Educando a Kelly

No debe haber peor cosa que ir a la cama con alguien que uno cree experta, por haber estado ella casada, y descubrir que no tiene idea como se hecha un buen polvo.

EDUCANDO A KELLY

La conocí a Kelly en una reunión política. Ella tenía un hijo de seis meses y recién se había separado. Por mi parte yo hacía un par de meses que también me había alejado de mi pareja.

Una vez finalizada aquella reunión nos quedamos charlando y contándonos nuestras vicisitudes, la acompañé caminando hasta la casa de sus padres, donde estaba viviendo, que distaba un par de cuadras del lugar. Frente a su casa seguimos hablando de su separación, que en realidad, me confesó, el marido la había abandonado. Al analizar su situación rompió en llanto, como un caballero la consolé. Una cosa llevó a la otra… y en vez de ingresar a su hogar subimos a mi auto y nos fuimos a un motel.

Tanto Kelly, desde hacía más de un año, como yo hacían tres meses que no habíamos tenido sexo. La calentura de ambos se respiraba en el cuarto de aquella habitación, en un abrir y cerrar de ojos estábamos listos para revolcarnos en la cama.

Pero no resultó como pintaba, su única actitud fue la de abrir sus piernas y dejarme hacer. Al ver que no respondía a ninguno de mis estímulos decidí parar y preguntarle si le pasaba algo. Tranquilamente me respondió que lo estaba pasando bien. A mí, debo confesarles, esto me llamó poderosamente la atención, saqué la verga de su vagina y se la acerqué al rostro para ver que actitud tomaba. Ella la miró detenidamente y luego levantó la vista mirando inquisitivamente como queriendo saber que tenía que hacer. La bronca me dominó y le dije con bronca ¡Con razón tu marido se fue con otra!!! ¡No servís ni para coger! Me levante de la cama, nos vestimos, sin mediar palabras la bajé en la puerta de la casa y arranqué a toda velocidad.

Todos los días recibía entre tres a cuatro suyos, nunca los respondí.

Abrían pasado unos quince días cuando caminaba por el centro de la ciudad mirando vidrieras, cuando sentí que alguien me llamaba, giré mi cabeza y al ver que se trataba de Kelly apuré el paso en sentido contrario. Ella corriendo me alcanzó y tomó firmemente uno de mis brazos. Giré y la enfrenté preguntándole que quería.

Quiero que hablemos cinco minutos, después, si así lo quieres, eres libre de hacer lo que quieras.

Caminamos en silencio uno al lado del otro hasta llegar a un barcito de mala muerte. Escogí una mesa apartada donde sentarnos, una vez echo esto llegó el mozo preguntándonos que nos serviríamos, le respondí que dos cafés. Una vez que se marchó miré a Kelly directamente a los ojos y le dije de mala manera ¡Y… habla…! Comenzó a tartamudear levemente, pero después tomó coraje y me dijo:

Para mi ex pareja yo solo era un objeto. Yo abría las piernas el subía y hacía lo suyo.

Pero nunca te excitó, o

Es más, para que tengas un mejor panorama, cuando me casé yo era virgen… al mes del casamiento estaba embarazada, y desde que esto ocurrió nunca más me tocó. Ahora sabés porque no tengo idea de nada

No le contesté porque había llegado el mozo, lentamente dejó los posillos sobre la mesa, metí la mano en mi bolsillo y le pagué para evitar que regresara.

Y que pretendés de mí. Le expresé.

Nada. No pretendo nada. Solo te digo esto para que tengas una idea, y…. (sus ojos se inundaron de lagrimas, bajó su cabeza y murmuró) No puedo seguir así, con la edad que tengo y ya habiendo parido un hijo nunca disfruté del sexo y… como vos bien dijiste… no sepa coger

Mi mano comenzó a acariciarla. Kelly levantó suavemente su cabeza y me miró con sus tristes ojitos verdes. ¡Vamos de aquí!, le dije. Ella presurosamente se incorporó. Buscamos mi auto que estaba estacionado a un par de cuadras y nos fuimos a un motel.

LA PRIMERA LECCIÓN

Después de haber ingresado a la habitación Kelly comenzó a desnudarse, yo la detuve en seco diciéndole ¡Tranquila…!, abrazándola le murmuré ¡Dejame que te guíe!. Nos besamos apasionadamente y mientras lo hacíamos, con una mano le acariciaba sus senos, con la otra desprendía botón a botón su blusa.

