Ejercicio 2 Las apariencias engañan - Va la novia

Blanca y Radiante va la novia...

I

Se habían conocido en un cumpleaños de un amigo común, estaba muy hermosa con ese vestido que se comprara para la ocasión, le quedaba muy bien, quizás un poco atrevido para lo que usaba corrientemente, ya que le quedaban los hombros al desnudo, se veía el nacimiento de los pechos, no estaba acostumbrada a mostrar tanto, incluso eso fue motivo para que el padre pusiera mala cara, pero no dijo nada, solo un gruñido.

María del Rosario, tenia 18 años, estaba en el curso de ingreso a la Facultad, quería ser socióloga, todo su primario y secundario había sido en el colegio de monjas, nunca pudo tener gran contacto con el sexo opuesto, salvo en algún que otro baile organizado por su división para recaudar fondos para alguna cosa de la Iglesia, o para el viaje de egresados.

Sus experiencias con los hombres, fue prácticamente nula, salvo con sus hermanos y primos, que eran unos pesados, e infantiles, una vez sin embargo, en una reunión un muchacho le besó el cuello, cuando bailaban una pieza lenta, se sintió horrorizada, y lo rechazó.

La familia era muy religiosa, de ir todos los domingos y fiestas de guardar a la Iglesia, incluso se rezaba antes de comer o ir a la cama, la influencia de eso era muy notoria, y por supuesto la concepción del pecado, el sexo lo era y mortal.

Sin embargo, cuando le llegó la edad, sintió sus efectos, con terrible culpa se confesaba todos los domingos, por haberse masturbado, generalmente en el baño, cuando se duchaba, por más que se resistía, eso le era incontenible, gozaba muchísimo, en el momento se sentía en la gloria, pero pasado el mismo y cuando se apagaban los últimos espasmos, la congoja la invadía, se sentía sucia y el agua que seguía corriendo no la lavaba.

Por la noche al acostarse luego de las oraciones, muchas veces sus manos sin quererlo, se dirigían a la entrepierna, o a rozar los pezones, solo rezando a la Virgen lo contenía, pero algunas no

Cuando llegó a los 16, las hormonas estaban en plena revolución, solo las calmaba aumentando su fervor religioso, incluso en algún momento pensó en hacerse monja, pero el mundo la atraía mas, la deslumbraban las luces de la vida.

Era de estatura media, con buenas formas, sus pechos no eran grandes, pero si bien formados, delgada pero no mucho, unas piernas perfectas y una cadera de sueño, su carita era angelical, con sus ojos celestes azulados, la nariz pequeña y respingona, y sus cabellos castaños claros, casi rubios.

El padre, sumamente rígido, controlaba todos y cada uno de sus actos, la madre muy cariñosa pero sometida al poder masculino, tenia dos hermanos varones, uno mayor y el otro menor que ella, como siempre los hombres tenían piedra libre para hacer y deshacer, así era su familia, así estaba preparada para vivir.

Ya cuando salió del secundario, pudo tener un poco de vida más o menos independiente, por el hecho de tener que viajar e ir a la Facultad, pero siguió siendo rigurosamente controlada en sus horarios.

El mundo se le abrió un poco, sus compañeros eran de toda categoría de clasificación, tomó contacto con la realidad, pero solo un poco, ella misma no se permitía más, solo observaba, no se involucraba, pero vio.

La fiesta era por el cumpleaños de una de sus compañeras, con la que había entablado mas amistad, estudiaban juntas, y hasta habían dormido en las casas de una u otra, antes de la fecha de examen, en una permisividad rara de su padre, pero ello era debido a que las familias eran conocidas.

Sebastián, era también estudiante de Abogacía, tenía 23 años, era el típico producto de la clase media alta, su familia era mucho mas permisiva, pero educado en una concepción machista típica, no eran muy religiosos, mas bien conservaban tradiciones, una de ellas era la función de la mujer en la familia, el hombre podía hacer todo, probar todo, pero solo él.

Las mujeres se dividían en dos tipos, las que eran para casarse y tener la familia, a las que se debía respetar y llegar vírgenes al matrimonio, las otras, que servían para obtener y dar placer, así de sencillo, sin otra complicación.

