Educada y Sometida en la Playa, La cena
Las vacaciones se acaban y hay que aprovechar hasta el último minuto
Esa mañana dormimos como troncos, nos habíamos acostado tarde la noche anterior. Estando de vacaciones tampoco hace ninguna falta madrugar. Cuando me desperté ya oí a Mercedes en la ducha, las vacaciones iban muy bien, Merce estaba resultando una compañía maravillosa, la vi llegar envuelta en una toalla y no pude resistir la tentación de darle un abrazo y un beso.
— ¿Y esto?
— Porque quiero hacerlo, no voy a estar siempre dándote azotes, aunque no creas que no me apetece.
— Jajajajaja bobo.
Nos vestimos para salir, el vestidito playero de Merce era un escándalo, cortito y calado con solamente el tanga del bikini debajo. Como estábamos en zona playera podía pasar casi desapercibida, recalco el casi porque más de uno se le quedaba mirando al cruzarse con ella.
Ya era muy tarde para ir a desayunar, compramos dos zumos y nos fuimos a la playa, simplemente paseamos por la arena tranquilamente, Merce todavía no acababa de sentirse cómoda por la playa vestida solamente con el tanga, no se acostumbraba a ser blanco de las miradas, en ningún momento me quería soltar la mano mientras caminábamos.
Yo siempre he sentido lo mismo en vacaciones, llega un momento en que te adaptas, empiezas a conocer las calles, las tiendas, te haces a vivir allí y cuando te quieres dar cuenta, te toca volver a tu vida anterior y volver a adaptarte, lo que pasa es que la adaptación a las vacaciones siempre es más sencilla y por eso la vuelta siempre se hace más dura.
Después fuimos a la zona de tiendas a comprar recuerditos para llevar, yo me dedicaba a mirar camisetas con chorradas, había algunas francamente graciosas, aunque escasamente ponibles, Merce miraba figuritas y cosas así, al final salimos con una bolsa llena de las típicas cosas inútiles que se suelen comprar en vacaciones.
Volvimos al hotel a dejar las compras, a Mercedes le apetecía darse un baño en la piscina, se quedó allí mientras yo subía a dejar las bolsas.
Se quitó el vestido y lo dejó en una tumbona, cuando se metió en la ducha se estremeció con el agua fría, los pezones se le erizaron con el contraste, ella no se daba cuenta, pero verla casi desnuda duchándose atrajo la mirada de la mayoría de los hombres de la piscina, cuando cerró el grifo para tirarse a la piscina un empleado del hotel se dirigió a ella.
— Perdone señorita, no se puede hacer topless en la piscina, póngase la parte de arriba del bikini por favor.
— No la tengo, sólo quiero nadar un poco, va a ser un rato.
— Señorita a mi no me molesta en absoluto, de hecho estoy seguro que a todos los hombres que hay presentes les gusta muchísimo su bañador, pero las normas son así y tiene que taparse.
— Vamos a ver acabo de llegar de la playa, hay muchísimas mujeres en topless y nadie dice nada.
— Señorita aquí hay niños.
— Y en la playa más, ningún niño se va a quejar.
La discusión estaba llamando la atención de la gente, ya había unos cuantos mirando y Mercedes cada vez se enfadaba más, atraído por la discusión se acercó uno de los miembros de seguridad del hotel.
— ¿Qué es lo que pasa?
— Le estoy explicando a la señorita que no se puede hacer topless en la piscina, pero ella no quiere entenderlo.
— No te preocupes ya hablo yo con ella.
El empleado se marchó y el de seguridad se quedó hablando con Mercedes.
— Señorita tiene un montón de playas cerca para hacer topless incluso hay playas nudistas, pero la política del hotel es que aquí no se permite.
— ¿Y si no me da la gana seguir la política del hotel?
— Entonces tendré que llevármela de aquí, tenemos un cuarto para retener a la gente que da problemas, normalmente se usa con algún huésped que llega pasado de copas, pero sería perfectamente adecuado para usted.
— No se atrevería.
— Señorita le aseguro que me atrevo. — ahí bajo la voz y siguió hablando en voz baja — Le puedo poner las esposas, llevármela a ese cuarto, allí hace mucho calor, le sobraría hasta ese tanga que lleva usted puesto, me queda media hora para terminar mi turno, pero puedo hacer horas extra con usted.
Cuando oyó eso, Merce fue a la tumbona, cogió su vestido y se lo puso, el vigilante se marchó sonriendo y ella se quedó con un importante cabreo.
Cuando llegué y me contó toda la historia, a mí me dio por reírme, lo cual hizo que ella se enfadase todavía más.
