El abuelo (6)

El abuelo, me mira y sin miramiento me desnuda, comenzó a acariciarme, besarme y lamer desde la oreja hasta los mismos dedos del pie… ooohhh!!. Chupo y mordió tanto cuello como pezones, finalizando con mi miembro en su boca, y sus dedos en mi orificio anal, ¡dejándome llevar por el morbo... mmmm!!.

El abuelo (6)

El pensar que la finalización de una gran amistad entre amigos, tuvo como culpables tanto su padre como su abuelo, hace pensar en lo peor, una gran amistad de años consumida en apenas tres meses. Tres meses en el cual me convertí en el juego sexual de estas dos personas, cuyos lazos fraternales no deseaba romper, debiendo de callarme y soportar sus deseos y lujurias. Y muchos os preguntaréis… ¿Cómo llegue hasta semejante situación?...

Como bien sabéis, todo comenzó a raíz de un comentario que hizo mi amigo sobre mí a su abuelo, comentario jocoso en forma de broma burlona, cuyo hombre mayor tomo a pie de la letra. Luego todo lo que se originó, fue a raíz de esta persona averiguar e indagar si era cierto o no, no haciendo caso a mis explicaciones, ni a las definiciones que di respecto a esos comentarios. Pero como explicaros como aquella persona amable y tierna que era el abuelo de mi mejor amigo, paso de atosigarme por unos comentarios a un acoso en toda regla, no contentándose verbalmente sino también mediante manoseos.

Manoseos impropios de una persona de su edad, impropios de ser prácticamente un familiar, lógicamente no directo, pero por la familiaridad se podría decir que casi. Manoseos que dejo pasar achacándolo a burlas, manoseos que ignoro a pesar de ser más que molesto… inapropiados, pero lo peor de todo es como permití que continuara, quizás fuera el miedo o el hostigamiento. Sabiendo perfectamente que no es justificación, pero como explicar que me tenía petrificado, como explicar que cedí ante aquellas sensaciones, oscuras y llenas de deseos, llegando a pensar en lo peor. Llegándole a escucharle, decirme…

  • “No te preocupes de que tarde o temprano serás mío”.

Y echando una mirada hacia atrás, no me imagine que fuera más temprano que tarde, cuando aquella noche que me quede a dormir en casa de mi amigo Alberto, esta fraternal persona me abordo a media noche. Donde achacas una acumulación de sensaciones extrañas, pero al mismo tiempo agradables a parte de una fantasía, despertándome y llevarme la sorpresa de encontrarme a un extraño encima, desconocido que tras unos segundos me acostumbré a la oscuridad, pude reconocer a esta persona, no siendo otro que el abuelo de Alberto.

Atónito me quedé, pues no me lo esperaba y quizás menos de él, estaba sorprendido por mi actitud, pues inexplicablemente me dejaba hacer, mostrándole que estaba completamente a su merced. No quisiera regocijarme en esos recuerdos, no me gustaría detenerme tanto, pero el morbo y ese oscuro placer me embriaga, acabando por perderme… uuummm!!. Ese querido anciano me tenía desnudo, persona entrañable que me hacía vibrar mediante caricias, besos y magreos… ooohhh!!, no habiendo centímetro de mi cuerpo que no haya probado… uuuffff!!, teniéndome entre espasmos, retorciéndome de placer… aaahhh!!. No hubo momento que no quisiera impedírselo, pero algo dentro de mi… me detenía, dejando que continuara a pesar de todo. Continuo este, mientras me acariciaba, me decía…

  • “Sabes, no he estado con nadie desde que enviude, debo decir que le he sido fiel a excepción que unas pajillas, pero mira por dónde me voy a resarcir de lo lindo hoy”.

