Ejercicios de AQUA-GYM

Rodeado de mujeres juguetonas en la piscina

Al principio de la clase me he sentido bastante incómodo y un tanto ridículo. Estoy rodeado por doce mujeres de edades diversas, cuyo denominador común es que tienen unos kilitos extra. Siguiendo el consejo de mi medico me he apuntado a unas clases de gimnasia en la piscina, lo que llaman “aqua-gym”.

Por mi forma de ser, lo normal habría sido que me mantuviese distante durante la clase y no volver nunca más. Sentir que soy el único hombre, rodeado de mujeres, algunas con bastante desparpajo, sintiéndome centro de sus comentarios, no es lo que me gusta sentir.

Me he sorprendido a mí mismo y he decidido concederme un respiro y hacer un pequeño guiño a mi tímida personalidad. En este ambiente completamente nuevo para mi , sin que nadie me conozca, puedo dar un toque distinto a mis relaciones y hacer lo que en condiciones normales no me atrevería a hacer.

Para dar un cambio radical a mi personalidad decido que voy a hacer un esfuerzo para presentarme atrevido y simpático. Entro al trapo de las insinuaciones de las más atrevidas y me muestro osado y desvergonzado con todas ellas.

A pesar de que todos somos adultos y algunas algo más que maduritas, la monitora nos tiene que llamar la atención para que sigamos la clase con más atención. Hoy está todo el mundo muy alborotado y se suceden muchas risas flojas perder la concentración y intensidad del ejercicio. Damos vueltas andando en la piscina, a veces tenemos que correr llevando el churro de espuma, el contacto entre nosotros y nuestros respectivos churros bajo el agua es inevitable y las risas arrecian.

En varias ocasiones he sentido como una mano anónima se ha deslizado furtivamente hasta alcanzar mi paquete. No sé quién ha sido, pero estoy seguro que el contacto no ha sido accidental. Entre tanta mujer con ganas de meterse con el único hombre es difícil identificar la o las que disfrutan tocándome el paquete. A media clase, la monitora organiza una serie de ejercicios por parejas, por un instante me he sentido deseado y he observado que varias de mis compañeras de clase habrían querido ser mi pareja para los ejercicios.

Una de ellas lo consigue, adelantándose al resto. El gorro de baño no le favorece mucho, pero aun así reconozco una mujer atractiva de cerca de los cincuenta. Es bajita y no puedo ver su cuerpo completo que permanece bajo el agua. Debajo del bañador se adivinan dos hermosos pechos y de aquí para abajo lo tengo que imaginar.

Hacemos los ejercicios que propone la monitora y para ello nuestros cuerpos entran en intimo contacto. Ella parece disfrutar con el frote y busca la manera de restregarse conmigo. Veo que intercambia gestos y señas de complicidad con el resto de compañeras. Les pone al corriente con su gesticulación, sin palabras que me está calentando bien. Aunque trato de evitarlo y no caer en su provocación, el continuo culeo contra mi polla hace que esta reaccione y que poco a poco se vaya poniendo dura y ganando tamaño.

Uno de los ejercicios es una carrera por relevos a lo largo de la piscina. Se arma un poco barullo con tanta gente yendo y viniendo por la piscina. En medio de la confusión noto claramente como varias manos palpan sobre mi bañador. Todas las mujeres parecen participar de este juego y se lo están pasando la mar de bien. La monitora ajena a lo que sucede en el agua no se explica porque hoy están tan contentas y hay tantas risas tontas entre este grupo de maduritas juguetonas.

Me acompaña un único chico en la clase y este no se entera de nada. Bastante problema tiene con seguir la clase dado que es bastante obeso. Yo siempre estoy rodeado de tres o cuatro mujeres con las que intercambio todo tipo de bromas e indirectas. De vez en cuando las manos hacen alguna travesura siempre con mucha discreción. Ellas me soban a mí y yo les toco el culo o las tetas según me pilla.

Termina la clase y tengo que esperar a que se vaya todas para poder salir del agua dado el bulto que tengo. Cuando veo que puedo salir de la pileta sin que nadie me vea, me pongo el albornoz y me dirijo al vestuario. En el trayecto descubro que la mayoría de ellas están en la sala del yacusi. Me encamino hacia allá y me meto rápidamente. Coincide que quedo junto a la mujer con la que he compartido la mayor parte de la clase.