El sexo estaba reservado para las fáciles, estas eran las que caían, las que no tenían inconveniente en dar el coño, pero una vez producida la calificación era imposible pasar a la otra categoría la muchacha seducida, una vez puta, puta por siempre,

Por eso la muchacha elegida para constituir su familia, era exenta del sexo, este se reservaba para el matrimonio, para la luna de miel, la novia debía casarse blanca por fuera y por dentro.

La relación con la novia, no podía pasar del beso, o quizás de alguno que otro toque, pero nada más, porque se corría el riesgo de frustrar el futuro.

Sebastián era alto, de un cuerpo bien desarrollado, deportista, buen estudiante, de rasgos atractivos, castaño, mujeriego, muy mujeriego, no perdonaba una, muchacha que caía en sus manos, inevitablemente terminaba con él en la cama, y adquiría el status de "fácil", es decir no apta para constituir familia, solo para cogerla, la duración de la relación era hasta que apareciera otra distinta, otro coño para follar.

II

María del Rosario, estaba junto a su amiga, conversando en un rincón del salón, cuando se lo presentaron, toda la noche se quedaron conversando, Sebastián comprendió que había encontrado la mujer para formar su familia, ella se enamoró de él casi instantáneamente.

Comenzó un noviazgo, Sebastián al poco tiempo ingresó en la casa, aceptado por el padre de María del Rosario, le cayó bien, era muy parecido a él cuando era joven.

Sus salidas eran dentro del horario permitido, no podían llegar después de la 1, el tiempo justo para llegar después de la salida de cine o de alguna reunión de amigos, el comportamiento en casa era discretamente vigilado por el padre o algún miembro de la familia, en escasas oportunidades estaban solos.

María del Rosario le encantaba estar con él, realmente lo deseaba, quería la intimidad, quería sexo, pero su formación la inhibía de pedirlo, jamás lo hubiera hecho, ni siquiera imaginar hacerlo, Sebastián estaba cómodo, era exactamente lo que buscaba.

Realmente la quería, estaba enamorado de ella, le gustaba y lo atraía, sexualmente le hubiera gustado tener intimidad, pero no le era necesario, sexo tenía y a montones, ella estaba reservada para otra cosa.

Los encuentros y las despedidas eran ardientes, pero solo besos y alguna que otra caricia, cuando Sebastián se marchaba, ambos quedaban muy excitados, realmente se deseaban, desesperadamente, pero las cosas estaban planteadas así, como debían ser, no había opción.

Para él no era tanto problema, siempre tenía alguien que lo esperaba para la cama, pero ella no, la angustia, la ansiedad, el deseo y la curiosidad cada vez mayor, la masturbación aumento en calidad y cantidad, aún con los cargos de conciencia, y el arrepentimiento posterior.

Fue un noviazgo no muy largo, solo tres años, cuando Sebastián se recibió, comenzaron a hablar de matrimonio y pudieron fijar fecha, los padres de él les regalaban el departamento, los de ella los muebles, todo estaba perfecto, marchaba sobre rieles, como ellos y sus padres querían, como debía ser

III

El hermano mayor de María del Rosario, ganó un concurso en su Facultad para intercambio de estudiantes, él podía perfeccionarse en el exterior, donde sería recibido por una familia, que a su vez mandaba su hijo para lo mismo en el país.

Así vino a vivir durante un tiempo a la casa, un muchacho de Barcelona en reemplazo de su hermano, por tres meses.

Andrés era el nuevo español, completamente integrado a lo que era Europa, se había criado en la libertad española, en el destape después de Franco, para él, el sexo era natural, completamente alejado del pecado y de las inhibiciones, era gracioso, fresco, una hermosa persona, muy lindo, atractivo.

Respecto del sexo en comparación a la moral victoriana vigente aún en la familia, era un libertino, pero lo sabía disimular muy bien, era imperceptible a los ojos de los que le daban hospedaje, lo trataban como a un hijo más.-

Cuando Andrés la vio, de inmediato quedó impresionado de la belleza de María del Rosario, con su experiencia intuyó lo que estaba pasando, lo supo de inmediato, esa hermosura necesitaba sexo y urgente!.