Dice y tras las buenas noches acaba por marcharse, esto ocurrió durante esa noche y muchas más, noches que fueron menos pero no por eso aprovechada por este. Y como suelo decir, me encontré con una situación inesperada, situación que sin comerlo ni beberlo o si preferís… de golpe y porrazo, este hombre me ha convertido en su objeto o juguete de placer, y todo gracias a los comentarios jocosos y burlón de mi mejor amigo, o sea de su nieto. Y encima regocijarse, cuando me dice…

  • “Uuuffff!!, como me tienes maricón”.

Abuelo… persona fraternal, que, con el paso de las semanas e incluso meses, aprovechaba cualquier oportunidad, no solo caricias o magreos, sino para cogerme para que se la coma, acabando como por penetrarme. Como aquel día en mi casa, donde me sodomizo en mi propio dormitorio, mientras el resto de familiares y amigos por parte de ambos estaban fuera. Siendo nuestra segunda vez, sumamente arriesgado, pues el abuelo estaba muy caliente, necesitando volverme a sodomizar. Siendo en esa segunda ocasión, precisamente donde se alojaba o sea en casa de su hijo, hogar de mi amigo Alberto, y encima me estaban follando en su propia cama. Como olvidar ese momento, pues una imprudencia por parte de esta persona fraternal, imprudencia que no era otra que sus gritos y gemidos, alertando a quien menos esperábamos.

Pues en un momento dado, momento de placer, satisfacción y algo de dolor, tuve esa sensación de ser observado, dándome por mirar hacia el lado opuesto, no pudiendo cerciorarme de fuera así o no, pero el ruido de al cerrarse la puerta me lo confirmo. Ruido que el abuelo ni se inmuto, pues deseaba disfrutar… no dejando embestirme, no permitiéndome moverme, penetrándome bien fuerte y profundo… ooohhh!!. Llegándome a soltar…

  • “Espérate… coño, ¡espérate que ya falta poco… aaahhh!!”.

Dijo mientras su polla entraba y salía de mi dolorido orificio, orificio que a pesar de todo no se había acostumbrado aun a su grosor, no dejando de embestirme hasta que entre jadeos y estremecimiento, acabo por descargar y finalmente preñarme, quedándose inmóvil dentro de mí… uuummm!!. Mientras siento su verga perder su hombría, acabando por sacármela, mientras volvía a soltarme…

  • “Joder, como en una cama nada… verdad”.

En esos momentos y más por el temor que alguien hubiera fuera, me quede inmóvil en la cama, mientras este no dejaba de decirme que me vistiera y saliera del dormitorio. Esperaba que el fuera el primero en salir, deseaba que verificara que no había nadie, no os miento… tenía miedo, pues claro está, temía que nos hubieran sorprendido. Pasando ahora a esa fase de las dudas, dudas por pensar en quien coño nos descubrió, pensaba en mi amigo Alberto pues últimamente estaba de lo cabrón, luego en su hermana que no dejaba de atosigarme con estar conmigo, cosa que tampoco me molestaba, sino fuera porque era la hermana mayor de mi amigo. Luego están sus padres, eso ni me lo imaginaba, pero todo dependería de sus caras al mirarme, eso sería la parte más absurda, pero, aun así, pienso que no es un trago fácil para ninguno de ellos el digerir, ver a esa figura fraternal que es el abuelo, follarse al mejor amigo de su nieto y encima en su propia cama, incluso a mí me costaría digerirlo.

Pero con el paso de los días, pude ver que el trato del resto de la familia era igual, Alberto mi amigo seguía de lo más capullo y cabrón, aunque su trato era comprensible, ya que me veía como una amenaza ante el amor hacia su abuelo. Marina… su hermana estaba de lo más cariñosa, algo normal también en ella, pues sin llegarlo a pensar, me cogió en un momento depre, acabando por enrollarnos, no pasando de los besos y magreos, cuya chica no dejaba de cogerme el culo sobre todo (joder, vaya obsesión familiar tenían). Y los padres, los veía como siempre, padre trabajador y protector, y madre como cualquier r madre.