Noté que sus brazos caían al costado de su cuerpo, abandoné entonces por unos segundos la blusa y sus senos, y guié una de sus manos a los botones de mi camisa, la otra la ubiqué sobre el bulto que formaba mi verga que lidiaba por salirse de su prisión. Ella ni corta ni perezosa comenzó a desprender también mi pantalón. Le respondí quitándole su blusa y con las dos manos rompí la unión de su sutién, sus espectaculares tetas se bambolearon, las tomé con fuerza, de ellas salieron dos chorros de leche que impactaron en mi torso, era a causa de que aún le daba de mamar a su pequeño. Kelly suspiró y me sacó de un solo tirón mi camisa, desprendió el cinturón, y agachándose bajo mi pantalón conjuntamente con mi ropa interior, se quedó unos segundos mirando mi verga completamente hinchada y erecta, la tomó con una de sus manos. Levantó la vista como diciéndome ¿Ahora que hago? La incorporé y le saque su pollera y bombacha, la tomé entre mis brazos y la deposité en la cama. Acaricié sus senos hasta que noté su respuesta a los estímulos brindados. La besé en la boca y lentamente fui bajando con mi lengua hasta su entre pierna. Noté su cara de asombro al notar que mi experta lengua hacía estragos con su clítoris. Luego cerró fuertemente sus ojos dispuesta a disfrutar el momento. Esto lo comenzó a manifestar con un fuerte jadeo que prontamente se fue acelerando. Tomó mi cabeza con sus dos manos y la aprisionaba con toda su fuerza contra su sexo. Entre quejidos y sollozos explotó en su primer orgasmo. Al soltar mi cabeza pude observar como presionaba fuertemente sus senos con ambas manos, que cada vez que los oprimía largos chorros de leche saltaban de ellos, por mi parte no abandoné la faena, logré aprisionar con mis labios su adorable botoncito, y continué con mi lengua excitándolo hasta que lanzo unos pequeños gritos, que al comienzo no entendía pero que después interpreté ¡Si… Si…! ¡Aaaahora se lo que es un orgasmo… siiiii… me vuelvo loca… que placer…!

Suavemente fui cediendo con la estimulación… ella, aún, continuaba acariciándose los senos. La cama, a la altura de su torso, estaba toda humedecida por la leche que manaba de sus tetas. Con las piernas totalmente abiertas dejaba ver como, desde su vagina, salían sus líquidos.

Me incorporé, encendí la televisión, miré que estaban emitiendo, se trataba como era de esperar, una porno en la que pasaban –según su título- "las mejores 100 mamadas", no le di importancia y me dirigí al sanitario para tomar una ducha. Estaba concluyendo cuando ingresó Kelly, y susurrándome casi sin fuerzas me dijo ¡Gracias!

La bese y le cedí mi lugar en la ducha, me sequé con la toalla y regresé a la habitación, tomé el teléfono y llamé al servicio ordenando una botella de champagne.

Antes que ella culminara con la ducha trajeron las dos copas y la botella del espumante líquido. Totalmente desnudo tomé asiento en el borde de la cama y comencé a servir, en ese momento Kelly salía del baño, se me acercó quitándose la toalla, la que dejó caer frente a mí, se arrodilló sobre ella y le pasé una de las copas. Brindamos, ella de un solo trago engulló su contenido, extendiéndome nuevamente la copa hacia mí, en señal de que quería que le sirva más, completé nuevamente la copa y repitió la acción bebiéndosela hasta la última gota. Nuevamente me acercó su copa, y nuevamente la llené, mientras hacia esto, ella me dijo: Amor… pero… solamente te ocupaste de mí… y yo aún no te he satisfecho en nada

Antes de que pudiera responderle -Kelly, a propósito- derramó parte del contenido de su copa sobre mi entrepierna. ¡Huyyy… mirá lo que hice… dejá.., dejá… yo lo limpio!

