El abuelete me metio la daga por los tres agujeros
Gemía y acompasaba su cadera con sutiles movimientos a mis acometidas, disfrutando una de aquel manjar durante unos buenos minutos hasta que note que se andaba calentando en demasía y podía ser mi boca ya pasto de alguna inundación espontanea.
Llevaba varios días sin tener ningún encuentro con alguno de mis amores de cama, y ya estaba pensando en visitar o llamar a alguno, cuando una noche decidí pasar por el garaje a recoger unas cosas que me había olvidado tras el día en la playa, llevándome una grata sorpresa aunque también un buen susto al principio, pues al cerrar el coche una voz por mi espalda me alarmo en primera instancia.
¡Hola tesoro!, como estas, no he vuelto a coincidir contigo desde aquel encuentro y mira que bajo al garaje como un loco todas la noches a ver si te veo, pues mi mujer por el día me tiene copado y no me deja ni a sol ni a sombra…
Como suponen era el abuelete que de espontaneo se había colado en aquel improvisado polvo en el garaje con Diego.
Hola, le dije cariñosamente mientras lo salude con un beso, volviendo el a decirme que bajaba todas las noches puntualmente como un reloj a la hora que tuvo el encuentro por si volvía a verme ya que no sabía mi piso ni tampoco quería importunar .
Y que quería de mi buscándome con tanta frecuencia le dije picaronamente… respondiéndome él--que volver a tener si era posible un momento de placer como el que aquella noche paso, pues hacia años no disfrutaba ni tenía algo tan rico y placentero, ya que mi mujer rara vez al mes tiene ganas y no es una diosa del amor como tú eres…. Además ella no usa la boca para dar placer solo quiere mete y saca y que sea rápido…
Me reí a carcajada por la respuesta del abuelete, a la vez que se me activo mi lado más tierno, pensando que quizás un encuentro con aquel dulce abuelo calmaría mis calenturas y además le hacía un grato favor.
Bueno y no corre peligro que aparezca su señora y nos pille aquí o algún vecino como aquella noche contigo….cortándome rápidamente en la conversación para decirme…. Está durmiendo la vieja y esperaba me invitaras a tu casa pues aquí es algo incómodo y como tu bien dices es algo peligroso, te imaginas que me pillen … a este viejo con una dama tan guapa como tú.. Van a pensar estoy abusando de ti…
Le dije entre risas, para su edad no está usted nada mal, además mantiene en buena forma eso que quieres esta noche hacer trabajar, venga acompáñeme y le invito a tomar algo a casa y ya veremos qué pasa…
Ya en el ascensor me volvió a dar un beso, como si tuviera prisas y por si una se arrepentía de lo que había dicho, calmándolo cariñosamente, le devolví el beso poniendo mi mano sobre su paquete al que agarre y palpe suculentamente para decirle, tranquilo mi semental que vas a tener tiempo ahora arriba de poder lucir tus artes...
Resoplo como un toro bravo haciéndome calentar al ver como las venas de su cuello se inflaban al tensar su cara con aquel gesto tan masculino, notando también entre mis manos que aquello andaba en buen camino ya.
Entremos a casa tras ver no había ningún vecino cerca, y en segundos se quitó su camisa para asombrarme con aquel torso masculino y repleto de vello blanco que lucia por su edad.
Me retiro con rapidez igualmente mi blusa sacándola por mi cabeza para agarrar allí mismo en el salón mis pechos y sobarlos con sus manos a través de mi sujetador…
Aquel abuelete estaba salido e iba como una bala lanzado, por lo que intente calmarlo pues no quería se me fuera abajo en el primer asalto, aunque su decisión y mis ganas de cama me freno, dejándolo a su libre albedrio para ver que sucedía y ver como trabajaba aquel viejo que ahora con su boca acosaba mis pezones tras quitarme sutilmente mi sujetador.
Madre mía, que arte tenía con la boca el abuelete que me puso los pezones en punta y duros como dos botones, mientras sabiamente soltó mi falda y la dejó caer al suelo para que una sutilmente sacara las piernas y se liberara de ella, pasando a introducir su tosca y rugosa mano por mis bragas para acariciar mis nalgas y donde la unión de estas confluyen con mi rasurado y mojado conejito.