Pero bueno prosigo, semanas más tarde, me ocurrió algo que la cosa es que se me fue de las manos, día en que mi amigo me pidió que le ayudara a realizar una tarea del colegio, pero fue y este tuvo que salir ante una ausencia, acabando por pedirme que me quedara esperándole. Pero aburrido de estar allí, acabe por salir de su cuarto y curiosear por la casa, entre en cada una de las estancias, acabando por entrar en el dormitorio de su hermana, quizás más por las ropas que esta tenia esparcida por el cuarto. Dándome por mirar sus braguitas, llamándome la atención alguna, acabando por probármelas, tomándolo como un juego aquello, pero dándome cuenta lo que me hace hacer el aburrimiento. Pero bueno para resumir, como una cosa llama a la otra, quizás por el calentamiento que esto me dio, acabe por probarme algunas de sus ropas. Estaba tan metido en esto, que no escuche nada, menos aun cuando de repente se abrió la puerta del dormitorio, llevándome la enorme sorpresa al ver al padre de Alberto, pensando en esos momentos eso de… ‘tierra trágame’. Cuando este me pregunto…

  • “Ah!!... perdón, no sabía que había alguien aquí”.

Calla y segundos después, vuelve a preguntar…

  • “As visto a Marina, por cierto… ¿Quién eres tú?”.

Siendo aquí donde se torció todo, pues no supe que contestar, no deseando delatarme por el tono de mi voz, no porque sea grave sino porque pueda reconocerme, y ante las dudas, finalmente calle. Cosa que a esta persona no lo vio conveniente, pues acabo por amenazarme con llamar a la policía si no respondía. Y viéndome acorralado, no me quedo otra que decirle la verdad, contándole de quien era y los motivos por el cual estaba allí. Bien recuerdo su expresión, era una mezcla de incredulidad, sorprendido y rasgos de enfado, pero no tan sorprendido cuando este comenzó a reírse, aquello no me lo esperaba, sintiéndome encima yo mal, sintiéndome humillado. Este comenzó a preguntarme una serie de cosas, sobre todo mis inclinaciones, siendo una de estas preguntas…

  • “Saben tus padres que tiene un hijo travesti y afeminado”.

Rápidamente negué tales afirmaciones, no dejándole de explicar que aquello había sido un error, intentando justificarme que me dejé llevar por la curiosidad y el aburrimiento, soltándole…

  • "Sinceramente… me deje llevar".

Este viéndome y sin creer que fuera yo, y encima sorprendido al escucharle, sonríe y pregunta…

  • "Y entonces… ¿Qué tal…  te gustas?".

Y sin dejarme contestar, me suelta…

  • “Quizás no haya sido por el aburrimiento o la curiosidad, sino te has dejado llevar por lo maricona que eres, y querías sacar del armario a ese travestido".

Dice al tiempo que se me acerca, tomándome del brazo y me hace moverme sobre mis propios pies, como si estuviera mirándome como estoy, acabando por dejarme de espalda a él. Noto como se me acerca por detrás, sintiendo sus manos en mis caderas, pegando su pelvis en mi culo, y con ello noto la presión de su tremendo bulto. Notando todo esto intento apartarme, pero este me lo impide con fuerza, intento girarme y este me zarandea, mientras me pregunta si su hijo Alberto sabe algo. Pero fue escuchar aquello, respondiendo enérgicamente…

  • “Alberto no sabe nada de esto”.

Pero eso no era nada, para lo que me esperaba, pues para mi mayor vergüenza fue escucharle decirme… ‘el pasado día os sorprendí a mi padre y a mi follando’, aquello me dejó patidifuso… sin saber realmente que decir, no podía justificarlo… claro está, menos podría decir que no era lo que parecía, pues era algo evidente. Quise explicarle, nuevamente se me fue de las manos por decirlo de alguna manera, pues como bien sabéis, acabe pasando por la ‘piedra’ con el padre de mi mejor amigo Alberto. El cual me confiesa antes de marcharme, diciéndome…

  • “Sabes una cosa, una vez contraté los servicios de una travesti, pero como tú dices… ‘solo por curiosidad’, pero salí pitando de la habitación, nada más vérsela, pues la muy cabrona era el doble de la mía. Joder… aquello me desánimo”.