— Me puedes explicar que te hace tanta gracia.
— Me acabas de contar que casi te llevan detenida por reivindicar tu derecho a enseñar las tetas. Hace dos días te querías poner un bañador de cuerpo entero y ahora la montas por no querer taparte. Te has vuelto una exhibicionista, jajajaja.
— Eso es culpa tuya, te gusta que me pasee casi desnuda.
— No, no, la culpa es tuya por estar tan maciza.
— ¿Y tú porque has tardado tanto?
— Me lie con el móvil, me puse a contestar mensajes.
— Pues que oportuno, casi no me encuentras a la vuelta.
— Detenida por exhibicionista jajajajajaja.
Al final nos fuimos a comer al restaurante del hotel, una comida ligera y subimos a descansar a la habitación, la tarde pasó rápido, siesta, salir a dar una vuelta, tomar un helado frente a la playa y cuando nos quisimos dar cuenta ya era de noche, Mercedes se sorprendió cuando le dije que cenábamos en el hotel, le comenté que había pedido que nos trajeran la cena.
Preparamos la mesa, nos pusimos cómodos y a esperar, Mercedes me preguntó el menú que había elegido, pero evidentemente no le dije nada. Al poco rato llamaron a la puerta de la habitación.
— Merce abre tú que ya debe ser la cena.
Mercedes fue a abrir la puerta, yo sabía perfectamente quien era, pero me quede de piedra al oírle hablar.
— Holaaa, no esperaba volver a veros.
¿Veros? Eso es plural ¿Quién había venido? Me asome a la puerta y allí estaba una pareja hablando con Mercedes, Rosy y a su lado sonriente estaba Kike. Yo había hablado con ella pero siempre había dicho que viniese sola.
Les salude disimulando la poca gracia que me hacía que hubiese venido él, habían traído unas bolsas con la comida muy en su papel de servicio a domicilio.
En un momento que Kike se despisto, llame aparte a Rosy.
— ¿Y este porqué ha venido contigo?
— Le dije que iba a venir y se apuntó, por más que le dije que no viniese, no hubo forma de quitármelo de encima.
Pues nada, habría que arreglárselas, aunque no sabía muy bien qué hacer con él.
— Pues vamos a cenar Mercedes, dejemos trabajar al servicio.
Nos sentamos a la mesa, al momento llegaron nuestros camareros, nos fueron sirviendo la cena, rellenando nuestras copas y atendiendo a nuestras peticiones, Kike siguió cabreándome con su actitud, estaba de lo más pegajoso con Mercedes, prácticamente se le echaba encima con cualquier excusa, para haberse autoinvitado se estaba pasando mucho.
Al terminar Mercedes y yo nos sentamos en el sofá, pedimos que nos sirvieran dos copas y cuando nos las trajeron, les mande que se desnudasen y se pusiesen a cuatro patas delante nuestro, cuando Merce me vio usar a Rosy de reposapiés puso cara de sorpresa, pero después me imitó, estuvimos charlando un rato mientras nos tomábamos nuestra copa sin hacer ningún caso al “mobiliario”.
— ¿Qué tal la cena?
— Muy bien, estaba todo muy rico.
— Todavía nos queda rematar la noche, ve a traerme la bolsa negra del armario y las palas de jugar en la playa.
La bolsa negra era donde guardaba algunos juguetes para hacer más entretenidas las noches de sexo. Cuando Mercedes me la trajo lo primero que hice fue sacar el plug anal y dárselo.
— Ponle esto al perrito en el culo.
Kike que había estado mirando de reojo, vio lo que le había dado a Mercedes y cometió un error, se puso de pie y se me enfrentó, colocado a cinco centímetros de mi cara me gritó.
— De eso nada a mi por el culo ni el pelo de una gamba. ¡Te enteras!
Me enteré perfectamente, retrocedí un poco para coger impulso y le di un guantazo con la mano abierta y toda la mala leche que llevaba acumulando desde que le vi en la puerta.
— A ver mierdecilla, tienes dos opciones, te pones a cuatro patas ahora mismo o ya te estás largando. Tú has venido aquí a servir, ve asumiendo lo que te espera ¡Te enteras!
Me miraba con la mano en la mejilla y ojos desorbitados, creo que por primera vez se empezaba a dar cuenta en donde se había metido, primero pensé que se venía a por mi, después que se marchaba corriendo y cuando finalmente se puso a cuatro patas, me di cuenta que ya podía hacer con él lo que me diera la real gana.