En la mesa, ella rehuía la mirada, es su presencia se mostraba inquieta, como molesta, y eso le intrigó, le dio curiosidad, lo excitó.

Conoció a Sebastián, no le cayó mal, se dio cuenta que era un poco como él respecto de las mujeres, pero muy distinto en algunas cosas, ese tipo de moral que mantenía le pareció estúpido y sin sentido, tomó nota

Pasó un mes, la diaria convivencia, el verse todos los días hizo bajar la guardia a María del Rosario, conversaban mucho, él de su vida en Barcelona, ella de su novio, los proyectos, y sus estudios, y llegaron a conocerse.

Incluso al tener una carrera en común, los intereses eran los mismos, él al estar mas avanzado, la ayudó mucho en la preparación de los exámenes, estuvieron mucho tiempo juntos, la confianza aumentó.

Un día hablaron de sexo, fue una catarsis para ella, confió todo, sus dudas, sus deseos, su insatisfacción, sus inhibiciones, nunca había tenido tanta confianza en alguien, él como buen libertino y libre pensador, la llevó donde quería.

Durante ese período jamás insinuó o trato de sobrepasarse, solo hablaba y era convincente, al principio sus ideas respecto del sexo la asustaron un poco, pero lo prohibido es un cebo irresistible

Seguían las visitas de Sebastián como novio oficial, que incluso notó que ella estaba un poco mas atrevida, lanzada, pero lo atribuyó a la proximidad del matrimonio, incluso lo alegró el estado de excitación, lo aprovecharía en la luna de miel, solo debía esperar

Sucedió, como lo esperaba, el estado de súper excitación de ella, la llevó a un punto de no poder tolerarlo, Andrés lo aprovechó

Fue un domingo, por la mañana, la familia se había ido a la casa del Country, ellos se habían quedado estudiando, teóricamente debía venir su compañera para hacerlo también, pero a último momento no pudo, debía acompañar a los padres de un familiar enfermo.

Estudiaban, él le explicaba un asunto respecto de una posición filosófica, cuando se besaron, simplemente le acercó su boca, se encendió un fuego incontenible, ella la devoró, de allí a las caricias, a sacarse la ropa, a la cama, fueron etapas que duraron un tiempo más o menos largo, del que no percibieron su transcurso.

Tanta ansia, que no se dio cuenta cuando la desfloró, mejor dicho fue ella misma la que lo hizo, simplemente montada sobre Andrés, solo se sentó, completando la penetración, sangró un poco, pero no le dolió, es que lo necesitaba, hacia mucho tiempo que lo necesitaba

Tuvo un orgasmo, el primero de muchos que siguieron, estuvieron prácticamente todo el día haciendo el amor, era incontenible, nada le bastaba, quería todo lo que había estando esperando tanto tiempo, descubrió que le gustaba, estaba hecha para eso, probó todas las posiciones, también fue desflorado su culo, no le dolió, solo le encantó...

Le confió a Andrés todas sus fantasías, esas que eran imagen en sus masturbaciones, le dijo que quería hacerlo, le pidió que la ayudara en eso, por supuesto él accedió, con gusto

Lo que sentía por Andrés, no era amor, era mas amistad y compañerismo, más una fuerte atracción sexual, amaba a Sebastián el hombre elegido, pero este era inaccesible y no cumpliría con lo que deseaba, es más, si se llegaba a enterar, simplemente no llegaría al matrimonio

IV

La fecha fijada para el matrimonio, era a un mes, se debía preparar todo, ya se había contratado el salón, cursado las invitaciones, todo estaba en camino, hasta el vestido blanco de novia, estaba casi hecho, solo faltaban una pruebas y sería entregado.

El casamiento religioso sería a la noche, en la Catedral, incluso las flores que lo engalanarían estaban pagas, la expectativa era mucha en ambas familias, todo debía ser perfecto.