Resoplaba él y una gemía como una loca entre el magistral acosos de su boca sobre mi cuerpo, deslizando esta hasta mi sexo para catarlo por primera vez.
O este viejo había visto muchas películas porno o realmente hacia también estas cosas con su mujer pues no parecía ser un abuelo del mete y saca y ya está, ya que me había puesto al mil por hora en pocos minutos y parecía ser un experto en el arte de dar placer a una mujer.
Me dijo--- vamos a tu cama, tras preguntar dónde estaba la alcoba, a la vez que se quitó sus pantalones y ese suelto slip que no disimulaba ya el duro empalme de su rabo.
Volví a mirar aquel espigado y duro armamento y lo cierto es que no tenía el grosor de los que últimamente habían entrado por mis aberturas, pero aun así, lo hacía muy apetecible la longitud con su fineza y proporciones equilibradas, con aquellas venas marcando todo su recorrido y sus dos enormes bolsas colgando, típico ya por su edad, protegidas por aquel espeso y pelo blanco las hacían muy sexy.
Que dura esta le dije mientras la agarre y teste con mi mano ante su lujuriosa mirada , pidiendo se la chupara , por lo que no tarde ni un segundo en agacharme y a la vez que cogí con la otra mano sus dos enormes pelotas que se balanceaban ostentosamente ante la rigidez de su rabo…comencé a chuparle su proporcionada punta que parece ensamblada perfectamente en aquel fino atractivo rabo, recordando ahora el tacto de aquella noche en el garaje y su longitud pues me llegaba hasta el fondo mi garganta y aun sobraba polla por meterme en mi caliente boca.
Gemía y acompasaba su cadera con sutiles movimientos a mis acometidas, disfrutando una de aquel manjar durante unos buenos minutos hasta que note que se andaba calentando en demasía y podía ser mi boca ya pasto de alguna inundación espontanea.
Pero antes que una parara, cariñosamente puso su mano sobre mi cabeza y frenándola, me tomo y me subió a la cama, pasando ahora el a comer y acariciar sabiamente cada centímetro de mi cuerpo, recreándose ya tras sobar el resto, en mi conejo al que le dedico una sabia comida que me hizo explotar como una colegiala, pues mi cadera saltaba con virulencia hacia arriba mientras su boca no cesaba de saborear los jugos que por allí manaban, sujetándome con sus garfios por mis pechos a los que ahora masajeaba con pasión, recreándose en los pezones a los que pellizco con maestrea.
Me calme tras aquella explosión aunque el abuelo continuaba enfrangado en mi conejito, levantándose finalmente y tras arrodillarse frente a este, agarro su afilada daga que se mantenía tersa y dura y comenzó a frotarla por mi caliente sexo que abierto como una flor pedía ya lo penetrara.
Anduvo un largo y gozoso minuto de juego con su arma por las inmediaciones de mi agujerito para al final con delicadeza meter la punta y dejándose caer mientras sus manos sujetaban su cuerpo y este no cayera a plomo sobre el mío, me penetro en su totalidad.
Como digo para no ser tan grueso como los que por allí suelen entrar últimamente, lo cierto es que me produjo un placer exquisito, agradeciendo esto mi sexo, y más con el arte que sabía moverse aquel abuelete, pues son contorneos de cadera tanto hacia arriaba y abajo como lateralmente en modos casi de círculos pequeños, me puso loca en pocos minutos, desmelándome a la vez que agarraba su cara para besarlo donde las gracias por aquellos buenos estoque que estaba recibiendo.
Que sorprendente y grato aguante tenia, pues me corrí como una posesa abrazándolo y casi clavándole las uñas en su espalda ante aquel explosivo orgasmo que había vuelto a sacarme, pues ya eran dos y aquel viejo no perdía fuelle.
Córrete dentro mi amor le dije con pasión… aun no, aun quiero darme más placer me dijo ante mi sorpresa, pensando ya una que ese abuelo se había tomado por lo menos dos pastillas de viagra esa noche, pues su rabo no bajaba en intensidad ni dureza.
Me volvió a sorprender cuando paro y tras besarme dulcemente me dijo: ¿te importa te la meta por atrás… con mi mujer no lo hice nunca y la otra noche vi que tu amigo lo hacía y te gusto, puedo yo un poco..?..
Claro tesoro, me apetece y deseo lo hagas, no preguntes esas cosas y hazla si te apetece soy toda tuya, esta noche me tienes a tus pies con lo bien que follas.