Tomo delicadamente mi verga semidormida, la colocó cuidadosamente hacia un costado y sutilmente comenzó a quitar todo vestigio de champagne, primero de mis testículos, luego al notar que el líquido había ido un poco más abajo, con una mano me empujó suavemente hasta recostarme, y meticulosamente pasó su lengua por la raja de mi culo, su lengua intrusa se detuvo en mi agujerito brindándole una espectacular lamida. Para todo esto yo ya tenía mi verga a mil… al notarlo, subió nuevamente, abrió lo más que pudo su boca… y se la tragó. Más de la mitad quedaba afuera, al notar esto, con una sus manos la tomó firmemente y comenzó un lento vaivén, su lengua hacía estragos. Traté de tomarla de sus cabellos, pero ni siquiera eso podía hacer. Su otra mano exploró por debajo de los testículos hasta encontrar mi culo totalmente humedecido por sus anteriores lengüeteadas, tímidamente introdujo un dedo, para luego meter otro. Logrado esto, en forma coordinada, acompañó el vaivén de la mano que me agarraba la verga y metiendo y sacando los dedos en mi culo, era para desmayarse de placer.

¡Kelly… Kelly… Estoy por acabaaaarrr…! Para qué habré hablado… como poseída comenzó a succionar como si su vida dependiera de ello. ¡No puedo soportar más…! Le grité. En respuesta a esto, introdujo un dedo más, incrementando al mismo tiempo la velocidad de meter y sacar.

Eran tres largos meses de semen contenidos. Calientes y espesos chorros inundaron su boca, hasta colmarla, parte de la acabada se deslizaba por la comisura de sus labios. Lejos de detenerse, Kelly siguió succionando hasta que se aseguró de que no quedaba una sola gota más. Retiró los dedos de mi trasero, permitiéndome incorporarme un poco, así pude observarla, todo su rostro se encontraba embadurnado de semen.

Tomó mi copa de champagne, que aún tenía la mitad, y antes de beberla, abrió bien grande su boca para mostrarme deliberadamente el semen que tapaba totalmente su lengua y apenas si se divisaban sus dientes, era un espeso y viscoso manto blanco que todo lo cubría.

Levanto la copa haciendo un imaginario brindis y se bebió hasta la última gota.

¿No era que vos no sabías nada de sexo? Le interrogué. Ella lamiéndose el semen que le había quedado en labio superior, sin decir palabra señaló con un dedo la televisión.

LA SEGUNDA

Al finalizar cada reunión política teníamos por costumbre irnos a mi departamento. En él jugábamos a luchar en la cama. El que perdía le tenía que hacer de todo al otro. Obviamente, algunas veces le dejaba ganar.

En una de esas oportunidades, las cosas pasaron de castaño a oscuro. Una mañana, después del desayuno en la cama, Kelly me ató cama y comenzó a darme nalgadas hasta dejármelas coloradas. Le pedí que parara, pero ella me pegó aún más fuerte. Como pude me solté. Ella seguía tratando de pegarme. La tomé firmemente y fui yo quien ahora la ató boca abajo. Hacía todo lo que podía por soltarse, y al mismo tiempo me gritaba ¡Me dijiste que me enseñarías ha coger…! ¡Últimamente no me has enseñado nada…!.

Agarré firmemente su bombacha y se la arranqué de un tirón dejándome contemplar su espectacular trasero.

De la mesita de desayuno –que ella me había acercado- tome un trozo de manteca. Con la mano izquierda tomé sus nalgas abriéndolas obligándola de esta manera a mostrarme el agujero. Con la derecha comencé a pasarle la manteca, cuando quedó un pequeño pedazo, se lo introduje a la fuerza en el culo. Ella me insultaba de arriba abajo. ¡Hijo de puta… que me estas haciendo! ¡Pará la puta que te parió, que me dijeron que eso duele una barbaridad…..! Me levante y busque una pañuelo de cuello, regresé y le tapé la boca porque sus gritos me iban a traer problemas con los vecinos. Recogí otro pedazo de manteca, aún más grande que el anterior, y se lo introduje nuevamente a la fuerza en el culo, ella refunfuñaba como loca. ¡Que te quejas… No es que querías aprender más… Bueno hoy vas aprender… vaya que vas aprender! Tomé unas almohadas y las fui colocando una por una debajo de ella hasta que el culo le quedó bien parado. Acerqué un espejo de pié de manera tal que Kelly pudiera ver claramente lo que le estaba por hacer.

Me paré sobre la cama colocando un pié a cada lado de su cintura. Lentamente me agaché hasta que mi verga le rozó la puerta de su culo. Emitió un sordo grito apagado por el pañuelo que tapaba su boca. ¡Mira el espejo para que veas cómo te voy a romper el culo! Le ordené.

Una cosa era decirlo y otra hacerlo, nunca había tenido a mi alcance un culo tan pero tan cerrado, apenas si podía meterle un dedo. Me baje, y me senté a su lado y armado de mucha paciencia insistí… Insistí… Veinte minutos pasaron hasta que logre meterle tres dedos simultáneamente.