Ante la inminencia de la boda, la custodia paterna se relajó, la niña estaba por cumplir las expectativas de todos, siguió respecto de Sebastián, cuando el venía no lo dejaban solo ni un instante, pero salvo eso los horarios de Maria del Rosario, no fueron tan vigilados ni controlados, sobre todo ante la inminencia de exámenes.

Eso fue aprovechado hasta el último minuto por ellos, Andrés no recordaba haber sido exigido tanto por una mujer que era incansable e inagotable, conocieron casi todos los hoteles de la zona, horas y horas haciendo el amor.

Pudo cumplir con las fantasías de ella, una fue el trío con otro hombre, un compañero de Andrés, por primera vez en su vida Maria del Rosario, tuvo dos penes ocupándola, en un sándwich delicioso.

Faltando dos días para la boda, cumplió otra de sus fantasías, en la casa de un amigo de Andrés, seis de sus compañeros accedieron a ella, todos para ella, fue cogida hasta en sus últimos rincones, de su vagina virginal y estrecha no quedaba salvo el recuerdo, su culito cerrado quedó una gruta de fácil acceso, nunca en su vida había soñado ser tan cogida y tan seguido

Al llegar el día fijado, estaba todo listo, la ceremonia sería a las 21 horas, comenzó horas antes a prepararse, su casa era un revuelo, a las 18 estaba todo listo, solo le quedaba vestirse y esperar la limusina contratada que la llevaría a la Catedral.

Andrés, con la excusa de calmarla, la invitó a dar una vuelta, tenía todo preparado, un automóvil los llevó a la casa donde estaban esperando los mismos compañeros de lo que había sucedido dos días atrás, con más otro famoso por su tamaño de miembro, especialmente invitado.

La sesión que recibió Maria del Rosario, quedara para la historia del sexo de los participantes, nadie recordaba una mujer fuera tan cogida en tan poco tiempo, tanto y tan reiteradamente, ni que vagina alguna recibiera tanto pene y tanto semen, sobre todo el tamaño de pene del invitado especial, que le dejó una abertura para el recuerdo en ambos orificios, ni que una muchacha haya orgasmado tanto y tanto...

Volvieron con el tiempo justo, debió soportar los regaños de su madre, pero alcanzó a vestirse justo cuando llegaba el automóvil a buscarla.

V

Bajó de la limusina en la puerta de la Catedral, junto con su padre, subieron la escalera, caminando sobre la alfombra roja, mientras a los costados, invitados y participados la saludaban con besos tirados y gritos de suerte.

Llegaron al gran portal, e ingresaron por el mismo, los invitados parados en los costados de la senda llena de flores, los saludaban y le expresaban lo hermosa que estaba.

Blanca y radiante, iba la novia, con el ramillete de flores blancas y perfumadas.

Cuando caminaba Maria del Rosario, sentía en su vagina y culo como si estuvieran aún penetrados, como hilos del abundante semen que le habían obsequiado, bajaban en hilitos sobre sus muslos, ya empapada la ropa interior, mojando la liga azul de la suerte y las hermosas medias bordadas.

Con el sonido glorioso de la marcha nupcial de Mendelssohn, llegaron donde el padre la entregó a Sebastián que la estaba esperando, mientras se escuchaba el Ave María, que cantaba el coro arriba acompañado por el órgano.

Mientras el sacerdote continuaba la ceremonia, diciendo las palabras de Dios, de bendición a la pareja que se formaba, los hilos del semen ya llegaban a los hermosos zapatos y corrían sobre los mismos, hasta llegar a la alfombra.

Las sensaciones de penetración y placer con mas la excitación del momento, hicieron que al momento de la pregunta del ¿aceptáis como esposo?, la novia tuviera otro orgasmo al momento del … Si acepto! y el beso final de la ceremonia se produjera entre contracción y contracción de vagina maltratada y abierta por el uso abusivo.

Al caminar, terminada la ceremonia junto a su ahora esposo, en forma tambaleante que todo el mundo supuso por la emoción y los nervios, pequeñas gotitas de semen caían imperceptibles sobre la roja alfombra.

Sebastián se llevaba la novia que había soñado y era su expectativa, para ella la historia recién comenzaba, había mucho paño para cortar.