras mis manos hacían sus trabajo.
Ya por último me empiné completamente para estirar mis manos y alcanzar sus dedos de los pies y permanecí ahí por un momento en lo que le daba masaje a cada dedo, y mientras lo hacía podía sentir el palpitar del pene de Sebastián en mi conchita, pues al estirarme mi cuerpo quedo más agachado y topaba con su cuerpo. Y al regresar a mi posición normal me senté justamente encima del pene de Sebastián mientras hacía que me acomodaba mi peinado, y posteriormente volteé para quedar frente a él sin quitarme de encima, y viéndolo a los ojos y desquitando las tres nalgadas que me dió cuando terminó de darme mi masaje, yo estando encima de su pene le di tres sentones suaves y respondí de la misma forma “terminamos".
Me levanté y le pedí que sí podía prepararme un whisky, él sin pensarlo dos veces se levantó aun con la verga bien parada y fue al bar a preparar mi bebida, yo por mi parte me senté en la barra a esperarlo, se veía todo inocente haciéndome caso de lo que decía, pero yo sabía que era un cabrón bien hecho y aunque evitaba hacer algún contacto conmigo ante mis provocaciones, se mantenía al márgen.
Después de unos tragos más y perder toda cordura, Sebastián al fin tomó un poco de valor y él mismo me dijo que le encantaba mi bikini, que solamente en la televisión había visto de esos, pero no creyó que fueran tan pequeños, me dió mucha ternura su comentario, pues sin saber como decirlo pudo hacerlo y de la manera más linda.
Sebastián.- vaya Dianita que con ese traje de baño dejas vuelto loco a cualquiera, y aún no puedo creer que una prenda tan chica cueste tanto, deberían venderlo como retazo de tela.
Yo.- jajajaja aaaaaay Sebastián ahora si me hizo reír, pues si son algo costosos pero vale la pena o no?
Sebastián.- sin dudar alguna, no tanto es el traje de baño sino tu figura lo amolda perfecto y tu juventud te hace ver espectacular.
Yo.- aaaaawwwwv que lindo abuelito!!! Me encanta que seas muy tierno con tus palabras te has ganado un beso!!!
Cuando me acerqué a él para darle un beso jamás esperó que le diera un pequeño besito de piquito en la boca, y lo que yo nunca esperé fue que después de darle el beso me sujetó de la cintura y me pegó a su cuerpo y sin avisar Sebastián me robó un beso pero él si se despachó bien, pues su lengua se introdujo en mi boca mientras me sujetaba con más fuerza de mi cintura, aquella respuesta de parte de Sebastián hizo que mi cuerpo reaccionara de inmediato y en vez de apartarlo (que no era la idea) me dejé llevar y mis manos se entrelazaron alrededor de su cuello y él al sentir que no me negué deslizó sus manos hasta mis nalgas y las apretó con mucha fuerza que me sacó un quejido de placer.
Sebastián no dejaba de besarme mientras jugaba con mis nalgas apretándolas una y otra vez, esa sensación de calidez de sus manos causaron una explosión en mi cuerpo y ahora era yo quien lo acerqué más hacia mí y lo tomé de su cara para manipular el ritmo de como lo quería besar. Sebastián mantenía su ojos cerrados muy concentrado, mientras que yo los abría ocasionalmente para ver su reacción, pero al parecer él no quería que terminara ese beso y me seguía sosteniendo muy fuerte de las nalgas y pegándome hacía él. Esa posición era muy candente pues sentía sus manos tocarme, su boca besándome, su pecho sudando con el mío y mi Conchita sintiendo como estaba creciendo y poniéndose cada vez más duro esa riquísima verga.
