Educada y Sometida en la Playa, Noche de Copas

Vacaciones, turismo, salidas nocturnas .....

Me desperté temprano, la costumbre supongo, Merce dormía apaciblemente agarrada a la almohada, levante con cuidado la sábana para echar una mirada a su cuerpo desnudo, estaba preciosa, daban ganas de morderla. Además, su piel se había recuperado perfectamente y no tenía ninguna marca de la noche anterior.

Me levanté y la dejé dormir tranquila. Mientras me lavaba la cara se me ocurrió algo, me vestí rápidamente y bajé a la calle.

Cerca del hotel había una zona llena de tiendas, no me costó mucho encontrar lo que buscaba, paré en un bar a comprar algo para poder desayunar juntos en la habitación y en poco menos de una hora estaba de vuelta al hotel, Mercedes seguía durmiendo.

—     Arriba dormilona, que ya se está haciendo tarde.

—     Uuhmmm, un poquito más.

—     Levántate ya, a ver si hoy podemos hacer un poco de turismo.

Se levantó con el olor del café, tomar un desayuno con churros en la terraza, oliendo la brisa del mar y con una guapa mujer desnuda al lado es un placer que no tiene precio, cuando terminamos le di a Mercedes las cosas que le había comprado, una minifalda vaquera y una camiseta blanca que le quedaba bastante ajustada. Le hice ponérselas allí mismo, sin ropa interior.

—     La falda está bien, pero la camiseta está muy pegada, se me van a marcar mucho los pezones.

—     Pues la verdad es que ahora que me fijo hay algo que no acaba de quedar bien, espérate aquí un momento.

Volví con unas tijeras en la mano, la minifalda era excesivamente larga para mi gusto, mientras Mercedes me miraba horrorizada, pasé a recortarla hasta dejar el largo un par de dedos escasos por debajo de su culo.

—     Listo, estás perfecta así, nos podemos ir.

—     Espera que me ponga unas bragas.

—     No, así estás bien, ya no vas a usar más ropa interior mientras estemos aquí.

No se veía a Mercedes caminar muy cómoda, se notaba no estaba acostumbrada a llevar una falda tan corta y caminaba con unos pasitos muy cortos y sujetándose el borde de la falda para que no se le subiera.

Nos montamos en el coche, antes de salir estuvimos mirando que había que ver por la zona sin tener que ir demasiado lejos, nos decidimos por un castillo que había a unos cincuenta kilómetros, además había una carretera que iba siguiendo la costa y nos permitiría disfrutar de buenas vistas durante el trayecto.

Arranqué el coche y nos pusimos en marcha, los ojos se me iban a las piernas de Mercedes, la falda al sentarse se había subido un poco más dejándolas totalmente al descubierto.

—     Súbete la falda que te quede el culo apoyado en el asiento.

—     Se me ve todo si hago eso.

—     Joder, deja de discutirme todo lo que te digo, súbete la falda y empieza a tocarte.

—     Ehhhhhhh

—     ¡¡ YA !!

Ella empezó a tocarse, todavía no habíamos salido de la ciudad y se le notaban los nervios, sobre todo cuando paramos en un semáforo al lado de un camión, el camionero desde luego se alegró la vista mirándola, creo que para ella fue el semáforo más lento que había esperado en toda su vida, cuando se puso en verde y arranqué el coche el camionero nos despidió con un alegre toque de claxon.

Mire de reojo a Mercedes, estaba completamente roja, pero en ningún momento había parado de tocarse. El recorrido era francamente bonito, ya no había playas, eran todo acantilados rocosos junto al mar contra los que se estrellaban las olas. Al cabo de unos kilómetros paramos en un mirador. En ese momento ya Mercedes estaba jadeando claramente.

Nos bajamos a hacer unas fotos, el paisaje era precioso. Después de unas cuantas fotos “típicas”, las vistas, juntos apoyados en la barandilla, sonriendo a la cámara y esas cosas, en ese momento decidía hacer algunas fotos más artísticas.

—     Ahora apóyate en la barandilla de espaldas.  —Click—

—     Inclínate más, apoya los codos en la barandilla. — En esa posición se le veía un buen trozo de culo y algo más también.

