Educando al viejo, desde su punto de vista

El viejo nos cuenta sus sensaciones al servirme

Le pedi al viejo qe relatase su experiencia y aqui la dejo:

Voy a intentar contar el relato, por orden del amo MyMark, de una noche en la que fui sometido por él.

No es fácil contarlo porque los detalles no están frescos en mi memoria. Aunque sí que están muy vivas las sensaciones.

Las sensaciones no las olvidaré nunca porque probablemente hayan sido las mejores que he vivido nunca.

Para contar el relato tengo que hacer algunas menciones a años anteriores.

Hace años me entró la curiosidad por la sumisión. Por el BDSM. Sentía la necesidad de ser sometido por alguien. De servir y obedecer.

Leí muchos relatos, vi perfiles de TuAmo, y entre todos ellos uno me llamó especialmente la atención. Era el del amo MyMark.

Era un perfil muy sencillo. Un chico joven, con aspecto débil. Vestido elegante con una americana y con una frase que decía que sabía muy bien lo que quería. Desde que vi ese perfil me impuso respeto. Me pareció el de un amo de verdad.

Desde entonces intenté hasta la saciedad poder ser su sumiso. Le rogué, le supliqué...

Hasta que un año, no sé porqué, me hizo caso. Durante algunos años me sometió a algunas pruebas, me hizo limpiar su chocó, ser su chófer...

Y la verdad que yo fallé. Al final me faltaba el valor.

Algunas pruebas las hacía, pero una vez me pidió recogerle a la salida de las fiestas y no lo hice. Me volvió a dar una oportunidad de llevarle y traerle a la vuelta pero fallé en la vuelta por una mezcla de cansancio, miedo, ...

Finalmente este año le supliqué de nuevo que me permitiera servirle.

No sé porqué pero es como una droga para mí. Solo pensar estar en su presencia me llena como casi nada me ha llenado.

Una vez más me dio una oportunidad. Aunque yo sabía que esta ve sería distinto.

Yo sabía que merecía castigo por no haber cumplido el año pasado trayendo de vuelta de Bilbao al amo.

Y sabía que iba pero no para ser puesto a prueba sino a ser severamente castigado.

La verdad que me daba igual. Yo se que merecía el castigo fuera cual fuera. Y sabía que mi amo merecía un resarcimiento. Iba dispuesto a lo que sea. Lo que el amo MyMark decidiera hacerme me hacía feliz. Haría lo que fuese por él.

Llegué al sitio establecido. Cuando aparqué le envié la ubicación al amo. Me dijo donde ir y fui a su casa. Un primer piso. Entré y me ordenó desnudarme en la cocina. Así hice. Dejé todo lo que tenía. No me atreví a mirar a la cara. Solo al suelo.

Me ordenó pasar a una habitación. Allí me puso sobre una mesa. Ató mis piernas a las patas al igual que las manos. Con una habilidad enorme.

Quedé completamente inmovilizado y a su merced.

Me puso un calcetín en la boca y cerró con cinta de embalar.

Me puso cinta de embalar en los ojos.

No podía ver ni hablar.

Pero yo estaba feliz.

Por sus pasos le oía ir y venir. Y empezó la tortura.

Sobre mis labios cayó un líquido que me parecía viscoso. Nunca supe lo que era y nunca quise preguntar.

Empezó un periodo de dolor indescriptible. Sentí que me ponía pinzas por todo el cuerpo. Unas me dolían más otras menos al principio. El dolor era muy muy grande pero yo intentaba resistir.

Junto con las pinzas había sesiones de paradas, de latigazos...

En los huevos, en la polla, en la cara en las piernas...

No sé cuanto duró aquello. Por momentos dejaba de pegarme durante Minutos, no sé cuantos. Tampoco sabía si me estaba mirando sufrir o pasaba de mí. Al rato volvía y seguía con los golpes y los latigazos.

Un momento terrible fue cuando el amo MyMark decidió quitar las pinzas. El dolor en cada tirón era agudísimo. Seco. Insoportable. Pero yo era feliz de que el amo MyMark gozará viéndome sufrir porque ese es el deseo de un buen esclavo. Gozar si el amo goza aunque el esclavo sufra.

No sé cuantas pinzas fueron. Muchas. Quizá 30 o 40. Pero el dolor fue brutal.

En un momento dado el amo MyMark me ordenó irme. Me dijo donde debía ir. Salir y subir una cuesta. Y esperar allí de rodillas.

Así lo hice. Cuando llegué a la cuesta encontré mi coche. El amo MyMark me lo había cambiado de sitio en uno de los momentos que me dejó tranquilo. Debían haber sido bastantes minutos, y yo no era consciente de ello. El estar privado de sentidos te hace perder la noción del tiempo.

Allí de rodillas el amo me dijo que por lo que hice el año pasado me merecía que mis llaves las tirase a un zarzal y que yo entrará a buscarlas allí arañándome. Le dije que lo merecía pero le suplique que no lo hiciera.

El amo MyMark, magnánimo, me libró de ese castigo.

Me ordenó, aun de rodillas, cerrar los ojos mirar, mirar para arriba y abrir la boca.

En ese momento empezó a caer líquido sobre mí. El amo MyMark vació 2 botellas de Coca-Cola sobre mí. Yo creo que contenían meado del amo, aunque no me atreví a preguntarlo.

Si que se que me sentí bendecido por ser humillado y vejado de esa forma por el amo MyMark, al que le estoy agradecido por darme uno de los mejores días de mi vida.

Tras eso el amo se fue. Yo tenía que volver a casa. Me quite la ropa y me seque un poco con unas hojas que había allí. Desnudo me dirigí hacia casa.

Paré en un área de servicio para recordar y reflexionar sobre lo que había pasado. Me hice una de las patas más brutales de mi vida. El semen me saltó hasta el techo del coche. Cogí y tragué todo lo que pude.

Ya sobre las 4 de la mañana llegué a casa. Aparqué y escondiéndose entre los coches para que nadie me fuera a ver desnudo, volví a mi casa.

Gracias amo MyMark.