Efecto Mariposa: de cazado a cazador...

Ella tenía ahora La tentación en sus manos. Tras esa noche de Fiesta pasada de alcohol, el marido jamás hubiera pensado en aquella Película inesperada que se desarrollaba ante sus ojos. Quizás le hubiera gustado estar en una Fiesta de disfraces, y así haber quedado su oculto.

De cazado a cazador

Desde aquella Fiesta de Disfraces (ya relatada), y tras recibir semejante dosis de humillación sexual, algo en mi interior se despertó. Un ansia de venganza desconocida crecía dentro de mí. Aquella forma de despojarme de mi dignidad por aquellos hombres, la descarada manipulación y burla de mi prima, incluso la posterior actitud de Sami, que no vacilaba en dejarme en ridículo acerca de mi masculinidad, fueron acrecentando un sentimiento de represión, y venganza, hacia los demás. Una necesidad creciente de pagar con la misma moneda…

Por aquel entonces, esos sentimientos me atormentaban pues desconocía los límites que podrían llegar a superar. Así que para no pensar en ello, dejé mi relación con Sami, y perdí casi el contacto con mi prima.

Decidí cambiar de rutina. Me apunté al gimnasio y fui obteniendo una mayor masa muscular. Además, como laboralmente me iba bastante bien, decidí someterme a una operación de “alargamiento de pene”, y así quitarme un complejo que largo tiempo llevaba arrastrando. Mi “nuevo pene” medía ahora unos nada despreciables 23 cm, y un grosor de casi 6 cm, por lo que no podía cerrar completamente al agarrarlo. Me encantaba observarlo.

En un par de años, ya rondaba yo los 37, conseguí mi mejor forma física, y una seguridad en mí mismo que jamás hubiera soñado. Aunque ese ansia de venganza seguía en mi interior, y era más que apreciable cuando iba acompañada de alcohol, no forzaba ninguna relación para ponerla a prueba. Sobre todo surgía cuando nuevas personas entraban en mi círculo social y me sometían a miradas indiscretas…

A través de una amiga me apunté a unas clases de bailes de salón, que se daban cerca de casa, en una disco-pub con varias salas. El ambiente era agradable. La clase estaba formada básicamente por personas adultas maduras, entre 35 y 50 años, aunque en buena forma física. He de reconocer que las mujeres estaban tremendas, a pesar de la edad estaban para comérselas. Muchos matrimonios, pero también muchas solteras.

Pasaron los meses y nos hicimos un grupo bastante agradable. Incluso teníamos nuestro grupo de “facebook” y “whatsapp” por donde hablábamos chorradas…

En este ambiente me movía cuando una noche todo volvió a cambiar…

Era una fiesta estaba muy animada, todos bailábamos y bebíamos. La sala era amplia, con muchos sofás en los extremos y un par de barras donde no paraban de servir copas. Luz tenue y buena música. Una de las canciones que pincharon fue bastante lenta, me fijé en una mujer que, a pesar de estar junto a su marido, me miraba disimulada aunque provocadoramente. Ella llevaba una falda negra corta y muy ajustada, y una blusa blanca, por donde asomada un buen par de tetas operadas, pero muy apetecibles. El marido, con un traje Armani, era un poco más bajo que yo, pelo canoso aunque rostro juvenil y achispado. Les había visto en alguna ocasión, y me llamó la atención la forma degradante con que trataba a la mujer, haciendo gestos y comentarios machistas para burlarse de ella delante de amigos.

Me dirigí hacia ella y la saqué a bailar. Bailamos muy pegados, la estrechaba fuertemente y ella me apretaba contra sus tetas. Se recogió un poco la falda para que yo pudiera meter bien mi pierna entra las suyas, y así bailar mejor. La zorra se refregaba a conciencia, notando como ardía su entrepierna. Ella a su vez notaba como me iba empalmando, y gozaba frotándose contra mi verga. Y todo esto ocurría bajo la atenta mirada del marido, que sonreía y bebía.

Cuando la canción acabó, nos separamos y yo fui a pedirme otra copa. Vi como ella y su marido hablaban y éste se hacía escuchar con gestos airados. A continuación el marido se acercó a mí. Esto me recordó antiguas experiencias e hizo que me pusiera alerta. Aunque físicamente sabía que él no tenía nada que hacer. Me dijo:

  • Has tenido suerte chaval.