—     Ahora gírate hacía mí súbete la falda y mastúrbate.

Antes de hacer la foto la deje tocarse un par de minutos, luego inmortalice la escena desde varios ángulos, durante el proceso pasaron cuatro o cinco coches, pero con la velocidad que llevaban no creo que viesen nada, eso sí cada vez que pasaba alguno Mercedes se agitaba presa de los nervios. Cuando subimos al coche se bebió casi una botella de agua para tranquilizarse.

Sin más incidentes llegamos a nuestro destino, no era un castillo muy grande, pero estaba restaurado y se podía visitar entero, pasamos por las mazmorras, donde unos carteles informaban de todas las salvajadas que se hacía a los prisioneros durante la edad media.

Los aposentos no tenían nada en especial, los habían amueblado con muebles de época, para que los visitantes se hiciesen una idea de como eran en su momento, pero no había nada especialmente destacable, ya sólo nos quedaba subir a la torre del homenaje.

Había una escalera de caracol bastante empinada y estrecha que sólo permitía subir de uno en uno, Mercedes paso delante y cuando iba a seguirla decidí cederle el paso a un señor mayor que esperaba para subir, el buen hombre empezó a seguir a Merce, cuando levantó la cabeza tuvo una perfecta visión del culo desnudo de Merce bajo la minifalda, era gracioso ver como se esforzaba en seguirle el paso para no perder detalle, en un momento dado Merce se dio cuenta de que no era yo quien la seguía por las escaleras, aceleró el paso y llegó al final casi a la carrera.

Cuando llegué estaba colorada y con la respiración agitada.

—     Me tenías que haber avisado que no venías detrás de mí.

—     Y la alegría que le has dado a ese señor, no veas como corría por la escalera ha rejuvenecido 20 años.

—     Jajajajaja

—     Anda bebe un poco, que estás acalorada.

Las vistas desde la torre eran espectaculares, aprovechamos para hacernos un montón de fotos, incluso Mercedes le pidió al señor de la escalera que nos hiciese una foto juntos.

Cuando bajamos Mercedes me quiso dar el bolso.

—     Sujétalo un momento que voy al baño.

—     No, tú irás cuando yo te diga.

—     Pero tengo muchas ganas.

—     Vamos al coche.

Merce me siguió obedientemente al coche, ya empezamos el camino de vuelta, la veía encogerse por el camino.

—     Quieres que paremos a comer por el camino o seguimos hasta el hotel.

—     Para en el primer sitio que veas, que me meooooo.

—     Jajajajaja, ya veremos.

Viendo lo mal que lo estaba pasando pare en el primer restaurante de carretera que vi, ella salió disparada hacia el cuarto de baño, yo mientras tanto hablé con el camarero para que nos diese una mesa. Cuando llegó Merce ya estaba mirando la carta, no acertamos con el restaurante, la comida no fue gran cosa y nos marchamos nada más terminar.

Fuimos directamente al hotel, lo que nos apetecía realmente era descansar un poco, nos echamos a dormir una buena siesta y cuando nos levantamos ya estaba bastante avanzada la tarde, cuando salimos de la ducha y nos vestimos ya era de noche, Mercedes se puso un vestido de flores y unas sandalias con un poco de tacón, le acaricie el culo para comprobar que me había hecho caso y no llevaba nada bajo la ropa.

Después de la cena nos quedamos tomando una copa en el restaurante mientras pensábamos que hacer, más o menos sabíamos cual era la zona de pubs, lo mejor era ir para allá y elegir uno.

No fue tarea sencilla, la mayoría de los sitios o bien no nos gustaban, o tenían una música demasiado estridente, o el tipo de música no nos gustaba, al cabo de un rato de paseo vimos un sitio con gente más de nuestra edad y una música acorde a nuestros gustos.

Un local bastante grande, había gente repartida por la pista de baile y alrededor de la barra del bar, Mercedes se quedó en una mesa alta mientras yo me acerqué a pedir un par de copas a la barra, animada por las copas se empeñó en bailar.

Tengo que confesar que a veces dudo si tengo dos pies izquierdos o si entre mis ancestros hay algún pato, el caso es que bailar se me da de pena y tras un breve, pero valeroso esfuerzo, deje a Mercedes bailando y yo me acerqué a nuestra mesa para dedicarme a mi gin-tonic asunto para el que estoy mucho mejor dotado.