Sonríe, mientras magrea mis nalgas, soltándome…

  • “Pero contigo ha sido diferente, ya que ni tan siquiera he caído que eras un chico, quizás sea porque ni tan siquiera ha aparecido tu pene, aunque fue vértela y me diste hasta pena, menuda polla más pequeña que tienes”.

Palabras punzantes de lo más humillante y vejatorias. Donde este hombre… padre de familia se marchó, dejándome allí a la espera del regreso de su hijo, amigo que nada más regresar y disculparse, me pregunto…

  • “Espero que no te hayas aburrido mucho”.

Dice y llevado por la curiosidad, acaba preguntando…

  • “¿Por cierto que has estado haciendo todo este tiempo?”.

Callo y me dispuse a hacer la dichosa tarea, no respondiéndole y solo haciéndole saber que nos pongamos con aquello.

Desde ese día deje de ir a casa de mi amigo Alberto durante semanas, tiempo en que esta venía acompañado ya sea por su abuelo o padre a mi casa, donde venía a ver si me pasaba algo. Estaban extrañado por mi ausencia, vistas que justificaba con los estudios o tareas atrasadas, sintiéndome mal ante las miradas perturbadoras de esos adultos. Pues cada uno a su manera me hacían sentir mal, pero, por otro lado, me sentía deseado, sobre todo por el abuelo que no perdía oportunidad de meterme mano. Abuelo que me soltaba al oído cuando veía que nadie nos veía…

  • “Uuuffff!!... como te he echado de menos, no te imaginas como de cargado de leche tengo los huevos”.

Dice al tiempo que toma mi mano y se la dirige hacia su entrepierna, rastrándome contra sus genitales, haciéndome notar como estaban estos… uuummm!!. Aunque por el otro lado estaba el padre de Alberto, persona paterna que con cautela se me acercaba, acabando por decirme…

  • “¿Cuándo te voy a poder ver?, tengo ganas de repetir lo del otro día, no te imaginas las ropitas que te he comprado, se me pone dura de solo imaginarte con ellas”.

Y mi amigo Alberto, simplemente me decía sin importar que los demás les viera, sin esconderse…

  • “Tío que te pasa conmigo, quizás haya sido por lo capullo que he sido últimamente, perdóname, pásate por mi casa otra vez, sabes… hasta mi hermana pregunta por ti”.

Dejando esto último como coletilla, acabando finalmente por pasarme, no porque hubiera querido o, sino que mis propios padres me obligaron a ello, claro está sin saber mis verdaderos motivos. Día que no se me hizo tan largo como el que pase durante todo ese fin de semana, pues cuando salimos el mismo viernes del colegio, acabe en casa de mi amigo Alberto. Tarde que estuve solamente con él, como si estuviera escondiendo del resto, pero tras la cena toco irnos cada uno a nuestros dormitorios correspondientes. Dormitorio que ignoro la hora en la cual tuve una visita, no siendo esta persona que el abuelo de Alberto, persona que tras acercarse y sin miramiento desnudarme. Tras tomarme comenzó a acariciar mi cuerpo, besando y lamiendo desde mi oreja hasta el dedo gordo del pie… ooohhh!!. Chupando y mordiendo tanto cuello como pezones, ¡finalizando con mi miembro y mi orificio anal… ooohhh!!, comenzando a penetrarme a saco, no teniendo miramientos, dejándose llevar por la pasión y el disfrute… uuuffff!!.