  • ¿Perdona?

  • He visto como has bailado con mi mujercita y sé que le gustaría chuparte la polla.

Me quede sin palabras. Atónito.

  • Tranquilo. Sé que le has puesto a mil con ese baile, y que le gustaría comerte esa gran polla que aparentemente marcabas en el muslo. Somos un matrimonio muy liberal. No te preocupes. No me enfadaré. Lo tengo controlado…

Me decía esto con toda la naturalidad del mundo, mirando hacia arriba para verme los ojos y colocándome una amistosa mano en el hombro. Pude apreciar el notable traje de diseño y el perfume caro que gastaba, en contraste con mis vaqueros y camiseta. “El Armani” actuaba con la seguridad y confianza del jefe al que todos obedecen.

Sonreí.

  • Claro. Será un placer.

No estaba seguro de participar en ese tipo de reprimenda intra-matrimonial, pero este era mi nuevo yo. Aprovechando las oportunidades, y a veces, provocándolas...

Nos deslizamos los tres hacia los servicios, que estaban desiertos, y nos colamos decididamente en el de señoras y, a su vez, en el de minusválidos, que era enorme, e impoluto. Era extraño ver a un minusválido por aquellos salones de baile…

Sin decir palabras, arrojó a su mujer hacia el váter con la tapa bajada, y le espetó:

  • Venga zorra, ahora le vas a comer la polla a este señor ya que tanto lo has calentado, dejándome en ridículo ante mis amigos. Así sabrás que no se puede ir calentando a los hombres…

Yo me coloqué (cubata en mano) a su izquierda, en pie, y en frente de mí su marido, también con su copa en la mano. Era evidente que aquella situación lo excitaba, por la expresión en su rostro y el bulto que marcaba “el Armani” en sus pantalones. Ella obedecía sumisa, sin objetar nada. En el fondo pienso que la situación la excitaba.

Me quitó con decisión el cinturón y me bajo a medio muslo los vaqueros. Mi flamante polla se adelantó y exhibió todo su esplendor. La mejor inversión de mi vida. El tamaño y estado de mi verga alegró a la señora que, como un animal sediento, se abalanzó con ambas manos y la engulló. Con una mano me acariciaba los huevos, que los tenía bastante cargados por cierto, y con la otra me pajeaba y chupaba, salivando muchísimo. Menudo gustazo, más aún viendo al marido en frente.

Miradas desafiantes se cruzaban entre ellos. “El Armani” estaba bastante colorado y se frotaba la polla observando cómo su mujer le obedecía sin protestar y la chupaba sin descanso.

No sabría decir si fue por el alcohol o por la situación de humillación que estaba padeciendo la mujer que, observando al marido, algo en mi interior se activó. Venganza. Despertó mi nuevo yo. Sonreí.

  • Tú, “Armani”, ven, acércate más, y observa de cerca cómo la chupa tu esposa. – Dije esto colocando una rígida mano en su hombro (que lo cogió desprevenido), y forzándolo, lo obligué a que se agachara. No ofreció mucha resistencia, más bien estaba confuso ante mi reacción y al sentirse, esta vez, subordinado. Ella también se mostró confusa, pero no paraba de chupar. Ahora lo tenía a su altura, pues estaba de rodillas junto a ella. Chupaba y miraba a su marido a los ojos.

Acto seguido, saqué mi lubricada polla de la boca de ella y se la puse delante al “Armani”.

  • Dejémosle a tu fiel maridito que la pruebe. Chúpala “Armani”. Ahora.

Mi polla le golpeó la mejilla y los labios. Ella se quedó asombrada pues jamás había visto a nadie hablarle así a su marido. A pesar de ello, no dejaba de acariciarme los huevos. En su cara se apreciaba que en el fondo le excitaba esa forma de venganza, ya que él la había obligado a sufrir humillaciones similares a ella. Lo miraba morbosa y desafiantemente. Imagino que pensaba “jódete cerdo, ahora se la vas a chupar tú”.