Pese a todo el "circo" de la supuesta "resistencia"… noté que Kelly evidentemente estaba colaborando. Me pare bien frente a ella para que viera como con el último trozo de manteca me untaba la verga. Nuevamente coloqué un pié a cada lado de su cintura. Lentamente descendí hasta quedar en cuclillas con mi verga dura apuntando a su culo virgen. Le saqué la venda de la boca y ella solamente me dijo: Podes acomodar mejor el espejo, porque no puedo ver bien, y por favor, una cosa más, soltáme las manos.

Así lo hice y regresé a mi posición dominante. Ella con sus manos tomó cada una de sus nalgas abriéndolas de tal manera que pudiera ver perfectamente su rosado agujerito que brillaba por el efecto de la manteca. Suavemente apoyé la cabeza de la verga y comencé hacer unos pequeños círculos alrededor del mismo. Ella me dijo ¡Basta de jueguitos… no puedo más! Comencé entonces a ejercer una leve presión. Kelly hacía todo lo posible por colaborar, pero los músculos de su ano hacían todo lo posible por no ceder. Poco a poco ingresó por fin la cabeza. Un fuerte suspiro de ella me dio tranquilidad como para seguir avanzando. Sus manos soltaron las nalgas para tomarse ahora de mis tobillos.

Me acerque a su oreja y suavemente le dije: ¡Admití que te duele…!

¡Para nada…! Me respondió entrecortadamente.

¡Así que no te duele! Le dije.

¡Na… da… y menos con ese juguetito que tenés por verga! Ese día descubrí que a Kelly le gustaba el sexo con cierta violencia.

La tomé firmemente de la cintura y le pedí que mirara al espejo. Cuando así lo hizo se la enterré hasta la mitad. Emitió Un pequeño grito acompañado de unas lagrimas que afloraban de sus ojos, mientras me clavaba sus uñas en mis tobillos.

¿Te duele? Le dije.

¡No! me respondió entrecortadamente, entonces la solté de su cintura para asirla firmemente de sus cabellos tirándole la cabeza hacia atrás. Sin miramientos… se la metí hasta el tronco.

Kelly no emitió palabra alguna. Entonces le dije ¡Entró apenas!. Ella soltando uno de mis tobillos llevo una de sus manos al trasero, cuando llego a su huequito noto que mi vello le rozaba la dulce entrada y me dijo sollozando ¿Cómo que apenas entro? Y yo le respondí ¡Entró apenas… hasta los huevos! Quedate tranquila, por fin te pude romper el culo, mi amor.

Me recliné sobre ella de tal manera que pudiera escuchar mi jadeante excitación y suavemente la empecé a bombear, mientras le decía ¡Hoy aprendiste como disfruto únicamente yo rompiéndote bien el culo!

Era imposible controlarse sabiendo que me estaba comiendo un culito virgen, el lento vaivén paso a ser un desbocado mete y saca. Casi salía por completo mi verga, para luego nuevamente enterrársela hasta lo más profundo. Mis testículos golpeaban los labios de su capullito.

Kelly superada la conmoción comenzó a masturbarse agitadamente. Esto me enloqueció aún más, tanto que ya me animaba a sacársela y nuevamente enterrársela hasta los huevos. Ella comenzó a tener un orgasmo tras otro, contrayendo espasmódicamente el ano, por mi parte, mi semen no se hizo esperar y se descargó dentro de ella. Ni cuando era joven, creo, que haya acabado tanto.

Después de retomar aliento, saque rápidamente mi verga del culo, para poder observarlo. Le había quedado sumamente dilatado, con fuertes palpitaciones lentamente fue regresando a su normalidad… normalidad dije? Ese culo nunca más sería normal.

Ella se levantó de la cama y caminando con dificultad se fue al baño. Por mi parte me recosté en la cama para tomar un respiro. Kelly al ingresar al baño había dejado abierta la puerta, habrían pasado un par de minutos y escuché que se había lanzado un pedo que sonó como un fuerte ronquido. Me levanté y me dirigí a la puerta del baño. Cuando ella me vio me dijo: ¡Hijo de puta….. Escuchaste… parezco la bocina de un camión

Metió una de sus manos por el costado del sanitario para tocarse el culo. Sacó la mano y me la mostró cubierta de una mezcla sanguinolenta de semen. ¡Me duele terriblemente y me sangra todo… me destrozaste el culo pero me gusto… pero… mi amor, esto, esto no va a quedar así!

