El abuelo de anita 6

Conocen a juana la tia de cesar...

EL ABUELO DE ANITA 6

La escena es la siguiente: Renato, el abuelo de Anita, está acostado de espaldas. Con su pijota enhiesta, bien parada, marmórea. En ella está sentada Anita que  ha abierto su agujero elásticamente recibiendo hasta el fondo semejante poronga.

Parado en medio de ellos dos, con su culo, en la cara de su esposa, se encuentra César, la lengua de Anita se pierde en medio de la zanja. Llegando a su arito que chorrea jugos.

Acariciando la espalda y las nalgas de Anita esta Juana, la tía de César. Una mujer de unos cuarenta años, muy bien, muy bella. Desnuda refriega sus tremendas tetas en la espalda de Anita.

__¡Me encanta tenerlos de invitados en mi casa!!__ susurra Juana.

__¡Tía eres maravillosa!!__ replicaba César abriendo su culo cada vez más para que entrara la lengua de Anita más profunda. Juana es la hermana más chica de la madre de César. Han venido a pasar unos días a la casa de esta solterona que no se priva de nada. Han terminado enredados en lujuria y sexo y no es la primera vez. Sí es la primera vez de Renato que goza como nunca.

__¡Abuelito sigue metiendo tu pija en mi colita!!

__Renato te gusta el culito de tu nieta

__¡Todos los culitos me gustan!!

__¡Ya te daré el mío!__ ríe Juana y aprieta las tetas de Anita que gime enloquecida. Mientras sigue subiendo y bajando del perno que ya tiene enterrada en su colita fresca y juvenil. Aún con mucha experiencia por recoger.

Juana mete su lengua ahora en las bolas plenas y gordas de Renato. Este llega con su boca al pene de César y lo traga.

Después Juana muerde los hombros de Anita y llega a su boca. Se funden en un interminable beso salobre, húmedo, salvaje. Los dedos de la chica se meten en la vagina de la mujer. Van y vienen. La mujer madura gime. Respira entrecortada mientras tiene un sublime orgasmo junto con Anita. Se abrazan como pueden. Juana muerde el cuello de la chica. Lo marca. Lo desgarra. Salta sobre la vergota del abuelo que se inflama cada vez más extasiado. Alzado mientras come la pija de César y hunde sus dedos en la cola abierta del muchacho.

__¡Dame lugar pequeña que quiero probar a tu abuelo!__ susurra a la caliente Anita. Esta se corre. Juana se sienta en la poronga de Renato. Gruñen y gimen. Siente que es empalada por un salvaje perno. Entra a fondo. La mujer cabalga a su antojo. Anita besa la espalda de la mujer y luego busca la boca y se funden en un beso largo.

César sigue metiendo su pijota en la boca de Renato que mama y mama. Pasando la lengua por debajo de las bolas, llegando hasta el culito del chico que se retuerce y quiere que le metan la poronga ya mismo.

Juana cabalga sin respiro. Siente la poronga del abuelo de Anita hundiéndose en su arito que llora jugos sin parar.

__¡Ahhh Renato, eres un semental, ahhh, siii!!!__ gime la tía de César, casi histérica. Anita se prende un poco más a los pechos enormes. Los pezones de la mujer estaban alzados, orgullosos. Con los dientes Anita mordisqueaba degustando aquellas preciosas frutas.

Mete los dedos en la conchita de la mujer, masajea su botón y la mujer descarga una y otra vez sin parar.

Se cruzan con sus lenguas. Sus bocas se unen. El beso es largo y profundo. Se lamen los labios. Renato perfora el ojete de Juana una y otra vez. La mujer se desespera al sentir el perno en su culito.

César mira a la tía y con la mirada le pide a gritos el lugar. Juana sale de la estaca. En el cruce el chico se besa con su tía. Acaricia los pezones enormes. Se pone a horcajadas. Toma la vergota de Renato y se la va clavando en su ojete sediento de verga.

__¡Ohh abuelo dámela en el culo, hazme tuyo otra vez!!__ gime Cesar totalmente ensartado. Atrapado como insecto sin alas. Se mueve abriendo al máximo sus nalgas. Su agujero se dilata. Se expande gozoso. Recibe aquel mástil esplendoroso de Renato que lo goza sin parar.

__¡Ohh muchachito, muévete, sí, que rico culito, ahhh!__ gimoteaba Renato.

Las mujeres se comían sendas conchas. Las lenguas iban y venían. Se hundían en las cuevitas mojadas. Los clítoris estallaban en orgasmos simultáneos y vivos.

Los dedos de Anita atravesaban los pliegues de Juana. Los de Juana, la tía de César, se metían en la deliciosa cuevita de la chica. Ambas gemían y emitían sonidos de gozo y placer que retumbaban en toda la habitación.

En tanto, Renato, poseía endemoniado a César. El chico llegaba hasta la boca del hombre y se intercambiaban besos de alta temperatura. Eran volcánicos. Explosivos. Renato taladraba el ojete de César que vibraba y gemía, casi al borde del llanto. recibía aquella tranca como un mandamiento divino.