Mercedes se lo estaba pasando bien, bailando en la pista entre un montón de gente, cuando de repente las luces se atenuaron. Un brillante foco se centró en una chica que vestía un brillante mono de color amarillo.

La chica se paseó entre las mesas caminando lentamente, cuando volvió al centro de la pista bajo la cremallera mostrando el sujetador, sacó las mangas y lo bajó hasta la cintura, se empezaron a escuchar los primeros gritos animándola, se colocó de espaldas y pasó a bajar el pantalón lentamente, tenía un culo de impresión que fue adecuadamente alabado por el público.

Volvió a pasear alrededor de la pista, vestida con un conjunto de corsé y tanga, cuando regresó al centro de la pista desabrochó el corsé dejándolo caer al suelo, se volvió con las manos tapando sus tetas y con un gesto teatral abrió los brazos, los aplausos se tornaron en gritos cuando hizo un gesto de despedida y empezó a recoger su ropa del suelo, la gente gritaba pidiendo la última prenda.

Con una sonrisa se señaló el pequeño trozo de tela que le quedaba puesto y ante el griterío del público, se inclinó ligeramente hacia delante y lo fue bajando hasta dejarlo caer a sus pies, con un beso al público se despidió y acompañada por la seguridad del pub se marchó entre silbidos de admiración.

La pista se volvió a llenar rápidamente, Mercedes estimulada por las copas se movía cada vez más animada, recorría la pista entre los grupos sonriendo a todo el mundo, sus movimientos cada vez eran más desinhibidos y pronto la ausencia de sujetador empezó a atraer miradas, sus pechos se agitaban libremente, ella no se daba cuenta del interés que estaba despertando hasta que en una pausa de la música alguien se acerca a ella.

—     ¿Si te lo pidiese el público tú también te quitarías las bragas?

—     Para quitármelas tendría que llevar, jajajaja. — las copas le hicieron contestar sin pensar.

La respuesta pareció gustarle y se queda bailando a su lado, cuando suena una canción de salsa, la hace girar a su alrededor y sutilmente comprueba que ella había dicho la verdad, al cabo de un momento Mercedes se despidió para volver conmigo.

Estábamos hablando tranquilamente, cuando se nos acercó una pareja, el hombre se presentó como Enrique y la chica como Rosy, ella era la chica que había hecho el striptease un rato antes, se había colocado un vestido corto y ceñido que dejaba poco a la imaginación.

Me sorprendió que empezasen a hablar con nosotros así de repente, pero eran bastante simpáticos y la conversación era entretenida, además Rosy tenía barra libre en el local y nos sacó todas las copas que nos quisimos tomar.

El ambiente estaba decayendo bastante y decidimos que lo mejor era ir a tomar la última a otro sitio, Rosy nos comentó una discoteca cercana donde había trabajado de gogo y que no tendríamos problemas para entrar.

Fuimos con el coche de Enrique los cuatro, Rosy bajo nada más llegar para ir a hablar con el relaciones públicas del local, a los pocos minutos volvió y no traía buena cara.

—     A ver os cuento, hoy han traído un DJ de regaetton y a mí esa música no me gusta nada, entonces no he querido coger entradas.

—     La verdad a nosotros tampoco nos gusta esa música, podemos perdonar la discoteca, ¿a qué otro sitio podemos ir?

—     A estas horas sería otra discoteca, pero tendríamos que irnos más lejos y con lo que hemos bebido mejor no conducir.

—     ¿Y porque no vamos a mi casa? está cerca y para tomar una copa tranquilamente nos sirve.

Mercedes y yo no estábamos muy convencidos, al fin y al cabo no les conocíamos apenas, pero Enrique insistió y al final nos fuimos con ellos.

Menuda casa tenía, estaba en las afueras y era un chalet individual, rodeado de un seto alto que le daba privacidad, tenía un jardín bien cuidado con una pequeña piscina y una sombrilla con una mesa y unas sillas.