El estaba aun sorprendido ante aquella situación, y al abrir la boca para decir algo se la introduje sin reparos. Un flash apareció de repente. Ambos miraron hacia arriba, él con media polla en la boca. Se quedaron paralizados. Disimuladamente había sacado mi móvil, y les gravaba descaradamente. Su cara de terror revelaba que aquella situación se les había escapado de las manos. Ahora yo tenía el control.

  • A ver pareja. Como podéis comprobar os estoy grabando chupándome insaciablemente la polla. Este video lo estoy almacenando en la nube, y a una señal será subido a la red, a nuestro grupo de facebook, incluso al whatsapp. Exacto, donde también están vuestras hijas. Que por cierto tienen un polvo. Así que si no queréis que se difunda, no me cabreéis. Ahora yo doy las órdenes.

Nunca pensé que podía llegar a hacer algo semejante. Pero en esto me había convertido después de tantas experiencias pervertidas y humillantes  [En este punto recomiendo a mis lectores leer mis anteriores relatos, para alcanzar una mayor comprensión de mi forma de actuar].

Les dije mirando hacia abajo:

  • Hoy tengo algo de prisa y en breve tendré que irme, así que nuestro juego acabará pronto. Pero no todavía. Zorra, ayuda a tu marido y asegúrate que se la come entera, que me haga una buena mamada, ¡vamos! – Para ellos, Todo comenzó esa noche

Obedientemente, apoyó una mano en la nuca del marido y con la otra en mi miembro fue forzándole a metérsela dentro. En el fondo, sé que la zorra estaba disfrutando. Ella tenía ahora La tentación en sus manos . Tras esa noche de Fiesta pasada de alcohol , el marido jamás hubiera pensado en aquella Película inesperada que se desarrollaba ante sus ojos. Quizás le hubiera gustado estar en una Fiesta de disfraces , y así haber quedado su rostro oculto, quizás...

  • Dile a tu fiel esposo, que le encanta comer pollas, que ahora sabe cómo te sientes, y que es una zorrita también. ¡Díselo!

Se acercó. Él la miraba de perfil mientras su cabeza subía y bajaba. Sudaba. Ella le susurró provocadoramente:

  • Querido al final estas chupándole la polla tú… que zorrita eres… así que te gustan las pollas, ¿quién lo iba a decir? Así, así, chupa, ¿esta rica come-pollas?

  • Muy bien zorra. Ahora coge tu móvil y hazle una foto con mi polla dentro de su boca. Así, que se vea bien. – Lo hizo. Una foto en primer plano.-  Ahora asocia esa foto a su número para que cada vez que te llame, veas lo chupa-pollas que es tu marido. Si descubro que la quitas subiré nuestro video a la red. Y tú, “Armani” procura hacer todo lo que te pida tu mujer. Si descubro que te enfadas con ella, o la maltratas de alguna forma. Será el fin para ti… Muy bien. Así, así, cada vez la chupas mejor… me gusta que seáis obedientes. Venga “Armani”, sigue chupando, así, así, estoy a punto…

Puse la cara de la mujer junto a la de él.

  • Joder me corro, traga leche “Armani”.- Un par de densos chorros entraron por su garganta, luego la saqué y me aseguré que otro par de chorros cayera en la cara de su esposa.- Toma leche para ti también zorra. Bebe leche perra.

Por último, me aseguré que los últimos chorros cayeran en la cara, solapa, corbata y chaqueta del “Armani”. Grandes y densas gotas y chorros blancos se deslizaban por su cara y su traje.

– Así, así, mis manchas blancas en tu lujoso traje. Así tendréis recuerdos de este fabuloso día. Os dejo que os limpiéis la cara de semen, pero tendréis que salir con las manchas en la ropa, ¿entendido?

Les refregué la polla por la cara a los dos, y tras unas últimas fotos en aquel estado, me subí el pantalón, y les dije:

  • Nos veremos en las siguientes clases de baile. Si faltáis o habláis con alguien de lo sucedido, ya sabéis…

Dije esto enseñándoles el móvil. Ésto era la consecuencia de aquellas experiencias ivivdas y relatadas. Efecto mariposa si queréis llamarlo así. Ésto es en lo que me he convertido. Y vosotros seréis testigo del cambio…