Anita chupaba con fruición el culito de Juana. Metía un dedo y luego dos. Los metía profundamente. La mujer gozaba como loca. Se retorcía del placer que aquello provocaba en ella.

Ahora la lengua de Juana entraba en el hermoso culito de Anita. Las dos tigresas se revolcaban de placer y lujuria. Sin reservas. Sin remilgos. Dándose todo. recibiendo todo.

Igual los machos que se hamacaban en danza de placer. Sodomizando. Penetrando. Cabalgando la vara de uno sobre el otro. Recibiendo y dando placer. Renato aceleraba las embestidas. Sus bolas chocaban con las nalgas de Cesar que navegaba en un mar de sexo sin nombre y sin historia. Sin igual.

__¡Ahh voy a terminar, no aguanto mássssss, tanto placer, ahhh!!!__ gemía a los gritos Renato.

__¡Sácala, sácala!!__ gritaba Juana

__¡Sí danos tu leche, repártela, abuelo, sí, si!!__ pedía Anita. Renato quitaba la furiosa e hinchada tranca del ojete mojado del chico, se pone de pie al borde de la cama. Agita la poronga que salta briosa de un lado a otro. Los tres acercan sus caras al miembro. Lo rozan con sus lenguas. Renato apura los masajes. Cierra los ojos. Empiezan a salir chorros de semen. Juana abre la boca y traga, un poco para Anita y otro poco para César.

Los tres son regados convenientemente. Luego se van metiendo la poronga de Renato, el abuelo de Anita, uno a uno en sus bocas. Van chupando. Lamiendo, limpiando aquel sable erguido. Renato parece estar en un sueño. Es comido por bocas fantasmales. Hay dedos que hurgan su ojete. Siente humedad en todo el cuerpo. las corrientes eléctricas van y viene. Se sacude. Tiembla. Alguien se acerca a su boca y lo besa. Chupa su lengua. Le traspasa el gusto a su propio semen. Siente que se va a desmayar de tanto gozo.

__¡Eres un semental!__ dice gustosa Juana, la tía de César. Quien todavía saborea la pijota del abuelo de su mujer. La limpia y la re limpia sin descanso. Su propia verga está alzada. Anita chupa y chupa la lengua de su abuela, en un constante éxtasis.

Juana engulle la pija de César, su sobrino. le da pequeños mordisquitos. La lame despacio. Suave. Tiembla del placer que le producen esos instantes de ensoñación. Sopesa los huevos del sobrino. Los acaricia en sus dedos trémulos y firmes. Hunde otro en su cola abierta. César bufa y gime. Parece el llanto de un animalito en celo. Recuerda la primera vez con su tía, cuando aún era tan joven y ella le hizo sentir la calidez de una vagina húmeda y caliente.

Cuando ella se le subió encima y lo cabalgó durante unos minutos para que el, aún imberbe, se fue en semen apenas las primeras sacudidas. Después todo cambio. Se fue haciendo más experimentado. Cuando iba a lo de Tía Juana. Y ella se lo cogía en todas partes. En la cocina. en el baño.

Anita quiere revivir el tronco del abuelo. Lo mete en la boca. Lo chupa. Renato se va calentando nuevamente. Siente el cosquilleo, las vibraciones en el cuerpo. Se estremece. Mete dedos en la conchita de su nieta. La escarba. Ella se conmueve y chupa mas ardientemente. Gime. Respira. Se contrae y se expande todo al mismo tiempo.

Juana se clava la vara de César. Embiste al muchacho. Aprovecha le da a comer sus pechos sabrosos y bamboleantes. El chico chupa ávidamente. Con fruición. Se sirve aquel manjar. Las respiraciones se agitan. Se avivan. Vuelan en profundos gemidos, guturales. Palabras van y vienen en aquella habitación. Se mezclan. Hablan todos a la vez. Babel de placer y locura.

Anita ha puesto en pie la poronga de Renato. Se monta en ella. Entra en su vagina rapada. Suave. Chorreando jugos. Babosa que atrapa. Telaraña que lentamente gana y enreda y apresa. Conmoción de hormonas y fluidos.

Juana acelera sus embestidas. César que esta profundamente dentro de ella. Muerde sus tetas. Ella grita. Muerde con sus músculos y sus pliegues aquella verga que adora de siempre. Sabe que no tardar en vaciarse y lo quiere dentro de ella. Hasta la última gota.

César empezó a gemir y a ir y venir mas rápido dentro de ella. Juana con sus brazos atenazaba fuerte el cuello del chico y metía la lengua mas y mas dentro de la boca. Sentía como la morcilla se hinchaba mas y mas hasta que el gruñido del chico fue acompañando los escupitajos de leche dentro de su concha salvaje y húmeda

__¡Oh sigues siendo un encanto mi amorcito!!__ gemía Juana mientras sentía dentro los líquidos de César que se perdían en su reducto.