Enrique “Kike” nos preguntó que queríamos tomar, entró en la casa y en pocos minutos salió con una bandeja con las bebidas, encendió unas velas para ahuyentar a los mosquitos y empezamos la charla, era una noche muy calurosa y el ruido del filtro de la piscina era una provocación.

—     Yo me daría un baño ahora mismo — Rosy miraba el agua con expresión soñadora.

—     Pues báñate, aquí no molestas a nadie.

—     ¿Yo sola?

—     Nos bañamos todos — Kike nos miró interrogativo

—     Venga, la verdad es que hace mucho calor.

—     Pero no tengo ropa para bañarme — Mercedes dudaba

—     Da igual, en pelotas todos.

Según Kike dijo esto, Rosy se empezó a quitar la ropa, en pocos segundos echo a correr hacia la piscina totalmente desnuda, Kike era más lento quitándose la ropa pero la siguió al poco, Merce seguía pensándoselo o sea que le agarré el dobladillo del vestido y se lo saque por la cabeza dejándole en cueros, se fue corriendo a la piscina mientras yo me quitaba la ropa y la seguía.

El agua estaba fresca y resultaba muy agradable, nos pusimos en círculo y seguimos hablando un poco, aprovechando que el agua nos llegaba hasta el pecho, me dedique al culo de Mercedes, primero se lo sobe a conciencia para pasar a meterle un dedo, ella dio un ligero quejido que hizo que la mirasen con curiosidad.

No me acuerdo muy bien de que estábamos hablando, mis esfuerzos se concentraban en ir abriendo el culo de Merce, cuando conseguí meter el segundo dedo la cosa mejoró mucho, mejoró para mí, los metía, los sacaba, hacía fuerza para separarlos y los giraba, ella disimulaba como podía, aunque ya le costaba seguir la conversación.

Enrique y Rosy se separaron un poco y se abrazaron, él la apoyo contra el borde de la piscina y empezó a comerle la boca, ya el ambiente se había calentado mucho.

Al ver que los otros ya no se cortaban levante a Merce dejándola en horizontal en la superficie, sujetándola con la mano que tenía en su culo para que no se hundiese, le mordisquee los pezones mientras ella se sujetaba, la postura no era muy cómoda y tuve que soltarla.

La cogí por la cintura y la levante dejándole sentada en el borde de la piscina, abriéndole las piernas me lancé a comerle el coño, empecé dándole besitos en el interior de los muslos, poco a poco me fui acercando, cuando le di la primera pasada con mi lengua ella ya había abierto las piernas todo lo que daban de sí.

El sabor del cloro de la piscina desapareció rápidamente al mismo tiempo que Mercedes se echaba hacía atrás dándome pleno acceso, se humedeció rápidamente y cuando me puse a lamer su clítoris mientras le follaba con dos dedos ya le daba igual todo y gemía sin control.

Kike y Rosy seguían besándose, aunque pararon cuando Mercedes se corrió, bastante ruidosamente por cierto, en ese momento ya salí del agua y sin dejar que Merce se recuperase la puse a cuatro patas y la hice seguirme, había unas toallas colgando en un pequeño tendedero, cogí una y se me seque tranquilamente, también cogí las pinzas que había.

Kike y Rosy también habían salido del agua, se quedaron al lado de la piscina follando en el césped en la clásica postura del misionero.

Merce me siguió obedientemente hasta las tumbonas, cuando llegamos cogí una de las velas, la levanté con la mano derecha y dejé caer unas gotas sobre mi mano izquierda, ¡La madre que lo parió como quemaba! Tuve que volver a dejar la vela en la mesa, tampoco quería achicharrar a Merce.

Me senté y de rodillas como estaba le puse a chuparme la polla, poco a poco fue creciendo y la mamada se hizo más placentera, le tape la nariz y le marque el ritmo de mamada, ella estaba medio ahogándose, pero no paraba, me pajeaba con una mano sin dejar de chupar, le quite la mano, sujetándola por la nuca se la metí hasta la garganta y la deje allí unos segundos, Merce me miraba esperando que la soltase para poder respirar, pronto empezó a ponerse roja, le deje un poco más ahogándose, cuando al final le libere, tomó una larga inspiración mientras hilos de baba goteaban por sus labios.