Rosy ni se había movido durante la discusión, Mercedes me miraba con un poco de miedo, le guiñe un ojo para tranquilizarla y le indique que le metiese el plug a Kike, ella iba empujando, él gruñía, pero la cosa avanzaba despacio y ya me estaba aburriendo de esperar.
— Sujeta el plug donde lo tienes ahora.
Me puse detrás de él, apoyé el talón en el plug y empuje, vaya que entró, pero de una vez y hasta el fondo, Kike aulló.
— Aaaaarrggghhh, me has roto el culo cabrón.
— Todavía no, pero como no hables con más respeto vas a tener que llevar pañales una temporada.
Le di una pala a Mercedes, me coloqué detrás de Rosy y ella detrás de Kike y empezamos la azotaina, no se qué efecto causa que te azoten cuando tienes un plug metido en el culo, pero Kike se quejaba con cada golpe, no tenía ganas de seguir escuchándole cogí las bragas de Rosy, hice una bola con ellas y se la metí en la boca.
Pronto el trasero de Rosy tenía un precioso color rojo, cuando le pasé la mano estaba ardiendo. Paré de darle, pero animé a Mercedes a que siguiese dándole a Kike unos cuantos azotes más.
Cuando me pareció suficiente le obligué a levantarse, lo empujé a un sillón y lo até, le dejé las manos atadas al respaldo y luego le subí las piernas a los brazos del sillón, atándole por las rodillas, quedó completamente inmovilizado y con el culo y los genitales bien expuestos.
— Ahora tú perrita, atiende a la señorita Mercedes.
Rosy se acercó a Merce y empezó a besarla suavemente en los labios, ella empezó a devolver los besos con timidez, pero cuando empezó a tocarle las tetas por encima del vestido se fue animando, en pocos segundos se estaban acariciando las dos mientras se comían la boca con ansia.
Rosy pronto le sacó el vestido a Mercedes, ya las dos desnudas se siguieron frotando y acariciando, cuando le empezó a acariciar el coño Mercedes gimió.
— La señora está muy caliente, dejé que su perrita la calmé.
La fue empujando hasta dejarla sentada en el sofá, entonces empezó a besarla, bajando por su cuerpo lentamente, le besaba el cuello, le mordisqueaba los hombros y seguía bajando, estuvo un buen rato acariciando sus tetas y mordiendo sus pezones mientras no dejaba de acariciarle el coño con una mano.
Mercedes estaba ya retorciéndose de gusto, cuando al final le separo las piernas y empezó a lamerle la cara interior de los muslos, se acercaba a su coño con una lentitud exasperante y cuando empezó a darle besitos Merce ya no se aguantó más y le apretó la cara contra su coño.
Rosy lamía, mordía, acariciaba, cuando apretó su lengua contra el clítoris y empezó a follarla con los dedos Merce ya jadeaba pidiendo más, eso envalentono a Rosy que le metió tres dedos follándola con fuerza, Mercedes estaba chorreando, cuando añadió un cuarto dedo y empezó a darle más rápido Merce se corrió berreando como una cerdita.
Yo la vi completamente derrengada en el sillón, también vi al perro atado y empalmado por lo que había estado viendo, seguro que si le desataba se iba a pajear como un mono, pero no era eso lo que tenía pensado para él.
Merce fue al baño a refrescarse, yo veía a Rosy lamerse los dedos con cara de viciosa, se le notaba orgullosa de haber conseguido que Mercedes se hubiese corrido de esa manera. Yo cogí una vela de la bolsa y la llamé.
— Ahora ven aquí, a ver qué sabes hacer con esa boca.
Ver acercarse a Rosy gateando casi daba miedo, me miraba con esos ojos de gata, la boca entreabierta pasándose la lengua por los labios, me desabrochó el cinturón, el botón de los pantalones y bajó la cremallera, lo hacía todo muy despacio, cuando bajó el pantalón y el slip ya tenía la polla como el mástil de una bandera.
Rosy empezó a pajearme con la mano, la movió arriba y abajo cinco o seis veces, luego me la fue lamiendo desde la base, me la mojaba con su saliva, me la meneaba, finalmente se la metió en la boca, chupaba despacio, aceleraba, se centraba en la punta o se la metía hasta el fondo de la garganta.
Verla mirándome con esos ojazos, con la boca llena de mi polla mientras me masajeaba los huevos, ponía a prueba mi resistencia, me dediqué a repasar la tabla del diecisiete para intentar aguantar más.
— Joder Rosy, que bien lo haces, ¿Cuántas pollas te has comido?
