Efecto dominó
Él resoplaba, pero no decían nada más. No creía a mi suegro capaz de traerse una mujer a casa cuando mis cuñados no estaban, pero sorpresas te da la vida.
Este es un relato verídico de lo que me pasó hace dos años. Estoy casado con Ana desde hace 8 años. Aquellas navidades no iban a ser lo mismo. Nos llamó Carlos, el hermano de Ana para decirnos que su madre estaba ingresada y muy grave. Ana y mi cuñada, Elena, se turnaron para cuidar y atender a mi suegra durante unos diez días. La mujer falleció el 2 de diciembre, dejando a la familia desolada. A partir de ese día se quedó con Carlos y Elena y a los tres meses nos turnaríamos.
Las navidades no iban a ser lo mismo sin la abuela, de echo pasábamos la navidad en su casa mientras que el fin de año quedábamos con los amigos. Mi hijo de 7 años y el de Carlos de 9, entendieron que no habría demasiadas celebraciones. Aquella tarde helada, vinieron Carlos y su hijo a reparar una avería eléctrica. Los críos se pusieron a jugar con la play y yo asistía al manitas de mi cuñado. Vaya, necesitaba una herramienta que no había traído. Yo me ofrecí a ir a buscarla mientras el adelantaba. Me lo agradeció y me dio las llaves de su piso, pues Elena había salido y si estaba mi suegro, es medio sordo y no me abriría.
Así que deje a mi mujer con sus tareas domesticas, a los niños con la play y a mi cuñado entretenido con los cables y me fuí. Había bastante gente por la calle a pesar del frío. Haciendo sus compras. Recordé que mi cuñada también estaba por ahí haciendo sus cosas. Y yo me las vería con mi suegro, un hombre que se conservaba muy bien para sus 63 años, callado y reservado, y al que le tenías que gritar para que te entendiera, aunque yo creo que escuchaba lo que le convenía. Llegué a la puerta de la vivienda y conseguí abrir. No se oía a nadie. Entre hasta el salón y ahí fue cuando escuché. Oía ese rumor y me acerqué a la cocina. Asomé la cabeza y me quede de una pieza. La cocina no era muy grande. Mi suegro con los pantalones bajados hasta los tobillos embestía a una mujer que tenía tumbada sobre la mesa. A ella no podía verla, sólo veía sus manos, que de vez en cuando asían los fuertes brazos de mi suegro, y las piernas de la mujer colgando a los lados. Ella gemía y gemía. Él resoplaba, pero no decían nada más. No creía a mi suegro capaz de traerse una mujer a casa cuando mis cuñados no estaban, pero sorpresas te da la vida. La sorpresa mayor me la llevé yo cuando ella ladeo su cabeza a la derecha de la mesa, dejando caer su pelo largo y ví su cara de gozo. No era otra que mi cuñada. Elena, la mujer sensata y ejemplar, siendo follada por su suegro. Saqué el móvil y estuve grabando unos 10 minutos. Y salí del piso sin lo que había venido a buscar.
Aquella mañana, desde mi oficina, la llamé. Elena, vas a salir? -No que va, por? Le dije que me acercaba un momento a llevarle una cosa, y pregunté por mi suegro, no estaba en casa. Me abrió la puerta vestida de calle, se ve que había salido, me saludo con un beso tibio en la mejilla. Quieres un café? Acepté la oferta y entré con ella en la cocina donde había presenciado su entrega unos días antes. Sobre aquella mesa tomamos el café, hablando banalidades y al acabar le dije:
-ven, vamos al salón que hay algo que quiero q veas. Puse el dvd que había preparado. Se quedó mirando la pantalla, en silencio. Mi mano ya estaba bajo su falda, subiendo por sus muslos. Ella seguía sin decir nada, solo miraba la pantalla y yo la miraba a ella. Cuando llegué a su coñito hizo una pequeña mueca. No estaba excitada, ni nerviosa, estaba como paralizada. Le metí dos dedos en su coño. No protestó. Se limitó a abrir un poco las piernas para facilitarme la acción. Me la follé allí mismo sobre el sofá. Sin quitarle la ropa. Tumbándola, subiéndole la falda lo justo, apartándole las bragas a un lado y metiéndosela.
Te has quedado a gusto? Me preguntó.
Esto no ha hecho mas que empezar Elena.