Después de besarnos un rato Sebastián al fin se apartó de mí, abrió los ojos y me dijo:
Sebastián.- lo siento mucho Dianita, enserio discúlpame , me dejé llevar, sentí tan delicioso tus labios que no quería separarme de ellos y esas nalgas que te mandas envolvieron loco desde que las vi, y mientras te echaba crema me daban unas ansias enormes de besarla, pero me contuve y me conforme con tocarlas y acariciarlas, y ahorita que te tenía en mis brazos quería acabarte a besos, pero de ante mano discúlpame fue instintivo.
Yo.- (aún con el calor recorriendo todo mi cuerpo y mi agitado respirar) Sebastián no debes pedirme disculpa, no me siento ofendida al contrario me encantan los besos robados y más de un caballero como tu, y debo aceptar que también lo disfrute incluso tenia mucho que no me besaban así, ni con Antonio he sentido lo que sentí con tu beso y para ser sincera no me molestaría si me vuelves a dar otro.
Sebastián.- aaaay mi niña preciosa eres un encanto y toda una amazona ardiente!!! Y ya que hiciste la invitación con gusto acepto. A Sebastián no le tuve que decir más de 2 veces, bastó con que le ofreciera mis labios una vez y con sublime experiencia de 80 años se volvió a abalanzar a mi cuerpo, sus labios volvieron a abrir los míos y se fusionaron en otro beso y caricias permitidas por los dos.
La temperatura de mi cuerpo seguía elevándose y sí había algún rastro de pena o culpa por lo que estábamos haciendo desapareció completamente, Sebastián ya más suelto empezó a besar mi cuello y darle pequeñas mordidas mientras yo solo me dejaba llevar por el momento y respondía con pequeños gemidos de placer. Acariciaba su espalda mientras el disfrutaba de mi cuello y sus manos se aventuraban por toda mis espalda, nalgas y piernas.
Después de comer mi cuello Sebastián de un movimiento me dió la vuelta para quedarse detrás fe mi y tomándome de la cintura siguió besando mi cuello, hombros y espalda. Yo encontrándome completamente cachonda tomé sus manos y lentamente las fui subiendo hasta llegar a mis tetas, y por encima del diminuto traje dejé que jugara con ellas mientras me seguía besando la espalda. Sentía su respiración muy agitada por lo excitado que se encontraba y yo me encontraba súper caliente, tomé nuevamente sus manos y junto con él retiramos la parte superior del traje de baño, coloqué sus manos una en cada teta para que él pudiera disfrutarlos su antojo.
Teniendo a Sebastián entretenido con mis tetas, mis manos quedaron libres y al igual que él empezaron a aventurarse mientras con una mano sostenía y acariciaba su cabeza que se encontraba en mis hombros, la otra mano recorría sus muslos y nalgas que yo empujaba hacia mi para poder sentir entre las mías su carnosa verga.
Sebastián se encontraba enloquecido se excitaba saber que estaba disfrutando a la novia de su nieto, y me susurraba al oído que soy su nieta traviesa, mientras hacía chocar mis tetas entre sí y con sus dedos jugaba mis pezones.
Mi mano no podía esperar más y se deslizó hacia donde se encontraba su paquete y lo sujete encima del bóxer, wooooow era increíble, se sentía muy dura y gruesa mi mano no podía abarcarla completa y sus venas sobrepasaban su ropa interior.
Sebastián al sentir mis manos empezó a bufar y sus manos soltaron mis tetas para apoderarse de mis caderas y empujarme hacía él, entonces me dí la vuelta para quedar frente a él y empecé a besarlo mientras que mis dos manos se encontraban abarcando su antojable miembro. Sebastián enseguida dejó mis labios para sumergir su rostro entre mis tetas, con sus dos manos las sostenía y las hacía saltar y se daba pequeños golpes en el rostro con ellas, las succionaba como bebé hambriento una y otra vez e intercalandose para disfrutar de ambas.