Anita salta sobre Renato. Lo cabalga sin miramientos. Espera la leche del abuelo. La desea. Quiere que llegue ya. Gime el abuelo. Aprieta los dientes. Siente que bañara a la chica sin falta. De repente los escupitajos vuelan por el interior. Anita grita. Tiene otro orgasmo. Se siente llena. Poderosa. Quedan tirados uno al lado de otros.

Juana al lado de Renato, César y Anita. Se siguen tocando. Juana acaricia la vergota que aún no cae del abuelo. César toca y roza los pezones erectos de Renato que suspira quedamente. Tomando aire. Buscando un resuello. Anita se monta sobre su esposo y busca los labios del hombre que la ha cogido tan bien hace unos momentos.

__¡Me están tratando de matar!!__ dice rogando Renato.

__Pero morirás contento__ susurra César

__¡Claro!¿Quien no querría morir cogiendo?__ acota risueña Juana

__¡Y con dos mujeres y un macho insaciable!__ afirma Anita y vuelve a meter su lengua dentro de la boca del abuelo. Juana se acerca al viril pedazo que aun descansa y le sopla levemente de cerca. El aire tibio le encanta a Renato. César mordisquea un poco más las tetillas sudorosas y duras. Empiezan los cuerpos a enroscarse. A gimotear.

César hunde sus dedos en el culo de Renato.

__¡Ahh sigue así, anda!!__ pide el abuelo de Anita.

La lengua de César se extiende por las aureolas del pecho del hombre que esta despertando.

Una mano de Juana sostiene los huevos del macho. Los acaricia. Los palpa.

__¡Ohh, sigue así, Juanita, anda, tócalos, me encanta!!

__¡No te reprimas Renato, goza!!__ le dice la sabia tía de César.

Este sigue metiendo dedo al culito en llamas de Renato. Lo hunde. Saca y mete. Mete y saca. Ha logrado que el hombre empiece a tiritar y a vibrar como una hoja en el viento. Trémulo pájaro sediento de sexo y lujuria.

__¡Porque no reemplazas tus dedos muchacho!!

__¡Ahh viejo zorro!!

__¡No hables así al abuelito!!__ socarrona acota Anita.

__¡Ahí voy!!__ amenaza César con su empinado perno listo para ensartar a su amante varón.

Las mujeres se corren. César se coloca entre las piernas del macho sediento de pija. Busca el agujero con su cabeza.

__¡Ahí muchacho, ahí, métela!!

__¿Quieres que te la meta viejito bufarrón!!

__¡Ahhh, sí, pronto, lléname con tu leche!!!__ pide urgentemente aquel Renato ardiendo en todos sus poros. En todos sus agujeros. Quiere esa pija dentro de  el. César embiste y ensarta. Juana mete la tranca del hombre a su boca golosa. Anita va detrás de esta y chupa el agujerito hermoso de la tía de su esposo.

Pronto los gemidos otra vez están en la habitación. Llantos. Quejidos. Ayes. Uyss. Todo tipo de sonidos y tips, que se permiten, por supuesto en las cuestiones amatorias.

Las bolas de César golpean las nalgas del hombre que alza mas las piernas por sobre los hombros de este. Ataca el anillo. Lo abre. Lo sacude. Lo dilata y va y viene.

__¡Ahh hermosa pija, clávala, clávala, Ohh  si, si dame tu espada!!__ gruñe el abuelo de Anita sintiendo todo el rigor de aquella vara hundida en su túnel.

Anita mete dos dedos en el culo de Juana. Aún apetecible. Aún duro y de formas hermosas. Muerde un poco las carnes y eso hace gritar a la mujer.

En tanto está chupa la herramienta de Renato que ha crecido otra vez.

__¡Ohh Juana eres un ángel!__ clama Renato. Sintiendo la dureza que se infla más y más.

__¡Ahhh, tu nieta es un ángel, como me abres el culito, niña, sigue, ahhh, acabo, acaboooo!!!__ lloriquea Juana.

Apura César. Quiere llenar ese culito de leche blanca y espesa.

Va y viene. A toda marcha. Golpea y galopa las caderas alzadas del macho sediento de leche.

Anita apura sus chupadas, ayudando ahora en el poderoso miembro del macho. Juana cruza la lengua y las chocan con la chica. Se besan. Vuelven al objeto.

Renato goza por los dos lados. Se siente clavado y mamado por dos demonios insaciables. Rubia y morena, abren sus bocas y tragan. Tragan todo lo que les da aquel macho. La miel espesa.

César cierra los ojos. Empuja. Empuja y suelta la blanca espuma en el ojete del macho sediento. Muerde su boca. Sus lenguas crepitan saltando chispas.

Quedan un poco quietos. Mirando al techo. Mirando por las ventanas abiertas. Afuera la vida sigue.

Ellos siguen en su mundo de gozo y perversión a toda marcha.-