Volvimos a la cocina. La tumbé sobre la mesa, pero esta vez, a diferencia de cómo lo hizo con mi suegro, boca a bajo con los pies en el suelo. Me preguntó, -Aún tienes ganas de más? Si, para conocer todas tus intimidades. La verdad es que te recuperas pronto, aughhh. Se la estaba metiendo por el culo. De un estacazo hasta el fondo. Agghhhhh bruto, que bestia eres, aghh. Estaba bombeando sus nalgas cuando sonó el telf
- No lo cojas. Le dije. Para, para un poco, me suplicó, déjame ver quien es
Paré mis embestidas y le acerqué el telf. Sin sacarle la polla de su culito contestó.
-Dime Alicia, sí, sí dime si te oigo Mientras hablaba con su amiga Alicia, contenía la respiración y los gemidos. Yo entraba y salía de su trasero con lentitud. que estás dónde? Eso está aquí al lado mi coche esta en el mecánico Rober no puede recogerte?
Me acerqué a su oído y le dije que yo iría. No te preocupes Alicia, esta aquí mi cuñado y el dice que te puede recoger aghhh Se la metí hasta el fondo de un golpe de riñón. Si, si espérate ahí que ahora pasará a por ti Colgó, yo seguía bombeando, y ella entrecortadamente me dijo que Alicia había perdido el autobús, que su marido tenía el móvil apagado Se la saqué definitivamente, me arreglé un poco y salí en busca de Alicia. Cuando cerré la puerta me quedaba la sensación de que Elena siempre tendría esa puerta para mí.
Alicia estaba con una bolsa de plástico de la compra, la dejó en la parte de atrás y se sentó a mi lado. Me agradeció con vehemencia el gesto de recogerla y poderla llevar. No tenía mucha confianza con ella, de hecho que nunca había tenido una conversación con ella. Así que de golpe a repente se espeté:
- Te ha contado Elena lo de mi suegro?
Se quedó pensativa sin saber que contestar? A qué te refieres? , dijo finalmente. Les ví el otro día. Fui a recoger algo y les ví en la cocina. Por eso estabas ahora en su casa? - Sí, por eso intentando convencerla para que no se repita y que no arruine su matrimonio. Alicia bajó la vista, estaba claro que lo sabía. Tú lo sabías, verdad? - Sí, reconoció, nos lo contamos todo, ya sabes. -Lo suponía, sois muy buenas amigas. Ella seguía con su vista bajada, jugando con sus manos. Puse mi mano derecha en su muslo, sobre sus vaqueros, mientras conducía y le dije, -No te preocupes mujer, parece que te sientes culpable y tu no has hecho nada. Me cogió mi mano con las suyas, en señal de complicidad, y me contestó, -Verás en estos casos no sabes muy bien que aconsejar ni como decir las cosas. Ya, lo entiendo, si fuera otro, pero es que es muy fuerte encontrarte a tu suegro follándose a tu cuñada. Y ellos te vieron a ti? No, me marché sin decir nada. Te quedarías impresionado. Ya te digo, y más porque en un principio no reconocí que era Elena la que estaba tumbada en la mesa. En la mesa de la cocina? Si, sólo le veía a él de espaldas y luego la impresión fue más grande. Pero sobre la mesa , seguía ella dándole vueltas. No te contó los detalles. Que va, tampoco yo le pregunté. Se ve que tu suegro sigue estando en forma La miré y no pudimos evitar reírnos. - Lleva cuidado cuando vayas a su casa si esta sólo el abuelo , le dije y volvimos a reír. Esperaba a ver cual era su respuesta a esta hipótesis, y ella me dijo, - Oye pues igual lo voy a probar Ahora si estallamos los dos en una carcajada.
Llegamos a su casa, y se despidió, de mí diciendo que se lo había pasado bien, agradeciéndome el haberla traído y que iba a preparar la comida para su familia. Desapareció tras la puerta. Yo aparqué el coche y me fume un cigarro. A los pocos minutos estaba tocando al timbre de su puerta. Se había cambiado de ropa, un pantalón de chándal y un jersey de cuello redondo. Sólo pronunció mi nombre... yo entré y cerré la puerta. Metí mi mano por debajo del jersey y, tal como había supuesto, no llevaba sujetador. Eres un cabrón - No estabas dispuesta a probar la mesa de la cocina? - No me has contado todo, verdad? Por qué has ido a casa de Elena esta mañana.. uhmmm Le había metido dos dedos en su coñito, estaba excitada, húmeda -Llámala. Donde tienes el móvil?
Si os ha gustado, hacédmelo saber. Muchas gracias.
mariogp100@gmail.com