En ese momento saqué una vela de la bolsa y la encendí, sujeté la nuca de Rosy, empujándola hasta que su nariz chocó con mi pubis y empecé a dejar caer gotas de cera por su espalda.
Ella se retorcía, apenas podía respirar y notar las ardientes gotas caer sobre su cuerpo, le hacía contorsionarse, cuando tenía dos bonitos regueros de cera recorriendo su espalda apagué la vela y le saqué la polla de la boca.
Me arrodillé detrás de ella y se la metí hasta los huevos de un empujón, ella aguantó como pudo mientras intentaba recuperar la respiración, su coño ceñía mi polla como un guante y estaba lo suficientemente mojado para que se oyera como chapoteaba cada vez que se la metía.
Mercedes ya había vuelto y estaba cómodamente sentada en el sillón observándonos, se había puesto otra copa y la paladeaba con calma.
— Merce, mira como está de caliente el perro, juega con él, haz lo que quieras pero que no se corra.
Ella me miró con expresión divertida, sin soltar su copa se acercó al sillón donde seguía atado Kike.
Yo seguía follándome a Rosy, ahora ya jadeábamos los dos, la sujetaba por las caderas y empujaba hasta chocar con sus nalgas, menudo culo tenía la cabrona, tenía que probarlo rápido porque ya no iba a aguantar mucho más.
La saqué de su coño y separándole las nalgas apunté a su ojete, un empujón y tenía media polla dentro, a partir de ahí fue un mete-saca continuado, ella se había agarrado a los cojines del sofá, sabía usar su culo, lo movía al ritmo de mis empujones y lo usaba para apretarme la polla, la agarré del pelo forzándola a levantar la cabeza y le dí más fuerte todavía, cuando me empecé a correr, apretó su culo de tal manera que pensé que no iba a poder sacarla.
— Uuufff me has exprimido perrita.
— Uuuhhhmm sí, ¿Le ha gustado señor?
Después de semejante polvo, le perdoné la sonrisilla de suficiencia que tenía y le di un beso.
No sé que métodos usan las dominas para controlar el orgasmo de sus esclavos, pero Mercedes había encontrado su propia versión, pajeaba a Kike hasta que veía que se iba a correr y entonces le daba una palmada en los huevos, le dejaba descansar un momento y volvía a empezar, él tenía la cara cubierta de sudor y la miraba con cara de miedo. Tener a una mujer como Merce desnuda y arrodillada a tus pies mientras te pajea y tener miedo debe ser una sensación muy angustiosa.
Rosy y yo fuimos al baño a lavarnos un poco, en el escaso tiempo que estuvimos allí me pareció oír dos palmadas, cuando volvimos los cojones de Kike tenían un aspecto espectacular, juraría que estaban el doble de grandes que cuando le atamos al sillón.
— ¿Cómo está el perro?
Antes de contestar Merce le cogió las pelotas, las apretó un par de veces como calibrándolas, Kike gruño a través de las bragas que le llenaban la boca.
— Todavía puede aguantar.
— Vas a tener que dejar de jugar con él, tenemos que dormir que mañana nos vamos.
— Valeee ya termino.
Cuando dijo eso se metió la polla de Kike en la boca y empezó a chupar, el relajó la cara y pareció respirar más tranquilo, ella siguió chupando un poco más, cuando se la sacó de la boca cubierta de saliva la levantó y le dio una palmada que por la forma que sonó debió ser bastante fuerte.
Después de eso, desaté a Kike del sillón, le di su ropa y le acompañé a la puerta, después de agradecerle sus servicios, le regalé el plug que llevaba metido en el culo, me pareció una propina adecuada, la forma de andar que llevaba era un poco peculiar, el efecto de la mezcla del plug y sus doloridas pelotas, la noche iba a tardar en olvidársele.
Rosy se quedó a dormir con nosotros, podría fantasear diciendo que tuvimos una noche de lujuria y desenfreno los tres, pero la verdad es que fue meternos en la cama y quedarnos dormidos.
A la mañana siguiente nos despedimos de Rosy, la invitamos a venir a vernos cuando quisiera, no estábamos tan lejos y había demostrado ser una estupenda compañía.
Ya montados en el coche miré a Merce.
— Se acabaron las vacaciones ¿Qué tal han sido?
— Agotadoras. — Me miró, sonrió y se quedó dormida.
ATLAS
Muchas gracias a Morbo, Corsario JBWriter, Kitonu y Ninasharp por sus comentarios, ayuda y opiniones, también a los que me han contactado por Mail, la mayor satisfacción que se tiene es poder comunicarse con los lectores. Prometo contestar a todos tanto por aquí como por mail.