Sentía riquísimo ver su rostro desaparecer entre mis tetas y lo cálido de sus labios cuando las chupaba, mis manos hacían lo suyo y no dejaba de acariciar aquel falo por encima del bóxer, hasta que la misma calentura hizo que metiera mis manos y sentir su carne desnuda en ellas era celestial, se sentía venoso, caliente, grueso, en general apetitoso, de esas veces que deseas tanto ya tenerla adentro. Sebastián por su parte seguía chupando mis tetas mientras me agarraba las nalgas, me daba algunas nalgadas suaves y en otras muy fuertes que parecía que quería que los vecinos se enterarán que tenía juguete nuevo, pero me encantaba que lo hiciera, incluso no me importaba que ya las tuviera súper rojas y con marcas de sus manos, cada nalgadas que me daba era un gemido intenso que me sacaba.
Era muy candente todo lo que estaba sucediendo en el bar, pero quería hacer algo diferente y algo que disfrutáramos al máximo, así que aparté a Sebastián un momento de mis tetas y teniendo todavía su verga en mis manos lo lleve hacia la piscina como niño regañado, pero en vez de castigo recibiría un premio y al llegar al borde de la piscina quedando a espaldas de él, tomé sus manos y las coloqué en la parte inferior de mi traje de baño, separé mis piernas y sin doblarlas juntos íbamos deslizando la prenda hasta que me quedé sin ella, Sebastián estando en el piso y en frente de aquel panorama deseado me tomó de las nalgas y empezó a besarlas con mucha desesperación, yo encontrándome agachada pero con las piernas estiradas tomé a Sebastián del cabello y lo hundí entre mis carnosas nalgas, haciendo desaparecer su rostro entre ellas.
Me sentía a morir por la tremenda sensación enloquecida de pasión que me estaba haciendo sentir el abuelo de Antonio, pues con excelente maestría estaba chupando, lamiendo, succionando, besando, jugando y mordiendo cada milímetro de mi vagina y culo, y que lo único que me quedaba hacer era disfrutarlo y gritar como loca ensordecida.
Yo ya no podía aguantar la posición en la que me encontraba, pues las piernas se me estaban doblando por las ricas sensaciones que me provocaba la lengua de Sebastián, y prácticamente dejé caerme de rodillas para quedarme en posición de perrito y Sebastián continuará con su magnífico trabajo y yo retorciéndome de placer.
Posteriormente Sebastián ya viéndome sometida de rodillas, me dió la vuelta y me acostó bocarriba y puso mis piernas en su hombro, siguió comiéndome por un rato más hasta que me arrancó 2 deliciosos orgasmos que hicieron temblar mi cuerpo muy energéticamente, dejando mis piernas temblorosas y muy débiles, pero eso le costó a Sebastián una buena arañada de espalda que le propicie por darme esos prolongados orgasmos y no controlar mi impulso.
Sebastián se puso de pie y yo aún con las piernas temblorosas pude arrodillarme para quedar en frente de él, se podía ver un enorme miembro bien parado y dilatando dentro de su bóxer, tomé a Sebastián con una mano se cintura y con la otra empecé a subir su pene sobre el bóxer, le empecé a dar besos y pequeñas mordidas y él reaccionaba con gemidos de satisfacción.
Con mis dos manos tomé el borde de su bóxer y empecé a bajarlo lentamente hasta dejar ver aquel trozo de carne moreno intenso, lo tenía prácticamente en mi cara, pero quería jugar un poco con sus ansias en lo que a mi se me bajaba un poco el ritmo cardíaco. Comencé a besarle sus pantorrillas que al igual que su pene y el resto de su cuerpo era un moreno intenso, eso me encanta, me atraen los hombres morenos que contrasten con la mía que es muy blanca.
Mis manos recorrían todo lo largo de sus piernas, mientras mis labios besaban cada centímetro de ellas, Sebastián solo podía disfrutar mis caricias y besos mientras él se doblaba de placer, mis manos empezaron a subir hasta llegar a sus testículos, se sentían muy suaves y cálidos, comencé a acariciarlos mientras yo ya me encontraba besando sus caderas y él podía sentir el calor de mi respiración y de mi boca cerca de su miembro.