LA VECINITA LESBIANA

El día de la venganza

Frente a mi departamento vivía una lesbiana, que cuando conoció a Kelly quedó loquita por ella, se lo comenté, y Kelly me dijo que no se había dado cuenta de esa situación, y no le dio mayor importancia. Entonces no insistí más en el tema.

Habíamos quedado de encontrarnos un viernes a la noche, después que saliera de mi trabajo, llegué al departamento y ella no estaba, sobre la mesa del comedor encontré una nota que me decía que estaba en la casa de Viviana (la vecina de enfrente), salí de mi departamento y toqué la puerta de mi vecina, pasó un minuto y nada… nuevamente golpee la puerta, y esta se abrió, me sorprendió ver que era Kelly la que habría la puerta, solamente sacó su cabeza, tenía todo alrededor de la boca húmedo, me dijo: Ya voy para el departamento… estoy hablando con Vivi, vos andá que en unos minutos voy… Intenté de besarla pero ella trató de esquivarme, la tome del rostro con una mano y la forcé a besarme, su boca tenía gusto a sexo de otra mujer. Ella retiró su cara de mi mano y cerró presurosamente la puerta.

Regresé al departamento, me bañé y me acosté desnudo boca abajo en la cama, pasaron los minutos y Kelly no regresaba. Había tenido un día ajetreado de tareas, por ello me quede dormido.

No tengo idea cuanto tiempo habré dormido, me desperté recibiendo caricias en mi cuerpo, al intentar incorporarme noté que estaba firmemente atado de pies y manos, con un pañuelo en mi boca que me impedía hablar, en frente mío estaba Viviana completamente desnuda metiéndose un consolador de gran tamaño en su vagina, era de esos que tienen aproximadamente unos 40 cm y son como dos vergas unidas. Kelly ingresó a la habitación con un paquete de manteca en sus manos, lo dejó sobre la mesa de luz y se acercó a mi vecina y comenzaron a besarse apasionadamente. Tomó la parte que quedaba afuera del consolador que tenía metido Vivi y lentamente se comenzó a penetrar ella también.

Así jugaron entre ellas un buen rato. Ambas se quitaron el consolador, Kelly acercó el espejo de pié a la cama de manera tal que pudiera ver lo que estaba pasando detrás mío.

Viviana se sentó sobre mi espalda, Kelly se colocó detrás de mí, Vivi tomó el consolador y lentamente lo fue colocando hasta la mitad en la vagina de Kelly, ella tomó la manteca y retiró un pequeño trozo, se lo paso a Vivi quién lentamente comenzó a untarme el agujero del culo, Kelly tomó un pedazo aún más grande y con sus manos le dio forma cilíndrica, nuevamente se lo paso a mi vecina. Kelly, con la verga de plástico colgando de su vagina, tomó con las dos manos mis nalgas, y le guiñó un ojo a Vivi, ésta entendió el mensaje y sin miramientos comenzó a introducirme la manteca por el culo, yo refunfuñaba dado que era bien grande.

Cuando lograron su cometido, Vivi bajó de mi espalda, buscó unos almohadones y comenzó a colocarlos debajo de mi abdomen hasta dejarme el culo bien parado. Cuando ambas juzgaron que yo me encontraba en la posición que ellas querían, Viviana me abrió las nalgas y Kelly tomó con ambas manos lo que sobresalía de su consolador y comenzó a describir pequeños círculos en mi culo para después intentar meterlo, yo me resistía apretando los músculos pero era en vano, Kelly se recargó con todo su cuerpo y el consolador se introdujo hasta casi llegar a los labios vaginales de ella, Vivi comenzó a besarla apasionadamente mientras Kelly comenzaba a bombearme lentamente por el culo, esto hacía que al mismo tiempo el consolador entraba y salía de su vagina. Así estuvieron ambas besándose, acariciando las tetas por más de quince minutos hasta que Kelly llegó al clímax, comenzó entonces a bombear con más fuerza hasta lograr su orgasmo. Se quedaron ambas abrasadas y besándose de vez en cuando. Por fin salieron de encima mío pero dejándome el enorme consolador en el culo. Kelly se acercó, me quito el pañuelo de la boca y me besó, después de ello me dijo: Vos me dijiste que siempre hay que experimentar cosas nuevas… bueno hoy vos experimentaste mi venganza… yo también te rompí bien el culo amor.