Abuelo que aprovecho la noche hasta las primeras luces de la mañana, donde si hacer ruido salió de mi dormitorio hacia el suyo, dejándome descansar al menos unas horas. Aquel hombre me dejo ‘baldío’, no habiendo parte de mi cuerpo que no estuviera dolorida, demostrándome que los pasos de los años no habían pasado por él, pues no solo me preño dos o quizás tres veces, sino que se corrió en mi boca otras dos veces. Persona fraternal que una vez tras, acabo por soltarme…

  • “¿Cuándo me vas a permitir hacer un trio contigo?, tengo ganas de compartirte con un amigo mío, ¡hombre de mi edad que te tiene ganas… uuummm!!, déjate hombre… te vamos a empalar”.

Recuerdo que cuando me levante, me dolía todo el cuerpo, achacándolo ante los demás por la cama, estos reían y mediante coña y comentarios burlones, soltaban diferentes bromas al respecto. Sábado que pase tranquilo, pero con la llegada de la noche, cuando todos nos fuimos a dormir, volvió a repetirse, entrando de nuevo el abuelo en mi dormitorio. Volviéndome a follar a saco, pero con la salvedad que no tuvo tanta energía gracias a Dios, volviéndose rápidamente a su dormitorio, permitiéndome descansar durante más tiempo y mejor.

Pero el domingo fui despertado por mi amigo, amigo que me aviso que iban a la iglesia y que volverían en una hora u hora y media, marchándose para mi sorpresa todos, quedándose solo en su casa. Pero mi paz no duro mucho, pues a no más de media hora, apareció el padre de Alberto, el cual me hizo saber que había dejado a todos en la iglesia, teniendo un tiempo limitado para nosotros. Aquello me sorprendió, pues no esperaba nada mas de sexo durante el domingo, pero bien equivocado que estaba, sobre todo cuando este me soltó…

  • “Ve desnudándote que ahora vengo”.

Claro está no lo hice, pero cuando este llego al dormitorio y me encontró aun con el pijama puesto, volvió a pedírmelo de malos modos, acabado por amenazarme con llegar a contárselo a mis padres. Cosa que, sin palabra alguna, comencé a desvestirme a toda leche, mientras miraba como este sacaba del interior de una bolsa unas prendas, prendas que me las dio y que pidió que me las pusiera. Soltándome…

  • “Toma, ponte esto y sin rechistar”.

Fue coger esas prendas y al ver que eran todas femeninas, no dije nada simplemente me las coloque, sabiendo perfectamente que desde que me encontró la vez anterior con prendas de su hija puesta, marcaría el comienzo de algo. Me coloque esas braguitas tipo tanga de encajes negras a juego con un sujetador con relleno, unas medias de ligas con ligueros que me tuvo que explicar el cómo colocármelo, una faldita tipo colegial y una blusa. Finalizando con el calzado, algo de bisutería y maquillaje, mirándome frente al espejo y pudiendo ver a otra persona distinta a la cual soy, este reía mientras no pudo contenerse en magrearse su entrepierna. Mientras me soltaba…

  • “Me gustan las zorritas de tu estilo, sois tan obedientes y entregadas como ninguna”.

Y mientras se desviste, no deja de decirme…

  • “Te voy a poner a cuatro patas, para poder follarte mientras te castigo por ‘puta’, te voy a dar tantos azotes que te voy dejar toda escocida, ¡y luego te pondré un collar y una correa… uuummm!!”.

Y me da miedo mirarlo, pues me imagino lo que me espera, no solo por lo que me espera, dándome por darle lo mejor de mí, acercándome hasta donde está gateando, me miro y tuvo que gustarle lo que veía, pues cogió y se sentó. Llegue hasta este, comenzando a lamer desde sus pantorrillas hasta sus genitales, mientras el separaba sus piernas. Comencé a lamer su entrepierna, bese y chupe sus genitales, perineo e incluso sus nalgas, continuando por su tronco hasta engullirme su glande, sintiendo la presión de su mano en mi nuca… uuuffff!!. Sin despegar mi cabeza de su polla, puedo escucharle decirme…

  • “Me va a encantar educar y dominar mariconas como tú, porque… cooperas más que cualquier hembra, además… eres de lo más sumisa y obediente, y veo que no te niegas a tener sexo duro, bueno eso y lo complaciente que eres”.