Se ha quitado el gorro de goma que le deformaba la cara y recogía el pelo, ahora la encuentro muy bella. Nos miramos y nos sonreímos. El resto de las compañeras nos observan de reojo. Enseguida noto como su mano busca en mi entrepierna. Con las burbujas estamos a cubierto de las miradas de las demás mujeres. Ella mantiene los ojos cerrados y una amplia sonrisa mientras me tiene cogido el paquete a punto de romper el bañador.

Cuando ya me estaba acostumbrado a sus tocamientos, de forma inesperada sale del agua y se va a la sauna que hay al costado. Me quedo un poco descompuesto, no se qué hacer. Estoy bajo la atenta mirada del resto de las mujeres que me acompañan en la pila y dudo que puedo hacer. Una de las mujeres más atrevidas hace un tímido intento de aproximarse ocupando el sitio que ha dejado la otra.

Unos minutos más tarde, la primera mujer sale de la sauna y tras darse una ducha de agua fría vuelve al yacusi junto a mi. Por debajo del agua extiende su mano, pero esta vez lo que encuentra es mi polla fuera del bañador, dura y gorda, creo que así le va a gustar mucho mas.

La tengo tiesa flotando mecida por un intenso chorro de burbujas. Ella la encuentra y la coge con su mano, rodea el capullo con la palma y lo acaricia. Luego coge el pellejo y lo retira hasta abajo. Trato de disimular  y poner cara de circunstancias, pero creo que el resto también sabe lo que pasa debajo del manto de burbujas.

La misteriosa mujer me hace una paja con mucho cuidado y resulta muy placentera. A pesar de mi cara de satisfacción creciente no continua hasta hacerme correr, cuando ve que mi cara no puede ocultar la expresión de placer me invita a que nos vayamos a otro sitio.

Con toda la precipitación del mundo salgo del agua buscando con desespero la protección del albornoz. Nos vamos los dos juntos de la sala y nos encaminamos hacia el vestuario. Antes de entrar el pasillo se subdivide para hombres y mujeres. Me coge de la mano y me arrastra hacia el suyo. Pasamos rápido por el vestuario femenino. El resto de mujeres se dan cuenta de mi presencia, unas se tapan pudorosamente, otras gritan entre escandalizadas y divertidas, otras se exhiben directamente a mis ojos.

Me lleva hasta las duchas y nos metemos en una de las que tienen puerta. Allí me quita el albornoz y el bañador para poder coger y ver mi polla, que por cierto esta impresionante. La mujer se quita el bañador y enrosca una pierna sobre mi cadera. Sin pensarlo cojo la polla y la dirijo hacia su raja, aprieto y se la clavo en medio de un hondo gemido.

Empiezo a culear lenta pero intensamente. Ella se cuelga de mi cuello y me atrapa la cintura con sus piernas, la apoyo contra la pared y la follo con fuerza. Su respiración se acelera, aunque la amplitud de los movimientos no le parece suficiente, así que se descuelga y se pone de pie, dándome la espalda e inclinándose hacia delante.

Me pide que la tome por detrás con toda la fuerza que pueda. Me afirmo detrás de ella, la cojo por la cadera y empiezo a bombear fuerte, con ritmo creciente hasta la locura. Sus nalgas impactan con mis muslos y emiten unos chasquidos que se mezclan con sus gemidos y su fuerte resoplar.

Le doy todo lo fuerte que puedo durante varios minutos, hasta que ella se retuerce de gusto y yo me corro en abundancia sobre sus nalgas. Después de unos instantes en que tengo la vista nublada, miro de reojo hacia atrás y veo que no estábamos solos. Por debajo de la puerta hay dos que nos están mirando y por arriba, desde las duchas adyacentes otras dos han seguido nuestra aventura.

Aparentemente sin dar mucha importancia a lo sucedido, Carolina que así se llama, se despide de mi con un beso en la mejilla diciendo que ya nos veremos la próxima clase. Yo permanezco en la ducha escondido sin atreverme a salir, sabiendo que tengo que atravesar todo el vestuario femenino, esta vez solo.

Deverano.