Ummmm resoplo mientras saco su daga de mi conejo y girándome con sutiliza me puso como vulgarmente se dice a cuatro patas sobre la cama con mis delicadas nalgas a su merced, mientras él se posiciono de rodillas por atrás y comenzó a introducir su largo apéndice que me anestesio en placer en pocos segundos.
Como cabalgaba aquel viejo, que arte ,que placer, que follada me estaba dando, no me lo creía, una estaba atolondrada por el goce que me producía sus dulces estocadas, clavando su estilete hasta el fondo pues el balanceo de sus enormes pelotas y el golpeo de estas en mi conejo, lo delataban.
Dejo caer su cuerpo apoyándolo sobre mi espalda, sintiendo su peludo pectoral rozar en esta mientras sus manos se apoyaban sobre la cama para no dejar caer todo el cuerpo sobre mí, si bien el placer me hacia desinflarme en fuerzas y como muelles replegándose mis rodillas me hicieron caer sobre la cama.
Ahora quede a su merced y las estocadas eran profundas y fuertes pues había acelerado el ritmo, si bien sabiamente había metido una mano por debajo de mi a la altura de mis conejito, para introducir sus rugosos dedos en su interior y masajear este mientras su espigado estilete entraba y salía por atrás como un poseso.
No más, no más,,, no más porfa, para para ya…. suplicaba una ante aquella buena follada ,cuando volvió a sacarme otro orgasmo que aunque no llego a la intensidad del segundo, sí que fue placentero, provocando ya esto en él un ritmo endiablado que hizo ahora si vomitara con virulencia su leche dentro de mi trasero mientras clavaba su duro rabo con secos y fuertes golpes acompañando las ráfagas de su rica y espesa crema.
Quedo rendido sobre una, sintiendo su mojado pectoral por los sudores de aquel fogoso momento mientras me besaba mi cuello, echando su aliento de macho sobre este con una agitada respiración.
Se desengancho tras unos minutos en esa postura y ahora si tenía su apéndice colgando y relajado aunque sorprendentemente mantenía casi su longitud, riendo el ante mi sorpresiva mirada, a la vez que me dijo, si cariño la tengo larga incluso dormida jejeje, mi mujer dice que es mi tercera pierna jajaja reía cariñosamente mientras la agarre y exprimiéndola un poco le saque la última gota que aquella larga tubería aun retenía.
Me encanta, le dije mientras saboree un poco su cabeza, viendo esta ya también algo desinflada, la deje caer con sutileza , para decirle mientras miraba dicha herramienta, recupérate que en un rato vuelvo a por ti y quiero me vuelvas a dar una buena ración de nata que quiero acostarme esta noche bien saciada.
Ummmm pero deja este viejo se recupere, me dijo dulcemente el abuelete, además espero no se despierte mi mujer que la deje dormida plácidamente en la cama, pues esta noche se tomó un somnífero de los suele ser medio adicta , ya que sin ellos dice no descansa bien.
Prepare un par de infusiones y tras una rica y larga tertulia mientras las tomamos, volví a mirar a su colgante entrepierna para decirle que me apetecía degustarla un poco.
Dijo, si logras animarla es toda tuya y además te lo agradecerá seguro… y lo cierto es que así fue aunque necesite de un ratito y usar mis mejores armas para levantarla; cuando lo conseguí, su dureza no desmerecía la anterior conseguida y tras unos largos y jugosos minutos donde me emplee con pasión y fervor, este, me obsequio un jugoso y abundante mana que no desperdicie y deguste con lujuria.
Te has superado tesoro me dijo, aun en estado de shock ante aquella mamada, ha sido esplendida, diosssss que diossa del sexo eres… te quiero y quiero hacerlo contigo tantas veces como tu quieras y me dejes… dándome un enorme beso sin impórtale que aun en mi boca y labios había restos de su nata.
Tras asearnos, se vistió y salió dirección a su casa, relajado y con la cara aun desencajada por aquel encuentro, pero creo que esa noche durmió plácidamente, o por lo menos eso se imagina una, pues una durmió como una lirona , desnuda y espatarrada sobre la cama, pensando aun en la daga de aquel abuelo que tan sabiamente me había metido esa noche por todos los agujeros.