—     Siéntate en la butaca de al lado, pon las piernas en los reposabrazos y empieza a masturbarte.

Mientras Merce me obedecía, observe que Kike y Rosy se acercaban, no tenían mala visión, Merce completamente despatarrada tocándose el coño y yo con la polla mirando al cielo. Él miraba con interés, pero no parecía que le hiciese efecto, sin embargo Rosy no perdía detalle y se mordía los labios, le miré a los ojos y forme con los labios la palabra “Tócate”, sé que me entendió porque se puso totalmente roja y vi como sus pezones se hinchaban.

A mí la situación si que me estaba haciendo efecto, me levante y le coloque a Merce una pinza en cada pezón, luego me dedique a jugar con ellas, estiraba, las movía arriba y abajo, las apretaba, Merce bufaba, pero no dejó de masturbarse en ningún momento.

Me volví a sentar con la polla como un mástil.

—     Es el momento zorrita, ven a cabalgar a tu amo.

Le hice montarse en mi polla mirando de cara a Rosy y Kike, empezó a subir y bajar mientras yo le susurraba.

—     Mira que puta eres, dejándote follar delante de desconocidos., y además lo estás disfrutando, vamos zorrita dime que te gusta.

—     Sí me gusta.

—     Díselo a ellos, diles que te gusta que vean como te follo.

Merce no dijo nada, entonces cogí las pinzas de sus pezones y las retorcí.

—     Dilo.

—     Aaahhhhh, me gusta que me miréis mientras me folla.

—     Sigue hablando.

—     Me pone muy caliente que me veáis me siento muy puta.

En ese momento le arranqué las pinzas, Merce gritó, le sujeté sus maltratados pezones y lo acaricié mientras ella seguía empalándose.

—     Anuncia cuando te vayas a correr, seguro que les gustará ver a una cerdita como tú disfrutando.

—     Ya, ya  yaaaaaaa..

Se corrió, noté como me mojaba hasta los huevos, la descabalgue y la puse a chupar polla otra vez.

—     Ahora me voy a correr en tu boca de mamona, recógelo todo pero no te lo tragues.

Y vaya si me corrí, noté como los chorros salían en oleadas, el calentón que llevaba me hizo tener un orgasmo de lo más largo y placentero.

—     Uuuuufff cada vez la chupas mejor, ¿Lo tienes todo en la boca?

Ella asintió con la cabeza.

—     Abre la boca y enséñaselo a nuestros amigos. — Giró la cara y abrió la boca.

—     Trágatelo y vuelve a enseñarles la boca.

Después de que lo hizo la levante y le di un suave beso en los labios.

—     Necesito ir al baño.

—     Yo te acompañó. — Kike se ofreció rápidamente, no me preocupe en absoluto, se le notaba que no estaba excitado.

Cuando se fueron yo me quedé limpiándome la polla con una toalla, miré a Rosy.

—     Te gustó lo que viste.

—     Sí. (susurro)

—     ¿Cuánto te gusto?

—     No sé.

Me acerqué a ella y directamente le agarré el coño, como me lo esperaba lo tenía empapado.

—     Sí lo sabes y ahora yo también lo sé.

Desvió la mirada, pero no protestó, Rosy estaba realmente buena, tenía un cuerpazo, ojos de gata y una boca de labios gruesos que imaginabas comiéndose pollas a pares. Le di mi número de móvil, ella lo apuntó inmediatamente en el suyo.

—     Mañana es el último día que estamos aquí.

Kike y Merce volvieron al poco, nos vestimos y nos llevaron al hotel, nos despedimos cordialmente, ya en la habitación abracé a Mercedes.

—     ¿Cómo te lo has pasado?

—     Muy bien, hubo un momento que me sentí eufórica al ver como me miraban, no sabría explicarlo.

En ese momento sonó un mensaje en mi móvil, cuando lo leí miré a Mercedes.

—     Descansa bien, mañana va a ser un día de sorpresas.

ATLAS

Muchas gracias a Morbo, Corsario José, Kitonu y Ninasharp por sus comentarios, ayuda y opiniones, también a los que me han contactado por Mail, la mayor satisfacción que se tiene es poder comunicarse con los lectores. Prometo contestar a todos tanto por aquí como por mail.