Comentarios que me pone, tanto que a pesar de las náuseas y arcadas que siento, me trago en su totalidad su polla, sintiéndola muy dentro de mi garganta, mientras me suelta…

  • “Uuuffff!!... joder, tú sí que sabes mamar muy bien, como sigas así, vas a tragarte la primera lechada, otras de las cualidades que tanto me gusta de ti, no te niegas a tragar mi leche… ooohhh!!”.

Y nada más sentir su miembro vibrar, son escasos segundos en que estalla, descargando directamente en mi garganta hasta mi estómago, sacándomela de la boca a pesar de soltar algunos chorros… uuummm!!. Me mira sonríe, soltándome…

  • “Ahora toca complacerte a ti… putita, ¡voy a follarme ese culito tan lindo que tienes… uuummm!!, como me pone ese agujerito tan estrecho a pesar de todo”.

Haciéndome inclinar sobre el apoyabrazos del sofá, levantar el vuelo de la falda, echar hacia un lado la tira del tanga, palmear un par de veces mis nalgas, comenzando a deslizar sus dedos entre mis glúteos… ooohhh!!. Comenzando a introducirme uno de ellos, teniendo cuidado, metiéndolo despacio, sacándolo y tras impregnarme con algo, meterme dos… ooohhh!!. Soltándome…

  • “Así mejor… verdad”.

No respondo, me quedo callado, disfrutando de esos dedeos en mi interior, sacándomelo y no del todo para volverlo a introducir, tiempo que no os sabría precisar, pero que tras unos minutos… uuummm!!. Saca estos y lo sustituye por su polla, comenzando a introducírmela, penetrándome lentamente, gimo por cada una de sus embestidas. Incluso, creo recordar que no debió de gustarle un par de cosas que hice, como cuando eché mi mano hacia atrás a modo de apartarlo un poco. Manos que me las ato a la espalda mediante una de mis medias, llegando a utilizar la otra para amordazarme, comenzando a embestirme frenéticamente hasta correrse… aaahhh!!. Diciéndome al tiempo…

  • “Y lo mejor que más me gusta de ti… maricona, ¡es que no te quedaras embarazada por mucho que me corra… uuuffff!!”.

Tres meses duro este asedio, y creo que mucho fue, sintiéndolo sobre todo por mi amigo Alberto, sintiéndolo porque el no tuvo la culpa de nuestra separación, aunque todo se inició por unos comentarios mal sonantes hacia mi persona. Comentarios que hizo que comenzara uno con el acoso, persona que consiguió sus pretensiones, pero que una de las tantas y de forma involuntaria, pues no hubo intención alguna, fimos descubierto por su hijo. Comenzando a raíz de esto, y también por un desliz mío, acabe siendo objeto sexual de este, persona fraternal que realizo todas sus fantasías a mi costa. Pero para fantasías realizada, podría decir que la echa por su propio padre, cuando este acabo por realizarla, aquella que tanto me pedía, aquella que no era otra que…

  • “¿Dime maricona… ¿Cuándo me vas a dejar compartirte con un amigo mío?”.

Dice y repite una vez tras otra, acabando por permitírselo más por morbo y curiosidad, sobre todo cuando me suelta…

  • “Déjate… hombre, te va a gustar, venga… te vamos a empalar”.

Pero bueno lo dicho, ya me decís que os aparecido. Estaré esperando vuestra respuesta, deseando recibir vuestros comentarios, ya sea a este portal como a mi correo. Mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto como… jhosua1974@gmail.com ).