Llegué a sus testículos, los podía ver completamente hinchados, brillosos como si tuviera tiempo que no se descargara y el tronco de su verga era un manjar apetitoso, pues se podía contar todas y cada una de las venas que de él brotaba.
Mis manos tomaron tus testículos y de ahí tomé el tronco con mis dos manos, wooooow era cálido, muy grueso que mis manos no alcanzaban a cubrirlo todo y suavemente comencé a masturbarlo, mis manos cálidas subían y bajaban mientras nos veíamos a los ojos, acercaba mi cara a su pene y le daba besos y me daba cachetaditas con su tronco, eso hacía enloquecer a Sebastián.
Me levanté un poquito más para llevar su verga a mis tetas, la punta de su pene la empecé a frotar sobre mis pezones, y dejaba caer algo de saliva para que resbalara mejor, posteriormente tomé mis dos tetas y coloqué aquel fierro entre ellas, las apreté y fui moviéndolas arriba a bajo, veía sus ojos de Sebastián y se encontraba extasiado, solamente podía hacer equilibrio para que se cayera y disfrutar de la novia de su nieto.
Volví a tomar nuevamente su pene en mis manos y me agaché donde estaban sus huevos y empecé a chuparlos con delicadeza, metí un testículo y después el otro dentro de mi boca y los saboreaba muy despacio, Sebastián retorcía de placer, sus manos tomaron mi cabeza y empezó a moverse de atrás hacia adelante. Agarré con una mano su pene y lo empecé a besar e intenté meterlo en mi boca, pero ni haciendo el esfuerzo posible entró ya que era muy grueso, quizá no era muy largo aproximadamente 17 o 18cm pero hasta ese momento si era el pene más grueso que había tenido en mis manos, aún así mis labios succionaba lo que poco que podía entrar en mi boca, y como si fuera una paleta de hielo, lo recorría mi lengua de arriba hacia abajo.
Los dos nos encontrábamos súper calientes, mientras yo ya había tenido 2 o 3 orgasmos Sebastián luchaba por no venirse y controlar su eyaculación mientras yo le daba un rico sexo oral. Mis manos aceleraban el movimiento sobre su verga, mientras mi boca succionaba aquellas bolas que rebotaban en mi paladar. Sebastián se encontraba en éxtasis total y ya no pudiendo contenerse más, soltó un grito placentero y enseguida empezó a brotar de su pene un abundante y espeso semen que salía disparado hacia mi boca y cara, mientras mis manos se aferraban fuertemente a su verga para se vaciara completamente.
Podía sentir el cuerpo de Sebastián temblar y su cuerpo debilitarse poco a poco, su semen empezaba a escurrir por mis pechos y resbalaba lentamente por mi abdomen, hasta llegar a mi húmeda Conchita, yo mientras tanto coloqué su pene sobre mi rostro mientras limpiaba con mi lengua los restos de semen que seguía escurriendo.
Empecé a untarme en todo mi cuerpo lo que había caído sobre de mí, lo esparcí sobre mis tetas, nalgas y sobre mi Conchita, esa sensación pegajosa sobre mi cuerpo me encantaba hasta que quedó plastificado como pegamento y me lo dejé así por un rato para que hidrate mi piel y posteriormente me lo enjuague.
Encontrándonos ya enjuagados, fuimos al barcito nuevamente para hidratarnos con otras cervezas y aprovechábamos para darnos unos ricos besos y pasando aproximadamente una hora decidimos subirnos a la habitación y antes de dormir intentamos coger, pero Sebastián no logró tener una buena erección sea por su edad o quizá por el alcohol, pero si seguimos en la cama dándonos cariño hasta quedar dormidos hasta el otro día.
Espero le haya gustado la primera parte de ésta maravillosa aventura en casa del abuelo de Antonio. Y posteriormente subiré las demás, espero sus comentarios y saluditos… hasta la próxima…muaaaaack